jueves, 19 de julio de 2018

PROVINCIAS ROMANAS


Egipto, tras la invasión romana y la muerte de Cleopatra, pasó a ser una provincia del Imperio romano, que comprendía la mayor parte del Egipto actual, exceptuando la península del Sinaí. La provincia de Cirenaica al oeste, y Judea (más tarde Palestina y Arabia Pétrea) al este, tenían frontera con Egipto. El área pasó a estar bajo el dominio romano en el año 30 a. C., tras la derrota de Cleopatra y Marco Antonio por Octavio (el futuro emperador César Augusto). Sirvió como el principal proveedor de trigo para el Imperio.


Los gobernantes romanos de Egipto[editar]

El Imperio romano bajo César Augusto
(31 a. C.-6 d. C.).
El primer procónsul de Egipto fue Cayo Cornelio Galo, quien conquistó el Alto Egipto con la fuerza de las armas, acabando allí con los últimos seguidores de los ptolomeos. El segundo prefecto, Elio Galo, recibiendo una orden de Augusto, dirigió una campaña contra los reinos nubios y otra para encontrar la Arabia Felix (Yemen). La campaña fue rápidamente detenida (25 a. C..) debido a las grandes pérdidas de tropas (romanos, hebreos y nabateos), debido al hambre y a la enfermedad. El tercer prefecto, Publio Petronio, despejó los descuidados canales de irrigación, estimulando un resurgimiento de la agricultura. Los kushitas, que era como los egipcios llamaban a los actuales sudaneses, aprovechando la debilidad de las fuerzas romanas en Egipto, invadieron la provincia egipcia de Baja Nubia, dirigidos por la reina Kandake Amanirenas, atacando y saqueando Elephantina y Philae. Desde allí, avanzaron hacia Tebas y derrotan a su guarnición romana, que se había instalado poco antes tras convertir Augusto el país en provincia. El historiador Estrabón informó que la Reina Kushita "esclavizó a los habitantes, y arrojó una estatua de César". El prefecto romano Publio Petronio fue enviado por Augusto a Nubia al mando de las legiones. Se encontró y derrotó a un ejército de Meroe y logró entrar en su capital, Napata, ciudad fundada por los faraones egipcios como la capital del Sur. Petronio siguió la lógica romana de pacificación –“crean desolación y la llaman paz”, dijo Tácito- y capturó a miles de nubios, destruyendo la ciudad, siendo sus habitantes esclavizados. Pero los kushitas no se rindieron y mandaron enviados para las negociaciones en la isla de Samos y al final concluyeron un tratado de paz cuyas condiciones les aseguraban la independencia plena, y no como país vasallo de Roma.
Entre el 23-24 d. C. los nubios irrumpieron allende la frontera, pero el gobernador Cayo Galerio logró expulsarlos, obligándoles a pedir la paz.
Del reinado de Nerón en adelante, Egipto gozó de una época de prosperidad que duró un siglo. Surgieron muchos problemas a causa de los conflictos religiosos entre griegos y judíos, especialmente en Alejandría, que después de la destrucción de Jerusalén en el año 70 llegó a ser el centro mundial de la religión y la cultura judías. Durante el reinado de Trajano hubo una serie de levantamientos judíos, que se extendieron a Egipto, teniendo como resultado la destrucción de gran parte de Alejandría, la expulsión de los judíos y la pérdida de todos sus privilegios, aunque volvieron pronto. Adriano, que visitó dos veces Egipto, fundó Antinoópolis en memoria de su amante Antínoo, que había muerto ahogado en el Nilo. Desde la época de su reinado en adelante se erigieron edificios en estilo grecorromano en todo el país.
Durante el mandato de Antonino Pío los abusivos impuestos originaron una rebelión (139) de los egipcios nativos, que fue suprimida después de varios años de lucha. Esta guerra causó gran daño a la economía y marcó el principio del descenso económico de Egipto. Avidio Casio, que dirigió las fuerzas romanas en la guerra, se proclamó emperador, y fue reconocido por los ejércitos de Siria y Egipto. Sin embargo, aunque se hizo con el control de las partes más importantes del este del Imperio —Egipto era una fuente clave de grano para Roma— Casio falló a la hora de saber extender su rebelión. El gobernador de Capadocia, Publio Marcio Vero, permaneció leal a Marco Aurelio. Claramente Marco se encontraba en una posición fuerte, con más legiones disponibles que las que tenía Casio. «Tras un sueño de imperio duradero por tres meses y seis días», Casio fue asesinado por un centurión; su cabeza fue enviada a Marco, que la rechazó y ordenó su entierro. Una rebelión semejante estalló en 193, cuando Pescenio Níger fue proclamado emperador a la muerte de PertinaxSeptimio Severo, que también había sido proclamado emperador por las tropas del danubio, marchó inmediatamente al Este y aplastó al indisciplinado ejército de Níger. La batalla decisiva tuvo lugar en Issos, en la primavera de 194. Durante su reinado, en el año 202, Egipto fue reorganizada como una provincia autónoma con derecho a fundar sus propias instituciones.
Moneda de "Adrianvs" inscrita con "AEGYPTOS".
Caracalla (211-217) promulgo en el año 212 el Edicto de Caracalla, por el cual otorgaba la ciudadanía romana a todos los egipcios, en común con otras provincias, dicha medida, aconsejada por el deseo de acrecentar la unidad política del Imperio y de elevar los ingresos fiscales, dio un gran impulso a la romanización, al dejar al margen de la ciudadanía solo a las poblaciones rurales y a los bárbaros instalados en las fronteras. En mayo de 215, durante sus campañas en el este, levantó su campamento en Alejandría y visitó la tumba de su ídolo (Alejandro Magno). Tras la propagación de una sátira del asesinato de Geta de que había sido ejecutado presuntamente en defensa propia, los legionarios de Caracalla devastaron la ciudad y asesinaron a miles de ciudadanos inocentes. Este hecho impulsó de nuevo el odio contra el emperador.
Bajo Decio, en 250, otra vez los cristianos sufrieron persecución, pero su religión continuó propagándose. El prefecto de Egipto, en 260Musio Emiliano, apoyó la rebelión de los Macrianos contra Galieno (260-261). Autoproclamándose emperador en 261, siendo derrotado en 262.
En 269 Zenobia, la reina de Palmira, conquistó momentáneamente Egipto, pero lo perdió cuando Aurelianoaplastó su rebelión contra Roma.
Aureliano, artífice de la liberación, tuvo que aplastar la revuelta de un comerciante griego en Alejandría, Firmo, que adquirió el carácter de verdadera guerra civil, y que fue duramente reprimida por el emperador. También Probo castigó durante su reinado otra sublevación alejandrina, demoliendo sus murallas
Casi tres décadas después Egipto, casi siempre fiel al gobierno central, rompió sorprendentemente esta actitud al proclamar a dos antiemperadores, Lucio Domicio Domiciano y Aquileo, lo que obligó a Diocleciano a intervenir personalmente en la primavera del 297, sometiendo a Alejandría a un largo asedio de ocho meses que acabó con está tomada y saqueada por sus tropas (victoria conmemorada por el llamado «Pilar de Pompeyo»). Se dice que tras la capitulación de la ciudad, Diocleciano ordenó que la carnicería continuara hasta que la sangre llegara a las rodillas de su caballo, librando a los alejandrinos de la muerte la caída accidental de este, al resbalar en un charco de sangre.
Además hubo en el período varios terremotos virulentos. El del 21 de julio de 365 fue particularmente devastador. Según las fuentes, hubo 50.000 muertos en Alejandría, y el equipo de Franck Goddio del Institut Européen d´Archéologie Sous-Marine, ha encontrado en el fondo de las aguas del puerto cientos de objetos y pedazos de columnas que demuestran que al menos el veinte por ciento de la ciudad de los Ptolomeos se hundió en las aguas, incluyendo el Bruchión, supuesto enclave de la Biblioteca.

El cristianismo[editar]

Icono donde se representa a Mercurio di Cesarea matando al emperador romano Flavio Claudio Juliano. Iglesia de San Mercurio. El Cairo.
Sus comienzos son muy oscuros. La tradición hablaba de una predicación de San Marcos en Alejandría. No obstante, los primeros testimonios fidedignos los tenemos en un minúsculo fragmento sobre papiro del Evangelio de San Juan, escrito quizá entre el 120 y el 130. Alejandría en el s. II contó con un obispo, Panteno, y una escuela catequística que desde comienzos del s. III dirigió Clemente (160-215), un converso posiblemente oriundo de Atenas y en cuyos escritos se utiliza todo el legado de la filosofía y la técnica literaria antiguas para interpretar el cristianismo. La más grande figura de la iglesia alejandrina fue Orígenes (185-253), quien se consagró al ascetismo y a la catequesis, y del que se conservan algunas obras. La misma persecución que mató a Orígenes, la del emperador Decio, fue también la causa de una profunda escisión entre cristianos que habían sacrificado y los que no (se conservan papiros que contienen certificados de sacrificio expedidos a nombre de aquel que lo había realizado). También por aquellos años surgió en Egipto el movimiento anacoreta. El primer cristiano egipcio en retirarse al desierto fue Pablo de Tebas, “educado en las letras griegas y egipcias”, que se instaló allí durante la persecución, aunque fue Antonio, hacia el 270, quien difundió el nuevo estilo de vida. Después vendría el monasticismo de Pacomio en la primera mitad de la tercera centuria, que estableció comunidades ascéticas de monjes y monjas sometidas en monasterios a unas reglas. Macario o Pegol extendieron otras comunidades semicenobíticas con reglas propias. Cuando finalizó la persecución de Diocleciano la iglesia egipcia entró en una época de disputas, agravadas a partir del Concilio de Nicea (324). La ortodoxia de Nicea se conciliaba mal con la pluralidad teológica del mundo oriental, especialmente el egipcio. Los obispos ortodoxos eran excepción en Oriente y el caso de la sede aejandrina, con su obispo Atanasio, depuesto por dos veces por un concilio provincial, es paradigmático. El Edicto de Tesalónica(380) a favor de la doctrina católica, aunque reforzaba la autoridad del obispo de Alejandría, Pedro, sucesor de Atanasio, no encontró tampoco una buena aceptación en un clero heterodoxo. Con la legislación impuesta por Teodosio que prohibía los sacrificios y la entrada a los templos paganos (391) el comportamiento cristiano fue especialmente agresiva, con una oleada de destrucciones, incluido el templo de SerapisCirilo, el patriarca de Alejandría, expulsó a los judíos de la ciudad mientras Hipatia, la filósofa neoplatónica, fue asesinada por cristianos. De ahora en adelante muchos antiguos templos fueron convertidos en centros monásticos (Dayr Al Medinah y Dayr Al Bahari en Tebas) o en iglesias (templo de Ramses II Medinet Habu, de Amenhotep III en Luxor o de la diosa Hathor en Dendera). Las comunidades de monjes inundaron el país, con 40 monasterios y conventos y 30.000 monjes y monjas. No obstante, las disputas internas nunca cesaron. Egipto se convirtió en el centro del monofisismo. El concilio de Calcedonia (451) intentó acabar con la corriente provocando como reacción una matanza de sus miembros en Alejandría. El país se escindió, con dos patriarcados, uno que representaba la ortodoxia de Constantinopla y otro el credo monofisita, mayoritario entre los egipcios, que pronto se transformó en una iglesia nacional, la copta. Este nombre derivada del árabe quibt, procedente del kyptaios, palabra egipcia procedente del greco-romano Aegyptus.

Egipto romano tardío (siglos IV-VI)[editar]

El siglo IV también vio la fundación de Constantinopla como una nueva capital para el Imperio Romano, y la división del mismo en dos, con Egipto encontrándose en el Imperio de Oriente con capital en Constantinopla. El latín, nunca bien establecido en Egipto, jugaría un papel cada vez menor con la continuación del griego como la lengua dominante del gobierno y la erudición. Durante los siglos V y VI del Imperio romano de Oriente, hoy conocido como Imperio bizantino, poco a poco se transformó en un estado completamente cristiano cuya cultura difiere significativamente de su pasado pagano y se fundó la diócesis de Egipto.
La caída del Imperio de Occidente en el siglo V aisló aún más a los romanos egipcios de la cultura de Roma y aceleró el crecimiento del cristianismo. El triunfo del cristianismo llevó a un virtual abandono de las tradiciones faraónicas: con la desaparición de los sacerdotes y sacerdotisas que oficiaban en los templos egipcios, nadie podía leer los jeroglíficos del Egipto faraónico, y sus templos fueron convertidos en iglesias o abandonados al desierto.
El Imperio de Oriente se tornó cada vez más "oriental" en estilo ya que sus vínculos con el viejo mundo grecorromano se desvanecieron. El sistema griego de los gobiernos locales por los ciudadanos había desaparecido totalmente. Las oficinas, con nuevos nombres bizantinos, fueron casi hereditarias en las ricas familias terratenientes. Alejandría, la segunda ciudad del imperio, continuó siendo un centro de controversia religiosa y violencia.
Cirilo, el patriarca de Alejandría, expulso a los Judíos de la ciudad en el año 415, en respuesta a la supuesta masacre de la noche de los Judíos "de muchos cristianos". El asesinato de la filósofa Hipatia en marzo de 415 marcó el final definitivo de la cultura helénica clásica de Egipto. Otro cisma en la Iglesia produjo una guerra civil prolongada y alienó a Egipto del Imperio.
La nueva controversia religiosa nació sobre la naturaleza de Jesús de Nazaret. La cuestión era si tenía dos naturalezas, humana y divina, o una combinada (de su humanidad y divinidad). Esto puede parecer una distinción arcana, pero en una era intensamente religiosa fue suficiente para dividir un imperio. El Miafisismo, esta polémica surgió después del Primer Concilio de Constantinopla en el año 381 y continuó hasta el Concilio de Calcedonia en el año 451, afirma que en Jesucristo existe una sola naturaleza unida, divina y humana junta, el Nestorianismo que considera a Cristo radicalmente separado en dos naturalezas, una humana y una divina y el Monofisismo que sostiene que en Jesús solo está presente la naturaleza divina, pero no la humana.
Muchos Monofisistas afirmaron que fueron mal interpretados, que no había realmente ninguna diferencia entre su posición y la posición de Calcedonia, y que el Concilio de Calcedonia falló en contra de ellos debido solo a motivaciones políticas. La Iglesia de Alejandría se separó de las Iglesias de Roma y Constantinopla sobre este tema, así nació la Iglesia ortodoxa copta de Alejandría, que sigue siendo una fuerza importante en la vida religiosa egipcia hoy día. Los focos Egipto y Siria permanecieron de sentimiento Monofisista, y la resistencia organizada a la vista de Calcedonia no se suprimió hasta los 570.
Egipto, sin embargo, siguió siendo un importante centro económico para el Imperio, suministrando gran parte de los productos de su agricultura e industria, además de seguir siendo un centro importante de cultura. Sería el abastecedor de las necesidades del Imperio bizantino y del Mediterráneo en su conjunto. El reinado de Justiniano(482-565) vio el Imperio recapturar Roma y gran parte de Italia de los bárbaros, pero estos éxitos dejaron el flanco oriental del imperio al descubierto. El "Granero" del imperio ahora carecía de protección.

Invasión persa (619 d. C.)[editar]

La conquista persa de Egipto, comenzada en el año 617 o 618, fue uno de los últimos triunfos sasánidas en las guerras romanas-persas contra Bizancio. Cosroes II había comenzado esta guerra en represalia por el asesinato del emperador Mauricio (582-602) y había logrado una serie de éxitos tempranos, que culminaron con la conquista de Jerusalén (614) y Alejandría (619).
Una contraofensiva lanzada por el emperador bizantino Heraclio en la primavera de 622 cambió la ventaja, y la guerra llegó a su fin a la caída de Cosroes el 25 de febrero 628. El hijo y sucesor de Cosroes, Kavadh II Seroe (Seroy), que reinó hasta septiembre, llegó a la conclusión de un tratado de paz con el compromiso de regresar los territorios conquistados por los sasánidas al Imperio romano de Oriente.
La conquista persa permitió el monofisismo resurgir abiertamente en Egipto, y cuando el dominio imperial fue restaurado por el emperador Heraclio en el año 629, los Monofisitas fueron perseguidos y su patriarca expulsado. Egipto estuvo así en un estado de alienación religiosa y política del Imperio, cuando un nuevo invasor apareció.

Conquista árabe (639-646 d. C.)[editar]

Un ejército de 3.500 árabes liderados por Amr ibn al-As fue enviado por el califa Umar, sucesor de Mahoma, para extender el dominio islámico en el oeste. Los árabes cruzaron a Egipto desde Palestina en diciembre de 639, y avanzaron rápidamente en el delta del Nilo. Las guarniciones Imperiales se retiraron a las ciudades amuralladas, donde se defendieron con éxito durante un año o más.
Los árabes enviaron refuerzos, y en abril de 641 capturaron Alejandría. Los bizantinos reunieron una flota con el objetivo de recuperar Egipto, y tomaron de nuevo Alejandría en 645. Los musulmanes volvieron a tomar la ciudad en 646, completando la conquista musulmana de Egipto. Así terminaron 975 años de gobierno greco-romano sobre Egipto.

Organización[editar]

Administración romana de Egipto[editar]

El Egipto romano estaba dividido en unas treinta unidades administrativas llamadas “nomos”, heredando así el clásico sistema territorial egipcio que también habían mantenido los ptolomeos. Cada uno de los nomos contaba con un gobernador o “strategos”, nombrado por el prefecto o gobernador de Egipto. Entre el gobernador de un nomo y el prefecto de Egipto como provincia romana se encontraban cuatro administradores regionales, conocidos como epistrategoi. Asimismo, el prefecto no gobernaba Egipto de forma autoritaria, sino que era ayudado por procuradores encargados de las finanzas, y por otro tipo de funcionarios.
Roma determinó la creación en Egipto de tres distritos principales, frente a los dos tradicionales (Alto y Bajo): el Delta, con capital en Alejandría; los “Siete Nomos y Arsinoe”, en el Egipto Medio, con capital en Menfis; y la Tebaida, en el Alto Egipto, con capital en Thebas.
Cada uno de los nomos tenía una capital o metrópolis, la sede del gobierno local. Durante los dos primeros siglos de nuestra era, los nomos y sus metrópolis disfrutaron de un escaso autogobierno; pero en 200 d.C. Septimio Severo ordenó la creación de consejos ciudadanos en cada nomo, un paso hacia la conversión de las metrópolis en municipia (en esencial un municipium era un municipio con autogobierno). No obstante, esto produjo un considerable resentimiento, pues con una mayor responsabilidad vino aparejada una mayor carga financiera para quienes ostentaban cargos.
La reformas administrativas del Bajo Imperio afectaron poco a Egipto. Diocleciano adscribió el país a la diócesis de Oriente, pero poco después formó una diócesis propia unida a Lybia. Además, se crearon tres provincias que reproducían la antigua división en epistrategias: Augustamnica con capital en Alejandría; Arcadia en Menfis; y Thebais en Coptos.

Economía[editar]

En la economía de Egipto existen tres aspectos relacionados entre sí. El más importante es la producción económica del valle del Nilo y el delta. La fecundidad de Egipto era bien conocida y la ciudad de Roma confiaba mucho en los barcos de grano alejandrinos para alimentar a su nutrida población. Una segunda faceta es la extracción de mineral, centrada en gran parte, pero en modo alguno de forma exclusiva, en el Desierto Oriental. Aquí se llevaba extrayendo oro desde la época faraónica, pero durante el Período Romano también fue una fuente de piedras exóticas como el granito del foro y el pórfido imperial. El granito rojo de Asuán posee una larga historia de extracciones y no resulta sorprendente que fuera una de las principales piedras decorativas utilizadas por los romanos. El tercer aspecto de la economía es el papel representado por Egipto en la articulación del comercio romano. Evidentemente, Alejandría fue una de las grandes ciudades comerciales del mundo antiguo, pero la posición de Egipto es única, con acceso tanto al Mediterráneo como al mar Rojo, que a su vez conduce al océano índico y más allá. De modo que el país tuvo un papel destacado en el comercio de Roma con Oriente, con la India en concreto, a través de la cual se entró en contacto con Malasia y posiblemente incluso con China. Había tres categorías de trabajadores a tiempo completo: los paidaria, los oiketai y los metramatiaioi. Las dos primeras categorías parecen haber estado empleadas de por vida y quizá se les proporcionaba alojamiento gratis; mientras que los metramatiaioi eran aldeanos independientes contratados para trabajar durante un número variable de años. Los trabajadores casuales procedían de entornos muy diferentes, en ocasiones de fuera del poblado. El suministro de grano desde las zonas de cultivo hasta los almacenes de Alejandría era una operación cuidadosamente regulada. El transporte era realizado por el sitologos (funcionario del grano), ayudado por el antigrapheus (administrativo) y un asistente financiero.

El ejército romano en Egipto[editar]

Al igual que en las demás provincias del imperio, el principal agente que controlaba la provincia egipcia era el ejército romano. Las tareas que se llevaban a cabo eran variadas, aunque la más importante sin duda era la defensa del territorio, para evitar que fuera conquistada por potencias extranjeras, o para evitar rebeliones de la población egipcia. El ejército romano que vivía en Egipto también tenía un destacado papel en las campañas militares que se llevaban a cabo en el Próximo Oriente: se sabe que participó en la anexión de Arabia (año 106), en la guerra contra los partos de Trajano, o las guerras judeo-romanas del siglo I y II.
La ciudad de Alejandría era, sin duda, la principal base militar romana en Egipto. Esto tiene una doble causa: mantener la paz interna de la mayor ciudad de Egipto y evitar que fuera conquistada o atacada por alguno de los enemigos del Imperio romano. Al menos por lo que se cree, el ejército romano también se implicó en otras muchas actividades: la supervisión de los barcos cargados de grano que descendían por el río Nilo hasta Alejandría, la protección de los cobradores de impuestos mientras realizaban su trabajo (personajes muy impopulares), llevar suministros y supervisar las tareas de minería y extracción de piedras en el desierto.

Guarnición en el Alto Imperio[editar]

Se ha estimado que para los tres primeros siglos del Imperio, la guarnición de Egipto la formaban apenas 20.000 ó 23.000 soldados. Con Augusto, a partir del año 30 a. C., quedan estacionadas tres legiones en Egipto: la III Cyrenaica, la XXII Deiotariana y una tercera cuyo nombre se desconoce, quizás la XII (Fulminata). Esta última sale de Egipto poco después del año 6 según algunos autores o ya en época de Tiberio, para consolidar la hegemonía militar en la recién conquistada Siria, guarneciéndola con tres legiones. Las otras dos quedaron instaladas en Nicopolis, en el Delta, a cinco kilómetros al este de Alejandría. En el año 63 vino a sumarse la XV Apollinaris. Esta legión venía de luchar en la guerra pártica de los años 58-63 y llegó al puerto de Alejandría para reforzar la guarnición de Egipto durante cuatro años hasta que pasó a Judea para combatir la primera guerra judeo-romana. Este movimiento táctico indica una tendencia que se confirmaría las décadas siguientes: utilizar a las legiones de Egipto para combatir en los frentes de guerra abiertos más al oriente, particularmenteen Arabia y Judea.
Así lo vemos en Petra, capital del vecino reino nabateo, tomada por destacamentos de la legión III Cyrenaica, en el año 106. Se conservan inscripciones con su nombre en el siq o desfiladero que conduce a la ciudad de Petra. Poco después, en 123 toda la legión III Cyrenaica es trasladada a Bostra, la capital de Arabia (al sur de la Jordania actual). Hacia 135 la legión XXII Deiotariana sale de Egipto para no regresar jamás.
A la desguarnecida provincia de Egipto llegó entonces la II Traiana, la única unidad legionaria acantonada en esa provincia hasta el imperio de Diocleciano, y aún después.

Guarnición en el Bajo Imperio[editar]

Para este periodo las fuentes para el estudio del ejército romano en Egipto son, en primer lugar, las arqueológicas. Tienen una importancia capital las excavaciones que han sacado a la luz los campamentos que se multiplican a partir de la reforma militar de Diocleciano, concluida por Constantino, que supuso la reorganización de todas las legiones. El reinado de Diocleciano marca la inflexión entre Alto y Bajo Imperio en el concepto de defensa y estrategia del Imperio. En esencia la reforma consistió en formar legiones de unos 3000 hombres (en lugar de los 5500 con que contaban aproximadamente las legiones altoimperiales), resultando por tanto un número mayor de legiones, en proporción al mayor número de nuevas provincias resultantes tras las subdivisiones territoriales llevada a cabo por el propio Diocleciano.
Desde el punto de vista estratégico la reforma permitía en situar las legiones en las fronteras, empeñadas en la continua defensa del limes, al tiempo que unidades de nueva creación constituidas por tropas de élite eran las encargadas de la defensa del palacio, de la persona del emperador, y de ejército su ejército «en movimiento».
Estos acompañantes de séquito son los comitatenses, y este grueso de ejército es conocido con el nombre genérico de comitatus. Las reformas militares y administrativas, naturalmente, afectaron también a Egipto.
Diocleciano había hecho retroceder la frontera meridional de Egipto hasta la primera catarata, poniendo distancia con el territorio de los blemios que hostigaban la frontera.
Diocleciano dividió Egipto en tres provincias, con nuevas guarniciones: a) (Aegyptus) ThebaidaLegio I Maximiana + Legio II Flavia Constantia, ambas con guarnición en Luxor; b) (Aegyptus) Iovia: Legio II Traiana fortis + la nueva Legio III Diocletiana. c) (Aegyptus) Herculea: destacamentos de dos legiones danubianas, la V Macedonica + la XIII Gemina.
En efecto, éste era un ejército nuevo, pues se dividieron antiguas guarniciones legionarias, se crearon nuevos destacamentos, y nuevas unidades auxiliares; y se transformó el concepto de estrategia, abandonando el papel del ejército como fuerza estática disuasoria, para ejercer un papel nuevo, de tipo policial y fiscal, si damos crédito a la antigua hipótesis de D. van Berchem, aunque quizás ese papel policial y recaudador haya que retrasarlo unos años, a partir del 293.
Ese año es crucial. Se instaura la tetrarquía. Diocleciano, que gobierna en Oriente, nombra César a Galerio. Éste muy pronto (en diciembre de 293) recibe el encargo de marchar a Egipto para sofocar unas revueltas surgidas en Busiris y Coptos, importantes encrucijadas caravaneras del Alto Egipto. Las victorias le permite incorporar a su titulatura honorífica los sobrenombres de Aegyptiacus maximus y de Thebaicus maximus, aunque no lo hará hasta el 305 en que alcanza la dignidad de Augusto, aunque antes (en 298-299) había hecho acuñar en Alejandría una serie de monedas en cuyos reversos se pone la leyenda CONCORDIA MILITVM.
La imagen muestra a Galerio en traje militar recibiendo del mismo Júpiter una Victoria posada sobre un globo terráqueo, metáfora explícita de las aspiraciones del César a un poder universal con el placet divino.
Desde el punto de vista arqueológico el Egipto «de Diocleciano» es absolutamente excepcional, pues a partir de 287/288 se inicia un vasto programa de construcción de campamentos en Egipto, dentro de otro programa aún más amplio cuya finalidad era proteger las fronteras del Imperio. Parece que existe consenso en considerar el campamento de Dyonisias el modelo a imitar. Los más parecidos son los fuertes de Tell el-Herr, en el Delta oriental, y el de Mehendi en Nubia. El programa recalifica ciudades ya bien guarnecidas, como Coptos, que es rebautizada hacia 295 con el nombre de Potecoptos y convertida en un fuerte militar.
Mientras Diocleciano guerreaba en Persia, se extendió por Egipto una revuelta generalizada que fue aprovechada por Lucio Domicio Domiciano, y su corrector Aurelio Aquíleo, para asaltar el trono. Este intento de usurpación ha sido fijado por unos en 296-297 y por otros en 297-298. La rebelión fue atajada por el propio Diocleciano, aunque no fue fácil. El historiador Eutropio habla de 8 meses de asedio a la ciudad de Alejandría. Con la ciudad no cayeron sólo los asediados sino que el orden institucional volvió a todo el país del Nilo.
La reforma territorial administrativa de Diocleciano en Egipto no influyó a corto plazo en las funciones que hasta entonces había tenido la legión II Traiana, salvo en el hecho de que sus efectivos quedaron muy mermados en el país del Nilo. Contingentes de la legión se documentan a comienzos del siglo IV en Hermunthus, Apollinopolis Superioris, Ptolemais y Tentyra, en la recién creada provincia egipcia de Tebaida Prima. Su misión es de tipo policial: vigilancia de las fronteras y de las rutas comerciales que conectan el Nilo y los puertos del Mar Rojo.
Tras la muerte de Teodosio I, el limes Aegypti tiene una nueva remodelación.
Hacia el año 400 Egipto como provincia de frontera está formado por tres provincias de menor tamaño que las dioclecianeas, pues se renuncia a las regiones históricas del Alto Egipto, así como las adyacentes Lybias Duas, situadas al occidente del Delta. El nuevo territorio administrativo y militar de Egipto queda así: a) Egipto propiamente llamado (Aegyptus): el delta occidental b) La Augustamnica: el delta oriental. c) La Arcadia: el «Egipto Medio» La remodelación territorial exige la adecuación de la legión II Traiana, que se divide en dos contingentes, en la provincia de Aegyptus: uno a las órdenes del comes limitis Aegypti, acuartelado en Parembole, y el otro, a disposición del Dux Thebaidos, tenía su base en Apollinopolis Superioris, en la provincia de Tebaida Prima, superponiéndose al sector guarnecido por la legión tardoimperial III Diocletiana.
Un documento excepcional para conocer el reparto de tropas en esta época es la Notitia Dignitatum, que refleja, como para otras partes del Imperio, una foto-finish del poder militar romano en la provincia, aportando el nombre las tropas y la ubicación de sus fuertes, y en consecuencia informando de los puntos estratégicos.

La religión en Egipto durante el periodo romano[editar]

1) Los dioses griegos y egipcios: Esta temática es, sin duda, una de las más difíciles de estudiar y comprender a nivel histórico. Las características propias de la religión egipcia, y su sincretismo a partir del periodo helenístico, es uno de los principales factores que explican esta dificultad de estudio. De este modo, los griegos en Egipto identificaron a sus propios dioses con el panteón egipcio: Horus fue equiparado con ApoloThoth con HermesAmón con ZeusHathor con AfroditaTaweret con Atenea… Además, encontramos que, a partir del periodo ptolemaico, se inventaron algunos nuevos dioses, como Serapis, por lo que todo en su conjunto es fácilmente confundible para el historiador que quiera investigar esta temática en este periodo concreto.
Una mención especial dentro de la vida religiosa del Egipto romano popular merece la magia, que era una práctica cotidiana para cubrir todo tipo de necesidades y que se conservaba en los llamados papiros mágicos, repletos de conjuros.
Del mismo modo que la religión egipcia del periodo romano es una continuación cultural de la religión tradicional, la arquitectura religiosa también fue una continuación de lo construido en épocas dinásticas o helenísticas. Una de las pocas excepciones que podríamos mencionar para este caso son los Paneion, los puntos de culto en el desierto dedicados al dios Pan, introducido en Egipto durante el periodo helenístico.
3) La llegada del cristianismo:
Desde mediados del siglo I aparece una nueva creencia religiosa en Egipto, el cristianismo, y lo hace a través de la ciudad de Alejandría, desde la cual se iría extendiendo al resto del país. El problema con el cristianismo es que era desde sus inicios una religión poco transigente con las demás que existían en Egipto, por lo que buscaban convertir a creyentes de Ra en creyentes de las palabras de Jesús. Dos siglos después, este choque entre el cristianismo y las demás religiones egipcias era constante, por lo que, antes del establecimiento del cristianismo como religión oficial del imperio romano, comenzaron a darse algunas persecuciones en contra de los cristianos. La más importante de ellas quizá fue la emprendida por Diocleciano a partir del año 303.

Titulatura egipcia de los emperadores romanos[editar]

Los sacerdotes egipcios grabaron, en escritura jeroglífica, los títulos de los emperadores romanos que ornamentaron o ampliaron sus templos, como los situados en DenderaEsna y la isla de File.
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Titulatura común
Autokrator - Kaysars
Emperador - César

Dinastía Julia-Claudia[editar]

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César Augusto
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Rey de reyes, Emperador, amado de Isis y Ptah
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Kaius Kaisars Germánicus, anjdyet
Cayo César Germánico, sempiterno
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Claudio
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Nerón - Nerón Claudio
Nota: Las letras 'R' y 'K' representan el sonido de los jeroglíficos que no se encuentran en la base de datos del programa WikiHiero.

Cuatro emperadores[editar]

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Vespasiano
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Vespasiano

Dinastía Flavia[editar]

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Tito
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Vespasiano Augusto
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Emperadores antoninos[editar]

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Trajano Hadriano, sempiterno
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Marco Aurelio
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Aurelio Antonino
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Lucio Vero
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Lucio Aurelio
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Cómodo
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Aurelio Cómodo

Dinastía de los Severos[editar]

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Septimio Severo
Sauryba netyju
Severo Augusto
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Caracalla
Antoninus netyju
Antonino Augusto
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Antonys netyju
Antonino Augusto
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Geta
Getas netyju
Geta Augusto
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Macrino
Macrynus netyju
Macrino Augusto
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Diadumeniano
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Diadumeniano

Crisis del siglo III[editar]

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Filipo el Árabe
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Filipo Augusto
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Decio
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Decio Augusto
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Valeriano
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Ilirios[editar]

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Probo
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Probo

Tetrarcas[editar]

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Maximiano
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Aulyres Maaians
Maximino
Nota: La letra 'M' es el jeroglífico Egyptian-M.png (que no se encuentra en la base de datos del programa WikiHiero)

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