El altar fue uno de los pocos monumentos permitidos en el interior del Ágora y sirvió como hito cero o centro de la ciudad.
5
6
Heródoto, el historiador del
siglo V a. C., dice que la distancia desde
Heliópolis (
Egipto) al mar es similar a la distancia desde el Altar de los Doce Dioses al templo de Zeus Olímpico en
Pisa (Grecia).
7
Era célebre en la antigüedad como asilo y refugio de suplicantes. Por ejemplo, en
519 a. C., los embajadores de la ciudad de
Platea solicitaron ayuda a
Atenas contra
Tebas en este altar.
8 De igual modo, en el año
431 a. C., como resultado de acusaciones de malversación de fondos públicos que implicaban a
Pericles y a
Fidias, algunos ayudantes de Fidias se sentaron como suplicantes ante el altar.
9 Y, poco antes de su ejecución en Atenas (circa
355 a. C.), el general ateniense
Calístrato de Afidnas se refugió en él.
10
Descripción[editar]
La ubicación exacta del altar, dentro del ágora, no está especificada en las fuentes antiguas. No obstante, las excavaciones de
1891 y
1934 (la excavación estadounidense del Ágora) indican el sur de la
vía férrea Atenas-
El Pireo (
ISAP), donde se produjo el hallazgo de la esquina suroeste de la pared del recinto del altar, bajo los estratos
bizantino y
romano.
11 Sobrevive la base de mármol para una estatua de bronce, con una inscripción que dice:
5
Leagros, hijo de Glaukon, dedicó esto a los doce dioses.
Otros restos del altar fueron descubiertos por arqueólogos griegos en
2011, cuando las vías del tren fueron retiradas temporalmente por obras de mantenimiento.
12 Después de una disputa legal, el altar fue enterrado de nuevo en agosto de
2011.
13
Sobre el altar hay una dedicatoria, que puede datarse entre
490 y
470 a. C.
La tipología del edificio no era la de un templo, sino que probablemente era el
altar de un templo. Se cree que su referencia de culto fue el
templo de Atenea,
4aunque otra posibilidad es que
Zeus y
Atenea fueran venerados por igual en este lugar.
5
El altar era un edificio rectangular en forma de U que se elevaba sobre un gran
podio, al cual se accedía a través de una escalinata monumental. Tenía dos niveles: el inferior, formado por un muro continuo donde se representó el friso de la Gigantomaquia, y el superior, constituido por una doble fila de columnas de
orden jónico. La escalera quedaba cerrada por dos cuerpos laterales que avanzaban hacia el frente del edificio. Al acceder al interior se atravesaba otra doble columnata jónica hasta llegar a un patio cerrado donde se hallaba el
altar de los
sacrificios. Las dimensiones originales del altar eran de 69 metros de longitud, 77 metros de anchura y 9.70 metros de altura. La parte que se conserva mide 36.44 metros de ancho por 34.30 metros de profundidad, y la escalera frontal tiene una anchura 20 metros.
1
El 30 de septiembre de
2014 se cerraron casi todas sus salas para reformarlas.
7Se calcula que los trabajos de acondicionamiento se prolongarán aproximadamente cinco años. Se espera que las salas principales estén ya habilitadas en 2019, entre ellas la del altar. Se estima que el Museo de Pérgamo será de nuevo completamente accesible para los visitantes en 2025/26.
Maqueta de la acrópolis de Pérgamo del
siglo II a. C.que incluye los añadidos romanos. El altar se sitúa en una terraza cercana al centro, con su escalinata mirando a la izquierda (oeste).
Museo de Pérgamo,
Berlín.
Pérgamo fue la capital de los
atálidas y una de las ciudades más importantes de los reinos
helenísticosque se desarrollaron tras la muerte de
Alejandro Magno. Los reyes que le sucedieron ordenaron construir notables monumentos como símbolo de su poder, inspirados por las grandes ciudades de la
época clásica.
Sin embargo, al contrario que en las urbes griegas, Pérgamo se situaba en el centro de un gran reino y por lo tanto no era solo una unidad en sí misma, sino el lugar donde se concentraba el poder económico y político de toda una región, lo cual explica su urbanismo, menos funcional pero más monumental. Esta carrera hacia una arquitectura grandiosa se inscribe en un contexto de rivalidad política e intelectual entre las grandes ciudades helenísticas, principalmente con la capital de los
Ptolomeos,
Alejandría. Así, el altar pudo haberse considerado como el reflejo de la imponente cultura filológica y mitológica mantenida por los sacerdotes y letrados de la corte de los atálidas.
Construida sobre una altitud de 335 metros, la ciudad es la superposición de tres villas, unidas entre sí por medio de escaleras con
belvederes y terrazas elevadas sobre pórticos de dos plantas. En la ciudad alta se emplazaban los edificios administrativos y cívicos: el
ágora, el
palacio, el
arsenal, la
biblioteca, el
teatro, los
templos de
Dioniso y de
Atenea Polias y el gran altar. En la zona media se localizaban un magnífico
gimnasio, los templos de
Deméter y de
Hera Basileia y el
pritaneo. La villa baja constituía el núcleo comercial.
La ciudad, además de ser un logro arquitectónico, se situaba en el centro de una rica región dedicada al
trigo, a la
vid y a la
ganadería. La industria estaba diversificada, siendo sus productos principales los
perfumes, los paños finos y los
pergaminos. Su biblioteca rivalizaba con la de
Alejandría, con unos 200 000 volúmenes, y el palacio real albergaba una gran colección de escultura. Además, era célebre por su escuela de
oratoria y sus talleres escultóricos, y sus
artistas dionisíacos hacían de la urbe el principal centro de arte dramático.
9
Fecha de construcción del altar[editar]
Cabeza esculpida a tamaño mayor que el real de
Atalo I, inicios del reinado de
Eumenes II.
La
datación del altar es motivo de controversia. Se sabe que fue construido durante el
siglo II a. C., puesto que uno de los fragmentos de una
dedicatoria tiene la inscripción ΒΑΣΙΛΙΣΣ (Α), es decir, «reina». La palabra se refiere casi con seguridad a Apolónide, esposa de
Atalo I y madre de
Eumenes II y de
Atalo II. Puesto que no se conoce ningún epitafio común a Atalo I y a Apolónide, se supone que fue nombrada reina madre. De hecho, Eumenes II y Atalo II son denominados habituralmente los «hijos del rey Atalo y de la reina Apolónide». El gran altar podría entonces datarse en una fecha posterior a
197 a. C., año de la muerte de Atalo I. A partir de varias piezas de cerámica encontradas en la cimentación, los expertos han estimado que la construcción se habría realizado hacia
168 o
166 a. C., fecha del fin de la guerra contra los
gálatas. Sin embargo, se admite por lo general que la decisión de iniciar el proyecto se sitúa al principio del reinado de Eumenes II, tras la
paz de Apamea de
188 a. C., periodo en el cual el reino de Pérgamo estaba en su máximo apogeo. Se ignora cuanto tiempo duraron los trabajos de construcción. Es probable que la Gigantomaquia fuese realizada en primer lugar, si se tiene en cuenta el perfecto acabado del trabajo. En lo que respecta al friso de Télefo, su inconclusión se explicaría sin duda por el final de la
dinastía atálida, en
133 a. C.
Ya en la época de Atalo I se comenzó la remodelación de la acrópolis de Pérgamo. Con el paso del tiempo, a las edificaciones originales se añadieron un templo de
Dioniso, un teatro dedicado en su nombre, un
heroon, un
ágora superior para la ciudad y el gran altar conocido actualmente como el altar de Pérgamo. También se construyeron varios palacios y una biblioteca en el santuario de Atenea.
Época romana[editar]
En el
siglo II aproximadamente, el escritor romano
Lucio Ampelio escribió en su obra
Liber Memorialis, en el capítulo VIII (
Miracula Mundi) una crónica del altar: «En Pérgamo hay un gran altar de mármol, de 40 pies (12 metros) de altura, con esculturas colosales. También muestra una Gigantomaquia».
10
Además de un comentario de
Pausanias,
11quien compara la práctica del sacrificio en
Olimpia con el de Pérgamo, esta es la única referencia escrita al altar en toda la antigüedad. Este hecho es sorprendente ya que los escritores clásicos escribían mucho sobre obras de arte y Ampelio, después de todo, consideraba el altar como una de las maravillas del mundo. La ausencia de fuentes escritas en la antigüedad sobre el altar ha dado lugar a numerosas interpretaciones. Una posibilidad es que los romanos no considerasen este altar
helenístico de gran importancia, ya que no databa de la época clásica de Grecia, en especial del arte
ático. Únicamente esta época y la posterior evocación de sus valores asociados se consideraban significativos y dignos de ser mencionados. Esta hipótesis fue defendida en especial por los investigadores alemanes en los inicios del
siglo XVIII, particularmente después de que se dieran a conocer los trabajos de
Johann Joachim Winckelmann.
12Las únicas representaciones gráficas del altar aparecen en
monedas del Imperio Romano, las cuales muestran el altar con una forma estilizada.
A lo largo del
siglo XX, la percepción e interpretación de las antigüedades de otros periodos además del «clásico» han sido de nuevo estudiados. Desde ese momento, resulta incuestionable que el gran altar de Pérgamo es una de las obras más significativas, si no el culmen, del
arte helenístico. Actualmente, una opinión desinformada y de bajo nivel sobre el altar resultaría insólita. El
Laocoonte y sus hijos, ubicado en los
Museos Vaticanos, es una de las pocas esculturas que se consideran hoy en día como grandes ejemplos del arte de la antigüedad. Declarada ya en época romana como «una obra maestra que sobrepasa a todas las demás pinturas y esculturas»,
13podría haberse basado en un original proveniente también de un trabajo de Pérgamo. El grupo escultórico vaticano fue creado aproximadamente en la misma época que el altar.
14Es significativo que el oponente de la diosa Atenea al lado de los gigantes,
Alcioneo, tenga un gran parecido al Laocoonte en su pose y su apariencia.
15
De la Edad Antigua hasta el siglo XIX[editar]
Emplazamiento del altar en la ciudad moderna de
Bergama.
El altar perdió su función a finales de la
antigüedad tardía, cuando el cristianismo reemplazó y suprimió las
religiones politeístas. En el
siglo VIIla acrópolis de Pérgamo fue fortificada como defensa frente a los árabes. Durante el proceso, el altar de Pérgamo entre otros edificios fue parcialmente destruido para ser reutilizado como material de construcción. Sin embargo, la ciudad fue derrotada en
716 por los árabes, que la ocuparon temporalmente antes de abandonarla por considerarla poco importante. Se refundó en el
siglo XII, y en el
siglo XIIIcayó en manos de los turcos.
16
En el
siglo XIII,
Teodoro Láscaris, futuro emperador de
Nicea, visitó las ruinas de Pérgamo, aunque no hizo mención alguna del altar en sus cartas. Entre
1431 y
1444, el humanista italiano
Ciríaco de Ancona también viajó a la ciudad y la describió en sus
commentarii o diario de viaje. En
1625 William Petty, capellán de
Thomas Howard, XXI conde de Arundel, coleccionista y mecenas de arte, viajó por Turquía y visitó Pérgamo, llevando consigo de vuelta a Inglaterra dos paneles del altar.
17Posteriormente, en
1811,
Charles Robert Cockerell solo observó los fragmentos de un templo, que los habitantes de las villas vecinas habían transformado en lápidas.
18
Descubrimiento arqueológico[editar]
El arquitecto alemán
Carl Humann había ya trabajado en
Samos, donde había participado en las excavaciones del
Hereo iniciadas en
1861, cuando visitó por primera vez Pérgamo en
1864. Entró al servicio de su hermano Franz, quien había obtenido el derecho de construir unas carreteras en la parte oeste del
Imperio otomano. Así, se instaló en Pérgamo en
1868 y pasó a ser el jefe responsable de un equipo formado por 2000 obreros, 1000 bueyes y 500 camellos, caballos y mulas.
19
Cimientos del Altar de Pérgamo después de la excavación (1880).
En
1871, cuando el conocido arqueólogo alemán
Ernst Curtius visitó su excavación, había desenterrado ya un cierto número de esculturas que parecían constituir una serie. Curtius le animó a enviarlas a
Berlín, y ese mismo año mandó tres fragmentos de lo que definió como una «batalla entre hombres, caballos y animales salvajes»
20Las piezas pasaron desapercibidas durante cinco años en el "
Altes Museum" (museo antiguo).
En diciembre de 1871 se encontró en un muro bizantino de la acrópolis de Pérgamo un panel de
mármol con la figura esculpida de un gigante. Humann reconoció estar ante una obra maestra, aunque creía que el friso provenía del cercano templo de
Atenea. El mural fue enviado inmediatamente a Berlín.
21En
1877 Alexander Conze, el nuevo director de la colección de esculturas del Museo de Berlín, halló en la obra de
Lucio Ampelio una referencia a un
altar de los gigantes, lo cual permitió una identificación más precisa. Conze centró su interés en los fragmentos y se apresuró a escribir a Humann para que iniciase la excavación, pidiendo ser su representante en el lugar con el fin de encontrar las otras partes del altar.
En agosto de
1878, el gobierno alemán obtuvo un
firmán de los otomanos que le permitía inspeccionar en la acrópolis de Pérgamo. Se firmó un primer acuerdo, donde un tercio de los hallazgos serían para el propietario del terreno, otro tercio para el descubridor y otra tercera parte para el Estado otomano. El embajador consiguió en principio obtener los dos primeros tercios para Berlín.
22A partir de
1879 y a raíz de un nuevo acuerdo entre Alemania y el
Imperio otomano, los fragmentos del altar se transportaron a Berlín. El gobierno otomano deseaba en principio que los hallazgos fuesen compartidos, pero la influencia alemana, la debilidad política del Imperio otomano a raíz de su derrota contra
Rusia, el papel de mediador desempeñado por
Bismarckdurante el
Congreso de Berlín y un pago de 20 000
marcos de oropermitieron a Alemania recuperar la totalidad de las piezas.
23
24
4
Las excavaciones se desarrollaron en tres campañas: 1878-1879, 1880-1881 y 1883-1886. La primera campaña se inició el 9 de septiembre de
1878 con la apertura de una trinchera entre la muralla bizantina y la muralla atálida, al sur de la acrópolis. Los elementos del altar habían sido utilizados para la construcción de la muralla, de tal forma que el relieve quedaba hacia el interior. El 24 de septiembre se habían descubierto ya diecisiete paneles. A finales de diciembre, se habían hallado treinta y nueve paneles de la Gigantomaquia y cuatro del friso de Télefo, cerca de 800 fragmentos, una decena de estatuas y treinta inscripciones. Para ello, se desenterraron 1 800 metros cúbicos de tierra.
22En
1880 ya se habían excavado noventa y siete láminas. Las prospecciones en la acrópolis pusieron al descubierto la base del altar. Antes de
1901 y de la construcción del
Museo de Pérgamo en Berlín, se habían encontrado noventa y cuatro paneles del friso y 2000 fragmentos. Se necesitaba media jornada de trabajo y veinte operarios para poder desmontar un panel desde la Acrópolis. Humann consiguió fácilmente hacerse una idea de la planta del altar gracias a la posición del friso, aunque debió esperar mucho tiempo a que se despejase para encontrar el primer vestigio arquitectónico. Los trabajos para poder extraer el altar del muro bizantino duraron 1 300 días. Humann incluso hizo construir una carretera para facilitar la salida de los mármoles, que hizo destruir posteriormente para que nadie más la utilizase. Se construyó un nuevo espigón para poder embarcar las piezas. Para evitar que los otomanos no viesen lo que realmente se había descubierto, Humann dejó el cemento bizantino sobre el friso y lo hizo transportar boca abajo. Incluso consiguió comprar los fragmentos que habían sido descubiertos anteriormente por otros y que se encontraban en
Constantinopla.
25
Reconstrucción del altar de Pérgamo en un edificio temporal, parte occidental, anterior a
1908.
Inicialmente, no existía un lugar apropiado donde pudiesen presentarse los paneles del altar y fueron alojados temporalmente en el abarrotado
Altes Museum, donde en particular el friso de Télefo no podía exhibirse de manera correcta. Por esta razón, se propuso la construcción de un nuevo museo. El primer
Museo de Pérgamo se edificó entre
1897 y
1899por Fritz Wolff y abrió sus puertas en
1901, con la presentación de un busto de Carl Humann realizado por
Adolf Brütt. Este edificio se utilizó hasta
1908, aunque se consideraba únicamente como una solución provisional y fue llamado por tanto el «edificio temporal».
Se proyectaron cuatro museos arqueológicos, en uno de los cuales se instalaría el altar de Pérgamo. Sin embargo, el primer edificio tuvo que ser demolido por problemas en su cimentación. Además, en su interior se consideró que se alojarían los hallazgos que no pudieran presentarse en los otros tres, y por tanto desde un principio el espacio era demasiado pequeño para el altar.
Así, en
1910 se iniciaron las obras de construcción de un nuevo museo de Pérgamo, diseñado por Alfred Messel. Fue inaugurado en
1930, debido a los retrasos causados por la
Primera Guerra Mundial, la
Revolución de Noviembre y la
Hiperinflación en la República de Weimaren 1818-19. El nuevo edificio presentó el altar de una forma similar a la que se puede apreciar actualmente. Una reconstrucción parcial de la galería central permitió la instalación de los fragmentos del friso en los muros perimetrales. A través de las escaleras se llega hasta el friso de Télefo, tal y como ocurría en la construcción original, aunque solo se exhibe una parte del mismo. Se desconoce el motivo por el cual no se reconstruyó el altar completo cuando se edificó el nuevo museo y se instaló el friso. Cuando se ideó la exposición, Theodor Wiegand, director del museo de la época, siguió las ideas de
Wilhelm von Bode, quien tenía en mente un gran «Museo Alemán» al estilo del
Museo Británico de
Londres. Pero obviamente no hubo un planteamiento global, y a pesar de que se pensaba realizar un gran museo de arquitectura, que mostraría ejemplos de toda la cultura mediterránea y del antiguo
Oriente Medio, la disposición del altar en el edificio tuvo que ser reducida. Hasta finales de la
Segunda Guerra Mundial, solo la parte oriental del museo con las tres amplias galerías era denominada el «Museo de Pérgamo».
26
27
El altar de Pérgamo tal y como puede visitarse en la actualidad en el
museo de Pérgamo en
Berlín. En una primera sala se pueden contemplar, en tres de sus muros, los frisos de la Gigantomaquia de los lados este y parte de los paneles norte y sur. En el cuarto muro está adosada la escalinata, con los frisos del oeste y el resto de los frisos norte y sur en su ubicación original. A través de la escalera se sube a una segunda sala donde se exhiben los frisos de Télefo.
El altar ha permanecido siempre en el interior del museo, a excepción del periodo comprendido entre
1945 y
1959. En
1939, sus puertas se cerraron a causa de la Segunda Guerra Mundial. El altar fue ocultado al principio en los sótanos del
Reichsbank, y posteriormente en un refugio antiaéreo en
Tiergarten. En
1945, las
tropas soviéticas se apoderaron del monumento, lo desmantelaron y se lo llevaron a Rusia como botín de guerra.
28Fue expuesto en el
museo del Ermitage en
Leningrado, actualmente
San Petersburgo. El museo de Pérgamo estaba en la zona de ocupación soviética, y no fue hasta
1958 cuando la mayoría de sus objetos fueron devueltos a la
Alemania Oriental, entre ellos el altar de Pérgamo.
29En
1990, nueve cabezas del friso de Télefo, que tuvieron que ser trasladadas a la zona oeste de Berlín debido a la guerra, fueron devueltas al museo.
El monumento ha sufrido diversos problemas debido a restauraciones anteriores incorrectas. Las
grapas y
pasadores que conectaban los fragmentos y anclaban el friso y las esculturas al muro estaban hechos de
hierro. Cuando estos comenzaron a oxidarse aumentaron de volumen, con el peligro de rotura del mármol desde el interior. Por lo tanto, desde
1990 era imperativa una intervención de urgencia. De
1994 a
1996 el friso de Télefo fue intervenido, incluso algunas partes que eran inaccesibles en los
años 1980.
30Más tarde se restauró la Gigantomaquia bajo la dirección de
Silvano Bertolin. Primero se intervino el friso oeste, luego las piezas de los lados norte y sur, y finalmente el friso este. La operación costó más de tres millones de euros.
31El 10 de junio de
2004 el friso, totalmente restaurado, fue presentado de nuevo al público.
En
1998 y posteriormente en
2001 el Ministro de Cultura turco, Istemihan Talay, pidió el retorno del altar y otros objetos a su país. Sin embargo, esta petición no tenía carácter oficial y no sería aplicable bajo los estándares actuales.
32En general, los
Museos Estatales de Berlín, además de otros museos de
Europa y
Estados Unidos, descartan el posible retorno de los objetos de sus colecciones.
33Actualmente, la mayor parte de la cimentación y diversos restos de los muros del altar permanecen en su emplazamiento original. Asimismo, se conservan en
Turquía varias piezas del friso de pequeñas dimensiones, que fueron encontradas posteriormente.
Descripción[editar]
El edificio[editar]
En la
época clásica se levantaban templos dedicados a los grandes dioses o a los dioses locales de cada ciudad. Delante de ellos se colocaban los altares para los sacrificios, que eran construcciones de poca importancia. Más tarde, durante el
período helenístico, fueron construidos grandes altares monumentales, dedicados a una deidad, por lo general a Zeus.
El altar de Pérgamo era una construcción colosal alzada sobre un
podio, respetando la visión original. Estaba construido en la segunda terraza de la acrópolis de la ciudad y seguía el esquema tradicional de los edificios de la Grecia oriental. A partir de un gran cuerpo central rectangular sobresalían de los lados dos alas laterales, que enmarcaban una escalera monumental que a su vez conducía a un patio central con una columnata perimetral exterior.
Planta baja reconstruida del altar de Pérgamo completo, tal y como era originalmente.
El edificio estaba formado por dos alturas. En la parte inferior se situaba el gran
friso de las esculturas, que no formaba parte del
entablamentosino del podio del templo. En la parte superior había una
columnata de
orden jónico dividida en tres cuerpos, uno central al fondo y dos laterales. La columnata central daba su espalda al patio central cuadrangular, que era el espacio reservado para los
sacrificios. En este lugar se quemaba
incienso y se hacían libaciones en honor de los dioses. Siguiendo la tradición
jonia, la mesa del altar se situaba en una gran base con escalones que en este caso constituía una unidad con el conjunto arquitectónico.
3
En el podio o basamento se desarrollaba la decoración escultórica hecha con
mediorrelieves. En esta parte exterior del edificio se representó una
Gigantomaquia, es decir, el combate
mitológico entre los
gigantes, hijos de
Gea, y los
dioses olímpicos. El friso tenía 2.30 metros de altura y 113 metros de longitud. Estaba rematado por una cornisa muy sobresaliente, con
dentículos. Las escenas no estaban separadas, sino que se trataba de un friso continuo que describía un momento de la batalla. Los paneles de los muros interiores del patio, de 1.10 metros de altura y 90 metros de longitud, representaban la historia de
Télefo, hijo de
Heracles y fundador legendario de
Pérgamo. Finalmente, sobre el techo de las columnatas, se disponían unas
acroteras con las imágenes de dioses,
caballos,
grifos,
centauros y
leones.
Una reconstrucción reciente sugiere que el
intercolumnio estaría ocupado por
estatuas. Así, el grupo denominado
pequeños galos o
pequeños gálatas podría haber estado situado en el borde del altar.
34A pesar de esta profusión escultórica la obra quedó incompleta, puesto que algunas decoraciones de las columnas superiores y el friso de Télefo están inacabados.
Los restos de la inscripción dedicada del
arquitrabe35no permiten conocer la divinidad a la que estaba consagrado el altar, por lo que se le da el nombre convencional de «Gran Altar». Las hipótesis más factibles apuntan a
Zeus, a
Atenea (protectora de Pérgamo), a ambos a la vez o incluso a los
doce dioses del
Olimpo.
36En cuanto a la
literatura, esta no contribuye demasiado a la arqueología, puesto que a pesar del carácter excepcional del edificio, solo el escritor del
siglo III a. C. Lucio Ampelio menciona al altar en su obra.
37Por otra parte, su testimonio no aporta ninguna novedad en lo que respecta al conocimiento del monumento.
Se consideran como precedentes del altar de Pérgamo el
altar de Hera en
Samos, el de Zeus también en Pérgamo y el de
Asclepios en
Cos, todos ellos pertenecientes al
siglo IV a. C. En los tres casos se sigue una distribución formal similar, en la cual el altar está rodeado por un muro y elevado sobre un podio, tiene una forma de herradura y en los ejemplos de Pérgamo y Cos está flanqueado por dos columnatas laterales. El acceso al altar se producía también a través de una escalinata. Los dos primeros edificios se conocen por el relato de
Pausanias en su obra
Descripción de Grecia,
38y el segundo además por una moneda de bronce datada del
siglo II a. C. Estos tres altares tienen unas dimensiones menores al gran altar de Pérgamo, siendo el de Samos el único equiparable en cuanto a su tamaño.
3
Función del altar[editar]
La Acrópolis de Pérgamo, reconstrucción tras las excavaciones. Imagen de
F. W. Thiersch, febrero de
1882.
Contrariamente a la creencia popular, el altar de Pérgamo no era un templo, sino probablemente el altar de un templo, aunque por lo general los altares se localizaban frente a ellos en el exterior. Se cree que el templo de Atenea, situado en la terraza de la acrópolis superior, podría haber sido su punto de referencia de culto, y que el altar habría servido únicamente como lugar de sacrificio. Esta teoría queda reforzada por el hallazgo de diversas bases de estatuas e inscripciones de consagración en los alrededores del altar, cuyos donantes mencionan a Atenea.
4Otra posibilidad es que se honrara a Atenea y a Zeus conjuntamente.
5También pudo darse la circunstancia de que el altar tuviera una función independiente. Al contrario de un templo, que siempre tenía un altar, un altar no necesariamente tenía que tener un templo. Los altares podían ser relativamente pequeños y estar emplazados en las casas o, menos frecuentemente, tener enormes dimensiones como en el caso de Pérgamo.
39
40Los pocos restos de inscripciones no aportan la suficiente información como para determinar la identidad del dios al cual estaba dedicado el altar.
Hasta el momento, ninguna de estas teorías está totalmente confirmada. Esta situación condujo al antiguo director de las excavaciones de Pérgamo a la siguiente conclusión:
Ninguna investigación es indiscutible en relación con la más famosa obra maestra de Pérgamo, ni el constructor, ni la fecha, ni la ocasión, ni el propósito de la construcción
Asimismo, es igual de incierta la naturaleza de los sacrificios que se realizaban en el lugar. A juzgar por los restos del relativamente pequeño altar de fuego instalado dentro de un enorme edificio, solo se puede concluir que tenía forma de herradura. En apariencia era un altar con dos alas salientes a los lados y uno o varios escalones en el frente. Los muslos de los animales sacrificados posiblemente se incineraban en este lugar.
42Pero también es probable que el altar sirviese solo para
libaciones, el ofrecimiento de sacrificios en forma de
incienso, vino y fruta.
43Es posible que solo los sacerdotes, los miembros de la familia real y los invitados extranjeros ilustres tuvieran permitido el acceso al altar de fuego.
Proporciones y el número áureo[editar]
Trazado del
rectángulo áureo AEFD a partir del cuadrado ABCD. El rectángulo BEFC es asimismo áureo. Su relación en ambos casos es de 1/1.61. Se observa que la proporción es similar a la planta original del altar de Pérgamo.
Una investigación realizada por Patrice Foutakis ha tratado de responder a la cuestión de saber si los griegos antiguos utilizaban el
número áureoen su arquitectura, un
número irracional equivalente a 1.61803...etc. Con este objetivo, se examinaron las dimensiones de quince
templos, dieciocho tumbas monumentales, ocho
sarcófagos y cincuenta y ocho estelas funerarias, pertenecientes al
siglo V a. C. hasta el
siglo II. El resultado de esta investigación indicó que el número de oro no se utilizó en la
arquitectura griega del
siglo V a. C., y que apenas aparece en los seis siglos siguientes.
Se identificaron cuatro casos excepcionales de aplicación del número áureo en una torre, una tumba, una estela funeraria y en el gran altar de Pérgamo. En los lados frontales del friso, las proporciones son de 2.25 metros de altura por 5.17 metros de anchura, es decir, una proporción 1/2.25, la misma relación que en el
Partenón. La ciudad de Pérgamo mantenía estrechos lazos con
Atenas, sus reyes admiraban el arte
áticoy enviaban ofrendas al Partenón, al tiempo que ambas villas tenían la misma diosa protectora,
Atenea. Además, el templo de Atenea Polias Niképhoros en Pérgamo, situado a pocos metros del altar, albergaba una copia de la estatua
criselefantina de
Atenea, realizada por
Fidias para el Partenón. Las dos construcciones que cierran la escalinata monumental del altar se presentan a modo de dos
templos jónicos. Las proporciones de cada uno de ellos es la siguiente: la anchura del
estilóbato es de 4.722 metros por una longitud del estilóbato de 7.66 metros, es decir, una proporción 1/1.62. La altura con el
entablamento es de 2.93 metros por una anchura del estilóbato de 4.722 metros, es decir, una relación 1/1.61. Cuando el visitante sube la escalera y pasa a través del
portikon, entra en un patio que en origen estaba delimitado por una columnata de 13.50 metros de anchura y 21.60 metros de longitud, es decir, una proporción de 1/1.60.
En otras palabras, según Foutakis, el arquitecto que realizó este altar quiso que el espectador, situándose en el eje frontal del monumento, pudiese ver dos templos jónicos proporcionados con el número de oro, y después de haber subido la escalera, se situara en un patio que también seguía la relación áurea. El antagonismo político y cultural entre Pérgamo y
Alejandría, la ciudad donde
Euclides desarrolló su proporción geométrica de razón extrema y media, habría podido ser el origen de su rápida propagación en Pérgamo, una villa ya muy abierta a las novedades en ciencia, escultura, arquitectura y política.
44
Gigantomaquia[editar]
Al igual que la
Centauromaquia (o combate entre
centauros y
lápitas) y la
Amazonomaquia, la
Gigantomaquia constituye un tema iconográfico muy popular en la
Antigua Grecia, en la cual se representa la victoria del orden frente al caos. En el contexto de Pérgamo, donde se representa el triunfo de Zeus y Atenea frente a sus enemigos los gigantes, se trata de una alusión evidente a la victoria de la ciudad contra los
Gálatas.
45El friso del altar se compone de 120 paneles de 2.30 metros de altura, con una anchura variable comprendida entre los 70 centímetros y 1 metro, y un espesor de 50 centímetros. Este grosor permitió que las figuras en relieve tuvieran una gran profundidad. Cada panel se concibió para representar a un personaje importante.
El friso muestra un centenar de figuras que representan la lucha de los dioses contra los gigantes,
4cada una de ellas designada por su nombre: en la
cornisa superior aparece una inscripción con el nombre de cada dios, y en caracteres más pequeños sobre la base inferior se presenta otra para los gigantes.
3A excepción de uno de ellos,
Mimas,
46no se conoce el nombre de ninguno de los otros gigantes. Los escultores sin duda debieron basarse en la erudición de un poeta de la corte.
De acuerdo con la tradición clásica del friso, las figuras destacaban sobre un fondo azul oscuro y ocupan toda la altura de los paneles, y el conjunto del friso representa un único episodio y no un relato. Por el contrario, el tratamiento de las esculturas no es en absoluto clásico. Los escultores recurrieron a la técnica del
altorrelieve, habitual en las
metopas pero no en los frisos. Asimismo, muestran un nivel de detalle poco habitual en la escultura ornamental: se representan con gran delicadeza las plumas, las escamas o la piel de cada uno de los monstruosos gigantes, al igual que las vestimentas y el calzado de los dioses. Los personajes se entremezclan en una composición densa y compleja, al tiempo que los cuerpos de los gigantes se convulsionan y sus rostros se retuercen de dolor ante el asalto de los
dioses olímpicos.
3En la cara norte de la escalinata, los dioses empujan a los gigantes escaleras arriba hasta arrinconarlos. A medida que el espectador sube los escalones, su subida está acompañada por la caída de los gigantes, quienes se hunden cada vez más en los peldaños.
El estilo de Pérgamo, que se puede calificar como un
barroco helenístico, alcanza su apogeo en esta obra. En efecto, el friso es el mayor y una de las últimas creaciones de la escultura monumental griega. La composición es muy densa y parece resaltar la importante función del podio. Las escenas, las figuras y sus rostros están tratadas con
pathos (emoción). Las expresiones de los dioses y los gigantes se caracterizan por la expresión
patética o exagerada, con la boca abierta, el ceño fruncido, la frente arrugada y la mirada sombría. La musculatura de los gigantes es poderosa, tensada por el esfuerzo, casi hinchada. Los escorzos y los detalles estilísticos, tales como los pliegues de los mantos, los cabellos y los dibujos del calzado, así como la escultura de las ropas ya no se ajustan a las formas anatómicas. Las demostraciones de fuerza están cargadas de detalle e intensidad psicológica.
47La lucha victoriosa de los dioses olímpicos contra las fuerzas
ctónicas busca sin duda simbolizar la supremacía de los
príncipes atálidas sobre los bárbaros gálatas, aunque más allá de toda lectura política, la composición posee un significado
cosmogónico.
3
El friso este[editar]
Hécate lucha contra Clitio (izquierda); Artemisa contra Oto (derecha)
El friso este, que era el que el visitante veía en primer lugar cuando llegaba al
ágora, muestra a las principales divinidades griegas:
Ares,
Atenea,
Zeus,
Heracles,
Hera,
Apolo,
Leto y
Artemisa. A la izquierda del todo, el friso comienza con la diosa de tres rostros
Hécate. Sus tres encarnaciones luchan con una antorcha, una espada y una lanza contra el gigante
Clitio. A su lado aparece
Artemisa, la diosa de la caza, acompañada por su perro de presa con tres gigantes. La diosa, armada con su arco y flechas, pisotea el cuerpo de un gigante muerto, que podría ser
Oto. A su vez, el perro muerde mortalmente en la nuca a otro gigante, que se resiste y lucha contra el can vaciándole un ojo con su garra.
45La madre de Artemisa,
Leto, lucha junto a ella usando una antorcha contra un gigante con forma de animal. Al otro lado también pelea su hijo y hermano gemelo de Artemisa,
Apolo. Al igual que su hermana, va armado con arco y flechas y acaba de disparar al gigante Udaios, que yace a sus pies.
48
El siguiente panel, que supuestamente mostraba a
Démeter, apenas se conserva.
49En el de su lado aparece
Hera, que acude a la batalla en una
cuádriga.
47Sus cuatro caballos alados se identifican con las personificaciones de los cuatro
vientos: Noto,
Bóreas,
Céfiro y Euro. También participa en la pelea
Heracles, situado entre Hera y su padre Zeus. Se ha identificado únicamente por un fragmento de friso que muestra la pata de su piel de león. Zeus está presente físicamente y especialmente ágil. Participa en la lucha arrojando rayos y enviando lluvia y masas de nubes, no solo contra dos jóvenes gigantes sino también contra su rey,
Porfirión. La siguiente pareja de guerreros muestra también una escena de la batalla especialmente importante.
Atenea, la diosa de la ciudad de Pérgamo, separa al gigante
Alcioneo de la Tierra, de la cual emerge la madre de los gigantes,
Gea. De acuerdo con la leyenda, Alcioneo era inmortal solo mientras permanecía en contacto con la Tierra, a través de la cual fluía el poder que le transmitía su madre.
47La figura de Atenea se representa victoriosa, como lo destaca la presencia de
Niké, que somete a un gigante mordido por una serpiente mientras Gea acude en su ayuda.
50El friso este concluye con
Ares, el dios de la guerra, que entra en la batalla con un carro y un par de caballos. Estos se encabritan frente a un gigante alado.
El friso sur[editar]
La representación de la batalla comienza aquí con la gran diosa madre de
Asia Menor,
Rea/
Cibeles. Acude a la lucha con un arco y una flecha, cabalgando sobre un león. A la izquierda se observa el águila de Zeus sujetando un haz de rayos en sus garras. Al lado de Rea, tres de los personajes inmortales pelean con un imponente gigante de cuello corto y grueso. La primera, una diosa, no se ha podido identificar. A continuación le sigue
Hefesto, que levanta un martillo de doble cabeza en lo alto. A su lado aparece otro dios no identificado arrodillado, que clava una lanza en el cuerpo de su adversario.
45
Seguidamente aparecen las divinidades de la luz:
Febe («la brillante») y
Asteria («estrellada»),
Selene,
Helios y
Eos. Eos, diosa del amanecer, cabalga hacia la batalla montando
a la amazona.
47Sujeta a su caballo mientras empuja hacia adelante una antorcha. Está acompañada por Helios, que emerge del océano con su cuádriga y se incorpora a la lucha armado con una antorcha. Su objetivo es un gigante que aparece en su camino, mientras pasa por encima de otro de ellos. Le sigue
Tea en medio de sus hijos, las estrellas del día y de la noche. Cerca de su madre y de espaldas al espectador, la diosa de la luna Selene monta sobre su mula por encima de un gigante.
En el último tercio del friso sur aparece luchando un joven dios no identificado, posiblemente
Éter. Sostiene con dominio absoluto a un gigante con piernas de serpiente, cuerpo humano, y patas y cabeza de león. El dios que está a su lado, obviamente de mayor edad, se supone que es
Urano. A su izquierda se encuentra su hija
Temis, la diosa de la justicia. Al final (o al principio, dependiendo de como se mire el friso) está la
titánide Febe con una antorcha y su hija Asteria con una espada, acompañadas por un perro. Los dioses están agrupados por una asociación de ideas, generalmente referida a sus lazos familiares. Así, Febe y Asteria, hermanas de Leto, están contiguas a ella en la esquina entre los frisos este y sur.
3
El friso oeste[editar]
En el frente oeste del altar, dos cuerpos salientes que son la prolongación de las fachadas norte y sur rematan la escalinata de acceso por ambos lados. Cada una de estas dos alas está dividida en tres caras cada una: dos laterales y una frontal. Así, el ala norte se sitúa en el lado izquierdo del graderío mirando en el sentido de la subida y la sur, en el lado derecho de la escalera. El friso discurre perimetralmente rodeando los cuerpos hasta que termina contra los escalones.
Lado izquierdo o ala norte[editar]
El ala norte está constituida por las divinidades marinas:
Poseidón y su familia, entre ellos
Océano y
Anfítrite con su hijo
Tritón, que luchan contra varios gigantes.
3El torso superior de Tritón es humano, la parte delantera del torso inferior es de caballo y la parte trasera de delfín.
45En el muro interior, en contacto con la escalinata, se encuentran la pareja formada por
Nereo y
Doris, así como
Océano, y un fragmento que se supone que es de
Tetis, todos ellos involucrados en la lucha contra los gigantes.
Las figuras presentan sus atuendos mojados que se pegan a los cuerpos; incluso puede verse a
Nereo con escamas en la cabeza y con aletas.
Lado derecho o ala sur[editar]
Diversos dioses de la naturaleza y seres mitológicos se reúnen en el ala sur. En el saliente frontal,
Dioniso se une a la lucha acompañado por dos jóvenes
sátiros.
47A su lado está su madre
Sémele, que conduce a un león a la batalla. Los fragmentos de tres
ninfas se muestran en el lado de la escalinata. En este lugar se encontró la única firma de un artista, THEORRETOS, en la cornisa.
El friso norte[editar]
Afrodita inicia la secuencia de los dioses de este lado norte. Dado que se debe imaginar el friso como continuo, debe encontrarse próxima a su amante
Ares, quien finaliza el friso este. La diosa del amor extrae una lanza de un gigante muerto. Próxima a ella lucha su madre, la titánide
Dione, así como su hijo menor,
Eros.
47Las dos figuras siguientes son inciertas. Probablemente sean los gemelos
Cástor y Pólux. Cástor es atrapado por atrás por un gigante que le muerde el brazo, mientras que su hermano se apresura a ayudarle.
Los siguientes tres pares de guerreros están relacionados con Ares, el dios de la guerra, aunque se desconoce a quien representan. En el primero, un dios está a punto de arrojar un tronco de árbol. Enmedio, una diosa alada clava su espada en su oponente, y la tercera escena muestra a un dios que lucha contra un gigante con armadura. Durante mucho tiempo se consideró que la diosa que les sigue era
Nix, pero en la actualidad se supone que es una de las
Erinias, las diosas de la venganza. Está sujetando con su mano izquierda una vasija envuelta con serpientes, preparándose para arrojarla. A su lado, otros dos personajes luchan. Las tres
Moiras o diosas del destino apalean a los gigantes
Agrio y Toante hasta la muerte con estacas de bronce.
A continuación aparece un grupo de combatientes entre los que se encuentra una
diosa leona que se considera que es
Ceto. Este conjunto no sigue inmediatamente a las Moiras, sino que existe un hueco que probablemente contenía otro par de luchadores. Podrían haber sido los hijos de Ceto, las
Grayas. Ceto era la madre de varios monstruos, entre ellos una ballena (en griego:
Ketos) que sube a sus pies. El friso norte se cierra con el dios del mar,
Poseidón, que emerge del océano con un grupo de
hipocampos. La siguiente escena de la secuencia son los dioses oceánicos situados en el ala norte del friso del oeste.
Dioniso contra los gigantes, ala sur del friso oeste de la Gigantomaquia. En la cornisa izquierda, sobre la figura de Dioniso, pueden observarse los restos de una inscripción con uno de los nombres de los supuestos escultores.
Durante mucho tiempo se ha analizado la identidad de los escultores encargados de realizar la Gigantomaquia, aunque se conoce muy poco sobre ellos. Tan solo han llegado a nuestros días algunas placas con sus nombres: Menécrates, Dionisiades, Melanipo, Orestes o Teorreto, aunque se desconoce el nombre del autor que permitió la unificación de toda la obra.
3Asimismo, tampoco se conoce el nivel de participación de cada artista individualmente en el friso, aunque existe el consenso de que al menos su diseño básico fue obra de un único escultor. A la vista de su coherencia a nivel de detalle, el esquema probablemente se siguió hasta los elementos menores y no se dejó nada al azar.
51En la disposición de los conjuntos de luchadores se aprecia que cada grupo es único y que, por ejemplo, el estilo de los cabellos y el calzado de las diosas siempre difiere. Cada pareja de guerreros se organiza individualmente, de modo que las figuras revelan un carácter distinto por sí mismas y no por ser el resultado del estilo personal de cada artista.
Aunque los expertos han determinado que existen diferencias reales que pueden atribuirse a artistas individuales, estas son prácticamente irrelevantes dada la coherencia del friso completo cuando se contempla la obra en su totalidad.
51Según esta interpretación, autores de distintas partes de Grecia se habrían supeditado a un único artista con autoridad general. Esto se confirmaría por las inscripciones de diversos escultores de
Atenasy
Rodas. Se les permitió firmar en la moldura inferior de la parte del friso en la que trabajaron, pero solo se han encontrado unas pocas de estas anotaciones. Así, no se pueden extraer conclusiones sobre el número de artistas participantes.
47Únicamente se conserva un rótulo en el cuerpo saliente que limita la escalinata al sur, el cual ha permitido su atribución. Como no había una moldura inferior en esa zona, el nombre de Teorreto (
ΘΕΌΡΡΗΤΟΣ) fue esculpido en el mármol cercano al dios representado. Cuando se analizaron las diversas inscripciones, se determinó por el tipo de letra que habían dos generaciones de escultores trabajando, una más joven y otra de mayor edad, lo cual hace más admirable la coherencia de todo el friso.
51Si se considera la distancia de 2.70 metros entre la firma existente y la inscripción asociada
έπόησεν («hecho por»), se puede suponer que posiblemente existía el nombre de otro escultor en este espacio. En ese caso, se podría considerar por extrapolación que habrían participado al menos cuarenta escultores.
52La parte central de este saliente fue firmada por dos escultores, aunque sus nombres no han llegado hasta nuestros días.
53
El friso de Télefo[editar]
El friso de
Télefo, de unos 80 metros de longitud, es posterior a la Gigantomaquia y quedó inconcluso. Muestra un estilo más sereno y se caracteriza por la vuelta al clasicismo. Está constituido por paneles de 1.58 metros de altura, de una anchura variable entre los 75 y los 95 centímetros y un espesor de 35 a 45 centímetros.
3La parte conservada, que constituye un tercio del friso original, cuenta con más de noventa figuras, distribuidas en 47 paneles de un total de 74 de los que se componía originalmente.
3
Parte de los paneles fueron descubiertos en una muralla construida en el
siglo VIII para defender la ciudad contra los
árabes, situada a unos 80 metros del emplazamiento del altar. Los expertos coinciden en el hecho de que el friso debía de estar vinculado al gran altar. En efecto, el altar es el único monumento con una envergadura suficiente para poder albergar una obra de tales dimensiones. Además, los paneles utilizados eran similares a los de la Gigantomaquia.
El friso fue rápidamente identificado como una
Telefiada por una imagen que mostraba la toma de
Orestes como rehén por Télefo. En él se narra secuencialmente la vida del protagonista, desde su nacimiento hasta su muerte.
3Los paneles muestran los episodios más importantes de la leyenda: el oráculo recibido por
Aleo, abuelo de Télefo; la construcción de la nave donde fue abandonada
Auge, madre del héroe; el reencuentro entre Télefo y su padre
Heracles o la toma de
Orestes como rehén. En el friso están representados además la alusión a las victorias de Pérgamo y los orígenes mitológicos de la ciudad. La composición es narrativa: cada placa relata un episodio de la vida del
héroe. Los escultores reunieron diversas tradiciones
mitográficas, algunas de las cuales no se conservan como una narración continua. Así, una de las imágenes muestra a un sacerdote acompañado por unos
sátiros, sin que se sepa el papel que desempeña en la leyenda de Télefo.
Vista del pórtico reconstruido entre la escalinata (a la izquierda) y el patio interior, con el altar de fuego y el friso de Télefo (a la derecha).
Los paneles están muy deteriorados y algunos de ellos están inacabados. Mientras que la Gigantomaquia se distingue por su unidad narrativa, el friso de Télefo tiene una temática variable, cambiando de época, lugar y ambiente de una imagen a otra. Además, la
Telefiadamuestra fondos paisajísticos o arquitectónicos, al contrario que la Gigantomaquia. Las figuras se escalonan en profundidad y los elementos arquitectónicos se emplean para indicar las actividades que tienen lugar en el interior, mientras que los paisajes son exuberantes y panorámicos.
54
55El estilo escultórico es más clásico, con unos movimientos y expresiones más sobrios y unos ropajes más lineales, adaptados a la forma de las figuras. El relieve es menos acusado, con lo cual el efecto del claroscuro es menos apreciable.
3
Tras una restauración en
1995, los paneles fueron reorganizados en su orden correcto. Existen algunos huecos en la secuencia puesto que algunos de ellos se perdieron. La siguiente lista muestra el orden establecido:
56
Paneles 2,3 - 2: En la corte del rey
Aleo; 3: Heracles descubre a Auge, la hija de Aleo, en el templo.
Paneles 4,5,6 – 4: El infante Télefo es abandonado en la naturaleza; 5 y 6: los carpinteros construyen una nave donde Auge es abandonada a la deriva.
Panel 10 – El rey
Teutrante encuentra a Auge varada en la orilla.
Panel 11 – Auge establece el culto a Atenea.
Panel 12 – Heracles identifica a su hijo Télefo.
Paneles 7, 8 – Las ninfas bañan al infante Télefo.
Panel 9 - La infancia de Télefo
Paneles 13, 32, 33 y 14 – Télefo viaja en barco a
Misia en Asia Menor.
Paneles 16 y 17 – Télefo recibe las armas de Auge.
Panel 18 – Télefo va a la guerra contra
Idas.
Panel 20 – Teutrante da a Auge en matrimonio a Télefo.
Panel 21: Madre e hijo se reconocen la noche de bodas.
Paneles 22-24 – Nireo mata a la
amazona Híera, la esposa de Télefo.
Panel 51 – La lucha se interrumpe para el funeral solemne de Híera.
Panel 25 – Dos guerreros
escitas caen en la batalla.
Panel 28 – La batalla de las fuentes del
Caicos.
Panel 1 – Télefo consulta a un oráculo sobre la curación de su herida.
Paneles 34 y 35 – Télefo desembarca en
Argos para encontrarse con Aquiles, quien puede curar su herida.
Paneles 36 y 38 – Los
argivos dan la bienvenida a Télefo.
Paneles 39 y 40 – Télefo pide a
Agamenón que cure su herida.
Panel 42 – Télefo amenaza con asesinar a Orestes, a quien ha tomado como rehén para forzar a Agamenón su curación.
Panel 43 – La curación de Télefo.
Paneles 44-46 – La fundación de los cultos de Pérgamo.
Paneles 49 y 50 – La construcción del altar.
Paneles 47, 48 – Unas mujeres se acercan al héroe Télefo, quien descansa sobre un
kline.
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El rey Teutrante se encuentra con Auge varada en la orilla, panel 10
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Télefo recibe las armas de Auge, paneles 16 y 17
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|
Los argivos dan la bienvenida a Télefo, paneles 36 y 38
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Télefo amenaza de muerte a Orestes, panel 42
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La colección de estatuas[editar]
Tres figuras no identificadas de la zona del altar, actualmente en el
museo de Pérgamo.
En el tejado del altar se disponían varias estatuas pequeñas de dioses, grupos de caballos, centauros y
grifos leonados. Los hallazgos aún no han sido descritos con veracidad por los arqueólogos en relación a su función y emplazamiento. En el muro norte del santuario del altar se encontró también un
pedestal de 64 metros de largo, adornado profusamente con esculturas. Se desconoce todavía la extensión del área del altar que estaría provista de estatuas de bronce y mármol. Sin embargo, la ornamentación debió de ser extraordinariamente rica y habría representado una gran desembolso por parte de los donantes. El piso superior sobre la Gigantomaquia, donde se instaló el friso de Télefo, también tenía un
pórtico circular, así como posiblemente unas estatuas adicionales entre las columnas. Esta hipótesis está respaldada por 30 esculturas individuales de mujeres encontradas entre los hallazgos, que pordrían haber personificado las ciudades del reino de Pérgamo. Se cree que no existían estatuas u otras decoraciones en el altar de fuego propiamente dicho, aunque probablemente se debió instalar un dosel en época romana.
57
Panorámica del altar de Zeus en el
Museo de Pérgamo de Berlín.
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