José Iscano (en latín Iosephus Iscanus), también conocido como José de Exeter (en latín Iosephus Exoniensis) fue un poeta latino del siglo XII oriundo de Exeter (Inglaterra). Sobre 1180 marchó a estudiar a Güeldres, donde inició una larga amistad con Gerardo, quien más tarde se convertiría en abad de Florennes. Alguna de su correspondencia todavía se conserva.
Su poema más famoso es De bello troiano (‘sobre la Guerra de Troya’), en seis libros, escrito en su mayor parte antes de 1183, pero que se terminó pasado 1184. Cuando su amigo Balduino, arzobispo de Canterbury, partió a Tierra Santa en la Tercera Cruzada, convenció a José para que le acompañase. Tras la muerte de Balduino en 1190, José volvió a casa. Inmortalizó la cruzada en su poema Antiocheis, del que sólo se conservan fragmentos. Varios otros poemas, ya perdidos, le han sido atribuidos, pero no hay forma de saber si fueron realmente obra suya.
Joscio, también conocido como Josías o Joceo (muerto en 1202), fue el arzobispo de Tiro en el Reino de Jerusalén de finales del siglo XII.
Fue canónigo o subdiácono de la iglesia de San Juan de Acre, y se convirtió en obispo de la ciudad el 23 de noviembre de 1172. Fue además miembro de la delegación de la iglesia latina de los Estados cruzados en el Tercer Concilio Lateranense de 1179. Mientras estuvo en Europa visitó Francia en nombre del rey Balduino IV, para negociar un matrimonio entre Hugo III de Borgoña y Sibila, hermana de Balduino, pero el casamiento nunca tuvo lugar, de modo que Sibila se casó el año siguiente con Guido de Lusignan.
Joscio sucedió al arzobispo Guillermo en algún momento antes del 21 de octubre de 1186, fecha de la que aparecen documentos que lo sitúan en aquella posición. Mientras tanto Sibila y Guido habían sido coronados reina y rey de Jerusalén, frente a las ambiciones de Raimundo III de Trípoli, que esperaba contar con sus propios partidarios en el trono. En Trípoli Raimundo se alió con el sultán Saladino contra Guido. En abril de 1187, Guido envió una embajada a Raimundo con la esperanza de conseguir una tregua, dirigida por Balián de Ibelín, Gérard de Ridefort, Roger de Moulins, Reinaldo de Sidón y Joscio. La delegación fue atacada por una porción del ejército de Saladino, que había entrado en el reino por Tiberíades, el feudo de Raimundo III, siendo derrotada en la batalla de Seforia el 1 de mayo. Balián y Reinaldo se habían detenido en sus propios castillos en el camino, pero Joscio estuvo presente en el combate.
Joscio y Balián continuaron hacia Tiberíades, donde se reunieron con Raimundo, quien se reconcilió luego con Guido luego de la derrota. La invasión del reino por Saladino dio lugar el 4 de julio a la batalla de los Cuernos de Hattin, en la que fue completamente destruido el ejército hierosolimitano; los supervivientes huyeron a Tiro, donde Conrado de Montferrato pronto tomó el control de las defensas de la ciudad tras llegar un mes después.
Tras la caída de Jerusalén en septiembre, Conrado envió a Joscio de Tiro a Occidente en un barco de velas negras portando peticiones de ayuda que incluían dibujos de propaganda en los que aparecían caballos sarracenos utilizando como establo y orinando en la iglesia del Santo Sepulcro. Joscio desembarcó en primer lugar en Sicilia, donde el rey Guillermo II se comprometió a enviar una flota hacia el este, y aunque murió antes de poder participar en una cruzada, su armada ayudó a salvar Trípoli de los ataques de Saladino. El arzobispo llegó a Roma, donde las noticias del desastre de Hattin supuestamente causaron al papa Urbano III la muerte por la impresión. Su sucesor Gregorio VIII emitió la bula Audita tremendi, llamando a una nueva cruzada y dirigida a los monarcas europeos. Joscio viajó entonces a Francia, donde ya habían llegado las noticias de Hattin y el conde Ricardo I de Poitiou ya se había comprometido a marchar a la cruzada. En enero de 1188, Joscio se reunió en Gisors con Enrique II de Inglaterra, Felipe II de Francia y Felipe I de Flandes. Medió una paz entre Enrique y Felipe, y los convenció para que tomaran la cruz. En Inglaterra, Enrique promulgó el «diezmo de Saladino» para costear la guerra, posiblemente influido por un tributo similar aplicado en Jerusalén en 1183, que el arzobispo de Tiro pudo haberle mencionado en Gisors. Algunos cronistas ingleses posteriores, incluido Mateo de París, afirman que el arzobispo presente en Gisors fue Guillermo, pero esto es un error.
Después de la tercera cruzada, Joscio fue nombrado canciller de Jerusalén por Enrique II de Champaña, quien se había casado con la reina Isabel de Jerusalén tras el asesinato de Conrado, pero no había tomado el título de rey. Enrique se involucró en una disputa con los canónigos de la iglesia del Santo Sepulcro a causa de la elección de un nuevo patriarca latino, y los había arrestado hasta que intervino Joscio. El arzobispo también estuvo presente en la fundación de la Orden Teutónica en 1198, muriendo probablemente en 1202.
Joscelino III de Courtenay o Joscelino III de Edesa, conde titular de Edesa, era el hijo de Joscelino II de Courtenay, conde de Edesa y Beatriz.
Conde de Edesa, vasallo de Jerusalén y cautividad[editar]
Heredó en 1159 el título de su padre, a pesar de que Edesa había caído en manos de los musulmanes en 1144, y el resto del condado (incluyendo Turbessel) había sido conquistado o vendido años antes.
Joscelino vivió en el Reino de Jerusalén, administrando el pequeño Señorío de Joscelino, cerca de Acre. Parece ser que estas tierras incluían el Señorío de Banias. Su hermana, Inés de Courtenay, había sido la primera esposa del rey Amalarico I de Jerusalén antes de subir al trono, y era la madre de Balduino IV y de Sibila. En 1164 fue capturado por Nur al-Din en la batalla de Harim y permaneció en cautividad hasta que en 1176 su hermana Inés pagó por su rescate cincuenta mil dinares, probablemente procedentes del tesoro real.
Senescal y embajador[editar]
Su sobrino Balduino le convirtió en senescal de Jerusalén. Formó parte de un pequeño círculo de la familia real totalmente opuesto a algunos nobles dirigidos por Raimundo III de Trípoli.
En 1180, fue embajador ante la corte de Bizancio, en sustitución de Guillermo de Tiro, cuya influencia en la corte iba en disminución. Después de la boda de la princesa Isabel de Jerusalén (media hermana de Balduino) con Hunfredo IV de Torón, sus señoríos pasaron a manos del rey a cambio de dinero. Balduino IV dio parte de estos, como Chastel Neuf, a Joscelino, y a Inés le garantizó el usufructo de Torón. Inés murió en 1184, pocos meses antes que su hijo.
Tutor del rey[editar]
En 1185, Joscelino se convirtió en tutor del joven rey Balduino V, mientras que Raimundo III ejercía de regente. Raimundo temía que, si se hacía tutor del joven, lo acusasen de acabar maliciosamente con su vida para ascender al trono. Joscelino, como hermano de la abuela materna del rey, no podía heredar directamente el trono, así que lo que convenía a sus intereses era que el joven viviera lo más posible. Además, para ayudarlo en su tarea, llegó desde Italia el abuelo paterno de Balduino, Guillermo V de Montferrato. Sin embargo, Balduino era un chico enfermizo, y murió en Acre en 1186. Joscelino y Guillermo escoltaron su ataúd hasta Jerusalén. Mientras tanto, Raimundo fue a Nablus para buscar el apoyo de Balián de Ibelín para nombrar a Isabel reina. Fallaron en su intento, y fueron coronados Sibila y su segundo marido, Guido de Lusignan.
Cortesano, noble sin tierras y muerte[editar]
En 1186, Guido y Sibila concedieron más territorios a Joscelino, incluyendo Torón. Él, a su vez, los dio como dote a su hija mayor, Beatriz, que estaba prometida con Guillermo de Valence, el hermano menor de Guido. Su hermana menor, Inés, fue casada con uno de los sobrinos de Guido, pero si Beatriz moría antes de casarse, Guillermo se desposaría con Inés.
En la batalla de los Cuernos de Hattin en 1187, Joscelino mandaba la retaguardia junto a Balián de Ibelín. Ambos escaparon de la desastrosa derrota y huyeron a Tiro. Todos sus territorios fueron capturados por Saladino. Joscelino se unió al Asedio de Acre en la Tercera Cruzada. La última referencia que se tiene de él es una carta fechada el 25 de octubre de 1190, después de la muerte de Sibila. Casi con toda seguridad murió en el asedio. Un mes más tarde, Isabel, que reclamaba la corona de Guido y la devolución de Chastel Neuf y Torón (si eran de nuevo conquistadas) a su marido Hunfredo, se divorció de él. Si Joscelino seguía con vida, nada objetó al respecto. Sin embargo, esto significó el final de los prósperos matrimonios de las hijas de la familia Lusignan. Su muerte confirmada fue en octubre de 1200.
Familia[editar]
En 1176, después de su liberación, se casó con Inés de Milly, hija de Enrique de Milly, el Bufalo, señor de Petra, e Inés de Grenier (hija de Eustaquío de Grenier), con la que tuvo dos hijas:
- Beatriz (muerta antes de 1245), prometida a Guillermo de Valence, hermano de Guido de Lusignan, en 1186, pero casada en 1208 con Otón V de Henneberg, conde de Botenlauben. Se quedó viuda en enero de 1217.
- Inés, prometida al sobrino de Guido de Lusignan en 1186, pero casada en 1200 con Guillermo de Mandelée, un caballero normando de Calabria que llegó a ser señor de Scandeleon.
El Señorío de Joscelino fue comprado en 1220 por Hermann von Salza, Gran Maestre de la Orden Teutónica, a sus hijas.
Leopoldo V (1157 – 31 de diciembre de 1194), el Virtuoso, duque de Austria de la familia Babenberg entre 1177 y 1194 y duque de Estiria de 1192 a 1194, participó en las cruzadas hasta la tercera cruzada donde fue derrotado.
Biografía[editar]
Leopoldo era el hijo de Enrique II, duque de Austria, también conocido como Enrique II Jasomirgott y de la emperatriz bizantina Teodora Comnena. En 1172 se casó con Helena, hija del rey Géza II de Hungría, y tuvieron dos hijos: Federico I y Leopoldo VI. La hermana mayor de Leopoldo, Inés de Babenberg, se había casado en 1166 con otro hijo del monarca húngaro, el posterior rey Esteban III de Hungría. De esta manera este doble matrimonio pretendía acercar las dos dinastías que reinaban en territorios fronterizos. Sin embargo, a la muerte del rey húngaro, Inés volvió al ducado de Austria.
El 17 de agosto de 1186, se negoció el Pacto de Georgenberg, por el cual Estiria y la parte central de la Alta Austria fueron amalgamadas en el ducado de Austria después de 1192. Este fue el primer paso hacia la creación de la Austria moderna.
La tercera Cruzada[editar]
Se le recuerda principalmente fuera de Austria por su participación en la Tercera Cruzada. Llegó para tomar parte en el sitio de Acre en la primavera de 1191, habiendo navegado desde Zadar en la costa del Mar Adriático. Se puso al mando de lo que quedaba de las fuerzas imperiales luego de la muerte de Federico VI de Suabia en enero de ese año.
Después de la rendición de Acre, las banderas del Reino de Jerusalén, Ricardo I de Inglaterra, Felipe II de Francia y Leopoldo se izaron en la ciudad, lo que hizo el primo de Leopoldo, Conrado de Montferrato. Pero Ricardo quitó la bandera de Leopoldo. Ricardo también estuvo bajo sospecha de haber estado involucrado en el asesinato de Conrado poco después de ser elegido rey de Cisjordania en abril de 1192. En el viaje de retorno, Ricardo iba disfrazado y debió parar en Viena, donde fue reconocido (supuestamente por su anillo) y fue arrestado en el distrito de Erdberg (moderno Landstraße). Por algún tiempo estuvo prisionero en Dürnstein, luego fue llevado ante el emperador Enrique VI del Sacro Imperio Romano Germánico y fue acusado de la muerte de Conrado. El gran rescate que se pagó, que se supone alrededor de 23 toneladas de plata, sirvió para la fundación de la casa de moneda en Viena y se utilizó para construir murallas nuevas para la ciudad, así como para edificar las ciudades de Wiener Neustadt y Friedberg en Estiria. No obstante, el duque fue excomulgado por el papa Celestino III por haber hecho prisionero a un compañero de cruzada.
En 1194 Leopoldo sufrió un accidente. Un caballo le aplastó un pie al caer sobre él durante un torneo en Graz. Finalmente murió de gangrena, aún bajo pena de excomunión, siendo enterrado en la abadía de Heiligenkreuz.
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