Un aglutinante o medio en pintura es una sustancia que alberga en su seno el pigmento y lo mantiene fijo al soporte.
Las características principales son:
- Capacidad para mezclarse con el pigmento.
- Resistencia una vez seco.
- Textura que permita su aplicación.
Según su composición se pueden catalogar como pinturas de secado físico y pinturas de secado físico-químico. Las primeras secan cuando los disolventes del aglutinante se evaporan, por ejemplo, las lacas de nitrocelulosa (la laca de uñas es un buen ejemplo). Las segundas, aparte de la evaporación de los disolventes, se da una reacción química. Es el caso de las pinturas de dos componentes, en la que la pintura base reacciona con un endurecedor.
La aguada es una técnica pictórica que consiste en mezclar en distintos grados agua o alcohol con diversas tintas. Permite la utilización de una amplia gama cromática a partir de un único color de base (normalmente negro o violeta, en cualquier caso colores tierra-rojos o verdosos), mediante difuminaciones. Se aplica normalmente con pincel. La dificultad y a la vez, la belleza de esta técnica, consiste en saber diluir correctamente la tinta y plasmar sobre el dibujo las distintas franjas entre la luz directa y la sombra total.
Tradicionalmente se utilizan colores de acuarela o, como variante, tinta china, aunque ésta resulta menos dúctil (produce saltos o cortados en el tono del degradado). Hay que empezar pintando lo más brillante y yendo sucesivamente hacia lo oscuro, ya que las capas se acumulan unas encimas de otras. Guarda en común con la acuarela, además, el papel, que debe de tener el grosor suficiente para no combarse.
Al parecer, su utilización en masa deriva de la Edad Media, gracias a la mejora de calidad de varios tipos de papel. Ya es mencionada por Cennino Cennini en su tratado sobre pintura, datado en el año 1437.
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