miércoles, 16 de marzo de 2016

Biología celular y tisular

Órgano: Bazo.
Tinción: H/E
Elementos. Folículo linfoide esplénico con centro germinativo visible y la característica arteriola centro folicular a la 1 del cuadrante..
Tiene función inmunológica humoral y celular, por su alto contenido linfoide de células de tipo B y T. Órgano hemopoyético fetal y de hemocateresis en la etapa postnatal junto con la médula ósea.


Órgano: Bazo. Close de la anterior.
Tinción: H/E
Elementos. Borde del Folículo linfoide esplénico, la característica arteriola centro folicular a la izquierda del centro.
Tiene función inmunológica humoral y celular, por su alto contenido linfoide de células de tipo B y T. Órgano hemopoyético fetal y de hemocateresis en la etapa postnatal junto con la médula ósea.




Órgano: Bazo. .
Tinción: H/E
Elementos. Folículo linfoide esplénico como penacho de la característica arteriola centro folicular. Los linfocitos del trayecto o vaina periarteriolar son de tipo T y los del folículo de tipo B.Los elementos restantes corresponden a sinusoides de la pulpa roja.
Tiene función inmunológica humoral y celular, por su alto contenido linfoide de células de tipo B y T. Órgano hemopoyético fetal y de hemocateresis en la etapa postnatal junto con la médula ósea.


Sobre el bazo y el sistema linfático

Una de las principales funciones del sistema linfático consiste en recoger el líquido linfático sobrante procedente de los distintos tejidos corporales y devolverlo a la sangre. Este proceso es fundamental porque el agua, las proteínas y otras sustancias gotean constantemente desde los diminutos capilares sanguíneos hasta los tejidos corporales circundantes. Si el sistema linfático no drenara el exceso de líquido, el líquido linfático se acumularía en ellos y se hincharían.
Asimismo, el sistema linfático también ayuda al cuerpo a defenderse contra gérmenes, como los virus, las bacterias y los hongos, que pueden provocar enfermedades. Los ganglios linfáticos son pequeñas masas de tejido ubicadas a lo largo de la red de vasos linfáticos y son ellos los que se encargan de filtrar los gérmenes. Los ganglios hospedan linfocitos en su interior, un tipo de glóbulo blanco. Algunos de estos linfocitos fabrican anticuerpos, unas proteínas especiales que luchan contra los gérmenes e impiden que las infecciones se propaguen, ya que atrapan a los gérmenes patógenos y los destruyen.
El bazo también ayuda al organismo a luchar contra las infecciones. El bazo contiene linfocitos y otro tipo de glóbulos blancos, llamados macrófagos, que tragan y destruyen bacterias, tejido muerto y elementos extraños, eliminándolos del torrente sanguíneo cuando la sangre pasa a través del bazo.

Anatomía básica

El sistema linfático es una red de conductos muy pequeños (o vasos) que recogen y conducen el líquido linfático procedente de todo el cuerpo. Las partes más importantes de tejido linfático son la médula ósea, el bazo, el timo, los ganglios linfáticos y las amígdalas. El corazón, los pulmones, los intestinos, el hígado y la piel también contienen tejido linfático.
Uno de los principales vasos linfáticos es el conducto torácico, que comienza cerca de la parte inferior de la columna vertebral y recoge la linfa procedente de la pelvis, el abdomen y la parte inferior del pecho. El conducto torácico asciende a lo largo del pecho y vacía la linfa que trasporta en una de las grandes venas, ubicada cerca del lado izquierdo del cuello. El conducto linfático derecho es el otro vaso linfático principal. Se encarga de recoger la linfa del lado derecho del cuello, del pecho y del brazo y vacía la linfa en una de las grandes venas, ubicada cerca del lado derecho del cuello.
Los ganglios linfáticos son redondos o en forma de riñón y pueden medir hasta 2,5 cm (1 pulgada) de diámetro. La mayoría de los ganglios linfáticos se encuentran formando grupos en las inmediaciones del cuello, la axila y la zona inguinal. También hay ganglios linfáticos a lo largo de las vías linfáticas de pecho, abdomen y pelvis, donde filtran la sangre. Dentro de los ganglios linfáticos, unos linfocitos denominados células T y células B ayudan al organismo a luchar contra las infecciones. Además, el tejido linfático está diseminado por todo el cuerpo, bien formando parte de órganos importantes o dentro y alrededor del tubo digestivo.
El bazo ayuda a controlar la cantidad de sangre y de células sanguíneas que circulan por el cuerpo y a destruir las células dañadas.

Cómo funciona un sistema linfático sano

Transporte de desechos

El drenaje del líquido linfático se realiza a través de capilares linfáticos, unos vasos de tamaño muy reducido. Luego, este líquido es impulsado a lo largo de estos capilares durante la respiración y la contracción muscular. Los capilares linfáticos son muy finos y tienen un montón de aberturas diminutas que permiten el trasvase de gases, agua y nutrientes a las células circundantes, lo que permite alimentarlas y llevarse los productos de desecho. Cuando el líquido linfático circula de este modo, se denomina líquido intersticial.
Los vasos linfáticos recogen el líquido intersticial y lo devuelven al torrente sanguíneo al vaciarlo en las grandes venas de la parte superior del pecho, cerca del cuello.

Lucha contra las infecciones

El líquido linfático entra en los ganglios linfáticos, donde los macrófagos luchan contra elementos extraños, como las bacterias, y los eliminan del torrente sanguíneo. Una vez se han filtrado estos elementos, el líquido linfático sale de los ganglios linfáticos y regresa a las venas, volviendo, de este modo, al torrente sanguíneo.
Cuando una persona contrae una infección, sus gérmenes se acumulan en los ganglios linfáticos. Si presenta una infección de garganta, por ejemplo, los ganglios linfáticos del cuello se le pueden inflamar. Por eso los médicos comprueban si los ganglios linfáticos del cuello están inflamados cuando sospechan una infección de garganta.

Problemas que pueden surgir en el sistema linfático

Existen algunas enfermedades que pueden afectar a los ganglios linfáticos, el bazo o a agrupaciones de tejido linfoide en determinadas partes del cuerpo.
  • Linfadenopatía. Se trata de una afección donde los ganglios linfáticos se hinchan o agrandan, generalmente debido a una infección cercana. Por ejemplo, unos ganglios inflamados en el cuello pueden ser consecuencia de una infección de garganta. Una vez que se trata la infección, la hinchazón suele remitir. Si se inflamaran varios grupos de ganglios linfáticos por todo el cuerpo, esto podría indicar una enfermedad de mayor gravedad que requeriría más trabajo de investigación por parte del pediatra.
  • Linfadenitis. También denominada adenitis, esta inflamación del ganglio linfático está provocada por una infección del tejido ganglionar. La infección puede hacer que la piel que cubre al ganglio linfático se hinche, se enrojezca y se note caliente y sensible al tacto. Esta infección suele afectar a los ganglios linfáticos del cuello y su causa más frecuente es una infección bacteriana de fácil tratamiento mediante antibióticos.
  • Linfomas. Estos cánceres comienzan en los ganglios linfáticos cuando los linfocitos experimentan cambios y se empiezan a multiplicar de forma descontrolada. Los ganglios linfáticos se hinchan y las células cancerosas desplazan a las células sanas, pudiendo provocar tumores (crecimientos sólidos) en otras partes del cuerpo.
  • Esplenomegalia (bazo agrandado). En una persona sana, el bazo suele ser lo bastante pequeño como para no poderlo palpar al presionar el abdomen. Pero ciertas enfermedades pueden hacer que el bazo se hinche hasta alcanzar varias veces su tamaño habitual. Generalmente, esto se debe a una infección vírica, como la mononucleosis. Pero, en algunos casos, enfermedades de mayor gravedad, como el cáncer, pueden hacer que el bazo se agrande. Los médicos suelen indicar a aquellas personas que tienen el bazo agrandado, que eviten los deportes de contacto, como el fútbol, durante un tiempo porque un bazo inflamado es más proclive a romperse (explotar). Y, si se rompe, puede ocasionar importantes pérdidas de sangre.
  • Amigdalitis. La amigdalitis está provocada por una infección de las amígdalas, el tejido linfoide de ocupa la parte posterior de la boca o techo del paladar y el principio de la garganta. Normalmente ayudan a filtrar las bacterias. Cuando se contrae una infección de amígdalas, estas se hinchan e inflaman, y esta infección puede cursar con dolor de garganta, fiebre y dificultades para tragar. La infección también se puede extender a la garganta y áreas circundantes, provocando dolor e inflamación. Una persona con infecciones repetidas en las amígdalas puede necesitar que se las extirpen (amigdalectomía).

A diferencia de otros órganos de nuestro cuerpo que tendemos a tener más presentes, como por ejemplo es el caso del hígado o de los riñones, el bazo se convierte probablemente en uno de los más “olvidados”. De hecho, no solemos recordar que está ahí hasta que no se produce alguna afección o trastorno de salud que lo afecte. Pero aunque por lo general no suele causar problemas, sí debemos tener en cuenta qué enfermedades o problemas pueden influir en su estado. Más aún, uno de los más comunes y habituales es la inflamación del bazo, el cual es conocido médicamente con el nombre de esplenomegalia.
El bazo consiste en un órgano que forma parte de nuestro sistema linfático. Presenta un tamaño aproximado similar al del puño de una mano, y lo encontramos situado en el costado izquierdo, justamente debajo de las costillas y por arriba del estómago.
Bazo inflamado
Entre las principales funciones del bazo podemos mencionar su alto contenido en glóbulos blancos, los cuales luchan contra los gérmenes. De hecho, como indicábamos anteriormente, forma parte del sistema linfático, que como de buen seguro sabrás combate las infecciones, a la vez que mantiene el equilibrio de los líquidos de nuestro cuerpo. Además, destruye aquellas células dañadas o envejecidas, ayuda a controlar la cantidad de sangre de nuestro organismo y mantiene tanto los glóbulos rojos como las plaquetas saludables.
Precisamente cuando se diagnostica esplenomegalia significa que existe un bazo más grande de lo normal.
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Cuáles son los síntomas del bazo inflamado

Fundamentalmente son tres los signos que pueden indicar la presencia de una inflamación del bazo, por lo que en realidad nos encontramos ante un trastorno que no es tan fácil de diagnosticar.
Por ejemplo, podemos sentir cierta incapacidad a la hora de comer en grandes cantidades, de manera que tendemos a llenarnos más rápidamente e incluso con poca comida. Es decir, nos saciamos rápidamente, incluso cuando comemos pequeñas cantidades de comida.
Puede sentirse dolor que se sitúa en el lado superior izquierdo del abdomen, aunque como descubríamos en una nota anterior en la que te hablábamos sobre el dolor en la parte izquierda del abdomen, también existen otros problemas que pueden influir en su aparición, como es el caso de la pancreatitis, diverticulosis o diverticulitis y cálculos renales. Entre los motivos de que aparezca dolor abdominal no solo es debido a la propia hinchazón, sino a que el bazo tiende a estirarse como consecuencia de la inflamación. Este dolor tiende a empeorar cuando realizamos una respiración profunda, y puede irradiarse hacia el hombro izquierdo.
Síntomas de la inflamación del bazo
El hipo es otra de los signos habituales de la inflamación del bazo, especialmente si aparece en cualquier momento, de forma repentinina y tiende a repetirse varias veces en un mismo día.
Ya que el bazo forma parte del sistema linfático y se encarga de filtrar la sangre y de mantener en niveles adecuados las plaquetas y los glóbulos rojos y blancos, cuando el bazo está inflamado puede surgir anemia, causada por la falta de glóbulos rojos. A su vez, puede aparecer fatiga como consecuencia de la anemia.

Las causas de la inflamación del bazo

Son varias las causas que pueden ocasionar que el bazo se inflame. Las más habituales son las siguientes:
  • Infecciones: infecciones bacterianas, enfermedad por arañazo de gato, mononucleosis infecciosa (ya sea por el virus de Epstein-Barr o por citomegalovirus), infecciones parasitarias o por otras infecciones virales.
  • Enfermedades hepáticas: cirrosis, obstrucción de la vena porta, fibrosis quística o colangitis esclerosante.
  • Enfermedades de la sangre: hemoglobinopatías, anemias hemolíticas.
  • Cáncer: enfermedad de Hodgkin, leucemias, linfomas.
  • Otras enfermedades: lupus eritematoso sistémico, sarcoidosis y crisis esplénica drepanocítica.
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Tratamiento del bazo inflamado

Es evidente que el tratamiento de la inflamación del bazo tiene relación con la causa que haya causado dicha hinchazón, aunque se debe establecer un tratamiento médico pronto puesto que un bazo inflamado puede derivar en una infección crónica. De hecho, a largo plazo, si surge infección puede llevar a la extirpación del bazo.
Por ejemplo, si la causa de la inflamación es una infección los antibióticos pueden ser de utilidad para el tratamiento de la enfermedad. Mientras que si la causa del agrandamiento del bazo es debido a la enfermedad de Hodgkin o por leucemia, el tratamiento médico a seguir es radioterapia o quimioterapia.

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