La posición de un cadáver caído al azar requiere una descripción más detallada, como por ejemplo: brazo izquierdo semiflexionado por debajo del cuerpo, pierna derecha con la rodilla a la altura de la cadera y doblada en 90º, etc. Es muy conveniente complementar la descripción con materiales gráficos: fotografías, diagramas, croquis.
La posición sedente es lo mismo que "sentado". No es muy común, pero en algunos grupos étnicos se acostumbra enterrar a los muertos en posición sedente, para lo cual --naturalmente-- se le ata y apoya de manera que no caiga. Se necesita describir con cuidado la posición de los miembros (muslos levantados u horizontales, al frente o a los lados, etc.; pantorrillas contra los muslos o en ángulo), entre otros detalles.
La descripción de los objetos asociados debe de incluir la orientación propia, su ubicación respecto al cadáver, así como, si el objeto asociado está completo o roto.
FOTOGRAFÍAS
Para complementar la documentación del hallazgo debemos de tomar fotografías desde varios ángulos, que cubran toda la escena del crimen y en las que se observen todos los objetos relacionados con él, esto nos puede proporcionar mucha información en el análisis posterior del caso[3]
Si es posible, también debemos de fotografiar por separado cada uno de los objetos con una escala a su lado para conservar el registro tanto de los objetos como de sus dimensiones.
Una técnica útil es usar dos cámaras fotográficas, una instantánea (para un registro inmediato aunque de no muy buena calidad) y otra profesional (con fotografías cuyo procesamiento requiere tiempo, pero de gran calidad). Las tomadas con la cámara profesional, por ser mejores se pueden presentar en la corte como evidencia, aunque a veces a un fotógrafo con experiencia pueden no salirle bien y si no existe el apoyo de las fotografías instantáneas se perderá para siempre la imagen.
ESQUEMAS
También es conveniente realizar un croquis (ejemplificado en la página siguiente) en el que se ubique exactamente cada hueso y los objetos asociados al cuerpo, anotando la distancia que existe entre los diferentes elementos asociados al hallazgo y los elementos naturales de terreno como son, árboles, piedras, corrientes de agua y otros detalles del mismo, que podamos identificar en una visita posterior. Es conveniente enumerar los objetos que se encuentran alrededor del cadáver, de ésta manera podemos, al observar el número y ver la descripción, recordar perfectamente las características de cada objeto. Debemos marcar la orientación general del cadáver con una flecha apuntando hacia el norte; para determinar hacia dónde está este punto, utilizamos una simple brújula de bosillo. Todo esto nos permite reconstruir la escena del crimen con gran precisión.
Ahora sí podemos recoger el cadáver y todos los objetos contenidos en la escena del crimen, colectando cada uno por separado dentro de bolsas de polietileno.
Desde luego no se colocan todos los huesos en una sola bolsa, porque el roce y presión los maltratan. También conviene envolverlos individualmente en papel (puede ser periódico) u hojas de aluminio, aunque esto no es indispensable.
Es importante que cada bolsa contenga en el exterior datos de identificación mínima, como serían, el lugar del hallazgo, el número de averiguación, el número de objeto y el médico responsable.
Cuando podamos, debemos de poner a cada objeto una etiqueta que contenga los mismos datos, esto evitará que accidentalmente, en el trasporte se vacíe el contenido de la bolsa y después nos sea imposible recordar de donde salió una pieza determinada.
Exhumación y excavación
En ocasiones, dada una controversia jurídica, se procede a desenterrar un cuerpo (proceso conocido como exhumación) para realizar la autopsia o asegurarse de la identidad del cadáver.
En otras ocasiones pueden aparecer restos óseos accidentalmente al realizar una excavación. En estos dos casos el médico legal tiene que intervenir en la excavación y recuperación de los materiales óseos, para poder emitir un dictamen posteriormente.
EXHUMACIÓN
Para la exhumación seguimos cuatro pasos, la localización certera, la excavación, la fumigación y la apertura del féretro.
Para la localización certera debemos ubicar el sitio de la inhumación y confirmar la identificación de la tumba observando la lápida para asegurarnos que en ése sitio está enterrada la persona que buscamos.
La excavación consiste en la extracción del féretro de la tierra, es conveniente anotar todas las características arquitectónicas que se encuentren antes de llegar al féretro y cuando alcancemos éste, la profundidad a la que se localiza.
Posteriormente fumigamos el féretro y la fosa para evitar que los microorganismos patógenos proliferen.
Por último, pasamos a la abertura del féretro. Es conveniente tener la cámara fotográfica preparada, puesto que en algunas ocasiones los restos que se conservaban en buen estado en el microambiente del interior del ataúd pueden deteriorase rápidamente con el cambio de ambiente de anaerobiosis a la condición aeróbica.
EXCAVACIÓN
Cuando aparecen restos óseos accidentalmente debemos de excavarlos con sumo cuidado para no destruir la evidencia.
El primer paso para descubrir un entierro consiste en identificar qué hueso es el que apareció, su posición y sus posibles relaciones anatómicas, esto nos permitirá calcular el lugar aproximado donde se encuentran la cabeza y los pies.
Empezaremos a excavar con instrumentos finos como son las cucharas de albañil o las cucharillas de jardinero donde calculemos que se encuentra la cabeza si es el extremo más cercano al hallazgo inicial o, si se trata del extremo inferior, empezaremos excavando por los pies y nos dirigiremos en sentido cefálico.
Cuando hemos quitado el grueso de la tierra, debemos terminar de descubrir el hallazgo con herramientas muy finas como son los pinceles y las brochas.
En los casos de restos óseos de varios individuos esparcidos por el terreno, debemos de ir liberando de tierra los huesos, de manera que cubramos toda la zona en que se encontraban.
Al igual que con los cadáveres hallados en la superficie es conveniente tomar fotos y hacer un esquema, tanto de los restos esqueléticos como de los objetos asociados, antes de alterar el contexto en el que se encuentran.
Posteriormente pasaremos a retirar los huesos empezando por el cráneo y terminando con los pies, depositándolos en varias bolsas de plolietileno.
En algunos casos el estado de conservación de los restos es muy malo, por lo que necesitaremos transportarlos en bloque, para limpiarlos con más cuidado en el laboratorio. En esos caso se mete una lámina abajo del bloque que comprenderá el entierro y lo cubriremos con una capa de algodón sobre la que pondremos un plástico, para posteriormente ponerle flejes. Aunque antes se recomendaba en éstos casos cubrir al entierro con yeso, parafina o cemento ahora se ha visto que no es conveniente, porque terminan por destruirlo.
MUESTRAS TOMADAS EN EL LUGAR DEL HALLAZGO
Es conveniente, ya sea que se trate de un cadáver hallado en la superficie o procedente de una excavación, tomar muestras que pueden ser analizadas por los diferentes especialistas.
Debemos tomar muestras del suelo y de la vestimenta, si es que de esta se consreva algo, puesto que éstas nos pueden dar mucha información[4]
Conservación de los restos óseos
Para estudiar y conservar convenientemente los restos óseos tenemos que tratarlos en el laboratorio.
Los huesos tienen que ser lavados para poderse estudiar, sólo en los casos en que el material esté sumamente deteriorado no se lavarán.
El lavado del material óseo se hace bajo la llave del agua, con un cepillo de dientes o de uñas, tallando con cuidado pero con cierto vigor.
Es muy conveniente que el lavadero contenga una malla fina de alambre en el fondo, dado que pueden soltarse los dientes o pequeños
huesos e irse por el desagüe, si no tenemos el cuidado suficiente[5]
Es conveniente, antes de lavar los cráneos, picar la tierra de las cavidades orbitarias, nasales y el agujero occipital, con una aguja de disección o un gancho de tejer, lo que nos facilitará la liberación de los huesos.
Posteriormente los dejamos un día o dos hasta asegurarnos de que estén totalmente secos, si se trata de restos frágiles a la sombra o si están en buen estado al sol.
RESTAURACIÓN DE RESTOS ÓSEOS
En algunas ocasiones, los restos óseos se fragmentan al ser extraídos o se encuentran fragmentados, lo que nos dificulta el estudio posterior, siendo más difícil reconocer las distintas características del material.
También puede el homicida, en un intento de dificultar la identificación, fragmentar el cráneo.
El primer paso para restaurar los huesos consiste en pegar entre sí los fragmentos cuyos bordes correspondan, se puede usar goma blanca, ya que es suficientemente fuerte y tiene la ventaja de que, si se quiere, puede ser fácilmente despegado con un poco de agua. Se recomienda usar tiras de masking tape para mantener en su sitio las partes que se están pegando mientras se seca el pegamento, para después retirarlas.
También puede ser útil una caja con arena para acomodar los restos en proceso de restauración, de manera que el pegamento no sufra tensiones durante el secado.
En algunos casos, en que falta algún fragmento de los huesos, podemos reconstruirlo siguiendo la técnica de Pompa (1975b) que consiste en usar una mezcla de goma blanca y resanador de madera en partes iguales; esto les da a los huesos una forma más completa y al mismo tiempo permite distinguir las zonas restauradas. Nunca se deben completar porciones que no estén claramente definidas.
Estudio del cadáver en el laboratorio
Como mencionamos en la introducción, algunas veces tenemos la fortuna de que el cadáver todavía se encuentre con algunas partes blandas y no en reducción esquelética (convertido únicamente en esqueleto) como hemos tratado a lo largo de todo el capítulo.
Cuando tenemos esta ventaja podemos obtener más información, si recopilamos todas las evidencias disponibles.
INSPECCIÓN GENERAL
Antes de disecar el cadáver conviene inspeccionar la piel de todo el cuerpo en busca de tatuajes, cicatrices, heridas y cualquier otra alteración, ya que su ubicación puede ayudarnos a identificar al sujeto o a determinar la causa de muerte.
Se pondrá especial interés en las manos, si las condiciones todavía lo permiten, nos sería muy útil tomar las impresiones digitales.
Otro detalle a observar es si están todos los dedos completos o sí sufrió la pérdida de alguno o de una falange. Esta pérdida puede ser premortem (ya sea por accidente o como práctica cultural) que nos ayude a identificar posteriormente al cadáver, o una lesión posmortem.
ANTROPOMETRÍA DEL CADÁVER
Cuando el estado de conservación lo permite, nos será muy útil tomar algunas medidas que nos ayuden a identificar al sujeto.
El lector puede encontrar capítulos muy detallados sobre antropometría en Comas (1957), Montague (1964), Morel (1964) y Pospišil (1964)[6], pero por el momento nos conformaremos con éstas breves notas de importancia médico legal.
A diferencia de la técnica somatométrica en donde medimos al sujeto en vida, de pie y con el antropométro, como el cadáver ha perdido la capacidad de mantenerse erecto, todas las medidas se toman con el sujeto en decúbito dorsal y con la cinta métrica.
Otra diferencia importante con la técnica somatométrica es que sólo 4 medidas son de interés para la caracterización médico legal, mientras que en la somatometría se utilizan 28.
La altura total se toma desde el vértex a la punta de los pies.
El perímetro cefálico se toma haciendo pasar la cinta métrica por la glabela (punto más saliente del entrecejo), por ambos eurion (los puntos más salientes a los lados de la cabeza) y por el opistocráneo (punto más distante de la glabela).
El perímetro toráxico lo tomamos a la altura de thelion (nivel de los pezones).
El perímetro abdominal lo tomamos a la altura de los ileocrestales (puntos de las crestas ilíacas más salientes en sentido lateral).
ESTUDIO RADIOLÓGICO DEL CADÁVER
Es conveniente la toma de radiografías de las zonas donde es más posible encontrar fracturas consolidadas (miembros y cráneo), particularmente se recomienda en los casos de menores puesto no es raro que los niños maltratados --problema antiguo que se ha recrudecido-- presenten este tipo de lesiones.
MUESTRAS DEL CADÁVER
Después de inspeccionar y tomar los datos antropométricos del cadáver es conveniente tomar una muestra de todos los órganos que todavía conserve el cuerpo y preparar con ellos laminillas histológicas, que nos permitirán conocer alteraciones patológicas de algunos órganos.
Una de las muestras más fáciles de obtener y que nos da mucha información es la de pelo, la podemos obtener con las tijeras cortando un mechón. Este nos servirá con posterioridad para determinar su color y textura, datos que nos ayudarán a terminar la reconstrucción escultórica de la cabeza.
También podemos obtener muestras de fluidos corporales que nos serán muy útiles para una identificación posterior si las secuenciamos y comparamos a través de métodos bioquímicos específicos.
Para tomar estas muestras, debemos utilizar una jeringuilla y depositarlas en tubos de ensaye.
DISECCIÓN Y LIMPIEZA DE LOS CADÁVERES DETERIORADOS
Ya que hemos estudiado y documentado convenientemente los restos de partes blandas que quedan en un cadáver deteriorado, debemos desecharlos ya que representan un foco de infección.
Para deshacernos de las partes blandas debemos macerar los restos. Pospišil [7]nos propone dos métodos dependiendo de la edad biológica de los restos.
Para adultos, el autor propone como método de tratamiento rápido, sumergir los restos en una solución de hidróxido de sodio a 60ºC durante un cuarto de hora.
Para los restos subadultos este método no es muy recomendable puesto que al poseer partes cartilaginosas, estas se pueden disolver o hasta puede disolverse el hueso completo.
Para este tipo de restos, Pospišil recomienda sumergirlos en
agua y dejarlos a la intemperie durante cierto tiempo, para después dejarlos secar.
Los biólogos, para preparar sus especímenes de estudio, cultivan cepas de unos pequeños insectos, conocidos como dermástidos, a los que les dejan los restos óseos con algo de carne adherida y los animales terminan de limpiarlos.
Sea cual fuere el método que utilicemos para limpiar los restos óseos, es conveniente exponerlos dos o tres días al sol para terminar con los posibles microorganismos presentes que pudieran infectarnos.
Determinación del tiempo de muerte
INTRODUCCIÓN
Determinar el tiempo de muerte del sujeto puede ser a veces muy complicado pues debemos de tomar en cuenta una serie de factores tanto endógenos (complexión, edad, estado de salud) como exógenos (tratamiento que se le haya dado al cuerpo, influencia del medio ambiente) además de la variación estadística.
Es importante destacar que una vez alcanzados algunos estados como la momificación o la reducción esquelética, se hace muy difícil determinar el tiempo que tiene de muerto el individuo, puesto que los fenómenos que normalmente nos pueden indicar la temporalidad del cadáver han dejado de actuar sobre él, por lo que no tenemos elementos a la mano para inferir el tiempo transcurrido desde el fallecimiento.
Aunque un esqueleto antiguo generalmente ha dejado de tener implicaciones jurídicas, algunas veces es necesario recurrir a técnicas de laboratorio[8]que nos permitan descartar cualquier interés legal.
Algunos factores que intervienen en la putrefacción y esqueletización del cadáver
El tratamiento que el criminal le da al cuerpo puede causar grandes alteraciones al interferir los ritmos de descomposición.
Aunque resulte irónico, puede ser que algunas maniobras del homicida para deshacerse del cuerpo ayuden a su conservación más que a su destrucción. Tal fue el caso del cadáver de la señora Dobkin, al que se le echó cal para destruirlo, pero este producto ayudó a que se conservara y pudiera ser estudiado[9]
Enterrar al difunto en lugar de dejarlo al aire libre es otro procedimiento común que tiende a preservar el cuerpo, porque aumenta el tiempo de la esquelatización.
El medio ambiente es uno de los factores determinantes en el ritmo de putrefacción de un cadáver. Como es obvio, si el cuerpo está en campo abierto se desintegrará más rápido que si está sumergido en el agua o sepultado en un ataúd hermético. En general, mientras el cuerpo esté menos expuesto a microorganismos, se conservará por más tiempo y mientras este más expuesto degenerará mucho más rápido.
Un cadáver a campo abierto puede, además, ser atacado por los animales, sobre todo carnívoros y carroñeros, que pueden acelerar mucho la degradación del cadáver al dejarlo reducido en pocos días a unos cuantos huesos, lo que por la sola acción de los microorganismos tardaría mucho más. Es también posible que estos animales consuman, fracturen y desorganicen el cadáver.
El clima es uno de los factores que alteran los fenómenos normales de degradación del cuerpo. Un clima frío tiende a conservar el cadáver mientras que los climas cálidos tienden a acelerar su descomposición. De manera similar los climas húmedos favorecen una descomposición más rápida que los climas secos.
Los ambientes cálidos y secos son ideales para la momificación por lo que puede presentarse este fenómeno de manera espontánea.
MOMIFICACIÓN Y ADIPOCIRA
Existen dos estados naturales en los que el cadáver, por acción del medio ambiente, se conserva en lugar de pudrirse: la momificación y la adipocira.
El médico legal debe de conocerlos porque frecuentemente se presentan en alguno de estos estados, cadáveres desconocidos a los que se necesita identificar
MOMIFICACIÓN
La momificación espontánea se da en los climas secos que producen la deshidratación de los tejidos del cadáver, la piel se vuelve de color pardo y de textura correosa[10]
Si además de seco, el clima es cálido y hay corrientes de aire, es más frecuente la momificación. Lamentablemente esta momificación pocas veces es completa y los órganos internos en realidad se van descomponiendo.
La momificación artificial consiste en ciertas operaciones practicadas en el cadáver para preservarlo desde las primeras civilizaciones tomaron auge estas técnicas y en Egipto tenemos la extracción de las veceras para conservar el cuerpo y en la actualidad se utilizan fijadores que sustituyen a la sangre para conservar el cadáver por largo tiempo.
Adipocira
También se puede detener el proceso de degradación cuando el cadáver queda sumergido en agua. La adipocira consiste en la detención súbita de los procesos degradativos producida por la saponificación de las grasas.
Knight (1994) menciona dos estados de adipocira que nos pueden ayudar a fijar el tiempo de muerte en los individuos que la presentan, en el primero el cuerpo tiene un color grisáceo y un aspecto grasoso, con olor muy fuerte y desagradable, el segundo se da cuando el cuerpo ha pasado años bajo el agua, se caracteriza por el color gris blanquecino y la textura muy friable ( se desbarata con facilidad).
PUTREFACCIÓN
El cadáver si no está en las condiciones antes citadas va a sufrir una serie de fenómenos degenerativos producidos por los ismos microorganismos que contiene que se conocen como putrefacción y que van a llevarlo gradualmente a convertirlo en un proceso de 5 a 7 años en esqueleto.
Para fines de estudio se puede dividir en cuatro periodos que son cromático, enfisematoso colicuativo y esqeletización[11]el conocer en que periodo se encuentra el cadáver es muy útil para determinar el tiempo de muerte.
El primero inicia a las 24 horas de haber fallecido el sujeto y se caracteriza por el color verde en el bajo vientre derecho que se extiende rápidamente a el resto del cuerpo. En los recién nacidos por su estado estéril la mancha no se va a localizar ahí sino en las fosas nasales.
El periodo efisematoso se caracteriza por la gran acumulación de gases producto de la putrefacción que van a crear burbujas bajo la piel y se produce por el mismo fenómeno protrusión de la lengua y de los ojos así como gran crecimiento del escoto y puede darse el parto en una mujer en cinta. Por el mismo acumulo de gases el cuerpo en estos estados se vuelve sumamente flamable motivo por el cual se debe de tener mucho cuidado al manejarlo.
El periodo colicuativo se caracteriza por la licuefacción de las partes blandas que primeramente adquieren un aspecto acaramelado para después transformarse en masas negruzcas llenas de putrílago.
Por último en el periodo de ezqueletización se terminan de destruir las partes blandas dejando solo la porción mas resistente que es el esqueleto.
ESQUELITIZACIÓN
La esquelitización es la fase final de los fenómenos degradativos del cadáver. Consiste en la reducción del cadáver a un simple esqueleto por pérdida completa de sus partes blandas.
Cuando el cadáver llega a este estado es generalmente muy difícil decir cuánto tiempo ha pasado desde la muerte, pues ya han transcurrido las diversas fases en las que los cambios degenerativos sirven de indicadores y el tiempo pasado desde la defunción puede ser demasiado corto para que los métodos de datación nos sean útiles. Aún así podemos distinguir dos estados de esqueletización, la reciente y la avanzada.
En la esqueletización reciente el esqueleto presenta un color marfileño, la superficie de los huesos todavía se siente grasosa y si los cortamos podemos encontrar restos de grasa; en los huesos largos pueden encontrarse todavía fragmentos de médula roja.
El estado de esqueletización avanzado se presenta de 40 a 50 años después de la muerte del sujeto y se caracteriza porque los huesos se vuelven amarillentos, su superficie ya no se siente grasosa y al cortarlos sólo se encuentra hueso seco.
Es obvio que los restos en el estado de esqueletización temprana tienen interés médico legal mientras que los restos en esqueletización tardía ya lo han perdido.
INVASIÓN DEL CADÁVER POR FAUNA MENOR
Uno de los fenómenos que más ayudan para determinar el tiempo que lleva de muerta una persona es la presencia en el cuerpo de determinadas especies tanto de la flora como de la fauna[12]
Marín y Krogman e Iscan[13]proponen ocho periodos sucesivos del ataque por los insectos al cadáver.
En el primero se ven larvas salidas de huevos que las moscas depositan en los orificios corporales momentos después de la muerte.
En el segundo periodo, que se desarrolla cuando el cadáver entra en descomposición, se presentan la mosca azul y el moscardón de los cadáveres.
En el tercero, cuando se presenta la fermentación butírica de los lípidos, ponen sus huevos y salen de ellos las larvas de los dermastes y de ciertos lepidópteros, las aglosas.
En el cuarto hacen acto de presencia los coleópteros corinetes y las moscas piófilas que utilizan como sustrato los productos de la fermentación de la caseína.
En el quinto periodo, con la licuefacción negra de las carnes y la fermentación amoniacal, se presentan otras familias de moscas (loncheas, ofiras y foras) y coleópteros del grupo de las sílfides.
En el sexto periodo se ausentan las formas previas y aparecen los ácaros que se alimentan de los restos quitinosos de las ninfas y adultos de los insectos de fases anteriores.
En el séptimo se presentan especies de dermastes totalmente distintas a las que había en el tercer periodo. Se alimentan de los tejidos secos que todavía quedan, del pelo y de los restos de ropa.
El último periodo se inicia tres o cuatro años después del anterior. El difunto entra en esqueletización completa y los insectos que en este momento encontramos (coleópteros tenebrios) utilizan para su alimentación los pocos restos de tejidos blandos que quedaban.
Cada género y cada especie atacan al cadáver en un momento específico del proceso de descomposición, cuando el cuerpo les brinda las condiciones ecológicas de pH, los productos de la descompoción como sustrato, temperatura, calor, etc. apropiados. Las especies se sustituyen unas a otras conforme varían las condiciones ecológicas. De esta manera, si se identifica una especie concreta y se sabe en qué momento ataca al cadáver podemos decir que el cuerpo tiene de muerto ese tiempo.
La secuencia que doy en los párrafos anteriores resume en líneas generales la información más detallada que se encuentra en las obras de Marín y de Krogman e Iscan citadas, es válida
precisamente por su generalidad, pues las especies concretas varían de acuerdo con la latitud y con los continentes.
Para conocer exactamente cuáles son las especies que atacan al cadáver en determinado momento en cierta región geográfica es preciso hacer observaciones empíricas o estudios experimentales. Se recomienda hacer las investigaciones tanto en cadáveres al aire libre como en ejemplares enterrados, en vista de que existen diferencias significativas en ambos casos.
No conozco estudios que valga la pena resumir referentes a la flora y hongos que también atacan al cadáver y cuyas especies deben hacerlo igualmente en tiempos y condiciones precisas. Se recomienda explorar este campo partiendo de estudios de ecología local o regional y complementarlos con investigaciones empíricas y experimentales.
Elementos para el análisis comparativo
INTRODUCCIÓN
El análisis comparativo que nos permite establecer distancias genéticas entre diferentes poblaciones así como, con las reservas pertinentes, inferir a qué grupo racial pertenece el individuo, se basa en el estudio tanto de las características métricas como de las no métricas del esqueleto.
El análisis métrico es la caracterización del esqueleto a través del estudio sistemático de los principales rasgos susceptibles de medición y de las relaciones entre ellos, los llamados índices.
El estudio de los caracteres no métricos se refiere a aquellas características genéticas que aparecen en cada individuo al azar y tienen una incidencia característica en los diversos grupos étnicos. A diferencia de los caracteres métricos, no podemos asignarles un valor medible, sólo se puede determinar si existe (o está presente), si no existe (o está ausente). No puede determinarse su presencia o ausencia cuando el material esta muy fragmentado.
Caracteres métricos
La caracterización métrica del esqueleto humano arroja mucha información acerca del sujeto al que perteneció la osamenta en estudio. Como verá el lector en el transcurso de los próximos capítulos, por medio del análisis estadístico de los datos métricos podemos determinar la edad, el sexo, la talla y otras características que nos pueden ayudar mucho para identificarlo.
Para la medición del esqueleto utilizamos el instrumental especializado que contiene el estuche osteométrico, generalmente un compás de ramas rectas (o compás de corredera), otro de ramas curvas (el compás de espesores) y una cinta métrica especialmente fina. En su defecto pueden obtenerse por separado los compases y usar un flexómetro.
Además del estuche osteométrico se usan otros instrumentos como son la tabla osteométrica y el mandibulómetro. Existen también algunos instrumentos muy especializados, entre ellos el paralelógrafo, el diágrafo, el calibrador con cuadrante, el goniómetro y otros que son raros y difíciles de utilizar. El lector interesado puede encontrar su descripción y su forma de uso en Pospišil (1965) y en Olivier (1969).
A continuación estudiaremos los accidentes anatómicos más notables de los principales huesos del esqueleto humano, las medidas que toman como puntos de referencia dichos accidentes, y los índices que ponen en relación tales medidas.
CRÁNEO
El cráneo ha sido la parte del esqueleto más estudiada y de la que podemos obtener más información.
En el cráneo encontramos tres tipos de accidentes o puntos cráneométricos, los localizados sobre la línea media sagital, los localizados bilateralmente y los puntos móviles. Los primeros son puntos únicos mientras que los puntos localizados bilateralmente son puntos simétricos o pares.
Los llamados puntos móviles son difíciles de definir puesto que no se ubican en una posición anatómica precisa sino que se localizan en los puntos donde la abertura del compás, colocado en sentido perpendicular al plano de apoyo, es máxima. Para cada uno se da el nombre, entre paréntesis su abreviatura usual y, después de los dos puntos, su definición.
PUNTOS SOBRE LA LÍNEA MEDIA SAGITAL
Glabela (gl): punto medio entre los arcos superciliares.
Bregma (br): punto de unión de las suturas coronal y sagital.
Vértex (vt): punto más alto del cráneo cuando éste se orienta según el plano de Frankfurt[14]
Lambda (l): punto de unión de las suturas sagital y lambdoidea
Opistocráneo (op): punto más alejado de la glabela.
Inion (i): punto medio entre las crestas occipitales.
Opistion (o): punto medio del borde dorsal del agujero occipital.
Basion (ba): punto más delantero del agujero occipital.
Estafilion (sta): punto donde la tangente de las escotaduras profundas del paladar corta el plano medio sagital.
Oral (or): punto en el borde alveolar interno entre los dos incisivos centrales superiores.
Prostion (pr): punto en el borde alveolar externo entre los incisivos centrales superiores.
Subnasal (sn): punto donde el plano sagital cruza la tangente a las escotaduras de la abertura piriforme.
Rhinion (rh): punto donde se unen la sutura internasal y la apertura piriforme.
Nasion (n): punto de unión entre las suturas internasal y nasofrontal.
PUNTOS PARES O SIMÉTRICOS
Supraorbitario (so): punto más alto de cada órbita.
Dacrion (dc): punto de unión entre el frontal, el maxilar y el unguis.
Ectoconquio (ec): punto más lateral, sobre el borde de la órbita.
Infraorbitario (io): punto más bajo de cada órbita.
Alar (al): punto más laterale de la abertura piriforme.
Zigomaxilar (zm): punto de unión entre los zigomáticos y los maxilares.
Porion (po): punto más alto del agujero auditivo externo.
Asterion (as): punto de unión entre el occipital, el parietal y el temporal.
Pterion (pt): punto de unión de tres o cuatro de los siguientes huesos frontal, parietal, temporal y esfenoides.
Endomolar (en): punto medio del margen interno del alveolo del segundo molar.
PUNTOS MOVILES
Zigion (zg): punto del arco zigomático más alejado del plano medio.
Eurion (eu): punto más saliente de la bóveda craneana hacia cada lado, por lo general localizado sobre el parietal, pero tembién puede estar sobre la escama del temporal.
PRINCIPALES MEDIDAS
Para cada una doy la designación o nombre establecido, los puntos que la determinan (expresados por sus abreviaturas) y el instrumento que se emplea:
Longitud craneal: de gl a op, con el compás de espesores.
Altura craneal: de ba a br, con el compás de espesores.
Anchura craneal: de eu a eu, con el compás de corredera.
Altura facial superior: de pr a gl, con el compás de corredera.
Anchura de la cara: (o diámetro bicigomático) de zg a zg, con el compás de espesores.
Anchura biorbitaria interna: de dc a dc, con el compás de corredera.
Anchura biorbitaria externa: de ec a ec, con el compás de corredera.
Anchura orbitaria[15]de dc a ec, con compás de corredera.
Altura orbitaria4: de so a io, con el compás de corredera.
Anchura nasal: de al a al, con el compás de corredera.
Altura nasal: de sn a n, con el compás de corredera.
Anchura del agujero occipital: anchura máxima del foramen magnum, con el compás de corredera.
Longitud del agujero occipital: de ba a o, con el compás de corredera.
Longitud del paladar: de sta a or, con el compás de espesores.
Anchura del paladar: de en a en, con el compás de corredera.
Curva sagital: de n a op, con la cinta métrica.
MANDÍBULA
PUNTOS OSTEOMÉTRICOS
Gnation (gn): punto más bajo en el borde de la mandíbula.
Mental (mn): punto en el margen anterior del agujero mentoniano.
Infradental (id): punto en el borde alveolar externo entre los incisivos centrales inferiores.
Gonion (go): punto más lateral y externo de la unión del cuerpo del maxilar con la rama ascendente.
Pogonion (pg): punto más delantero de la sínfisis mandibular.
PRINCIPALES MEDIDAS
Longitud mandibular (en proyección): de pg al plano tangente a la parte posterior de los cóndilos, con mandibulómetro.
Altura condílea mandibular (en proyección): del plano de apoyo a la tangente a la parte más alta de los cóndilos, con el mandibulómetro.
Altura coronoide mandibular (en proyección): del plano de apoyo a la tangente al punto más alto de la apófisis coronoide, con el mandibulómetro.
Angulo de la mandíbula: el formado por el plano de apoyo y el plano tangente al punto más posterior de los cóndilos y al borde posterior de la rama ascendente, con el mandibulómetro.
Anchura bigonial: de go a go, con el compás de corredera.
Anchura bimentoniana: de mn a mn con el compás de corredera.
Anchura bicondilar: distancia máxima entre los bordes externos de los dos cóndilos, tomada con el compás de corredera.
Anchura de las ramas: anchura mínima de cada rama en sentido horizontal, con el compás de corredera.
DIENTES
De los dientes sólo se toman las medidas de los molares y premolares, piezas en las que se miden la distancia labio-lingual y la mesial-distal. Se emplea un instrumento especialmente diseñado para ellas, el odontómetro, pero si no se cuenta con uno, puede usarse en su lugar el compás de corredera [16]
VÉRTEBRAS
A diferencia del cráneo y la mandíbula, en el esqueleto postcraneal no encontramos puntos osteométricos claramente definidos, sino puntos del tipo que antes hemos llamado móviles.
PRINCIPALES MEDIDAS
Diámetro transverso máximo: es la distancia entre los puntos más salientes a los lados, tomado con el compás de corredera.
Diámetro anteroposterior máximo: distancia máxima entre los puntos más salientes anterior y posterior.
Diámetro transverso máximo del canal: distancia máxima en sentido transversal en el interior del canal medular.
Diámetro anteroposterior máximo del canal: distancia máxima en sentido anteroposterior en el interior del canal medular.
Altura anterior: altura sobre la línea media del cuerpo vertebral en su porción ventral.
Altura posterior: altura sobre la línea media del cuerpo vertebral en su porción dorsal.
CLAVÍCULA
En seguida se da el nombre de la medida, su definición (si acaso el nombre no fuera suficiente) y el instrumento con el que se toma:
PRINCIPALES MEDIDAS
Longitud máxima: distancia máxima entre las dos epífisis, colocando el hueso en posición anatómica, con la tabla osteométrica.
Circunferencia a la mitad de la diáfisis: perímetro tomado con la cinta métrica.
Diámetro anteroposterior a la mitad de la diáfisis: la máxima abertura del compás de corredera en el lugar y sentido indicados.
Diámetro transverso a la mitad de la diáfisis: distancia máxima tomada en sentido transversal con el compás de corredera.
Diámetro horizontal máximo externo: distancia máxima entre las superficies anterior y posterior de la epífisis distal.
OMÓPLATO
PRINCIPALES MEDIDAS
Longitud máxima: distancia desde el vértice inferior hasta el superior, tomada con la tabla osteométrica.
Anchura máxima: distancia entre el centro de la cavidad glenoidea y el punto en el borde vertebral que se encuentra a la mitad entre ambos labios de la espina, con la tabla osteométrica.
Longitud de la cavidad glenoidea: dimensión máxima de la cavidad, en sentido vertical, ligeramente oblícua en relación con el plano del omóplato, compás de corredera.
Anchura de la cavidad glenoidea: distancia máxima entre los bordes anterior y posterior de la cavidad, perpendicular a la medida anterior.
Altura (en proyección) de la fosa infraespinal: distancia desde el punto medio de la espina sobre el borde vertebral, al vértice inferior, con la tabla osteométrica.
Altura (en proyección) de la fosa supraespinal: distancia desde el punto medio de la espina sobre el borde vertebral, al vértice superior, con la tabla osteométrica.
HÚMERO
PRINCIPALES MEDIDAS
Longitud máxima: distancia máxima entre la cabeza y la tróclea, con la tabla osteométrica
Longitud fisiológica: distancia máxima entre la cabeza y la tróclea, colocando el eje del hueso paralelemante al lado mayor de la tabla osteométrica.
Circunferencia a la mitad de la diáfisis: se toma abajo de la tuberosidad deltoidea, con la cinta métrica.
Diámetro anteroposterior a la mitad de la diáfisis: en el mismo punto que la medida anterior, con el compás de corredera.
Diámetro transverso a la mitad de la diáfisis: distancia perpendicular a la medida anterior, con el compás de corredera.
RADIO
PRINCIPALES MEDIDAS
Longitud máxima: distancia entre la cabeza y la punta de la apófisis estiloides, con la tabla osteométrica.
Longitud fisiológica: distancia entre la cúpula radial y la superficie articular interna, tabla osteométrica.
Circunferencia mínima: perímetro mínimo abajo de la tuberosidad, cinta métrica.
Diámetro anteroposterior a la mitad de la diáfisis: medida tomada con el compás de corredera.
Diámetro transverso a la mitad de la diáfisis: distancia perpendicular a la medida anterior, compás de corredera.
CÚBITO
PRINCIPALES MEDIDAS
Longitud máxima: distancia entre el olécranon y la punta de la apófisis estiloides, tabla osteométrica.
Longitud fisiológica: distancia de la apófisis coronoides a la superficie articular del hueso, tabla osteométrica.
Circunferencia mínima: perímetro mínimo de la diáfisis tomado en el tercio inferior del hueso, cinta métrica.
Circunferencia máxima: perímetro máximo tomado abajo de la apófisis coronoides, cinta métrica.
Diámetro anteroposterior a la mitad de la diáfisis: se toma con el compás de corredera.
Diámetro transverso a la mitad de la diáfisis: distancia máxima en sentido transverso, compás de corredera.
Diámetro transverso subsigmoideo: distancia en sentido trasverso por debajo de la cavidad sigmoidea, compás de corredera.
Diámetro anteroposterior subsigmoideo: por debajo de la cavidad sigmoidea, compás de corredera.
COXALES
PRINCIPALES MEDIDAS
Altura total: distancia entre el punto más elevado del íleon y el más bajo de la rama isquiopúbica, tabla osteométrica.
Anchura máxima: distancia entre los dos bordes externos de las crestas ilíacas, tabla osteométrica.
Anchura del ala ilíaca: distancia entre las espinas ilíacas superiores anterior y posterior.
Altura del ilíon: distancia entre la cúspide de la cresta iliaca y el punto cotiloide (centro del acetábulo).
Longitud del isquion: distancia entre el punto cotiloide y el punto donde el eje del isquion cruza su tuberosidad.
Longitud del pubis: distancia entre el punto supra-acetabular[17]y la extremidad superior de la carilla sinfisial del púbis.
SACRO
PRINCIPALES MEDIDAS
Longitud máxima: distancia desde el borde anterior de la superficie articular superior hasta el borde anterior de la superficie articular con el coxis, con el compás de corredera.
Anchura máxima: distancia de aleta a aleta, con el compás de corredera.
FÉMUR
PRINCIPALES MEDIDAS
Longitud máxima: distancia máxima entre la cabeza y el cóndilo interno; el hueso se sitúa paralelamente al eje longitudinal de la tabla osteométrica, con la línea áspera hacia abajo.
Longitud fisiológica: distancia máxima entre la cabeza y el plano que pasa por la parte inferior de ambos cóndilos, tabla osteométrica, línea áspera hacia abajo.
Diámetro anteroposterior subtrocantérico: tomado debajo del trocánter menor, compás de corredera.
Diámetro transverso subtrocantérico: tomado debajo del trocánter menor, compás de corredera.
Diámetro anteroposterior a la mitad de la diáfisis: distancia máxima en sentido anteroposterior, compás de corredera.
Diámetro transverso a la mitad de la diáfisis: distancia perpendicular a la medida anterior, compás de corredera.
RÓTULA
PRINCIPALES MEDIDAS
Altura total: distancia desde la base hasta el punto más alto, compás de corredera.
Anchura total: máxima anchura tomada con el compás de corredera.
TIBIA
PRINCIPALES MEDIDAS
Longitud máxima: distancia entre el cóndilo lateral proximal y el extremo distal del maléolo, tabla osteométrica.
Longitud fisiológica: distancia entre la eminencia intercondílea y el extremo distal del maléolo, con la tabla osteométrica.
Diámetro anteroposterior a nivel del agujero nutricio: distancia máxima a la altura del al agujero nutricio con el compás de corredera.
Diámetro transverso a nivel del agujero nutricio: medida perpendicular a la anterior.
PERONÉ
PRINCIPALES MEDIDAS
Longitud máxima: distancia entre la parte superior de la epífisis proximal y extremo más distante de la distal, situandose el eje del hueso paralelo al longitudinal de la tabla osteométrica.
Diámetro anteroposterior a la mitad de la diáfisis: distancia máxima en sentido anteroposterior tomada a la mitad de la diáfisis, compás de corredera.
Diámetro transverso a la mitad de la diáfisis: medida perpendicular a la anterior, compás de corredera.
Caracteres epigenéticos
Como mencioné en la introducción, los caracteres no métricos o epigenéticos no podemos medirlos, sólo podemos calificarlos como ausentes o presentes.
Si bien algunos de los caracteres epigenéticos fueron descritos por Andrés Vesalio no es hasta épocas muy recientes cuando se empiezan a considerar como expresiones genéticas reflejadas en el material esquelético.
El estudio de los caracteres discontínuos como tales fue iniciado por Berry y Berry en 1963 y posteriormente otros investigadores se dedicaron a sistematizar el estudio de estas características en el esqueleto axil y apendicular.
Antes de entrar en sí a lo que es el estudio de los caracteres discontinuos creo importante mencionar que algunos de los rasgos listados frecuentemente como caracteres no métricos pueden estar relacionados más que con una expresión genética, con deformaciones culturales u ocupacionales, como veremos en los capítulos pertinentes.
CRÁNEO
Los caracteres epigenéticos en el cráneo humano han sido de lo más trabajado puesto que los han estudiado muchos investigadores y durante un tiempo más largo.
Existen algunos reportes aislados sobre algún carácter específico: el hueso inca (hueso fontanelar lambdático)es mencionado por diversos autores, Comas realiza un trabajo sobre la sutura metópica en 1943, pero no existen estudios sistematizados
hasta el de Berry y Berry (1967), quienes describen treinta características.
Dentro de los estudios posteriores que merecen distinción tenemos los de Vargas (1973), Salas (1977) y Salas y Pijoan (1980).
Vargas (1973)[18] agrupa los caracteres epigenéticos en cuatro grupos de lo que él llama "anormalidades", no muy propiamente puesto que desde la introducción de su trabajo nos dice que los rasgos epigenéticos no se apartan de la normalidad sino que son variantes normales. Los cuatro grupos que propone son: I de las suturas, II de los orificios y canales, III variantes hipostóticas y IV variantes hiperostóticas.
Las variedades de las suturas consisten básicamente en la presencia de suturas que por lo común no existen; se trata de aquellas que se conservan en el individuo adulto cuando en la mayoría de los casos se fusionan.
Las variantes de los orificios y canales consisten en la presencia de algunos agujeros duplicados o faltantes.
Las variantes hipostóticas son deficiencias en el desarrollo que frecuentemente consisten en la persistencia de rasgos infantiles.
Las variantes hiperostóticas son las calcificaciones de partes cartilaginosas.
A continuación presento las "anormalidades de las suturas" de Vargas (1973), alterando el orden de aparición de los caracteres con fines pedagógicos y agregando la edad común de desaparición de las fontanelas[19]
Quiero hacer notar que si bien todas las fontanelas pueden convertise en caracteres epigenéticos, en este grupo también existen otras variedades de las suturas que no tienen nada que ver con las fontanelas.
El hueso fontanelar bregmático se produce en el lugar que ocupa la fontanela anterior y en los casos de aparición de éste hueso no se unen los parietales a la altura del frontal. Para Prives y colaboradores la fontanela anterior desaparece a los dos años por lo común.
El hueso fontanelar lambdático se localiza en el lugar que ocupa la fontanela posterior, en los casos de aparición de éste hueso, no entran en contacto los dos parietales a la altura del occipital. Para Prives, esta fontanela desaparece a los dos meses de vida. Este hueso mucho tiempo fue llamado hueso incaico porque se creyó que era exclusivo de los antiguos pobladores de Perú, pero a últimas fechas se ha demostrado que no es así, sino que es una variante discontinua como otras[20]
Los huesos fontanelares astéricos se forman en el lugar que ocupa la fontanela mastoidea y cuando se presentan impiden la reunión directa del temporal, el parietal y el occipital. Para Prives esta fontanela desaparece por lo común a los dos o tres meses de vida.
Los huesos fontanelares epiptéricos se encuentran en el lugar que ocupa la fontanela esfenoidal e impiden la reunión directa del frontal, el temporal, el parietal y el esfenoides. Según Prives se osifica comunmente entre el segundo y tercer mes de vida.
Otra variante de las suturas obedece a la existencia de huesos supernumerarios, lo que conlleva la aparición de suturas extras.
La sutura metópica divide al frontal en dos mitades; para Comas 1943[21]puede coincidir con el bregma o desviarse a uno de los lados.
El os japonicum o "hueso japonés" consiste en suturas adicionales en el arco zigomático. Su relación exclusiva con una población específica es tan falsa como la del hueso incaico, como lo atestigua Brothwell.[22]
Los huesos wormianos son huesos formados sobre el trayecto de alguna sutura y puede aparecer uno solo o, como es más común, una serie de pequeños huesos denominándose por la sutura sobre la que se localizan de tal manera que tenemos huesos wormianos coronales, sagitales, astéricos y epiptéricos.
La sutura infraorbitaria cuando aparece divide al frontal y al maxilar.
Continuaremos nuestro estudio con las variedades de orificios y canales que, a diferencia de las variedades en las suturas, no tienen una edad regular de desaparición.
El agujero exsutural es un pequeño agujero que aparece en la sutura occípito-mastoidea, Salas y Pijoan [23]nos recuerdan que este agujero algunas veces no se encuentra completo y recomiendan introducir un alambre fino o una aguja de disección para asegurarnos de que atraviese las tres tablas.
El canal hipogloso del temporal puede considerarse duplicado o triplicado cuando aparecen dos o tres tabiques obstaculizando.el paso de una aguja de disección. Salas y Pijoan [24]recomiendan tomarlo bilateramente.
El canal condilar puede o no presentar un tabique en su extremo distal que no permite que la aguja lo atraviese de lado a lado, la condición más común es sin tabique.
Los agujeros parietales son pequeñas perforaciones que ocasionalmente se encuentran a ambos lados de la sutura sagital.
El agujero oval incompleto lo localizamos en el esfenoides.
En las órbitas podemos encontrar tanto agujeros supraorbitarios como infraorbitarios anexos (uno o dos), al lado del único, que representa la condición general. Otra variación del agujero supraorbitario es que en algunas ocasiones éste no tiene el piso quedando sólo como un arco.
El agujero parietal se localiza sobre la sutura sagital cerca del occipital y para Salas y Pijoan Salas y Pijoan[25]tiene diferentes formas y dimensiones.
El agujero zigomático facial, por lo general presente, puede no existir.
El (o los) agujero(s) palatino(s) posterior(es) o menor(es) se localizan por atrás del agujero palatino mayor o anterior. Sin importar su número, el carácter sólo se cuantifica como presente o ausente (Salas y Pijoan, 1980:300).
Continuaremos nuestro estudio con las variantes hipostóticas que son, según la definición de Ossembreg citado por Vargas (1973:23), insuficiencia en el desarrollo óseo.
La dehiscencia de la placa timpánica se caracteriza por la falta de cierre de toda la placa timpánica en la parte del piso.
El surco frontal se caracteriza por una pequeña hendidura que solo ocupa la tabla externa localizada en dicho hueso. Se debe de tener cuidado de no confundirla con una lastimadura traumática o hecha al excavar.
Para terminar, mencionaré las variantes hiperostóticas que, para el mismo autor que cita Vargas (1973:26), son calcificaciones de partes que en general se conservan cartilaginosas.
De algunos de estos caracteres existen hipótesis que más bien indicarían que no son caracteres epigenéticos sino efectos mecánicos de ciertas profesiones, pero hasta el momento no se ha comprobado que sea así.
En ocasiones, en alguno de los cóndilos occipitales, se presenta un canal que divide al cóndilo en dos partes.
En otras ocasiones se encuentra un tubérculo junto al cóndilo que se conoce como tubérculo pre-condíleo.
También por la zona entre la porción mastoidea del temporal y el cóndilo occipital se puede dar una excrecencia conocida como tubérculo paramastoideo.
En el occipital puede existir una cresta occipital adicional o supernumeraria que se conoce como línea nucal suprema.
Existen cuatro torus como variantes normales del cráneo: supraorbitario, mandibular, maxilar y auditivo. El torus supraorbitario consiste en un desarrollo exagerado de los arcos superciliares, que puede confundirse con el desarrollo de este arco normalmente mayor en los varones que en la hembras. El segundo y el tercer torus son excrecencias óseas en la cara lingual tanto del maxilar como de la mandíbula.
El torus auditivo, que es un reborde óseo en el oído. Hay hipótesis que afirman que se produce por nadar en agua fría[26]
También existen hipótesis que ponen en duda la dependencia aleatoria de otro carácter de este tipo, la quilla sagital. Esta excrecencia es un levantamiento en el trayecto de la sutura sagital. Los autores de esta idea proponen que se desarrolla por una masticación exagerada, apoyándose en la alta frecuencia de éste carácter en la población esquimal (recuérdese que esta etnia curte las pieles masticándolas). Sin embargo, esto se puede deber también a factores genéticos de la población más que a factores mecánicos, lamentablemente no tenemos elementos de juicio suficientes para inclinarnos hacia alguna de las dos teorías.
En la figura se muestran los caracteres epigenéticos más importante. Otros dibujos se encuentran en Berry y Berry (1967) al final del artículo y fotografías de algunos caracteres en Salas y Pijoan (1980).
CARACTERES EPIGENÉTICOS EN LOS DIENTES
En general los dientes han sido poco estudiados y pocos autores los han trabajado. Sin embargo, por su constitución química son más resistentes que los huesos al fuego, los agentes biológicos, los agentes químicos y los agentes mecánicos que actúan sobre los cadáveres.
Uno de los primeros investigadores que trabajó las características epigenéticas dentales es Albert Gustafson, quien analiza diversas poblaciones y trabaja mucho para la unificación de normas y criterios de estudio. Este autor también elabora una serie de moldes dentarios que son útiles para mostrar materialmente las variedades de la dentadura humana[27]
Otro autor que ha trabajado mucho los caracteres epigenéticos en los dientes es el japonés Kazuro Hanihara quien, además de analizar las variantes de los dientes, también les asigna un papel en la determinación racial (Pompa, 1985; Brothwell, 1987:141).
En general podemos hablar de incisivos y molares, puesto que los caninos presentan muy pocas diferencias grupales.
Los incisivos en ocasiones presentan una excavación en la cara lingual (interna) que se conoce como "dientes en pala", que alcanzan frecuencias muy altas en las poblaciones orientales, aborígenes
americanas y mestizas y muy bajas en poblaciones europeas y negras.
En los molares encontramos dos tipos de distribución de las cúspides, según la figura que describan: el patrón en "X" y el patrón en "Y".
Además de la figura que describen las cúspides en los molares puede aparecer el rasgo de Carabelli, elemento supernumerario en la cara lingual de la cúspide mesiolingual (protocono) del M2 superior. Varia desde la ausencia del tubérculo hasta una cuspide independiente bien marcada.
El rasgo protostílido es semejante al de Carabelli, pero en los molares inferiores.
CARACTERES EPIGENÉTICOS EN EL ESQUELETO POSTCRANEANO
En el esqueleto postcraneano encontramos también una serie de caracteres discontinuos, que fueron estudiados por Finnegan y Faust (1974).
En este estudio presentan dibujos de todos los caracteres epigenéticos postcraneanos que encontraron hasta el momento de
la publicación. Es de notar que incluyen como epigenéticos algunos caracteres que otras investigaciones más bien sugieren que se deben al sexo o a factores mecánicos.
Con respecto a los debidos al sexo, Salas 1977[28]encuentra una alta frecuencia de la perforación de la fosa olecranana en el lado izquierdo en el sexo femenino, la misma hipótesis fue propuesta por Godycki. Del mismo modo, en el fémur encuentra dos caracteres epigenéticos, la pilastra y el tercer trocánter, con una alta frecuencia en el material masculino.
Como ejemplo de los caracteres que pueden depender de factores mecánicos tenemos la faceta de acuclillamiento, que recibe ese nombre porque existe una hipótesis de que la presenta la gente que está frecuentemente en cuclillas[29]
El surco preauricular es otra característica que probablemente tenga un origen mecánico, la hipótesis que plantea Genovés (1958:27) es que este se origina como una manera de anclaje cuando la pelvis de la madre tiene que soportar un peso mayor durante el embarazo.
Aparte de los caracteres que acabo de discutir, Finnegan y Faust, proponen otros para los diversos huesos del esqueleto postcraneano, que son los siguientes.
En el atlas podemos encontrar la formación de facetas dobles que consiste en la duplicación de las facetas articulares para los cóndilos craneanos de alguno de los lados.
Otras características que encontramos en el atlas son: el puente transverso (segmento óseo que forma una cuerda en el canal medular)y el lateral, que es un puente adicional que queda sin articular con el cráneo.
En el omóplato podemos encontrar un pequeño agujero arriba de la espina, el supra-escapular.
Además de éste podemos encontrar la faceta articular del acromion (recuérdese que el omóplato comunmente solo presenta carilla articular en la cavidad glenoidea).
También podemos observar las diferentes formas de la cavidad glenoidea y de la espina del omóplato.[30].
En el húmero localizamos la apófisis supracondilea que consiste en una excrecencia en el tercio inferior de dicho hueso.
En el cúbito podemos estudiar la forma de la cavidad sigmoidea siguiendo el trabajo de Sánchez (1971), utilizado por Pompa.
En los coxales podemos encontrar facetas adicionales y el pliegue de la cavidad cotiloidea que es un pequeña masa de tejido en la base de dicha cavidad.
En el fémur podemos observar varias características en la cabeza, la primera de ellas es fosa de Allen que se localiza en la parte baja de la cabeza. La segunda es la faceta de Pourier que es una extensión de la cabeza. La tercera es la formación de la placa que consiste en una placa que se extiende junto a la cabeza.
Además de estos encontramos la exóstosis de la fosa trocantérica, que consiste en una pequeña excavación abajo del trocánter mayor.
En el astrágalo encontramos la extensión lateral que es una plataforma adicional de este hueso.
Otro carácter que encontramos es la carilla articular inferior que es una superficie lisa en la parte inferior de dicho hueso.
La faceta medial es una protuberancia en dicho hueso.
El os trigorum es una pequeña excrecencia en la parte inferior del mismo hueso.
En el calcáneo encontramos una carilla articular para el peroné.
Otro carácter que encontramos en dicho hueso es la ausencia, presencia o incluso duplicación (una funcional y otra libre) de la faceta articular de la tibia.
El lector puede encontrar las láminas en Finnegan y Faust (1974) y en Brothwell (1987)[31].
Aspectos demográficos
INTRODUCCIÓN
Uno de los aspectos más importantes del análisis médico legal de los restos óseos es la determinación de lo que se ha llamado aspectos demográficos. Si bien este nombre puede resultar muy pomposo, esto se reduce básicamente a la determinación de dos aspectos: la edad y el sexo.
Como supondrá el lector, mientras más completo tengamos el material, podremos determinar con más seguridad la edad y el sexo del individuo en estudio. Independientemente, algunos restos nos pueden proporcionar mucho más información que otros, por ejemplo el cráneo es uno de los elementos que más información nos aporta, seguido por los coxales; algunos autores como Genovés (1962, 1982a y b) y Krogman e Iscan (1986) afirman que con estos dos elementos podemos determinar el sexo con un 90% de seguridad.
Para poder determinar la edad y el sexo con un alto grado de seguridad necesitamos tomar en cuenta el mayor número de criterios, de elementos de juicio y de rasgos diagnósticos que sea posible, ya que esta determinación se basa en conjuntos de indicadores y no en un único detalle.
Algunos restos presentan características que no son ni totalmente masculinas ni totalmente femeninas, o sea que presentan una mezcla de caracteres. A estos ejemplares que no pueden ser sexados por métodos osteológicos se les designa como indeterminables.
En cuanto a la determinación de la edad, encontramos el problema de que sólo podemos dictaminar la edad biológica o sea el grado de desarrollo, que no necesariamente corresponde a la edad en años cumplidos (edad cronológica) que alcanzó el individuo en el momento de morir.
En las edades tempranas contamos con una serie de marcadores que nos permiten determinar la edad con gran precisión (en meses algunas veces), pero a medida que el individuo se desarrolla estos indicadores dejan de sernos útiles y tenemos que determinar la edad con un error de más menos cinco años.
Al alcanzar el individuo la edad biológica de los 50 años ya no son aplicables la mayoría de los criterios morfológicos o bien presentan una variación que los hace poco confiables. Sin embargo, para esta etapa se han desarrollado otras técnicas que veremos más adelante.
DETERMINACIÓN DE LA EDAD
Antes de entrar en sí a la determinación de la edad, creo importante especificar primero qué se entiende por rangos de edad o sea los grupos en los que podemos ubicar un esqueleto.
En los huesos infantiles las formas maduras solo se insinúan, están muy poco osificados, las epífisis no han soldado a las díafisis, son de pequeño tamaño.
Los huesos de adolescentes y subadultos tienen ya definida la forma madura, pero sus epífisis y diáfisis no han soldado.
Los huesos de adultos presentan las epífisis y diáfisis perfectamente soldadas y todavía no hay cambios degenerativos. El sistema dentario está completo.
El último nivel esta compuesto por los ancianos que presentan fusión de todas las suturas craneanas, eventual pérdida de dentadura y reducción de las paredes óseas por pérdida de sales de calcio y fósforo.
Para tener una tipificación más específica, daremos la clasificación propuesta por Hooton (cuadro 1) que reproduce Salas 1977.
CUADRO 1
R A N G O S D E E D A D
Primera infancia 0 3 años
Segunda infancia 4 6 años
Tercera infancia 712 años
Adolecencia 1317 años
Subadulto 1820 años
Adulto joven 2135 años
Adulto medio 3655 años
Adulto avanzado 5675 años
Senil 76 años en adelante
DETERMINACIÓN DE LA EDAD POR MEDIO DE LA FUSIÓN DE LOS CENTROS DE OSIFICACIÓN
Los huesos largos crecen gracias al cartílago que poseen sus metáfisis localizadas entre la diáfisis y las epífisis, cesando el crecimiento cuando se fusionan ambas[32]
Esta fusión se da dentro de un programa preestablecido genéticamente, lo que nos permite determinar la edad biológica, la cual puede diferir de la edad real en más o en menos, según la osteobiografía del sujeto (Saul, 1972). En el cuadro 2 presento las edades de fusión de huesos calculadas por Brothwell (1987:98) para la población inglesa, las propuestas por Krogman e Iscan para población norteamericana y las que mencionan McMinn y Hutchings para la población de Edimburgo. Note el lector la diversidad que existe en estos datos y la necesidad de contar con valores regionales para dicha determinación.
EDADES DE FUSION DE ALGUNAS
DIAFISIS A SUS RESPECTIVAS EPIFISIS
SECUENCIA DE ERUPCIÓN DENTARIA
Las piezas de la dentadura brotan a edades determinadas que se también se han establecido. De esta manera podemos calcular la edad por medio del estadio de las piezas encontradas en el cráneo y mandíbula.
Un estudio muy completo de la dentadura no sólo brotada, sino del desarrollo de ésta es el de Demirjan (1978) en donde analiza, a través de radiografías, el desarrollo de cada una de las piezas.
El tercer molar presenta problemas especiales, ya que es la única pieza que no solo no tiene una edad fija de aparición, sino que puede desarrollarse y no brotar, o incluso no desarrollarse.
En el cuadro 3 se puede observar la secuencia de erupción dentaria, tanto de la dentición decidual como de la definitiva, tomado de Achaval 1988[33]en el que se expresan en meses las edades para la dentición decidual y en años para la definitiva, dando los límites propios del desarrollo individual.
CUADRO 2
SECUENCIA DE ERUPCION DENTARIA
CAMBIOS EN LA SÍNFISIS PÚBICA
La sínfisis púbica presenta 10 estadios muy fácilmente identificables, que nos ayudan a determinar la edad entre los 18 y 50 años, estudiados por Todd en la primera mitad de este siglo.
En el cuadro 3 presento la secuencia de cambios que resumió Salas 1977 [34]y en la figura se pueden observar cada una de éstas fases.
CUADRO 3
MÉTODO RADIOLÓGICO
Como es sabido, en edades avanzadas el tejido mieloide gradualmente va reduciendose y es sustituido por tejido graso que en las radiografías aparece como una mancha negra. Este hecho ha permitido desarrollar una técnica para fijar la edad en ejemplares adultos avanzados y senectos
Al conocer la tasa de cambio del tejido podemos predecir qué dimensiones tendrán éstos canales o manchas en los huesos o sea la edad de un sujeto.
Para realizar estos estudios se han usado varios huesos: el omóplato, el fémur y el húmero, siendo el más confiable el último, por lo que se recomienda su uso.
Se utiliza generalmente una radiografía del húmero proximal para medir el canal medular. Cuba ha desarrollado, en el Instituto de Ciencias Forenses, un método que consiste en cortar el hueso y medir directamente el canal medular, que si bien evita distorsiones radiológicas, implica la pérdida de microhueso y la alteración de la evidencia[35]
DETERMINACIÓN DE LA EDAD POR MEDIO DE LA CUENTA DE SISTEMAS DE HAVERS
Es un hecho conocido para los médicos que a medida que envejecemos, disminuye nuestra cantidad de sistemas de Havers y aumenta proporcionalmente el número de laminillas intersticiales.
Si se puede establecer la proporción de osteones y de laminillas intersticiales por milímetro cuadrado normales para cada hueso a determinados rangos de edad, podrá determinarse con cierta seguridad la edad del individuo al que perteneció ese hueso.
Dado el poco material que seria necesario, ésta podría ser la técnica de elección en casos de material muy fragmentado. Desafortunadamente es de aplicación difícil y la información que ofrecen distintos autores no coincide.
Luján (1975:35) recomienda el tomar varias muestras a diferentes niveles, para poder evitar caer en un error por las alteraciones patológicas que pudiera haber sufrido la pieza ósea.
DETERMINACIÓN DE LA EDAD INFANTIL POR MEDIO DE LA LONGITUD DE LOS HUESOS LARGOS
Es del dominio común que los niños crecen y que sus huesos son menores cuanto menor edad tienen. Ubelaker (1974) hizo un estudio en el que establece la relación entre la edad de los restos infantiles, determinada por el método de radiología dental y la longitud de diversos huesos largos. Márquez (1987)[36]aplicó el mismo estudio a una muestra de la población colonial de la Ciudad de México.
OBLITERACIÓN DE LAS SUTURAS CRANEANAS
Durante mucho tiempo se pensó que los huesos del cráneo debían de unirse (obliterarse) a determinada edad, por lo que la obliteración se utilizaba para determinar la edad.
Tanto Genovés (1966 y 1982a) como Morel al estudiar colecciónes de cráneos de edad conocida encontraron que dichas suturas obliteraban a edades muy diferentes y que sólo la esfenobasilar tenía un valor práctico para el rango 18 a 22 años.
Sin embargo como dije anteriormente es importante tomar todos los criterios disponibles para determinar la edad y podemos tomar también esta observación con las debidas reservas.
DESGASTE DENTARIO
Brotwhell y Bautista y colaboradores[37]proponen como método para determinar la edad el desgaste dentario que se basa en el supuesto de que un anciano que ha masticado más que un joven ha sufrido más desgaste del esmalte.
Si se recuerda que el desgaste dental no sólo es una cuestión mecánica, sino que también depende de la dieta (factores químicos como el pH, la presencia de pulidores, abrasivos y otras variables cambian de manera diferente el esmalte); de la cultura --puesto que en infinidad de pueblos se impuso la limadura o incluso la ablación de piezas (entre los Aranda se excluían los dientes a golpes)-- y que algunas ocupaciones también deforman o modifican el esmalte, ya que son usados los dientes directamente en ellas, como es el caso de los zapateros, costureros y carpinteros que sostienen clavos, agujas y otros objetos entre los incisivos, lo que les produce un desgaste muy identificable o las esquimales que ablandan las pieles a través de la masticación y por lo mismo presentan desgaste muy elevado, parece evidente que aunque el desgaste dentario ha sido muy utilizado para determinar la edad no es un criterio confiable, salvo dentro de una población ocupacionalmente uniforme.
DETERMINACIÓN SEXUAL POR INSPECCIÓN DE LA CABEZA
Para la determinación sexual, el cráneo debe de tomarse como una unidad indivisible, o sea, como un conjunto de elementos que no se pueden separar.
En general el cráneo masculino es proporcionalmente más grande y voluminoso que el femenino.
Las apófisis mastoideas son más grandes en los hombres que en las mujeres. Se dice que al colocar un cráneo sobre un plano horizontal, si se apoya en las apófisis es masculino, mientras que sí no lo hace es femenino.
El foramen magno es más grande y ancho en los hombres que en las mujeres.
Las inserciones musculares están más marcadas en los hombres que en las mujeres, sobre todo en el área de la nuca.
Las órbitas femeninas son más bajas y anchas, más redondeadas y con el borde superior cortante. Las masculinas son estrechas, de forma más cuadrangular y reborde romo.
El frontal es más oblicuo y grácil en el sexo femenino que en el masculino.
Por último, el sistema dentario masculino es más grande y voluminoso que el femenino y tiene forma de parábola en lugar de la forma de "U" del femenino.
La mandíbula también nos puede dar bastante información acerca del sexo del individuo. En ella podemos encontrar el ángulo mandibular, que en el sexo masculino es cercano a los 90º, mientras que en el femenino es cercano a los 120º.
También encontramos en la mandíbula, como rasgos distintivos, la anchura intercondílea, la anchura bigoníaca, la longitud total y la altura de las ramas, que son mayores en el sexo masculino que en el femenino (ver capítulo de análisis comparativo).
En el cuadro 4 presento los principales caracteres para determinar el sexo en el cráneo y la mandíbula, en la figura presento un cráneo típico de un elemento masculino y uno femenino.
CUADRO 4
DETERMINACIÓN SEXUAL EN LA CINTURA PÉLVICA
También tomamos en su totalidad a la cintura pélvica para determinar el sexo, pudiendo decir que en el sexo femenino es más ancha y baja que en el masculino.
En los coxales, la anchura total es mayor en el sexo femenino que en el masculino, a diferencia de la altura que es menor en las mujeres que en los hombres.
La escotadura ciática mayor es más ancha en el hombre y más estrecha en la mujer y se le ha usado como indicador del sexo en los infantes (ver la sección "Determinación del sexo en los infantes" a fines del capítulo). Lopéz (1971) al estudiar el coxal de la población de Cholula, Puebla encuentra tres formas diferentes de la escotadura basándose en una línea que atraviesa desde el tubérculo piramidal a la escotadura ciátiaca mayor. En el primer caso el borde superior queda por encima del plano, en el segundo queda al mismo nivel y por último, en la tercera forma rebasa el plano. El autor encuentra la forma 1 asociada al sexo masculino mientras que la dos y la tres están asociadas al sexo femenino.
Genovés[38]al hacer estudios acerca del coxal para observar las características sexuales de dicho hueso, observó que en algunas disecciones preparadas para este fin que en el sexo femenino el surco preauricular estaba sumamente desarrollado. Él explica la incidencia de este caracter por dos factores mécanicos. Primero, la articulación sacrocoxal en el sexo femenino es mucho más débil, por lo que necesita estar reforzada por ligamentos y los ligamentos sacrotuberal superior e inferior se encuentran más desarrollados, dejando una impresión en el punto de inserción mucho más marcada que en el masculino. Segundo: en las mujeres que se embarazan, como consecuencia de las transformaciones fisiólogicas que sufren, se hacen más profundas las inserciones haciéndose más marcado el surco preauricular.
En las mujeres cuyo primer embarazo ocurrió en la etapa subadulta se puede observar el surco preauricular más marcado y profundo que en aquellas en las que el primer embarazo ocurre a mayor edad, puesto que todavía la estructura ósea no está totalmente desarrollada.
El agujero obturador es oval y mayor en el sexo masculino, triangular y pequeño en el femenino.
El sacro masculino es más largo y estrecho, con concavidad continua.
En el cuadro 5 presento las principales características diagnósticas del sexo en la cintura pélvica y en la figura presento un modelo de pelvis típicamente masculina y otra femenina.
CUADRO 5
DETERMINACIÓN SEXUAL EN LOS HUESOS LARGOS
Los huesos largos presentan menos rasgos diagnósticos, por lo que no se observan diferencias claras y el margen de error es mayor.
Por regla general los huesos femeninos son mucho más delgados y pequeños que los masculinos.
Podremos determinar el sexo de los huesos largos extendiéndolos sobre una mesa, poniendo en un extremo el hueso más grande y robusto y en el otro el más pequeño y grácil, es de suponerse que el más grande y robusto es masculino y el más pequeño y grácil es femenino, de esta forma al ir colocando los demás huesos, junto al grande y robusto o el pequeño y grácil, tenemos tres grupos, los seguramente masculinos, los seguramente femeninos y los poco diagnósticos al centro.
Salas[39]recoge una serie de criterios para deteminar el sexo en los 6 huesos largos más grandes que creo es importante tener en cuenta.
Si los huesos están convenientemente marcados, es posible la correlación de diversas partes de un esqueleto notándose si las determinaciones van en el mismo sentido o en sentidos opuestos.
Para el húmero propone que el eje de torsión es más pronunciado en el sexo femenino que en el masculino, además de que es mucho más frecuente la presencia de la perforación de la fosa olecraneana sobre todo en el lado izquierdo en el sexo femenino que en el masculino.
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