miércoles, 9 de marzo de 2016

Filosofía

 EL ORIGEN DE LA FILOSOFÍA


1.      El nacimiento de la Filosofía
·        Las condiciones que la hacen posible
2.      Paso del mito al logos
3.      Los primeros filósofos
·        Los presocráticos: Autores


1.      El nacimiento de la Filosofía

El nacimiento de la filosofía occidental se produjo en Grecia en el siglo VI a.d.C. Surge con el paso del pensamiento mítico al pensamiento racional; hasta ese momento el mundo y el hombre estaba sujeto a las veleidades de los dioses, sin embargo, empiezan a surgir en el hombre una serie de pensamientos, que intentan dar respuesta a los problemas con los que el hombre se encontraba.
Los primeros problemas que le surgen al hombre son:
                                   -quién soy
                                   -qué es la naturaleza
                                   -Cómo se produce el conocimiento.
Estos van a ser los principales problemas que van a estar presentes en la filosofía griega: El hombre, la naturaleza, y el conocimiento.

  • Las condiciones que la hacen posible
Son muchas las razones que hacen de Grecia un lugar propicio para que aparezca la filosofía.
Razones geográficas
Razones culturales. La religión
Razones económicas. Trabajo esclavos
Razones políticas. Democracia
2.      Paso del mito al logos

Mito:  Definición
Explicación filosófica:  Definición
Diferencias.
3.      Los primeros filósofos
Definición.
Características:
  • El problema fundamental es la naturaleza y los cambios que en ella se dan así como el origen de la misma: el arché
  • Para estos filósofos el mundo es algo unitario, el cambio en la naturaleza es sólo algo aparente, el mundo es una realidad única y ordenada.
  • Todas las cosas están hechas de algo que subyace a todos los cambios, es la sustancia de la que se componen todas las cosas (el Arché)
  • El estudio de la naturaleza se hace de un modo racional no mítico.
  • El hombre es un elemento más de la naturaleza y sujeto, por tanto, a los mismos cambios que el resto de la naturaleza.

Autores
    1. Tales de Mileto
Convencionalmente se considera a Tales de Mileto el primer filósofo de la historia. Tales era astrónomo y matemático de la colonia de Mileto. Tanto él como sus discípulos comenzaron a preguntarse por el valor de las explicaciones míticas; buscaban explicaciones lógicas  y lo hacían en la propia naturaleza. Intentaba  encontrar una ley que  explicara la realidad de una forma racional y no arbitrariamente.
El primer principio era el agua.
    1. Pitágoras
Para este autor la estructura del universo era básicamente matemática, basada en la proporcionalidad.
    1. Heráclito
Heráclito y  Parménides constituyen las dos visiones más arquetípicas del conocimiento. Conocimiento sensible versus conocimiento racional.
Estas dos visiones del conocimiento van  estar presentes a lo largo de la historia de la Filosofía de uno u otro modo y dependiendo del momento histórico prevalecerá la una sobre la otra.
Tanto este autor como Parménides tienen como tema central de su filosofías si el cambio en la naturaleza existe o no. Es decir: ¿La naturaleza se mueve o es siempre la misma?
HERÁCLITO concibe la naturaleza como algo en continuo cambio.
El Arché para este autor es el fuego.
El universo es una constante lucha de contrarios, sin embargo bajo esa aparente contradicción subyace una armonía fundamental que hace posible esta oposición este movimiento.
 El único modo de conocer la realidad es a través de los sentidos.
    1. Parménides
Parménides, al contrario que Heráclito considera que el universo es algo inmutable.
Descubrimos en este autor influencias pitagóricas.
La verdad incuestionable para Parménides es que EL SER ES Y EL NO SER NO ES. El cambio en la naturaleza e algo absurdo porque para que algo pasara a  ser otra cosa tendría que dejar de ser y eso es completamente imposible: del ser no puede salir el no ser y del no- ser no puede surgir el ser.
Características del SER.

Para intentar solucionar este dualismo en cuanto al tema del conocimiento surgen algunos autores coetáneos de Heráclito y Parménides que intentan conciliar ambas posturas.
    1. Empédocles
Sólo diremos dos cosas de este autor:
El arché está compuesto de cuatro elementos: agua, aire, tierra y fuego que se rigen por dos fuerzas ajenas al la materia que son el odio y el amor.
En cuanto al conocimiento admite la validez del conocimiento sensible
    1. Anaxágoras
El arché: Las homeomerías son las semillas de las que está compuesta la realidad. Son infinitas, infinitamente indivisibles y cualitativamente diferentes. Están en todos los cuerpos pero siempre hay alguna que predomina, eso es lo que hace que cada ser sea distinto de los demás y lo que constituye la esencia de los seres. Los cambios en la naturaleza se producen a través de la disgregación y combinación d  las homeomerías. Existe un principio inteligente al que denomina NOUS que es el que rige y ordena los universos.
Admite, también el conocimiento sensible.
    1. Demócrito
Consideramos a este autor como el precursor de la visión actual de la materia. Es el primero que hablará de una materia dividida en átomos, infinitos objetos extremadamente pequeños, duros indivisibles, eternos e inalterables y que además se mueven por azar. También considera que existe el vacío que es lo que permite que exista el movimiento.
 El universo por tanto no está regido por ninguna inteligencia superior, sino que es el azar el que lo rige.

La filosofía nace en el siglo VI a.n.e. en Grecia (Asia Menor) como un intento racional de explicar fenómenos que acontecen en la naturaleza, al promocionar las propias capacidades humanas y al alejarse de las explicaciones míticas que hasta entonces predominaban en esta cultura. El origen de la filosofía occidental aparece ligado, pues, a la civilización griega, en concreto a su primer pensador, Tales de Mileto (siglo VII.VI a.n.e.). Frente a las explicaciones de la realidad de carácter mítico y religioso, este filósofo nos ofrece por primera vez una explicación basada en la razón.
La filosofía oriental surgió en la misma época que la occidental, tanto en China como en la India. En China apareció durante la época de las Primaveras y Otoños (722 a.n.e. a 481 a.n.e.) y el título de “primer filósofo” se le atribuye a Confucio (551-479 a.n.e.) que tuvo más de 300 seguidores y fundó la Escuela de los letrados. Confucio funda el confucianismo como una filosofía práctica, como un sistema de pensamiento orientado hacia la vida y destinado al perfeccionamiento de uno mismo. Su objetivo, en último término, no es la salvación, sino la sabiduría y el autoconocimiento.
En la India las Upaninshads son las primeras composiciones filosóficas, anteriores a los principios de la filosofía griega. Fueron escritas en sánscrito hacia el año 500 a.n.e.. La manera de enseñar con el alumno sentado frente (upa-nisad) al maestro, en una atmósfera de reverencia y secreto, dio a estos tratados su nombre.
Existen ciertas semejanzas entre los mitos griegos y orientales, en cuanto que ambas culturas disponen de una mitología y de unas creencias religiosas similares. Así, ambas coinciden en ofrecer narraciones acerca de la solución de un problema, del origen del mundo, etc., recurriendo a fuerzas sobrenaturales. También existen algunas similitudes en la temática que tratan las filosofías orientales y occidentales, sobre todo en aspectos relacionados con la antropología y con la ética.
No obstante, a pesar de estas semejanzas, en el siglo XX diversos autores defienden la hipótesis del origen griego de la filosofía, al considerar que esta disciplina es una creación original del pueblo griego. Las causas que fundamentan la aparición de la filosofíaen Grecia, según estos autores, son principalmente las siguientes:
  1. a)La evolución desde un pensamiento mítico a un pensamiento racional. La filosofía toma algunos conceptos propios del mito, pero los dota de un nuevo significado. Así, diversos términos que ya existen en los mitos, se utilizan después en las teorías de los pensadores, como por ejemplo la justicia, la ley, la naturaleza, dios, el alma, el cuerpo, etc.
  2. b)Circunstancias geográficas. Grecia es un país eminentemente navegador gracias a sus puertos, que posibilitan un acceso sencillo al Mediterráneo, al Jónico y al Egeo. Esta circunstancia unida a ciertos momentos de escasez de alimento propició una búsqueda marítima de nuevos lugares que permitieran la alimentación de una población en continuo crecimiento. Por tal causa, los griegos se convirtieron en fundadores de pequeñas colonias marítimas.
De esta manera, la Grecia clásica recibió numerosas influencias de otros pueblos. Estas influencias externas fomentan que una población enriquezca su cultura y la hagan propensa a querer conocer otros tipos de vida.
  1. c)Circunstancias socioeconómicas. La organización social griega estaba estructurada en torno a la nobleza que poseía la riqueza y los instrumentos de poder. Junto a los nobles, destacaban los pequeños propietarios de tierras. Estos propietarios dependían económicamente de los nobles hasta tal punto que, en definitiva, ni siquiera eran los verdaderos dueños de sus tierras, ya que tenían que recurrir continuamente su ayuda mediante la petición de préstamos desfavorables y de difícil devolución.
Esta situación da lugar a lo que se conoce con el nombre de colonización. El pueblo se ve en la obligación de emigrar en una búsqueda de mejores condiciones de vida, aprovechando una situación geográfica favorable.
Cabe señalar que este proceso de colonización produjo una situación de estabilidad económica y de cierto bienestar. Esto permitió al griego de la época poder dedicar tiempo a cuestiones distintas al mero hecho de trabajar para sobrevivir. Aparece lo que hoy denominamos tiempo libre, ya que los ciudadanos de las polis eran sostenidos por el trabajo de los esclavos.
Una sociedad con las necesidades cubiertas puede dedicar su tiempo a la expansión creativa y recreativa. El resultado fue una sociedad con un espíritu más abierto y crítica ante posibles visiones dogmáticas sobre la realidad o la vida.
Por otra parte, la Grecia del siglo VI a.n.e. se estructura políticamente en torno a la democracia; si bien no se trata de una democracia en el sentido actual del término, ya que era mucho más restringida. Este tipo de organización política fomentó la participación ciudadana en los asuntos públicos y la libertad de pensamiento y expresión. La posibilidad de una reflexión libre es pieza clave en el surgimiento de la filosofía.

Origen histórico de la filosofía
La filosofía nace en el siglo VI a.C. en Grecia (Asia Menor) como un intento racional de explicar los fenómenos que acontecen en la naturaleza, al promocionar las propias capacidades humanas y al alejarse de las explicaciones míticas que hasta entonces predominaban en esa cultura. El origen en la filosofía occidental aparece ligado a la civilización griega, en concreto a su primer pensador, Tales de Mileto (siglo VII-VI a.C.). Frente a las explicaciones de la realidad de carácter mítico y religioso, este filósofo nos ofrece por primera vez una explicación basada en la razón.
La filosofía oriental surgió en la misma época que la occidental, tanto en China como en la India. En China apareció durante la época de las Primaveras y los Otoños (722-481 a.C) y el título del primer filósofo se le atribuye a Confucio, que tuvo más de trescientos seguidores y fundó la Escuela de los letrados. En la India las Upaninshads son las primeras composiciones filosóficas, anteriores a los principios de la filosofía griega.
Existen semejanzas entre los mitos griegos y orientales, en cuanto que ambas culturas disponen de una mitología y de unas creencias que intentan explicar la solución de un problema, el origen del mundo, etc… Recurriendo a fuerzas sobrenaturales. También existen algunas similitudes en la temática que tratan las filosofías orientales y occidentales, sobre todo en aspectos relacionados con la antropología y con la ética.
Según los autores contemporáneos, las principales causas de la aparición de la filosofía en Grecia son las siguientes:
  • La evolución desde un pensamiento mítico a un pensamiento racional. La filosofía toma algunos conceptos propios del mito, pero los dota de un nuevo significado. De esta forma, los diversos términos que ya existen en los mitos, se utilizan después en las propias teorías de los pensadores, como por ejemplo la justicia, la ley, la naturaleza, dios, el alma, el cuerpo, etcétera.
  • Importantes elementos derivados del contexto sociocultural, político y económico de la época. La existencia de las polis, el floreciente comercio marítimo, la figura del sabio, un ambiente de libertad individual, el debate público… Son algunos de los factores que favorecen la aparición del pensamiento racional.
Origen psicológico de la filosofía
Se  encuentra en nuestra capacidad innata de asombrarnos frente a lo desconocido, que nos desorienta. Esta misma capacidad evidencia nuestra ignorancia ante un mundo lleno de enigmas que nos interroga con sus problemas y contradicciones. Se da mucha importancia al asombro, bella palabra que se ha hecho clásica y es un lugar común tradicional para explicar el origen de la filosofía.
El entusiasmo supone un despertar de la conciencia, un intento de conocer lo que es uno mismo. El ser humano, en los orígenes de la cultura, aparece como protagonista en cuentos, fábulas y mitos que muestran su capacidad para maravillarse. No obstante, la filosofía no se detiene en el asombro, sino que también va más allá en el reconocimiento de la propia ignorancia: esa conciencia de la propia ignorancia es, para aquel que se entusiasma, un deseo de saber y un camino hacia la ciencia.
Cualquier persona posee la capacidad natural de observar, pensar y preguntarse sobre losfundamentos de la existencia o sobre aquello que aparece bajo forma de enigma y de misterio. El ser humano puede cuestionarse las circunstancias que rodean a cada individuo. Con ello, hacemos uso de nuestras aptitudes intelectuales.
Resumiendo, el origen psicológico de la filosofía se basa, en definitiva, en una fecunda actitud mental, en un deseo innato que tiene el ser humano y que le lleva a cuestionar todo lo existente de una manera respetuosa, pero crítica. Para realizar todo esto, se sirve de suscapacidades racionales, que lo acercan al conocimiento de la realidad a través de mecanismos psicológicos como la atención, la percepción, la memoria, el pensamiento y el lenguaje.
Decía Ortega y Gasset[1] que "el hombre se dedica a esta extraña ocupación que es filosofar cuando por haber perdido las creencias tradicionales se encuentra perdido en su vida. Esa conciencia de ser perdimiento radical, de no saber a qué atenerse, es la ignorancia" y que "para que la filosofía surja es menester que el hombre haya vivido antes de otros modos que no son el filosófico. Adán no pudo ser filósofo o, por lo menos, sólo pudo serlo cuando es arrojado del Paraíso. El Paraíso es vivir en la creencia, estar en ella, y la filosofía presupone haber perdido ésta y haber caído en la duda universal. (...) La filosofía sólo puede brotar cuando han acontecido estos dos hechos: que el hombre ha perdido una fe tradicional y ha ganado una nueva fe en un nuevo poder de que se descubre poseedor: el poder de los conceptos o razón. La filosofía es duda hacia todo lo tradicional; pero, a la vez, confianza en una vía novísima que ante sí encuentra franca el hombre."[2] Y en estos conceptos, como en tantos otros relativos a la presencia clásica entre nosotros, Ortega tenía razón.
            En efecto, el hombre griego durante muchos siglos vivió como Adán en el Paraíso, vivió aferrado a las creencias que se plasmaban en el mito y que, para él, como para tantos otros pueblos del mundo antiguo, hacían del caos vivencial y material un cosmos, en el que cada estructura, acto, creencia o forma de asumir el mundo encontraba su anclaje en el ámbito heredado e incomprobable e indemostrable del mito. Es opinión unánime entre los estudiosos de la filosofía y mitología griegas que el nacimiento de la filosofía coincide con la actividad intelectual provocada por la problematización del mito, en el sentido de que surge cuando se pone en tela de juicio ese relato tradicional heredado, intemporal, protagonizado por seres por encima de los ordinario, aceptado como acto de fe y no de razón, que se evidencia en sí y por sí y no precisa demostración, y que pretende dar una explicación global o parcial del cosmos y de las coordenadas en que vive inmerso el hombre, operando a la vez en el universo humano por su valor paradigmático[3].
            Allá en la Jonia y en la Magna Grecia, zonas fecundas en poetas, y posteriormente en Atenas, hombres osados y curiosos, profundamente innovadores[4] con frecuencia aislados socialmente, que con el tiempo se convertirán en herederos de los poetas en el terreno de la educación, se muestran renuentes a aceptar la sabiduría socialmente admitida, transmitida por el poeta-sabio, y allá donde el mito exige fe, ellos exigen demostración y, en consecuencia, aceptación por la razón, allá donde el cosmos aparece como producto de agentes personales por encima de lo ordinario, de existencia presunta pero no comprobable, ellos lo sustituyen por "principios", "elementos" o causas naturales, cuya interrelación hace comprensible nuestro cosmos, allá donde el mito, por su valor paradigmático, explica lo actual y cotidiano, estos hombres realizan la inversión, de forma que "los acontecimientos primitivos, las fuerzas que produjeron el cosmos, se conciben a imagen de los hechos que se observan actualmente y tienen una explicación análoga. No es lo original lo que ilumina y transfigura lo cotidiano; es lo cotidiano lo que hace inteligible lo original, ofreciendo modelos para comprender cómo se formó y ordenó el mundo"[5]. Es la inversión del mundo mítico.
            Por tanto, podemos decir con C. Ramnoux[6] que la filosofía nace de la actividad intelectual provocada por la problematización del mito y consiste, inicialmente, en el intento de ofrecer una explicación basada en la razón, plasmado en un relato explicativo que puede ofrecer demostración mediante argumentos lógicos. Sin embargo no nos llamemos a engaño. El "milagro" griego nunca pudo abandonar el mito. Desde la Jonia del siglo VI a. C. a la Atenas del siglo V p. C. el mito está presente en todas y en cada una de las escuelas filosóficas, de forma que podemos decir con Kirk[7] que "hasta cierto punto, la historia de la cultura griega es la historia de sus actitudes ante el mito" o, con  palabras de W. Jaeger, que "debemos considerar la historia de la filosofía griega como el proceso de progresiva racionalización de la concepción religiosa del mundo implícita en los mitos"[8].
            Pero hemos de advertir que en esta primera fase de la filosofía griega, en ocasiones, más que ofrecer una explicación no vislumbrada por el mito, nos encontraremos a veces con un re-decir lo anterior, lo mítico, con otro lenguaje, cambiando los agentes personales sagrados por principios, causas o elementos cotidianos, constatables y operantes en el mundo de los sentidos. Encontraremos, en ocasiones, que se trata de un re-decir racional, físico y ontológico, de las  cosmologías y teogonías míticas, lo cual indudablemente es no pequeña diferencia. De ello se dio cuenta, decenios atrás, Francis McDonald Cornford[9], contra la posición defendida por J. Burnet[10], quien veía un abismo entre el pensar lógico y el pensar mítico, mientras que Cornford abogaba por el anclaje mítico de la primera filosofía griega, por la trabazón de mito y filosofía en sus inicios, noción que los estudios posteriores han venido a corroborar. "La musa filosófica, decía[11], no es una Atenea sin madre: si el intelecto individual es su padre, su antepasado más antiguo y augusto es la religión". De ahí la tendencia aún hoy día a incluir, con mayor o menor extensión, en los manuales o recopilaciones de textos filosóficos esos autores y textos, considerados prefilosóficos o protofilosóficos, del tipo de Hesíodo, Ferécides, Orfeo o Museo, ya sea en Diels-Kranz, Kirk-Raven, Guthrie, Ueber-Praechter o Giorgio Colli.
            Todavía Aristóteles[12], aun censurando a veces con acritud a poetas como Hesíodo, consideraba que había chispas de verdad en los mitos narrados por ellos. Los consideraba como "primeros teólogos", en el sentido de que habían expuesto doctrinas sobre los dioses míticamente y establecía paralelos esclarecedores entre ellos y los filósofos naturales. Los teólogos representarían la primera etapa del pensamiento humano prefilosófico y reconocía que el hombre amante de los mitos, el philómythos, es, en cierta medida, un philósophos[13], un "amante de la sabiduría" y ello será una tendencia que se mantendrá a lo largo de todo el mundo antiguo. Máximo de Tiro, por ejemplo, ese representante del platonismo medio de la segunda mitad del siglo II p. C., dedicaba su Discurso IV al siguiente problema, reflejado ya en el título, <<¿Quiénes se han expresado mejor sobre los dioses, poetas o filósofos?>>, concluyendo que tanto unos como otros, filósofos y poetas, han enseñado sobre los dioses la misma doctrina, unos abiertamente, otros en lenguaje figurado, unos con una filosofía en verso, otros con una filosofía en prosa, unos para una humanidad no corrompida, sencilla y cándida, propia de una raza de oro, otros para una humanidad adulta, incrédula y maliciosa, propia de una raza de hierro, prefiriendo el filósofo de Tiro el lenguaje mítico, el enigmático de la poesía, añadiendo en otro discurso[14] que los modernos, al arrancar todos los velos, han dejado a la filosofía al nivel de una mujer pública al alcance de cualquiera. Digamos, atenuando el duro lenguaje del tirio, que la filosofía, desde su punto de vista, habría despojado a los grandes interrogantes humanos con su solución mítica de lo que tenían de misterioso y majestuoso, llevándolo a los límites del buen sentido, de lo vulgar y cotidiano.

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