jueves, 4 de febrero de 2016

Anatomía humana

anatomía del bazo
El bazo es un órgano de tipoparenquimatoso presente en casi todos los vertebrados. Su función principal es la destrucción de células sanguíneas rojas viejas, producir algunas nuevas y mantener una reserva desangre. Forma parte delsistema linfático y es el centro de actividad del sistema inmune.
El bazo humano es aplanado, oblongo y muy friable. Se sitúa en el cuadrante superior izquierdo de la cavidad abdominal, relacionado con elpáncreas, el hemidiafragma y el riñón izquierdo. Aunque su tamaño varía de unas personas a otras suele tener una longitud de 13 cm, un ancho de 8.5 cm y un grosor de 3.5 cm así como un peso de 125-175 g aproximadamente.
Bazo
Illu spleen.jpg
Bazo in situ.
Latín[TA]: splen (griego)
[TA]: lien
TAA13.2.01.001
THH3.10.03.0.05001
ArteriaArteria esplénica
VenaVena esplénica
NervioPlexo esplénico

Localización en el cuerpo humano

En el ser humano, el bazo es el mayor de los órganos linfáticos, está peritonizado, se sitúa habitualmente en elhipocondrio izquierdo de la cavidad abdominal, detrás del estómago y debajo del diafragma, unido a él por ligamento frenoesplénico. El bazo está sujeto por bandas fibrosas unidas al peritoneo (la membrana que reviste la cavidad abdominal). Se relaciona posteriormente con las 9°, 10° y la 11° costillas izquierdas. Reposa sobre la flexura cólica izquierda o ángulo esplénico del colon unido a éste por el ligamento esplenomesocólico y hace contacto con el estómago por el epiplón gastroesplénico así como con el riñón izquierdo. Está irrigado principalmente por la arteria esplénica, rama terminal del tronco celíaco. Dicha arteria se divide en 2 ramas, una superior y otra inferior, luego de ingresar al órgano a través del hilio, estableciendo así un criterio de segmentación esplénica.1

Función

El bazo desempeña diversas funciones:

Funciones inmunitarias

  • Inmunidad humoral y celular: hace setenta años se notificó una mayor predisposición a una infección de gravedad tras haberse realizado la extirpación del bazo, pero no sería hasta el año 1952 cuando se comenzaron a obtener pruebas concluyentes. En la actualidad, se conoce que el bazo es sumamente importante en la inmunidad tantohumoral como celular. Los antígenos son filtrados desde la sangre circulante y se transportan a los centros germinales del órgano, donde se sintetiza inmunoglobulina M. Además, el bazo es fundamental para la producción de opsoninas tuftina y propertina, que cobran importancia en la fagocitosis de las bacterias con cápsula.2

Funciones hemáticas

  • Hematopoyesis: durante la gestación, el bazo se caracteriza por ser un importante productor de eritrocitos glóbulos rojos en el feto. Sin embargo, en los adultos esta función desaparece reactivándose únicamente en los trastornos mieloproliferativos que merman la capacidad de la médula ósea para producir una cantidad suficiente.2
  • Maduración y destrucción de los glóbulos rojos (Hemocateresis esplénica): en el bazo se produce el moldeo de los reticulocitos hasta que se forman discos bicóncavos, así como se produce la eliminación de los glóbulos rojos viejos, anómalos o que se encuentran en mal estado. Cuando por diferentes motivos, el bazo tuvo que ser extirpado, los eritrocitos anormales que en presencia del órgano habrían sido destruidos aparecen presentes en la sangre periférica; encontrándose entre ellos, dianocitos y otros elementos con inclusiones intracelulares; esta función es retomada por el hígado y médula ósea. A pesar de que la función del bazo en el ser humano no consiste en el almacenamiento de eritrocitos, es un lugar clave para el depósito de hierro y contiene en su interior una parte considerable de las plaquetas y macrófagos disponibles para pasar al torrente sanguíneo en el momento que sea necesario.2
El bazo es parte del sistema inmunológico y del sistema circulatorio humano que acompaña a los capilaresvasosvenas y otros músculos que tiene este sistema.

Exploración del bazo

Solamente el polo inferior del bazo es palpable y solo en situaciones en que esté agrandado o empujado hacia abajo. En situaciones normales, por lo general, el bazo no es palpable en adultos. En la exploración del bazo, se busca identificar el tamaño y la consistencia del órgano.3

Posición

En humanos, el bazo se explora con el paciente acostado boca arriba, posición conocida como decúbito supino y el examinador a la derecha del individuo y se le pide que respire normalmente. Se obtienen mejores resultados durante la palpación si el paciente coloca su mano derecha debajo de su cabeza, en la región occipital.4 Una alternativa es la llamada posición de Schuster en la que el individuo se recuesta sobre su flanco derecho, con su pierna izquierda flexionada sobre su pierna derecha extendida y su mano izquierda abrazando la parte posterior de su cuello. El examinador se sitúa a la izquierda del examinado para más comodidad en la palpación del bazo. La desviación del hombro se puede evitar colocando el brazo del examinado sobre su abdomen en lo que se denomina posición de Naegeli, manteniendo todos los demás detalles de la posición de Shuster. El cambiar de una posición a otra puede no resultar ventajosa, si se tiene experiencia o éxito con una modalidad por sobre la otra.5

Percusión

Comenzando desde el 4.º espacio intercostal, se percute siguiendo la línea axilar media y luego la línea axilar anterior. Esa es un área con sonoridad pulmonar consciente. Al pasar por el 9o espacio intercostal, la sonoridad pulmonar comenzará a ser sustituida por un área de submatidez que se extiende hasta el espacio intercostal número 11. Esa zona de submatidez, donde se pierde la sonoridad pulmonar, corresponde con la localización del bazo y no debe por lo general extenderse más de 5 cm, ni debe sobrepasar a la línea axilar anterior.

Esplenectomía

La esplenectomía, que es el término médico usado para referirse a la extirpación quirúrgica total o parcial del bazo cuando este se encuentra dañado por diversos motivos, puede realizarse por medio de dos técnicas quirúrgicas diferentes: por medio de la extirpación abierta o por medio de la extirpación laparoscópica.
En la primera de ellas, el cirujano procede a la realización de una incisión en el medio o en el lado izquierdo del abdomen, concretamente debajo de las costillas. Tras localizar el órgano, el cirujano lo extirpará (en el supuesto caso de que la persona intervenida se encuentre recibiendo tratamiento para el cáncer, cabe la posibilidad de que los ganglios linfáticos abdominales sean extirpados también). Una vez que el equipo médico al cargo de la operación certifica que no existe ningún tipo de sangrado en el abdomen, se sutura la incisión.

En otros animales

Vista laparoscópica del bazo de un caballo (el órgano moteado púrpura y gris).
En los peces cartilaginosos y con aletas radiadas se compone principalmente de pulpa roja y normalmente es un órgano alargado un poco, ya que en realidad se encuentra en el interior del forro de la serosa del intestino. En muchos anfibios, especialmente ranas, que toma la forma más redondeada y con frecuencia hay una mayor cantidad de pulpa blanca.6
En reptilesaves y mamíferos, pulpa blanca es siempre relativamente abundante, y en los dos últimos grupos, el bazo es típicamente redondeada, aunque ajusta su forma algo a la disposición de los órganos circundantes. En la gran mayoría de los vertebrados, el bazo continúa produciendo glóbulos rojos a lo largo de la vida; en mamíferos que esta función se pierde en los adultos. Muchos mamíferos tienen estructuras bazo como pequeños conocidos como ganglios hemáticos en todo el cuerpo que se presume que tienen la misma función que el bazo. Los bazos de los mamíferos acuáticos difieren en algunos aspectos de los de totalmente mamíferos terrestres que habitan. En general, son de color azulado. En los cetáceos y los manatíes que tienden a ser bastante pequeñas, pero en pinnípedos de buceo profundo, que pueden ser muy masiva, debido a su función de almacenar células rojas de la sangre.
Los únicos vertebrados que carecen de un bazo son las lampreas y los mixinos. Incluso en estos animales, hay una capa difusa del tejido hematopoyético dentro de la pared del intestino, que tiene una estructura similar a la pulpa roja y se presume que es homóloga con el bazo de los vertebrados superiores.
En ratones, el bazo almacena la mitad de los monocitos del cuerpo de modo que detrás la lesión que pueden migrar a la tejido lesionado y se transforman en células dendríticas y macrófagos y así ayudar a la curación de heridas.

El Bazo
El bazo es un órgano del tamaño aproximado de un puño situado en la parte superior del lado izquierdo del abdomen, por debajo del diafragma. Es un importante órgano hematopoyético (formador de sangre) durante la vida fetal, pero no es esencial para la vida en el adulto.
ANATOMÍA
El bazo es un órgano de consistencia blanda y forma ovalada, de unos 12 cm de largo, 8 cm de ancho y 4 cm de espesor, situado en la parte superior izquierda del abdomen, justo por debajo del diafragma y protegido por las últimas costillas, cuyo límite sólo sobrepasa en caso de que aumente de tamaño debido a una enfermedad. Su peso normalmente es de unos 200 g, pero en algunas enfermedades puede agrandarse de manera notoria.
Este órgano está rodeado por una cápsula fibroelástica, de la cual parten hacia el interior una serie de tabiques que dividen al bazo en diversos lóbulos. Por la parte central del órgano penetra la arteria esplénica, a través de la cual llega hasta el bazo una gran cantidad de sangre que se reparte por numerosas arteriolas hasta alcanzar multitud de lagunas y luego pasa a una serie de vénulas que confluyen para formar la vena esplénica, que aboca su contenido a la vena porta.
En el interior, rodeando a las arteriolas hay unos acúmulos de tejido linfoide, los corpúsculos de Malpighi, que constituyen la denominada pulpa blanca. Alrededor de ésta se encuentra situada la llamada pulpa roja, compuesta por unos lagos sanguíneos, denominados senos venosos, y unas trabéculas de tejido reticular, denominadas cordones de Billroth.
FUNCIONES
Puede decirse que el bazo funciona paralelamente como dos órganos, uno perteneciente al sistema hematológico y otro, al sistema linfático e inmunitario. De hecho, mientras que la pulpa blanca forma parte del sistema de defensa del organismo, y por ello contiene una abundante cantidad de glóbulos blancos, la pulpa roja se encarga de eliminar de la circulación los glóbulos rojos viejos de la sangre.
Durante la vida intrauterina, el bazo fabrica todo tipo de células sanguíneas, pero posteriormente sólo mantiene una capacidad residual de producir algunos glóbulos blancos (monocitos y linfocitos). De todos modos, en caso de necesidad, el órgano puede recuperar en cierta medida su potencial hematopoyético.
Después del nacimiento, el bazo tiene otras funciones. Por ejemplo, constituye una reserva de sangre, que pasa a la circulación ante cualquier situación de emergencia, como cuando se produce una hemorragia importante. En realidad, la pulpa roja constituye una auténtica reserva no tanto de glóbulos rojos, sino de leucocitos y plaquetas; en muchos animales, la pulpa roja libera estos elementos al torrente sanguíneo si el organismo lo necesita, aunque en el ser humano ésta no parece ser una función relevante del bazo. De hecho, la principal función del bazo consiste en la destrucción de los glóbulos rojos viejos.
Cuando los hematíes, al finalizar su vida útil, pierden su vitalidad y sus paredes se deforman, al circular por el bazo quedan atrapados en sus delgadísimos sinusoides y resultan destruidos, aunque sus componentes pasan a la sangre para ser reutilizados, en especial el hierro contenido en la hemoglobina. En algunas situaciones patológicas, el bazo incrementa exageradamente esta actividad y ello da lugar a una hemolisis o destrucción excesiva de glóbulos rojos v que provoca un peligroso estado de anemia.
Por otro lado, el bazo también forma parte del sistema inmunitario, ya que contiene un gran número de linfocitos. Ayuda al organismo a luchar frente a determinadas infecciones, especialmente la neumonía y la meningitis. Si se extirpa el bazo (esplenectomía), hay que administrar vacunas para reforzar la inmunidad del organismo frente a dichas infecciones. Aun así, persiste un ligero riesgo de infección grave, por lo que a las personas sometidas a una esplenectomía se les aconseja llevar una pulsera identificativa u otro elemento similar que alerte a los profesionales médicos en caso de que se produzca una enfermedad súbita.
A pesar de desarrollar unas funciones tan importantes, cabe destacar que el bazo no es un órgano vital, puesto que, tanto en los casos excepcionales en que se presenta una ausencia congénita como cuando, por el motivo que fuere, es preciso proceder a la extirpación del bazo -procedimiento quirúrgico denominado técnicamente «esplenectomía», al cabo de cierto tiempo sus funciones son asumidas por otras estructuras, en particular por el hígado. La falta de bazo es por completo compatible con la vida, sin bien se considera que las personas esplenectomizadas, como se ha dicho, tienen una mayor susceptibilidad a las infecciones y, por ello, deben someterse a un control regular. 
AFECCIONES DEL BAZO

Las enfermedades más comunes del bazo, que muchas veces se manifiestan por un agrandamiento del órgano (esplenomegalia), corresponden a dos tipos de problemas, en consonancia con sus funciones: una alteración en la destrucción de los glóbulos rojos de la sangre (hemolisis) o una anomalía en la producción de leucocitos (linfoma, leucemia).

AGRANDAMIENTO DEL BAZO
Existen muchos problemas que pueden afectar al bazo y provocar su aumento de tamaño, que se denomina esplenomegalia: el órgano puede pasar de un peso normal de 200 g a uno de hasta casi 2 kg. Algunas personas tienen el bazo de tamaño más grande de lo habitual, sin que haya ningún trastorno que lo justifique. Sin embargo, en la gran mayoría de los casos la esplenomegalia corresponde a una manifestación de diversos trastornos, especialmente alteraciones hematológicas.
El aumento del tamaño del bazo puede ser debido a diversos trastornos no hematológicos, tales como la cirrosis hepática, la mononucleosis infecciosa o el paludismo. Entre las enfermedades de la sangre que pueden producir esplenomegalia, destacan las anemias hemolíticas, así como algunas leucemias y linfomas.
La esplenomegalia puede no provocar ningún tipo de molestia. Incluso, es posible descubrirla de manera casual al buscar otros trastornos. A veces, cuando el bazo es muy voluminoso, puede dar lugar a la aparición de un abultamiento en el lado izquierdo del abdomen. Sin embargo, lo más común es que no se aprecie ningún relieve en el abdomen, aunque es frecuente que el crecimiento del bazo produzca sensación de peso o dolor en el costado izquierdo. Según la causa y el grado de crecimiento del bazo, su función puede verse más o menos afectada. Con frecuencia, la esplenomegalia debida a enfermedades hematológicas origina un hiperesplenismo, es decir, una actividad excesiva del bazo. Normalmente, en el bazo se destruyen células sanguíneas envejecidas. Cuando hay hiperesplenismo, se produce una destrucción exagerada de las células sanguíneas, debido a una excesiva actividad que también destruye eritrocitos jóvenes. El hiperesplenismo puede cesar al curarse la enfermedad causal, aunque a veces es preciso recurrir a la extirpación quirúrgica del bazo.
HEMOLISIS
En patologías en que existe una destrucción aumentada de hematíes, denominada hemolisis, el bazo aumenta de tamaño (patología conocida como esplenomegalia) y puede notarse por debajo de la parrilla costal.
La hemolisis puede tener su causa en diversas enfermedades, algunas hereditarias, otras desarrolladas a lo largo de la vida adulta. El tratamiento de estas patologías puede precisar la práctica de una esplenectomía, es decir, la extirpación del bazo.
La causa más frecuente de hemolisis es el paludismo, causado por unos parásitos transmitidos por el mosquito Anopheles. Esta infección de los hematíes produce fiebres elevadas, temblores, escalofríos, anemia e ictericia. Los hematíes alterados son destruidos. En aquellas regiones del mundo donde el paludismo es endémico, el bazo puede llegar finalmente a ser muy grande en personas expuestas en repetidas ocasiones a infecciones de este tipo.

LINFOMAS
Dada su relación con el sistema linfático, el bazo puede resultar afectado por el mismo tipo de enfermedades que los ganglios linfáticos. Por ejemplo, los linfomas (o tumores de los ganglios linfáticos) pueden provocar un aumento del bazo. En general, esto no provoca dolor, y se detecta en una exploración abdominal. El médico confirma entonces el aumento de tamaño del bazo mediante estudios ecográficos, isotópicos o con tomografía computarizada.
El bazo puede afectarse en los linfomas tipo Hodgkin y no hodgkinianos. Por lo general, sólo se realiza la esplenectomía cuando el diagnóstico de linfoma tipo no hodgkiniano indica que sólo está afectado el bazo.
LEUCEMIA
Las leucemias también pueden producir un agrandamiento del bazo, que puede ser masivo en el caso de la leucemia mieloide crónica. Otros trastornos de las células sanguíneas que causan aumento del bazo deben distinguirse de las leucemias. Especialmente, una enfermedad mieloproliferativa, la mielofibrosis (también conocida como metaplasia mieloide) se puede también dar lugar a un aumento masivo del bazo.
En esta enfermedad, mientras que el bazo adulto recupera la capacidad de formación de células sanguíneas, su aumento de tamaño masivo da lugar a un descenso neto de los glóbulos rojos circulantes.
ROTURA DE BAZO
La rotura de bazo es una complicación relativamente frecuente de traumatismos abdominales y torácicos, y muchas veces forma parte de un cuadro de politraumatismos. Aunque las lesiones esplénicas suelen producirse ante traumatismos graves, también es común la rotura del bazo como complicación de traumatismos de instancia no tienden a considerarse serios, como puede ser una simple caída; en este sentido, cabe destacar que el órgano es más susceptible a la rotura cuando se encuentra afectado por una patología previa, fundamentalmente si presenta una hipertrofia (esplenomegalia). La rotura puede ocurrir en traumatismos cerrados, como son las contusiones directas de la región toracicoabdominal, así como en los traumatismos abiertos provocados por accidentes, arma blanca o arma de fuego. Excepcionalmente se produce de manera accidental en el curso de una intervención quirúrgica. Puede producirse una rotura por un traumatismo directo, cuando un objeto contundente impacta sobre la zona esplénica (atropello, puntapié) o cuando el propio cuerpo impacta contra un elemento fijo (caída, desplazamiento brusco en accidente de automóvil).
A veces se produce por aplastamiento, cuando un objeto ejerce una presión intensa sobre la zona abdominal; así ocurre en caso de derrumbamiento, pero este mecanismo es común en los atropellos, cuando las ruedas del vehículo pasan sobre el abdomen de la víctima. Incluso puede producirse por un mecanismo de contragolpe cuando se propaga la sacudida derivada de un traumatismo en una región corporal alejada, como suele ocurrir en caídas de pie o sentado; en este caso, el bazo se desgarra como consecuencia de la desinserción de los medios de fijación a la cápsula esplénica.
La principal consecuencia de la rotura de bazo es la hemorragia, como el bazo es un órgano muy vascularizado, cualquier lesión puede originar una hemorragia potencialmente grave, cuya magnitud y rapidez dependerá del calibre de los vasos afectados, y de la posibilidad de expansión del hematoma. Cuando el bazo se rompe, puede derramarse gran cantidad de sangre en la cavidad abdominal, pero también puede suceder que la cápsula externa del órgano se mantenga indemne y pueda contener la hemorragia, al menos temporalmente. Lo más frecuente es una hemorragia lenta, pero continua, con pocas manifestaciones iniciales. La modalidad opuesta es el gran cuadro hemorrágico consecuente al estallido del órgano, al desprendimiento del polo superior o a la lesión de un gran vaso.
El síntoma más destacado de la rotura de bazo corresponde al dolor. La sangre que se derrama en la cavidad abdominal resulta irritante y provoca dolor, lo cual desencadena como reflejo una contractura de la musculatura abdominal, que se vuelve tensa. Sin embargo, cuando la pérdida sanguínea es gradual, posiblemente no se generen síntomas evidentes hasta que la presión arterial sea tan baja que se produzca un colapso circulatorio y estado de shock.
Para diagnosticar la rotura de bazo se practican en primer término radiografías de abdomen, sobre todo para descartar otras causas. Es posible realizar gammagrafías para detectar la pérdida de sangre del bazo o bien practicar una punción en el abdomen para extraer una muestra de líquido y comprobar si tiene sangre. Sin embargo, ante la sospecha de rotura de bazo muchas veces se practica una intervención inmediata, que servirá tanto para efectuar el diagnóstico como para realizar el tratamiento.
La rotura de bazo constituye una urgencia quirúrgica, pues resulta preciso detener de inmediato la pérdida sanguínea. En ocasiones basta con proceder a la sutura de un pequeño desgarro, con lo cual se salvaría el bazo, pero no es lo más común, puesto que generalmente se recurre a la extirpación completa del bazo, operación que se conoce como esplenectomía.
APLASIA ESPLÉNICA
Se denomina «agenesia» o «aplasia esplénica» al defecto o la falta de desarrollo del bazo, un trastorno congénito raro que en algunas ocasiones se presenta solo, pero que en otras forma parte de un cuadro más complejo, como es el síndrome de Ivemark, en el que se asocia a anomalías en el desarrollo del corazón.
La ausencia de bazo acarrea una deficiencia en sus funciones, particularmente en la resistencia a las infecciones, puesto que el órgano es el lugar de producción de anticuerpos específicos por parte de los linfocitos B y también actúa como parte del sistema reticuloendotelial eliminando microorganismos que circulan en el plasma. La pérdida de estas funciones se deja sentir sobre todo durante la infancia, que es cuando están formándose la mayoría de los anticuerpos específicos, por lo que ello ocasiona una especial susceptibilidad a las infecciones en los primeros años de vida. Así, hay mayor propensión a las infecciones en general y un riesgo concreto de septicemia y meningitis por gérmenes tales como neumococos, meningococos, Haemophilus influenzae y Escherichia coli.
El diagnóstico se sospecha cuando se presentan infecciones repetidas durante la niñez sin que ello pueda adjudicarse a otros síndromes de inmunodeficiencia, confirmándose mediante la práctica de una gammagrafía, que demuestra la ausencia del bazo. El tratamiento se basa en la prevención de las infecciones, con la administración de inmunizaciones múltiples frente a diversos gérmenes patógenos e incluso la administración regular de antibióticos con carácter profiláctico durante los primeros años de vida.

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