Periodos climáticos
El año sin verano (también conocido como año de pobreza, el verano que nunca fue, el año que no tuvo verano, y Mil ochocientos y helados a muerte1 ) fue en 1816, año que tuvo graves anomalías en el clima de verano que causaron que disminuyera la temperatura mundial entre 0.4–0.7 °C (0.7–1.3 °F),2 teniendo como resultado una grave escasez de alimentos en el hemisferio norte.3 4 Se cree que la anomalía fue causada por la combinación de unahistórica caída en la actividad solar con un invierno volcánico, este último provocado por una serie de importantes erupciones volcánicas coronadas por la erupción del monte Tambora de 1815, en las Indias Orientales Neerlandesas(hoy Indonesia), la erupción más grande conocida en 1300 años, que ocurrió durante las décadas finales de laPequeña Edad de Hielo, sumándose potencialmente al enfriamiento existente que viene produciéndose periódicamente desde el 1350 d. C.
El historiador John D. Post bautizó este suceso como "la última gran crisis de supervivencia del mundo occidental".
La temperatura del verano de 1816 fueron anómalas en comparación con las temperaturas medias de 1971–2000 | ||
Fecha | 10 de abril de 1815 | |
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Lugar | Monte Tambora, islas menores de la Sonda, Indias Orientales Neerlandesas | |
Coordenadas | 8°15′S 118°00′ECoordenadas: 8°15′S 118°00′E (mapa) | |
Consecuencias | Causó un invierno volcánico que redujo la temperatura de 0.4 a 0.7 °C en todo el mundo |
Generalidades
Las anormalidades del clima propiciaron un invierno severo que destruyó las cosechas en lugares tan variados como el sur de China, el norte de Europa y del nordeste estadounidense.6 7
En la actualidad se considera que las alteraciones meteorológicas ocurridas en 1815 se produjeron debido a las erupciones volcánicas del Tambora entre el 5 y el 15 de abril en la isla de Sumbawa (Indias Orientales Neerlandesas), lo que arrojó a la atmósfera superior 1.500.000 toneladas de polvo. Como es normal tras una erupción volcánica fuerte, las temperaturas mundiales descendieron debido a la reducción de la luz del Sol.
Las raras alteraciones del clima durante ese año tuvieron un gran efecto en el norte de Europa y el nordeste americano. Típicamente, el fin de la primavera y verano del nordeste americano son relativamente estables: las temperaturas en promedio oscilan entre 20 a 25 °C, y raramente caen por debajo de 5 °C, la nieve en verano es una rareza extrema, aunque a veces en mayo hay periodos fríos.
Las consecuencias en todo el planeta fueron desastrosas, ya que bajaron las temperaturas en todo el planeta varios grados. Las cosechas se malograron, la lluvia se triplicó en algunas zonas del mundo (como en los polos) y nevó copiosamente en lugares cercanos al ecuador, como el sur de México y Guatemala.
En mayo de 1816, sin embargo, la escarcha quemó la mayoría de las cosechas que se habían plantado, y el 2 de junio una grantormenta de nieve produjo muchas muertes. En julio y agosto, se observó hielo en ríos y lagos en latitudes tan al sur comoPensilvania. Fueron comunes impresionantes y rápidas oscilaciones de temperatura, pasando en cuestión de horas de las normales o superiores a lo normal del verano (tan altas como 35 °C) a cercanas al punto de congelación.
Aunque los granjeros de Nueva Inglaterra consiguieron que las cosechas de maíz y otros granos llegaran a madurar, los precios subieron considerablemente. La avena, por ejemplo, casi multiplicó por ocho su precio, pasando de 12 centavos por bushel del año anterior a 92 centavos.
Aunque los granjeros de Nueva Inglaterra consiguieron que las cosechas de maíz y otros granos llegaran a madurar, los precios subieron considerablemente. La avena, por ejemplo, casi multiplicó por ocho su precio, pasando de 12 centavos por bushel del año anterior a 92 centavos.
Europa, que todavía se estaba recuperando de las guerras napoleónicas, padeció la escasez de comida. Estallaron disturbios en Gran Bretaña y Francia y se saqueaban almacenes de grano. Sin embargo, la violencia fue peor en Suiza, donde el hambre forzó al gobierno a declarar emergencia nacional.
En China, las anómalas bajas temperaturas durante el verano y el otoño asolaron la producción de arroz en la provincia deYunnan en el sudoeste, extendiendo la hambruna. En el fuerte Shuangcheng, ahora en la provincia de Heilongjiang, se informaba de tierras devastadas por la escarcha, lo que resultó en la deserción de los reclutas. Se produjeron nevadas veraniegas en varias localidades de las provincias de Jiangxi y de Anhui, al sur del país. En Taiwán, que posee clima tropical, nevó enHsinchu y en Miaoli, y heló en Changhua.9
En 1920, el climatólogo estadounidense William Humphreys determinó la causa del año sin verano, tras leer un tratado escrito por Benjamin Franklin en 1783 culpando del verano extraordinariamente fresco al polvo volcánico proveniente de la erupción de Laki en Islandia.
Efectos culturales
Los altos niveles de ceniza en la atmósfera produjeron espectaculares ocasos durante este período, rasgo que se plasmó en las pinturas de J. M. W. Turner. Un fenómeno similar se observó después en 1883 tras la erupción del Krakatoa.
La falta de avena para alimentar a los caballos pudo haber inspirado al inventor alemán Karl Drais el estudio de nuevas formas de transporte sin animales, inventando la dresina o velocípedo, que fue el ancestro de la actual bicicleta y un paso más hacia el transporte personal mecanizado.10
Fue en el año sin verano cuando varios escritores e intelectuales que veraneaban en la Villa Diodati, una mansión cerca de Ginebra, aburridos y hastiados por el mal tiempo y la lluvia incesante que les impedían salir de la mansión, idearon entretenerse contándose historias de terror. Entre estos escritores estaban Lord Byron, Mary Shelley y John Polidori. De esos relatos se concibieron las ideas para las novelas Frankenstein y El vampiro, que serviría de inspiración a Bram Stoker para su célebre Drácula.
Como refería Carmen Gozalo de Andrés en un artículo publicado en RAM (Revista del Aficionado en Meteorología), noviembre de 2002, «Volcanes y clima. 1816, un año sin verano en el Hemisferio Norte». :
La película "Remando al viento" de Gonzalo Suárez, coproducción hispano-noruega, protagonizada por Hugh Grant (representando a Lord Byron), nos acerca en alguna escena de su primera parte al desapacible y tenebroso verano de 1816 y a las vivencias de los escritores Percy Shelley, Lord Byron, John William Polidori y Mary Godwin en Villa Diodati, su residencia suiza en las orillas del Lago Lemán.
Suiza fue, sin duda, el país europeo que padeció con más rigor las inclemencias meteorológicas de aquella estación estival. Sus viajeros turísticos y veraneantes tuvieron que recluirse muchas jornadas en sus alojamientos, al calor de las chimeneas, para protegerse de los intermitentes temporales de agua y nieve.
Byron había llegado desde Inglaterra, huyendo de la bancarrota y de un matrimonio fracasado. La sociedad londinense le había repudiado abiertamente y decidió expatriarse, dirigiéndose a Suiza, donde alquiló un palacete a orillas del lago Lemán. Era el mes de junio de 1816. Percy Shelley, expulsado de Oxford, había sido desheredado por su padre y el poeta, enamorado de Mary Godwin, abandonó a su esposa e hijos y se escapó a Suiza con ella. Allí visitaron a Byron. La lluvia y tormentas les obligaron a quedarse en Villa Diodati durante varios días. Este palacete, porticado y rodeado de viñedos, en el que John Milton ya se había alojado dos siglos antes, era considerado por la amante de Shelley un lugar culturalmente sagrado.
Impresionado por la lobreguez del ambiente, con el cielo totalmente cubierto de oscurísimas nubes que ocultaron el sol durante tres días, Byron rememoró, como una auténtica pesadilla, aquellos días vividos en tierras helvéticas. Compuso un poema de 82 versos, al que llamó “Darkness” (Oscuridad), que comienza así:
OSCURIDADTuve un sueño, que no fue un sueño.
El sol se había extinguido y las estrellas
vagaban a oscuras en el espacio eterno.
Sin luz y sin rumbo, la helada tierra
oscilaba ciega y negra en el cielo sin luna.
Llegó el alba y se fue.
Y llegó de nuevo, sin traer el día.
Y el hombre olvidó sus pasiones
en el abismo de su desolación.(...)
El sol se había extinguido y las estrellas
vagaban a oscuras en el espacio eterno.
Sin luz y sin rumbo, la helada tierra
oscilaba ciega y negra en el cielo sin luna.
Llegó el alba y se fue.
Y llegó de nuevo, sin traer el día.
Y el hombre olvidó sus pasiones
en el abismo de su desolación.(...)
Los biógrafos de los Shelley y de Byron coinciden en que, en las continuas tertulias compartidas aquel verano de 1816, retenidos por las inclemencias meteorológicas en Villa Diodati, tras una apuesta, imaginaron posibles relatos protagonizados por personajes terroríficos.
Mary Godwin, entonces compañera y futura esposa del poeta Shelley, era una jovencísima novelista de sólo diecinueve años. Concibió aquellos días el personaje literario más abominable creado jamás por una mujer: Frankenstein. En la autobiografía de esta escritora aparecen abundantes datos sobre la inclemencia del tiempo y el avance de los glaciares suizos en el verano de 1816.
Los fenómenos meteorológicos de 535-536 o Pequeña Edad de Hielo de la Antigüedad Tardía (Late Antique Little Ice Age, LALIA en inglés)1 fueron los episodios de enfriamiento de la atmósfera más graves y prolongados a corto plazo en el hemisferio norte en los últimos 2000 años.2 Se piensa que este suceso puede haber sido causado por un extenso velo de polvo atmosférico, posiblemente como resultado de una gran erupción volcánica en los trópicos3 o el impacto de desechos espaciales contra la Tierra.4 Sus efectos se generalizaron, provocando el clima fuera de estación, malas cosechas, y hambrunas en todo el mundo.
Evidencias documentales
En el 536, en su informe sobre las guerras contra los vándalos, el historiador bizantino Procopio de Cesarea (f. 565) escribió:
Durante este año tuvo lugar el signo más temible. Porque el Sol daba su luz sin brillo, como la Luna, durante este año entero, y se parecía completamente al Sol eclipsado, porque sus rayos no eran claros tal como acostumbra. Y desde el momento en que eso sucedió, los hombres no estuvieron libres ni de la guerra ni de la peste ni de ninguna cosa que no llevara a la muerte. Y sucedió en el momento en que Justiniano estaba en el décimo año de su reinado.
Los anales gaélicos de Irlanda hacen constar lo siguiente:
- «Perditio panis» (‘falta de pan‘), en el artículo correspondiente al año 536 en Los anales de Ulster, Year U536 (capítulo del año 536), de autor desconocido.
- «Perditio panis» (‘falta de pan’), en el artículo correspondiente al año 536 en Los anales de Inisfallen, Annal AI534 (capítulo del año 534 a 543),
Más fenómenos informados por fuentes independientes de aquella época:
- Bajas temperaturas, (en China cayó nieve en diciembre, lo cual aplazó la época de cosechas).7
- Pérdida de cosechas.8
- «Una densa niebla seca» en China, Europa y el oeste de Asia.7
- Sequía en el Perú, que afectó a la cultura moche.7 9
Evidencia científica
Los análisis de anillos de un roble irlandés, realizados por el dendrocronólogo irlandés Michael G. L. Baillie, de la Universidad Queen’s de Belfast, mostraron un crecimiento anormalmente pequeño en el año 536 y, después de una recuperación parcial, otra fuerte anomalía en el 542.10 Patrones similares se registran en los anillos de árboles de Suecia y Finlandia, en la Sierra Nevada de California y en los anillos de árboles fitzroya chilenos.[cita requerida] Los núcleos de hielo de Groenlandia y laAntártida muestran evidencia de importantes depósitos de sulfato en torno al 533-534 (±2 años), lo cual es evidencia de un extenso velo de polvo ácido.11
Explicaciones posibles
Se ha conjeturado que estos cambios se debieron a las cenizas o el polvo lanzado al aire después del choque de un cometa12 o meteorito,13 14 o después de la explosión de un volcán, un fenómeno conocido como «invierno volcánico».15 La evidencia de depósitos de sulfato en muestras de hielo apoya firmemente la hipótesis del volcán; la capa de sulfatos es aún más espesa que la que acompañó al episodio menor de aberración climática, en 1816, conocido popularmente como el «año sin verano», que se ha relacionado con la explosión del volcán Tambora en Sumbawa (Indonesia3 ).
En 1984, R. B. Stothers postuló que este suceso podría haber sido causado por el volcán Rabaul en lo que hoy es Papúa Nueva Guinea.16
En 1999, el escritor David Keys, en su libro Catastrophe: a quest for the origins of the modern world (Catástrofe: en busca de los orígenes del mundo moderno), basado en los trabajos del vulcanólogo estadounidense Ken Wohletz, afirmó que el cambio climático fue causado por el volcán Krakatoa, en Indonesia.15 En el antiguo texto javanés Para rathon (Libro de los reyes) se menciona que hubo una gran erupción del Krakatoa en el año 416. Pero Keys señala que no hay evidencias de una gran erupción en el 416, por lo que el Krakatoa podría haber sido el causante de la catástrofe climática del 536.
En 2009, Dallas Abbott, del Observatorio Terrestre Lamont-Doherty de la Universidad Columbia, en Nueva York, publicó evidencias provenientes de núcleos de hielo de Groenlandia que indican la existencia de múltiples impactos de un mismo cometa. En el hielo se han hallado esférulas que pueden provenir de residuos terrestres expulsados a la atmósfera por un evento de impacto, que podría haber causado el velo de polvo en la atmósfera.17 2
En 2010, Robert Dull, John Southon y colegas presentaron evidencias que sugieren una conexión entre la erupción de Tierra Blanca Joven (TBJ) de la caldera del lago de Ilopango en el centro de El Salvador y el cambio climático del 535 d. C.18 Aunque anteriormente se había publicado evidencia de carbono que sugería un rango de fechas entre el 408 y el 536 d. C. que era consistente con el empeoramiento climático, la conexión entre el fenómeno y la erupción no se hizo explícita hasta que investigaciones en sedimentos marinos del Pacífico centroamericano hechas por Steffen Kutterolf y colegas mostraron que la erupción de TBJ fue mucho más grande de lo que se pensaba.19 El carbono-14 radiactivo encontrado en un árbol que había muerto en el flujo piroclástico de la erupción de TBJ fue medido en detalle usando un acelerador de espectrometría de masa; los resultados sugerían la fecha de 535 d. C. como el año en que el árbol murió. Una estimación conservadora del volumen depiroclastos dio un valor aproximado de 84 km³, revelando un índice de explosividad volcánica de 6+ y una magnitud de 6,9. Los resultados sugieren que el tamaño, latitud y fecha de la erupción de TBJ del Ilopango son consistentes con los registros de sulfato encontrados en las capas de hielo.
Consecuencias históricas
Se ha sugerido que el suceso de 536 y el hambre resultante fueron la causa de los múltiples sacrificios de grandes cantidades de oro que realizaron las élites escandinavas al final del período migratorio —las llamadas «invasiones bárbaras»—, posiblemente para aplacar a los dioses enojados y volver a recibir la luz solar normal.20 21 La caída de la enorme ciudad de Teotihuacán, en Mesoamérica, ahora denominada México, también podría haberse debido a las sequías relacionadas con el cambio climático, con signos de disturbios civiles y hambrunas.
El libro de David Keys especula que el cambio climático puede haber contribuido a la evolución de diversos sucesos, tales como la aparición de la peste de Justiniano, la declinación del pueblo ávaro, la migración de las tribus mongoles hacia Occidente, el fin del Imperio persa, el desarrollo del islamismo y la caída de Teotihuacán.
En 2000, una producción británica de Televisión 3BM (por WNET y Channel Four) capitalizó el libro de Keys. Este documental, bajo el nombre de Catastrophe! How the world changed (¡Catástrofe! Cómo cambió el mundo), fue transmitido en EE. UU. como parte de la serie Secrets of the dead de PBS.
No obstante, las ideas de Keys y Wohletz no son ampliamente aceptadas en este tema, a pesar de que existen evidencias incontestables de la dendrocronología.22 En una revisión del libro de Keys, el arqueólogo británico Ken Dark comentó que «mucha de la evidencia aparente presentada en este libro es altamente discutible, debido a la pobreza de las fuentes, o simplemente incorrecta» y que «no obstante, son dignos de elogio tanto la investigación en todo el mundo como el énfasis en que el siglo VI d. C. fue una época de cambios de amplio alcance, y el libro contiene información fascinante y oscura que será nueva para muchos. Sin embargo, no logra demostrar su tesis central y no ofrece una explicación convincente de los muchos cambios discutidos».
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