miércoles, 23 de marzo de 2016

Atlas de Anatomía humana

Características externas del esqueleto de la cara y la base del cráneo


El esqueleto de la cara consiste en varios reconocidos huesos. Los miraremos individualmente después en esta sección, pero empezaremos mirando los rasgos globales principales del esqueleto facial. Para simplificar el cuadro, retiraremos la mandíbula.
La cavidad para el ojo se llama cavidad orbitaria. Está protegida exteriormente por el denso margen orbital. Las aperturas de la nariz llevan a las cavidades nasales derecha e izquierda, separadas por el tabique nasal.
La mandíbula superior o maxilar soporta la dentadura superior. La prominencia ósea de la mejilla se continúa atrás con este arco óseo, el arco cigomático.
Esta depresión profunda es la fosa temporal. Está encerrada por esta cresta, la línea temporal; mediante el margen orbital lateral, y por el arco del cigomático. La fosa temporal contiene el gran músculo temporal.
La fosa temporal se continúa con esta depresión más profunda, la fosa infratemporal. Las paredes del fosa infratemporal están formadas por esta parte de la base del cráneo, y por la parte posterior del maxilar. La fosa infratemporal contiene los músculos pterigoideos, y también esta parte de la mandíbula, la apófisis coronoides.
En la parte interna del cráneo llegamos a estructuras que ya hemos visto. Aquí está el foramen magno, la parte basilar del hueso occipital, y la porción petrosa del hueso temporal.
Dos láminas óseas delgadas se proyectan hacia abajo desde la base del cráneo detrás del maxilar. Ellas son la láminas de la apófisis pterigoides, lateral y medial. Entre las dos láminas mediales del pterigoides están las aperturas posteriores de las fosas nasales, las fosas nasales posteriores o coanas.
El paladar duro forma el techo de la boca, y el piso de las fosas nasales. Aquí dentro de las fosas nasales están los cornetes, o huesos turbinados. Estudiaremos la parte interna de la fosa nasal en la siguiente sección.
Las fosas nasales posteriores desembocan en la nasofaringe, que está en el espacio entre las láminas mediales del pterigoides, la base del occipucio, y el arco anterior de la vértebra atlas.




Estructuras óseas alrededor de la nasofaringe


 Aquí está la abertura posterior de la cavidad nasal, la coana, o nariz posterior. Su pared lateral está formada por la lámina pterigoidea medial.
La lamina pterigoidea medial termina en el gancho pterigoideo. Esta pieza de material coloreado, representa el cartílago del conducto auditivo. El cartílago forma un conducto incompleto abierto por debajo.
Cerca al extremo medial del cartílago hay un grupo de aberturas en la base del cráneo que hemos visto antes desde un ángulo diferente: el agujero oval, el agujero espinoso, la abertura del canal carotídeo, y el agujero yugular.
El techo de la nasofaringe, formado por la cara inferior del esfenoides, y la parte basal del hueso occipital, baja hacia el foramen magno.
Para completar la imagen de los huesos que rodean la nasofaringe, añadiremos las vértebras cervicales. Aquí está el arco anterior del atlas, y aquí está la apófisis odontoides del axis.



Revestimiento de la nasofaringe


Aquí está la mitad derecha de la nasofaringe. Las desembocaduras de las dos fosas nasales en la nasofaringe (aquí está la derecha) son llamadas coanas, o narinas posteriores.
El techo de la nasofaringe reposa debajo de la parte basilar del hueso occipital. La parte posterior de la nasofaringe reposa en frente de la vértebra atlas: aquí está el arco anterior del atlas.
En la mucosa de la pared lateral de la nasofaringe hay un pliegue pronunciado hacia adentro llamado rodete tubárico. Es producido por la proyección hacia adentro del cartílago del conducto auditivo. La apertura de la mucosa del tubo esta aquí. Detrás del rodete tubárico hay un receso profundo, el receso faríngeo.
El piso de la nasofaringe está formado por el paladar blando que forma una división muy móvil entre la nasofaringe y la parte posterior de la cavidad nasal. La nasofaringe desemboca abajo, en la orofaringe.
El paladar blando puede moverse hacia arriba, hacia atrás y hacia abajo. Sus movimientos, que son importantes al tragar y al hablar, son producidos por numerosos y pequeños músculos. Estos convergen al paladar blando desde arriba y desde abajo. La mayoría de ellos se inserta sobre una hoja de aponeurosis o similar a un tendón que ocupa esta parte del paladar.

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