Los ríos Eufrates y Tigris nacen en los montes de Armenia y desembocan en el golfo Pérsico. La extensa región que delimitan las cuencas de estos ríos se conoce con el nombre de Mesopotamia. En la Baja Mesopotamia los aluviones de los ríos ganaron tierra al mar, y las inundaciones, sabiamente canalizadas, fertilizaron la tierra, lo que posibilitó una rica agricultura.
La Alta Mesopotamia era una meseta muy bien comunicada con Siria y Egipto. Toda la región fue, desde aproximadamente el 3000 a. C. hasta el 539 a. C, escenario de brillantes civilizaciones, como las ciudades-estado sumerias, que utilizaron la primera escritura conocida, la cuneiforme, y los Imperios acadio, babilónico, asirio y neobabilónico.
LOS ASIRIOS:
Sintesis de su Historia:
Sintesis de su Historia:
En 1500 a.C. cuando los hititas volvieron al norte, tras destruir el primer imperio babilonio, se inició un largo período de confusión en Mesopotamia, y en ese momento surgió en el norte un estado llamado Asiria, cuyas capitales eran las ciudades de Nínive y Assur, situadas a orillas del Tigris. En esta zona del valle, la agricultura había facilitado el desarrollo de la civilización. Al principio, los asirios constituían un tosco pueblo fronterizo; pero con el tiempo adoptó la vida civilizada de otros pueblos del valle.
Los asirios no eran un pueblo especialmente pacífico, sino se caracterizaban por los crueles, agresivos y dominantes; pero es posible que se vieran obligados a adoptar esta conducta para sobrevivir, pues la historia de Asiria durante la mayor parte del segundo milenio a.C. está plagada de invasiones y contrainvasiones de sus poderosos vecinos. Además de los hititas estaban los hurritas(un pueblo caucásico) y los mitanos (indoeuropeos).
Los asirios, fueron feroces guerreros de origen semítico, habían permanecido sujetos a diversas dominaciones hasta que iniciaron el que se podría denominar su primer período de expansión, que comenzó con Salmanasar I (1270 a. C.) y concluyó con Teglath-Falasar I (hacia 1100 a. C).
A comienzos del primer milenio precristiano se formó el más poderoso imperio de Mesopotamia, el Imperio Asirlo, que dominó por varios siglos la región. Como restos de su poderío quedan las ruinas de los fuertes militares, construidos con grandes bloques de piedra, ubicados en las distintas regiones dominadas en sus épocas de máxima expansión. Aquí se aprecia una torre del fuerte construido por Salmanasar III como parte de las defensas de la ciudad de Nimrod.
Dos siglos más tarde (hacia 910 a.C.) reanudan su actividad expansionista, proceso que los condujo a edificar un vastísimo imperio apoyado en el terror y la violencia (desde Media hasta el Nilo y desde el golfo Pérsico hasta Lidia), que acabó de redondear Asurbanipal (669-633 a. C.) quien sometió al Alto Egipto (665 a.C.) por una parte, y por otra arrasó Susa (641 a. C).
Hacia el 646 a.C, cuando el poder asirio llegó a su punto culminante, realizaron su última conquista importante y terminaron de construir un imperio que abarcaba toda Mesopotamia, gran parte de las regiones montañosas orientales, Siria, el Levante, Palestina e incluso el Bajo Egipto, constituyendo el mayor estado unificado que había existido hasta entonces en la zona.
Sin embargo, este formidable coloso pronto comenzó a experimentar las consecuencias de sus propios fallos internos. En efecto, la beligerante nobleza asiria, de la cual era jefe el rey, se mantuvo siempre en pie de guerra, sin pedir ni dar cuartel. Así, el paso de los ejércitos asirios se vio señalado por tormentos atroces, incendios, saqueos, éxodos de poblaciones enteras, y, por sobre todo, odio.
A dicha actitud se unió la desmedida explotación de los pueblos sometidos, a los que ni siquiera intentaron atraerse. Así surgieron en diversas regiones, como Babilonia, Egipto, e incluso, en la zona de Media, caudillos militares que lanzaron a las poblaciones, oprimidas y arruinadas por las cargas fiscales y las prestaciones obligatorias, contra el corazón mismo de Asiria.
A la muerte de Assurbanipal, en el 627 a.C. siguió una revolución en la corte. Sobre los acontecimientos de Asiria después de esa fecha se sabe poco. Los medas tomaron la ciudad de Assur en el 614 a.C. y, con ayuda babilónica, capturaron Nínive en el 612. El Ejército asirio, dirigido por el último rey asirio, Assur-Uballit II (que reinó en 612-609 a.C.), se replegó a Harran, a cierta distancia al noroeste de la capital asiria. Esta derrota supuso el final del Imperio asirio.
Pese a la resistencia de los asirios, que hasta llamaron en su auxilio a los jinetes escitas, los medos tomaron Asur (614 a.C), y, dos años más tarde (612 a. C), una alianza entre Cyaxares y Nabopolasar culminó con la destrucción de Nínive, que fue arrasada.
Imperio Asirio se extendió en gran medida debido a sus brutales métodos militares. Mantuvo su dominio mediante el uso de un idioma y una religión comunes, junto con la supresión violenta de revueltas internas. Los caldeos derrotaron a los asirios en Babilonia, lo cual dio como resultado el Imperio Neobabilónico personificado por Nabucodonosor.
GOBIERNO: En su apogeo, el Imperio Asirio fue gobernado por reyes cuyo poder se consideraba absoluto. Bajo su liderazgo, el imperio llegó a estar bien organizado. Al eliminar cargos de gobernadores que poseían los nobles por herencia e instituir una nueva jerarquía de oficiales locales directamente responsables ante el rey, los reyes asirios tuvieron mayor control sobre los recursos del imperio.
Los asirios también desarrollaron un eficiente sistema de comunicaciones para administrar su imperio de forma más práctica. Se formó una red de estaciones de correo que utilizaban relevos de caballos (y mulas o burros en los terrenos montañosos) para llevar mensajes a través de todo el imperio. El sistema resultó tan eficaz, que un gobernador provincial de cualquier parte del imperio (excepto Egipto) podía enviar un apregunta al palacio del rey, y recibir respuesta en cuestion de una semana.
Todo el arte asirio se inspira en el de Persia, Siria, los hititas, Babilonia. Las estatuas son macizas. Bajo el reinado de Asurbanipal los escultores de animales alcanzan en los bajorrelieves una gracia y un movimiento raramente igualado, que, desde luego, no existe en las efigies reales de convencionales rasgos, con sus barbas rizadas y sus cabellos lisos, en las que sólo el perfil semita y los labios gruesos ofrecen una nota realista. La arquitectura refleja el poder.
Al abrigo de sus murallas almenadas, aunque más geométricas, las ciudades fortificadas no debían ser muy diferentes de las medievales. Las puertas estaban guardas por torres que impedían a los atacantes acometer los muros. En el interior, una ciudadela constituía el refugio supremo.
Elevado sobre un terraplén, al que se llegaba por una rampa, el palacio de Sargón, en Khorsabad,semejaba una verdadera fortaleza, con sus patios rectangulares, a los que se abrían los almacenes, los depósitos de hierro en lingotes y las salas reales.
El conjunto estaba coronado con un zigurat y en numerosas capillas se honraba a los dioses protectores de Asur. El pavimento del suelo era de adobe y los techos se construían en forma de terrazas de ladrillos sostenidas por vigas.
Sociedad y cultura asirias: A diferencia de los hebreos, los asirios no temían mezclarse con otros pueblos. De hecho, la política asiria de deportar hacia Asiria a muchos de los prisioneros de los territorios recién conquistados, creó unasociedad políglota en la que no resultaban importantes las diferencia étnicas. Se estima que, durante un periodo de tres siglos, se deportaron entre cuatro y cinco millones de personas a Asiria, lo cual produjo una población mixta desde el punto de vista tanto racial como lingüístico.
Lo que aseguraba su identidad a los asirios mismos era su lengua, aunque incluso ésta era semejante a la de sus vecinos sureños de Babilonia. La religión igualmente fue una fuerza cohesiva. Asiria era literalmente “la tierra de Ashur”, en referencia a su principal dios. El rey —representación humana del dios Ashur— brindaba un enfoque final de unidad.
La agricultura constituía la principal base de la vida asiria. Asiria era una tierra de villas campesinas y, relativamente, pocas ciudades importantes, sobre todo en comparación con la parte sur de Mesopotamia. A diferencia de los valles ribereños —donde la agricultura requería la organización meticulosa de un gran número de personas para controlar la irrigación—, los campos agrícolas asirios recibían suficiente humedad de las lluvias regulares.
El comercio era la segunda actividad en importancia económica. El comercio interior dependía de un sistema que utilizaba los metales —como el oro, la plata, el cobre y el bronce— como medio de intercambio. Diversos productos agrícolas también servían como una forma de pago o de intercambio. Debido a su localización geográfica, los asirios fungían como intermediarios y participaban en el comercio internacional, del que importaban madera, vino, metales y piedras preciosas, mientras que exportaban materiales textiles o tejidos fabricados en los palacios, templos y quintas privadas.
La cultura del Imperio Asirio fue híbrida por naturaleza. Los asirios asimilaron muchos elementos de la civilización mesopotámica y se consideraron a sí mismos guardianes de la cultura sumerja y babilónica. Por ejemplo, Asurbanipal coleccionó una gran biblioteca en Nínive, que incluía las obras disponibles de la historia mesopotámica. La religión asiria reflejaba también la asimilación de otras culturas. Aunque los asirios consideraban su propio dios nacional, Ashur, su deidad principal, reconocieron también a casi todos los dioses y diosas de Mesopotamia.
Entre los objetos mejor conocidos del arte asirio se encuentran las esculturas en relieve encontradas en los palacios reales de tres de las ciudades capitales asirias: Nimrud, Nínive y Khorsabad. Estos relieves —comenzados durante el reinado de Asurbanipal en el siglo IX y que alcanzaron su culminación en el reinado de Asurbanipal en el siglo vu— ilustraban dos distintos tipos de motivos: las escenas ceremoniales o rituales, agrupadas alrededor de la persona del rey, y escenas de caza y guerra.
Las últimas mostraban instancias de acción vividas del rey y sus guerreros librando batallas o cazando animales, sobre todo, leones. Estos relieves ilustran un mundo vigoroso masculino, donde la disciplina, la fuerza bruta y la rudeza son valores perdurables: en verdad, los verdaderos valores de la monarquía militar asiria.
La cacería de leones del rey Asurbanipal. Este relieve, esculpido en alabastro como decoración para el palacio norte de Nínive, ilustra al rey Asurbanipal participando en una cacería de leones. La escultura en relieve, una de las formas mejor conocidas del arte asirio, alcanza irónicamente su punto máximo bajo el reinado de Asurbanipal, justo en el momento en que el Imperio Asirio comienza a desintegrarse.
Civilización asiria fue una civilización híbrida, en la que confluyen elementos babilónicos, hititas y, sobre todo, sirios, Asiria no deja por ello de ser un crisol que funde las diferentes culturas del Oriente Medio y contribuye a difundir las aportaciones babilónicas.
Gracias a los asirios, los hititas conocerán textos gramaticales que tratan de la lengua y la escritura mesopotámicas. Si los textos reales asirios se graban sobre lápidas y placas de hierro, que recubren los muros de los palacios, en la biblioteca de Asurbanipal se encontrará un gran número de tratados de astrología y leyendas babilónicas, escritos en tablas de arcilla. Estas se grababan cuando la arcilla estaba todavía fresca, y se cocían después.
Las misivas iban rodeadas por una envoltura, también de tierra cocida, en que figuraban la dirección del destinatario y un texto de “protección”. Se escribía también sobre tablas de madera recubiertas de cera y probablemente se empleaba asimismo la escritura de tinta sobre madera, pergamino o papiro. Se han encontrado numerosos diccionarios bilingües y trilingües, métodos para aprender el babilonio y el asirio, así como numerosas copias de obras literarias, escritas en caracteres cuneiformes.
Como los sumerios y los babilonios, los asirios empleaban para anotar su lengua—un dialectoakkadio, emparentado con las lenguas semitas, el hebreo, el arameo y el árabe—caracteres que, escritos de izquierda a derecha, en líneas horizontales, resultaban muy complicados. Por eso, a partir del reinado de Sargón I, se extenderá cada vez más el empleo de la lengua y escritura arameas —que era silábica, y, por tanto, más fácil—, no solamente entre el pueblo sino en la corte.
Los reyes de Asiria hacen consignar con gran cuidado los acontecimientos importantes de su reinado. Así debemos a Asurbanipal la formación en Nínive de una inmensa biblioteca, cuyos vestigios nos han permitido conocer la historia de sus dinastías, su concepción del mundo y las relaciones que existían entonces entre los dioses y los hombres del país de Asur.
LOS DIOSES Y LA CAZA REAL: Tanto en la vida del pueblo como en la de los reyes, la religión representa uno de los factores más importantes: son los dioses quienes introducen como su vicario al rey asirio, encargado de administrar el país que les pertenece y castigar a los paganos.
Bajo el reinado de Tiglat-Pileser I, los dioses más importantes son: Asur, señor supremo encargado de la investidura de los reyes; Enlil, padre de los dioses terrestres y de los países; Sasmas, dios del sol; Sin, dios de la luna; Adad, dios de la tormenta, y, en fin, Ninurta, dios de la guerra y de la caza. La diosa Ishtar, descendiente de la diosa-madre antigua, preside la guerra y el amor.
Los cultos no son inamovibles, y los dioses son frecuentemente suplantados por otros en la adoración de los hombres. Bajo el rey Tukulti-Ninurta, se impone, sobre todos los demás, el dios de la caza, Ninurta; bajo Ashur-Nasirpal I, Ishtar recibe todos los favores, mientras que, a partir del reinado de Adad-Nirari III, Marduk y su hijo Nabú son adorados no solamente en Babilonia, sino en toda Asiria. A cada renovación del culto, se elevan nuevos templos y se fundan nuevas ciudades. Algunos cultos traspasaron las fronteras de Asiria y se expandieron por todo el Medio Oriente. Tal ocurrió, por ejemplo, con el de la diosa Ishtar.
Uno de los aspectos más curiosos de la religión asiria aparece profusamente ilustrado por los ritos reales de la caza del león: el rey, simbolizando la divinidad, debe cazar al león, símbolo de las fuerzas del mal. Asimismo, el rey ha de cazar y abatir por su propia mano otros numerosos animales salvajes, como cabras monteses, ciervos, toros o elefantes, con objeto de poder ofrecerlos en sacrificio anual a Asur. Numerosos bajorrelieves nos muestran al rey cazando en el desierto o vertiendo libaciones sobre los animales muertos.
Los otros ritos religiosos no parecen diferir mucho de los usuales por la misma época en Babilonia, y la práctica de la religión consistía, sobre todo, en ritos destinados a granjearse los favores de los dioses y a apaciguar sus iras cuando sobrevenía alguna catástrofe. Los sacerdotes se entregaban a la adivinación mediante el examen del hígado de las víctimas sacrificadas a la elaboración de calendarios indicadores de los días fastos y nefastos, a la astrología y a todas las ciencias mágicas.
Filosóficamente, la religión asiria, como la de Mesopotamia, es la religión sin esperanza, sin vida en. eí más allá, preocupada únicamente del bienestar terreno. Los demonios o genios malignos son causa de todas las desdichas que pesan sobre el hombre. Mediante encantamientos o ritos mágicos, el sacerdote-médico habrá de aniquilar el poder maléfico de esos genios y hacer sacrificios a los dioses, a fin de que concedan de nuevo su protección al hombre que ha pecado, pero que se arrepiente.
Los ritos esrán consignados en numerosos tratados, que interpretaban los sacerdotes y los escribas, únicos capaces de descifrar los caracteres cuneiformes.
ALGUNOS MOMENTOS HISTÓRICOS DE ASIRIA:
Mientras Sargón fue rey de Asiria su principal preocupación fueron los israelitas y las amenazas que lo asechaban ciertos pueblos del norte y al este como los cimerios y escitas nómadas, que rivalizaban por tierras más húmedas y fértiles en las que apacentar sus rebaños, hasta que en 705 a. C, su ferocidad derrotó a Sargón, que cayó en la batalla.
Su sucesor, Senaquerib, desplazó el punto de mira de los asirios al sur, hacia Babilonia, en el moderno Iraq, ciudad famosa por sus leyes, ciencia y astronomía. Repetidas veces fue capturada. Una y otra vez el pueblo se rebeló, hasta que por fin sucumbió y se convirtió en la capital asiria bajo el rey Assarhaddon, quien a continuación dirigió su mirada hacia el oeste, hacia el mayor de los premios: Egipto.
En 671 a. C, Assarhaddon atacó y saqueó aquella histórica tierra, e hizo del imperio asirio, que ahora se extendía desde Egipto hasta la India, el mayor que el mundo hubiera conocido. Sin embargo, su legado no duró demasiado y a la muerte de su hijo, el rey Asurbanipal, en 627 a. C, el imperio, agotado por las guerras, fue incapaz de resistir a los escitas y cimerios (Asurbanipal fue el monarca que construyó la famosa biblioteca con sus 20.000 tablillas cuneiformes y el palacio real de Nínive).
Con el declive del poder asirio, Babilonia volvió a ser independiente. En 612 a. C. sus ejércitos acabaron con los asirios y saquearon su capital en Nínive, y antes de atacar cerraron una alianza lo más sólida posible con los molestos escitas. Por desgracia para los judíos de Jerusalén, el auge de una potencia babilónica independiente no era una buena noticia. El estado babilónico creció en poder hasta alcanzar el cénit con el reinado del temible rey Nabucodonosor que gobernó entre 605-562 a. C..
La influencia de la política imperial asiria en la literatura judía
mayo 26, 2013 por historiasdelorbisterrarum
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