Odontología Forense
La Odontología, también denominada Estomatología, es la ciencia encargada de los estudios de la cavidad oral en todas sus estructuras tanto óseas, de tejidos blandos, así como de los órganos dentarios, siendo que todos éstos elementos cuentan con características tanto naturales como adquiridas, lo que permite que pueda ser utilizada como ciencia auxiliar para la Procuración e Impartición de Justicia.
Esta ciencia y arte, como se le denomina, forma parte muy importante en el proceso de trabajo del Instituto de Ciencias Forenses del Distrito Federal, siendo integrante del Departamento de Identificación, en donde se desempeñan varios peritos, cirujanos dentistas, que cubren los turnos matutino y vespertino los siete días de la semana.
La actividad pericial que desempeñan versa en diferentes actividades que son muy importantes para la correcta impartición de justicia siendo las siguientes:
1° Identificación de cadáveres.
De aquellos que ingresan en calidad de desconocidos al Instituto de Ciencias Forenses, con la realización del Identoestomatograma, documento que se integra con todos las características bucales que presente el sujeto en estudio, como son:
Patologías buco dentales; caries, restos radiculares, ausencias, enfermedad parodontal.
Mal oclusión dentaria y óseo esquelética; giro versiones, apiñamiento, prognatismo, retrognatismo, laterognacia etc.
Anomalías dentales; agenesias, micro y macrodantismo, hipergenesias (dientes supernumerario, dientes fusionados), etc.
Alteraciones dentales; fluorosis, amelogénesis imperfecta, hipoplasias del esmalte, manchas del esmalte, dentinogénesis imperfecta.
Tratamientos dentales; extracciones, restauraciones, prótesis fija, removible o total, implantes, ortodoncia, cirugías maxilofaciales.
Incluso con tomas radiográficas para determinar la edad del cadáver ó confirmar tratamientos dentales.
Cabe resaltar que la Odontología se aplica a todos los cadáveres desconocidos, pero es de vital importancia su participación en cadáveres que se encuentran en estado de putrefacción, carbonización, poli traumatizados ó restos óseos.
Los dientes y sus raíces son estructuras que soportan traumatismos, agresiones por fuego, por ácidos ó el paso del tiempo, manteniéndose íntegros, (así como algunos materiales utilizados en los mencionados tratamientos odontológicos, como la porcelana ó los tratamientos de Endodoncia), también los dientes son reservorios de la pulpa dental que puede servir para pruebas de ADN.
Los dientes también son útiles para estimar la edad dental, por el grado de mineralización del diente, utilizando las tablas de erupción dental.
La maduración dental es un proceso uniforme, progresivo y secuenciado, que comienza por la corona, continua con la raíz y termina con el cierre del ápice radicular.
Un método que utilizamos para estimar la edad dental por medio de la transparencia radicular es el de Lamendin. Aparece después de los 20 años de edad, debido al depósito de cristales de hidroxiapatita de dentro de los tubos dentinarios. Se inicia en el ápice radicular y avanza coronalmente con la edad.
Los dientes utilizados para este método deben ser unirradiculares como son los incisivos y caninos inferiores o superiores, se toman tres medidas de la raíz;
1. La inserción periodontal.
2. La longitud radicular.
3. La transparencia radicular.
Se realiza una formula con las medidas obtenidas para obtener una edad promedio y se utiliza un rango de edad de 6.87 años.
Al realizar la autopsia o necropsia oral se realliza el identoestomatograma que permite a los peritos contar con elementos de identidad para poder compararlos con los datos que nos proporcionen los familiares que asisten al área de Identificación en busca de un familiar ausente, extraviado ó secuestrado. Dicho documento se integra al expediente de cada cadáver para futuras confrontas.
2° Clasificación de Lesiones:
En estos casos se interviene, a petición del juez directamente ó por parte de los médicos peritos del servicio local ó de los reclusorios, con personas que han sufrido lesiones en accidentes de transito, laborales, agresiones en riñas ó asaltos etcétera, en los cuales a sido afectada la cavidad oral, principalmente los órganos dentarios; y que por medio de la revisión clínica y radiográfica de la cavidad oral podemos dictaminar a cerca de los parámetros de gravedad, sanidad y consecuencias de dichas lesiones.
3° Estimación de Edad Clínica:
Esta actividad se realiza a petición de los juzgados de Proceso de Justicia para Adolescentes, en casos en que se duda de la edad del sujeto, ya que se carece de acta de nacimiento, cuando el infractor dice estar en situación de calle o pertenecer a poblaciones indígenas ó rurales así como en casos en que el acta de nacimiento es extemporánea y no existe forma de comprobar la legalidad de dicho documento.
En estos casos se asiste a los juzgados para protestar el cargo conferido y otorgarse la autorización para poder valorar clínica y radiográficamente al presunto menor en los diferentes centros de convivencia de adolescentes, así como en los reclusorios del distrito federal.
Para este estudio se requiere de radiografías dentales de tipo periapical y/o Ortopantomografia (Panoramica), en las cuales observamos la desarrollo dental, la calcificación de las raíces, generalmente los terceros molares.
Se utilizan métodos reconocidos para la estimación de edad de Dermirjan, y Nolla entre otros.
4° Valoración de Huellas de Mordedura:
Existen diferentes ilícitos en los cuales se pueden llegar a presentar la ó las lesiones producidas por los órganos dentarios humanos, casos como el maltrato a menores, riñas ó casos de agresiones sexuales en los que el sujeto en estudio este vivo ó bien sea un cadáver.
La intervención del perito Odontólogo primeramente se enfocará a determinar que realmente sea una mordedura humana para posteriormente realizar todos los estudios y técnicas para el levantamiento y fijación de dicha lesión así como también se intervendrá con el estudio y valoración del presunto agresor con estudios que permitan establecer que haya sido producida por él ó los agresores.
Trasporte y restauración del material
Cada esqueleto se empaca en bolsas separadas, rotuladas con marcador indeleble, conteniendo a su vez bolsas más pequeñas de las distintas partes del cuerpo. Su trasporte se recomienda efectuar en canecas de cartón, tratando de acomodar los huesos en un fondo de espuma o icopor. Al restaurar y preservar restos óseos fragmentados tenga en cuenta las siguientes observaciones:
1. Usar pegantes reversibles, que se puedan disolver poste-riormente (nunca utilice materiales de pegado rápido). Para asesoría se puede recurrir a instituciones sin ánimo de lucro, tales como el Centro de Restauración Nacional de Colcultura o a laboratorios de Antropología física o Arqueología del país (Universidades Nacional, de Antioquia, del Norte, del Cauca, Industrial de Santander (UIS), Pedagógica y Tecnológica de Tunja (UPTC), Instituto de Investigaciones Científicas del Valle del Cauca (INCIVA), Instituto Huilense de Cultura). Adhesivos como UHU y similares dan buenos resultados al utilizarse con cinta de enmascarar para sostener las partes embadurnadas que se van a unir.
2. Ser paciente en el pegado. Asegurarse de la correcta ubicación anatómica del hueso antes de embadurnar. Empiece por el esqueleto facial, la región frontal del cráneo, los parietales, temporales y finalmente el occipital. Para unir los últimos huesos hay que orientarse por los cóndilos mandibulares. En algunas oportunidades se puede presentar deformación craneal posmortem por el peso de la tierra lo que dificulta la labor de restauración.
3. Asegúrese que las partes a unir estén limpias; de lo contrario utilice un cepillo de dientes de cerdas blandas para eliminar las impurezas. Si es necesario reconstruir alguna porción de los huesos craneales, se puede utilizar cera dental para base, calentándola mediante mechero de alcohol en espátulas de odontología.
4. Para facilitar la unión de huesos fragmentados utilice cajas con arena fina (de río o mar) que permitan ubicar fácilmen-te las partes a pegar. En algunas ocasiones el grado de fragmen-tariedad es tal que impide la reconstrucción total del hueso. Si se localizan orificios de penetración de proyectiles o huellas de golpes, armas contundentes o cortopunzantes no se recomienda restaurar las fracturas y evitar embadurnar las superficies con materiales extraños.
Intervalo de tiempo trascurrido después del deceso
El establecimiento del tiempo trascurrido entre el deceso del individuo y la localización de sus restos constituye una de las tareas más interesantes e importantes en los procesos legales.
Su diagnóstico es bastante complejo y difícil cuando se dispone solamente de restos óseos ya que una vez esqueletizado un cuerpo éste puede perdurar casi intacto durante varios millares de años, como lo evidencian los restos óseos localizados en los abrigos rocosos de Tequendama, Soacha, Cundinamarca, cuya, datación oscila entre 7 500-5 000 años A.P.(Correal, Van Der Hammen, 1977). Si aún se conservan partes blandas, éstas pueden descomponerse por la acción de diferentes insectos y roedores; también se pueden preservar mediante momificación, como ha sucedido en diferentes cuevas de la Mesa de los Santos, Santan-der, y en San Bernardo, Cundinamarca.
En general, el proceso de descomposición depende del medio ambiente en que yace el cadáver (al aire libre, bajo tierra, bajo agua), el clima, el grado de acidez del terreno, la exposición al sol y a otros factores externos e internos del mismo individuo (Krogman, Iscan, 1986:21-44).
La observación externa representa el paso inicial en el diagnóstico del tiempo trascurrido después del deceso; también se emplean pruebas físico-químicas y la estimación del grado de deterioro de algunas prendas (ropa, zapatos, etc.). El proceso de descomposición del cuerpo depende de dos fuerzas posmorten que modifican su morfología (Krogman, Iscan, 1986:23): 1- incluyen fuentes externas como el desarrollo bacterial y la invasión del cuerpo por insectos, roedores y aves de rapiña; 2- se compone de algunos factores internos del organismo, como las bacterias intestinales que conducen a la putrefacción y a la destrucción enzimática de los tejidos como resultado de la autolisis. Whitman (Krogman, Iscan, 1986:28) menciona siete variables que afectan la tasa de descomposición de los cuerpos: 1- las circunstancias de las muerte, 2- las condiciones prexistentes en el cuerpo, 3- el medio ambiente del cuerpo, 4- la temperatura, 5- la humedad, 6- la presencia de insectos, 7- la presencia de otros animales. El autor considera que cualquier herida en el abdomen conlleva a una descomposición más rápida que una herida limpia de proyectil en la cabeza. Por otra parte, el enterramiento en terrenos ácidos y húmedos (Amazonía, Orinoquía, Alto Magdalena, Cordillera Central y Occidental) destruyen intensamente los restos orgánicos, hasta su completa desaparición con el tiempo; en terrenos básicos y secos (Cordillera Oriental, suelas planas del Cauca, Magdalena, Guajira) se conservan mejor.
Los cuerpos pueden yacer al aire libre, bajo tierra o inmersos en agua. Al aire libre los cuerpos sufren sucesivas invasiones de insectos necrófagos cuya identificación y análisis la realizan los entomólogos forenses (Op. cit.:23-27)
Oleada 1. La primera oleada ocurre inmediatamente después de la muerte y está compuesta de larvas de los géneros Calliphora y Musca. Su período de incubación es de 8-10 días y la crisálida o ninfa aparece a los ocho días después de la formación de la larva.
Oleada 2. Arriba cuando se forma un olor intenso en el cadáver; los insectos más comunes son los géneros Sarcophaga, Lucila y Cynomyia .
Oleada 3. Aparece cuando la grasa corporal se torna rancia y el olor irresistible; incluye los géneros Dermestes y Aglossa; ocurre a los 3-6 meses en climas templados o fríos y en menos tiempos -hasta en 24 días los deméstidos pueden esqueletizar un cuerpo- en climas cálidos.
Oleada 4. Como consecuencia de la fermentación butírica del tejido graso el olor expelido atrae a insectos del género Piophilia, Fannia y otros coleópteros de color metálico; si se exudan líquidos en putrefacción pueden aparecer insectos voladores como drosofílidos, sépsi-dos y esferodéridos.
Oleada 5. Coincide con la fermentación amoníaca e incluye insectos del género Ophyra.
Oleada 6. Este es el estadio de los ácaros que absorben los líquidos remanentes y conducen a la disecación, aproximadamente al año después de muerto en climas fríos o templados.
Oleada 7. Comprende los géneros de coleópteros como Attagenus, Anthrenus y Dermestes de diferentes espe-cies; generalmente son voladores que habitan en pieles, cabellos, tejidos y materiales naturales similares de museos.
Oleada 8. Ocurre hacia los 3 años después del deceso y comprende los géneros de coleópteros como el Ptinus y el Tenebrio. Las larvas para el análisis taxonómico de los entomólogos se deben recolectar en cantidad apro-piada, con pequeñas piezas de tejido o trozos de múscu-lo del cadáver, conservándolos en frascos de vidrio o latas tapadas con corcho. Los estudios de M. Y. Iscan sugieren que mientras en el sur de Florida un cuerpo se descompone completamente en un año, en climas tem-plados este proceso puede durar 3-5 años. En un clima caliente y húmedo los huesos que yacen sobre la super-ficie se pueden podrir en 5-10 años; en climas secos este proceso se dilata o puede no observarse.
Los cuerpos inmersos en agua se descomponen de acuerdo a las características de ésta; si son corrientes, quietas, profundas o bajas; frías o calientes. Así por ejemplo (Op. cit.:29), en un río en tiempo de verano el cuerpo puede emerger por la formación de gas pútrido en 4-7 días y esqueletizarse en dos años; en lagos profundos y fríos sale a flote en tres semanas o más y la adipo-sidad puede permanecer en el transcurso de 20-30 años y conti-nuar en la cavidad medular del fémur o de otros huesos hasta por 50-60 años. La presencia de pulgas y piojos en los cadáveres son de gran utilidad para establecer el tiempo de inmersión del cuerpo. Si las pulgas sumergidas reviven en una hora después de extraído el cadáver, indica que el cuerpo fue inmerso aproximada-mente hace 12 horas; si demoran hasta 5 horas en revivir signifi-ca que han trascurrido 20 horas. Los piojos perecen usualmente a las 12 horas de inmersión en el agua. En South Florida se reportó el caso de un cadáver que emergió a las 30 horas, y en el mismo lugar y época en un canal aledaño tres individuos se esqueletiza-ron en cerca de cuatro años.
Los cuerpos enterrados se descomponen de acuerdo a la profundidad del pozo, composición de la tierra, humedad, tempera-tura, presiones mecánicas, profundidad del nivel freático. En suelo seco y arenoso el cuerpo se descompone completamente en 6-7 años; en terreno húmedo puede llegar a los 9-10 años, inclusive hasta 15-20 años. Los suelos básicos pueden conservar completa-mente una osamenta, mientras que los ácidos causan la putrefac-ción en 25-100 años en climas cálidos y húmedos; en 100-500 años en climas cálidos y secos; en 50-200 años en fríos y húmedos y aproximadamente en 200-500 años en ambientes fríos y secos.
Existen métodos físico-químicos para determinar el tiempo trascurrido a partir de la muerte del individuo: la consistencia y peso del individuo, el test de carbonato, la fluorescencia ultravioleta, las tinturas indophenol y Nile Blue, la conductivi-dad de las oscilaciones supersónicas, el análisis de la estructu-ra radiográfica, la datación mediante radiocarbono 14 (C14), la examinación histológica, los residuos de grasa-trasgresión, la determinación de las proteínas serológicas, los residuos de tejido blando, los defectos y residuos de las prendas y las reacciones del tejido óseo ante distintas sustancias químicas (Boddington et al., 1987).
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