jueves, 10 de marzo de 2016

Introducción a la Antropología Forense

 Individuos infantiles y juveniles
1. Sinostosis de los centros secundarios de osificación
La estimación de la edad es más probable de ser exacta cuando se trata de restos esqueléticos de personas que no han alcanzado su madurez biológica o de adultos jóvenes. No obstante, la evalua-ción de los períodos ontogénicos iniciales dista de ser completa, pues en su mayoría los períodos de osificación y de formación y erupción dental se han elaborado a partir de muestras norte-americanas y europeas, cuyo grado de aplicabilidad a poblaciones latinoamericanas aun no se ha estimado. Otros factores como el clima y el régimen alimenticio pueden incidir en las velocidades de unión epifisiaria.
Por otra parte, las edades varían entre distintas poblacio-nes y ambos sexos. La osificación es más temprana en las niñas que en niños, con un margen que oscila entre los dos a seis años. Dentro del mismo esqueleto algunos huesos y algunas epífisis se cierran en distintos períodos. Así, el fémur crece principalmente a expensas de la epífisis distal, mientras que la proximal es poco activa. Por el contrario, el húmero crece gracias a su extremo proximal. Los huesos del antebrazo crecen básicamente hacia la muñeca, mientras que la tibia y el peroné crecen por igual hacia la rodilla y el tobillo. Los huesos carpianos de la mano y los tarsianos del pie crecen continuamente de afuera hacia el centro (Tanner, 1986:49). La madurez biológica se alcanza inicialmente en el tobillo y en la cadera; se continúa con la rodilla y el codo y finaliza con el hombro y la muñeca (fig. 1).
Tabla No. 01. Obliteración de los centros secundarios de osificación en jóvenes norteamericanos (Krogman, Iscan, 1986: 65, tabla 3.5)
Centro de osificación Rango de edad
Escápula:
Acromion 18,0-19,0
Margen vertebral 20,0-21,0
Angulo inferior 20,0-21,0
Clavícula:
Terminación esternal 25,0-28,0
Terminación acromial 19,0-20,0
Húmero:
Cabeza 19,5-20,5
Epífisis distal 14,0-15,0
Epicóndilo medial 15,0-16,0
Radio:
Epífisis proximal 14,5-15,5
Epífisis distal 18,0-19,0
Ulna:
Epífisis proximal 14,5-15,5
Epífisis distal 18,0-19,0
Mano:
Metacarpianos 15,5-16,5
Falange I 15,0-16,0
Falange II 15,0-16,0
Falange III 14,5-15,5
Pelvis:
Elementos primarios 13,0-15,0
Cresta ilíaca 18,0-19,0
Tuberosidad isquiástica 19,0-20,0
Fémur:
Cabeza 17,0-18,0
Trocánter mayor 17,0-18,0
Trocánter menor 17,0-18,0
Epífisis distal 17,5-18,5
Tibia:
Epífisis proximal 17,5-18,5
Epífisis distal 15,5-16,5
Fíbula:
Epífisis proximal 17,5-18,5
Epífisis distal 15,5-16,5
Calcáneo: 14,5-15,5
Pie:
Metatarsianos 15,0-16,0
Falange I 14,5-15,5
Falange II 14,0-15,0
Falange III 14,0-15,0
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Estudios realizados recientemente por Suchey y colaboradores (1984) y Webb y Suchey (1985) (Moore-Jansen and Jantz, 1989: 9) en una muestra multiracial y de distintas edades de norteamerica-nos contemporáneos sugieren nuevos estándares para estimar la edad del cierre epifisial. Este método de observación es fácil de aplicar, minimizando los errores interobservadores (entre varios investigadores).
Los estadios del cierre epifisial utilizados en la observación son los siguientes:
Fase 1. Abierto (sin unión). Las superficies de la metáfisis están altamente vascularizadas y por tanto, su aspecto es rugoso, granular, estriado, con aristas y nódulos.
Fase 2. Unión parcial. Se inicia la osificación de las epífisis con las metáfisis del hueso; parte de la metáfisis está unida y otra porción separada.
Fase 3. Unión completa. Relleno completo o casi total de la metáfisis, con la superficie del hueso suave, finamente granular.
A su vez los sitios seleccionados para la observación del cierre epifisial son los siguientes: (Data Collection Procedures for Forensic Skeletal Material, Forensic Anthropology Center, University of Tennessee, 1989)
38. Sutura basilar __ 47. Anillo vértebra lumbar __ 56. Radio proximal __
39. Clavícula medial __ 48. Sacro (S1/2) __ 57. Radio distal __
40. Atlas anterior __ 49. Sacro (S2/3) __ 58. Ulna proximal __
41. Atlas posterior __ 50. Sacro (S3/4) __ 59. Ulna distal __
42. Axis anterior __ 51. Elementos primarios coxal __ 60. Cabeza femoral __
43. Axis posterior __ 52. Tuberosidad isquiástica __ 61. Trocánter mayor __
44. Anillo vértebra C __ 53. Cresta ilíaca anterior __ 62. Fémur distal __
45. Anillo vértebra T __ 54. Húmero proximal __ 63. Tibia proximal __
46. Cuerpo-arco L5 __ 55. Epicóndilo húmero medial __ 64. Tibia distal __


DIAGNOSTICO DE LA EDAD
Consideraciones generales
Al igual que en la Antropología biológica, en su rama forense se utiliza el método de reconstrucción biológica, denominado recons-trucción paleoantropológica cuando hace referencia a material óseo prehispánico o prehistórico. El método de reconstrucción biológica es de carácter analítico, comparativo y complejo, y consiste en el conjunto de operaciones de carácter científico, encaminadas a la reconstrucción más completa posible de las particularidades biológicas de los individuos y de su conjunto, recurriendo a sus restos óseos en calidad de fuente de informa-ción. En tanto que estos rasgos se encuentran en dependencia del medio ambiente biogeográfico y cultural en que se desarrollaron las poblaciones, es importante contextualizar la reconstrucción biológica en el marco de los procesos sociales y ambientales de su entorno (Alexeev, 1979). Ultimamente con el entrenamiento que en Estados Unidos y otros países ha recibido el personal forense sobre la identificación de la biología general de la víctima (sexo, edad, raza, estatura), el papel primordial del antropólogo forense se ha centrado en la reconstrucción de la biografía individual biológica de la persona, relacionada con anomalías, patologías, estado de salud-enfermedad, hábitos de lateralidad, estimación de la posible ocupación profesional, la reconstrucción del rostro (Iscan, 1981). La detección de las patologías y traumas ante-mortem permiten reconstruir tanto las causas de la muerte, como las circunstancias en que ocurrieron. Estos últimos aspectos son de vital importancia para el peritaje médico-legal.
El método de reconstrucción biológica posee tres niveles de análisis: 1- individual, 2- intragrupal, en el seno del grupo, 3- intergrupal, comparación efectuada entre varios grupos.
La estimación de la edad es la primera y más complicada operación que se ejecuta en el método de reconstrucción biológica o paleoantropológica. Con este fin, se utiliza no un rasgo en particular sino el conjunto de características orientadoras de la edad, subrayando el hecho de que se refiere a la edad biológica y no a la cronológica; es decir, tiene en cuenta el estado de formación y consolidación del tejido óseo y dental. Este aspecto se encuentra influido por distintos factores, entre ellos la actividad física del individuo y el estado de salud-enfermedad que inciden primordialmente, además de las diferencias sexuales y raciales.
Desde el nacimiento hasta la adolescencia, la edad se puede diagnosticar con gran aproximación mediante la observación de la forma y el estado de metamorfosis de los centros de osificación, la formación y erupción dental y la progresión en el cierre epifisial, como también, por la longitud de los huesos largos (Krogman, Iscan, 1986; Iscan et al., 1989; Ubelaker, 1989).
En los métodos macroscópicos las costillas esternales por su posición y función constituyen un sitio particular excelente para la observación de la metamorfosis durante la vida del individuo. La unión costo-condral se localiza en un lugar relativamente estable, poco sujeto a efectos de locomoción, embarazo, parto y peso de la persona; estos procesos sí afectan el diagnóstico a partir de la sínfisis púbica, la superficie auricular del ilion y de los huesos largos (Iscan, Loth, 1989: 27-29). La región sacro-ilíaca en sus superficies articulares del ilion y sacro evidencia pocas diferencias sexuales hasta la pubertad, a partir de la cual se acentúa el proceso de anquilosamiento en las mujeres por la acción de los partos y la locomoción, más que en otras regiones del cuerpo. Recientes estudios llevados a cabo por Angel y colaboradores (1986; citado por Iscan, Loth: 1989: 31) evidencian que los estándares originales desarrollados por Todd (1920) y McKern-Stewart (1957), no son efectivos para los individuos masculinos contemporáneos. Por tal razón, Katz y Suchey (1986) elaboraron unos estándares apropiados a las muestras masculinas.
Finalmente, en virtud de la amplia variabilidad sexual, racial y profesional, los diagnósticos de edad basados en las suturas craneales y la atrición dental se aceptan, bien como un "indicador sugestivo, azaroso e irreal", de "poco uso" o simple-mente como uno de los elementos constitutivos del método comple-jo, útil "cuando se usa conjuntamente con otros indicadores de edad en el esqueleto" (Meindl, Lovejoy, 1985). No obstante, su aplicabilidad no hay que desestimarla pues en los casos en que disponemos solamente del cráneo -que se presenta con gran fre-cuencia- su utilidad se evidencia por la unicalidad de la fuente de información para el diagnóstico de la edad.
El radiografiado a pesar de su utilización práctica desde la introducción del aparato de rayos X y de existir excelentes estudios auxológicos, se usa con menos frecuencia en la determi-nación de la edad pues requiere de un entrenamiento especializado para interpretar las radiografías, además, existen dificultades en la estandarización de los filmes y los costos que implica la obtención y utilización de los equipos (Krogman, Iscan, 1986; Walker, Lovejoy, 1985). Walker y Lovejoy (1985) encontraron en un estudio comparativo de varios huesos que la clavícula representa el mejor hueso para la estimación de la edad sin importar el sexo. A pesar de estas dificultades es aplicable en los casos en que los restos se encuentren fragmentados e incompletos.
El análisis microscópico de la edad, denominado también análisis histomorfométrico mediante el conteo de los osteones en secciones delgadas de hueso, es más complicado y presenta una serie de dificultades, entre las que tenemos la destrucción de los huesos largos para la extracción de los cortes, al igual que la carencia de equipo y personal entrenado (Stout, 1989). A pesar de estos inconvenientes es de gran utilidad cuando los restos están muy fragmentados y es difícil estimar la edad macroscópica-mente. En Odontología forense se le conoce gracias a los estudios de G. Gustafson. El análisis de la periodontosis, la aposición de dentina secundaria, la formación del cemento, la reabsorción y trasparencia radicular de los dientes se emplean en calidad de indicadores de edad (Kilian y Vlcek, 1989).


Formación y erupción dental
La estimación de la edad dental mediante el estudio de la forma-ción y erupción de coronas y raíces, es un procedimiento bastante complicado por cuanto estos eventos ocurren en momentos difícil-mente observables por un investigador. Su análisis poblacional exige de la observación mensual, semanal e inclusive a diario de los pacientes, sea la investigación de tipo longitudinal (la observación de los mismos sujetos en un intervalo de tiempo consecutivo) o trasversal (sujetos de diferentes edades analiza-dos al mismo tiempo).
Existen distintos métodos para la determinación de la cronología de los estadios de crecimiento: a. Funciones de distribución acumulativas (en las gráficas la edad en la cual el 50% de los individuos alcanza el estadio dado), b. La edad de alcance de un logro observada directamente en estudios longitudi-nales, c. Edad promedio de los sujetos en un estadio de desarro-llo, d. Edad alternativa mediante métodos de predicción, e. Estadios promedios de formación de los sujetos en cada grupo de edad, f. Escalas de maduración, g. Mapas y atlas ilustrados, h. Misceláneos.
De todos estos métodos, el que tiene mayor aplicación forense es el de predicción (d). Las tablas que a continuación se presentan han sido diseñadas para la predicción de la edad basada en estadios de desarrollo y que son apropiadas cuando se quiere estimar la edad dental de un individuo infantil. Para estimar la edad de una persona se analiza independientemente cada diente y posteriormente se establece el promedio de todas las edades que corresponde a la edad asignada (Smith, 1991: 161).
Tabla No. 02. Valores para la predicción de la edad a partir de los estadios de formación de los dientes mandibulares permanentes (masculinos) (edad en años)
____________________________________________________________
Estadio/diente I1 I2 C P1 P2 M1 M2 M3
Ci - - 0,6 2,1 3,2 0,1 3,8 9,5
Cco - - 1,0 2,6 3,9 0,4 4,3 10,0
Coc - - 1,7 3,3 4,5 0,8 4,9 10,6
Cr1/2 - - 2,5 4,1 5,0 1,3 5,4 11,3
Cr3/4 - - 3,4 4,9 5,8 1,9 6,1 11,8
Crc - - 4,4 5,6 6,6 2,5 6,8 12,4
Ri - - 5,2 6,4 7,3 3,2 7,6 13,2
Rcl - - - - - 4,1 8,7 14,1
R1/4 - 5,8 6,9 7,8 8,6 4,9 9,8 14,8
R1/2 5,6 6,6 8,8 9,3 10,1 5,5 10,6 15,6
R2/3 6,2 7,2 - - - - - -
R3/4 6,7 7,7 9,9 10,2 11,2 6,1 11,4 16,4
Rc 7,3 8,3 11,0 11,2 12,2 7,0 12,3 17,5
A1/2 7,9 8,9 12,4 12,7 13,5 8,5 13,9 19,1
Ac - - - - - - - -
------------------------------------------------------------

Tabla No. 03. Valores para la predicción de la edad a partir de los estadios de formación de los dientes mandibulares permanentes (femeninos) (edad en años)
____________________________________________________________
Estadio/diente I1 I2 C P1 P2 M1 M2 M3
Ci - - 0,6 2,0 3,3 0,2 3,6 9,9
Cco - - 1,0 2,5 3,9 0,5 4,0 10,4
Coc - - 1,6 3,2 4,5 0,9 4,5 11,0
Cr1/2 - - 2,5 4,0 5,1 1,3 5,1 11,5
Cr3/4 - - 3,5 4,7 5,8 1,8 5,8 12,0
Crc - - 4,3 5,4 6,5 2,4 6,6 12,6
Ri - - 5,0 6,1 7,2 3,1 7,3 13,2
Rcl - - - - - 4,0 8,4 14,1
R1/4 4,8 5,0 6,2 7,4 8,2 4,8 9,5 15,2
R1/2 5,4 5,6 7,7 8,7 9,4 5,4 10,3 16,2
R2/3 5,9 6,2 - - - - - -
R3/4 6,4 7,0 8,6 9,6 10,3 5,8 11,0 16,9
Rc 7,0 7,9 9,4 10,5 11,3 6,5 11,8 17,7
A1/2 7,5 8,3 10,6 11,6 12,8 7,9 13,5 19,5
Ac - - - - - - - -
-------------------------------------------------------------
C= cúspide, Cr= corona, R= raíz, Cl= concavidad, A= ápice; subtítulos:
i= inicio, co= fusión, oc= contorno completo, c= completo
En las tablas mencionadas se han utilizado los datos de Moorres, Fanning y Hunt (MFH)(1963) cuyos resultados aplicados a poblaciones canadienses arroja una desviación estándar de +/-0,56 años para un sólo diente y de +/-0,09 años cuando se promedian cinco o más dientes, sugiriendo que la edad de una persona joven se puede estimar con un margen de error cercano a los dos meses (Smith, 1991:163). Estos estándares aplicados a una muestra arqueológica de St. Thomas Anglican Church, Belleville, Ontario (Canadá) del siglo XIX estableció desviaciones de +/-0,94 y +/-0,38 respectivamente, con un promedio de +/-0,53 años, evidencia-do que el método MFH es más aplicable que el de Anderson, Thomp-son y Popovich; este último no se debe utilizar para muestras menores de cinco años (Saunders et al., 1993:185).
Para poblaciones amerindias se recomienda la tabla de formación y erupción dental compilada por D. Ubelaker (1989) (fig. 2).

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