jueves, 10 de marzo de 2016

Introducción a la Antropología Forense

Individuos adultos
1. La pelvis
El coxal o hueso innominado en la terminología inglesa, se compone de tres huesos separados: el ilion, ubicado en la parte superior; el isquion, postero-inferior o dorsal; el pubis, anterior o ventral. Según Mckern y Stewart (1957, citados por Krogman and Iscan, 1986:146) esos tres elementos primarios de la pelvis se fusionan en el acetábulo hacia los 13 años de edad en las niñas y a los 14 en los niños. La unión final del isquion y el pubis en el ángulo postero-inferior del agujero obturador, y del ilion e isquion en la escotadura ciática se presenta hacia los 17 años. La epífisis ilíaca o labio de la cresta ilíaca, centro secundario de osificación localizado en su porción exter-na, aparece alrededor de los 12 años en niñas y 13 en niños. Su obliteración se inicia hacia los 17 años y se completa cerca de los 23 años de edad.
La pelvis es un excelente foco de estimación de la edad por las siguientes cualidades: 1. La aparición de los centros ilíaco e isquiástico está correlacionada con la pubertad y la adolescen-cia temprana; 2. La fusión de los centros está correlacionada con la edad adulta temprana; 3. La sínfisis púbica se correlaciona con el vigor alcanzado en las décadas tercera, cuarta y quinta de la vida de los individuos. Además, esos períodos coresponden aproximadamente con la metamorfosis en otras partes del cuerpo: 1. Con el codo y posiblemente la obliteración de la sutura esfeno-basilar; 2. Con la muñeca, el hombro, la rodilla y la terminación esternal de la clavícula; 3. Está también correlacio-nada aunque en menor medida con el cierre sutural.


 La superficie auricular del ilion
Mientras que el grado de exactitud en la estimación de la edad de individuos infantiles y jóvenes oscila entre unos pocos meses hasta dos o tres años, el margen de error en adultos varía ampliamente en dependencia de su situación nutricional, el tipo de profesión y el sexo. La mayoría de criterios existentes para el diagnóstico de la edad en adultos tiene sus limitaciones y son casi inaplicables en individuos mayores de 50 años. Los estudios realizados por C. Owen Lovejoy y colaboradores (1985) en las colecciones óseas de Todd (Cleveland Museum of Natural History) y Libben (Kent State University), como también en varios casos forenses concretos de la Cuyahoga County Coroners's Office, evidencian que existe una fuerte correlación entre la edad y la metamorfosis de la superficie auricular del ilion, con la gran ventaja que la conservación de esta articulación es mayor que otras partes del cuerpo por estar muy bien protegida y por tanto, se puede apreciar en especímenes incinerados y mayores de 50 años de edad.
Schunke observó en 1938 (Op. cit.:16) que el grosor del cartílago sacro varía entre 1 a 3 mm, mientras que el del ilion es menor a 1 mm; por su parte, el primero es primariamente hialino entre tanto el segundo es básicamente fibroso con algunos islotes de cartílago hialino. Este último fibrocartílago posee una disposición columnar a lo largo del eje dorsoventral de la superficie; con la edad la proporción del fibrocartílago se incrementa tornando la superficie áspera, saburrosa y desgastada. El anquilosamiento de la articulación sacro-ilíaca se presenta generalmente en individuos masculinos mayores de 50 años.

La siguiente es la terminología utilizada en el estudio de Lovejoy y colaboradores (fig. 3,4,5):
La superficie auricular. Representa el área del hueso subcondral que forma la porción ilíaca de la articulación sacro-ilíaca. No se tiene en cuenta la porción sacra de la misma articulación.
Semicaras. La forma de la típica superficie auricular se asemeja
a un bumerang, con el ápice en la unión de la superficie con la terminación posterior de la línea arqueada, delimitando la semicara superior. La respectiva semicara inferior se ubica por debajo de esta área.
El ápice. Descrito como el área de contacto de la superficie articular con la terminación posterior de la línea arqueada.
Area retroauricular. Es el área general posterior a la superficie auricular en donde se insertan los ligamentos lumbosacro y sacroilíaco.
La porosidad. Son perforaciones del tejido subcondral de la superficie auricular; no se debe confundir con la erosión surgida posmortem ni con las consecuencias de patologías como la osteope-nia e hiperostosis. La microporosidad se define como pequeñas y finas perforaciones; por su parte, la macroporosidad es menos regular, más grande, con perforaciones ovales que oscilan entre 1 a 10 mm de diámetro.
La granulosidad. Se refiere a la apariencia tosca de la superfi-cie con relación a su fina estructura original. Una superficie sumamente granulosa se asemeja a la del papel de lija fino.
El ondulado. Tiene en cuenta la presencia o inexistencia de aristas trasversas. El ondulado varía entre una superficie de rasgos regulares grandes hasta unas aristas de grano fino apenas visibles.
La densidad. Se refiere a la apariencia y no a la cantidad de hueso presente. Una superficie densa es aquella cuyo hueso subcondral aparece compacto, suave, y muestra una significativa ausencia de granulosidad.
Los intervalos de edad de acuerdo a estos rasgos generales propuestos por Lovejoy y colaboradores (1985) son los siguientes:

Fase I: 20-24 años. La superficie luce una textura granular fina y una acentuada organización trasversa. No hay actividad retroauricular, ni apical ni porosi-dad. La superficie exhibe un ondulado ancho y bien definido dispuesto transversalmente, cubriendo la mayor parte de la misma.
Fase II: 25-29 años. No se observan cambios sustancia-les con relación a la fase anterior. El ondulado empie-za a perderse y es remplazado por estrías. No hay actividad apical, ni retroauricular ni porosidad. El granulado es ligeramente más tosco. La superficie continúa siendo joven en apariencia debido a la acen-tuada disposición trasversa.
Fase III: 30-34 años. Ambas semicaras continúan en reposo con alguna pérdida de la organización trasversa. El ondulado se reduce y es remplazado por estrías definitivas. La superficie es más áspera y más granular que en las fases anteriores, sin que se aprecien cam-bios significativos en el ápice. Pueden aparecer peque-ñas áreas de microporosidad y ligera actividad retroau-ricular. En general el granulado áspero precede y remplaza al ondulado.
Fase IV: 35-39 años. Ambas semicaras se tornan ásperas y uniformemente granuladas; se reducen significativa-mente el ondulado y las estrías, aunque estas últimas pueden persistir. La organización trasversa continúa presente pero poco definida. Se observa alguna activi-dad retroauricular pero usualmente es ligera. Los cambios en el ápice son mínimos; la microporosidad es ligera y la macroporosidad está ausente. Período ini-cial de la granulosidad uniforme.
Fase V: 40-44 años. No se aprecia ondulado y las es-trías pueden estar presentes aunque muy vagamente definidas. La superficie es aún parcialmente granular, con significativa pérdida de organización trasversa. Se presentan zonas de densificación que pueden estar presentes en islotes por la pérdida de granulosidad. Hay una ligera actividad retroauricular acompañada de macroporosidad ocasional, aunque esta última no es típica. Se aprecian ligeros cambios en el ápice; se incrementa la microporosidad dependiendo del grado de densificación. El rasgo distintivo de esta fase es la transición de una superficie granular a una densa.
Fase VI: 45-49 años. Se aprecia pérdida significativa de granulosidad que es remplazada por tejido denso. No se evidencia ondulamiento ni estrías ni organización trasversa. Los cambios en el ápice son ligeros o mode-rados pero ya observables. La microporosidad se pierde total o parcialmente como consecuencia de la densifica-ción de la superficie. Se incrementa la irregularidad de los bordes acompañada de moderada actividad retroau-ricular y poca o ninguna macroporosidad.
Fase VII: 50-59 años. Como rasgo distintivo resalta la irregularidad de la superficie. La semicara inferior presenta labiación en su porción detrás del cuerpo del coxal. Los cambios apicales son invariables o acentua-dos. Se incrementa la irregularidad de los bordes. La macroporosidad puede estar presente en algunos casos pero no es un requisito. La actividad retroauricular puede ser moderada o acentuada.
Fase VIII: 60 + años. Superficie no granular, irregu-lar, con signos evidentes de destrucción subcondral. Se pierden definitivamente todos los rasgos de las fases jóvenes: el ondulado, la organización trasversa, las estrías y la granulosidad. La macroporosidad está presente casi en la tercera parte de los casos. La actividad apical generalmente es acentuada pero no es requisito para esta categoría de edad. Los bordes se tornan irregulares y con labiación. La superficie retroauricular se define muy bien a través de osteofi-tos de relieve bajo o moderado.
Exceptuando el acentuado desarrollo del surco preauricular en los individuos femeninos, la metamorfosis de la superficie auricular del ilion no observa diferencias sexuales. Si esta situación se presenta, entonces la correlación del desarrollo del margen preauricular y el ápice con le edad del individuo, como lo sugieren los autores, debe ser acentuado y por tanto, se pueden despreciar cuando se estima la edad (Krogman, Iscan, Op.cit.: 169).

La sínfisis púbica
Desde su introducción en 1920 por T. W. Todd la sínfisis púbica configura el rasgo anatómico más utilizado en la estimación de la edad del individuo, tanto en casos arqueológicos como forenses. El grado de protección que permite la buena conservación de la sínfisis púbica en huesos bajo tierra, la claridad en la aprecia-ción de su metamorfosis y su propia conformación que la convier-ten en una especie de epífisis ósea hacen que esta porción de la pelvis posea una gran popularidad en los estudios forenses y arqueológicos.
No obstante, el mismo Todd advirtió sobre las imprecisiones en la aplicación de este sistema de evaluación de la edad, sugiriendo que es más preciso para los intervalos entre 20 a 40 años y por tanto se debe utilizar con precaución y nunca como único criterio de edad. Al aplicarse con otros criterios de todo el esqueleto puede brindar un margen de error de aproximadamente dos a tres años; cercano a los cinco años si se emplea solamente la pelvis.
Estudios posteriores han evidenciado las fallas y las dificultades en la utilización del sistema de 10 fases introduci-do por Todd (Krogman and Iscan 1986; Meindl et al., 1985; Brooks and Suchey, 1990).
Así, Brooks (1950) encontró una sobrestimación de la edad especialmente en la tercera (20-30 años) y cuarta (30-40 años) década. Como resultado, Brooks modificó los límites de edad de Todd proponiendo una disminución de las fases V-VIII en tres años. McKern and Stewart (1957) percibieron dificultades en la aplicación del método en material óseo de personal militar muerto en la guerra de Corea. Por tal razón, desarrollaron un sistema de tres componentes: dorsal, ventral, borde sinfisial. Sin embargo, éste último presenta dificultades por haber sido diseñado exclu-sivamente para material caucasoide masculino y joven, además, que no fue verificado en poblaciones de edad conocida. Gilbert y McKern (1973) diseñaron un modelo de tres componentes para series femeninas. Suchey (1979) y Hanihara & Suzuky (1978) encontraron imprecisiones al realizar pruebas de verificación, particularmen-te entre los 20-40 años de edad.
Finalmente, al aplicar el método de seriación (selección de series de fases típicas de cada estadio en la metamorfosis cronológica de una superficie) y el sistema de 10 fases de Todd, Meindl et al. (1985:29-45) demostraron su gran aplicabilidad una vez introducidas ciertas modificaciones. Los mayores errores se evidencian en edades superiores, particularmente en virtud de la variación individual a partir de la cuarta década (30-40 años). Aunque no se conocen los efectos del componente racial y sexual el margen de error a juzgar por la tabla número 5 de Meindl y colaboradores (1985:32) se incrementa en las categorías superio-res del sexo femenino.
a. Metamorfosis de la sínfisis púbica según Todd (1920)
T. W. Todd estudió una colección de esqueletos pertenecientes a individuos masculinos caucasoides de edad conocida, estableciendo 10 estadios para la estimación de la edad entre los 18 a 50 años. Posteriormente sugirió que los mismos estadios son extensibles a negroides masculinos y caucasoides femeninos, aunque con una diferencia de dos a tres años con relación a los caucasoides masculinos (fig. 6,7).
Estadio I: 18-19 años. Primera fase postadolescente. La superficie sinfisial se caracteriza por ser ondulada, cubierta de crestas trasversales separadas por surcos bien definidos; no se observan nódulos de osificación adheridos a la superficie, ni márgenes ni extremidades definidas.
Estadio II: 20-21 años. Segunda fase postadolescente. La superficie sinfisial continúa siendo ondulada, cubierta de crestas trasversales pero los surcos co-mienzan a rellenarse cerca del límite dorsal, con formación de tejido óseo nuevo de textura fina. Esta formación empieza a enrarecer el contorno de las extre-midades posteriores de las crestas horizontales. Los nódulos de osificación se pueden fusionar con la cara sinfisial superior. El borde dorsal delimitador inicia su desarrollo sin que afecte las extremidades. Se configura el biselado ventral.
Estadio III: 22-24 años. Tercera fase postadolescente. La cara sinfisial exhibe una progresiva obliteración del sistema de crestas y surcos. Se inicia la formación del plano dorsal; hay presencia de nódulos de osifica-ción epifisial. El borde dorsal se va definiendo gra-dualmente. Se pronuncia aceleradamente el biselado como consecuencia de la pérdida de densidad ventral; no hay delimitación de las extremidades.
Estadio IV: 25-26 años. Se aprecia un incremento del angulamiento (biselado) ventral, correspondiendo a una disminución en la formación de crestas y surcos. Se completa la definición del reborde dorsal mediante la formación del plano dorsal. Se inicia la delimitación de la extremidad inferior.
Estadio V: 27-30 años. Se aprecia poco o ningún cambio en la cara sinfisial y en el plano dorsal exceptuando algunos intentos esporádicos y prematuros en la forma-ción de la rampa ventral. Se incrementa la claridad en la definición de la extremidad inferior como del rebor-de dorsal. Se inicia la formación de la extremidad superior con o sin intervención de nódulos óseos epifi-siales.
Estadio VI: 30-35 años. Se incrementa la definición de las extremidades; se desarrolla y prácticamente se completa la rampa ventral. Hay retención de la aparien-cia granular de la cara sinfisial y del aspecto ventral del pubis. También se aprecia ausencia de labiación del borde sinfisial.
Estadio VII: 35-39 años. Se evidencian cambios en la cara sinfisial y en el aspecto ventral del pubis conco-mitantes a la disminución de su actividad. Aparecen excrecencias óseas en las áreas de inserción de tendo-nes y ligamentos, particularmente del tendón gracilis y el ligamento sacro-tuberoso.
Estadio VIII: 39-44 años. La cara sinfisial es general-mente suave e inactiva al igual que la superficie ventral. El contorno oval se completa total o casi totalmente; las extremidades están claramente defini-das. No se distingue el aro de la cara sinfisial ni se evidencia labiación marcada de los bordes dorsal y ventral.
Estadio IX: 45-50 años. Se caracteriza por la formación de un aro más o menos marcado. El borde dorsal está uniformemente labiado mientras que el ventral se obser-va de una manera irregular.
Estadio X: 50 + años. La cara sinfisial se torna eroda-da y muestra signos de osificación errática. El borde ventral es más o menos descontinuo. Con la edad se incrementa la desfiguración de la cara.
b) Técnica de estimación de la edad de la sínfisis púbica según McKern y Stewart (1957). Caucasoides masculinos
En 1957 McKern y Stewart evaluaron el sistema de Todd a partir de nueve detalles morfológicos de la sínfisis púbica propuestos por el autor:
1. Las crestas y surcos 6. La extremidad superior
2. El borde dorsal 7. La rampa ventral
3. El declive ventral 8. El plano dorsal
4. La extremidad inferior 9. El aro sinfisial
5. El nódulo de osificación superior
Los autores establecieron que las crestas y sus surcos delimitadores están divididos a su vez por una cresta o surco longitudinal que dibuja dos mitades, denominadas semicara dorsal y semicara ventral. Por tanto, la obliteración de las crestas y surcos no se considera un rasgo independiente. Además, los rasgos 4 y 2, 6 y 3, y 5 y 7 están relacionados entre sí, formando pares, y todos estos seis rasgos pueden ser incluidos en la descripción de las dos semicaras. Igualmente los detalles 2 y 8, 3 y 7, se relacionan en pares y forman parte del complejo de semicaras. Finalmente, el rasgo 9, el aro sinfisial, se considera rasgo diferente (Krogman and Iscan, Op. cit.:156). Como resultado de esta revisión McKern y Stewart propusieron una combinación de tres componentes y cada uno de ellos con cinco fases de desarro-llo.
Componente I. Rampa dorsal
Fase 0. Ausente el borde dorsal.
Fase 1. Aparece un ligero margen en el tercio medio del borde dorsal.
Fase 2. El margen dorsal se extiende a lo largo de todo el borde dorsal.
Fase 3. Se rellenan las crestas y hay reabsorción de los surcos hasta formar un plano (plateau) inicial en el tercio medio de la semicara dorsal.
Fase 4. El plano aún exhibe vestigios de ondulado y se extiende en la mayor parte sobre la semicara dorsal.
Fase 5. Desaparece completamente el ondulado y la superficie de toda la semicara se aplana y se torna de una textura ligeramente granular.
Componente II. Rampa ventral
Fase 0. Ausente el biselado ventral.
Fase 1. El biselado ventral está presente solamente en el borde ventral superior.
Fase 2. El biselado se extiende inferiormente a lo largo del borde ventral.
Fase 3. La rampa ventral se inicia a instancias de las extensiones óseas de una o ambas extremidades.
Fase 4. La rampa se extiende aunque quedan vacíos aún evidentes a lo largo del borde ventral inicial, pero más evidente en los dos tercios superiores.
Fase 5. Se completa la rampa.
Componente III. Reborde o aro sinfisial
Fase 0. Aro sinfisial ausente.
Fase 1. El aro sinfisial se presenta parcialmente, general-mente en el extremo superior del margen dorsal; es redondea-do y suave en textura y ubicado por encima de la superficie sinfisial.
Fase 2. El reborde dorsal se completa y el ventral se empie-za a conformar. No existe un sitio particular de inicio.
Fase 3. Se completa el reborde sinfisial. La superficie sinfisial abarcada es finamente granulada en textura e irregular u ondulada en apariencia.
Fase 4. El aro comienza a descontinuarse, la cara se torna suave y aplanada y el aro ya no es redondeado aunque aguda-mente definido. Hay alguna evidencia de labiación en el borde ventral.
Fase 5. Se continúa el rompimiento del aro, especialmente a lo largo del borde ventral superior. La cara sinfisial pierde densidad. La osificación se descompone y se torna errática a lo largo del aro ventral.



Tabla No. 04. Edad promedio, desviación estándar y rangos de edad de la sumatoria calculada según la fórmula de McKern-Stewart
_______________________________________________________
Sumatoria Rango de edad Edad promedio D.S.
0 -17 17,29 0,49
1-2 17-20 19,04 0,79
3 18-21 19,79 0,85
4-5 18-23 20,84 1,13
6-7 20-24 22,42 0,99
8-9 22-28 24,14 1,93
10 23-28 26,05 1,87
11-13 23-39 29,18 3,33
14 29 + 35,84 3,89
15 36 + 41,00 6,22
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c) Metamorfosis de la sínfisis púbica según Gilbert y McKern, 1973
En 1973 Gilbert y McKern sugirieron que las diferencias en la metamorfosis de la sínfisis púbica eran más acentuadas que las indicadas por Todd (Ubelaker, 1989:58). Al aplicar la fórmula de Todd en 103 individuos de edad conocida establecieron que los estándares masculinos sobrestiman la edad de las muestras femeni-nas. Además, las fases son diferentes al utilizar distintas partes de la sínfisis. Así, las mujeres de la misma edad aparen-tan 10 años más jóvenes al aplicar la rampa ventral y 10 años mayores al utilizar el plano dorsal. Por tal razón, Gilbert y McKern emplearon los mismos componentes de McKern y Stewart, cada uno con seis fases de desarrollo.
Componente I. Semicara dorsal
Fase 03. Las crestas y surcos son bien evidentes; las primeras están onduladas y el borde dorsal es indefini-do.
Fase 1. Las crestas empiezan a aplanarse, los surcos a rellenarse; se inicia un borde dorsal aplanado en el tercio medio de la semicara.
Fase 2. La semicara dorsal se extiende ventralmente, se hace ancha y continúa el aplanamiento; el margen dorsal se ex-tiende en sentido superior e inferiormente.
Fase 3. La semicara dorsal es bastante suave; el margen puede ser angosto o no diferenciarse de la cara.
Fase 4. La semicara es completa y continua; es ancha y de un grano muy fino; puede exhibir vestigios de ondulado.
Fase 5. La semicara se llena de hoyuelos y se torna irregu-lar por la pérdida de densidad.

Componente II. Rampa ventral
Fase 0. Las crestas y surcos son evidentes. Toda la semicara está angulada hacia la semicara dorsal.
Fase 1. Los surcos de la semicara ventral empiezan a relle-narse en sentido inferior, formando una rampa angulada expandida, cuyo borde lateral es distinguible. La línea curva se extiende a lo largo de la sínfisis.
Fase 2. Continúa el relleno de los surcos y la expansión de la semicara tanto de la extremidad superior e inferior. La rampa se extiende lateralmente a lo largo del borde ventral.
Fase 3. Casi cerca de un tercio de la semicara ventral se ha rellenado de tejido óseo granular.
Fase 4. La rampa ventral presenta una superficie granular fina, ancha, completa, desde la cresta púbica hasta la rama inferior.
Fase 5. La rampa ventral puede empezar a descomponerse, adoptando una apariencia muy ahuecada y probablemente espon-josa, como consecuencia de la pérdida de densidad.
Componente III. Aro sinfisial
Fase 0. El aro está ausente.
Fase 1. El aro o reborde se inicia en el tercio medio de la superficie dorsal.
Fase 2. Se completa la parte dorsal del aro sinfisial.
Fase 3. El aro se extiende desde las extremidades superior e inferior de la sínfisis hasta que se completa casi un tercio del aspecto ventral.
Fase 4. Se completa el aro sinfisial.
Fase 5. Se puede descomponer el margen ventral de la semica-ra dorsal, formando interrupciones en el reborde, o este puede redondearse de tal manera que ya no existe una clara línea divisoria entre la semicara dorsal y la rampa ventral.
Tabla No. 05. Edad promedio, desviación estándar y rangos de edad de la sumatoria calculada según la fórmula de Gilbert-McKern
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Sumatoria Rango de edad Edad promedio D. S.
0 14-18 16,00 2,82
1 13-24 19,80 2,62
2 16-25 20,15 2,19
3 18-25 21,50 3,10
4-5 22-29 26,00 2,61
6 25-36 29,62 4,43
7-8 23-39 32,00 4,55
9 22-40 33,00 7,75
10-11 30-47 36,90 4,94
12 32-52 39,00 6,09
13 44-54 47,75 3,59
14-15 52-59 55,71 3,24
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d) Estadios biológicos en la transformación de la sínfisis púbica
(según Meindl et al., 1985)
1. Fase prepifisial (I-IV de Todd, 20-29 años)
Es la fase modal del intervalo de 20-29 años de edad para ambos sexos. En la etapa inicial esta fase se caracteriza por el ondulado bien marcado; hacia los 25 años se reduce sustancialmente, siendo visible de una manera moderada. Las semicaras de McKern-Stewart se forman hacia los 25 años; en especímenes aislados se pueden observar vestigios de ondulado en la quinta década. La formación activa de terraplén se inicia hacia los 24-37 años; los 25 años constituyen la edad mínima para distinguir el extremo inferior; la máxima hacia los 29 años. Entre los 21-30 años se aprecian nódulos de osificación con terraplén no asociado. Si el espécimen exhibe reducción del ondulado, un claro bisel ventral pero sin formación de terraplén, el individuo se ubica entre los 25-29 años.
2. Fase epifisial activa (VI de Todd, 30-35 años)
El evento modal de esta fase se caracteriza por la activa formación de la rampa ventral, brindando un aspecto de madurez a la sínfisis púbica, factor panorá-mico de esta edad.
3. Fase postepifisial (VII de Todd, 36-40 años)
Resalta por la textura transicional, es decir, por los cambios en la cara sinfisial y en el borde ventral que puede variar entre una fosa granular irregular hasta una granular fina o densa; es el evento modal del período comprendido entre 36-40 años. Sin embargo, en virtud de las excepciones a este proceso no se debe aceptar como un rasgo panorámico según advierten los autores del estudio. Por otra parte, aunque la forma-ción de la rampa puede presentarse entre los 35-40 años, ésta se define completamente antes de los 35 años.

4. Fase predegenerativa y degenerativa (VIII - X de Todd, más de 40 años)
La decadencia del pubis como fuente indicativa de edad se señaliza por lo cambios degenerativos que acompañan a la sínfisis púbica, y que incluye la obliteración, la fusión y el remodelado final de la superficie; compren-diendo además las cavidades dorso-sinfisiales y la fosita espiral. Aquí surgen serias dificultades para asociar adecuadamente estos cambios degenerativos con la edad; con el incremento de la edad su diagnóstico se hace cada vez más difícil. Además, el tamaño del pubis juega también un papel importante: entre más amplia sea la superficie, mayor apariencia juvenil tendrá el espécimen; al contrario el pubis pequeño y grácil aparentará mayor edad. Los primeros cambios degenerati-vos toman lugar en el borde dorsal siendo quizá el área de mayor información, relacionada además por los cam-bios ocurridos durante el parto. La formación de hoyue-los en la superficie del hueso puede estar acompañada de porosidad extendida o de erosión osteopénica; este último proceso se manifiesta solamente en mujeres con osteoporosis posmenopáusica.
e. Estadios de la sínfisis púbica según Suchey-Brooks
(Brooks and Suchey, 1990: 232-233)
Fase I. La superficie de la cara sinfisial es ondulada, cubierta de crestas y surcos que se extienden hasta incluir el tubérculo púbico. Las crestas horizontales están bien definidas y comienza a formarse el biselado (ángulo oblicuo) ventral. Aunque pueden presentarse nódulos de osificación en la extremidad superior, la clave para diferenciar esta fase es la ausencia de delimitación en ambos extremos (superior e inferior).
Fase II. La cara sinfisial aún puede presentar desarro-llo de crestas. Comienza la delimitación de ambas extremidades que ocurre con o sin nódulos de osifica-ción. La rampa ventral puede estar en sus fases inicia-les como parte de la extensión de la actividad ósea en una o ambas extremidades.
Fase III. El borde inferior de la cara sinfisial y la rampa ventral se encuentran en proceso de acabado. Puede continuarse la fusión de los nódulos de osifica-ción que forman el borde superior y a lo largo del ventral. La cara sinfisial es suave o puede continuar exhibiendo crestas definidas. Se completa el plano dorsal, no se observa labiación del borde dorsal sinfi-sial ni excrecencias ligamentosas óseas.
Fase IV. La cara sinfisial presenta habitualmente una granulosidad fina aunque persisten residuos de antiguas crestas y surcos. En este estadio usualmente se comple-ta el contorno oval pero puede observarse una disconti-nuidad a nivel del borde ventral superior. El tubérculo púbico está completamente separado de la cara sinfisial por la definición del extremo superior; la superficie puede tener un borde definido. Ventralmente las excre-cencias ligamentosas óseas pueden aparecer en la por-ción inferior del hueso púbico adyacente a la cara sinfisial. Si se llegase a presentar indicios de labia-ción este será ligero y localizado en el borde dorsal.
Fase V: 30 + años. El borde de la cara sinfisial se completa con la existencia de algunas ligeras depresio-nes de la misma superficie, relacionadas con el rebor-de. La labiación es moderada y generalmente se localiza en el borde dorsal con excrecencias ligamentosas más prominentes sobre el borde ventral.
Fase VI: 40 + años. La cara sinfisial puede exhibir depresiones en la medida que se erosiona el reborde. Las inserciones ligamentosas ventrales son marcadas. En muchos individuos el tubérculo púbico aparece como una protuberancia ósea independiente. La cara puede cavi-tarse o tornarse porosa, brindando una apariencia desfigurada con procesos de osificación errática. El aspecto de la superficie es con frecuencia irregular.
Estas fases diseñadas inicialmente por S. Brooks en 1955 fueron modificadas posteriormente por J. M. Suchey sobre la base del estudio de 1 225 huesos púbicos de individuos autopsiados en Los Angeles, California; de ellos 739 eran masculinos y 273 femeninos, con una edad entre 14 a 99 años, de diferentes razas y estratos sociales, recolectados entre 1977 y 1979 (Brooks and Suchey, 1990:228).
En calidad de referencia orientadora los autores mencionados sugieren la siguiente guía general:
1. La existencia de crestas y surcos profundos expresa una edad para masculinos y femeninos de 24 años ó menos.
2. La aparición de nódulos de osificación sin desarrollo del reborde ventral sugiere 30 ó menos años de edad.
3. La ausencia de la rampa ventral acabada indica generalmente que el individuo tiene 40 ó menos años de edad.
Finalmente, cabe resaltar que las fases III a VI observan una amplia variabilidad lo que incide en los procesos de estima-ción de edad en casos forenses. Por tal razón, es conveniente establecer los límites inferiores y superiores de la edad estima-da; por ejemplo, mayor de 30 y menor de 40 años, ó 35+/-5 años de edad.

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