Antecedentes
Se encontró un esqueleto completo en un lote baldío. El cuerpo estuvo expuesto por alrededor de un mes, a las condiciones ambientales de la zona premontana tropical húmeda.
Por antropometría se presumió que correspondía a un menor de sexo femenino de entre 5 y 9 años de edad de 1.20 m de estatura.
El estudio de Patología Forense estimó el tiempo de muerte en menos de un año, por la desintegración de los tejidos hasta esqueleto y por la presencia de gusanos necrosantes. Por los restos de ropa y los zapatos se presumió que corresponden a una niña desaparecida hacía 22 días, sin embargo, no fue posible asociarla contundentemente con ninguna niña desaparecida en ese rango de edad (3).
Se encontró un esqueleto completo en un lote baldío. El cuerpo estuvo expuesto por alrededor de un mes, a las condiciones ambientales de la zona premontana tropical húmeda.
Por antropometría se presumió que correspondía a un menor de sexo femenino de entre 5 y 9 años de edad de 1.20 m de estatura.
El estudio de Patología Forense estimó el tiempo de muerte en menos de un año, por la desintegración de los tejidos hasta esqueleto y por la presencia de gusanos necrosantes. Por los restos de ropa y los zapatos se presumió que corresponden a una niña desaparecida hacía 22 días, sin embargo, no fue posible asociarla contundentemente con ninguna niña desaparecida en ese rango de edad (3).
Al no haber tejidos biológicos que permitieran su identificación por las pruebas bioquímicas y serológicas convencionales se descartó estas vías de identificación.
Se remitió el fémur izquierdo al Laboratorio de ADN del Organismo de Investigación Judicial para realizar análisis de marcadores de ADN que permitieran la identificación de los restos por comparación con el perfil genético de los presuntos padres.
Materiales y métodos
Para dicho análisis se tomaron 6 ml de sangre a los supuestos padres, con ACD como anticoagulante. El ADN fue extraído por el método de Chelex a partir de manchas de sangre en tela, que es el usado de rutina en muestras frescas (4). Al hueso se le recortaron dos fragmentos cuadrangulares (±25 mm2) en los extremos (Figura 1) usando un taladro Dremel y se le extrajo ADN por el mismo método de Chelex, sin descalcificación.
Se amplificó el ADN mediante PCR, se corrió mediante electroforesis y se hibridó de acuerdo al protocolo del fabricante, utilizando los marcadores: HLA-DQA1, LDLR, GYPA, HBGG, D7S8, Gc (5), y D1S80 (6).
Se realizó la prueba de identificación comparando el perfil genético de los supuestos padres contra el ADN del hueso. Se cálculo la probabilidad de exclusión de una relación de primer grado madre-hijo y padre-hijo y la probabilidad de exclusión forense (7), utilizando como referencia las frecuencias génicas de Costa Rica (8).
Resultados
Se logró amplificar y caracterizar el ADN de los fragmentos de hueso de ambos extremos del femur, usando los marcadores mencionados. Los resultados obtenidos en el tipeo de marcadores genéticos de ADN se presentan en el cuadro 1.
Se remitió el fémur izquierdo al Laboratorio de ADN del Organismo de Investigación Judicial para realizar análisis de marcadores de ADN que permitieran la identificación de los restos por comparación con el perfil genético de los presuntos padres.
Materiales y métodos
Para dicho análisis se tomaron 6 ml de sangre a los supuestos padres, con ACD como anticoagulante. El ADN fue extraído por el método de Chelex a partir de manchas de sangre en tela, que es el usado de rutina en muestras frescas (4). Al hueso se le recortaron dos fragmentos cuadrangulares (±25 mm2) en los extremos (Figura 1) usando un taladro Dremel y se le extrajo ADN por el mismo método de Chelex, sin descalcificación.
Se amplificó el ADN mediante PCR, se corrió mediante electroforesis y se hibridó de acuerdo al protocolo del fabricante, utilizando los marcadores: HLA-DQA1, LDLR, GYPA, HBGG, D7S8, Gc (5), y D1S80 (6).
Se realizó la prueba de identificación comparando el perfil genético de los supuestos padres contra el ADN del hueso. Se cálculo la probabilidad de exclusión de una relación de primer grado madre-hijo y padre-hijo y la probabilidad de exclusión forense (7), utilizando como referencia las frecuencias génicas de Costa Rica (8).
Resultados
Se logró amplificar y caracterizar el ADN de los fragmentos de hueso de ambos extremos del femur, usando los marcadores mencionados. Los resultados obtenidos en el tipeo de marcadores genéticos de ADN se presentan en el cuadro 1.
INDIVIDUO | |||||||
DQA1 | LDLR | GYPA | HBGG | D7S8 | GC | D1S80 | |
Padre | 1.1,1.2 | AB | AB | AB | AA | AC | 18-25 |
Huesos | 1.2,4 | AA | AB | AB | AB | BC | 18-18 |
Madre | 1.3,4 | AA | AA | BB | AB | BC | 18-18 |
C+ | 1.1,4 | BB | AB | AA | AB | BB | 18-31 |
Interpretación y conclusiones
Según las leyes mendelianas de la herencia y en relación a los marcadores genéticos estudiados, se llegó a la conclusión de que, no se excluye que los restos óseos pertenezcan a un posible hijo de la pareja analizada. Se obtuvo además una probabilidad de exclusión de una relación de primer grado madre-hijo (maternidad) de 99.99999996%, y una probabilidad de exclusión de una relación de primer grado padre-hijo (paternidad) de 99.99999999%. Resultados que permitieron concluir que los restos óseos pertenecen a dicho posible hijo de los denunciantes, ya que estos valores se ubican en el rango verbal de "prácticamente probado", de acuerdo a la clasificación de la Asociación Americana de Bancos de Sangre (9).
Esto implica que la población de Costa Rica debería tener al menos 2500 millones de habitantes para poder encontrar otra persona que, por casualidad, compartiera los mismos marcadores genéticos que los restos óseos comparten con cada uno de los padres.
El perfil genético obtenido sugiere que los restos óseos y la niña desaparecida corresponden a la misma persona, ya que la probabilidad de exclusión forense (de 99.997%), ubica la relación en el rango de "prácticamente probada". Siendo así, la concordancia no es casual.
Dicha probabilidad señala que habría que analizar 588.235 niños costarricenses entre 5 y 9 años de edad para, por casualidad, encontrar el mismo perfil genético. Sin embargo según los datos de la Dirección de Estadísticas y Censos de Costa Rica, actualizados a 1995, la población real de Costa Rica está formada por un 49% de mujeres y solamente hay 361.830 niños y niñas entre 5 y 9 años de edad. Por lo tanto, se puede concluir una identificación positiva de los restos óseos como pertenecientes a la niña desaparecida.
De esta forma, queda implementada en nuestro laboratorio, la metodología para la identificación de restos óseos humanos a partir del analisis de ADN, la cual está disponible para futuros casos forenses que así lo ameriten.
El descubrimiento del sitio
La mayoría de los hallazgos se realiza ocasionalmente durante labores de construcción, por la aparición a flor de tierra de restos óseos en trabajos agrícolas o urbanísticos. En algunas oportunidades los vecinos del lugar pueden informar sobre entie-rros practicados por personas extrañas; en otras ocasiones los mismos autores del crimen pueden señalar el lugar de inhumación. Sin embargo, cuando la localización del sitio requiere de una previa labor de búsqueda, se pueden tener en cuenta algunos criterios de prospección, localización, excavación y análisis de materiales.
1. La perturbación de la vegetación y suelo
Al excavarse un pozo para enterramiento se extrae un determinado volumen de tierra con lo que se perturba la capa vegetal (humus); al colocarse el cadáver y taparlo con tierra parte de ésta queda sobrando, tanto por el volumen del cuerpo colocado como por la consistencia blanda que adquiere el suelo al desprenderse. El terreno alrededor se torna irregular, las capas (estratigrafía) originales del yacimiento se trastocan y el pozo se rellena de una tierra menos compacta, produciendo con el tiempo un cambio en la coloración y forma de la superficie. La depresión tiene mayor probabilidad de ser detectada en los primeros meses después del enterramiento ya que su localización se dificulta por la acción posterior del viento y de la lluvia, especialmente en sitios ribereños o desérticos.
La búsqueda puede ser visual, utilizando sondas metálicas en forma de T o recurriendo a refinados aparatos. El magnitómetro de protón se utiliza para detectar la presencia de objetos metáli-cos. La prueba del grado de alcalinidad mediante el papel litmus se usa cuando los cuerpos en descomposición desprenden gran cantidad de sustancias alcalinas por la acción de la descomposi-ción de los azúcares. Al exponerse a papel litmus esas sustancias inorgánicas producen una reacción, tornándose azul con las bases y rojo con las ácidas (Imaizumi, 1974; en Krogman Iscan, 1986: 16-17). El aparato Vapor-Tect está diseñado para detectar cuerpos en descomposición por la presencia de gas metano, cuya efectividad depende de la temperatura, en virtud del bajo grado de descomposición que se observa en climas fríos. La técnica remote sensing para localizar restos humanos en áreas aisladas mediante fotografía infrarroja obtenida aéreamente detecta el calor generado por los tejidos en descomposición y la variación de la temperatura subterránea como resultado de la compactación y perturbación de la vegetación y del suelo (op. cit.:17).
. Técnicas de excavación
La excavación de un esqueleto o enterramiento se realiza teniendo en cuenta que una vez perturbados o removidos los restos de un lugar nunca se podrá reconstruir la condición original. Al respecto debe recordarse que en Antropología Forense se recurre a las técnicas y procedimientos desarrollados por los arqueólogos en la excavación de tumbas, osarios y cementerios prehistóricos (Bass, 1988; Brothwell, 1987; Ubelaker, 1988; White, 1991).
Una vez localizado el sitio se procede a elaborar un plan de excavación con el fin de establecer las dificultades del terreno y a su vez determinar las necesidades de embalaje y trasporte especial del material. T. White (1991: 265-268) recomienda los siguientes pasos:
1. Tratar de preservar el material en el mejor estado posible, lo que exige de la consolidación in situ de restos frágiles (se puede utilizar Paraloid B-72 o Mowilith al 5% disuelto en acetona o thiner, si los restos están secos).
2. No perder la menor información posible, especialmente en lo que concierne al contexto. Una vez extraído el material es imposible reparar los errores cometidos durante la excavación; por esta razón se recomienda someter a cedazo fino toda la tierra obtenida del lugar, para rescatar la más mínima evidencia.
3. Disponer del mejor equipo de excavación. Se recomiendan instrumentos pequeños como palustres (No. 5), brochas, espátulas de madera e instrumentos odontológicos.
4. Antes de perturbar la escena hay que dibujar, fotogra-fiar, y anotar la mayor cantidad de información, tomando como base algún punto de control (vivienda, árbol, estanques, caminos, accidentes geográficos) y mapas con escalas apropiadas.
Todos los pasos de la excavación deben ser fotografiados y se deben realizar tomas con los detalles más sobresalientes que brinden una idea de contexto. Para este efecto la iluminación debe ser apropiada (se puede utilizar el reflejo del papel aluminio en los sitios oscuros).
5. Iniciar si es necesario las medidas de preservación utilizando consolidantes apropiados.
6. Recolectar todos los huesos de la superficie, sean humanos o animales. Si es posible descálcese para no dejar huellas de zapatos.
7. Someta a cedazo muy fino la tierra de la región pélvica y abdominal con el fin de obtener, si existen, restos de fetos o de alimentación. En algunos casos es preferible extraer un bloque compacto de tierra si hay presencia de huesecillos de fetos.
8. En caso de enterramiento o cuando se localice material articulado in situ, exponga los huesos al mismo tiempo para obtener una visión de conjunto y de asociación. Se considera un entierro primario cuando la tumba en donde yacen los huesos se encuentran en posición anatómica natural (Comas et. al., 1974). Por su parte el entierro secundario se caracteriza porque el cuerpo yace desarticulado, pero recogido antes de la desarticula-ción parcial o total para ser enterrado. Un entierro se cataloga de múltiple cuando yace más de un individuo (osario, fosa común, urnas funerarias). La cremación es una práctica mortuoria que vincula el incinerado intencional del cuerpo.
9. Al exponer los huesos se recomienda recurrir a herramien-tas que no afecten la superficie del esqueleto, tales como espátulas de madera, bambú o plástico, y principalmente mediante la limpieza con brochas de distinto calibre. El esqueleto se deja en su sitio al igual que los objetos asociados para la limpieza con brocha, apartando las manos y pies para el final dada la cantidad y el tamaño de sus huesos. En la mayoría de los casos forenses se preservan los calcetines sintéticos permitiendo conservar íntegramente los huesos de los pies. Ubique la orienta-ción del cuerpo y cabeza, los ángulos de flexión, la profundidad de los huesos a partir del punto de referencia de la superficie y otros detalles contextualizadores. Si es necesario recolecte pruebas de tierra para análisis de laboratorio.
10. La remoción del esqueleto constituye el paso final de la excavación. Al extraerlo hay que liberar cada hueso de la matriz de tierra que lo contenga, sin utilizar la fuerza. Las manos y pies de cada lado se empacan en bolsas separadas, al igual que el cráneo y costillas. El cráneo se cubre completamente de espuma atada con cinta de enmascarar, teniendo gran cuidado con los huesos nasales y cigomático por su grado de fragilidad; los dientes requieren también de especial atención y se pueden empacar en cajitas de rollos fotográficos. Nunca mezcle en una misma bolsa los restos de más de un individuo. La tierra de cada hueso se elimina completamente con brocha antes de empacarlo y ésta se somete a cedazo fino. Cada bolsa se marca con el nombre del sitio, fecha de exhumación, número de la cuadrícula y de la tumba.
11. El lavado de los restos óseos depende del estado de conservación de los mismos; en caso positivo se lavan con agua limpia dentro de una canastilla para evitar perder partes del mismo en los desagües. Estos se secan al medio ambiente y a la sombra, se rotulan y se vuelven a empacar. Nunca marque más de un esqueleto al tiempo pues sus partes se pueden mezclar. El almace-namiento se recomienda en recipientes de madera, plástico o cartón plástico, acompañándolos de su respectivo rótulo con el historial respectivo. Cuando se presenten evidencias de agujeros producidos por proyectil es preferible no lavar alrededor de éstos para someter la región a estudio de expertos en balística.
No hay comentarios:
Publicar un comentario