Conventos y monasterios de la provincia de Gerona
El monasterio de San Pedro de Besalú2 (en catalán Sant Pere de Besalú) está situado en el centro histórico de la población de Besalú en la comarca catalana de La Garrocha.
Historia
Fundado en el año 977 por el conde Besalú de Gerona Miró Bonfill, el cual lo puso bajo el patrocinio de la Santa Sede de Roma y consiguió el traslado de las reliquias de los santos Prim y Felicià. Dos años después, el papa Benedicto VII, por medio de una bula, concedía al monasterio el privilegio de poder elegir abad. Su consagración se llevó a cabo en el año 1003, gracias al conde Bernardo Tallaferro. Su máxima expansión fue durante los siglos XII y XIII, cuando pasó a formar parte del condado de Barcelona y es cuando fue objeto de una remodelación. Empezó su decadencia en el siglo XV por causa de la guerra de los Remensas, los terremotos y la lucha por las posesiones con el obispo de Gerona. Felipe II protegió al monasterio y por medio de una bula papal de 1597 quedaron unidos los monasterios de Sant Llorenç del Munt y el de San Quirico de Colera.
Durante la guerra civil española de 1936, sufrió un incendio perdiendo el mobiliario, parte de sus pinturas del siglo XVIII y algunas esculturas.
El edificio
La iglesia renovada en el año 1160 es de planta basilical con tres naves y un gran ábside central con deambulatorio. La nave central está cubierta con bóveda de cañón y las laterales con bóvedas de cuarto de círculo. El crucero tiene bóveda de medio punto y el ábside semicircular de cuarto de círculo.
En el exterior, el ábside tiene doble cubierta y en su filo decoradas con arcuaciones ciegas y un friso de dientes de sierra.
La fachada principal consta de un portal de arco de medio punto con linde y dos pequeñas columnas, situada sobre esta puerta hay una ventana con cuatro arquivoltas, labradas con motivos vegetales y geométricos, sostenidas por columnas con capiteles también esculpidos. En ambos lados de esta ventana hay unos leones con cara diablesca, uno pisando una serpiente y el otro un mono.
El deambulatorio
La girola o deambulatorio es el elemento más característico de este edificio. Consiste en ocho columnas en grupos de dos con los capiteles tallados, que están sosteniendo cinco arcos de medio punto sobre los que se asienta la bóveda del ábside. La temática de los capiteles es variada, desde hojas de acanto hasta representaciones humanas, en uno de ellos hay la representación de Herodes aconsejado por el diablo y en otro la matanza de los Inocentes.
A 30 kilómetros de Girona, en un entorno natural sin igual perteneciente a la comarca de La Garrotxa, se encuentra la ciudad medieval de Besalú.
Bisuldunum, como se conocía al lugar en sus orígenes, nació como una gran fortaleza levantada entre los ríos Fluviá y Capellades, y aún hoy conserva su magia medieval, impregnada en cada piedra, material por excelencia en la arquitectura local.
La belleza indiscutible de Besalú ha convertido a esta localidad en una de las más visitadas de la provincia gironesa, atrayendo a amantes de la historia, del arte y también del buen comer, siendo bien conocidas sus carnes a la brasa y sus embutidos. Merece la pena perderse entre sus calles, algunas realmente estrechas, y deambular por el casco histórico ya sea a pie o en bicicleta, imbuyéndose en un ambiente que ha permanecido casi inalterable desde los tiempos del conde Bernat I, alias "Tallaferro", con quien Besalú vivió su época de gloria, allá por los siglos X y XI.
El Puente Viejo
La mejor manera de entrar en Besalú es cruzando este magnífico puente medieval levantado en el siglo XII sobre las caudalosas aguas del río Fluviá, una obra que, sin duda, se ha convertido en la tarjeta de visita por excelencia de la villa, emblema de la localidad desde tiempos inmemoriales y protagonista de las mejores postales en la actualidad.
Su estructura, enteramente de piedra y perfectamente adaptada a la caprichosa orografía esculpida por el curso fluvial que debe salvar, consta de siete arcadas apuntadas de distintas luces que se van sucediendo a lo largo de los nada menos que 145 metros, describiendo incluso un atrevido ángulo oblicuo que divide en dos el pasaje.
Justo al final del puente y haciendo las veces de portillo de acceso a la ciudad, se yergue una estructura torreada de eminente carácter defensivo, mientras que, más o menos a la mitad del trazado y en el punto donde la construcción traza el mencionado ángulo, se eleva una segunda torre mucho más esbelta abierta en su cuerpo inferior mediante un arco apuntado
Monasterio de Sant Pere de Besalú
La iglesia del antiguo Monasterio de Sant Pere de Besalú es un edificio de tres naves separadas por arcos de medio punto, un marcado crucero rematado en cada uno de sus extremos por sendas capillas absidales, y una monumental cabecera caracterizada por la inusual e interesantísima girola que permite rodear la zona presbiterial.
Del conjunto eclesial conservado destaca por su singularidad, sin lugar a dudas, la esbelta galería de cuatro arcos sobre pares de columnas que separa la girola del presbiterio. Dichas columnas rematan en capiteles de excelente factura, siendo dignos de mención dos de ellos en los que son reconocibles escenografías figurativas alusivas el Ciclo de la Infancia de Cristo, concretamente los episodios de la Matanza de los Inocentes y de la Huida a Egipto.
En un registro intermedio entre la arquería descrita y la bóveda de horno que cubre el presbiterio, se describe un friso de arquillos ciegos de sabor lombardo enmarcado por sendas impostas de sillares en esquinilla.
Al exterior, resulta llamativo el enorme porte y la sobriedad de la cabecera, tan sólo aliviada por sencillos vanos dovelados y por una cornisa de arquillos ciegos semejante a la que orna el espacio presbiterial en su registro superior.
La fachada principal, abierta al costado occidental de la fábrica, presenta un sencillo vano de ingreso con decoración de entrelazo. Sobre ella, y con el fin de iluminar la nave central, fue horadado un soberbio ventanal de triple arquivolta sobre columnas con capiteles decorados, quedando flanqueada a cada uno de sus lados por dos felinos de marcadas fauces que, con sus garras, someten a diversas figuras alegóricas alusivas al pecado.
Iglesia de Sant Vicenç
En el mismo centro del casco urbano, la Iglesia de Sant Vicenç es una construcción de tres naves cubiertas con bóveda de cañón la central, y cuarto de cañón las laterales. Presenta, al igual que la de Sant Pere, un marcado transepto precediendo una proporcionada cabecera triabsidal en cuyo exterior se repite la ornamentación a base de arquillos ciegos en las cornisas.
De las dos portadas conservadas, la occidental presenta un perfil dovelado sostenido por dos pares de esbeltas columnas rematadas en capiteles que sostienen un tímpano liso; mientras que la meridional, considerablemente más antigua y más interesante, abre mediante dos arquivoltas decoradas con palmetas y un bocel entorchado que van a apear en capiteles decorados con con motivos vegetales, y un variado repertorio de animales monstruosos alados que parecen engullir cabezas humanas.
Colegiata de Santa María
En la zona más elevada de la localidad, muy cerca del solar en el que se ubicaba el castillo, resisten los restos de lo que fue la antigua canónica de Santa María, hoy de propiedad privada.
De la primitiva fábrica, en la actualidad expoliada, se conserva parte del transepto y la cabecera, formada esta por dos absidiolas menores abiertas a los brazos del crucero, y por un profundo tramo recto que da paso a un ábside mayor recorrido al exterior por una tosca banda de arquillos ciegos.
Proceden de este templo varios restos fragmentados conservados hoy en monasterio barcelonés de Pedralbes, entre ellos, una interesante portada enriquecida por un tímpano historiado
Antiguo Hospital de Sant Julià
Justo enfrente del ábside del Monasterio de San Pedro y muy cerca de una de las puertas del perímetro amurallado que protegía la villa, se ubicaba el importante complejo hospitalario de Sant Juliá, del cual, tan sólo se han conservado la espectacular portada sur de su iglesia.
Se presenta ésta embebida en un cuerpo en resalte dentro del cual, se dibujan las cinco arquivoltas que la componen, conservándose en la más externa una cuidada decoración vegetal de características muy similares a apreciable en el Monasterio de Ripoll. Los capiteles llegados a nuestros días presentan decoración vegetal de sabor corintio y los prototípicos felinos antropófagos ya vistos en el cercano monasterio de Sant Pere.
La Judería
El entramado de calles que conforma la antigua judería de Besalú constituye una invitación constante al deleite y A la admiración, pues aquí pueden encontrarse auténticas joyas arquitectónicas sin parangón.
Basta adentrarse un poco por el laberíntico barrio judío para encontrar plazas típicamente medievales como la de la Llibertat, rodeadas de antiguas casonas donde aún pueden apreciarse inscripciones con la fecha y autoría de la obra, según la costumbre hebrea.
Sin embargo, la joya de la judería la constituyen los llamados "miqwe", antiguos baños utilizados por los judíos para la purificación de su cuerpo. Estos baños ofrecen una estructura sencilla, rectangular, generalmente cubiertos por bóveda de cañón. Los de Besalú datan del siglo XII y gozan del privilegio de ser los únicos que se conservan en toda España y, prácticamente, en el resto de Europa, pues sólo hay dos ejemplos más en el viejo continente, uno en Lieja (Bélgica) y otro en Nimes (Francia).
Impacta también el espíritu medieval de las populares calles de Cano, Tallaferro o Pont Vell; así como el encanto de la Casa dels Tres Arcs. Junto a la belleza arquitectónica, el casco histórico de Besalú ofrece otras peculiaridades que enamoran al visitante, como la presencia de enormes flores carlinas decorando puertas y ventanas a la usanza de siglos atrás, cuando los locales preveían la humedad del ambiente en función de si la flor estaba más o menos abierta.
Festival medieval de Besalú
Tal vez el mejor momento para visitar Besalú sea durante el primer fin de semana de septiembre, cuando la ciudad se viste de gala para celebrar su tradicional festival medieval. Durante los festejos el Medievo se instala en la ciudad, los lugareños cambian su vestimenta por ropajes clásicos y se preparan para disfrutar con el espectáculo e juglares, trovadores e incluso batallas entre caballeros.
Rutas por los alrededores de Besalú
Es La Garrotxa gerundense una de las comarcas catalanas donde mayor densidad de edificios románicos han llegado a nuestros días, conservándose en torno a Besalú y en un radio de kilómetros perfectamente abarcable en una jornada, un interesante elenco de monumentos de interés:
A escasos cinco kilómetros de Besalú se emplaza la localidad de Beuda, cuya iglesia parroquial, dedicada a Sant Feliú, es un interesante edificio románico de tres naves sin crucero que rematan en tres ábsides semicirculares decorados al exterior con impostas en esquinilla
Su portada principal, muy sencilla, presenta decoración zoomórfica en sus erosionados capiteles, destacando por su originalidad los herrajes originales conservados en la puerta de ingreso. Digna de mención es también la magnífica pila bautismal depositada en el interior del templo, decorada con un registro de arquillos que cobijan distintos pesonajes individualizados.
En el mismo municipio de Beuda, la Iglesia del Sant Sepulcre de Palera es otra sobria pero interesante obra románica de tres naves rematadas en otros tantos ábsides semicirculares
En la misma ribera del Fluvía, y geográficamente muy cerca de Besalú, la iglesia de Santa Eulalía de Crespiá llama la atención por su potente ábside, de aspecto abaluartado a modo de fortificación defensiva. En el muro sur, abre su portada principal, de cuatro arquivoltas que enmarcan un tímpano liso.
A escasos kilómetros de Crespiá, justo al otro lado del Fluvía, la localidad de Esponellá queda dominada por su Iglesia de Sant Cebriá, edificio documentado ya en el siglo X pero cuyos restos conservados se remontan a finales del siglo XII, destacando, al igual que en Beuda, los herrajes románicos originales de su sencilla portada de cuatro arquivoltas.
Junto a la carretera que une Besalú con Figueres, se eleva el templo de Sant Vicenç de Maia de Montcal, compacto edificio de una única nave cubierta con bóveda de cañón que remata en un ábside semicircular abierto mediante un arco triunfal apuntado.
Al sur de Besalú y muy próxima a la también relevante localidad de Banyoles, la Iglesia de Santa María de Porqueres es una de las construcciones religiosas más singulares de La Garrotxa.
Consagrada en 1182, no dejaría de ser una más de las numerosas iglesias medievales que salpican la geografía catalana de no ser por la curiosísima articulación interior de la cabecera, la cual, precedida por un potente arco triunfal sobre capiteles decorados, queda estructurada mediante cinco absidiolas menores; las dos extremas de planta cuadrangular, y las centrales semicirculares, confiriendo a la cabecera una exótica compartimentación trebolada sólo apreciable desde el interior.
A medio camino entre Besalú y Banyoles, la pintoresca población de Serinyà se yergue en un espectacular espolón rocoso desde el que se dominan amplísimas panorámicas. Su iglesia parroquial, dedicada a Sant Andreu, es una interesante construcción fechada a finales del siglo XII en la que destaca la decoración externa de su único ábside, de factura muy similar al de Sant Pere de Besalú.
En la misma población, es también de origen románico la ermita de Sant Miquel de Ses Vinyes.
También de origen românico son las cercanas iglesias deSanta María de Argelaguer(población que conserva los restos reformados de una potente torre defensiva), Sant Mateu de Vilademires, Sant Martí Sesserres,Sant Juliá de Corts,Sant Miquel de Campmajor o la de Sant Andreu del deshabitado núcleo de Lliurona.
Por último, merece ser mencionada la espectacular localidad medieval de Castellfollit de la Roca, muy apreciada por el visitante debido a su vertiginoso emplazamiento sobre un peñón basáltico.
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