martes, 23 de febrero de 2016

Reyes por países - España

reyes de castilla

Jaime II de Aragón, el Justo (Valencia10 de abril de 12671 –Barcelona2 de noviembre de 1327) fue rey deAragón, de Valencia y conde de Barcelona entre 1291 y su muerte, y rey de Sicilia entre 1285 y 1302. Ostentó los títulos honoríficos de Portaestandarte, Almirante y Capitán General de la Santa Iglesia Católica.

Jaime II de Aragón el Justo
Rey de Aragón
Chaime II d'Aragón.jpg
Retrato del Rey Jaime II de Aragón por Manuel Aguirre y Monsalbe (1851-4)
Rey de Sicilia
thum
1285 - 1302
PredecesorPedro III de Aragón
SucesorFederico II
Rey de AragónValencia
Conde de Barcelona
thum
1291 - 1327
PredecesorAlfonso III
SucesorAlfonso IV
Información personal
Nacimiento10 de abril de 1267
Valencia
Fallecimiento2 de noviembre de 1327
Barcelona
EntierroMonasterio de Santes Creus
Familia
Casa realCasa de Aragón
PadrePedro III de Aragón
MadreConstanza II de Sicilia
ConsorteIsabel de Castilla
Blanca de Anjou
María de Chipre
Elisenda de Moncada
DescendenciaAlfonso IV de Aragón
Pedro IV de Ribagorza


Biografía

Segundo hijo de Pedro III y de su esposa Constanza II de Sicilia, de su padre heredó el reino de Sicilia en 1285. Derrotó a su competidor Carlos de Anjou, cuyas fuerzas navales fueron deshechas en más de un encuentro por el almirante aragonés Roger de Lauria. Conquistó parte de Calabria y las islas del golfo de Nápoles.
En 1291 recibió también la Corona de Aragón, al morir sin descendencia su hermano Alfonso III, y se alió con el rey de Castilla con una alianza matrimonial casándose con la hija de éste Isabel de Castilla. Dicha unión fue solo civil al ser frustrada por el Papa a causa de la consanguinidad de los prometidos. No tuvo descendencia dicho matrimonio dado que no llegó a consumarse; la novia en el momento de la boda tenía ocho años de edad. Tras la muerte de su suegro, el rey Sancho IV de Castilla en 1295, este primer matrimonio del monarca aragonés quedó definitivamente anulado.
Intentó obtener una alianza con el sultán Khalil en 1292, pero al disminuir las amenazas exteriores, la dejó sin ratificar.
En 1296 iniciaría una contienda con Castilla para conquistar el Reino de MurciaAlicante sería la primera ciudad en caer en el mes de abril, y tras ella ElcheOrihuelaGuardamar del Segura y Murcia. En 1298 tomaría Alhama de Murcia y Cartagena y el 21 de diciembre de 1300 finalizaba la contienda con la conquista de Lorca. Por laSentencia Arbitral de Torrellas (1304) y el Tratado de Elche (1305) se firmaría la paz con Castilla, devolviéndole la mayor parte del Reino de Murcia a excepción de los territorios al norte del río Segura, quedando las comarcas de Alicante, Orihuela y Elche en posesión del Reino de Valencia
Su dominio sobre Sicilia había sido contestado por el Papado y los Anjou, por lo que Jaime se avino finalmente a ceder la isla al papa a cambio de los derechos sobre Córcega y Cerdeña y la cesión de la isla de Menorca a Jaime II de Mallorca, por el Tratado de Anagni (1295). Sin embargo, su hermano menor Fadrique o Federico, al que había nombrado gobernador de Sicilia, se negó a abandonar el dominio de la isla y resistió eficazmente la campaña militar de Jaime II para arrebatársela aunque finalmente fue derrotado en 1299. Ese mismo año se reforzó el pacto mediante la boda de Jaime II con Blanca de Anjou, hija de Carlos de Anjou.
Federico fue reconocido como rey de Sicilia por la paz de Caltabellota (1302).
Terminada aquella contienda, Jaime conquistó Cerdeña (1323-1325), que quedó así incorporada a la Corona de Aragón, a pesar de la oposición de Génova y Pisa y de múltiples rebeliones locales posteriores.
Esta política de expansión en el Mediterráneo se completó con un acuerdo con Castilla para repartirse las respectivas zonas de influencia en el norte de África. Para ello selló una alianza con Sancho IV, las (Vistas de Monteagudo1291), quien ayudó a la Corona de Aragón a intensificar su presencia en TúnezBugía y Tremecén a cambio del correspondiente apoyo contra los franceses.
Jaime II organizó también una expedición a Oriente bajo el mando de Roger de Flor, concebida para librar al reino de la presencia de las peligrosas compañías militares conocidas como los «almogávares» (1302).
Intentó rescatar a los templarios peninsulares (especialmente a fray Dalmau de Rocabertí, submariscal de la orden) caídos en la expugnación de la isla y fortaleza deArwad (septiembre de 1302). Para ello, envió una serie de embajadas, las primeras (1304-1305 y 1306-1307) llevadas a cabo por Eymeric de Usall, que llegó a traer consigo a Barcelona al "ustadar" (una especie de primer ministro de temas económicos y militares en Egipto) Fakhr al-Dihn. Consiguió su libertad en 1315, y fray Dalmau murió en 1326 en el Monasterio de Santa María de Vilabertrán. Otras embajadas de don Jaime pidieron, sin éxito, el Santo Grial y el Lignum Crucis al sultánMuhammad al-Nasir.
Jaime II dio su apoyo a las propuestas de fray Ramón Llull sobre la recuperación de Tierra Santa (proyecto Rex Bellator). Su hijo primogénito, el infante don Jaime, renunció a la corona y vistió el hábito blanco con la cruz roja, seguramente con la esperanza de llegar a ser «la espada de la cristiandad».
También la fracasada cruzada de Almería en 1309, a la que ayudó Arnau de Vilanova con sus consejos de sanidad y medicina, se enmarca, junto con la fugaz toma de Ceuta, en la estrategia de Llull del libro De Fine (1305).
Con respecto a su política peninsular:
  • En las cortes de Zaragoza de 1301 Jaime II de Aragón dictaminó que Ribagorza pertenecía a Aragón y que sus límites estaban en la clamor de Almacellas. Aunque en las cortes de Barcelona de 1305 se protestó esta situación, Jaime II el Justo, tras pedir un informe al Justicia Jimeno Pérez de Salanova, confirmó que Ribagorza se incluía en Aragón.2
  • Consolidó la Corona de Aragón al declarar la unión indisoluble entre los reinos de Aragón y Valencia y el condado de Barcelona (1319).
  • Obtuvo el vasallaje de los reyes de Mallorca (miembros de la casa real aragonesa).
  • Recuperó el Valle de Arán.
  • Reforzó la posición de la Corona sometiendo a la nobleza con el apoyo de las ciudades.
  • Hizo avanzar la frontera del reino de Valencia a costa del de Murcia, aprovechando la intervención en las disputas sucesorias castellanas (1304).
  • Reforzó la defensa del flanco sur frente a los musulmanes creando para ello la orden militar de Montesa (1317), aprobada por el papa Juan XXII en 1317, con el fin de luchar contra los musulmanes.
  • Fundó en 1300 la Universidad de Lérida y en 1305 el Consejo (actual Senado) en Crevillente.
  • Dirige el fracasado asedio a Almería en 1309.
  • Desterró de su territorio a los templarios.
  • Al final de su reinado, en 1325, las Cortes reunidas en Zaragoza acordaron la supresión del tormento.

Sepultura

En su testamento otorgado en Barcelona el 28 de mayo de 1327, Jaime II ordenó la erección de la tumba de su padre, el rey Pedro, al mismo tiempo que disponía la creación de la suya y de su segunda esposa, Blanca de Anjou, fallecida en 1310. Se dispuso que los sepulcros se hallaran cobijados, como así se hizo, bajo baldaquinos labrados en mármol blanco procedente de las canteras de San Feliu, cerca de Gerona. Cuando el rey Jaime II dispuso la creación de su propio sepulcro, tomó como modelo el sepulcro de su padre.
En el mausoleo de Jaime y Blanca, ejecutado por Bertrán Riquer entre 1313 y 1315, ambos difuntos tienen estatua yacente sobre sus sepulcros, labradas en mármol, a diferencia del de Pedro III. Rey y reina aparecen vestidos con el hábito cisterciense. Cada una de las efigies de los monarcas ocupa todo el plano en declive que forma la cubierta del sepulcro, ejecutada en mármol, que cubre la urna de alabastro donde se encuentran los restos de los monarcas.
El epitafio del rey Jaime II se halla enfrente de su sepulcro y dice así:
HONORATUR HAC TUMBA QUI SIMPLICITATE COLUMBA
EST IMITATUS REX JACOBUS HIC TUMULATUS,
REX ARAGONENSIS COMES ET DUX BARCINONENSIS,
MAYORICENSIS REX NEC NON CICILIENSIS:
MORIBUS ET VITA CONSORS SUA BLANCA MUNITA,
ILLUSTRI NATA CARULO SIMUL HIC TUMULATA.
NEC FUIT HIC SEGNIS IN SUBDENDIS SIBI REGNIS,
SUBDITA SUNT JAMQUE SIBI MURCIA SARDINIAQUE,
FLORUIT HIC QUINQUE REGNIS TEMPUS UTRIUMQUE,
RESTITUIT GRATIS TRIA JUS SERVANS DEITATIS,
HIC HUMILIS CORDE PECCATI MUNDUS A SORDE,
MISERICORS MUNDUS ANIMO SERMONE FACUNDUS,
JUDICIS JUSTUS ARMIS BELLOQUE ROBUSTUS,
LAETUS NON MAESTUS VULTU MITISQUE MODESTUS,
DICI PACIFICUS MERUIT QUIA PACIS AMICUS,
REGNA TENET COELI DOMINO TESTANTE FIDELI,
CUM SE COLLEGIT HABITUM CISTERCIENSEM PRAE ELEGIT,
QUI CUNCTA REGIT PARCAT QUAE NESCIUS EGIT.
DEFECIT MEMBRIS SECUNDA NOCTE NOVEMBRIS,
ANNO MILLENO CENTUM TER BIS QUOQUE DENO
SEPTENOQUE PIA SIBI SISTAT DEXTERA VIRGO MARIA. AMEN
En diciembre de 1835, durante la Primera Guerra Carlista, tropas gubernamentales integradas por la Legión Extranjera Francesa (procedente de Argelia) y varias compañías de migueletes se alojaron en el Monasterio de Santes Creus, causando numerosos destrozos en el mismo, profanando las tumbas reales de Jaime II y su esposa y quemando sus restos, aunque parece que algunos permanecieron en el sepulcro. La momia de la reina Blanca fue arrojada a un pozo de donde fue sacada en 1854. El sepulcro de Pedro III, a causa de la solidez de la urna de pórfido utilizada para albergar los regios despojos, impidió que sus restos corrieran igual suerte.

Descendencia

Elaboró una política de enlaces matrimoniales con la familia real castellana, pero no dio los resultados esperados. La hija de Sancho IV formaba parte del trato y, pese a sus ocho años de edad, fue enviada a Aragón para ser casada con Jaime II, pero tres años más tarde fue devuelta a Castilla, pues el papa Bonifacio VIII no concedió la dispensa matrimonial.
Se casó cuatro veces: con Isabel de CastillaBlanca de AnjouMaría de Chipre y Elisenda de Moncada. Sólo tuvo descendencia con su segunda esposa, Blanca de Anjou, naciendo diez hijos de dicho matrimonio:

(Valencia, 1267 - Barcelona 3-XI-1327). Rey de Aragón Buscar voz.... Segundogénito de Pedro III Buscar voz... de Aragón y deConstanza de Sicilia Buscar voz..., Jaime II ha sido generalmente bien juzgado por los historiadores, casi todos ellos catalanes, que no comparten el juicio desaprobatorio de Dante en su Divina Comedia.
Sus primeras actuaciones políticas las desarrolló en Sicilia, donde fue lugarteniente desde mayo de 1283 hasta la muerte de su padre, en 1285, en medio de constantes intrigas, rebeliones y conjuras. Muerto Pedro III, mientras su hermano Alfonso III Buscar voz..., como primogénito, se convertía en rey de Aragón (1285-1291), Jaime heredaba el trono de Sicilia, siendo coronado en Palermo en 1286, con plena independencia del rey aragonés, con quien mantenía excelentes relaciones. Los cronistas italianos ensalzan la labor de este «Jacobus, Dei gratia rex Sicilie, Ducatus Apulie et Principatus Capue». Respetuoso con la constitución otorgada a la isla en 1286, convocó Cortes en 1286, 1288 y 1291, pero será la guerra contra el Papado y los ejércitos franco-angevinos, ansiosos de apoderarse de la isla, el principal problema que resolver, para el que contará con los almogávares Buscar voz... y con el almirante Buscar voz... Roger de Lauria. El papa y Francia, en sus deseos de aislar a Jaime, lograron arrancar de Alfonso III el tratado de Tarascón Buscar voz... (1291), por el que éste, a cambio de serle levantada la excomunión, se comprometía a no ayudar a su hermano, el rey siciliano. Pero el fallecimiento de Alfonso III, en ese mismo año, no sólo dejaba sin efecto lo pactado en Tarascón, sino que convertía a Jaime en rey de Aragón, con el nombre de Jaime II (1291-1327), haciéndose coronar en Zaragoza en medio de grandes fiestas.
El deseo de conservar Sicilia, de donde siguió denominándose rey, mientras su hermano Fadrique Buscar voz...actuaba allí como su lugarteniente Buscar voz..., le aconsejó firmar el tratado de Monteagudo Buscar voz... (1291) con el rey castellano Sancho IV el Bravo, con quien estaba en guerra a causa de la defensa que la casa real aragonesa venía haciendo de los infantes de la Cerda, aspirantes al trono castellano. Monteagudo tendrá importancia decisiva para el futuro, puesto que significa el reparto del Mediterráneo norteafricano, de forma que la Corona de Aragón se reservará la zona de influencia de las costas actuales de Argelia y Túnez, en tanto que para Castilla quedaban las costas del actual Marruecos, aproximadamente. Jaime II, además, ayudaría al castellano en la toma de Tarifa (1292).
Mientras, la guerra en Italia había continuado sin interrupción. La diplomacia aragonesa trabajó con intensidad en el frente castellano y en el italiano. En el segundo, se llegaba a la firma del Tratado de Anagni Buscar voz... (1295) con el papa Bonifacio VIII y Carlos de Anjou, rey de Nápoles. Éste renunciaba a sus pretendidos derechos a la Corona de Aragón, mientras Jaime II lo hacía respecto de Sicilia, mientras recibía la enfeudación de Córcega y Cerdeña y se pactaba el matrimonio con Blanca de Anjou, hija de Carlos II.
Los sicilianos no aceptaron la decisión de Anagni y se apiñaron en torno a Fadrique, hermano de Jaime II, quien, muy a pesar suyo, tuvo que combatirle. La resistencia de Fadrique fue tenaz, y obligó al papa y a los Anjou a renunciar momentáneamente a sus derechos sobre Sicilia, con la firma de la paz de Caltabellota (1302), si bien se estipulaba que, tras la muerte de Fadrique, Sicilia pasaría a Carlos II de Nápoles.
En esta política exterior basculante entre Italia y Castilla, le tocaba ahora el turno a la segunda. Si Jaime II había colaborado con Sancho IV de Castilla en la toma de Tarifa, como se ha indicado, el rey aragonés intervino en las luchas provocadas por la minoría de edad de Fernando IV, apoyando a Alfonso de la Cerda, pretendiente a la Corona castellana. Con esta política, Jaime II pretendía la ocupación y anexión del reino murciano, muchas de cuyas plazas cayeron en su poder. La reina castellana, María de Molina, no se resignó a ello y, tras un acuerdo de paz entre Castilla y Granada, logró la mediación del rey de Portugal en el conflicto castellano-aragonés, hasta desembocar en el tratado de Torrellas (1304), que ponía fin a la guerra iniciada en 1296.
El reino de Murcia fue dividido entre castellanos y aragoneses, como se observa en una de las principales cláusulas del pacto: «Que Cartagena, Guadamar, Alacant, Elche con su puerto de mar [Santa Pola], Ella e Novella, Oriola con todos sus términos y pertenencias, quantas han e deven haver, assi como taja la agua del Segura enta el Regno de Valencia entro el mas susano cabo del término de Villena, sacada la ciudad de Murcia y Molina con sus términos, finquen y romangan al rey de Aragón, a su propiedad y de los suyos para siempre, assi como cosa suya propia, con pleno derecho y señorío, salvo que Villena, quanto a la propiedad, romanga e finque de don Juan Manuel...». Se configuraba así el definitivo reino de Valencia, uno de los integrantes de la Corona de Aragón, aunque la ciudad de Cartagena no sería para Jaime II, por condescendencia de éste con el famoso infante don Juan Manuel, uno de los principales personajes de esta época. El fin de la guerra llevó ahora a los aragoneses a luchar junto a los castellanos contra Granada, tomando parte en los asaltos a Ceuta, Gibraltar y Almería.
Pasemos ahora al Mediterráneo. Aquí van a tener lugar en estos momentos dos hechos importantes: la expedición de los almogávares a Oriente y la incorporación de Córcega y Cerdeña a la Corona aragonesa.
Los almogávares Buscar voz... -mercenarios catalanes, aragoneses y navarros- habían quedado sin misión concreta tras la firma de la paz entre Jaime II y la casa de Anjou. Esta situación constituía un auténtico peligro. Por ello, la solicitud de su ayuda por parte de Andrónico de Constantinopla supuso un gran respiro. Conocidas son las andanzas de estos guerreros en Oriente, capitaneados por Roger de Flor, Fernando Ximénez de Arenós, Bernardo de Rocafort o Berenguer de Entenza, entre otros, andanzas que cristalizaron en la toma de los ducados de Atenas y de Neopatria, en su día incorporados a la Corona, aunque por poco tiempo.
Por otra parte, la ayuda militar prestada a Castilla tras el pacto de Torrellas -que llevó a los ejércitos catalano-aragoneses a Ceuta, Gibraltar y Almería, como se ha indicado- obligó a Jaime II a demorar la anexión de Córcega y Cerdeña, adjudicadas al monarca aragonés en Anagni (1295). La expedición y posesión tuvo lugar entre 1323 y 1325, a pesar de la ayuda que corsos y sardos obtuvieron de pisanos y genoveses, de modo que ambas islas quedaron incorporadas a la Corona de Aragón.
La política mediterránea de Jaime II todavía cuenta con otros aspectos interesantes, como es la penetración en el norte de África y el acercamiento a Chipre, entre otros. El problema siciliano le hizo a Jaime interesarse por las costas norteafricanas, donde se asentaban cuatro reinos: Túnez, Bugía, Tremecén y Marruecos. En virtud del tratado signado entre Jaime II y Sancho IV de Castilla (Monteagudo, 1291), al aragonés se le adjudicaba la posible expansión por los tres primeros, mientras que Marruecos caía bajo la órbita de Castilla. La actividad comercial con los tres reinos será intensa desde entonces.
La reconquista de Rodas (1310) por el gran maestre de la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén movió a Jaime II a poner los ojos en el reino de Chipre, optando a la mano de María de Lusignan, hermana y posible heredera del rey chipriota Enrique II, quien, al menos honoríficamente, era soberano de Jerusalén. Las miras del aragonés estaban realmente puestas en Tierra Santa, precisamente en el instante en que Enrique II de Chipre gestionaba ante el papa Clemente V la organización de una nueva cruzada. La boda entre Jaime II y María de Lusignan se celebró en 1315, pero la falta de hijos del matrimonio tiró por tierra todos los planes del monarca aragonés.
Desde el punto de vista de la historia interna del reino de Aragón, el gobierno de Jaime II supone la salida del bache socio-económico que había prevalecido durante parte del reinado de Jaime I y los de Pedro III y Alfonso III. Los problemas que sus dos inmediatos antecesores habían tenido con los nobles que integraron la Unión Aragonesa Buscar voz... se desvanecieron. El temor a una invasión francesa del reino, como consecuencia del problema siciliano, hizo que todos los nobles se apiñaran con su rey, con quien colaboraron desde las primeras Cortes de Zaragoza, celebradas en 1291, y en las que Jaime II fue coronado tras jurar los Fueros Buscar voz.... Esta tónica colaboracionista fue general, con la única de la Unión de 1301, de corto eco, de escasos resultados y fácilmente sofocada.
La administración aragonesa es reestructurada, acomodándose a los nuevos tiempos y necesidades, y se zanja el problema fronterizo entre Cataluña y Aragón (1300) mediante sentencia por la que Sobrarbe, Ribagorza y la Litera son declaradas incuestionablemente aragonesas, acabando así con el problema originado por las divisiones territoriales de Jaime I.
Una gran parte de la sociedad aragonesa participa en la política de Jaime II. Si la nobleza renuncia a las anteriores reivindicaciones unionistas, por otra parte, se ve favorecida por la entrega de honores diversos. Los aragoneses, en general, colaboran activamente en las campañas murciana y sarda con crecidas aportaciones de tropas y dinero. Las disposiciones antijudaicas de los reinados anteriores, e incluso de los primeros momentos de Jaime II, no sólo desaparecen sino que se truecan en una política de protección, cual es el caso conocido de los judíos Buscar voz... de Alcolea de Cinca Buscar voz... (1320).
La economía se rehace. Después de medio siglo, se vuelve a acuñar moneda en Sariñena Buscar voz... (1307). Ello significa una reactivación, que queda plasmada en algunas obras concretas, como las llevadas a cabo enLa Seo Buscar voz... zaragozana, o en el palacio real construido en Ejea de los Caballeros Buscar voz....
En el ámbito religioso, la sede zaragozana se desgaja de la tarraconense, convirtiéndose en metropolitanaBuscar voz... (1318), quizás en pago a la ayuda recibida por las Cortes Buscar voz... y el Justicia Buscar voz... frente a los unionistas, como supone Soldevila. Pero el hecho más resonante será quizás la supresión de la Orden del Temple Buscar voz... en todos los territorios de la Corona de Aragón, de modo que sus bienes fueron a parar, en gran parte, a la Orden del Hospital -pues en Aragón apenas afectó la aparición de la nueva de Montesa, más vinculada a la defensa del reino valenciano.
La figura de Jaime II -hombre culto y respetuoso con las leyes del reino- ha atraído la atención de numerosos historiadores, de manera que la historiografía sobre la persona y la obra de Jaime II es una de las más abundantes de cuantas se han dedicado a los monarcas aragoneses.

No hay comentarios:

Publicar un comentario