carlos I de españa
Control sobre la Iglesia
Entre 1508 y 1523 los papas debieron conceder prerrogativas a los reyes de España o de la Monarquía Hispánica; pero ya en 1516 habían concedido privilegios semejantes al rey de Francia (por el papa León X) y antes aún al rey de Portugal (por la bula Dudum cupientes del papa Julio II, en 1506). Estas prerrogativas «se extendían solo a obispados y beneficios consistoriales».41
Más tarde, los monarcas lograron el ejercicio de todas o la mayoría de facultades atribuidas a la Iglesia en el gobierno de los fieles, convirtiéndose, de hecho y de derecho, en la máxima autoridad eclesiástica en los territorios bajo su dominio. A ello e lo denomina patronato regio o real patronato strictu sensu.
Las disposiciones emanadas del papa, de la nunciatura apostólica y de los concilios debían obtener el pase regio o regium exequator antes de ser publicados en España y sus dominios. Si eran perjudiciales para el estado se aplicaba el derecho de retención y se impedía su difusión.
Posteriormente Carlos V sumó a lo anterior el cargo de Patriarca de Indias, obteniendo el control de toda la labor evangelizadora.42
Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico
Véase también: Idea imperial de Carlos V
Tras el fallecimiento de su abuelo Maximiliano I de Habsburgo, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, el 12 de enero de 1519, Carlos reunió en su persona los territorios procedentes de la cuádruple herencia de sus abuelos: habsburguesa (Maximiliano I), borgoñona (María de Borgoña), aragonesa (Fernando el Católico) ycastellana (Isabel la Católica), aunque pocos años después renunció en su hermano Fernando los territorios de Austria.
En competencia con el rey de Francia Francisco I, lo que supuso un gasto enorme al que Carlos hizo frente buscando dinero en Castilla y en banqueros alemanes, como los Welser y Fugger, el 23 de octubre de 1520 fue coronado rey de Romanos en Aquisgrán y tres días después fue reconocido Emperador electo del Sacro Imperio Romano Germánico.1 Estos asuntos en Alemania lo ausentaron de España hasta 1522.
El 24 de febrero de 1530, el mismo día de su cumpleaños, en Bolonia, Carlos fue coronado como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico por el papaClemente VII, quien se convirtió en aliado de la causa imperial.43
El ideario del emperador fue el ideal del humanismo de la Universitas Christiana, la supremacía de la autoridad imperial sobre todos los reyes de la cristiandad y la asunción de la defensa del catolicismo. Esta concepción imperial fue obra de mentes españolas como Pedro Ruiz de la Mota, Hugo de Moncada o Alfonso de Valdés.44Frente a estos ideales universalistas mostraron su desacuerdo el rey francés Francisco I y el Papa. De ahí que estuviera constantemente en lucha con ambos durante su imperio.
Contra los turcos otomanos
En 1516, el príncipe Selim de Argel pidió ayuda al corsario Baba Aruj, más conocido como Barbarroja, para deshacerse del sometimiento de Castilla. Aruj acudió en calidad de amigo, pero tras atacar Argel y expulsar a los españoles de la ciudad, mató a Selim y se autonombró rey.45 El cardenal Cisneros, regente de Castilla hasta la llegada de Carlos al reino, envió a una tropa de 8.000 hombres al mando de Diego de Vera para reconquistar la ciudad, pero su falta de instrucción militar provocó que fueran derrotados.46
En 1517 Aruj se apoderó de Tremecén, ciudad tributaria del gobernador español de Orán, el marqués de Comares Diego Fernández de Córdoba. Al año siguiente, éste derrotó y mató al corsario y su hermano Jeireddín se proclamó rey de Argel. Tras enterarse de la noticia, Carlos decidió reconquistar inmediatamente la ciudad, enviando a Hugo de Moncada al mando de una expedición formada por 7.500 soldados. El consejo de guerra celebrado el 17 de agosto decidió esperar la ayuda ofrecida por el rey de Tremecén, pero una fuerte tempestad asoló la flota española siete días después y Hugo de Moncada se vio obligado a retirarse.47
De esta manera, con la ayuda de los príncipes alemanes protestantes y de buena parte de la nobleza castellana, Carlos acudió en 1532 en ayuda de su hermano Fernando de Habsburgo para defender Viena del ataque de Solimán, pero Francisco I de Francia, quien temía que el emperador derrotara a los turcos y así se centrara en la guerra contra él, aconsejó al sultán que no atacara al ejército imperial y éste acabó retirando sin ofrecer apenas batalla.48
Ese mismo año Jeireddín Barbarroja logró expulsar a los españoles del Peñón de Argel y en 1533 se alió con Solimán, quien le nombró almirante de flota. Al año siguiente el corsario tomó Túnez y, ante esta situación, Carlos organizó dos operaciones de diferente fortuna. La primera fue la conocida como la Jornada de Túnez, en 1535, por la que se le arrebató Túnez a Barbarroja y la segunda, la Jornada de Argel, en 1541, que fracasó debido al mal tiempo.
Las guerras con Francia
Carlos I sostuvo cuatro guerras con Francisco I de Francia, que también aspiraba a la corona imperial, y al que exigía la devolución de Borgoña.
- En la primera guerra (1521–1526), Francia, se apoderó del Milanesado y ayudó a Enrique II a recuperar el Reino de Navarra, tras su conquista en 1512. Sin embargo el monarca francés fue derrotado y hecho prisionero, junto al monarca navarro, en la batalla de Pavía (1525). Francisco fue llevado a Madrid en donde firmó el Tratado de Madrid (1526), por el cual no volvería a ocupar ni el Milanesado ni apoyaría al rey de Navarra (pacto que renunció meses después por firmarlo bajo coacción) y entregaría Borgoña a Carlos, además de renunciar a Flandes e Italia.
- En la segunda guerra (1526–1529) las tropas imperiales asaltaron y saquearon Roma (Saco de Roma), obligando al papa Clemente VII, aliado de Francisco I —tras la Liga de Cognac—, a refugiarse en el castillo de Sant´Angelo. Mediante la Paz de Cambrai, Carlos I renunció a Borgoña a cambio de que Francisco I renunciara a Italia, Flandes y el Artois, además de entregar la ciudad de Tournay. Coronado por el papa como emperador del Sacro Imperio Romano (1530), Carlos I continuó sus luchas contra Francia.
- La tercera (1535–1538) se produjo por la invasión francesa del ducado de Saboya, aliado de la monarquía Habsburgo, con la intención de continuar hacia Milán. Acabó con la firma de la tregua de Niza debido al agotamiento de ambos contendientes.
- La cuarta (1542–1544) concluyó debido a la reanudación del conflicto de los protestantes en Alemania. Agotados, los dos monarcas firmaron la Paz de Crépy, mediante la cual Carlos I perdió territorios del norte de Francia —como Verdún, etc.— y cercanos a Flandes; una vez más Francia renunciaba a Italia y Países Bajos, entrando Milán en la política matrimonial mediante un previsible enlace hispano-francés.
La aparición del protestantismo
La Monarquía Católica o Monarquía Hispánica del rey Carlos I se completó cuando el monarca fue proclamado emperador del Sacro Imperio bajo el nombre de Carlos V. El emperador asumió -entre otros compromisos- el de convocar asambleas de los estados denominadas reuniones o dietas.
En 1521, en la Dieta de Worms, su hermano Fernando fue nombrado regente del Imperio y elevado al rango de archiduque. Al mismo tiempo el monje Martín Luterofue declarado proscrito, iniciándose el enfrentamiento religioso del catolicismo a fin de detener la expansión del luteranismo.
Los seguidores de la doctrina de Lutero asumieron la denominación «protestantes» en cuanto ellos, reunidos en «órdenes reformadas», en el curso de la segunda Dieta de Espira de 1529, protestaron contra la decisión del emperador de restablecer el Edicto de Worms: edicto que había sido suspendido en la precedente Dieta de Espirade 1526.
Como soberano, después de la imposición de la corona del Imperio por mano del pontífice en 1530, Carlos se dedicó completamente a tratar de solucionar los problemas que el luteranismo estaba creando en Alemania y en Europa, con el fin de salvaguardar la unidad de la fe cristiana contra el embate de los turcos musulmanes.
En el mismo año 1530 convocó la Dieta de Augsburgo, en la cual se enfrentaron luteranos y católicos sobre las llamadas Confesiones de Augsburgo. Carlos confirmó el Edicto de Worms de 1521, es decir la excomunión para los luteranos, amenazando la reconstitución de la propiedad eclesiástica. Como respuesta, los luteranos, representados por las llamadas «órdenes reformadas», actuaron dando vida a la Liga de Esmalcalda en 1531. Tal coalición, dotada de un ejército y de una caja común, fue llamada también la «liga de los protestantes».
Reconociendo que era necesaria una reforma y para intentar resolver el problema, el pontífice Paulo III convocó al Concilio de Trento, cuyos trabajos comenzaron oficialmente el 5 de diciembre de 1545. Concilio del que ni el emperador ni el papa que lo había convocado vieron la conclusión.
Tras la negativa de los protestantes a reconocer el Concilio de Trento, el emperador comenzó la guerra en el mes de junio de1546, con un ejército armado por el pontífice al mando de Octavio Farnesio, otro austríaco mandado por Fernando de Austria y otro de los soldados de los Países Bajos al mando del Conde de Buren. También apoyaba al César Mauricio de Sajonia que había sido hábilmente apartado de la Liga de Esmalcalda. Carlos V consiguió una contundente victoria en la batalla de Mühlberg, en1547; poco después, los príncipes alemanes se retiraron y se subordinaron al emperador. De la dieta de Augsburgo, de 1548, resultó un secreto imperial conocido como el ínterin de Augsburgo, para gobernar la Iglesia en espera de las resoluciones del Concilio. En el ínterin se respetaba la doctrina católica, pero se permitía la comunión por las dos especies y el matrimonio del clero.49
Tras la victoria imperial en la guerra de Esmalcalda (1546-1547), muchos príncipes protestantes estaban descontentos con los términos religiosos del Interim de Augsburgo, impuesto tras la derrota. En enero de 1552, liderados por Mauricio de Sajonia, muchos formaron una alianza con Enrique II de Francia en el Tratado de Chambord (1552). A cambio de apoyo financiero francés y asistencia, le prometieron a Enrique la posesión de los Tres Obispados -Metz, Verdún y Tolón- como vicario del Imperio. En la consecuente guerra de príncipes, Carlos tuvo que huir a Carintia ante el avance de Mauricio de Sajonia, mientras que Enrique capturó las fortalezas de Metz, Verdun y Tolón. Ante la guerra con Francia, su hermano Fernando, como rey de Romanos, negoció la paz con los protestantes en el tratado de Passau (1552), en el que el emperador garantizaba la libertad de culto a los protestantes.
A pesar de su victoria no logró el anhelado deseo de unificar política y socialmente el luteranismo con el catolicismo, por lo que tan sólo ocho años después, en 1555, se vio obligado a suscribir la «Paz de Augsburgo» por medio del cual se reconocía el inalienable derecho de los alemanes de adherirse a la confesión católica o al luteranismo. Dando fin, aunque sea de manera temporal (50 años), al largo conflicto surgido por la Contrarreforma.
Abdicación, retiro, fallecimiento y traslado de sus restos
Después de tantas guerras y conflictos, Carlos entró en una fase de reflexión: sobre sí mismo, sobre la vida y sus vivencias y, además, sobre el estado de Europa. La vida terrenal de Carlos estaba llegando a su conclusión.
Los grandes protagonistas, que junto con él habían trazado la escena europea en la primera mitad del siglo XVI, habían fallecido: Enrique VIII de Inglaterra y Francisco I de Francia en 1547, Martín Lutero en 1546, Erasmo de Róterdam diez años antes y el papa Pablo III en 1549.
El balance de su vida y de aquello que había completado no era del todo positivo, sobre todo en relación con los objetivos que se había fijado. Su sueño de un Imperio universal bajo los Habsburgo había fracasado, así como su objetivo de reconquistar Borgoña. Él mismo, aunque autonombrándose el primer y más ferviente defensor de la Iglesia Romana, no había conseguido impedir el asentamiento de la doctrina luterana. Sus posesiones de ultramar se habían acrecentado enormemente, pero sin que sus gobernadores hubiesen podido implantar estructuras administrativas estables. Pero tenía consolidado el dominio español sobre Italia, que se aseguraría después de su muerte con la Paz de Cateau-Cambrésis en 1559 y duraría ciento cincuenta años.
Carlos comenzaba a tener conciencia de que Europa se encaminaba a ser gobernada por nuevos príncipes, los cuales, en nombre del mantenimiento de los propios Estados, no intentaban mínimamente alterar el equilibrio político-religioso al interior de cada uno de ellos. Su concepción del Imperio había pasado y se consolidaba España como potencia hegemónica.
En las abdicaciones de Bruselas (1555–1556), Carlos dejó el gobierno imperial a su hermano, el Rey de Romanos Fernando (aunque los electores no aceptaron su renuncia formalmente hasta el 24 de febrero de 15582 3 ) y la de España y las Indias a su hijo Felipe. Regresó a España en una travesía en barco desde Flandes hastaLaredo, con el propósito de curar la enfermedad de la gota en una comarca de la que le habían hablado por su buen clima y alejada de las grandes ciudades, la comarca extremeña de La Vera. Tardó un mes y tres semanas en llegar a Jarandilla de la Vera, lugar donde se hospedó gracias a la hospitalidad del IV conde de Oropesa,Fernando Álvarez de Toledo y Figueroa que lo alojó en su Castillo de Oropesa. Allí esperó desde el 11 de noviembre de 1556 hasta el 3 de febrero de 1557, fecha en que finalizaron las obras de la casa palacio que mandó construir junto al Monasterio de Yuste. En este plácido lugar permaneció un año y medio en retiro, alejado de las ciudades y de la vida política, y acompañado por la orden de los Jerónimos, quienes guiaron espiritualmente al monarca hasta sus últimos días.
En su testamento reconoció a Juan de Austria como hijo suyo nacido de la relación extramatrimonial que tuvo con Bárbara Blomberg en 1545. Lo conoció por primera vez en una de las habitaciones de la casa palacio del Monasterio de Yuste.
Finalmente, el 21 de septiembre de 1558 falleció de paludismo50 tras un mes de agonía y fiebres (a lo que se sumaba la gota, enfermedad que también padecía de manera aguda), causado por la picadura de un mosquito proveniente de las aguas estancadas de uno de los estanques construidos por el experto en relojes e ingeniero hidrográfico Torriani.
En 1573 el rey Felipe II dispuso el traslado de los restos del extinto emperador y de la infanta Leonor de Austria, reina de Portugal, al Monasterio de El Escorial, tarea que fue realizada por el V conde de Oropesa, Juan Álvarez de Toledo y de Monroy.
El ataúd de Carlos se encuentra en la Cripta Real del Monasterio de El Escorial, conocida como el Panteón de los Reyes.
Familia
Matrimonio e hijos
El 11 de marzo de 1526 Carlos I se casó en los Reales Alcázares de Sevilla con su prima Isabel de Portugal, nieta de los Reyes Católicos y hermana de Juan III de Portugal, quien en 1525 se había casado con la hermana de Carlos I, Catalina de Austria. Con ella tuvo los siguientes hijos:
- Felipe II de España (21 de mayo de 1527-13 de septiembre de 1598).
- María de Austria (21 de junio de 1528-26 de febrero de 1603), quien en 1548 se casó con su primo hermano, el que sería más adelante el emperador Maximiliano II, con el que tendría quince hijos.
- Isabel (1529).
- Fernando (1530).
- 29 de junio de 1534 (primer aborto varón de la emperatriz);
- Juana de Austria (26 de junio de 1535-7 de septiembre de 1573), quien en 1552 se casó con Juan Manuel de Portugal, príncipe de Portugal.
- Juan (19 de octubre de 1537-20 de marzo de 1538);
- Juan (30 de abril de 1539), a consecuencia de cuyo parto murió la emperatriz Isabel.
Hijos extramatrimoniales
- ¿Isabel de Castilla? (¿1518?), hija de la reina viuda Germana de Foix.
- Margarita de Austria o Margarita de Parma (28 de diciembre de 1522 – 18 de enero de 1586), cuya madre fue Juana Van der Gheest.
- Juana de Austria (1522-1530), cuya madre fue una dama de Nassau, al parecer de noble cuna.
- Tadea de Austria (¿1523?-ca. 1562), cuya madre fue Orsolina della Penna.51 Se casó con un tal Sinidaldo di Copeschi.
- Juan de Austria (24 de febrero de 1547-1 de octubre de 1578), cuya madre fue Bárbara Blomberg.
Semblanza
El embajador veneciano Gaspar Contarini hacía la siguiente descripción del Emperador Carlos V a los veinticinco años de edad:
Es de estatura mediana, mas no muy grande, ni pequeño, blanco, de color más bien pálido que rubicundo; del cuerpo, bien proporcionado, bellísima pierna, buen brazo, la nariz un poco aguileña, pero poco; los ojos ávidos, el aspecto grave, pero no cruel ni severo; ni en él otra parte del cuerpo se puede inculpar, excepto el mentón y también toda su faz interior, la cual es tan ancha y tan larga, que no parece natural de aquel cuerpo; pero parece postiza, donde ocurre que no puede, cerrando la boca, unir los dientes inferiores con los superiores; pero los separa un espacio del grosor de un diente, donde en el hablar, máxime en el acabar de la cláusula, balbucea alguna palabra, la cual por eso no se entiende muy bien.
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