Martín I de Aragón, llamado también Martín I el Humano y Martín I el Viejo (Gerona, 1356-Barcelona,1410), fue entre 1396 y 1410 rey de Aragón, de Valencia, de Mallorca, de Cerdeña y conde de Barcelona. Igualmente fue rey de Sicilia entre 1409 y 1410. Además fue el fundador de la Real Cartuja de ValldeCrist, quinta en España.
Martín I de Aragón | ||||
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Rey de Aragón | ||||
Retrato de Martín I en el retablo de San Severo. | ||||
Rey de Aragón, Valencia, Mallorca, Cerdeña y Córcega y Conde de Barcelona | ||||
19 de mayo de 1396 - 31 de mayo de 1410 | ||||
Predecesor | Juan I | |||
Sucesor | Fernando I | |||
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Información personal | ||||
Coronación | 13 de abril de 1399, Zaragoza | |||
Nacimiento | 29 de julio de 1356 Gerona, Corona de Aragón | |||
Fallecimiento | 31 de mayo de 1410 (54 años) Barcelona, Corona de Aragón | |||
Entierro | Sepulcros Reales del monasterio de Poblet | |||
Familia | ||||
Casa real | Casa de Aragón | |||
Padre | Pedro IV de Aragón | |||
Madre | Leonor de Sicilia | |||
Consorte | María de Luna (1372 - 1406) Margarita de Prades (1409 - 1410) | |||
Descendencia | Martín I de Sicilia (1374 - 1409) Jaime (1378-?) Juan (1380-?) Margarita (1385-?) |
Biografía
Gobierno en Sicilia
Segundo hijo de Pedro IV de Aragón y de su tercera mujer Leonor de Sicilia, Martín contrajo matrimonio en 1372con María de Luna, hija de Don Lope, el primer conde de Luna, en 1374. De esta unión nacieron: el futuro rey de Sicilia Martín el Joven (1376-1409), Jaime (1378), Juan (1380) y Margarita (1388).
En 1375 fallece su madre, de la que heredará sus derechos sobre Sicilia, reino sobre el que reforzará su posición cuando en 1379 se acuerde el matrimonio entre su hijo y heredero con María de Sicilia, que en 1377 había heredado el trono siciliano tras la muerte de su padre Federico III de Sicilia. Dada la minoría de edad de ambos, el matrimonio no se celebrará hasta 1390, y Martín I será nombrado señor y regente de Sicilia en 1380.
Tras la coronación en Palermo de María de Sicilia y Martín el Joven, que recibió el título de Martín I de Sicilia, una facción de la nobleza siciliana partidaria de los Anjou se rebeló contra los nuevos monarcas, lo que obligó a Martín el Viejo a ponerse al frente de una flota y desplazarse a Sicilia para acabar con la insurrección. Mientras se encontraba inmerso en la pacificación de la isla, le sorprendió en 1396 la muerte de su hermano el rey de Aragón y la noticia de que, al haber muerto este sin sucesión masculina, su esposa María de Luna había reclamado el trono en su nombre.
Reinado en Aragón
Al no haber acabado con la insurrección siciliana, tuvo que demorar su regreso a la Península, por lo que sería su mujer María de Luna la que tuvo que hacer frente a las pretensiones sucesorias tanto de la viuda de Juan I,Violante de Bar, que anunció que esperaba un hijo del rey fallecido que sería su legítimo heredero, como de Mateo I, conde de Foix, quien por su matrimonio con Juana de Aragón y Armagnac, hija mayor del difunto monarca, alegó sus derechos al trono aragonés. Las tropas del conde de Foix entraron en Aragón, pero fueron rechazadas por las tropas leales a Martín.
La inestable situación de sus reinos peninsulares hizo que Martín abandonara Sicilia en 1397, y al llegar aZaragoza juró los fueros ante las Cortes el 13 de octubre de 1397 y fue coronado el 13 de abril de 1399. Al contrario de lo que había hecho su hermano, procuró ganarse la amistad de las oligarquías urbanas, descontentas con el pronobiliario reinado anterior, aunque no consiguió muchos éxitos al encontrarse dichas élites envueltas en una guerra de bandos que el monarca, indeciso, no supo atajar.1
Todo su reinado estuvo marcado por el Cisma de Occidente que dividía a la cristiandad desde 1378. Fue partidario de los papas de Aviñón (donde acudió el año de su coronación para jurar fidelidad a Benedicto XIII, con quien parece que llegó a entablar una relación amistosa),2 de los que obtuvo apoyo en sus pretensiones sobre el reino de Sicilia frente a los Anjou, partidarios de los papas de Roma. En 1400, casaría a su sobrina Yolanda con Luis II de Anjou a fin de suavizar las tensiones.1
En 1397, cuando volvía de Sicilia para hacerse cargo del trono aragonés, se entrevistó en Aviñón con el antipapa Benedicto XIII, aragonés y pariente de la reina, con la intención de llegar a solucionar el cisma y, posteriormente, en 1403 intervino militarmente contra el asedio que sufrió Benedicto en su sede papal, rescatándolo y acogiéndolo en Peñíscola.
Su hijo Martín de Sicilia, con la victoria de San Luis (1409), acabó de someter a la nobleza rebelde de Cerdeña, expulsando de allí a los genoveses en 1409.
En general fue un reinado de paz exterior. Sin embargo, en el interior fue un período convulso, debido a las cada vez más cruentas guerras entre bandos nobiliarios en Aragón (los Luna contra los Urrea) y en Valencia (los Centelles contra los Soler y los Vilaragut). Uno de los momentos de mayor tensión tuvo lugar el 6 de enero de1407, cuando el gobernador de Valencia, Ramón Boil, fue asesinado en el contexto de una de esas luchas nobiliarias con las huestes del caballero Juan Pertusa y Gisberto Rexarch, partidarios de los Centelles.3
Problema sucesorio
El 29 de diciembre de 1406 falleció la reina María de Luna, quien le había dado cuatro hijos (Martín, Jaime, Juan y Margarita), de los cuales ninguno sobreviviría a su padre ni dejaría descendencia legítima alguna.
El último en fallecer fue Martín el Joven, en 1409, a causa de unas fiebres. Esto obligó a Martín I a contraer un nuevo matrimonio con la joven Margarita de Prades el17 de septiembre de ese mismo año,4 pero de esta unión no nació ningún hijo.
El rey intentó legitimar a su nieto bastardo Fadrique de Luna (concebido por Martín el Joven y la noble siciliana Tarsia Rizzari), al cual trajo a la Península para poder educarlo, pero no encontró el apoyo político suficiente para convertirlo en su heredero y la comisión de expertos destinada a dilucidar la cuestión de la sucesión no se puso de acuerdo.5
El 31 de mayo de 1410, moría Martín I a los 54 años sin haber nombrado un sucesor, abriéndose entonces un interregno de dos años en el que se disputaron el trono hasta seis pretendientes, entre ellos su nieto. El conflicto alcanzó su solución en 1412 tras el llamado Compromiso de Caspe, por el que se eligió como nuevo rey aFernando I, hijo de la hermana de Martín, Leonor de Aragón, nacido en la dinastía castellana de los Trastámara.
(Gerona, 1356-?, 31-V-1410). Rey de Aragón (1396-1410). Hijo segundo de Pedro IV el Ceremonioso y de Leonor de Sicilia , recibió el título de duque de Montpellier. En 1380 su padre le cedió el reino de Sicilia, que tras la muerte de Federico III volvía de nuevo a la órbita aragonesa. Algunos nobles sicilianos, apoyados por los Anjou y por el pontífice, habían proclamado rey a Luis de Durazzo, pero Martín organizó una expedición y consiguió apoderarse de Palermo y de un buen número de villas. Todavía se hallaba ocupado en la pacificación de la isla y en asegurar el dominio de la misma para su hijo Martín «el Joven», cuando en 1396 la muerte de su hermano Juan I , sin descendientes varones, hizo recaer en él la corona aragonesa.
Hasta su llegada a la Península asumió el gobierno su esposa María de Luna, que supo con prudencia y energía solventar los graves problemas planteados. Por una parte la nueva reina tuvo que hacer frente a las intrigas de su antecesora Violante de Bar . Mayor gravedad revistió la situación creada por las pretensiones al trono del conde de Foix (casado con una hija de Juan I), cuyas tropas entraron por el vizcondado de Castelbó y después de devastar la cuenca del Segre llegaron a poner sitio a Barbastro. Un ejército al frente del conde de Urgel obligó al de Foix a retirarse por Navarra hacia el Bearne.
Urgía la presencia de Martín I en sus estados, por lo que decidió abandonar Sicilia. En el viaje de regreso, al hacer escala en Marsella, una embajada enviada por Benedicto XIII le instaba a entrevistarse con él en Aviñón ante el nuevo giro que había tomado el Cisma de la Iglesia; el rey de Francia exigía la renuncia de los dos papas, lo que colocaba en postura difícil al pontífice aragonés. Una vez en Cataluña, Martín I atendió, entre otros asuntos, a dictar sentencia contra el conde de Foix. Poco después pasó a Zaragoza donde juró ante las Cortes allí reunidas, paso previo a su coronación , que tuvo lugar el 13-I-1399 en el acostumbrado marco de La Seo zaragozana.
La actitud irresoluta y escasa energía de Martín como gobernante constituyen la nota dominante de su reinado. Los agudos problemas internos en que se hallaban inmersos los estados peninsulares de la Corona se acrecentaron a partir de 1402 por las luchas habidas entre diversas banderías. En Aragón luchaban los viejos linajes de los Luna y los Gurrea , apoyados por sus respectivas clientelas.
Para poner fin a tan caótica situación, que perturbaba la paz de la Corona, en 1404 convocó el rey Cortes generales en Maella. Junto a diversas medidas de tipo fiscal o relativas a cubrir las necesidades del General del reino de Aragón, se atendió en especial a buscar remedios eficaces en pro de la paz pública. Se penalizaba a quien disparara ballestas, lombardas, etc., de no ser en defensa de su casa. De igual modo serían sujetos a juicio sumario quienes guerreasen entre sí, de no preceder desafío formal o tratarse de un caso previsto por fuero. Se ampliaban además las facultades del Justicia de Aragón respecto a los delitos cometidos por particulares. Entre los acuerdos tomados en Maella se incluía la petición por parte de los allí reunidos de que viniera de Sicilia Martín «el Joven», requerimiento que tuvo por parte de éste pronta confirmación. Pero las alarmantes noticias que llegaban de la isla, donde habían surgido nuevos brotes de rebelión, le obligaron a regresar a aquellos dominios.
Martín I estuvo atento a conjurar los peligros provenientes del litoral africano. Se organizó una cruzada a Berbería en 1397, pero una tempestad hizo fracasar la empresa. Las nuevas tentativas de la flota catalano-aragonesa en años inmediatos no consiguieron tampoco sus objetivos. En otro orden de cosas, fiel a su alianza con el papa de Aviñón, el monarca envió un contingente de tropas con el fin de romper el cerco impuesto por los franceses a Benedicto XIII, que pudo huir y refugiarse en los estados de la Corona aragonesa.
No obstante, la cuestión siciliana fue el punto neurálgico en política exterior. A ello vino a sumarse la insurrección de Cerdeña, alentada por los genoveses y el vizconde de Narbona. En 1406 Martín I reunió las Cortes catalanas en Perpiñán, trasladadas luego a San Cugat del Vallés y finalmente a Barcelona. A pesar de la actitud remisa del monarca, que temía por los peligros inherentes a la insalubridad de la isla, se impuso el criterio de la asamblea y fue enviada a Cerdeña una flota de 150 naves. A ella se unieron los efectivos enviados por Martín de Sicilia, que derrotaron a la escuadra genovesa por mar, completando su triunfo en tierra contra los sardos y el vizconde de Narbona en la batalla de Sant Luri. Poco después (25-VII-1409) moría Martín «el Joven» sin descendencia legítima, legando a su padre el reino de Sicilia y los ducados de Atenas y Neopatria.
Se hacía patente el grave problema sucesorio que se cernía sobre la Corona de Aragón, sobre la que acechaban ya diversos pretendientes. Viudo Martín I de María de Luna desde 1406, sus consejeros le sugirieron un nuevo matrimonio para asegurar su descendencia, pero su enlace con Margarita de Prades (efectuado en septiembre de 1409) no consiguió aquel objetivo. Pocos meses después, el 31 de mayo de 1410, murió el monarca sin haber desiguado sucesor, dejando el reino abierto a la discordia y a merced de las apetencias de los diversos presuntos herederos.
Martín I ha pasado a la historia con el apelativo de «el Humano». Al igual que su hermano y antecesor, fue víctima de su propia debilidad física y de las desgracias familiares. Los cronistas destacan su perfil humano, su inteligencia, su piedad, así como su amor por la cultura y su afición por los autores clásicos. No obstante, junto a sus virtudes se perfilan una serie de rasgos negativos como gobernante. La falta de energía, que arrastró consigo hasta sus últimos días, se plasma en su irresolución ante el grave problema sucesorio que dejó como herencia a los estados de la Corona aragonesa.
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