Pedro I de Aragón (ca. 1068-Valle de Arán, 28 de diciembre de 1104),2 rey de Aragón y Pamplona (1094-1104).
Pedro I | ||
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Rey de Aragón y Pamplona | ||
Información personal | ||
Reinado | 4 de junio de 1094-1104 | |
Nacimiento | ca. 1068 | |
Fallecimiento | 28 de diciembre de 1104 Valle de Arán | |
Predecesor | Sancho Ramírez | |
Sucesor | Alfonso I | |
Familia | ||
Casa real | Casa de Aragón | |
Padre | Sancho Ramírez | |
Madre | Isabel de Urgel | |
Consorte | Inés de Aquitania Berta | |
Descendencia | Pedro de Aragón Inés de Aragón |
Biografía
Pedro I era hijo de Sancho Ramírez e Isabel de Urgel. Su padre Sancho Ramírez decidió confiarle, siendo aún príncipe, Ribagorza y Sobrarbe3 a título de rey,4 bajo su suprema autoridad. Era una fórmula que ya utilizabaSancho el Mayor, que concedía en vida títulos de regulus a sus hijos para que rigieran como tenencias parte de sus dominios regios. No se conservan documentos del nombramiento ni se conoce el día exacto del inicio de su gobierno sobre estas tierras, pero ya figura como tal a partir de junio de 1085.5 Desde 1089 su padre le cedió el dominio en tenencia del curso medio del Cinca, a título de «rey de Monzón», tieras fronterizas muy expuestas a los ataques musulmanes de la taifa de Lérida. Seguía así Sancho Ramírez la costumbre navarro-aragonesa de delegar tierras gobernadas con títulos reales entre los infantes para colaborar en las tareas de gobierno y comenzar a ejercer responsabilidades regias.
Entre los años 1093 y 1103 Aragón, aliado del Cid en el Levante, dominó las plazas de Culla, Oropesa, Miravet,Montornés y Castellón de la Plana. Lo confirman no solo las crónicas, sino también la Historia Roderici y los diplomas suscritos por los tenentes de estas fortalezas.6 7 Se conserva un documento de julio de 1100 de Pedro I de Aragón, donde se titula rey de Aragón, Pamplona, Sobrarbe, Ribagorza, Culla, Oropesa y Castellón. En ella concede a «mio cid Muño Muñoz» el castillo de Azafaz, la villa de Ova y se mencionan los tenentes levantinos: Ortí Ortiz, que tiene la honor sobre Monroig, Culla y Oropesa; y el citado Muño Muñoz, que se encarga de la tenencia de Castellón, Monroig sobre Montornés y Azafaz.8
El 4 de junio de 1094 heredó el trono de Aragón y de Pamplona. El reinado de Pedro I significó la expansión del territorio aragonés en sus tramos central y oriental, llegando hasta la Sierra de Alcubierre y los Monegros.
Conquistó Huesca en (1096), después de derrotar a Al-Musta'in II de Zaragoza en la batalla del Alcoraz. Combatió al lado del Cid en la batalla de Bairén (1097) derrotando a los almorávides, que habían acudido con un importante ejército mandado por Muhammad ibn Tasufin con objeto de recuperar para el islam Valencia, que había sido conquistada por el Campeador.
Más tarde tomó Barbastro (1101), Sariñena e intentó tomar Zaragoza. Sitió Tamarite de Litera(1104) y reglamentó el fuero de los infanzones. Consolidó la supremacía militar de las tropas cristianas sobre las musulmanas, muriendo, según Iglesias Costa, lo más probablemente entre el 27 y el 30 de septiembre de 1104, en el Valle de Arán,9 si bien Ubieto Arteta no precisa el día y la sitúa en el mes de septiembre de 1104.10
Nupcias y descendencia
Se casó en primeras nupcias con Inés de Aquitania, en Jaca, en 1086, de la que tuvo dos hijos que murieron antes que el padre:
- Pedro de Aragón (c. 1086-1104). Ubieto postuló en 1973 (y en otros lugares posteriormente),11 a partir de un pasaje poco claro de la Primera crónica general(edición de varios códices relacionados con la Estoria de España de Alfonso X el Sabio compilados por Menéndez Pidal), que María Rodríguez, hija del Cid, se casó en primeras nupcias con este infante aragonés; esta hipótesis ha sido admitida por Laliena Corbera12 e Ian Michael,13 pero rechazada por Rubio García,14Louis Chalon15 o Rafael Lapesa.16 Finalmente, Alberto Montaner Frutos, en su edición del Cantar de mio Cid de 2011, concluye que dicho enlace con el infante Pedro carece de documentación contemporánea que lo atestigüe, además de que la teoría de Ubieto está basada en un relato de la Estoria del Cid escrito a partir del reinado de Sancho IV de Castilla (1284-1295), que fue incorporado a la Versión sanchina de la Estoria de España, donde se da el nombre de Pedro al príncipe de Aragón que en el Cantar de mio Cid se casa con la hija del héroe: este testimonio cronístico, por tanto, no puede darse como fuente histórica fiable.17
- Inés de Aragón, que murió en 1103.11
En segundas nupcias se casó el 16 de agosto de 1097 en Huesca con Berta, dándole como dote unas tierras en la Galliguera oscense, en la que gobernaría varios años después de su muerte.
No tuvo descendencia de este segundo matrimonio, por ello, tras su muerte, pasó a sucederle su hermano Alfonso.
Pedro II de Aragón, el Católico (Huesca, julio de 11781 - Muret (actual Francia), 13 de septiembre de 1213), rey de Aragón (1196-1213), conde de Barcelona (como Pedro I, 1196-1213) y señor de Montpellier (1204-1213). Hijo de Alfonso II el Casto de Aragón y Sancha de Castilla.
Pedro II de Aragón | ||||
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Rey de Aragón | ||||
Retrato de Pedro II el Católico | ||||
Rey de Aragón Conde de Barcelona | ||||
1196 - 13 de septiembre de 1213 | ||||
Predecesor | Alfonso II | |||
Sucesor | Jaime I | |||
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Información personal | ||||
Otros títulos | Conde de Barcelona, Conde de Gerona, Sobrarbe, Ribagorza Osona yCerdaña, Besalú y Pallars Jussà | |||
Coronación | 1196 | |||
Nacimiento | julio de 1178 Huesca | |||
Fallecimiento | 13 de septiembre de 1213 (35 años) Muret, Francia | |||
Entierro | Santa María de Sijena | |||
Familia | ||||
Casa real | Casa de Aragón | |||
Padre | Alfonso II de Aragón | |||
Madre | Sancha de Castilla | |||
Consorte | María de Montpellier | |||
Descendencia | Jaime I de Aragón Sancha Pedro (capellán) y Constanza, hijos ilegítimos |
Biografía
Nació, casi con toda probabilidad en el mes de julio de 1178 en Huesca, ciudad en la que estaba su padre Alfonso II que ese mismo mes otorgó al menos dos documentos. Recibió el bautismo en la catedral de Huesca. Su infancia transcurrió en la capital altoaragonesa criado por su ama Sancha de Torres.1
Pedro II gobernó como rey de Aragón, conde de Barcelona y señor de Montpellier; según Iglesias Costa esto suponía asumir el reconocimiento sobre Sobrarbe y Ribagorza, aunque esos títulos se omitieron desde Alfonso II.3 Estos eran antiguos condados ya unidos al Reino de Aragón en tiempos de Ramiro I.
En líneas generales, el reinado de Pedro II estuvo dedicado a la política en los territorios transpirenaicos con limitados resultados y finalmente fracasada, lo que, aparte de la merma crónica de recursos financieros y el endeudamiento de la corona durante su reinado, determinó una menor atención a la frontera hispánica, logrando apenas alguna posición avanzada en territorio andalusí, como Mora de Rubielos (1198), Manzanera (1202), Rubielos de Mora (1203), Camarena (1205) y Serreilla, El Cuervo, Castielfabib y Ademuz (1210),4 si bien jugó un papel político de apoyo a una acción cristiana conjunta que frenara la fuerza del poder almohade en la península, y participó activamente junto a Alfonso VIII de Castilla y Sancho VII de Navarra en la campaña que culminó en la batalla de Las Navas de Tolosa en1212, un triunfo cristiano, según muchos decisivo, y de gran resonancia ya en aquellos momentos.5
Pedro II renovó la infeudación o vasallaje de Aragón a San Pedro (al igual que ya hicieran tiempo atrás Sancho Ramírez y Pedro I) con su coronación por el papa Inocencio III en el monasterio de San Pancracio de Roma en noviembre de 1204, adquiriendo también el compromiso de la concesión al Papado de una suma anual.6 Esta política de legitimación papal le convirtió en el primer monarca del reino que fue coronado y ungido. A partir de él y por concesión de la Santa Sede en bula dictada el 6 de junio de 1205, los monarcas aragoneses debían ser coronados en la Seo de Zaragoza de manos del arzobispo de Tarragona tras solicitar la corona al Papa (formalidad que implicaba el permiso de Roma), haciéndose extensiva esta prerrogativa a las reinas en 1206.7
Casado en 1204 con María de Montpellier, un matrimonio guiado por sus intereses en el mediodía francés que le proporcionó la soberanía sobre la ciudad de Montpellier, su escasa vida marital estuvo a punto de crear una situación de crisis sucesoria por falta de heredero. La reina María dio finalmente un hijo, Jaime I, que garantizó la continuidad de la dinastía aunque hubo un intento de divorcio, que el Papa no concedió, para casarse con María de Montferrato, heredera nominal del reino cruzado de Jerusalén, por entonces inexistente ya en la práctica.8
Política occitana
Herencia occitana
Pedro II no renunció a la política en Occitania y con él se dan, a la vez, la culminación y el fracaso de esa política en la Corona de Aragón que, heredada de la casa condal de Barcelona desde el siglo XI y las campañas con ayuda de magnates ultrapirenaicos de Alfonso I de Aragón, su padre Alfonso II había acrecentado en su doble condición de Conde de Barcelona y Rey de Aragón.
Ramón Berenguer I había iniciado, en oposición a los condes de Tolosa, una política de penetración enOccitania del condado de Barcelona con la adquisición de los territorios de los condados de Carcasona yRasés (más tarde perdidos a manos de los Trencavel), que continuó en el siglo XII con Ramón Berenguer IIIy IV, consolidando su posición en la zona como condes de Provenza y obteniendo, entre 1130 y 1162, elvasallaje de numerosos señores en la zona.9
Alfonso II, en el contexto de la expansión almohade (que actuaba de freno a la expansión hacia el sur en laPenínsula Ibérica), pero ahora también como primer soberano titular de la Corona de Aragón (lo que le proporcionaba una base de poder territorial más amplia) había reforzado su presencia en Occitania frente al expansionismo del condado de Tolosa y estuvo «a punto de crear un reino pirenaico que englobara las cuencas del Ebro y del Garona».10 Pedro II será quien con más decisión lo intentará hacer realidad, culminando la tradición dinástica occitana ahora en un nuevo contexto de alianzas ante el intento de expansión en la zona de otra monarquía rival, la francesa.
Política de alianzas
Así pues, pese a que el condado de Provenza, perteneciente a la Casa de Aragón-Barcelona, había sido asignado a su hermano Alfonso II de Provenza, Pedro II mantuvo su actividad en aquel complejo tablero de intereses marcado por su atomización política, el intento de expansión francesa sobre ella, el desarrollo del catarismo y los consiguientes conflictos con el Papa interesado en erradicarlo e imponerse en la zona.
En 1200 concertaba el matrimonio de su hermana Leonor y Raimundo VII de Tolosa. En un concilio en Bagnères-de-Luchon de 1201, Bernardo IV de Cominges se hizo vasallo del rey de Aragón, a cambio de la entrega del Valle de Arán, que pertenecía al rey Católico. En 1202 se celebró la boda del conde de Tolosa con la infanta Leonor.11 En 1204, Pedro II se casaba con María, heredera del conde de Montpellier, teniendo además, como vasallo, a Ramón-Roger Trencavel, vizconde de Béziers yCarcasona. Ese mismo año intervenía en la zona forzando una paz entre su hermano, el conde de Provenza, y el conde de Forcalquier, aliado de Pedro II.
Asimismo se hacía feudatario de la Santa Sede en noviembre de ese mismo año, sin duda con las miras puestas en jugar un papel político en la zona desde una posición de preeminencia y legitimidad, en su condición de rey coronado por el Papa y distanciado del catarismo, contra el que tanto en Provenza como en Montpellier se tomaron algunas medidas, teniendo que sofocar en esta última ciudad una revuelta en 1206.
Por otro lado, interesado en una alianza con el Sacro Imperio Romano Germánico, comprometió a otra de sus hermanas, Constanza, con el rey de Sicilia Federico II Hohenstaufen, matrimonio que se culminó en 1210, para ser en 1212 coronadas como emperadores del Sacro Imperio.
El movimiento cátaro y la cruzada
A lo largo de los siglos XII y XIII, la influencia del catarismo, una confesión cristiana con orígenes en Asia Menor y los Balcanes (paulicianos y bogomilos), se había ido extendiendo en el occidente latino y consolidado con fuerza en la llamada Occitania o territorios del actual mediodía francés, donde se estructuró una Iglesia cátara con varios obispados y cuyo epicentro era la zona de la ciudad de Albí, por lo que también se le denomina movimiento albigense. La situación de coexistencia con esta iglesia rival, tolerada por los poderes de la zona (situación favorecida por la atomización del poder político y la ausencia de un centro de poder efectivo en Occitania, nunca logrado por el condado de Tolosa), amenazaba allí la hegemonía de la Iglesia romana.12
Al mismo tiempo la prosperidad occitana despertaba la ambición expansionista de la monarquía francesa de losCapetos y de sus baronías de la Isla de Francia, dispuestos a servirse de cualquier argumento para intervenir en los territorios de la Langue d'oc. Por su parte, el papa Inocencio III encontraba en la monarquía francesa el medio más favorable de atajar la «herejía» y reducir a sus prosélitos a la obediencia a Roma, por lo que se mostró siempre complaciente y predispuesto a favorecer las empresas del rey francés, a quien también apoyará en la batalla de Bouvines y en sus conflictos con Inglaterra. De esta comunión de intereses surgió la cruzada contra los albigensesque se empezó a fraguar a inicios del siglo XII y que finalmente el papa predicó en toda la cristiandad latina, con especial éxito en la Isla de Francia, legitimando al monarca francés en su política expansiva al enviar contra los territorios occitanos - considerados heréticos por Roma - un poderoso ejército mandado por Simón de Montfort bajo la denominación de Cruzada.
El inicio de la cruzada
El acontecimiento que desató el conflicto fue el asesinato en enero de 1208 de Pierre de Castelnau, enviado a Toulouse como legado papal para mediar en nombre de Roma, que indujo al Papa a excomulgar al conde de Toulouse y promulgar la cruzada contra los albigenses.
La guerra «relámpago» en 1209 se dirigió inicialmente contra los vizcondados de la dinastía occitana Trencavel, donde se produjo la brutal toma de Béziers, con una matanza generalizada sin distinción de credo que quedó luego ilustrada en la célebre frase atribuida por las crónicas al legado papal Arnaud Amaury.13 Esta fase inicial de la cruzada acaba con el sitio y la subsiguiente toma de la ciudad de Carcasona en el verano de 1209, tras lo cual le eran otorgadas al cruzado francés Simón de Montfort, por el propio legado papal, las tierras sometidas de la familia Trencavel. Desde sus nuevas posesiones mantendría una política de ataques y asaltos a los señoríos de la zona (incluido el fracasado intento de toma de Toulouse en 1211) y comenzaba la persecución y quema de cátaros a través de la Inquisición, creada expresamente por Roma en 1184 con el objetivo de erradicar la llamada herejía cátara o albigense.
Negociaciones de Pedro II
La situación creada generó entre los poderes occitanos un sentimiento de amenaza y repulsa ante la intervención francesa y la cruzada que era propicio para que Pedro II el Católico, como rey y vasallo del Papado desde 1204, pudiera obtener una posición de prestigio en la zona actuando como intercesor ante el Papado y protector anteSimón de Montfort (ya en la toma de Carcasona de 1209 evitó una matanza negociando con los cruzados una expulsión de los cátaros), prestigio acrecentado con su participación exitosa contra los musulmanes en las Navas de Tolosa. Habiendo obtenido el vasallaje del conde de Toulouse, Raimundo VI, y de otros poderes de la zona, desplegó una política de pacificación concertando el matrimonio de su hijo, el futuro Jaime I, con la hija de Simón de Monfort, entregándole a éste, como garantía, la tutela del joven príncipe y único heredero del linaje, que permaneció en Carcasona. Asimismo negoció con Arnaud Amaury, ahora obispo de Narbona y también presente en la campaña de las Navas, la convocatoria de un sínodo en Lavaur para intentar la reconciliación.
La batalla de Muret y la muerte del rey
Tras el fracaso de la reconciliación entre occitanos y Simón de Montfort, Pedro II se declaró protector de los señoríos occitanos amenazados y de Toulouse. Pese a que su hijo permanecía bajo tutela en poder de Simón de Montfort y la excomunión de Inocencio III, que había optado finalmente por apoyar la causa francesa, reunió finalmente un ejército en sus reinos y territorios peninsulares con el que pasó los Pirineos y junto a los aliados occitanos puso cerco a la ciudad de Muret, donde acudióSimón de Montfort. Partiendo de una situación ventajosa en cuanto a fuerzas y avituallamientos, en la campaña, parece ser, sus huestes actuaron con precipitación y desorganización sin esperar la llegada de todos los contingentes. Resultaría muerto al ser aislado por los caballeros franceses en un combate en el que el rey ocupaba una posición de peligro en la segunda escuadra, en lugar, según era lo habitual, de situarse en la retaguardia. La muerte del rey trajo el desorden y la desbandada entre las fuerzas tolosano-aragonesas y la consiguiente derrota.14 Muret supuso el fracaso y abandono de las pretensiones de la Corona de Aragón sobre los territorios ultrapirenaicos y, según el autor Michel Roquebert, el final de la posible formación de un poderoso reino aragonés-occitano que hubiera cambiado el curso de la historia de Francia y España.15
Excomulgado por el mismo el Papa que lo coronó, permaneció enterrado en los Hospitalarios de Toulouse, hasta que en 1217 el Papa Honorio III autorizó el traslado de sus restos al panteón real de Santa María de Sigena en Huesca, donde fue enterrado fuera del recinto sagrado.16
El joven Jaime, heredero de la corona de Aragón
Muerto Pedro II, Simón de Monfort mantenía aún en custodia a Jaime, el heredero al trono, que había quedado en ese mismo año de 1213 huérfano de padre y de madre, al morir también la reina María de Montpellier con sólo 33 años en Roma, donde había viajado para defender la indisolubilidad de su matrimonio.17
Ante esta situación, los nobles aragoneses y catalanes posiblemente solicitaran la restitución del joven heredero a Simón de Montfort. Se envió una embajada del reino a Roma para pedir la intervención de Inocencio III quien, en una bula y por medio del legado Pedro de Benevento, exigió contundentemente a Simón de Montfort la entrega de Jaime que se produjo finalmente en Narbona en la primavera de 1214, donde le esperaba una delegación de notables de su reino, entre los cuales se encontraba Guillem de Montredon, maestre del Temple en Aragón encargado de su tutela.18
Siendo un niño, Jaime I de Aragón cruzará por primera vez los Pirineos para ser, junto a su primo, Ramón Berenguer V de Provenza, formado y educado con lostemplarios de Aragón en Monzón, deteniéndose antes en Lérida, donde le juran fidelidad unas Cortes conjuntas de Aragón y Cataluña.
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