Cuadros de Pierre-Auguste Renoir
El palco (La loge) es una pintura al óleo realizada por Pierre-Auguste Renoir en 1874. Es considerada una de las obras maestras del impresionismo. Forma parte de la colección del Courtauld Institute of Art en Londres.
Su representación de una pareja elegante en exhibición en un palco, o palco en el teatro, representa los intereses de los impresionistas en el espectáculo de la vida moderna.
Renoir ya había estado trabajando en estrecha armonía con Monet en La Grenouillère pero en este caso no hizo ningún esfuerzo especial a la innovación impresionista, como el que podría dar la impresión de un teatro por el tratamiento de la luz. Tampoco tiene ningún escrúpulo en utilizar el color negro, en el que la teoría impresionista frunció el ceño, derivando su densidad máxima de vestido de noche de Edmond y ópera gafas y el traje righly despojado de Nini. Toda su apreciación del encanto femenino de la función aparece a los ojos, la boca móvil y delicada piel de su modelo femenino contrastaba con el rostro de Edmond en la sombra.
A pesar de la belleza y el carácter lujoso de la obra que no encontró comprador y Renoir por su propia cuenta, estaba muy contento de disponer de ella a su distribuidor conocido como Le Père Martin por 425 francos. Él se mantuvo firme en no tomar menos ya que era la cantidad exacta que se necesita para pagar el alquiler debido y no tenía otro recurso. Pero Nini de La Loge fue el primero de la larga serie de retratos de Renoir que fue capaz de invertir con un encanto inimitable.
Dos versiones de distinto tamaño de "El Palco", famoso cuadro del impresionista francés Pierre-Auguste Renoir, se pueden admirar por primera vez juntas a partir de mañana en la galería del Courtauld Institute, de Londres, en una exposición dedicada al reflejo en el arte del mundo del teatro en el siglo XIX.
Renoir presentó ese novedoso tema en la gran exposición impresionista de 1874 en la capital francesa, pero en una subasta llevada a cabo al año siguiente en el parisino hotel Drouot la versión más pequeña pasó a manos del coleccionista Jean Dollfus, quien la conservó hasta 1912.
Tras pertenecer a varias colecciones privadas, ese cuadro es actualmente propiedad de la presidenta del Patronato del Museo de Bellas Artes de San Francisco (EEUU), Diane B. Wilsey, quien lo ha prestado a esa galería londinense para que reúna con su "hermano mayor", que se conserva allí.
Bajo el título de "Renoir en el Teatro: mirando El Palco", la exposición gira en torno a la mirada descriptiva que tanto Renoir como otros creadores del período impresionista lanzaron sobre la alta sociedad parisina que acudía al teatro a finales de aquel siglo.
En sus dos versiones, casi idénticas, "La Loge" retrata a una mujer, elegantemente ataviada, que se encuentra disfrutando de la ópera desde su palco mientras su marido se dedica a escudriñar con los binoculares a alguien del público.
Con esta imagen, Renoir presenta el mundo del teatro en su faceta más social, convertido en un escenario donde el estatus y las relaciones entre los asistentes al espectáculo son realmente el centro de atención.
La exposición, que se puede visitar hasta el 25 de mayo, también incluye otras pinturas del propio Renoir, en las que el artista francés trata siempre de reflejar el ambiente que se vivía en los palcos parisinos.
En la terraza es un cuadro del pintor francés Pierre-Auguste Renoir. Está realizado al óleo sobre lienzo. Mide 100,5 cm de alto y 81 cm de ancho. Fue pintado en 1881. Se encuentra en el Instituto de Arte de Chicago, Estados Unidos.
Descripción
Renoir pintó esta obra en París en el año 1881 cuando adquirió un grado de estabilidad económica al haber pintado el mismo año su famosa obra El almuerzo de los remeros. La obra retrata a dos hermanas, una mayor y la otra más joven. La imagen es una composición de colores vivos y contrastes vibrantes donde destaca el color rojo puro, especialmente del sombrero de la hermana mayor, este recurso se emplea para centrar la atención del espectador en la estructura piramidal que forman las dos chicas.
La chica mayor aparece vestida de azul oscuro, con un sombrero rojo en la cabeza. Las flores adornan su sombrero y su pecho. Junto a ella se encuentra la otra chica, vestida de blanco y con un sombrero también cuajado de flores. Detrás, una barandilla de hierro forjado, más allá de la cual se ve una rica naturaleza de colores intensos: matorrales y árboles en flor, un río de color azul claro.1
El cromatismo domina todo el cuadro: en la vestimenta de las personas, en el cesto de lana, y en las flores de la maceta verde.1
La composición es poco habitual ya que las hermanas están en primer plano y las rejas del balcón justo detrás para aumentar la sensación de proximidad. El tratamiento del fondo es típicamente impresionista a base de pinceladas sueltas, fluidas, poco definidas y colores naturales que contrastan con los colores empleados en el primer plano. Renoir hace un tratamiento distinto en el rostro de cada hermana, a la más pequeña que está más próxima al primer plano la trabaja con un método impresionista con los rasgos faciales sugeridos más que definidos, y a la hermana mayor que está más alejada, tiene un tratamiento en el rostro más detallado como si estuviera en primer plano. Este cuadro ejemplifica la opción estética de Renoir, que prefirió siempre pintar aquello que consideraba bello, eludiendo temas feos o dramáticos. Dentro de las estaciones del año, prefería representar la primavera o el verano, y nunca el invierno.
Comentario
A partir de la década de 1880 Renoir se decanta por retomar la figura humana como protagonista de sus composiciones, reaccionando ante la pérdida de la forma que se estaba produciendo en sus cuadros de paisajes y especialmente en los de Monet. Renoir no abandona su estilo impresionista tan fácilmente, como podemos comprobar en el fondo de esta imagen. La protagonista es Mlle. Dartaud, actriz de la Comédie-Française, acompañada de una niña sin identificar. Se supone que el lugar donde posaron fue la terraza del restaurante Fournaise, durante el mes de julio. Renoir siempre fue un gran retratista como demuestra en este caso, interesándose por los rostros de la actriz y la pequeña, con la mirada perdida la primera y mirando atentamente al espectador la segunda. La luz del sol ilumina plenamente sus figuras, sin crear sombras, como hacía la estampa japonesa. El estilo continúa siendo rápido y abocetado pero las figuras tienen algo más de dibujo que el resto de la composición, en donde líneas y formas casi desaparecen para llegar a crear una obra abstracta. Los colores empleados son muy vivos y variados contrastando con el vestido de la mujer, para el que utiliza un negro-azulado que también se encuentra en Los paraguas.
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