domingo, 24 de diciembre de 2017

SANTOS POR MESES Y DÍAS

SANTOS DEL DÍA 21 DE ENERO

Fructuoso de Tarragona, o san Fructuoso (muerto el 21 de enero del 259, según otras fuentes, el 20 de enero, y como año el 258)1​ fue un clérigo cristiano hispanorromano, venerado como santo por la Iglesia católica. Se le suele designar como san Fructuoso mártir para distinguirlo de otro santo de igual nombre, san Fructuoso de Braga.
Ejerciendo el cargo de obispo, fue martirizado junto con los diáconos Eulogio y Augurio. Murió quemado vivo en el anfiteatro de Tarraco, durante la persecución decretada por los emperadores romanos Valeriano y Galieno contra los cristianos.
Fueron posiblemente los primeros mártires de los que hay constancia documental en la Historia del Cristianismo en España, a través de un testimonio de su martirio escrito por un testigo presencial.2​ También hay testimonio epigráfico, en una lápida hallada en 1895 por una misión arqueológica francesa.3
San Agustín sentía gran admiración por estos tres mártires hispanos, y escribió uno de sus sermones para la misa de su festividad.
El año 2008-2009, con motivo del 1750 aniversario de su muerte, se celebró un año jubilar para la archidiócesis de Tarragona por mandato del papa Benedicto XVI.4

Devoción de san Fructuoso en Uruguay[editar]



Fructuoso de Tarragona
S fructuoso.jpg
Esculturas de san Fructuoso, san Eulogio y san Augurio en ColmenaresPalencia
Fallecimiento21 de enero del 259
Tarraco (actual Tarragona)
Venerado enDiócesis de Tarragona
Festividad21 de enero
AtributosVestiduras de obispo, hoguera

San Fructuoso de Tarragona y compañeros

Se celebra la festividad de San Fructuoso de Tarragona y compañeros Mártir, Obispo (siglo III) el día 21 de Enero. Murió en 21 de Enero de 259. Tarragona, España. San Fructuoso de Tarragona y compañeros fué Mártir del Imperio Romano
En Tarraco (hoy Tarragona), ciudad de la Hispania Citerior (hoy España), pasión de los santos mártires Fructuoso, obispo, Augurio y Eulogio, sus diáconos, los cuales, en tiempo de los emperadores Valeriano y Galieno, después de haber confesado su fe en presencia del procurador Emiliano, fueron llevados al anfiteatro y allí, en presencia de los fieles y con voz clara, el obispo oró por la paz de la Iglesia, consumando su martirio en medio del fuego, puestos de rodillas y en oración.





Inés de Roma (¿291? - 304) fue una virgen romana, que sufrió el martirio, durante la persecución de Diocleciano. Su vida se cuenta en las Actas. Fue encerrada en un prostíbulo, donde según la leyenda su santidad se confirmó. Es venerada como una de las grandes mártires de la historia de la Iglesia, y su fiesta se celebra el 21 de enero.

Santa Inés
Sw Agnieszka.jpg
Virgen y mártir
NombreAgnes
Nacimiento291RomaItalia
Fallecimiento304RomaItalia
Venerada enIglesia católica
Iglesia ortodoxa
Canonizaciónculto inmemorial
Festividad
AtributosPalma del martirio y Cordero (por guardar su virginidad)
PatronazgoAdolescencia
Bandera de Italia Somma Lombardo
Bandera de Francia Orden Trinitaria
Bandera de Venezuela Cumaná
Bandera de México Akil
Bandera de Panamá El Retiro
Bandera de México Zacatelco
Santa Inés, por Francisco Pacheco (1608, Museo del Prado).
Los detalles de su martirio llegan a nosotros a través de una obra llamada Actas de los mártiresescrita en el siglo V, es decir, más de un siglo después de ocurridos los hechos que relata.
Según este texto, Inés era una bella joven proveniente de una noble familia romana. Tuvo varios pretendientes, a los que rechazó por declararse fiel amante de Cristo. Entre ellos se contaba el hijo del prefecto de Roma, quien la denunció a su padre por ser cristiana. En aquellos tiempos, los cristianos se encontraban bajo la persecución de Diocleciano y se les condenaba con la muerte si se negaban a sacrificar a los dioses romanos.
Fue juzgada y sentenciada a vivir en un prostíbulo donde, milagrosamente, permaneció virgen. Según las Actas de su martirio, aunque fue expuesta desnuda, los cabellos le crecían de manera que tapaban su cuerpo. El único hombre que intentó abusar de ella quedó ciego, pero Inés lo curó a través de sus plegarias. Más tarde fue condenada a muerte, y, cuando iba a ser degollada, el verdugo intentó que abjurase, a lo que ella respondió:
Injuria sería para mi Esposo que yo pretendiera agradar a otro. Me entregaré solo a aquél que primero me eligió. ¿Qué esperas, verdugo? Perezca este cuerpo que puede ser amado por ojos que detesto.
Últimas palabras de Santa Inés
Fue sepultada en la Vía Nomentana. Pocos días después de su muerte se encontró a su mejor amiga y hermana de leche, una chica de su edad llamada Santa Emerenciana, rezando junto a la tumba; cuando una furiosa Emerenciana increpó a los romanos por matar a su amiga, fue muerta a pedradas por la turba.
Todavía cuando la veracidad de la fuente histórica que narra los detalles del martirio es puesta en duda por los historiadores cristianos, hay menciones a la mártir en otros escritos del tiempo, como por ejemplo, la Depositio Martirum del año 354 y los Epigramas del papa Dámaso. El poeta Prudencio se hizo eco de la leyenda áurea en su recopilación de actas, que fue atribuida erróneamente por mucho tiempo a Ambrosio de Milán.

Homenajes[editar]

La hija de Constantino, Constantina, mandó construir la basílica que lleva su nombre en la vía Nomentana. Numerosas vidas de esta santa y obras de arte se realizaron durante la Edad Media: existen relicarios y estatuas en la ciudad de Roma, especialmente la realizada por Ercole Ferrata (Santa Inés en las llamas).
Debido a la raíz de su nombre (Agnus, "cordero" en latín), el 21 de enero, día de su fiesta, se bendicen los corderos con cuya lana se tejerán los palios de los arzobispos. El palio es un ornamento de lana blanca con seis cruces negras, que se pone sobre los hombros y tiene dos bandas que caen sobre el pecho y la espalda. Lo llevan el papa y los arzobispos metropolitanos. Es un símbolo que manifiesta la estrecha unión con el romano pontífice y la misión del pastoreo, razón por la cual se confeccionan de la lana de los corderos. Los nuevos arzobispos reciben el palio el 29 de junio, solemnidad de los Santos Pedro y Pablo.

Santa Inés, virgen y mártir.

Santa Inés, virgen y mártir.
El ángel cubre a Inés.

"te confieso con mis labios, y con mi corazón, todo lo espero de ti".

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21 enero 2016
Santa Inés, virgen y mártir. 14, 21 y 28 de enero; 5 de julio (Iglesias griegas).

Leyenda.
Era Inés una niña de la familia Clodia. Al llegar a los trece años, edad apropiada para contraer matrimonio, fue pretendida por un hijo del prefecto Sofronio. Era Inés cristiana, y más aún, había hecho un voto de virginidad para ser solamente esposa de Cristo, por lo que respondió al joven: "Ya estoy comprometida a uno, y a él solo mantengo mi fidelidad. Él ya me ha desposado con un anillo y me ha adornado con joyas. Él ha puesto una señal en mi frente. Él me ha mostrado tesoros incomparables, que ha prometido darme si persevero en su amor. La miel y la leche de sus labios me atraen, y he comido de su cuerpo, y con su sangre tiñe mis mejillas. Su madre es una virgen, y su Padre no conoció mujer. A Él los ángeles le sirven, su belleza sol y la luna admiran; por su fragancia resucitan los muertos, por su toque a los enfermos cura. Su riqueza nunca falta, y su abundancia nunca decrece. Sólo en él me sostengo, sólo en él confío. Para quien yo amo soy casta, para quien me toca estoy limpia, para quien me recibe soy virgen". El joven comunicó aquellas raras palabras a los padres de Inés, los cuales le preguntaron a quien había dado su corazón, y ella les respondió que era cristiana y Cristo era su amor. Sofronio la reclamó a sus padres y estos, por miedo, le instaron a que se casara con el hijo de este, pero Inés prefirió comparecer ante el prefecto y confesar su fe cristiana. Ante este defendió su deseo de virginidad por Cristo, a lo cual Sofronio respondió que la llevaría al templo de las vestales, para que consagrara su castidad a la diosa Vesta. "¿Crees" – replicó Inés – "que si me he negado a tu hijo, de carne y hueso, ¿voy a dedicarme a dioses de piedra que no sienten?"
Entonces Sofronio la envió a una casa de prostitución para que allí le arrancaran su virginidad, y por ello acudieron muchos hombres lujuriosos. Al ser desnudada, su cabellera creció milagrosamente y la cubrió por completo. Y además, bajó un ángel del cielo que le puso una vestidura blanca. El hijo del gobernador irrumpió en el burdel y el ángel le cegó, pero Inés le sanó milagrosamente. Viendo aquello, Inés fue acusada de brujería. Aspasio Paterno, diputado, ordenó que debía ser ejecutada inmediatamente, y la multitud "¡Fuera con la bruja, lejos con ella!". La condenaron a morir a fuego, pero al ponerla en la pira, Inés exclamó: "Oh, Padre Todopoderoso, que solo Tú has de ser temido y adorado, te doy gracias porque por  de tu santo Hijo, he escapado de las amenazas del tirano profano, y con Él he pasado sin mancha por encima del pantano abominable de la lujuria. Ahora yo acudo a Ti, a quien he amado, he buscado, y siempre he anhelado. Tu nombre bendigo y glorifico sin fin. Ahora con el Espíritu te digo: Enfría este fuego que hay bajo de mí, corta la llama y deshaz benignamente su calor. ¡Oh, Padre de mi Señor Jesucristo, te confieso con mis labios, y con mi corazón, todo lo espero de ti. Clamo a ti, único y verdadero Dios, que con nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, y el Espíritu Santo, vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén." Apenas terminó de orar, el fuego se apagó milagrosamente.

Aspasio tomó una espada para atravesarla en su garganta, pero antes ordenó fuera esposada. Le pusieron unas esposas pequeñas, pero al ser tan niña, estas también caían de sus muñecas. Pero Inés no las necesitaba. Dando ejemplo de entereza cristiana, se arrodilló, apartó su cabello para exponer limpiamente el cuello, cruzó sus brazos sobre el pecho e inclinó la cabeza. El verdugo, temblando de emoción, la decapitó. Sus padres tomaron el cuerpo y lo enterraron en las catacumbas de la Vía Nomentana, donde los cristianos lo veneraron durante días. Los paganos y los soldados intentaban impedir la veneración, tomando a algunos presos. A la hermana de leche de Inés, Santa Emerenciana(23 de enero), le apedrearon hasta la muerte, por permanecer inmóvil junto a la sepultura, para defenderla.

Culto y testimonios.
Las reliquias de Santa Inés, las auténticas, se veneran en la misma Roma. El cuerpo en su iglesia extramuros y gran parte de la cabeza en Santa Inés “In Agone”. Este cráneo se halló en la tesorería de la Basílica de Letrán en 1903, cuando León XIII mandó quitar los sellos que la habían tenido intacta durante siglos. Ciertamente en la basílica de Santa Inés conservaba el cuerpo, pero no la cabeza. Los estudios sobre los dientes del cráneo demostraron que se trataba de una niña entre 12 y 15 años. Añadir que esta basílica de Santa Inés habría sido levantada por Santa Constanza (19 de febrero), la hija de Constantino, sanada milagrosamente por Santa Inés. Allí, según la leyenda, vivió Constanza como virgen consagrada a Dios.

El testimonio más antiguo sobre el culto a Santa Inés es la “Depositio Martyrum”, obra del siglo IV, que la menciona enterrada en la Vía Nomentana (que luego sería llamada precisamente, de Santa Inés). El papa San Dámaso (11 de diciembre) dedicó versos a su memoria, y además, escribió el epitafio de su tumba, lo que evidencia una sólida devoción. Este epitafio dice:
Fama refert sanctos dudum retulisse parentes Agnen cum lugubres cantus tuba concrepuisset nutricis gremium subito liquisse puellam sponte trucis calcasse minas rabiemque tyranni urere cum flammis voluisset nobile corpus viribus inmensum parvis superasse timorem nudaque profusum crinem per membra dedisse ne domini templum facies peritura videret o veneranda mihi sanctum decus alma pudoris ut Damasi precibus faveas precor inclyta martyr”.
según cuenta la tradición que sus devotos padres narraron de cuando las trompetas con su triste melodía llamaron a su hija Inés ella de pronto dejó el regazo de su nodriza [y] voluntariamente despreció la furia y amenazas del cruel tirano cuando él decidió consumir su cuerpo en las llamas [.] Aunque ella siendo débil él fracasó en inspirarle un fuerte temor ella por su parte dejó caer su larga cabellera para cubrir su desnudo cuerpo para que ninguna mirada mortal mirase aquel templo del Señor [.] A ti a quien venero, gentil y santo ornamento de virginidad vuelve tu mirada oh ilustre mártir a las plegarias de Dámaso. Te lo ruego.

Es de notar que Dámaso no menciona la proposición de matrimonio, ni el final de la vida terrenal de Inés mediante la decapitación ni arma alguna, pero sí menciona el tormento del fuego y hace hincapié en la virginidad. Tampoco habla de que su cabellera creciera milagrosamente, sino que ella misma se soltó el pelo para cubrirse, en el momento del fuego, parece.
Prudencio, el poeta cristiano, la llama “fortis puellae, martyris inclytae”, en el poema XIV de su “Liber Peristephanon”, que versa sobre la “Passio Agnetis”. Es él quien añade que fue expuesta a la vergüenza pública y llevada a un lupanar, en el que se veneraba a Minerva: “hanc in lupanar trudere publicum certum est, ad aram ni caput applicat ac de Minerva iam veniam rogat, quam virgo pergit temnere virginem". La leyenda recrea esto, ya vimos, con una primera intención de Sofronio de encerrarla con las vestales. El himno “Agnes beatae virginis”, que tal vez sí que sea de San Ambrosio (4 y 5 de abril, muerte y entierro; 7 de diciembre, consagración episcopal), no habla de decapitación, sino de “golpe de espada”, y que luego de este, la joven se cubrió la herida con modestia y se cubrió el rostro con las manos, por lo que parece se refiere a una herida de garganta o pecho, mortal, pero no instantánea.

Testimonio antiguo de su veneración por parte de todo el mundo cristiano de entonces lo da también San Agustín (28 de agosto; 24 de abril, bautismo; 29 de febrero, traslación de las reliquias a Pavía; 5 de mayo, conversión; 15 de junio, en la Iglesia oriental), que es el primero en darle significado al nombre, uniendo su sacrificio al Sacrificio de Cristo, Cordero Inmaculado. El 21 de enero de 396 en un sermón dice: 
Dichosa Santa Inés, que sufrió su pasión en el día de hoy. Esta virgen era lo que indicaba su nombre. Inés, Agnes, en latín significa ´cordera´, y en griego, ´casta´. Era lo expresado por el nombre. Con razón pues, fue coronada”. 
San Jerónimo (30 de septiembre y 9 de mayo, traslación de las reliquias) en una carta a Demetríade dice que la "vita" de Santa Inés es un ejemplo de constancia en la virginidad:
la vida de Santa Inés, virgen, ha sido loada con las letras y lenguas de todas las gentes, especialmente en las iglesias

San Máximo (25 de junio) dirá: 
"Oh, Virgen Gloriosa, ¡qué ejemplo de vuestro amor habéis dejado a las vírgenes para que te imiten! (...) Allegaos, doncellas, y en los tiernos años de su niñez aprended a amar a Cristo con vivas llamas de amor (...) Aprended, vírgenes, de Inés, que así está abrasada del amor divino y tiene por basura todos los tesoros y delicias de la tierra".

San Ambrosio en su obra “De Virginibus”, (libro I, capítulo 2) escribe:
 “mi tarea comienza favorablemente, y pues hoy es el aniversario de una virgen, tengo que hablar a las vírgenes (…) Es el aniversario de Santa Inés: que los hombres la admiren, que los niños tomen coraje, que los casados se asombren, que los solteros tomen ejemplo. Pero ¿qué puedo decir que sea digno de ella, cuyo a cuyo nombre no faltan las alabanzas brillante? En la devoción excedió a su edad, en la virtud estuvo por encima de la naturaleza, que me parece que no le han dado un nombre humano, sino un símbolo del martirio, por el que mostró lo que sería. (…) El nombre de esta virgen es un título de modestia. Voy nombrarla mártir, la proclamaré virgen. (…) ¿Qué amenazas utilizaría el verdugo para hacerla temer, qué tentaciones para persuadirla, cuántos deseos de atraerla al matrimonio? Pero ella respondió: ´Sería una afrenta a mi Esposo buscar cualquier posibilidad de complacerme. El que me eligió primero para Sí, me recibirá. ¿Por qué te retrasas, verdugo? Que perezca este cuerpo que puede ser amado por los ojos que no quiero´. Se levantó, oró, e inclinó su cuello. Se podía ver temblar el verdugo, como si él mismo hubiera sido el condenado, y su mano derecha se estremecía, su rostro palideció, temiendo el peligro de otro, mientras que la doncella no temía por ella misma. He aquí una víctima de un doble martirio: de modestia y de la fe. En ellas permaneció virgen y en ellas obtuvo el martirio”.

Contradicciones. 
A las diferencias entre las versiones, de Dámaso, Prudencio y Ambrosio antes leídas, se suma que el diputado Aspasio Paterno fue prefecto en 264 y 265, por lo que si era diputado, el martirio habría tenido que ocurrir antes de esta fecha, y bastante, pues aún le hallamos como procónsul de África en 260. Lo más probable es que el sobrenombre Paterno haya confundido al escritor de la passio a hacer padecer a Inés bajo este Aspasio, y no bajo Ovidio Paterno, que era prefecto de Roma sobre 281, existiendo un senador de nombre Sofronio en esta misma época. Por esta razón, los hagiógrafos han datado el martirio imperando Valeriano, entre 258 y 260, o bajo Diocleciano, en 304.

La “passio” se atribuyó, durante siglos, a San Ambrosio, el cual, ciertamente en la obra antes mencionada, da detalles como el nerviosismo del verdugo, hecho romántico que también recogerá la “passio”. Está claro que en tiempos de San Ambrosio, mediados del siglo IV, existía una, o varias, redacción del martirio de Santa Inés, y San Jerónimo lo confirma cuando dice que su “vita” se lee en las iglesias. De aquí se nutriría la passio. Y mucho que se leyó, aunque más la versión de la "Leyenda Aurea" del Beato Santiago La Vorágine (13 de julio), que se recreó ampliamente, y tomando por literales las palabras "me ha desposado con un anillo y me ha adornado con joyas" inventándose un episodio del matrimonio entre Inés y Jesús en forma de Niño, como se lee de otras santas.

Afirman algunos (yo mismo lo creía) que el nombre de Inés es solamente un símbolo, pues significa “cordero” en latín, que evoca a la inocencia, la víctima y en último caso a Cristo. Este símbolo lo habrían recreado Agustín y la “passio”, pasando al culto popular. Pero hay que recordar que antes que esta se escribiera, en 337 Inés aparece mencionada así en la Depositio, y también en el epitafio de Dámaso y lo mismo en el sermón de Agustín, todo esto antes que la “passio” fuese escrita. En todo caso, la leyenda toma el nombre de la historia, y no es ella quien recrea un nombre simbólico. 

https://www.religionenlibertad.com/santa-ines-virgen-y-martir-47265.htm

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