Vicente descendía de una noble familia aragonesa pues su padre , Euticio, era hijo del cónsul de Zaragoza Agreso. El nombre de su madre era Enola, natural de la ciudad de Huesca.
Desde muy pequeño estudió bajo la dirección del Obispo de Zaragoza, Valero. Fue Vicente nombrado Arcediano, o sea el primero de los siete diáconos que solía haber en las primitivas iglesias.
El Obispo Valero, ya anciano, era tartamudo y tenía grandes dificultades en la predicación por lo que encomendó este trabajo a su diácono Vicente. Cuando a finales de 303 entró Daciano en Zaragoza, lo primero que hizo fue apresar al Obispo Valero y a su diácono Vicente. Pero el mandato imperial le obligó a salir rápidamente de la ciudad y ordenó se les hiciera ir, maniatados, a Valencia.
Allí comenzó el interrogatorio, y como el obispo tuviera dificultades para responder debido a su tartamudez, tomó la palabra Vicente. Resultado de este primer interrogatorio fue condenado al destierro a Valero y comenzó los tormentos contra su arcediano.
Había en los tormentos de los mártires varis grados, que se iban aplicando sucesivamente, con el fin de hacer vacilar su constancia.
El primero de los tormentos era el potro o ecuelo consistente en un aspa de madera en cuyos extremos se fijaban manos y pies para descoyuntar los miembros al extender el aspa. En él extendieron a Vicente y después de descoyuntar todos sus miembros lo desgarraron con garfios de hierro. Luego se le colocó sobre un lecho incandescente, supremo grado de tortura, según dice Prudencio. Vicente salió triunfante de la prueba, y fue arrojado en una mazmorra. Se le encerró en calabozo estrecho, descrito por Prudencio, que lo debió visitar, en estos términos: “En el sitio más bajo de la prisión hay un lugar más negro que las mismas tinieblas, cerrado y estrangulado por las estrechas piedras de una bóveda bajísima. Allí se esconde la eterna noche, sin que jamás penetre un rayo de luz. Allí tiene la horrible prisión su infierno”. Esta de este genero de calabozos siniestros, llamados “Tullianum”, Salustio y otros escritores latinos.
En este calabozo fue metido Vicente, introduciendo sus pies en unos cepos de madera, de modo que sus piernas estuvieren violentamente separadas una de otra; y a fin de que la víctima no pudiera encontrar reposo, sembraron el suelo de pedazos de cacharros puntiagudos.
Estando Vicente en la cárcel sufriendo este tormento sucedió un milagro que cuentan tanto las actas como Prudencio: De repente se iluminó el calabozo; el suelo, cubierto de guijarros puntiagudos, se convirtió en una alfombra de flores, y mientras tanto, los ángeles recreaban los oídos de Vicente con suavísima melodía. Enterado de lo que pasaba, Daciano dio órdenes para que trataran al mártir con toda consideración y curaran sus llagas. El carcelero, que se había convertido al cristianismo, ejecutó la orden gozoso; preparó un lecho mullido a Vicente, le acostó en él y dejó entrar a los cristianos en el calabozo. Entre demostraciones de cariño exhaló Vicente su ultimo suspiro.
Al enterarse Daciano de la muerte del mártir, mandó tirar su cuerpo en el campo, para que fuera pasto de la fieras y aves de rapiña; pero, por singular providencia, fue respetado por todas.
En vista de esto, se le metió en un saco cosido, del que pendía una piedra muy pesada, y se le arrojó en el mar; pero las olas le sacaron a la orilla, cubriéndole de arena. Allí quedó, hasta que, años más tarde, fue extraordinaria. San Agustín predicó cuatro sermones en el día de su fiesta. San León Magno parece haber tenido también un sermón el día de su festividad, en Roma. Allí mismo existían, en la edad Edad Media, tres iglesias en su honor. Pero lo más sorprendente de todo es el culto de que fue objeto en la Dalmacia. También en Francia el culto de San Vicente está muy extendido. Se le conoce como patrón de los viñadores.
Vicente de Huesca, conocido también como San Vicente Mártir, (Huesca1 – Valencia, c. 304) fue un clérigo español, diácono de san Valero de Zaragoza. Fue capturado y torturado bajo Diocleciano, por lo que la Iglesia lo venera como mártir.
Según la tradición, Vicente fue encargado de la predicación de la fe, a causa de un impedimento del habla que afectaba al obispo Valero.
Vicente de Huesca | ||
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San Vicente de Zaragoza en prisión. Óleo sobre tela. Autor anónimo, escuela de Francisco Ribalta | ||
Mártir | ||
Nacimiento | siglo IIIHuesca | |
Fallecimiento | ca. 304 Valencia | |
Venerado en | Iglesia Católica, Iglesia Ortodoxae Iglesia anglicana. | |
Festividad | 22 de enero | |
Atributos | Vestimentas de su rango, acompañado por un cuervo o sosteniendo una muela de molino | |
Patronazgo |
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La persecución en Hispania[editar]
Se originó una sangrienta persecución contra los cristianos, decretada por los emperadores Diocleciano y Maximiano. En marzo de 303 se publica el primer edicto imperial en este sentido, que llevó a cabo el prefecto Daciano, quien vino de Roma y permaneció en la Península dos años, ensañándose con fanatismo y crueldad en la población cristiana. Daciano llegó a Hispania por Gerona, donde encargó el cumplimiento de los decretos imperiales al juez Rufino, pasando él a Barcelona y después a Zaragoza.
Valero y Vicente fueron prendidos en el año 303 por orden del gobernador Publio Daciano, y trasladados a Valencia. Valero fue condenado al destierro y Vicente sufrió el martirio, muriendo finalmente en fecha imprecisa —la tradición le asigna el 22 de enero— en el año 304 ó 305. De acuerdo a la leyenda, convirtió antes de morir a su verdugo.
Desde el lugar de su primera sepultura, el cuerpo de Vicente fue trasladado, en el mismo siglo de su martirio, a una basílica existente fuera de los muros de la ciudad, junto a un arrabal cristiano, conocida como San Vicent de la Roqueta, que mantuvo el culto durante toda la época islámica, estando documentados distintos propietarios cristianos, como el Monasterio de San Juan de la Peña, reyes o Poblet. Siendo el culto que se realizaba en época de la dominación musulmana una de las pruebas más precisas de la existencia de una abundante población mozárabe cristiana.
La reliquia del brazo de Vicente[editar]
Uno llegó el 16 de octubre de 1970 a la Catedral de Valencia, regalado por una familia de Padua. Según estudios forenses, pertenece a un hombre joven, presenta quemaduras en la piel y se remonta al siglo IV.
Se conserva en una capilla de la Catedral de Valencia; salió en procesión el jueves, 22 de enero de 2004, al igual que cuando se inauguró el año santo. Esta imagen se repetirá de nuevo dentro de cien años.
El otro está en la Catedral de Braga.
Iconografía y culto[editar]
Suele aparecer en pintura con las vestimentas de su rango, acompañado por un cuervo o sosteniendo una muela de molino. Estos símbolos hacen referencia a su largo y penoso martirio.
Es patrono de Lisboa, de la localidad de Ardanaz de Egüés, Sigüenza, Corbera, Lucena del Puerto, Guadassuar, Laujar de Andarax, Molina de Segura, San Vicente del Monte, San Vicente de la Barquera, Graíces, San Vicente de Alcántara (Badajoz), Zalamea la Real, de la ciudad italiana de Vicenza, de San Vicente de Cañete, en la provincia del mismo nombre en Lima, de Los Realejos (Tenerife), donde además posee el privilegio de ser la única imagen del santo Mártir de todo el archipiélago canario siendo festivo cada 22 de enero desde 1609 por voto del antiguo ayuntamiento del Realejo de Abajo tras finalizar la peste de Landres donde acude el ayuntamiento, siendo esta una de las procesiones cívico-religiosas más antiguas de Canarias en agradecimiento al copatrón San Vicente Mártir, de los vinateros y los fabricantes de vinagre. Su fiesta se celebra el 22 de enero.
En la ciudad de Valencia, además de ser su patrón, San Vicente Mártir es también patrón del Gremio de Sastres y Modistas. Las fiestas patronales de Valencia se celebran el 22 de enero.
San Vicente es el patrón del Orden de los Diáconos de la diócesis de Bérgamo (Italia).
También es Santo Patrono de San Vicente Tancuayalab, San Luis Potosí, México.
También es Santo Patrono del municipio de San Vicente Chicoloapan Estado de Mexico, Mex. Conmemorandolo el dia 22 de Enero de cada año.
Martirio de Vicente de Zaragoza[editar]
Primero Vicente fue colocado en una cruz en aspa y después en la catasta, donde le rompieron los huesos, le azotaron, y le abrieron las carnes con uñas de garfios de acero. Pero, no pudiendo minar su resistencia, mandó entonces Publio Daciano que fuese desollado y colocado en una parrilla en ascuas.
Fue arrojado más tarde a una mazmorra, falleciendo después y siendo tirado a un basurero, donde fue defendido por una gran águila ramada.
Su cuerpo aún se arrojó al río Turia en un pellejo con una piedra de molino, pero fue devuelto a la orilla, recibiendo sepultura a las afueras de Valencia, trasladándose más tarde a Lisboa, en cuya catedral reposan sus restos.
Laura del Carmen Vicuña Pino, más conocida como Laura Vicuña (Santiago, Chile, 5 de abril de 1891–Junín de los Andes, Argentina, 22 de enero de 1904) fue una beata chileno-argentina, protectora de la Familia. Su día de memoria es el 22 de enero.
Laura Vicuña | ||
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Fotografía de Laura Vicuña. | ||
Beata | ||
Nombre | Laura del Cármen Vicuña Pino | |
Nacimiento | 5 de abril de 1891 Santiago, Chile | |
Fallecimiento | 22 de enero de 1904 (12 años) Junín de los Andes, provincia del Neuquén, Argentina | |
Venerada en | la Iglesia católica, en particular en Chile y Argentina | |
Beatificación | 3 de septiembre de 1988 por Juan Pablo II | |
Canonización | En proceso | |
Festividad | 22 de enero |
Biografía[editar]
Nació el 5 de abril de 1891 en Santiago.3 sus padres eran José Domingo Vicuña y Mercedes Pino.4 Fue bautizada en la Parroquia Santa Ana en Santiago, en la misma pila bautismal donde pocos años más tarde recibiría similar sacramento Juanita Fernández Solar, Santa Teresa de Los Andes.4
Su padre era un simple soldado4 que atendía la reacción de los peruanos, pues en ese momento Chile estaba en guerra con Perú. Allí este hombre se encontró con Mercedes Pino, y ella quedó embarazada de esta hijita que nació en Santiago.
A finales del siglo XIX, Chile se encontraba en una Guerra Civil y de Sucesión.5 En uno de los bandos en disputa se ubicaba Claudio Vicuña, un pariente lejano de José Domingo, quien se postulaba a ser sucesor del presidente José Manuel Balmaceda.6 Sin embargo, Vicuña no pudo acceder al cargo y comenzó una persecución contra toda su familia, obligándolos a escapar fuera del país.
Luego del nacimiento de la segunda hija, Julia Amanda Vicuña, José Domingo (el padre) falleció, dejando a su esposa y a sus hijas sin fondos, sin un futuro claro u horizontes que pudiesen seguir, además del riesgo que implicaba llevar el apellido Vicuña.6
Por ello decidieron ir a Argentina para ocultarse durante un tiempo, mientras terminaban los conflictos en Chile.
Sus primeros años en Argentina[editar]
Mercedes y sus hijas se establecieron en las proximidades de Neuquén, Argentina,7 en la localidad de Junín de los Andes. Al principio Mercedes buscó algún trabajo para poder costear los estudios de sus hijas, llegando a la estancia “Las Mercedes” perteneciente al Capitán Mariano Fosbery, quien la recibió como empleada doméstica. Allí estuvieron aproximadamente de 5 a 6 meses. Luego, se trasladaron a orillas del Río Quilquihué en el boliche que él poseía, donde se encontró con Manuel Mora. Este personaje maltrató a la madre de Laura, presionándola para que la atendiera como una esposa, pero sin mediar un compromiso formal entre ambos. A cambio de ello, él costearía los estudios de sus hijas, y ella permanecería con él.8
Es así como Laura ingresa al colegio "Las Hijas de María Auxiliadora", que pertenece a la Congregación Salesiana, donde fue instruida tanto en lo cultural como en lo cristiano. Ella llamó al colegio “mi paraíso”, ya que allí Las Hijas de María Auxiliadora la educaron con el amor del Sistema Preventivo de Don Bosco y ella fue creciendo en amistad con Jesús, llena de caridad hacia sus compañeras y fiel a sus deberes cotidianos.
Primera comunión, últimos años y muerte[editar]
Laura realizó su primera comunión el 2 de junio de 1901.9 Ese día ofreció su vida a Jesús al ser admitida como “hija de María” y consagró su pureza a la Santísima Virgen.
Durante una de sus vacaciones escolares, Laura sufrió dos violentos ataques por parte de Manuel, quien buscaba doblegar su voluntad. Como no logró su objetivo, Manuel Mora se negó a seguir costeando los gastos de los estudios de las niñas. Sin embargo, el colegio solucionó el problema permitiendo que Laura siguiera estudiando gratis. A pesar de esto, Laura pensaba que la situación de su madre no había mejorado, sintiendo que no había hecho nada por ayudarla.10
Un día, y recordando la frase de Jesús: "No hay muestra de amor más grande que dar la vida por sus amigos", Laura optó por pedir a Dios la salvación de su madre a cambio de su propia vida.611 A los pocos meses cayó enferma, empeorando su salud conforme avanzaba la enfermedad. En una visita de su madre, Mora la agredió dejándola herida en su cama.12 La vida de Laura se iba apagando: “Señor, que yo sufra todo lo que a ti te parezca bien, pero que mi madre se convierta y se salve”.
Antes de morir, Laura le pidió a su madre:
Muero. Yo misma se lo pedí a Jesús, hace dos años que ofrecí mi vida por ti, para pedir la gracia de tu conversión. Mamá, antes de morir ¿tendré la dicha de verte arrepentida?13
Doña Mercedes, con los ojos en llanto, le respondió diciendo:
Te juro en este momento que haré cuanto me pides. Estoy arrepentida. ¡Dios es testigo de mi promesa!14
Laura dijo al sacerdote Genghini que la asistía, y luego a su madre:
Padre, mamá promete en este momento abandonar a aquel hombre; sea usted testigo de su promesa [...] ¡Gracias, Jesús!, ¡Gracias, María!, ¡Adiós, Mamá!, ¡Ahora muero contenta!14
Proceso de beatificación[editar]
Venerable[editar]
Una vez ocurrida su muerte, y en consideración a su «fama de santidad»,15 la congregación salesiana comenzó su proceso de canonización en la década de 1950. La misma congregación le encomendó la tarea a la Madre Clelia Genghini, quien pasó varios años recolectando información acerca de su vida y obra. No alcanzó a ver su obra realizada, debido a que murió el mismo año en que se inició el proceso de beatificación.
La fase diocesana del proceso de beatificación de Laura Vicuña se inició en la ciudad de Viedma, provincia de Río Negro. Entre los obstáculos que enfrentó el proceso se contaron que Laura no podía ser considerada mártir, y su corta edad no abría muchas esperanzas para su beatificación. En efecto, la Congregación de los Ritos (actual Congregación para las Causas de los Santos) solía excluir la posibilidad de canonización de aquellos creyentes cuya corta edad al momento de su muerte dificultaba la valoración de su ejercicio de las virtudes teologales y cardinales en grado heroico durante un considerable periodo de su vida.11 Con todo, resultó un precedente de importancia la beatificación (el 5 de marzo de 1950) y posterior canonización (el 12 de junio de 1954) de santo Domingo Savio, muerto a los 15 años,11 y la canonización el día 24 de junio de 1950 de santa María Goretti, muerta a los 11 años.
En marzo de 1981 se allanó este último requisito en el Dicasterio romano. Con el decreto del 18 de marzo de 1982, la Congregación plenaria de cardenales y obispos miembros de la Congregación para las Causas de los Santos introdujo la causa de Laura Vicuña.
Al decretarse su heroicidad en el ejercicio de las virtudes, Laura Vicuña Pino fue declarada venerable el 5 de junio de 1986.
Beata[editar]
Su proceso de beatificación fue impulsado por la atribución a Laura de un milagro en favor de la religiosa perteneciente a la Congregación de las Hijas de María Auxiliadora, Ofelia del Carmen Lobos Arellano.16 Esta religiosa estuvo afectada por problemas en sus pulmones, provocando que fuese bastante delicada de salud. En agosto de 1955 fue desahuciada por los médicos, quienes la enviaron a su convento a morir "en casa". Sin embargo, y tras rezar a Laura Vicuña se mejoró en forma notoria, recuperando la salud y parte de los pulmones que se catalogaron como irrecuperables. En la consulta científica de la Congregación por la Causa de los Santos, fue catalogada como "5 sobre 5, recuperación inexplicable mediante la ciencia".
El 3 de septiembre de 1988, fue beatificada por el papa Juan Pablo II, en medio de las celebraciones del centenario de la muerte de san Juan Bosco.171819
Santuario[editar]
En las faldas del Cerro Renca y ocupando 30 hectáreas, en la ciudad de Santiago, se encuentra emplazado el Santuario de Laura Vicuña, que posee una capilla con capacidad para 100 personas, salas para encuentros católicos y una amplia área para reuniones de grupos que se encuentren dispuestos a orar con Laura Vicuña.
El 9 de diciembre de 1999, en la ciudad de Junín de los Andes, se inauguró un templo que fue restaurado y dedicado a la memoria de Laura Vicuña, siendo construido por las alumnas del Colegio María Auxiliadora. La primera eucaristía fue celebrada por el obispo de Neuquén, Mons. Agustín Radrizzani.20
Verdadero rostro[editar]
Una investigación encargada por religiosas salesianas argentinas y chilenas a Carabineros de Chile y publicadas en la prensa en febrero de 2010, reveló que el rostro por el cual se conocía a Laura Vicuña no pertenecía a ella, sino que se trataba de una pintura del artista italiano Caffaro Rore, hecha por encargo de las salesianas italianas e inspirado en una niña europea. Ya en la década de 1990 el Padre Ciro Brugna había presentado un análisis indicando que el rostro que más se había difundido no era el de ella. Luego en el estudio del año 2010 se reconoce en una fotografía junto a sus compañeras, el verdadero rostro que es el de una niña morena con rasgos mestizos.21
Filmografía[editar]
- En Italia en 1988, se realizó la película Laura, un gran amor, la cual narra la vida de Laura Vicuña y sus padecimientos antes de lograr la conversión de su madre. (La revisión histórica reconoce algunos datos que no son reales)
- Laura, una vida luminosa. Ediciones Don Bosco Argentina.
10 de Enero
Beata Laura Vicuña
La hija que ofreció la vida por salvar a la madre.
Nació en Santiago de Chile, el 5 de abril de 1891 y murió en Argentina el 22 de enero de 1904, a la edad de sólo 13 años. El Papa Juan Pablo II la beatificó el 3 de septiembre de 1988.
Su padre es un alto militar y jefe político de Chile. Una revolución derroca al gobierno y la familia Vicuña tiene que salir huyendo, desterrados a 500 kilómetros de la capital. Allá muere el papá y la familia queda en la miseria. Laura tiene apenas dos años cuando queda huérfana de padre.
La mamá, con sus dos hijas, Laura y Julia, emprende un larguísimo viaje de ocho meses hacia las pampas de Argentina. Allá encuentra un ganadero brutal y matón, y movida por su gran miseria, la pobre Mercedes se va a vivir con él en unión libre. El hombre se llamaba Manuel Mora.
En 1900 Laura es internada en el colegio de las Hermanas Salesianas de María Auxiliadora en el colegio de Junín de los Andes.
Allí, en clase de religión, al oír que la profesora dice que a Dios le disgustan mucho los que viven en unión libre, sin casarse, la niña cae desmayada de espanto. En la próxima clase de religión, cuando la religiosa empieza a hablar otra vez de unión libre, la niña empieza a palidecer. La profesora cambia de tema pero consulta el caso con la hermana directora del colegio: "¿Por qué será que Laura Vicuña se asusta tanto cuando se habla del pecado que es el vivir en unión libre?". La superiora le aconseja: "Vuelva a tratar de ese tema, y si ve que la niña se asusta, cambie de tema". Así lo hace.
Laurita se ha dado cuenta de un gravísimo mal: su madre, el ser que ella más ama en el mundo, después de Dios y la Virgen, su mamá Mercedes, vive en pecado mortal y está en grave peligro de condenación eterna. ¡Es terrible!.
Y Laura hace un plan: ofrecerá su vida a Dios, con tal de que la mamá abandone a ese hombre con el cual vive en pecado. Comunica el plan al confesor, el Padre Crestanello, salesiano. El le dice: "Mira que eso es muy serio. Dios puede aceptarte tu propuesta y te puede llegar la muerte muy pronto". Pero la niña está resuelta a salvar el alma de la mamá a cualquier costo, y ofrece su vida al Señor Dios, en sacrificio para salvar el alma de la propia madre.
En el colegio es admirada por las demás alumnas como la mejor compañera, la más amable y servicial. Las superioras se quedan maravilladas de su obediencia y del enorme amor que siente por Jesús Sacramentado y por María Auxiliadora.
El día de su primera comunión ofrece su vida en sacrificio a Jesús, y al ser admitida como "Hija de María", consagra su pureza a la Sma. Virgen María.
Va a pasar vacaciones a donde vive su madre. Manuel Mora trata de irrespetarla pero ella no lo permite. Prefiere ser abofeteada y azotada brutalmente por él pero no admite ningún irrespeto a su virtud. Manuel aprende a respetarla.
En una gran inundación que invade el colegio, Laura por salvar la vida de las más pequeñas, pasa largas horas de la noche entre las friísimas aguas sacando niñas en peligro, y adquiere una dolorosa enfermedad en los riñones. Dios empieza a aceptar el sacrificio que le ofreció por salvar el alma de su mamá.
Laura empieza a palidecer y a debilitarse. Siente enorme tristeza al oír de los superiores que no la podrán aceptar como religiosa porque su madre vive en concubinato. Sigue orando por ella. Cae a cama. Dolores intensísimos. Vómitos continuos. Se retuerce del dolor. La vida de Laura se está apagando. "Señor: que yo sufre todo lo que a Ti te parezca bien, pero que mi madre se convierta y se salve".
Va a entrar en agonía. La madre se acerca. "Mamá, desde hace dos años ofrecí mi vida a Dios en sacrificio para obtener que tu no vivas más en unión libre. Que te separes de ese hombre y vivas santamente". Mamá: ¿antes de morir tendré la alegría de que te arrepientas, y le pidas perdón a Dios y empieces a vivir santamente?
"¡Ay hija mía! Exclama doña Mercedes llorando, ¿entonces yo soy la causa de tu enfermedad y de tu muerte? Pobre de mí ¡Oh Laurita, qué amor tan grande has tenido hacia mí! Te lo juro ahora mismo. Desde hoy ya nunca volveré a vivir con ese hombre. Dios es testigo de mi promesa. Estoy arrepentida. Desde hoy cambiará mi vida".
Laura manda llamar al Padre Confesor. "Padre, mi mamá promete solemnemente a Dios abandonar desde hoy mismo a aquel hombre". Madre e hija se abrazan llorando.
Desde aquel momento el rostro de Laura se torna sereno y alegre. Siente que ya nada le retiene en esta tierra. La Divina Misericordia ha triunfado en el corazón de su amadísma mamacita. Su misión en este mundo ya está cumplida. Dios la llama al Paraíso.
Recibe la unción de los enfermos y su última comunión. Besa repetidamente el crucifijo. A su amiga que reza junto a su lecho de moribunda le dice: ¡Que contenta se siente el alma a la hora de la muerte, cuando se ama a Jesucristo y a María Santísima!.
Lanza una última mirada a la imagen que está frente a su cama y exclama: "Gracias Jesús, gracias María", y muere dulcemente. Era el 22 de enero de 1904. Iba a cumplir los 13 años.
La madre tuvo que cambiarse de nombre y salir disfrazada de aquella región para verse libre del hombre que la perseguía. Y el resto de su vida llevó una vida santa.
Laura Vicuña ha hecho muchos milagros a los que le piden que rece por ellos ante Nuestro Señor. Y el Papa Juan Pablo II la declaró Beata en 1988.
Señor Jesús: Tú que concediste a Laura Vicuña la gracia de ofrecer su vida por la salvación del alma de su propia madre, concédenos también a todos nosotros la gracia de obtener buenas obras, la conversión y salvación de muchos pecadores. Amén.
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