miércoles, 25 de noviembre de 2020

GUERRAS EN LA EDAD MEDIA

 EN EL SIGLO VI


La Guerra Vándala fue un conflicto librado en el norte de África (principalmente en el actual Túnez) entre las fuerzas del Imperio Romano de Oriente («Bizantino») y el reino vándalo de Cartago, del años 533 al 534. Fue la primera de las guerras de reconquista de los territorios perdidos por el Imperio Romano de Occidente emprendidas por Justiniano I.


Guerra vándala
Vandalic War campaign map.png
Mapa de campaña de la guerra
FechaJunio de 533-marzo de 534
LugarActuales LibiaTúnez, este de Argelia y Cerdeña
ResultadoVictoria bizantina
ConsecuenciasBizantinos recuperan control de África
Cambios territorialesFin del Reino vándalo y creación de la prefectura pretoriana de África
Combatientes
Imperio bizantinoReino vándalo
Figuras políticas
Justiniano IGelimer  Rendición
Comandantes
BelisarioTzazo  
Fuerzas en combate
20 000115 000nota 1​-30 000nota 2

Antecedentes[editar]

Los vándalos habían ocupado la provincia romana de África a principios del siglo quinto, y establecieron un reino independiente allí. Bajo su primer rey, Genserico, la formidable armada vándala llevó a cabo ataques piratas a lo ancho del Mediterráneo, saqueó Roma en el 455 y derrotó una invasión romana masiva en 468. Después de la muerte de Genserico, y tras la caída de Roma, las relaciones con el sobreviviente Imperio Romano de Oriente se mantuvieron estables, aunque en ocasiones estallaron tensiones debido a la adhesión obligatoria al arrianismo que impusieron los vándalos y la persecución contra la población seguidora del credo niceno. En 530, un golpe de estado en Cartago derrocó al rey pro romano Hilderico y lo reemplazó por su primo Gelimer.

La expedición de Belisario[editar]

El emperador romano de Oriente Justiniano tomó esta situación como un pretexto para interferir en los asuntos vándalos, y después de asegurar la frontera oriental con la Persia sasánida en 532, comenzó a preparar una expedición al mando del general Belisario, cuyo secretario Procopio escribió la principal narrativa histórica sobre la guerra. Justiniano aprovechó, o incluso instigó, rebeliones en las remotas provincias vándalas de Cerdeña y Tripolitania. Esto no solo distrajo a Gelimer de los planes del emperador, sino que sirvió también para debilitar las defensas vándalas a través del envío a Cerdeña de la mayor parte de la flota vándala y una gran parte de su ejército comandadas por el hermano de Gelimer, Tzazo.

La fuerza expedicionaria romana zarpó de Constantinopla a finales de junio de 533, y después de un viaje por mar en las costas de Grecia y el sur de Italia, desembarcó en la costa africana en Caput Vada a principios de septiembre, dejando completamente sorprendido a Gelimer. El rey vándalo reunió a sus fuerzas y se encontró con el ejército romano en la batalla de Ad Decimum, cerca de Cartago, el 13 de septiembre. El elaborado plan de Gelimer para rodear y destruir el ejército romano estuvo cerca del éxito, pero Belisario fue capaz de obligar al ejército vándalo a declarar retirada y consiguió ocupar Cartago. Gelimer se refugió en Bulla Regia, donde reunió sus últimas fuerzas, incluyendo el ejército de Tzazon, que regresó de Cerdeña. En diciembre, Gelimer avanzó hacia Cartago y se enfrentó con los romanos en la batalla de Tricamerón. La batalla resultó en una victoria romana y la muerte de Tzazon. Gelimer huyó a una remota fortaleza de montaña, la cual fue bloqueada hasta su rendición en marzo.

Belisario regresó a Constantinopla con el tesoro real de los vándalos y con Gelimer en calidad de prisionero para disfrutar de un triunfo, mientras que África se restableció formalmente al gobierno imperial como la prefectura del pretorio de África. Sin embargo, el control imperial apenas alcanzó más allá del antiguo reino vándalo, y las tribus moras del interior se mostraron indispuestas a aceptar el dominio imperial y pronto se levantaron en rebelión. La nueva provincia fue sacudida por las guerras con los moros y rebeliones militares, y no fue hasta 548 que se restableció la paz y el gobierno romano pudo quedar firmemente establecido.








Las guerras árabo-bizantinas fueron una serie de contiendas disputadas entre los musulmanes, mayoritariamente árabes, y el Imperio romano de Oriente o bizantino entre los siglos vii y xi d. C. Comenzaron como parte de la expansión musulmana durante los reinados de los califas ortodoxos y omeyas del siglo vii y continuaron con sus sucesores, hasta mediados del siglo xii.

La irrupción de los árabes de la península arábiga en los años 630 les permitió a estos despojar a los bizantinos de sus provincias meridionales (Levante y Egipto). Durante los siguientes cincuenta años, los califas omeyas emprendieron una serie de acometidas contra la todavía bizantina Asia Menor; amenazaron dos veces la capital imperial (Constantinopla) y se apoderaron completamente del Exarcado de África. La situación no se estabilizó hasta el fracaso del segundo sitio árabe de Constantinopla, en 718. La frontera entre los dos enemigos quedó fijada en los montes Tauro, en el borde oriental de Asia Menor. En la zona, casi despoblada, surgieron poderosas defensas de ambos Estados. Durante el Califato abasí, las relaciones entre bizantinos y musulmanes se normalizaron; hubo un intercambio de embajadas e incluso algunos períodos de tregua, pero el conflicto siguió siendo la norma. Tanto el gobierno abasí como los señores locales organizaban incursiones y represalias de las campañas enemigas casi todos los años, hasta bien entrado el siglo x.

Durante los primeros siglos, los bizantinos se mantuvieron normalmente a la defensiva y evitaron las batallas campales, prefiriendo retirarse a sus plazas fuertes. Solo a partir de 740 comenzaron a realizar contraataques, aunque todavía el imperio abasí era capaz de responder con grandes expediciones de castigo en Asia Menor. Con la decadencia y fragmentación del Estado abasí después del año 861 y el fortalecimiento paralelo del Imperio bizantino bajo la dinastía macedónica, la situación empezó a cambiar gradualmente. Durante medio siglo (desde aproximadamente el año 920 hasta 976), los bizantinos consiguieron finalmente quebrar las defensas musulmanas y restablecer su control sobre el norte de Siria y la Gran Armenia. El último siglo de las guerras árabo-bizantinas estuvo dominado por los conflictos fronterizos con los fatimíes en Siria, pero la frontera se mantuvo estable hasta la aparición de un nuevo pueblo, los selyúcidas, que empezaron a influir en la región a partir del 1060.

Los musulmanes también dominaron el mar, y a partir de 650 todo el Mediterráneo se convirtió en campo de batalla entre bizantinos y musulmanes; las dos partes emprendieron ataques y contraataques contra las islas y los enclaves costeros. Las incursiones islámicas alcanzaron su cénit en el siglo ix y comienzo del x; tras conquistar CretaMalta y Sicilia, las flotas musulmanas alcanzaron las costas de FranciaDalmacia e incluso la periferia de Constantinopla.


Guerras árabo-bizantinas
Expansión musulmana
Byzantine-Arab Wars (867 - 1045).PNG
Mapa de las guerras árabo-bizantinas
Fecha634-1180
LugarLevante mediterráneoSiriaEgiptoÁfrica del NorteAnatoliaCretaSicilia, sur de Italia
ResultadoVictoria árabe en África y Levante, victoria bizantina en Asia menor, Creta e Italia
Cambios territorialesLevante mediterráneoMesopotamia y África del Norte anexadas por los árabes
Beligerantes
Imperio bizantino1
Primer Imperio búlgaro
Estados cruzados
Gasánidas2
Ciudades-estado italianas
Califato Ortodoxo
Califato omeya
Califato Abasí
Aglabíes
Emirato de Bari
Emirato de Creta
Hamdánidas de Alepo
Califato Fatimí
Comandantes
Heraclio
Teodoro Tritirio +
Constante II
Constantino IV
Justiniano II
León III el Isáurico,
Tervel de Bulgaria
Constantino V
León V el Armenio
Teófilo
Nicéforo II
Juan I Tzimisces
Basilio II
Raimundo IV de Tolosa
Godofredo de Bouillón
Ademar de Monteil
Zayd ibn Harithah +
Khalid ibn al-Walid
Abu Bakr as-Siddiq
Umar ibn al-Jattab
Abu Ubaidah ibn al-Jarrah
Amr ibn al-As
Shurahbil ibn Hassana
Yazid ibn Abu Sufyan
'Iyāḍ ibn Ghanm
Al-Zubayr
Abdullah ibn Saad
Yazid I,
Muawiya ibn Abi Sufyan
Maslama
Mu'awiyah ibn Hisham
Sulayman
Harún al-Rashid
Mamun
Al-Mutasim
León de Trípoli
Sayf al-Dawla


Antecedentes[editar]

La sucesión de prolongadas guerras entre el Imperio bizantino y el sasánida en los siglos vi y vii dejó a los dos imperios agotados y vulnerables al nuevo ímpetu de los árabes islamizados. La última de estas contiendas terminó con victoria para los bizantinos: el emperador Heraclio recuperó todos los territorios perdidos y devolvió la Vera Cruz a Jerusalén en el año 629.3

No obstante, ninguno de los dos imperios dispuso de tiempo para recuperarse, ya que, en el lapso de unos pocos años, ambos sufrieron la arremetida de los árabes (que acababan de recuperar la unidad gracias al islam), la cual, según Howard-Johnston, «solo puede compararse con un tsunami humano».4​ Según Liska, el conflicto bizantino-persa, innecesariamente prolongado, allanó el camino al islam.5

A finales de los años 620, Mahoma ya había logrado conquistar y unificar buena parte de la península arábiga, y las primeras escaramuzas entre el mundo musulmán y el Imperio bizantino se verificaron durante su gobierno. Solo unos pocos meses después de que Heraclio y el general persa Shahrbaraz estipularan los términos de la retirada de las tropas persas de las provincias bizantinas orientales ocupadas en el año 629, los ejércitos árabes y bizantinos libraron la batalla de Mu'tah.6​ Mahoma murió en 632 y le sucedió al frente del Estado islámico Abu Bakr, el primer califa, que obtuvo el dominio de toda la península arábiga merced a las victorias en las guerras Ridda; estas permitieron la formación de un poderoso Estado musulmán que abarcaba toda la península.7

La conquista musulmana: 634-718[editar]

Según diferentes biografías musulmanas, Mahoma, habiendo recibido información de que fuerzas bizantinas se estaban concentrando en el norte de Arabia con intención de invadir la península, marchó con un ejército hacia el norte hasta Tabuk (en el noroeste de la moderna Arabia Saudí) para anticiparse al embate bizantino. Las noticias, no obstante, resultaron falsas. Pese a esto, la batalla de Tabouk representó el primer ataque musulmán a los bizantinos; no originó, sin embargo, una guerra.89

No existe un relato coetáneo de la expedición de Tabuk, y muchos de los detalles de la misma provienen de fuentes musulmanas posteriores. Algunos creen que una fuente bizantina menciona la batalla de Mu'tah, tradicionalmente fechada en 629, si bien no es aseguro que así sea.10​ Los primeros choques podrían haber comenzado como conflictos con los Estados árabes vasallos de los imperios bizantino y sasánida: los de los gasánidas y los lájmidas de al-Hirah. En cualquier caso, los árabes musulmanes emprendieron a partir del año 634 una invasión de ambos imperios, que les llevó a conquistar el LevanteEgipto y Persia. Los generales más sobresalientes de estas campañas contra bizantinos y sasánidas fueron Jalid ibn al-Walid y Amr ibn al-As.

Conquista árabe de la Siria romana 634-638[editar]

En el Levante, tropas regulares bizantinas, reforzadas por reclutas locales, se enfrentaron al ejército musulmán invasor.11​ Según historiadores musulmanes, los monofisitas y judíos del Levante dieron la bienvenida a los invasores árabes, dado que estaban descontentos con el gobierno bizantino. Las tribus árabes tenían poderosos lazos económicos, culturales y familiares con importantes ciudadanos árabes del Creciente Fértil.

El emperador romano Heraclio había caído enfermo, y por ello no pudo dirigir personalmente a los ejércitos que trataron de frenar la conquista musulmana de Siria y Palestina en el año 634. En la batalla de Adjnadayn, que se disputó en el verano de ese año, el ejército musulmán obtuvo una aplastante victoria.12​ Tras vencer también en la de Fahl, los musulmanes de Jalid ibn al-Walid conquistaron Damasco (634).13​ Los bizantinos reaccionaron reuniendo todos los soldados que pudieron y encargando la expulsión de los invasores a los generales Teodoro Tritirio y Vahan (armenio).13

En la batalla de Yarmuk, acaecida en el 636, sin embargo, los musulmanes, habiendo estudiado el terreno en detalle, atrajeron a los bizantinos a una batalla campal, un tipo de enfrentamiento que los bizantinos solían evitar, y les obligaron a realizar una serie de costosos asaltos; luego emplearon los profundos valles y los riscos del lugar en una trampa mortal para los bizantinos, a los que infligieron una gravísima derrota.14​ Heraclio, según el historiador del siglo ix al-Baladhuri,15​ exclamó antes de abandonar Antioquía y regresar a Constantinopla, decepcionado por el resultado del choque: «¡Paz a ti, oh Siria, qué excelente país es este para el enemigo!» El impacto del Levante para los bizantinos se reflejó en las palabras de Juan Zonaras: «(...) desde entonces [tras la pérdida del Levante] la raza de los ismaelitas no cesó de invadir y saquear todo el territorio de los romanos».1617

En abril del 637, los árabes, tras un largo asedio, conquistaron Jerusalén, que rindió el patriarca Sofronio. En el verano de ese año, conquistaron Gaza; por las mismas fechas, las autoridades bizantinas de Egipto y Mesopotamia pagaron para obtener una muy costosa tregua, que duró tres años en el caso egipcio y uno tan solo en el de Mesopotamia. Tras la batalla del puente de hierro cayó Antioquía a finales de año; para entonces los musulmanes se habían apoderado de todo el norte de Siria, pero respetaron la Mesopotamia superior, a la que concedieron la susodicha tregua de un año.10

Cuando expiró esta en 638-639, los árabes ocuparon también la Mesopotamia y la Armenia bizantinas y concluyeron la conquista de Palestina con el asalto a Cesarea Marítima y la entrada en Ascalón. En diciembre de 639, los musulmanes partieron de Palestina para invadir Egipto a comienzos de 640.10

Conquista árabe del norte de África: 639-698[editar]

Conquista de Egipto y Cirenaica[editar]

En la época en que Heraclio murió, los bizantinos habían perdido ya buena parte de Egipto y en los años 637-638 toda Siria estaba también en manos de los ejércitos del islam. 'Amr ibn al-A'as penetró en Egipto desde Palestina a finales del 639 o principios del 640, al mando de entre tres mil quinientos y cuatro mil hombres. Progresivamente se le fueron uniendo nuevos refuerzos, entre los que destacó el ejército de doce mil soldados de al-Zubayr. 'Amr asedió primero Babilonia y, tras conquistarla, marchó a atacar Alejandría. Los bizantinos, divididos y conmocionados por la repentina pérdida de tanto territorio, acordaron desprenderse de la ciudad en septiembre del año 642.18​ La caída de Alejandría puso fin al gobierno bizantino de Egipto, y les permitió a los musulmanes continuar su expansión militar por el norte de África. Entre los años 643 y 644, 'Amr completó la conquista de la Cirenaica.19​ Uthman sucedió al califa Omar al frente del Estado islámico al morir este.20

Durante su reinado la armada bizantina recuperó brevemente Alejandría en el 645, pero la perdió de nuevo en el 646 tras la batalla de Nikiou.21​ Las fuerzas islámicas asaltaron Sicilia en el 652 y se adueñaron de Chipre y Creta al año siguiente. Según los historiadores árabes, los cristianos coptos dieron la bienvenida a los árabes del mismo modo que en su día lo habían hecho los monofisitas en Jerusalén.22​ La pérdida de esta lucrativa provincia privó a los bizantinos de una valiosa fuente de trigo, causó escasez de alimentos en todo el imperio y debilitó a sus ejércitos en las décadas siguientes2324

Conquista del Exarcado de África[editar]

"Las gentes de Homs respondieron [a los musulmanes], "preferimos vuestro gobierno y justifica mucho más que el estado de opresión y tiranía en el que estábamos. El ejército de Heraclio deberemos, con la ayuda del 'amil's', repulsar de la ciudad." Los judíos se alzaron y dijeron, "juramos por la Torah, ningún gobernador de Heraclio deberá entrar en la ciudad de Homs, ¡al menos que hayamos sido antes vencidos y agotados!" [...] Los habitantes de las otras ciudades cristianas y judías que habían capitulado a los musulmanes hicieron lo mismo [...] Cuando por la ayuda de Alá los "infieles" fueron derrotados y los musulmanes ganaron, abrieron las puertas de sus ciudades, salieron con cantantes e intérpretes de música y comenzaron a tocar, y pagar el kharaj."
Al-Baladhuri25​ De acuerdo a los historiadores musulmanes del siglo IX, las poblaciones locales veían el gobierno bizantino como opresivo, y preferían antes la conquista musulmana.

En el año 647, un ejército árabe al mando de Abdallah ibn al-Sa’ad invadió el Exarcado de África bizantino. Tripolitania fue conquistada, seguida por Sufetula, 150 km al sur de Cartago, y su gobernador y auto proclamado Emperador de África Gregorio fue asesinado. La fuerza de Abdallah's regresó a Egipto en el año 648, una vez que el sucesor de Gregorio, Genadio, les prometió un tributo anual de 300 000 nomismata.26

Tras una guerra civil en el Imperio árabe, los omeyas llegaron al poder con Muawiya ibn Abi Sufyan o Muawiya I. Bajo los omeyas se completó la conquista de los restantes territorios bizantinos del norte de África y los árabes consiguieron desplazarse por amplias zonas del Magreb, invadiendo la España visigótica a través del estrecho de Gibraltar,22​ bajo el liderazgo del general bereber Táriq ibn Ziyad. Pero esto ocurrió solo una vez que hubieron desarrollado su propio poderío naval, conquistando y destruyendo la plaza fuerte bizantina de Cartago entre los años 695 y 698.27​ La pérdida de África trajo por consecuencia que el control bizantino del Mediterráneo occidental fue desafiado por una nueva y expansiva flota árabe, que operaba desde Túnez.28

Muawiyah comenzó a consolidar el territorio árabe desde el Mar de Aral hasta la frontera occidental de Egipto. Puso un gobernador en Egipto en al-Fustat, y lanzó diferentes asaltos en Anatolia en el 663. Entonces, desde el 665 hasta el 689 lanzó una nueva campaña en el norte de África para proteger a Egipto "de los ataques en su flanco por la Cirenaica bizantina". Un ejército árabe de 40 000 efectivos tomó Barca, derrotando a unos 30 000 bizantinos.29

Una vanguardia de 10 000 árabes bajo Uqba ibn Nafi se unieron viniendo desde Damasco. En el 670, Kairuán en la moderna Túnez fue establecida como base para nuevas invasiones. Kairouan se convertiría en la capital de la provincia islámica de Ifriqiya y uno de los principales centros culturales árabo-islámicos de la Edad Media.30​ Entonces ibn Nafi "se sumergió en el corazón de la región, a travesó la tierra salvaje en la que sus sucesores erigieron la espléndida capital de Fez u finalmente penetró hasta las costas del Atlántico y el gran desierto.31​ Durante su conquista del Magreb, tomó las ciudades costeras de Bugía y Tánger, tomando lo que en su día había sido la provincia romana de Mauritania Tingitana donde fue finalmente detenido.32​ Tal y como el historiador Luis García de Valdeavellano explica:

En su lucha contra los bizantinos y los bereberes, los jefes árabes extendieron enormemente sus dominios africanos, y en fecha tan temprana como el año 682 Uqba ya había alcanzado las costas del Atlántico, pero fue incapaz de ocupar Tánger, y fue forzado a retirarse hacia las montañas del Atlas por un hombre que pasó a ser conocido en la historia y en la leyenda como Don Julián.33

Ataques árabes sobre Anatolia y asedios de Constantinopla[editar]

Cuando la primera oleada de conquistas musulmanas en Oriente Próximo decayó, y una frontera semi permanente entre los dos poderes se estableció, una amplia zona, no reclamada ni por los bizantinos ni por los árabes y virtualmente desierta (conocida en árabe como al-Ḍawāḥī, "las tierras exteriores" y en griego como τὰ ἄκραta akra, "los extremos") surgió en Cilicia, en paralelo a los límites sureños de las cordilleras del Tauro y Antitauro, dejando a Siria en manos musulmanas y el valle de Anatolia en manos bizantinas. Tanto el emperador Heraclio como el califa Omar siguieron una estrategia de destrucción en esta zona, intentando transformarla en una barrera efectiva entre ambos campos.34

No obstante, los omeyas todavía consideraban la completa subyugación de Bizancio como su objetivo último. Su pensamiento estaba dominado por las enseñanzas islámicas, que situaban a los infieles bizantinos firmemente en el Dār al-Ḥarb, la «Casa de la Guerra», la cual, en palabras del estudioso islámico Hugh N. Kennedy, «los musulmanes deben atacar cuando sea posible; antes que la paz interrumpida por el conflicto ocasional, se pensaba que el patrón normal era el conflicto interrumpido por ocasionales treguas temporales (hudna). La paz verdadera (ṣulḥ) solo podría alcanzarse cuando el enemigo aceptara el Islam o un estatus vasallo».35

Tanto como gobernador de Siria y posteriormente como califa, Muawiya ibn Abi Sufyan (661–680) lideró el esfuerzo musulmán contra Bizancio, especialmente con la creación de una flota que desafió a la armada bizantina y asaltó las islas bizantinas y sus costas. La sorprendente derrota de la flota imperial por la joven armada musulmana en la batalla de los mástiles en el 655 fue de una importancia crítica: abrió el Mediterráneo, hasta entonces un "lago de Roma", a la expansión árabe, y comenzó una serie de conflictos navales sobre el control de las rutas marítimas del Mediterráneao que duró siglos.3637

El comercio entre las costas orientales y sureñas musulmanas y las costas norteñas cristianas durante este período aislaron a Europa Occidental de los avances del mundo musulmán: "en la antigüedad, y de nuevo en la Alta Edad Media, el viaje de Italia hasta Alejandría era habitual; en los primeros tiempos islámicos los dos países eran tan remotos que incluso la información más básica era desconocida".38​ Muawiyah también inició las primeras incursiones de amplia escala sobre Anatolia a partir del año 641. Estas expediciones, dirigidas tanto al saqueo como a debilitar y mantener a los bizantinos ocupados, así como los asaltos en represalia bizantinos, llegaron a establecerse como una característica de las guerras árabo-bizantinas durante los siguientes tres siglos.3940

Tremís de oro de Constante II.

El estallido de la primera guerra civil musulmana en el 656 otorgó una pausa preciosa para Bizancio, que el emperador Constante II (r. 641–668) utilizó para apuntalar sus defensas, extender y consolidar su control sobre Armenia y sobre todo para iniciar una importante reforma de su armada que tuvo un efecto duradero: estableció la themata, las amplias divisiones territoriales de mando en las cuales Anatolia, el principal territorio contiguo que le quedaba al Imperio, fue dividida. Los restos del ejército de tierra que quedaban fueron acantonados cada uno de ellos, y a cada soldado se le asignó tierra en pago por sus servicios. La themata formaría la espina dorsal del sistema defensivo bizantino durante los siglos que vendrían.

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