martes, 17 de noviembre de 2020

TIPOS DE CÉLULAS

 Los basófilos conforman el tipo de leucocito menos abundante en la sangre. Tiene núcleo irregular, difícil de ver por la granulación basófila que lo cubre casi siempre. Tamaño semejante al de los segmentados. Se denomina basófilo a cualquier célula que se tiñe fácilmente con colorantes básicos (hematoxilina principalmente). Sin embargo, cuando se emplea este término sin ninguna aclaración adicional, suele referirse a uno de los tipos de leucocitos (glóbulos blancos de la sangre) de la familia de los granulocitos.

Los basófilos son los responsables del inicio de la respuesta alérgica, según tres estudios que se publican en la edición digital de la revista «Nature Immunology».

En las micrografías electrónicas se ven con claridad un pequeño aparato de Golgi, algunas mitocondrias, un extenso RER y pequeñas inclusiones de glucógeno.

Los gránulos de los basófilos son gruesos pero escasos. Son células de unos 10 μm de diámetro y su núcleo tiene una forma que recuerda a una S, es lobulado y se divide de 1 a 3 lóbulos. Se originan en el mismo lugar que el resto de los granulocitos (médula ósea), y son los menos numerosos, ya que constituyen solo el 0,5 % del total.1​ Son muy parecidos a los mastocitos o células cebadas, pero no son el mismo tipo celular, ni se diferencian a ellos.

Tienen una activa participación en la respuesta inmunitaria, a través de la liberación de histaminaserotonina en bajas concentraciones, y otras sustancias químicas.

Tiene gránulos de dos clases:

Los basófilos además de poseer gránulos en su interior, poseen receptores de IgE (inmunoglobulina E), aquella inmunoglobulina relacionada con las alergias. Por eso el basófilo participa en la respuesta inflamatoria.


PBBasophil.jpg

Imagen tomada con un microscopio óptico, en la que se observa un basófilo teñido con hematoxilina-eosina.









Las células de Kupffer, también conocidas como células de Browicz-Kupffer, son macrófagos localizados en el hígado formando las paredes de los sinusoides que forman parte del sistema reticuloendotelial (SRE).

Historia[editar]

Estas células fueron observadas inicialmente por Karl Wilhelm von Kupffer en 1876.1​ Los científicos las llamaron «sternzellen» (células estrella o células estrelladas) en forma incorrecta, ya que consideraron que formaba parte integral del endotelio de los vasos sanguíneos hepáticos y que estos las originaban. En 1898, tras algunos años de investigaciones, Tadeusz Browicz, un científico polaco, las identificó correctamente como macrófagos.23

Origen[editar]

Estas células se originan en la médula ósea con la generación de promonocitos y monoblastos en monocitos; estos en la sangre periférica completan su diferenciación a células de Kupffer.4

Función[editar]

Los eritrocitos que han cumplido su ciclo o en estado de deterioro, son destruidos por la acción fagocítica de las células de Kupffer, y la molécula de hemoglobina es dividida. Las cadenas proteicas son reutilizadas, mientras que la porción hemo es dividida en hierro que será reutilizado también y en bilirrubina, la cual es conjugada con ácido glucurónico dentro de los hepatocitos y secretada en la bilis.

Una investigación identificó un receptor presente en las células de Kupffer, el receptor de complemento de la familia de las inmunoglobulinas (del inglés Complement receptor of the immunoglobulin family - CRIg). Ratones sin el CRIg no podían evacuar patógenos cubiertos por factores del sistema del complemento. El CRIg está conservado en ratones y humanos y es un componente crítico del sistema inmune innato.5

Función en la enfermedad alcohólica hepática[editar]

La activación de las células de Kupffer es responsable de la lesión hepática temprana inducida por el etanol, común en el alcoholismo crónico. Como el alcoholismo crónico y la lesión hepática está producida por dos mecanismos. El segundo está caracterizado por la activación del Receptor de tipo Toll 4 (TLR4) y CD14, receptores de las células de Kuffer que captan endotoxina (LPS). Este activa la trascripción de citocinas proinflamatorias (factor de necrosis tumoral α - TNFα) y producción de superoxidos (prooxidantes). El TNFα entonces penetra a las células de Kupffer en el hígado, iniciando la síntesis de colágeno y fibrosis. La fibrosis eventualmente causará cirrosis o pérdida de la función hepática.


Kupffer cells high mag cropped.jpg

Biopsia hepática en la que se observan células de Kupffer centrolobulares, con un citoplasma granular de color gris, en una lesión hepática teñida con tricrómico de Masson.










Su nombre hace referencia a unas proyecciones ramificadas que se desarrollan en un cierto punto de su maduración, similares a las dendritas de las neuronas. Las células dendríticas fueron descubiertas en 1868 por Paul Langerhans cuando estudiaba el epitelio cutáneo humano,5​ aunque originalmente creyó que formaban parte del sistema nervioso;6​ su auténtico papel no fue revelado hasta un siglo más tarde. Un estudio reciente reveló la presencia de células dendríticas en el cerebro, donde podrían representar una segunda línea de defensa contra los patógenos que consigan atravesar la barrera hematoencefálica. Estas forman parte de la llamada "microglía heterogénea".7

Las células dendríticas pertenecen a un tipo de glóbulos blancos llamados fagocitos. Debido a su alta eficacia a la hora de fagocitar material peligroso para el cuerpo, las células dendríticas son consideradas fagocitos «profesionales».8​ Parte de la eficacia fagocítica de las células dendríticas es gracias a la presencia de moléculas llamadas receptores en la superficie, que pueden detectar objetos nocivos, tales como bacterias, que no suelen encontrarse dentro del cuerpo.9​ Las células dendríticas existen en grandes cantidades en tejidos que están en contacto con el medio exterior, principalmente la piel (que cuenta con un tipo especializado de células dendríticas llamadas células de Langerhans) y el revestimiento interior de la nariz, los pulmones, el estómago y los intestinos. También están presentes en estado inmaduro en la sangre.

Como otros glóbulos blancos, las células dendríticas derivan de células hematopoyéticas. Cuando todavía son inmaduras, su función es ir buscando constantemente patógenos al medio que las rodea mediante receptores de reconocimiento de patrones. Cuando encuentran un antígeno válido, empiezan a madurar y migran hacia los ganglios linfáticos, donde se encuentran los linfocitos. Cuando los linfocitos T detectan un antígeno en una célula dendrítica, se activan, proliferan. A su vez, los linfocitos T activan los linfocitos B, que producen anticuerpos, y a partir de ese momento la defensa contra los patógenos pasa al terreno de la inmunidad adquirida.

Célula dendrítica
Dendritic cells.jpg
Sección de la piel mostrando una gran cantidad de células dendríticas en la epidermis

Descubrimiento y estudio[editar]

Frank Macfarlane Burnet, fue un virólogo australiano, reconocido por sus trabajos en el campo de la inmunología. Sus estudios dieron como resultado la propuesta de una teoría de la selección clonal, por la cual, los linfocitos responden a antígenos mientras tengan ciertas compatibilidad.10​ Junto con los trabajos de Ralph M. Steinman sirvieron para el descubrimiento de las células dendríticas.
Paul Langerhanscientífico alemán, a quien se le atribuye el descubrimiento de las células dendríticas. Los trabajos de investigación de Langerhans se centraron en el estudio de la histología, campo en el que aplicó con éxito las nuevas técnicas de tinción. Cuando aún era estudiante de medicina en el laboratorio de Rudolf Virchow trabajó sobre la inervación de la piel. En su trabajo Ueber die Nerven der Mensclichen Haut, publicado en 1868, describió las terminaciones nerviosas situadas en el estrato de Malpighi de la epidermis, así como el stratum granulosum del mismo, conocido más tarde como estrato de Langerhans.111213

Las células dendríticas fueron descritas por primera vez por el científico alemán Paul Langerhans a finales del siglo XIX. Cuando aún no se había graduado, utilizó técnicas en las que se empleaba cloruro de oro desarrolladas por Julius Cohnheim para detectar unas células no pigmentarias de la epidermis, que describió como receptores de señales extracutáneas por el sistema nervioso.14​ Sin embargo, no fue capaz de averiguar su auténtica naturaleza y función, que permanecieron como un misterio para los investigadores durante más de cien años.

En 1957, Frank Macfarlane Burnet propuso la teoría de la selección clonal. Una de las bases de esta teoría era que los linfocitos sólo responden a antígenos si estos son compatibles con sus receptores.15​ Sin embargo, la teoría de Macfarlane Burnet no explicaba los mecanismos por los que era presentado el antígeno que iniciaría la respuesta.16​ Ralph M. Steinman, que entonces seguía estudios de medicina en la Universidad de Harvard y hacía prácticas en el Hospital General de Massachusetts, dedicó sus esfuerzos a investigar qué agente posibilitaba la presentación de antígeno para iniciar la respuesta inmunitaria linfocítica. Para su investigación, partía de la noción de que el añadido de antígenos a los linfocitos no era suficiente para activarlos, y que había un intermediario.

A mediados de la década de 1960, Robert Mishell y Richard Dutton habían logrado desencadenar una respuesta primaria de anticuerpos in vitro por primera vez, añadiendo glóbulos rojos de oveja a una suspensión de células de bazo de ratón.17​ Experimentos posteriores llevaron a los investigadores a pensar que la generación de la respuesta sólo era posible en presencia de una variedad de células accesorias del bazo, con los macrófagos como componente significativo.18​ En 1970, Steinman comenzó a trabajar con Zanvil A. Cohn para investigar estas células accesorias mediante microscopia de contraste de fase. El resultado fue el descubrimiento de una cantidad reducida de células con muchas ramificaciones, móviles y ricas en mitocondrias en comparación con la mayor cantidad de macrófagos. En 1973, Steinman y Cohn acuñaron el término "célula dendrítica" para referirse a estas células. Sin embargo, el término «célula dendrítica» no fue utilizado hasta 1973, por Ralph M. Steinman y Zanvil A. Cohn.19​ En 2007, Steinman fue galardonado con el Premio Albert Lasker por Investigación Médica Básica por su descubrimiento.

Al principio, la hipótesis de Steinman sobre el papel clave de las células dendríticas en la generación de respuesta inmunitaria no fue muy aceptada, pues algunos científicos las consideraban irrelevantes o incluso un artefacto experimental. Para vencer este escepticismo, Steinman y otros investigadores continuaron trabajando en las células dendríticas, estudiando las proteínas superficiales y la función. Después de una serie de experimentos, Steinman pudo demostrar que las células dendríticas eran entre 100 y 1.000 veces más eficaces para iniciar la respuesta inmunitaria que las células genéricas del bazo.20​ Desde entonces, tanto Steinman como otros investigadores han demostrado la alta efectividad de las células dendríticas a la hora de estimular la citotoxicidad de los linfocitos T y la respuesta de los anticuerpos. La descripción del proceso de maduración de las células dendríticas fue uno de los avances posteriores. Las investigaciones más recientes desarrollaron técnicas para cultivar células dendríticas, y la investigación se dirige actualmente hacia su uso para combatir el cáncer.

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