«Bienes individuales inscritos Patrimonio de la Humanidad en España (Cueva de Altamira y arte rupestre del norte de España)»
La cueva de Santimamiñe es una cueva situada en la localidad vizcaína de Cortézubi en el País Vasco (España). En ella se han hallado restos y pinturas rupestres datados en el Paleolítico Superior, en el período Magdaleniense(14.000 y 9.000 años a.d.c.). Está considerada como un icono de la cultura vizcaína y su principal yacimiento prehistórico. Está incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde julio de 2008, dentro del sitio «Cueva de Altamira y arte rupestre paleolítico del Norte de España» (en inglés, Cave of Altamira and Paleolithic Cave Art of Northern Spain).
Situación y toponimia
La cueva se sitúa en el barrio de Basondo, de Cortézubi, población cercana a la localidad de Guernika, al pie del monte Ereñozar (448 msnm), a 150 metros sobre el nivel del mar, cerca de la ermita de San Mamés (Santi Mamiñe en Euskera), de donde toma el nombre, en la cuenca del parque natural de Urdaibai. En un primer momento, la cueva es referida como:"Cueva de Basondo" y así aparece descrita en las actas de su descubrimiento y de sus primeras exploraciones. Existe algunas referencias como: "Cueva de Cortézubi"3 La cueva se sitúa dentro del bosque de Oma, también llamado Bosque encantado de Oma, por albergar la obra artística realizada por el pintor y escultor vasco Agustín Ibarrola.
Descubrimiento e historia
A comienzo del siglo XX, en sus dos primeras décadas, los hallazgos de cuevas con arte parietal paleolítico se incrementaron. Entre ellos se encuentra el de Santimamiñe. En 1916 unos chavales fueron en busca de aventura, y se adentraron en la cueva trepando (por donde ahora se encuentra una línea negra indicando el camino por el que fueron). Arrancaron unas estalagtitas gigantes, y descubrieron un pasadizo secreto en el que se adentraron y encontraron las pinturas. No les dieron mucha importancia, pero poco tiempo después, el día 17 de agosto de 1916, el compositor Jesús Guridi se hospedó en un balneario de Cortézubi. El hijo del dueño, Don Jose F. Bengoechea, le contó que, junto a unos amigos, habían visto dibujos "chiminos" en una cueva de la zona. Interesado por el relato, el compositor vasco organizó una excursión con Bengoechea y el resto de niños y, adentrándose con ellos en la cueva, comprobó que se trataba de pinturas rupestres. Guridi comunicó el hallazgo enBilbao, a Manuel Losada, vocal de la Comisión de monumentos de Vizcaya, quien tras acompañar a Guridi a la cueva, dio conocimiento oficial a dicha comisión, reunión que figura en un acta del 15 de mayo 1917 de dicha comisión4 , a la que el compositor fue invitado para exponer los detalles de lo que había descubierto. En esta junta, se otorgó veracidad al hallazgo, acordando invitar al presidente de la diputación a la siguiente reunión para la comunicación oficial.5
Después del descubrimiento se realizaron varios estudios y excavaciones. El estudio principal se realizará entre 1917 y 1918, y en él participaran Telesforo de Aranzadi,José Miguel de Barandiarán y Enrique Eguren. En este estudio se excavará el yacimiento de la entrada de la cueva, en el que se ha encontrado se han realizado otros estudios y publicaciones como la que realizó en 1960 J. M. Apellániz o el realizado por Xabier Gorrotxategi para su tesis doctoral.
En las dos últimas décadas del siglo XX se realizaron estudios para determinar el daño que se había producido en el conjunto de las pinturas. Estos estudios determinaron la necesidad de limitar el acceso para evitar la modificación de las condiciones medioambientales del microclima existente en la cavidad.
Las medidas que se adoptaron entonces, en 1997, fueron la de limitar el aforo diario a 75 visitantes y cerrar la cámara principal de pinturas.
La cueva de Santimamiñe forma parte del conjunto de yacimientos prehistóricos del arco Atlántico. En la Comunidad Autónoma Vasca hay otros yacimientos importantes que completan un amplio panorama de hallazgos pictóricos rupestres que se suman a los de Asturias, Cantabria y Aquitania.
En noviembre de 2006 la cueva quedó incluida en la candidatura del Arte Rupestre Paleolítico de la Cornisa Cantábrica para su declaración por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, que aprobó el Consejo de Patrimonio Histórico para ser presentada en 2007. Esta candidatura incluye 14 yacimientos, como Tito Bustilloy Candamo en Asturias, Ekain en el País Vasco o el Conjunto de Montecastillo, Covalanas y La Garma en Cantabria.
Ese mismo año se cerraron al público totalmente las instalaciones y se emprendieron acciones para su conservación. Estas acciones de conservación contemplaban el desmantelamiento de las instalaciones de iluminación y la limitación de las visitas al vestíbulo de la cavidad, donde se han realizado excavaciones arqueológicas, dejando el resto de la cavidad a oscuras y accesible solo para la investigación y el mantenimiento.
A partir de 2006 se pretende realizar un plan de excavaciones arqueológicas sistemático que complete el realizado entre el año2004 y el año 2006, en el que se obtuvieron muy buenos resultados.
La cueva
La composición de la cueva de Santimamiñe es de gran belleza. Tiene una longitud de 365 metros que se podían visitar antes del cierre al público en el año 2006, y hay abundantes formaciones cálcicas con abundancia de estalactitas y estalagmitas que llegan a formar curiosas figuras. También se producen cortinas de carbonato cálcico de diversos colores que van tomando dependiendo de los óxidos que llevan las aguas.
A unos 60 metros de la entrada se abre, arriba a la izquierda, una estrecha galería que se ensancha en dos partes: la primera es la antesala de las pinturas y la otra es la cámara principal.
El yacimiento
El yacimiento situado en la entrada de la cueva proporcionó hallazgos que van desde el Paleolítico Superior hasta la épocaromana. El nivel relevante es el Magdaleniense, del que forman parte las pinturas y grabados. Se ha hallado un conchero que da testimonio de la importancia de los crustáceos en la alimentación de los habitantes prehistóricos.
En la totalidad de la cueva se encuentran 47 pinturas; todas representan animales. Encontramos 32 bisontes, 7 cápridos, 6 caballos, un ciervo y un oso. Todas las figuras están representadas de manera monócroma, en negro. El material utilizado para su ejecución fue el carbón.
Las primeras figuras se encuentran en la sala principal, cerca de la entrada, unos 10 m después del vestíbulo. Más adentro, en lo que se llama la zona profunda, a un centenar de metros, hay otro conjunto de figuras entre las que destacan un bisonte y uncaballo.
En la antecámara hay un amplio conjunto de figuras muy deterioradas, donde destacan caballos y bisontes. Seguidamente, en la cámara principal, que tiene una forma cuadrangular con unas medidas de 4 m de longitud, 3 m de anchura y 3,5 m. de altura, es donde se encuentra el conjunto más espectacular de todo el yacimiento. Junto a la entrada hay un grupo de bisontes grabados y pintados. En el panel principal, por encima y a la derecha de la estalagmita cónica donde están las figuras anteriores, se encuentran 8 bisontes, un caballo y una línea arqueada.
El deterioro
A partir del estudio desarrollado a finales del siglo XX se constata la fragilidad del conjunto monumental y se toman las medidas de limitación de las visitas y del cierre de la cámara principal de pinturas. Se constata, así mismo, que las infraestructuras que se han implementado en la cueva para facilitar su visita por el público son altamente perjudiciales, en especial la iluminación, que estimula el crecimiento de colonias de microorganismos y vegetación, en especial en las zonas que están permanentemente iluminadas. La iluminación también tiene influencia en la temperatura de la cueva. Las estructuras metálicas producen oxidaciones y condensaciones que habría que evitar.
Otro de los factores que se advirtieron es el aumento de CO2 que producen los visitantes, a lo que se une el aumento de la suciedad, parte procedente del exterior y otra parte del polvo que se levanta dentro.
Santimamiñe, un paisaje milenario
El Departamento de Cultura de la Diputación Foral de Bizkaia con la puesta en marcha del Proyecto Cultural “Santimamiñe, un paisaje milenario”, en la cual se realiza un acceso virtual en 3D que tiene lugar en un espacio preparado al efecto en la ermita de San Mamés.
Los visitantes, mediante unas gafas especiales, se adentran en un paseo por la cueva en el cual van recibiendo explicaciones en diferentes idiomas. La reconstrucción se realiza gracias a un trabajo previo de escaneado de la cueva y toma de fotografías digitales de alta definición, de donde se ha obtenido un modelo completo en tres dimensiones de todo el espacio.
La Cueva de Tito Bustillo (o El Pozu'l Ramu en asturiano)2 es una cueva con pinturas prehistóricas desde el 22.000 hasta el 10.000 a. C. Situada en Ribadesella, en el Principado de Asturias (España). Fue descubierta en1968 por el grupo de espeleología Torreblanca, entre los que se encontraba Celestino Bustillo, llamado «Tito Bustillo». Días más tarde "Tito" fallece en un accidente de montaña y en su honor ponen su nombre a estas cuevas. Está incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde julio de 2008, dentro del sitio «Cueva de Altamira y arte rupestre paleolítico del norte de España» (en inglés, Cave of Altamira and Paleolithic Cave Art of Northern Spain).
Descripción
Descubrimiento
En abril de 1968, miembros del grupo de montaña Torreblanca junto con dos jóvenes riosellanos descendieron por una pequeña sima conocida como Pozu´l Ramu. Durante su incursión descubrieron dos de los conjuntos artísticos más importantes, el Camarín de las Vulvas y el Panel Principal.
El descubrimiento tuvo una gran repercusión mediática local, nacional e internacional, debido a la calidad y cantidad de las obras descubiertas, equiparables a los más importantes yacimientos europeos entonces conocidos.
A los pocos días del hallazgo, uno de sus protagonistas, Celestino Fernández Bustillo, falleció en un accidente de montaña, hecho que motivó que se rebautizara la cueva del Pozu´l Ramu como cueva de Tito Bustillo.
El Macizo de Ardines
El Macizo de Ardines es uno de los complejos kársticos visitables más interesantes de Asturias. Se trata de un monte calizo, en cuyo interior se despliega una red de cuevas formadas durante miles de años.
El cauce subterráneo del río San Miguel es el artífice de las cuevas y oquedades de Ardines que, junto con las formaciones estalactíticas, estalagmíticas, columnas o coladas, componen un paisaje singular que siempre ha despertado la curiosidad de los visitantes.
Las cuevas principales del Macizo de Ardines son El Tenis, que es la más alta y se asoma al río Sella por un mirador natural; la Cuevona, una inmensa cúpula geológica iluminada por una espectacular abertura cenital; y la Lloseta, comunicada con Tito Bustillo a través de una estrecha sima que sin duda conocieron los grupos paleolíticos, ya que en su entorno hay marcas y representaciones.
A ellas se suma la cueva de Tito Bustillo, con una geología y yacimiento arqueológico espectacular. Partiendo desde la entrada natural, en la que se asentaron los antiguos pueblos prehistóricos, se accede a una gran sala conocida como El Entronque, un cruce entre las galerías de la cueva. Aquí confluyen las tres principales zonas transitables de la cueva: la Galería Larga que nos lleva a lo más profundo de la cueva, el corto pasillo que nos acerca al Panel Principal y el acceso natural ya mencionado.
La sociedad magdaleniense
Las excavaciones arqueológicas han revelado una intensa e importante ocupación de la cueva durante el período Magdaleniense.
Los cazadores-recolectores magdalenienses son los creadores de una de las fases culturales más ricas del Paleolítico superior europeo. Con respecto a épocas anteriores, la variedad tipológica de sus útiles se incrementan: azagayas, arpones, espátulas, barillas... son objetos de la vida cotidiana que muestran una enorme riqueza cultural.
Los restos de fauna encontrados en los yacimientos arqueológicos nos hablan de la caza como una de las actividades básicas de estos pueblos. A esto se une la evidente actividad de recolección y pesca tal y como indican los magníficos arpones hallados en Tito Bustillo. De hecho estos utensilios han sido empleados por los especialistas como indicador cronológico y cultural.
Además de este tipo de herramientas, durante el magdaleniense continúan fabricándose varios útiles específicos y de larga tradición paleolítica para la confección de la vestimenta, como los raspadores o los punzones, siendo las agujas de hueso la novedad en ese momento.
Pero donde más sorprende la capacidad creativa de los grupos magdalenienses no es en las herramientas, realizadas con gran maestría, sino en su decoración, en la fabricación de adornos y la ejecución de objetos decorados cuya funcionalidad se desconoce. De las excavaciones realizadas en la década de 1970 en Tito Bustillo destaca la escultura de bulto redondo de una cabeza de cabra, ejecutada en asta de ciervo.
En 2001, en el curso de los trabajos desarrollados por el equipo dirigido por Rodrigo de Balbín, en una pequeña repisa de la galería a unos cuatro metros de altura sobre el suelo actual de la cueva y frente a la representación de la mano, se localizaron cuatro contornos recortados con forma de cabeza de caballo sobre huesos hioides de este mismo animal. Se trata de la única muestra de arte mueble documentada lejos de la zona de hábitat.
Este tipo de objetos son piezas muy características del Magdaleniense medio y han sido documentadas en yacimientos pirenaicos franceses (Isturitz, Enlène, Mas d´Azil) y cantábricos (La Viña, Las Caldas, La Garma). Huesos o plaquetas de piedra decoradas con grabados zoomorfos también forman parte del rico elenco de piezas destacadas.
El arte rupestre de la cueva de Tito Bustillo
La cueva de Tito Bustillo conserva doce conjuntos de arte rupestre distribuidos por toda la cavidad. La rica variedad de estas manifestaciones, con pinturas y grabados de signos, animales y representaciones antropomorfas, hacen que la cueva de Tito Bustillo sea considerada uno de los mejores ejemplos de arte rupestre paleolítico de Asturias y uno de los yacimientos más completos de toda la Cornisa Cantábrica.
Acceso a la cueva
En 1969, el Patronato de Cuevas Prehistóricas de Asturias rehabilitó la entrada primitiva obstruida hasta entonces por un derrumbamiento ocurrido con posterioridad al período Magdaleniense, y en 1970 el mismo Patronato abre otra entrada perforando en roca viva un túnel de 165 metros de longitud que evita los tres kilómetros de distancia que hay desde la villa deRibadesella hasta el primero de los accesos, parte de cuyo trayecto había que realizar a pie.
Galería principal
Por este túnel se entra ya a la cueva y se llega a una galería que es el brazo más largo de los tres en que se conforma la planta de la caverna. Por este camino, que en su día también fue obstruido por otro derrumbamiento, se encuentra, a la derecha de nuestra marcha, la hornacina de los signos escutiformes en rojo, identificados como representación de vulvas de mujer, en una invocación a la fecundidad. Recorridos los 540 metros de longitud que tiene esta galería, llegamos a la sala en la que se verifica el entronque de los tres caminos de la cueva.
A la derecha va la galería hacia la primitiva entrada, donde está el importante y extenso yacimiento correspondiente a la cocina y utensilios del hombre prehistórico, porque allí también estaba la entrada que utilizaban aquellas familias. En esta sala donde se produce la unión de las tres direcciones se halla una pintura de buen tamaño que corresponde a un caballo pintado en mancha llena, de color rojo muy oscuro, casi morado. Los perfiles están muy desvaídos porque las aguas han vuelto a pasar por encima de la roca en alguna riada.
A la izquierda se halla la galería que conduce a la sala de las pinturas. Caminando por ella dejamos atrás, a nuestra derecha, una cortada de unos veinte metros verticales por cuyo fondo discurre un riachuelo. Poco más allá comienza la pared donde el hombre de hace miles de años dejó la extraordinaria colección de pinturas.
Sala de las pinturas
Se inicia ésta con unas manchas de color rojo. Poco después, y muy cerca del ras del suelo, hay unas pequeñas figuras: doscérvidos, al parecer corriendo uno detrás de otro, delimitados en línea negra y con muy tenue tinta parda para el relleno de la mancha.
Seguidamente hay varias manchas y rayas, pero que se manifiestan como restos de varias figuras más que han desaparecido. A continuación se dibuja un pequeño reno y a nivel inferior un ciervo. Seguidamente, y a la misma altura del suelo, hay un caballo de buen tamaño (1,75 metros de longitud) pintado en mancha llena, con cambios de color: siena natural, morado y negro. Bajo esta figura hay otra muy indefinida, pero también de gran tamaño, pintada en negro.
Panel principal
A partir de aquí la roca dobla para extenderse en un panel limpio muy aprovechable para pintar y grabar. La primera figura que se define en este panel corresponde a una cierva en línea negra, y cierra el panel con una muy determinada cabeza de caballo pintada también en línea negra. Entre una y otra figura hay comprendidas las de cinco caballos, dos renos machos y una hembra, y un ciervo. Asimismo, dentro de este panel hay definidas en grabado dos figuras de caballo, dos tectiformes, una cabeza de ciervo y otra de cierva, un bóvido y dos cabezas más de cérvido.
Todas las figuras pintadas son de gran tamaño, excediendo de los dos metros la longitud de alguna de ellas. Están realizadas en mancha de color utilizando una gama de negro, rojo, violeta y tierras, modelándose las figuras con un incipiente claroscuro a base de esfumados y, a veces, de tintas planas. La mayoría de las figuras están repasadas con grabado, para el que se emplea la línea múltiple, a veces profunda y otras veces muy superficial.
Segundo panel
Frente a este gran panel hay otro que debió de tener pocas figuras representadas, pero de las que hoy sólo se conservan identificables la de una vaca y un bisonte. Las pinturas están comprendidas en la línea evolutiva de finales del Solutrense al Magdaleniense medio.
Antropomorfo
La imagen de una forma humana, mezcla de mujer y hombre, fue descubierto en el año 2000. En la parte más profunda e innacesible de la cueva, se dibujó esta forma humana. Las dataciones de carbono 14 han demostrado ser las pinturas más antiguas de la cueva, de alrededor 40.000 años. Para algunos científicos pudo ser realizado por los hombres de Neandertal, aunque esta tesis no está confirmada.


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