jueves, 17 de mayo de 2018

CUADROS POR ESTILO

DEL IMPRESIONISMO

El jardín del artista en Giverny (en francés: Le Jardin de l'artiste à Giverny) es una pintura a óleo sobre lienzo de Claude Monet, realizada en 1900.

La pintura es un óleo sobre lienzo con unas dimensiones de 816 x 926 centímetros. Es en la colección de la Museo de Orsay, en Paris.2

Análisis[editar]

Esta pintura representa el jardín del artista en Giverny.









El matrimonio Sisley es un cuadro del pintor francés Pierre-Auguste Renoir. Fue ejecutado en 1868. Se trata de una pintura al óleo sobre lienzo, que mide 105 cm de alto y 70 cm. de ancho. Actualmente se conserva en el Museo Wallraf-Richartz de Colonia (Alemania).
Los dos protagonistas del cuadro, como indica el propio título, son Marie y Alfred Sisley, pintor impresionista y gran amigo de Renoir.
Se trata de un cuadro de juventud, en el que aún se conservan rasgos tradicionales en la representación de las figuras. El matrimonio amigo tiene un gesto de cariño, un poco torpe. Sin embargo, el fondo que representa un jardín o parque luminosos, es claramente impresionista.








El palco (La loge) es una pequeña pintura al óleo (80 x 63,5 cms) realizada por Pierre-Auguste Renoir en 1874. Es considerada una de las obras maestras del impresionismo. Forma parte de la colección del Courtauld Institute of Art en Londres.
Muestra una escena cotidiana de la vida nocturna parisina decimonónica: una elegante pareja burguesa exhibiéndose en un palco de la ópera o el teatro, muestra del interés de los impresionistas en el espectáculo de la vida moderna contemporánea. Escenas de palcos fueron también plasmadas por Edgar DegasMary Cassat o Eva Gonzales.
La joven, en primerísimo plano, mira al espectador, implicándolo en la escena. Ella es Nini Gueule de Raie, una amiga que posará varias veces para Renoir. Detrás, Edmond Renoir, hermano del pintor, no presta atención al espectador sino que dirige sus binoculares al público en busca de un rostro familiar, tal vez una alusión al hecho de que en la época la ópera y el teatro eran más bien escenarios donde la burguesía se dejaba ver, socializando más que atendiendo a la representación.1
Renoir ya había estado trabajando en estrecha armonía con Monet en La Grenouillère pero en este caso no hizo ningún esfuerzo especial a la innovación impresionista, como el que podría dar la impresión de un teatro por el tratamiento de la luz. Tampoco tiene ningún escrúpulo en utilizar el color negro, ante el que la teoría impresionista fruncía el ceño, usándolo en el frac de Edmond y sus binoculares y en las rayas del vestido y el abanico de Nini. El encanto femenino brilla en los ojos, la boca móvil y delicada piel de la mujer fuertemente iluminados contrastando con el rostro masculino de Edmond en la sombra.
A pesar de la belleza y el carácter lujoso la obra no encontró comprador y Renoir se la ofreció a su marchante Le Père Martin por 425 francos. Él se mantuvo firme en no tomar menos ya que era la cantidad exacta que necesitaba para pagar el alquiler debido y no tenía otro recurso. Nini en el palco fue el primero de la larga serie de retratos de Renoir llenos de un encanto inimitable.

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