viernes, 29 de mayo de 2015

Arquitectura

Arquitectura de Mesopotamia

El muro del país, actualmente conocido como muralla de los martu o muro de los martu fue una fortificación construida en época deShu-Sin, rey de Ur (siglo XXI a. C.). Su objetivo fue proteger Sumer y Acad de los pueblos turbulentos del noroeste y el oeste, llamados martu o amorreos. La muralla se construyó en el norte de Acad, cerca de Babilonia y sólo es comparable a su coetáneo muro del príncipe egipcio. Protegida por el muro, la llanura bajomesopotámica pudo disfrutar de un periodo de prosperidad bajo la III dinastía de Ur.1 2 3
A pesar de todo, a finales del siglo las murallas de algunas ciudades, como Nippur y Ur, tuvieron que ser reforzadas debido a la presión de las tribus semitas nómadas.4 El muro de los martu no servía como defensa a no ser que se dispusieran continuos efectivos militares,2por lo que su éxito no fue duradero.5 No obstante, no todos los amorreos o martu eran belicosos. Otros se integraban en las sociedades urbanes de la Baja Mesopotamia. Debido a esto, algunos autores han señalado que la construcción del muro pudo deberse más a una percepción social urbana causante de la estigmatización de un grupo nómada considerado extranjero, que a necesidades militares.





La muralla meda fue una cerca militar construida al norte de la ciudad de Babilonia, en el punto donde la distancia entre los ríos Tigris yÉufrates se reduce considerablemente. Se cree que fue construida en la última etapa del reinado de Nabucodonosor II (c. 630 - 562 a. C.), rey de Babilonia de la Dinastía Caldea (XII Dinastía de Babilonia). El filósofo griego Jenofonte de Atenas sostiene en su obraAnábasis que aún existía en el año 401 a. C..
Fue construida con el fin de proteger el país de las incursiones del imperio de los medos. Para su ejecución se utilizaron ladrillos de barro cocido para las paredes, mientras que el interior estaba cubierto de tierra, tenía una longitud de 110 kilómetros, una altura de 32 metrosde alto y un espesor de 6 metros. Fue descubierta por Lynch en 1837.





El Zigurat de Ur (en sumerio é-temen-ní-gùr-ru) es un zigurat enclavado junto a las ruinas de la antigua ciudad sumeria de Ur, en el actual Irak. Fue levantado como lugar de culto del dios Nanna («luna», en sumerio), durante el período de El Obeid, y reconstruido en el siglo XXI a. C. por el rey Ur-Nammu. Fue destruido por los elamitas y posteriormente mandado reconstruir por el rey Nabucodonosor II de Babilonia.
Estaba rodeado por su propia muralla de 8 metros de altura y fue parcialmente restaurado a finales de los años 1970. Tiene planta rectangular de 61 × 45,7 m y 15 metros de altura (aunque seguramente tuvo bastantes más, perdidos por la erosión y otras causas). El interior está completamente formado por adobe. Las paredes del exterior están hechas de ladrillos cocidos y como mortero utiliza el betún asfáltico, estando cada pared orientada hacia un punto cardinal. El acceso a las plantas superiores se realizaba a través de tres escaleras exteriores que aún se conservan.
A pesar de sus 4000 años de antigüedad y del material empleado en su construcción, se encuentra en muy buen estado de conservación y parcialmente restaurado. La fachada del nivel más bajo y la escalera monumental fueron reconstruidas bajo las órdenes de Saddam Hussein.
Las ruinas se elevan 21 metros sobre el desierto sobre el que está edificado. Su planta es rectangular y llegó a tener siete grandes terrazas de las que sólo se conserva las tres primeras. En la terraza superior se encontraba el santuario de la diosa. El acceso al mismo se hacía mediante estrechas escalinatas adosadas a los muros.


El Zigurat de Ur

Los sumerios tuvieron la creencia de que los dioses vivían en las montañas, por lo que tuvieron la costumbre de construir templos encima de plataformas naturales o artificiales, a la viva imagen y semejanza de las moradas de éstos; por otra parte al estar construidos estos templos sobre plataformas, así serían capaces de divisarlos en su llegada para ocupar sus nuevos hogares, ofrecidos como tributo.

El mas antiguo de este modelo de templo se construyó en Uruk hacia finales del cuarto milenio, pero fue un nuevo rey de Ur, Ur-Nammu, que gobernó hacia finales del 3er milenio el que evolucionó ese nuevo tipo de construcción religiosa hacia un nuevo concepto, el zigurat, basado en una gran plataforma central, coronada por otras mas pequeñas elevándose hacia el infinito cielo..



Ur-Nammu construyó varios de estos zigurats en Uruk, Erido y Nippur, pero su preferido fue el de Ur, que precisamente, ha sido el mejor conservado hasta la época. Cada zigurat estaba dedicado a la deidad mas importante de la ciudad, que en el caso del zigurat de Ur fue para la diosa Luna o [b]Nanna[/b] y dándole el nombre de Etemennigur, con unas dimensiones de 30 metros de alto por 64 de ancho y 46 de largo. Por desgracia Ur-Nammu no pudo ver completada la totalidad de la construcción del zigurat, siendo su hijo Shulgi, quien lo completara.



Este zigurat se encuentra muy cerca de la antigua ciudad de Ur, la cual protegía con su alargada sombra y la divina ayuda de la diosa Nanna.



Para hacernos una idea, si disponemos del programa Google earth instalado en nuestros ordenadores, procediendo a estas coordenadas:
"Ur" lat=30.9630348395, lon=46.1065252609
podremos ver el zigurat y la antigua ciudad de Ur en todo su esplendor.

Zigurats

Las gentes de Ur, Asiria y Babilonia llamaban a los zigurats «fundamentos del cielo y de la tierra»
Para ellos eran una escalera que les permitía comunicarse con el mundo celestial de los dioses.No muy distintos de los rascacielos modernos o de las catedrales medievales, los zigurats de la antigua Mesopotamia dominaban la silueta de las grandes ciudades. Como focos visibles desde lejos de un país tan llano como el de los ríos Tigris y Éufrates, estas torres escalonadas representaban no sólo el poderío y el esplendor de la ciudad y su príncipe, sino también la eminencia y grandeza de su dios patrón. El nombre «zigurat» deriva del verbo acadio zaqaru, que significa literalmente «construir en alto»; se trata, pues, de una palabra meramente descriptiva que no nos revela nada del significado y la función verdadera de estos singulares edificios. A pesar de las fabulosas imágenes que existen, tanto en la literatura como en el arte, sobre la famosa torre de Babel (el gran zigurat de la ciudad de Babilonia, dedicado a Marduk), no se ha encontrado ningún zigurat de forma íntegra y completa.
Sin embargo, tanto la antigua documentación en escritura cuneiforme como las imágenes conservadas y los restos arqueológicos nos permiten reconstruir algunas de sus características: un zigurat era un monumento con una base de planta cuadrada o rectangular, construido en forma de alta terraza, escalonado en varios niveles -tres, cuatro o siete-, en el último de los cuales se erigía una capilla o un templo. El núcleo se construía con adobes secados al sol, revestidos con una gruesa capa de ladrillos cocidos en hornos. El templo en la cima, al que se accedía a través de escaleras situadas de forma perpendicular a la fachada o adosadas a ésta, era de ladrillos esmaltados. Este tipo de monumentos no apareció inmediatamente: los primeros templos mesopotámicos fueron construidos al nivel del suelo. Por el carácter numinoso del recinto sagrado (es decir, por la misteriosa presencia de la divinidad en él), se levantaron nuevos templos encima de los cimientos de los edificios antiguos y destartalados, creando plataformas elevadas. Por otra parte, desde un período muy temprano, se trató de elevar los principales edificios religiosos por encima del resto de la ciudad. Este ideal, a un tiempo espiritual y arquitectónico, lo encontramos reflejado cientos de años más tarde en uno de los libros adivinatorios más importantes de la antigua Mesopotamia: Si una ciudad, escrito en lengua acadia y que cuenta con más de 10.000 presagios. Encierran la idea de que el hombre no debería vivir en lugares elevados, puesto que éstos representan terrenos numinosos predestinados para el culto. Los primeros zigurats atestiguados con certeza aparecen durante la llamada III dinastía de Ur (siglo XXI a.C.). El primer rey de dicha dinastía, Ur-Nammu, fue un intrépido constructor de zigurats a quienes debemos no sólo el de su capital, Ur (el mejor conservado en Mesopotamia hasta el día de hoy), sino también los de Nippur y Uruk. Las fuentes indican que desde finales del III milenio a.C., en casi todas las grandes ciudades había zigurats habitados por los respectivos dioses, patrones de la ciudad. Algunos núcleos urbanos disponían de más de uno de estos monumentos: la gran ciudad de Akkad, cuya localización sigue siendo hoy en día una incógnita, albergó al menos tres zigurats. Listas cuneiformes escritas en acadio citan los nombres de al menos treinta y cuatro zigurats en todo el país de Mesopotamia, el actual Irak, así como en tierras de lo que hoy es Irán.


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