viernes, 29 de mayo de 2015

Arquitectura

 Arquitectura Medo-Persa

 El florecimiento y esplendor de este arte duró poco más de dos siglos, desde Ciro ll hasta Darío III Codomano (330 a. C.), último rey de la dinastía aqueménida, vencido por Alejandro. Se distingue el arte medo-persa en las construcciones por la esbeltez de las columnas, por sus capiteles en zodaria y con volutas, y por la magnificencia de sus palacios, los cuales tienen una sala hipóstila de honor, circundada por una gran columna. Se caracteriza por la regularidad y perfección en la planificación de los edificios. Los arquitrabes debieron ser de madera, al igual que la techumbre, como lo indican los vestigios hallados en las ruinas de sus construcciones. No obstante, se hizo uso de las bóvedas con más frecuencia que en la arquitectura asiria, aunque para obras inferiores y poco aparentes. Los persas utilizaban como material principal de construcción la piedra, mármol, ladrillo y madera. Las columnas fueron utilizadas como influencia hitita en un principio, hecha de madera y con basa de piedra, la colocaban principalmente en las fachadas creando una especie de pórtico, como vemos en los “Edificios de Elani”. La columna en la época clásica del arte Persa se formaba de: - Basa de forma campaniforme. - Fuste estriado según el modelo griego. Las fachadas abiertas con numerosas ventanas son típicas del arte hitita, que también van decoradas con golas egipcias. La arquitectura es principalmente palaciega, siendo casi inexistentes los templos, ya que en esta cultura el poder real es más fuerte que el religioso. El palacio era el centro de la vida en la cultura persa, destacando también los enterramientos de estos grandes reyes. La gran capital del Imperio Persa fue Persépolis, destacando también las ciudades de Pasargada y Susa, que compartieron la capitalidad en determinadas etapas. EJEMPLOS DE ARTE PERSA. Palacio de Persépolis construido entre los siglos VI-V a. Cto. Iniciado por Dario I, se conserva en muy buen estado en comparación con otros ejemplos de palacios persas.
Palacio de Susa realizado por Darío I cuando traslada la capital a esta ciudad, será completado por Artajerjes I, durante cuyo reinado sufrió un incendio y fue reconstruido por Artajerjes II. Tiene todas las características de los palacios persas: plataforma alta, parque, patio, muralla, apadana,... y los muros están decorados con relieves de cerámica vidriada. Las influencia babilónica empieza a ser más patente.




 Inicialmente, los pueblos persas se asientan en el actual Irán, entre Mesopotamia y el valle del Indo. Allí establecen sus principales ciudades en Persépolis, Susa y Pasargada.
- Hacia 625 a.C. Ciaxares funda el imperio medo y, aliado con Babilonia, destruye Asiria. Este primer imperio medo-persa es derrotado por los persas aqueménidas, al mando de Ciro II (559 a.C. - 529 a.C.). Su hijo Cambises II conquista Egipto en 525 a.C. y se adentra en Nubia y Libia. Esta expansión persa choca con el creciente protagonismo de Grecia, que vence finalmente a los persas en la batalla de Salamina (480 a.C.) e inicia un cambio en la guerra, culminado por Alejandro Magno al conquistar en 330 a.C. el Imperio Persa (ver vídeo de introducción ).

1. Arquitectura Persa

- El primer momento de esplendor de la arquitectura persa tiene lugar durante la dinastía Aqueménida, cuyo reinado se extiende aproximadamente desde el 560 al 330 a.C.
- Los restos de arquitectura Aqueménida son bastante numerosos, siendo los más antiguos las ruinas de Pasargada, la capital de Ciro el Grande. Incluyen dos palacios, un recinto sagrado, una ciudadela, una torre y la Tumba de Ciro (fig. 1), pequeño mausoleo de piedra, en forma de cilindro y tejado a dos aguas, colocado sobre una plataforma escalonada.
- Darío I el Grande construyó una nueva capital en Persépolis. Sobre una zona rocosa se abrieron y nivelaron tres amplias terrazas en las que se fueron levantando edificios de madera, ladrillo y piedra (fig. 2: Escalinata del Palacio de Persépolis; fig. 3: Apadama del palacio de Persépolis; y fig. 4: Puerta y columna persas).
         
- A través de grades escalinatas decoradas con relieves se accedía a salas hipóstilas con decenas de columnas, recintos dedicados a las grandes recepciones; las puertas presentan una cornisa de cuarto bocel (tipo de moldura con un perfil de cuarto de círculo) decorada con motivos vegetales de origen egipcio; los fustes de las columnas, se trata de una arquitectura arquitrabada, eran estriados en lugar de lisos, influencia recibida de Grecia, aunque los capiteles, muy originales, toman formas naturalistas reproduciendo los cuartos delanteros de toros que a veces aparecían alados, motivo que también encontramos en las puertas monumentales de acceso a la ciudad (fig. 5:Puerta de Jerjes I en Persépolis).
- Por último mencionar que estos edificios tenían los techos de madera de cedro apoyados sobre robustas vigas y escuadras que descansaban en los capiteles de piedra de las columnas.
- Otros restos de arquitectura Aqueménida podemos encontrarlos en la ciudad de Susa, donde también Darío I construyó un gran palacio.
- La arquitectura vinculada a la dinastía de los Aqueménidas abarca también tumbas excavadas en la roca, como los hipogeos egipcios, pero con la entrada elevada sobre el nivel del terreno, de entre las que destacan las de Naqsh-i-Rustam, cerca de Persépolis (fig. 6: Tumba de Artajerjes I).
- Tras la conquista de Persia por Alejandro Magno en el 331 a.C. y la toma del poder por parte de la dinastía Seléucida, la arquitectura persa imitó las formas del mundo griego.

2. Escultura Persa

- Es una época marcada en las artes plásticas por los magníficos relieves que decoran los palacios, como el de Persépolis (fig. 7).
- Destacan los del palacio de Susa, decorado con relieves en piedra al estilo de los de Persépolis y con paneles de ladrillo vidriado azul, verde, blanco y amarillo (fig. 8: Relieve de arqueros del Palacio de Susa), en los que las figuras, soldados, toros alados, esfinges y grifos, aparecen en procesión, con el rostro en estricto perfil, deteniéndose el escultor a describir con minuciosidad los detalles de su vestido, sus armas y las diferentes etnias del momento, por lo que constituye un documento excepcional de la sociedad de esa época. La utilización de este material viene de tradiciones anteriores, asiria y babilónica.
- Debemos mencionar también de nuevo en este apartado las tumbas reales excavadas en la roca de Naqsh-i-Rustam,  talladas en la roca imitando la fachada de un palacio, con figuras sobre un estrado en el que aparece el rey adorando a los dioses (fig. 9).




Arquitectura medo-persa

Debió ser similar al babilónico en las construcciones de las murallas. Pero según indicios y relaciones antiguas, parece ser que los palacios regios se construían con madera revestida de metal precioso, resultando unos edificios poco sólidos, elegantes y ricos, formados por columnas y arquitrabes. El arte de esta primera época se estudia en las ruinas de Ecbatana, así como el posterior o persa, influido por el egipcio, asirio y griego, se ha manifestado en exploraciones realizadas en las antiguas capitales:
Pasargadas, en la que se han descubierto el palacio y la tumba de Ciro.
Persépolis, en la que se conocen los palacios de Darío y Jerjes con las tumbas reales de Nakshi-Rustem (cerca de Persépolis) excavadas y talladas en la roca
Susa, en la que se ha descubierto el palacio de Artajerjes II y varios objetos persas.
Se distingue el arte medo-persa en las construcciones (que suelen ser de piedra) por la esbeltez de las columnas, por sus capiteles en zodaria y con volutas, y por la magnificencia de sus palacios, los cuales tienen una sala hipóstila de honor, circundada por una gran columnata (como la sala de cien columnas en el de Susa, cada una de las cuales mide veinte metros de altura, y metro y medio de diámetro). Se caracteriza por la regularidad y perfección en la planificación de los edificios aunque, sin salirse del género arquitrabado. Los arquitrabes debieron ser de madera, al igual que la techumbre, como lo indican los vestigios hallados en las ruinas de sus construcciones. No obstante, se hizo uso de las bóvedas con más frecuencia que en la arquitectura asiria, aunque para obras inferiores y poco aparentes.
Servían de grandioso basamento a los palacios persas las terrazas o plataformas de tradición caldeo-asiria. Se colocaban androsfinges ante las puertas, y se adornaban los muros con relieves en revestimientos de mármol y con azulejos, y los pavimentos con mosaicos de mármol y ladrillos. Se decoraban las tumbas reales abiertas en la roca de modo que pareciesen fachadas de palacios y, en suma, todo el arte se ordenaba a la ostentación y comodidad de los monarcas, pudiéndose calificar de palaciego.
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