Adriano (Adrián) de Cesarea, Santo
Adriano (Adrián) de Cesarea, Santo
Mártir, 5 de marzo
Por: . | Fuente: Oremosjuntos.com
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Mártir
Martirologio Romano: En Cesarea de Palestina, san Adriano, mártir, que en la persecución bajo el emperador Diocleciano, en el día en que solían celebrarse los festejos de la Fortuna de los Cesarienses, por mandato del procurador y por su fe de Cristo fue arrojado ante un león y después degollado a espada († 309).
Etimológicamente: Adriano = Adrián = Aquel que viene del mar, es de origen latino.
Breve Biografía
En el sexto año de la persecución de Diocleciano, siendo Firmiliano gobernador de Palestina, Adrián y Eubulo fueron de Batenea a Cesarea para visitar a los confesores de la fe.
Cuando los guardias de la ciudad les interrogaron sobre el motivo de su viaje, los mártires respondieron sin rodeos que habían ido a visitar a los cristianos.
Inmediatamente fueron conducidos ante el gobernador, quien los mandó azotar y desgarrar las carnes con los garfios de hierro, para ser arrojados después a las fieras.
Dos días más tarde, durante las fiestas de la diosa Fortuna, Adrián fue decapitado, después de haber sido atacado por un león.
Eubolo corrió la misma suerte, uno o dos días después. El juez le había prometido la libertad a este último, con tal de que sacrificara a los ídolos, pero el santo prefirió la muerte.
Cuando los guardias de la ciudad les interrogaron sobre el motivo de su viaje, los mártires respondieron sin rodeos que habían ido a visitar a los cristianos.
Inmediatamente fueron conducidos ante el gobernador, quien los mandó azotar y desgarrar las carnes con los garfios de hierro, para ser arrojados después a las fieras.
Dos días más tarde, durante las fiestas de la diosa Fortuna, Adrián fue decapitado, después de haber sido atacado por un león.
Eubolo corrió la misma suerte, uno o dos días después. El juez le había prometido la libertad a este último, con tal de que sacrificara a los ídolos, pero el santo prefirió la muerte.
Conón el Hortelano, Santo
Conón el Hortelano, Santo
Conón el Hortelano, Santo
Mártir, 5 de marzo
Por: Alban Butler | Fuente: Vida de los Santos
Por: Alban Butler | Fuente: Vida de los Santos
Laico Mártir
Martirologio Romano: En Pamfilia, san Conón, mártir, hortelano de profesión, que bajo el emperador Decio fue obligado a correr ante un carro con los pies atravesados por clavos y, cayendo de rodillas, entregó el espíritu mientras oraba († c. 250).
Breve Biografía
Conon era de Galilea y se había retirado a Panfilia, en Maguido, en donde cultivaba un pequeño jardín. Después del martirio de los santos Papías, Diodoro y Claudiano, durante la persecución de Decio, el prefecto Publio fue a la región, se detuvo en las puertas de la ciudad e hizo saber a los habitantes que deberían reunirse a su alrededor. Todo el mundo respondió al llamado; sin embargo un tal Naódoro, con algunos ancianos de la ciudad pidió ayuda para buscar a los que pudiesen haberse escondido. Se organizó un equipo, al que se unió un tal Orígenes y no tardó en llegar al sitio donde Conon cultivaba su jardín. Después de haberle saludado, Orígenes le dijo:
-El prefecto os llama.
-¿Qué quiere de mí el prefecto? -dijo Conon-, soy un extranjero y, sobre todo, un cristiano. Que busque el prefecto a quienes tengan su misma calidad y rango, en vez de un pobre hombre como yo, que trabaja con pena la tierra.
Inmediatamente mandó Naódoro que ataran a Conon a su caballo y se lo llevó a rastras, sin que el santo hombre opusiera resistencia. Por el camino, Naódoro dijo a Orígenes: «Nuestra cacería no fue en vano, puesto que llevamos una buena pieza. Este tendrá que justificarse más que ningún otro cristiano».
Al llegar ante el prefecto, Naódoro le mostró al cautivo y dijo con marcado tono de ironía: «Por la vigilancia de los dioses, según la orden del todopoderoso Emperador y, gracias a vuestra buena fortuna, acabamos de descubrir a este hombre, el bienamado de los dioses, el más sumiso a las leyes y a los mandatos del gran Rey». Entonces Conon, se irguió para gritar con todas sus fuerzas: «¡No es cierto! ¡Yo no obedezco sino al gran Rey que es Cristo!»
Entonces intervino Orígenes para dar explicaciones al asombrado prefecto: «Excelencia, le dijo; después de haber recorrido toda la ciudad no encontramos más que a este pobre anciano en un jardín». El prefecto se dirigió a Conon y le preguntó quién era, de dónde venía y cuál era su familia. A todo esto, Conon respondió sencillamente:
Al llegar ante el prefecto, Naódoro le mostró al cautivo y dijo con marcado tono de ironía: «Por la vigilancia de los dioses, según la orden del todopoderoso Emperador y, gracias a vuestra buena fortuna, acabamos de descubrir a este hombre, el bienamado de los dioses, el más sumiso a las leyes y a los mandatos del gran Rey». Entonces Conon, se irguió para gritar con todas sus fuerzas: «¡No es cierto! ¡Yo no obedezco sino al gran Rey que es Cristo!»
Entonces intervino Orígenes para dar explicaciones al asombrado prefecto: «Excelencia, le dijo; después de haber recorrido toda la ciudad no encontramos más que a este pobre anciano en un jardín». El prefecto se dirigió a Conon y le preguntó quién era, de dónde venía y cuál era su familia. A todo esto, Conon respondió sencillamente:
-Soy de Nazaret de Galilea. Mi familia es la de Cristo, a quien desde mi infancia reconozco como a supremo Dios.
-Si conoces a Cristo como un Dios -dijo el prefecto-, reconoce también a nuestros dioses y ríndeles homenaje.
Conon dejó escapar un suspiro, levantó al cielo la vista y exclamó:
-¡impío! ¿Cómo puedes blasfemar así del Dios Supremo?, te aseguro que no podrás persuadirme a que haga lo que dices.
Entonces el tirano mandó que le encajaran clavos en la planta de los pies y, en esas condiciones, obligó al anciano a que corriera delante de su carro. El santo atleta de Cristo obedeció y comenzó a correr al tiempo que entonaba el salmo 39: «Esperé en Yahvé confiadamente y se inclinó hacia mí y oyó mi grito», para que no escapara de su boca queja alguna, sino solo alabanzas, al sufrir por su Señor. No dejó de cantar hasta que le faltaron las fuerzas y cayó al suelo agonizante. Todavía tuvo alientos para exclamar: «¡Señor, recibe mi espíritu!», antes de expirar.
San Juan José de la Cruz (1654 – 1739) fue un santo italiano. Es el patrono de la isla de Ischia, el lugar donde nació.
Nacido como Carlo Gaetano Calosirto, entró a la Orden Franciscana en Nápoles a la edad de 16 años. Tuvo una reputación de austeridad y del don de milagros.
En 1674 fue enviado a fundar un monasterio en Afila, Piamonte, donde asistió en la construcción del mismo. Fue ordenado sacerdote, y como superior, realizó las tareas más modestas en la comunidad monástica. En 1702 fue designado VicarioProvincial de la Reforma Alcantarina en Italia.
Veneración[editar]
Fue beatificado al 24 de Mayo del 1789, y canonizado al 26 de Mayo del 1839 por Gregorio XVI. En el Castillo Aragonés en Ischia, se encuentra una pequeña capilla consagrada a San Juan José de la Cruz.
Nacimiento | 15 de agosto de 1654 Ischia, Italia | |
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Fallecimiento | 5 de marzo de 1739Nápoles, Italia | |
Venerado en | Iglesia católica | |
Canonización | 1839 por Gregorio XVI | |
Festividad | 5 de marzo | |
Patronazgo | Ischia |
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