sábado, 24 de febrero de 2018

Santos por meses y días

santos del día 19 de febrero

Beato Álvaro de Córdoba O.P. (Zamora, 1360 - Córdoba19 de febrero de 1430) es conocido en los bularios romanos como fr. Alvarus Zamorensis (Álvaro Zamorano) y en Córdoba como San Álvaro.1

Biografía[editar]

Ingresó en la Orden de Predicadores en 1368. Fue confesor de la reina Catalina de Lancaster y del futuro Juan II de Castilla.2​ En una peregrinación a Tierra Santa realizada en 1419 quedó impactado por el doloroso Camino del Calvario, recorrido por Jesucristo, y fundó en las afueras de Córdoba el famoso y observante Convento de Scala Coeli donde había varios oratorios que reproducían la “vía dolorosa”, por él venerada en Jerusalén. Esta sagrada representación fue imitada en otros conventos, dando origen a la devoción a la "via dolorosa" o Via Crucis3​ en España que después fueron imitadas por toda la cristiandad.4​ Ardiente predicador y elocuente teólogo, fue nombrado por el Papa Martín V superior de los conventos reformados de España de la Orden de Predicadores.
Su sepulcro se encuentra en el Santuario de Santo Domingo de Escalaceli (o Scala Coeli), situado a unos 10 kilómetros de Córdoba, accediéndose a él por la carretera de Santo Domingo.
Su culto fue autorizado por Benedicto XIV el 22 de septiembre de 1741.
Las cofradías de Córdoba tienen al Beato Álvaro como Patrono.


Álvaro López de Córdoba y Carrillo nace en 1430, hijo del primer maestre de Calatrava, Martín López de Córdoba y de Sancha Alonso Carrillo, es bautizado en la Iglesia de San Nicolás de la Villa. Profesa como religioso en la Orden de Santo Domingo, fundador del Convento de Scala Coeli. Su gran fama de sabiduría y santidad hacen que Dª Catalina de Lancaster y su hijo, el rey Juan II lo conviertan en su confesor.
Pese a que en Córdoba se le conoce como San Álvaro, en realidad Fray Álvaro no ha sido canonizado. Beatificado el 22 de septiembre de 1714, su fiesta se celebra el 19 de febrero.
San Álvaro es el patrón de las Hermandades y Cofradías de Córdoba, y tiene bajo su advocación una iglesia en el barrio de Poniente.

Biografía

Desde muy joven tuvo altas dotes de amor al estudio y decidió retirarse a un claustro, eligiendo el Convento de San Pablode la Orden de Santo Domingo en la capital cordobesa.
Debido a su fe, amor al prójimo y carácter cariñoso, logró ser profesor de Artes y Teología, y profundizar en las sagradas escrituras, donde supo contagiar a muchos discípulos que seguían su vitalidad y doctrina. Los más antiguos cronistas dominicos lo describen como persona consagrada y enamorada enteramente a la piedad, al estudio y la enseñanza de la ciencias divinas. El título de Maestro en Teología que recibió en Salamanca y los numerosos y doctos discípulos que formó, le acreditaban como sabio eminente y hábil profesor.
Muy pronto, a principios del Siglo XV, emulando a su hermano de Orden San Vicente Ferrer, se dedica a recorrer incansablemente toda España, ciudades de Francia e Italia, donde fue oído respetado y admirado en todas parte como heraldo y mensajero de Jesucristo. De esta forma continuaba su misión evangelizadora de fe contribuyó eficazmente a la desaparición del cisma de Occidente.
A su regreso a España, con gran fama de sabiduría y santidad, se convierte en confesor de la Reina Dª Catalina de Lancaster, viuda de Enrique III, y de su hijo Juan II. Debido a su forma de ser, se gana el beneplácito y la confianza de la Corona, que le aportan para sus planes evangelizadores unas limosnas suficientes, como para que el 13 de junio de 1423, comprase Torre Berlanga (antigua torre moruna enclavada en la sierra norte de Córdoba a siete kilómetros de la capital) y en ella situará su convento denominado Santo Domingo de Escalaceli.
En un principio la orden del convento la compondrían él con siete frailes más, que realizarían esfuerzos máximos para darle vida a aquel entorno. Dicho convento tuvo sus problemas en la construcción, debido a que tanto la limosna monárquica como la de la sociedad cordobesa fueron acabándose. Es por ello y que según cuentan, una gracia divina, bajo petición del fraile de Córdoba, rociara aquellos Santos Lugares (como posteriormente él denominaría) del material necesario para su construcción.
Fray Álvaro de Córdoba, al elegir el lugar del convento, elegía el lugar más parecido a la orografía de Jerusalén. Es por ello que funda numerosas ermitas en sus alrededores. En concreto fueron tres: Cueva de Getsemaní (hoy en día llamada Ermita de San Álvaro), situada al este del convento tras el valle del torrente Cedrón, y sobre el cerro en el cual dice la tradición que San Álvaro subía y bajaba de rodillas rezando. Ermita de la Santa Cruz al norte del convento y la Ermita de Santa María Magdalena situada al oeste sobre el cerro circundante, ambas dedicadas al retiro y oración del Beato de Córdoba.
Pero sin duda la obra más significativa sería la que realizó en el Monte Calvario (al sur del edificio) y que emulaba con sus tres cruces (hoy en día reconstruidas), al Monte donde Jesús fue crucificado. Hasta este Monte Calvario, y desde el Santuario, Álvaro de Córdoba realizó el que sería el primer Via Crucis de Occidente, manteniéndose hoy en día esta distinción.
Se comenta la siguiente leyenda que según los cronistas se convirtió en milagro.
«Venía Álvaro de su labor evangelizadora en la ciudad, cuando encontró en el suelo a un mendigo moribundo y hambriento al que invitó que le acompañara al convento. Éste al no poder ni levantarse, hizo que el fraile lo tapase con su capa y se lo echase a los hombros. Llegando a la portería del santuario descubre que lo que llevaba a sus hombros es el mismo Cristo Crucificado, el mismo que según la tradición se venera aún hoy, en la iglesia del convento.»

Fray Álvaro de Córdoba moriría con algo más de setenta años, el día 19 de febrero de 1430 en su santo lugar debido a una lenta y penosa enfermedad.
El obispo de Córdoba aprueba su culto en 1603. La Orden Dominicana, personas principales y del pueblo piden a Roma su canonización y la Sagrada Congregación de Ritos pidió informe sobre su culto al obispo Alfonso de Salizanes y Medina a fin de que justificara el mismo. En vista de las diligencias el Papa Benedicto XIV aprobó su culto como beato en 1741 para Córdoba y la Orden de Santo Domingo.
Desde aquella fecha, la devoción a San Álvaro y al Cristo del mismo nombre se manifiesta de forma popular en Córdoba por medio de la famosa Romería de Santo Domingo.






Barbado de Benevento, Santo
Barbado de Benevento, Santo
Obispo, 19 de febrero






Obispo

Martirologio Romano: Cerca de Benevento, en la Campania, Italia, san Barbado, obispo, del que se cuenta que convirtió a los longobardos junto con su caudillo (682).
Nació en el pueblo de Vandano, cerca de Cerreto Sannita, entonces parte del Ducado de Benevento, hacia el final del pontificado de Gregorio el Grande (†604). En aquel tiempo, Benevento había sido recientemente (en el 590) capturado por hordas arianas.

Según su hagiografía (que fue escrita algún tiempo después), él recibió una educación cristiana, y pasó mucho tiempo estudiando las Sagradas Escrituras. Recibió la orden sacerdotal en cuanto pudo, e inmediatamente fue aprovechado por el obispo local como predicador, una tarea para la cual él tenía considerable talento. Poco tiempo después fue nombrado coadjutor de la Iglesia de la San Basilio en Morcone. A los feligreses de allí les disgustó que Barbado les recordara lo lejos que ellos estaban de alcanzar el ideal cristiano, y trataron de persuadirlo para que callara. Él continuó por el mismo sendero, y ellos optaron por difamarlo. Eventualmente fue obligado a cesar su labor pastoral debido a esos falsos testimonios.

Regresó a Benevento, donde fue bienvenido por la gente que lo conocía. En ese tiempo, la gente de Benevento vivía en medio de muchos comportamientos idólatras, incluyendo la veneración a una víbora de oro y a un árbol local, y también estaba muy involucrado en juegos que eran seriamente objetados por Barbado. El príncipe lombardo local, Romualdo I, hijo del rey lombardo Grimoaldo I, estaba seriamente involucrado en esas actividades. Barbado predicaba regularmente contra ellos aunque ellos cerraban sus oídos.

Anunció a la gente que la ciudad sería sometida a grandes pruebas a manos del Emperador Romano Constante II y su ejército, muy poco tiempo después los regimientos romanos llegaron a la zona y sitiaron Benevento. La gente, llena de miedo, renunció a las prácticas que Barbato había criticado, entonces él taló el árbol que los vecinos habían adorado y fundió la víbora para hacer con ese oro un cáliz para usarlo en la iglesia. 

El obispo que presidía Benevento, Hildebrando, murió durante el sitio. Y una vez que se retiraron los invasores, el 10 de marzo de 633, Barbado fue nombrado obispo. Aprovechando su nueva posición ordenó destruir todos los amuletos y objetos de idolatría que el príncipe y la población tenían ocultos. 

En 680, participó en el concilio convocado por el Papa Agatón, el tema central del concilio fue la condena de la herejía monotelista. Murió, el 19 de febrero de 682, poco después de finalizado el concilio, tenía aproximadamente setenta años.

Él es recordado en el Martirologio Romano como uno de los patronos principales de la ciudad de Benevento.




San Barbado de Benevento, obispo
fecha: 19 de febrero
n.: c. 612 - †: 682 - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: Santi e Beati
Elogio: Cerca de Benevento, en la Campania, san Barbado, obispo, de quien se cuenta que convirtió al pueblo de los longobardos, junto con su caudillo.
La ciudad de Benevento le ha reservado siempre un culto especial a este santo obispo, cuyas reliquias fueron depositadas en 1687 bajo el altar mayor de la catedral, signo de la gran veneración, sea del pueblo, sea de la jerarquía eclesiástica. Nació en el pueblo de Vandano, perteneciente a la ciudad de Cerreto, en los primeros años del siglo VII, estudió en Benevento y -ya sacerdote- trabajó entre las almas de Morcone. Como ocurría a menudo en aquella época, Barbato fue calumniado y tuvo que retornar a Benevento, y -reconocida su inocencia- se dedicó a la lucha contra las supersticiones y la idolatría imperantes en aquellos tiempos.
Llegó a ser tan popular y admirado por su celo, que a la muerte del obispo Hildebrando, el clero y el pueblo lo eligieron obispo de la ciudad. En el siglo VII los longobardos gobernaban el Ducado de Benevento guiados por el Duque Romualdo; y, aun siendo cristianos, profesaban algunas formas de superstición, como el culto de los árboles y de las serpientes, creencias de las que el propio Romualdo era obstinado defensor.
Mientras tanto, la ciudad de Benevento fue puesta bajo asedio por el emperador Constanzo II, después de la caída de Siponto y la invasión de Puglia; el Duque encontró en Barbato una valiosa ayuda en la resistencia, estimulando los ánimos de los beneventinos, por lo que, cuando la victoria sonrió a los longobardos, estos erradicaron, comenzando por la casa de Romualdo, los cultos idolátricos.
Su sede episcopal fue ampliada también a vastos territorios de la Puglia, y Teudorata -mujer de Romualdo- llego a ser una valiosa y devota ayuda en la actividad pastoral del obispo. Barbato participó del Concilio de Roma del 680, y después de diecinueve años de episcopado, murió en Benevento el 19 de febrero del 682. Su culto se extendió rápidamente por Benevento y por Salerno. Su primer traslado de reliquias fue en el 1124.

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