lunes, 26 de febrero de 2018

Santos por meses y días

santos del 6 de marzo

San Julián de Toledo (Toledo, c. 642 - Toledo, 690), santo de la Iglesia católica, fue un arzobispo, escritor e historiador de la Hispania visigoda. Tuvo un papel destacado en la sociedad y en la Iglesia católica, solo comparable al de san Isidoro de Sevilla.1​ Descendiente de una familia de judíos conversos, fue educado en la escuela de la catedral de Toledo por san Eugenio de Toledo. Julián es el escritor más prolífico de la escuela toledana y uno de los más importantes de temática religiosa. También realizó estudios teológicos con un depurado estilo literario muy superior al de su tiempo.
A finales de 679 fue elegido arzobispo de Toledo. Intervino en varios concilios de Toledo, concretamente en el duodécimo en 681, el decimotercero en 683, el decimocuarto en 684 y el decimoquinto en 688, en el que tuvo un papel destacado, ya que se confirmó la posición teológica de Julián sobre las dos voluntades de Cristo, tema al que se dedicaron 17 cánones.
En el plano político, Julián fue un defensor del rey Wamba, hasta el punto de escribir una crónica sobre la rebelión del duque Paulo contra el rey Wamba en la Septimania. Sin embargo, dejó de apoyarle cuando Wamba limitó los privilegios de que gozaba la Iglesia.

Biografía[editar]

Se dice que era descendiente de judíos, pero sus padres eran cristianos. Recibió el bautismo en la principal iglesia de Toledo, según cuenta su sucesor en la sede episcopal, quien escribió una corta biografía del santo.
El joven fue educado con esmero en la escuela catedralicia toledana, bajo la sabia guía del entonces obispo Eugenio II, reconocido poeta latino; y tuvo por compañero al famoso Gudila Levita. Unidos por los gustos comunes tanto como por el afecto, los amigos se consagraron a la oración y el estudio en el retiro y muy pronto, el celo apostólico les hizo volver al mundo para intentar la conversión de los pecadores. Al no poder realizar el deseo de consagrarse a la vida monástica, Julián, después de profundizar en el estado clerical sus conocimientos bíblicos, teológicos, filosóficos, históricos y poéticos, es ordenado sacerdote. Sobresale como experto de literatura patrística latina y griega, cosa poco usual en aquel período de occidente.
San Julián, que era teólogo destacado y hombre de gran saber, llegó pronto a ocupar un puesto de importancia. Cuando los médicos desahuciaron a Wamba, el último de rey que dio esplendor a los visigodos, San Julián le rasuró la cabeza y lo revistió del hábito monástico para que "muriese en religión". Todavía se conserva la vida del rey Wamba, escrita por San Julián, muy apreciada por los historiadores, que encuentran en ese documento una idea completa sobre el reinado de Wamba, lo que no sucede con sus predecesores ni con sus sucesores.
En el año 680 fue elegido y consagrado obispo de Toledo, ejerciendo durante una década el ministerio pastoral, moral, espiritual y político en la misma dirección que los grandes obispos españoles Idelfonso de Toledo e Isidoro de Sevilla. Cabe destacar de su gobierno diocesano y el notable aumento del patrimonio de la biblioteca episcopal. Parece que gobernó su diócesis con el mismo tino que le había caracterizado en los asuntos seculares. Su biógrafo narra que el cielo le había adornado con todas las gracias del alma y del cuerpo. Era tan bondadoso, que ninguno se acercó a él, sin recibir gran consuelo. El santo presidió varios sínodos y obtuvo para su sede la primacía sobre todas las diócesis españolas. Por eso se le da el título de arzobispo de Toledo, aunque el término no se empleaba generalmente en España por aquella época.
Los historiadores posteriores acusan a Julián de haber alentado a los reyes godos a perseguir a los judíos. Sin embargo, debe hacerse notar que la más cruel y escandalosa de las leyes contra los judíos no fue publicada sino hasta cinco años después de la muerte del santo. Según dicha ley, todos los judíos adultos debían ser vendidos como esclavos, en tanto que sus hijos serían confiados, desde los siete años de edad, a las familias españolas para recibir una educación cristiana.
San Julián fue escritor muy fecundo: entre sus obras se cuenta un estudio del rito hispánico (la forma en que se celebraba la liturgia en territorio hispano antes del uso del rito romano), un libro contra los judíos y los tres volúmenes de los "Pronósticos", que tratan de las postrimerías. El santo sostiene en esta obra que el amor y el deseo de ir a reunirse con Dios bastan para acabar con el temor natural a la muerte. También afirma que los bienaventurados piden por nosotros en el cielo, que desean nuestra felicidad y que ven nuestras acciones, ya sea en la misma esencia de Dios o por ministerio de los ángeles, que son los mensajeros de Dios en la tierra.
Según nos cuenta su biógrafo y sucesor, Félix; Julián murió el 6 de marzo de 690, a la edad de 58 años. Sus restos fueron depositados en la Iglesia de Santa Leocadia, aunque fueron trasladados durante las persecuciones de Abderrahman I a las cercanías de Oviedo, dando nombre a la localidad de Santullano.
La Archidiócesis de Toledo celebra su Fiesta el día 29 de enero, ya que ese día fue su toma de posesión de la sede toledana en el año 680. En el Martirologio Romano su festividad viene señalada a día 6 de marzo.

Obras[editar]

Su figura en la historia de la teología viene recordada sobre todo por la celebración de cuatro importantes concilios de la iglesia española (XII-XV Concilios de Toledo), además de su producción teológica, particularmente en materia escatológica. Durante su obispado mantuvo una polémica vibrada contra los teólogos de la Curiaromana, que vieron algunas ambigüedades en la formulación de algunas tesis de su refinada Cristología. Para defenderse de estas acusaciones compuso dos obras que traen el mismo título, Apologeticum, en que con inteligencia y una dosis notable del sarcasmo, se defendió de los ataques de los teólogos romanos, sin poner nunca en discusión la Sede de Pedro y su primado. El XIV y el XV Concilios de Toledo, como adherencia total a su Obispo Primado, integraron el primero y el segundo Apologeticum en sus documentos oficiales.
Julián no sólo fue un acreditado reformador de la liturgia, sino también autor de textos litúrgicos de gran provecho para la Iglesia toledana. Según su biógrafo contemporáneo, las 17 obras de Julián son de carácter dogmático, bíblico, teológico, litúrgico, histórico y probablemente haya incursionado también en gramática. Su obra más importante fue escrita en el 688, dos años antes de su muerte, conocido como el primer tratado sistemático de escatología cristiana: el Prognosticum futuri saeculi, dividido en tres libros: el primero dedicado a la muerte, el segundo al estado de las almas antes de la parusía final de Cristo y el tercero a la resurrección de los muertos. En dicha obra, que hace de Julián el verdadero padre de la escatología cristiana sistemática, hay dos fuentes, la bíblica y la patrística.
La exégesis bíblica es fuertemente marcada por el sentido literal, y es acompañada con los escritos patrísticos, sea latinos que griegos, considerados por el patrimonio y fuente de la teología, y con la adición de argumentaciones racionales. Es muy probable que la obra fuese redactada con el fin de formar al clero toledano. Gracias a su brevedad y solidez doctrinal el Prognosticum fue muy apreciado y tuvo una gran difusión en la Europa alto-medieval (se cuentan alrededor de 1500-2000 los manuscritos provenientes de las bibliotecas de los monasterios y escuelas medievales desde el s. IX hasta el s. XII) ejercitando una notable influencia en la teología Carolingia y en el primer período de la teología escolástica, sobre todo, en las Sentencias de Pedro Lombardo(Distinctiones XXI, cc. 1-5 y XLIII - L), texto fundamental en la teología medieval, comentado, además por los más grandes maestros de las Universidades del siglo XIII.
La obra de Julián de Toledo, como así también su nombre son citados frecuentemente por el Magister Sententiarum. El aporte más importante del Prognosticum es la diferencia estructural de una doble fase escatológica: la fase intermedia o escatología de las almas y la fase final, o escatología colectiva de los eventos escatológicos finales. Tal original diferencia metodológica y epistemológica planteada por Julián de Toledo llegará a través de la escolástica medieval y los textos magisteriales de la Iglesia católica a influir, no sin confrontaciones ásperas y contestaciones, en la doctrina escatológica del Concilio Vaticano II, en los documentos magisteriales contemporáneos e inclusive en el Catecismo de la Iglesia Católica.








Olegario (Barcelona1060 - 6 de marzo de 1137) fue obispo de Barcelona y arzobispo de Tarragona. Se celebra su festividad el día de su muerte y sus restos, incorruptos, reposan en la capilla del Cristo de Lepanto, en la catedral de Barcelona.
Hijo de noble familia nació en Barcelona. Su padre era secretario del conde de Barcelona, Ramón Berenguer I. Su madre, Guilia, descendía de la nobleza goda. A los 10 años de edad fue encomendado por sus padres a la catedral de Santa Cruz de la Ciudad Condal, donde recibió su primera educación, entrando en el gremio de canónigos de la catedral de Barcelona.
Antes de ser obispo de Barcelona, fue prepósito de las canonjías de Barcelona y de San Adrián de Besós, y Sant Rufo de Aviñón, fundador de la colegiata de Santa María de Tarrasa. Bajo el reinado de Ramón Berenguer III, es nombrado obispo de Barcelona en 1116, siendo consagrado por el cardenal Bosón, en la catedral de Magalona en Provenza, bajo el pontificado de Pascual II. En 1117 fue a Roma para presentar obediencia al papa Gelasio II.
Con la reconquista de Tarragona, fue investido arzobispo de Tarragona, sin perder la mitra barcelonesa,1​ y a partir de entonces actuó como metropolitano con plenos derechos, recibiendo además, como administrador eclesiástico, los territorios de la aún no restaurada diócesis de Tortosa.
Fue un hombre con grandes influencias en la política de su tiempo, buen consejero y colaborador de Ramón Berenguer III y Ramón Berenguer IV, participó activamente en la renovación que la iglesia de Roma realizó en estos siglos, adquiriendo más independencia del poder civil. Tuvo conflictos con el príncipe de Tarragona (vídamoo defensor del territorio arzobispal), Robert d'Aguiló.
Le ha sido atribuido un papel preponderante en diciembre de 1134 cuando, junto con otros personajes civiles y eclesiásticos, acudió a Zaragoza para poner paz entre el rey Ramiro II de Aragón y Alfonso VII de Castilla.
Asistió a los concilios de Tolosa, Reims, y al I de Letrán, noveno de los ecuménicos.2​ Enviado por el papa Inocencio II al Concilio de Letrán II, coincidió allí con San Bernardo de Claraval. La elocuencia de sus argumentos consiguió la excomunión del antipapa Anacleto.
Se le considera uno de los obispos más eminentes de la Edad Media, con una gran influencia sobre toda la Iglesia latina.
Fue declarado santo oficialmente en 1675; los siglos que habían pasado desde su muerte, sugieren la idea de que mantuvo su fama de hombre piadoso, fuertemente unido al pueblo y a los estamentos eclesiásticos.

Veneración[editar]

Olegario fue venerado en Barcelona desde su muerte, por su piedad y vida modélica. Fue canonizado por la Iglesia en el año 1675.
Su cuerpo incorrupto reposa actualmente en la Catedral de Barcelona, en un camarín situado en la capilla del Cristo de Lepanto. El 6 de marzo de cada año se abre al público dicho camarín, donde puede visitarse la urna de cristal que contiene el cuerpo incorrupto de San Olegario revestido con los ornamentos de obispo.
El camarín, de estilo barroco, fue esculpido por Francesc Grau y Domènech Rovira II. Su entrada y escaleras están decoradas con pinturas barrocas. Este sepulcro barroco mantiene la escultura yacente, gótica, realizada por Pere Sanglada en el año 1406.

San Olegario
Catedral de Barcelona - Sepulcre de Sant Oleguer - 001.jpg
Sepulcro de Olegario Bonestruga en la Catedral de Barcelona
Nacimiento1060
Barcelona
Fallecimiento6 de marzo 1137

06 de Marzo
San Olegario
Santos: Marciano, Olegario, Basilio, Evagrio, Crodegando, Claudiano, obispos; Agapio, Víctor, Victorino, Claudiano, Basa, Marciano, Conón, mártires; Cirilo, Evagrio, confesores; Coleta, Rosa de Viterbo, Kinesburga, Kineswuida, vírgenes; Bauterio, anacoreta.

En lo religioso es Nicolás II quien dirige y, en lo civil, Enrique IV administra el Sacro Imperio Romano cuando nace en el año 1060 Olegario. Sus padres fueron Olaguer –valido de D. Ramón Berenguer, conde de Barcelona– y Guilia. En su tiempo se condena a Berengario por sus errores sobre la Eucaristía y Godofredo de Buillón conquista Jerusalén, nombrándosele defensor del Santo Sepulcro.
Fue canónigo de la iglesia Catedral de Barcelona y D. Ramón Beltrán, obispo de la ciudad, lo ordenó sacerdote. Pero, pensando que agradaba más a Dios de otra manera, Olaguer –que así le conocen en Barcelona y Tarragona– renuncia a la prebenda catedralicia, entra en el monasterio de San Adrián del que llega a ser prior y pasa a ser abad del de San Rufo hasta que se le nombra obispo en el año 1115. No pocos apuros costaron ponerle sobre su cabeza la mitra de Barcelona y en su mano el báculo por no quererlos aceptar el frailecito pensando que eran gran dignidad y pocos sus méritos; incluso llegó a escaparse por la noche y el clero tuvo que «atraparle» en Perpiñán; y dicen que hasta el mismo D. Rodrigo suplicó al papa Pascual II para que le obligara a aceptarla. Puede que el dato sea leyenda o puede que sea verdad por su humildad; pero ciertamente hoy –los tiempos cambiaron– no cuesta tanto aceptar un nombramiento episcopal. Aquellas buenas gentes apreciaban bien su calidad. Como obispo hace su labor con creces; pasó el tiempo reconstruyendo monasterios e iglesias, predicando de ordinario –cosa poco usual en su época– y preocupándose de los pobres, dándoles en limosna los dineros que él recibía.
Cuando muere el papa Pascual y se elige a Gelasio II, va Olegario a Roma a besar los pies de Pedro y prestarle juramento como acto protocolario del tiempo. A su vuelta se ha recuperado Tarragona de los moros, se restituye su condición de sede metropolitana y Olaguer es nombrado su arzobispo el 21 de marzo de 1118. El papa lo nombra, además, legado suyo para toda España. Tiene que vivir en Barcelona cuya sede mantiene porque quedó arrasada Tarragona y sin bienes propios; ocho años tardará Olegario en terminar de reedificar las murallas de esta ciudad y en llevar a ella gente aguerrida que esté en condiciones de poder defenderla.
Cumpliendo la misión de metropolitano y legado ad latere hubo de tomar parte en diversos concilios y anatematizó al antipapa Anacleto.
A su regreso de Tierra Santa se preocupa de que se restituyan a la Iglesia los bienes que algunos se habían injustamente apropiado, bendice y repara los templos desacralizados por los sarracenos, e interviene en Zaragoza en la reconciliación entre don Alonso de Castilla y don Ramiro de Aragón.
Este hombre celoso, incansable, con don de gobierno y mucho amor a Dios, no pudo ver reconstruida su iglesia metropolitana por falta de recursos económicos antes de morir el 6 de marzo del 1136. Fueron sepultados sus restos en Barcelona y canonizado a la antigua usanza, es decir, por veneración popular y consentimiento del Romano Pontífice.


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