La Virgen de la Humildad es un cuadro del pintor florentinoFra Angelico pintado ya en plena madurez del artista entre el 1433 y 1435, y expuesto actualmente en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, cedido en depósito por el Museo Thyssen-Bornemisza, con sede en Madrid.
Procedencia[editar]
A principios del siglo XIX esta pintura pertenecía al príncipe Jorge de Inglaterra (luego Jorge IV), quien se la regaló a su hija Carlota. Ésta contrajo matrimonio con Leopoldo de Sajonia, futuro rey Leopoldo I de Bélgica, quien heredó el cuadro cuando ella falleció prematuramente en 1817. Luego el cuadro pasó al hijo de la pareja, Leopoldo II.
La obra de Fra Angelico pasó más tarde a la colección particular del banquero J. P. Morgan, Jr. de Nueva York.1Fue adquirida por el I barón Thyssen-Bornemisza en 1935, pero a su muerte en 1947, la colección familiar se disgregó por cuestiones de herencia y esta obra pasó a manos de una hija del barón, abandonando Villa Favorita, la mansión de los Thyssen en Lugano. Por suerte, casi cuarenta años después regresó a la colección, al ser recomprada por el II barón Thyssen en 1986.
Descripción[editar]
En la presente obra, aparece la Virgen María sentada con el Niño, que está de pie, sobre su regazo. La Virgen viste un manto azul con bordes dorados y una túnica roja. Sobre su cabeza ostenta una aureola con la siguiente inscripción:«AVE MARÍA GRATIA PLENA». En la mano derecha sostiene una jarra con una rosa y una azucena, y con la izquierda sujeta al Niño con ternura y delicadeza.
El Niño viste una túnica rosa con un cinturón azul claro. Sobre su cabeza ostenta también una aureola. Está haciendo entrega a su madre de una azucena, símbolo que alude a la pureza. Tres ángeles sujetan un cortinaje dorado y decorado con cenefas negras a modo de baldaquino, mientras otros dos, se encuentran sentados a los pies de la Virgen y el Niño y tocan unos instrumentos musicales. Uno de ellos toca el órgano, mientras el otro toca el laúd. Fra Angelico utiliza el dorado profusamente en esta obra, que la dota de mayor carácter divino y nos muestra a una Virgen joven e inocente. Su rostro conserva todavía un cierto hieratismo propio de la tradición medieval. Las representaciones de las Vírgenes con Niño fueron muy frecuentes a partir del siglo XIII y han perdurado hasta el siglo XX.
De Fra Angelico existen cuatro obras en España: esta, el gran retablo de La Anunciación del Prado, la Virgen de la granada proveniente de la Casa de Alba y adquirida por el Prado en 2016, y una pequeña tabla de predela(Funerales de san Antonio Abad) que el Prado recibió como donación a raíz de la adquisición anterior.
La Virgen de Tobed con el futuro Enrique II de Castilla, su mujer Juana Manuel y sus hijos o, abreviadamente, la Virgen de Tobed, es una témpera sobre tabla, datada hacia 1359-1362, de estilo italogótico catalán. Fue parte de un grupo de doce piezas medievales y altorrenacentistasespañolas que José Luis Várez Fisa y su familia donaron en 2013 al Museo del Prado, estando ésta considerada como la más valiosa del conjunto.
Procedencia[editar]
La tabla es originaria del presbiterio de la Iglesia de Santa María de Tobed (Zaragoza), de nave única y cabecera recta con tres capillas, para las que el taller de los Serra realizó sendos retablos. Del central, dedicado a la titular del templo, solo ha subsistido esta tabla. Los laterales estaban dedicados a la Magdalena y a San Juan Bautista. Del primero solo queda la calle lateral con el correspondiente banco, propiedad también del Prado desde 1965.4 Del de San Juan Bautista el Prado posee desde ese mismo año una calle lateral con su banco (las tres son las únicas obras del pintor que tiene la pinacoteca),nota 1 otro lateral, incompleto, se encuentra repartido entre el Museo Diocesano de Barcelona y una colección particular, mientras que la tabla central está en el Museo Maricel de Sitges (Barcelona).
Carmen Lacarra adscribió los tres retablos al pintor Jaume Serra, que se encontraba entonces al inicio de su carrera, estando el taller familiar dirigido aún por su hermano Francesc, atribución que ha sido tradicionalmente aceptada, aunque en 1986 José Gudiol y Santiago Alcolea Blanch plantearon en su lugar la autoría de Ramón Destorrents.4
Descripción[editar]
La tabla muestra a la Virgen de la Leche o Virgen lactante con el Niño Jesús. Asimismo aparece el donante, lo cual dota además de importancia histórica a la obra al tratarse de Enrique de Trastámara, hijo bastardo del rey Alfonso XI de Castilla, futuro Enrique II de Castilla y primer rey de esa dinastía, al que el pintor representó junto a su mujer, Juana Manuel de Castilla, su hijo, el futuro Juan I de Castilla, y una hija.
Enrique y su esposa encargaron durante su estancia en Aragón las tres tablas al taller de los Serra. Enrique de Trastámara, al igual que su hijo, figura retratado como rey de Castilla, aun cuando en el momento de realizarse la obra todavía no lo era (su proclamación fue en 1366 y de manera efectiva no lo fue hasta 1369, tras matar por apuñalamiento a su hermanastro Pedro I de Castilla).
Con su incorporación al Prado se convierte en el retrato real más antiguo de la colección del museo.
La Virgen del Bordón1 (en italiano, la Madonna del bordone) es una pintura sobre tabla del pintor italiano Coppo di Marcovaldo, en la iglesia de Santa María dei Servi de Siena, Italia. Firmada y fechada en el año 1261, la obra es la única atribuida con certidumbre a este pintor florentino. Fue pintada después de haber sido tomado prisionero tras la batalla de Montaperti en 1260, cuando la República de Siena derrotó a la República de Florencia. Coppo pagó su rescate ejecutando esta obra.
Representa a una Virgen con Niño entronizada con un halo y dos pequeños ángeles a su lado. Sostiene al Niño Jesús que lleva en su mano el Libro de la Ley y tiene un halo rodeado por una cruz enjoyada.
Las cabezas fueron pintadas al año siguiente por un artista local, que añadió un estilo esfumado influido por Duccio di Buoninsegna, pero diferente del arte de Coppo. Los análisis de rayos X han mostrado las cabezas originales caracterizadas por el estilo de pintura de Coppo, más bien esquemático.
A diferencia de la abstracción concentrada de las obras contemporáneas como las de Margaritone d'Arezzo, en la Virgende Coppo el Niño está mirando de manera tierna a su madre, un gesto que pretendía humanizar su rango divino, pero quizá también representar el amor del Niño por la Iglesia Católica, simbolizada por la Virgen. La postura de las dos figuras es típica de la representación bizantina del tema.
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