martes, 20 de marzo de 2018

CUADROS POR ESTILO

CUADROS DEL GÓTICO

San Cristóbal es un cuadro del pintor flamenco El Bosco, ejecutado al óleo sobre tabla y que mide 113 centímetros de alto por 71,5 cm. de ancho. Actualmente se encuentra en el Museo Boijmans van Beuningen de Rótterdam (Países Bajos).

Historia[editar]

Carece de fecha segura. Baldass entendía que debía ser de la misma época que el San Juan en Patmos (1490-1500). Pero los autores, en general, apuntan al periodo 1504-1505. La dendrocronología ha aportado el dato de la fecha de la tabla, haciendo que este cuadro sea de hacia 1496 o después.
El Bosco probablemente ejecutó este San Cristóbal para el altar de la confraternidad de Nuestra Señora en la catedral de Bolduque, cofradía religiosa de laicos en la que había entrado a formar parte en 1486 o 1487.
Estuvo en una colección italiana, y luego en la Koenigs de Haarlem, pasando al Museo Boijmans gracias al legado Beuningen (1940).

Análisis[editar]

Representa a san Cristóbal, conforme a la iconografíaclásica y la Leyenda dorada de Jacobo de la Vorágine. Conforme a esta tradición católica, era un gigante cananeo, que tras su conversión al cristianismo ayudaba a los viajeros a atravesar un peligroso vado llevándolos sobre sus hombros. La leyenda afirma que en una ocasión, ayudó al Niño Jesús a cruzar el río; sorprendido por el peso del infante, éste le explicó que se debía a que llevaba sobre su espalda los pecados del mundo, tras lo cual bautizó al gigante y le encomendó la prédica.
Esta es la escena representada en el cuadro. El santo viste un colorido manto rojo y apoyándose en un bastón que echa brotes, y del que cuelga un pez, símbolo de la Cuaresma. Atraviesa un río con el Niño Jesús a sus espaldas, con una túnica de color marrón oscuro. Se mueven en un paisaje de suaves tonalidades verdes y azuladas. En el fondo, puede verse un naufragio, un castillo en el que asoma un dragón y al fondo una ciudad en llamas, todo ello símbolos del mal.






San Jerónimo en oración o La Expiación de San Jerónimo, es un cuadro del pintor flamenco El Bosco, ejecutado en óleo sobre tabla y que mide 77 centímetros de alto por 59 cm de ancho. Se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Gante (Bélgica).

Historia[editar]

Como el resto de obras del Bosco, su datación no es unánime. Se ha considerado tradicionalmente una obra de transición entre juventud y madurez: Baldass señala 1490-1500 y Larsen 1495-1500; Wundram indica hacia 1500; Combe la sitúa en torno a 1505. Tras los análisis dendrocronológicos se ha fijado como años 1482 o después.
Fue comprada para el Museo de Bellas Artes de Gante en 1908.

Análisis del cuadro[editar]

Jerónimo de Estridón se le solía representar en el siglo XVestudiando en su gabinete, como puede verse, por ejemplo, en el San Jerónimo en su gabinete, de la misma época (1480iglesia de OgnissantiFlorencia), obra de Domenico Ghirlandaio. En cambio, El Bosco lo sitúa en un paisaje, como hizo Leonardo en su San Jerónimo, también datado hacia 1480. Sólo que el paisaje del Bosco está lleno de figuras infernales, con plantas, árboles y rocas antropomorfas y visiones con símbolos sexuales. Es también inusual representarlo boca abajo tumbado, y no arrodillado.
El entorno de pesadilla que rodea a la figura del santo permite relacionar este cuadro con el tema de Las Tentaciones de San Antonio, tratado por el Bosco en un cuadro en el Museo del Prado y en un tríptico en Lisboa.
En la parte inferior aparecen los dos atributos de este Padre de la Iglesia: a la derecha, el capelo cardenalicio, a la izquierda el león, bastante humilde y doméstico.
El santo está enmarcado por una roca que parece una concha. Sobre ella están las tablas de la ley. En este punto, Combe recuerda el Tabernáculo espiritual de Ruysbroeck, que menciona a Moisés salvado de las aguas, identificándolo con el santo, que se dispone a preparar las tablas de piedra, símbolo del «fin de las tentaciones» (Cinotti, 1966).
A la derecha del santo hay un árbol hueco rodeado por su manto cardenalicio. En sus ramas están posados una lechuza y un pájaro carpintero; la primera simboliza la herejía y el segundo, la lucha contra ella.
El paisaje es de una gran calidad pictórica. Larsen (1998) lo calificó de «Paisaje cósmico que recuerda a Patinir». La mitad superior está ocupada por un valle que forma una unión cromática entre el primer plano y el último. Hay un lago en la parte izquierda, rodeado por colinas, que parecen pintadas con manchas de color. En el horizonte, los contornos se difuminan y los colores verdosos se aclaran y difuminan.
Predominan los tonos marrones y verdes, con la intensa nota de color de algunas plantas, el manto y el sombrero.


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