José de Nazaret (heb. יוסף הקדוש) fue, en el cristianismo y según diversos textos neotestamentarios, el esposo de María, la madre de Jesús de Nazaret y, por tanto, padre putativo de Jesús. Según el Evangelio de Mateo, era de oficio artesano (en el original griego, «τεχτων»; Mateo 13:55a), lo que ya en los primeros siglos del cristianismo se concretó en carpintero, profesión que habría enseñado a su hijo, de quien igualmente se indica que era "artesano" (Marcos 6:3a). Era de condición humilde, aunque las genealogías de Mateo 1:1-172 y Lucas 3:23-383 lo presentan como perteneciente a la estirpe del rey David. Se ignora la fecha de su muerte, aunque se acepta que José de Nazaret murió cuando Jesucristo tenía ya más de 12 años pero antes del inicio de su predicación. En efecto, el Evangelio de Lucas menciona a «los padres» de Jesús cuando éste ya cuenta con 12 años (Lucas 2:41-504), pero no se menciona a José de Nazaret en los evangelios sinópticosdurante el ministerio público de Jesús, por lo que se presume que murió antes de que éste tuviera lugar. Las Escrituras señalan a José como «justo» (Mateo 1:195), que implica su fidelidad a la Torá y su santidad.
La figura de José fue contemplada y admirada por diversos Padres y Doctores de la Iglesia y es hoy objeto de estudio de una rama particular de la teología, la josefología. La exhortación apostólica Redemptoris custos, escrita por Juan Pablo II y publicada el 15 de agosto de 1989, es considerada la carta magna de la teología de San José.
José de Nazaret en el Nuevo Testamento
Según el Evangelio de Lucas José era hijo de Helí o Elí (Lucas 3:237). Según el Evangelio de Mateo Jacob fue padre de José (Mateo 1:168).
El Evangelio de Mateo 1:18-249 muestra parte del drama que vivió José de Nazaret al saber que María estaba embarazada. Iba a repudiarla, en secreto porque era justo, porque no quería que fuera apedreada según lo dispuesto en la Torá(Deuteronomio 22:20-2110). La Escuela bíblica y arqueológica francesa de Jerusalén interpreta que la justicia de José consistió en no querer encubrir con su nombre a un niño cuyo padre ignoraba, pero también en que, convencido de la virtud de María, se negaba a entregarla al riguroso procedimiento de la ley de Moisés.11 Según el Evangelio de Mateo, el ángel del Señor le manifestó en sueños que ella concibió por obra del Espíritu Santo y que su hijo «salvaría a su pueblo de sus pecados», por lo que José aceptó a María (Mateo 1:20-2412).
Luego, antes que Herodes I el Grande ordenara matar a los niños menores de dos años de Belén y de toda la comarca, José tomó al niño Jesús y a su madre y huyó a Egipto (Mateo 2:13-1813). Al morir Herodes, José entró nuevamente con el niño y su madre en tierra de Israel pero, al enterarse de que Arquelao, hijo de Herodes el Grande, reinaba en Judea, tuvo miedo de ir allí y se retiró a la región de Galilea, a Nazaret (Mateo 2:19-2314).Nota 1 Según el Evangelio de Lucas, Nazaret había sido el lugar de residencia de María, ya desposada con José, cuando acaeció la Anunciación (Lucas 1:26-3815).
Significado del nombre, y oficio de José
José (o Joseph en su transcripción arcaica al español, usada hasta inicios del s. XIX) es un nombre masculino de origen hebreo que deriva de yôsef (יוסף) «añada», del verbo lehosif (להוסיף) «añadir». La explicación del significado de este nombre se encuentra en el libro del Génesis.
Entonces se acordó Dios de Raquel. Dios la oyó y abrió su seno, y ella concibió y dio a luz a un hijo. Y dijo: «Ha quitado Dios mi afrenta.» y le llamó José, como diciendo: «Añádeme YHWH otro hijo.»Génesis 30,22-24
.
El hecho de que José de Nazaret sea mencionado como padre putativode Jesús,Nota 2 habría dado lugar en castellano al acrónimo Pepe, resultante del conjunto de ambas iniciales.1617 Sin embargo otros piensan que se trata de una versión reducida de Jusepe (antigua versión del nombre en español).18
El Evangelio de Mateo en griego señala que Jesús de Nazaret era «hijo del artesano» (Mateo 13:55a) y el Evangelio de Marcos expresa que a Jesús mismo le hacían de ese oficio: «¿No es éste el artesano?» (Marcos 6:3).
El término griego usado en ambos casos, «τεχτων», no corresponde específicamente a «carpintero», sino a «artesano», a «obrero»,19 aunque más frecuentemente se diga de José que era carpintero. De hecho, así se lo suele traducir en la mayoría de las Biblias, incluyendo la Biblia de Jerusalén: «¿No es éste (Jesús) el hijo del carpintero?» (Mateo 13:55a).20
José de Nazaret en la Patrística
Los Padres de la Iglesia fueron los primeros en retomar el tema de José de Nazaret. Ireneo de Lyon señaló que José, al igual que cuidó amorosamente a María y se dedicó con gozoso empeño a la educación de Jesucristo, también custodia y protege su cuerpo místico, la Iglesia, de la que la María es figura y modelo.21 A Ireneo se sumó Efrén de Siria con un sermón laudatorio,22 Juan Crisóstomo,23 Jerónimo de Estridón,24 y Agustín de Hipona, quien apuntó de forma taxativa refiriéndose a José y a María:
Lo que el Espíritu Santo ha obrado, lo ha obrado para los dos. Justo es el hombre, justa es la mujer. El Espíritu Santo, apoyándose en la justicia de los dos, dio un hijo a ambos.San Agustín, Serm. 51, c. 20.
De acuerdo con Hegesipo, el hermano de José era Cleofás,25 padre de Simeón. El obispo de Salamina, Epifanioagrega que José y Cleofás serían hermanos, hijos de Jacob, apellidado Pantera.26
Epifanio escribió en su obra El Panarion (374-375 dC) que José fue padre de Santiago y de sus tres hermanos (José, Simeón, Judá) y dos hermanas (una Salomé y una María)27 o (una Salomé y una Ana)28 con Santiago siendo el hermano mayor. Santiago y sus hermanos no eran hijos de María, sino hijos de José de un matrimonio anterior. Después de la muerte de la primera esposa de José, muchos años después, cuando tenía ochenta años, "tomó a María (madre de Jesús)". Según Epifanio, las Escrituras los llaman "hermanos del Señor" para confundir a sus oponentes.2930
José de Nazaret en los escritos apócrifos
El protoevangelio de Santiago relata que José era viudo con hijos y que tiempo después tomó a María como su esposa.31
El libro apócrifo La Historia de José el Carpintero, escrito en el siglo V y enmarcado como una biografía de José dictada por Jesús, describe cómo José tuvo una esposa antes de María con la que tuvo seis vástagos, cuatro hijos y dos hijas. Los nombres de los hijos serían Judas, Justus, Santiago y Simón, y los de las hijas Assia y Lidia. Según este relato, los llamados hermanos de Jesús serían hijos de José de un matrimonio anterior. José viviría cuarenta años soltero, a partir de entonces su primera esposa permanecería bajo su cuidado cuarenta y nueve años, y luego moriría. Un año después de su muerte, a la edad de novena años José desposaría a María. La muerte de José sería la edad de 111 años, atendida por ángeles y afirmando la virginidad perpetua de María.32
La Enciclopedia Católica señala distintos pasajes de los escritos apócrifos referidos al matrimonio de José, relatos a los que califica de poco confiables:
- Cuando (José) contaba con cuarenta años de edad desposó a una mujer llamada Melcha o Escha para algunos, Salomé para otros, con quien convivió cuarenta y nueve años y con quien tuvo seis vástagos, dos hijas y cuatro hijos, el menor de los cuales era Santiago (el Menor, llamado “el hermano del Señor”).
- Un año después de la muerte de su esposa, cuando los sacerdotes anunciaron por toda la Judea que ellos deseaban encontrar en la tribu de Judá algún hombre respetable para desposar a María, de entonces doce a catorce años de edad, José, quien ya tenía en dicho momento noventa años, fue a Jerusalén entre los candidatos, un milagro manifestó la elección de José realizada por Dios, y dos años después la Anunciación tuvo lugar. 33
San José en la Iglesia católica
Numerosos autores cristianos, varios de ellos doctores de la Iglesia, se refirieron a lo largo de la historia a José de Nazaret (Beda el Venerable, Bernardo de Claraval, Tomás de Aquino en su Summa Theologiae, 3, q. 29, a. 2 in c.).34 Sixto IV (1471-1484) introdujo la festividad de San José en el Breviario romano, e Inocencio VIII (1484-1492) la elevó a rito doble.
También desde el comienzo de la Orden de Frailes Menores, los franciscanos se interesaron en José de Nazaret como modelo único de paternidad. Distintos escritores franciscanos desde el siglo XIII al XV (Buenaventura de Fidanza, Juan Duns Scoto, Pedro Juan Olivi, Ubertino da Casale, Bernardino de Siena, y Bernardino de Feltre) fueron sugiriendo progresivamente cómo José de Nazaret podría convertirse en un modelo de fidelidad, de humildad, pobreza y obediencia para los seguidores de Francisco de Asís.35
Sin embargo, fue Teresa de Ávila quien dio a la devoción a San José el espaldarazo definitivo en el siglo XVI. Esta mística española relata su experiencia personal referida a José de Nazaret en el Libro de la Vida:
Y tomé por abogado y señor al glorioso san José, y encomendéme mucho a él. [...] No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado santo, de los peligros que me ha librado, así de cuerpo como de alma; que a otros santos parece les dio el Señor gracia para socorrer en una necesidad; a este glorioso santo tengo experiencia que socorre en todas, y que quiere el Señor darnos a entender que así como le fue sujeto en la tierra (que como tenía nombre de padre siendo ayo, le podía mandar), así en el cielo hace cuanto le pide. [...] Paréceme, ha algunos años, que cada año en su día le pido una cosa y siempre la veo cumplida. Si va algo torcida la petición, él la endereza para más bien mío. [...] Sólo pido, por amor de Dios, que lo pruebe quien no me creyere, y verá por experiencia el gran bien que es encomendarse a este glorioso Patriarca y tenerle devoción. En especial personas de oración siempre le habían de ser aficionadas, que no sé cómo se puede pensar en la Reina de los Ángeles, en el tiempo que tanto pasó con el Niño Jesús, que no den gracias a san José por lo bien que les ayudó en ello. Quien no hallare maestro que le enseñe oración, tome este glorioso santo por maestro, y no errará en el camino.36Teresa de Ávila, Libro de la Vida, cap. 6, nn. 6-8.
En 1889, el papa León XIII publicó la encíclica Quamquam pluries acerca de él, y en 1989, al cumplirse su centenario, el papa Juan Pablo II le dedicó la exhortación apostólica Redemptoris custos.37 En ocasión del inicio de su ministerio petrino en la solemnidad de san José de 2013, el papa Francisco refirió en su homilía los alcances de la custodia que en la Iglesia católica se atribuye a este santo.38
José de Nazaret fue declarado patrono de la familia y es considerado por antonomasia el patrono de la buena muerte, atribuyéndosele el haber muerto en brazos de Jesús y de María. El papa Pío IX lo proclamó en 1870 patrono de la Iglesia universal. Debido a su trabajo de carpintero es considerado patrono del trabajo, especialmente de los obreros, por dictamen de Pío XII en 1955, que quiso darle connotación cristiana a la efeméride del Día internacional de los trabajadores. La Iglesia católica lo ha declarado también protector contra la duda y el papa Benedicto XV lo declaró además patrono contra el comunismo y la relajación moral. La Acción Católica Argentina lo considera su patrono.39 Ha sido proclamado patrono de América, China, Canadá, Corea, México, Austria, Bélgica, Bohemia, Croacia, Perú, Vietnam.
José en la Sagrada Familia
José constituye uno de los tres pilares que componen la familia cristiana modelo, tanto en su aspecto interno (en las relaciones entre los distintos miembros que la integran) como en el externo (la familia en la sociedad).
Se puede afirmar que José no era padre adoptivo en sentido estricto pues no hubo ninguna adopción, ningún negocio jurídico equivalente a ello. José fue la persona que, según la tradición cristiana, Dios eligió para constituir una familia para Jesús. Y tal familia se caracterizó por sólo tres elementos, destacando que de ellos, José asumió el rol paterno.
José, un hombre justo, se caracterizó en sus relaciones familiares, por dar un trato de máximo respeto y apoyo a María y por servir de modelo, por voluntad de Dios, a Jesús. Son estas notas las que constituyen el aspecto fundamental de la familia cristiana vista internamente. Y nos llevan a afirmar que José es una de las figuras centrales del cristianismo, un hombre excepcional.
Josefología
En el presente, algunos teólogos católicos sostienen que José subió al cielo en cuerpo y alma;40 incluso algunos sostienen que José fue inmaculado desde su concepción. La «Josefología», como rama de la Teología que estudia a José de Nazaret, está en constante evolución.41
Iconografía
La iconografía paleocristiana mostró a José de Nazaret como un hombre joven. Así se presenta en una lápida del siglo III ubicada en las catacumbasde san Hipólito, en Roma, y también en el sarcófago de san Celso datado del siglo IV y situado en Milán.42 Asimismo, los Padres de la Iglesiaconcordaron en que se trataba de un hombre joven.
Muchos artistas posteriores lo presentaron como un anciano.42 A fines del siglo XVI, Johannes Molanus (1533–1585) alentó un cambio en la forma de representar a san José, argumentando que las diferentes experiencias de vida relatadas por los evangelios (incluyendo la huida a Egipto y la manutención de su familia en tierras extrañas) sugerían que se trataba de un hombre joven, capaz de enfrentar tales situaciones.43 Después de Molanus, muchas imágenes abandonaron la representación tradicional de san José como un hombre anciano, calvo o canoso, y dieron al santo una apariencia externa juvenil. Mayormente se lo representó junto a la Virgen María, llevando ordinariamente como distintivo un cayado (bastón con el extremo superior curvo) o un instrumento de su oficio. Así se lo contempla:
- En el sarcófago de San Celso en Milán de finales del siglo IV aparece con una destral o hacha.
- En un díptico de la catedral de dicha ciudad, con una sierra (siglo VI).
- En un mosaico de Santa María la Mayor del siglo V empieza a llevar la vara florida con que se dibujará de ahí en adelante.
- En la pila bautismal de San Isidoro de León tiene un báculo en forma de T y un libro.
Hasta el siglo V siempre se le da un aspecto joven y hasta el siglo XIIInunca figura aislado o fuera de escena.
Juan de Parrano, Santo
Abad, 19 de marzo
Por: Alban Butler | Fuente: Vida de los Santos
Por: Alban Butler | Fuente: Vida de los Santos
Abad
Martirologio Romano: En Spoleto, en la Umbría, san Juan, abad de Parrano, que fue padre de muchos siervos de Dios (s. VI).
Etimológicamente: Juan = Dios es misericordia, es de origen hebreo.
Etimológicamente: Juan = Dios es misericordia, es de origen hebreo.
Breve Biografía
Durante los disturbios monofisitas en el oriente, un sirio, llamado Juan dejó su tierra natal, se dirigió al occidente y se estableció no lejos de Espoleto. Allí construyó una abadía, de la cual llegó a ser superior, y también fundó otra casa religiosa cerca de Pésaro.
Una leyenda no muy digna de confianza nos informa que cuando el santo estaba por abandonar Siria, su patria, oró de esta manera: "Señor, Dios de los cielos y de la tierra, Dios de Abraham, Isaac y Jacob, te suplico a Ti que eres la luz verdadera, que me ilumines, ya que espero de tí que hagas prosperar el camino que tengo delante y que sea para mí señal del lugar de mi descanso donde la persona a quien le preste mi salterio, no me lo devuelva ese mismo día".
Desembarcó en Italia y viajó hasta los alrededores de Espoleto, donde encontró a una sierva de Dios, a quien le prestó su salterio. Cuando le pidió que se lo devolviera, ella dijo, "¿a dónde vas, siervo de Dios? Quédate aquí y emprende tu camino mañana". Juan accedió a pasar allí la noche y, recordando su oración, se dijo, "esto es ciertamente lo que le pedí al Señor: aquí me quedaré". A la mañana siguiente, recibió de nuevo su salterio y, no había caminado la distancia de cuatro tiros de flecha, cuando apareció un ángel que lo condujo a un árbol, bajo el cual le pidió que se sentara para anunciarle que era la voluntad de Dios que se quedara en aquel lugar y que allí tendría una gran congregación y encontraría el descanso deseado.
Era el mes de diciembre y la tierra estaba endurecida por el hielo; pero el árbol, bajo el cual se hallaba sentado Juan, estaba en flor, como en primavera. Algunos cazadores que pasaron por allí le preguntaron de dónde venía y qué hacía. El santo les contó toda su historia y quedaron llenos de asombro, especialmente por la forma en que vestía, pues nunca habían visto cosa parecida. "Por favor no me causen daño, hijos míos", dijo Juan: "pues sólo he venido aquí al servicio de Dios". La súplica era innecesaria, pues los cazadores ya se habían fijado en el árbol florecido y reconocieron que el Señor estaba con aquel hombre. Lejos de querer hacerle daño, partieron entusiasmados a anunciar su llegada al obispo de Espoleto, quien se apresuró a ir a saludarlo, y lo encontró orando bajo el árbol.
Los dos lloraron de alegría cuando se encontraron y todos los presentes dieron alabanzas a Dios. En aquel lugar, Juan edificó su monasterio y allí vivió por cuarenta y cuatro años más, hasta que se durmió en paz y fue sepultado con himnos y cánticos.
Una leyenda no muy digna de confianza nos informa que cuando el santo estaba por abandonar Siria, su patria, oró de esta manera: "Señor, Dios de los cielos y de la tierra, Dios de Abraham, Isaac y Jacob, te suplico a Ti que eres la luz verdadera, que me ilumines, ya que espero de tí que hagas prosperar el camino que tengo delante y que sea para mí señal del lugar de mi descanso donde la persona a quien le preste mi salterio, no me lo devuelva ese mismo día".
Desembarcó en Italia y viajó hasta los alrededores de Espoleto, donde encontró a una sierva de Dios, a quien le prestó su salterio. Cuando le pidió que se lo devolviera, ella dijo, "¿a dónde vas, siervo de Dios? Quédate aquí y emprende tu camino mañana". Juan accedió a pasar allí la noche y, recordando su oración, se dijo, "esto es ciertamente lo que le pedí al Señor: aquí me quedaré". A la mañana siguiente, recibió de nuevo su salterio y, no había caminado la distancia de cuatro tiros de flecha, cuando apareció un ángel que lo condujo a un árbol, bajo el cual le pidió que se sentara para anunciarle que era la voluntad de Dios que se quedara en aquel lugar y que allí tendría una gran congregación y encontraría el descanso deseado.
Era el mes de diciembre y la tierra estaba endurecida por el hielo; pero el árbol, bajo el cual se hallaba sentado Juan, estaba en flor, como en primavera. Algunos cazadores que pasaron por allí le preguntaron de dónde venía y qué hacía. El santo les contó toda su historia y quedaron llenos de asombro, especialmente por la forma en que vestía, pues nunca habían visto cosa parecida. "Por favor no me causen daño, hijos míos", dijo Juan: "pues sólo he venido aquí al servicio de Dios". La súplica era innecesaria, pues los cazadores ya se habían fijado en el árbol florecido y reconocieron que el Señor estaba con aquel hombre. Lejos de querer hacerle daño, partieron entusiasmados a anunciar su llegada al obispo de Espoleto, quien se apresuró a ir a saludarlo, y lo encontró orando bajo el árbol.
Los dos lloraron de alegría cuando se encontraron y todos los presentes dieron alabanzas a Dios. En aquel lugar, Juan edificó su monasterio y allí vivió por cuarenta y cuatro años más, hasta que se durmió en paz y fue sepultado con himnos y cánticos.
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