jueves, 22 de marzo de 2018

Santos por meses y días

santos del 27 de marzo

Ruperto de Salzburgo o Ruperto de Worms (o RuprechtHrodperhtHrodprehtRoudbertusRudbertusRobert) (660?1​ - 710) fue un obispo, fundador de la ciudad de Salzburgo, venerado como santo por las iglesias católica y la ortodoxa. Fue contemporáneo de Childeberto III, rey de los francos.2

Vida[editar]

La tradición dice que Ruperto pertenecía a la familia real de los merovingios.2​ y que fue tío de Santa Erentrudis. Era franco y obispo de Worms hacia al 697. Fue enviado como misionero en Ratisbona, (Baviera). Bautizó al duque Teodro de Baviera3​ que le dio autorización para continuar evangelizando el territorio, en el que bautizó a otros nobles. De aquí fue a Altötting y convirtió a sus habitantes, y continuó su tarea misionera para la cuenca del Danubio. Iba introduciendo, además de la religión, la educacióny otras reformas. Revitalizó las minas de sal que había cerca de la ciudad romana abandonada de Juvavum. Refundó la ciudad, basándose la economía en la explotación de las minas y darle el nombre de Salzburgo ("ciudad de sal")4​. Murió el domingo de Pascua de 710.

San Ruperto de Worms
San Ruperto de Salzburgo
Ruperthead.jpg
Obispo de Worms
Nacimientoca. 660
WormsAlemania Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento27 de marzo de 710
Salzburgo (Austria)
Venerado enIglesia Católica
Iglesias Ortodoxa
CanonizaciónPrecongregación
Festividad27 de marzo (Iglesia católica)
24 de septiembre (en Austria)
PatronazgoSalzburgo

San Ruperto de Salzburgo, abad y obispo
fecha: 27 de marzo
†: c. 718 - país: Austria
otras formas del nombre: Ruprecht, Hrodpert
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En Salzburgo, en Baviera meridional, san Ruperto, obispo, que, residiendo en la región de Worms, a petición del duque Teodón se dirigió a Baviera, y en dicha ciudad de Salzburgo, la antigua Juvavum, edificó una iglesia y un monasterio, que gobernó como obispo y como abad, difundiendo desde allí la fe cristiana.
Patronazgos: patrono Salzburgo, de la industria y los trabajadores de la sal; protector de los perros.
refieren a este santo: Santa ErentrudisSan Vital de Salzburgo
La primera parte de la vida de san Ruperto se ha conservado en la oscuridad y hubo una gran diferencia de opiniones respecto a la fecha en la que verdaderamente floreció. Según las fuentes más fidedignas fue franco, aunque Colgan lo considera irlandés, cuyo nombre gaélico habría sido Robert Tach. Se puede hoy afirmar con certeza que, antes de empezar sus campañas misioneras, ya era obispo de Worms y en ese caso, no hay ninguna dificultad en que haya visitado Roma, ya que como obispo no requería especial autorización para tal objeto. Probablemente alrededor del año 697, fue cuando llegó con varios compañeros a Regensburgo y se presentó ante el duque Theodo de Baviera, sin cuyo permiso nada se podía hacer. Probablemente llevaba consigo credenciales del rey franco Childeberto III, que siempre estuvo ansioso de la conversión de las provincias recientemente subyugadas. Parece que el duque era aún pagano, pero que su hermana era cristiana y no hay duda de que muchos en Baviera habían recibido el mensaje del Evangelio antes de esta fecha. Theodo no solamente dio la bienvenida a los recién llegados, sino que consintió en escuchar su predicación y en recibir sus enseñanzas. A su conversión y bautismo, siguió el de muchos nobles y no se presentó gran oposición al trabajo de los misioneros. El pueblo estuvo bien dispuesto y san Ruperto y sus compañeros cosecharon abundante fruto. Un templo pagano en Regensburgo y otro en Altotting, fueron casi inmediatamente adaptados para el culto cristiano. Se construyeron otras iglesias y casi toda la población fue instaurada en la fe cristiana. Los misioneros continuaron su camino a lo largo del Danubio; y en Lorch, san Ruperto llevó a cabo muchas conversiones y realizó muchas curaciones milagrosas.
No fue, sin embargo, ni en Regensburgo, ni en Lorch, donde el santo estableció su centro de actividades, sino en el antiguo y ruinoso pueblo de Juvavum, que el duque le donó y que fue reconstruido y llamado Salzburgo. La generosidad de Theodo permitió a Ruperto erigir una iglesia y un monasterio con su escuela, dedicados a San Pedro. Se levantaron además otros edificios sagrados. El valle vecino, con sus fuentes de agua salada, formaba parte de la donación del duque. San Ruperto fue hábilmente secundado por sus compañeros, tres de los cuales, VitalCunialdo y Gisilario, fueron después reconocidos como santos. No tardaron en necesitar urgente ayuda y Ruperto regresó a su tierra natal para reclutar misioneros y logró conseguir doce trabajadores más. Indujo también a su hermana o sobrina, santa Erentrudis, a ingresar a un monasterio que él construyó en Nonberg y del que fue la primera abadesa. Un gran número de iglesias y lugares llevan el nombre de San Ruperto y están tradicionalmente relacionados con él, pero muchos de ellos le fueron sin duda dedicados tiempo después. Además de su trabajo evangelizador, el santo hizo mucho por la civilización de sus conversos y promovió el desarrollo de las minas de sal. Fue él quien le dio a Juvavum el nombre actual de Salzburgo ("Ciudad de la sal"). Murió allí probablemente alrededor del año 710. La fiesta de san Ruperto se celebra en Austria, así como en Irlanda y Baviera.







San Juan de Licópolis, eremita
fecha: 17 de octubre
fecha en el calendario anterior: 27 de marzo
†: s. IV - país: Egipto
otras formas del nombre: Juan de Egipto
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En Licópolis, de Egipto, san Juan, eremita, que entre sus muchas virtudes se distinguió por su espíritu profético.
refieren a este santo: San Arsenio
Exceptuando a san Antonio, ningún ermitaño del desierto adquirió tan amplia fama como san Juan de Egipto, que fue consultado por emperadores y cuyas alabanzas fueron cantadas por san Jerónimo, Paladio, Casiano, san Agustín, y muchos otros. Nació en la baja Tebaida, en Licópolis, en el sitio de la actual ciudad de Asyut, y fue educado para el oficio de carpintero. A la edad de veinticinco años, abandonó el mundo y se puso bajo la dirección de un anciano anacoreta, quien, durante diez o doce años, lo ejercitó en la obediencia y abnegación de sí mismo. Juan obedeció sin replicar, por irracional que fuera la tarea que se le imponía. Durante todo un año, por mandato de su padre espiritual, diariamente regó un palo seco como si hubiera sido una planta viva y obedeció otras órdenes igualmente ridiculas. El continuó en este ejercicio hasta la muerte del anciano, y a su humildad y pronta obediencia atribuye Casiano los dones extraordinarios que más tarde recibió de Dios. Parece haber pasado cuatro o cinco años visitando varios monasterios. Finalmente se retiró a la cumbre de una escarpada colina, cerca de Licópolis, e hizo en la roca tres pequeñas celdas contiguas. Una como alcoba, otra como cuarto de trabajo y asistencia y la tercera como oratorio. Después tapió todos los accesos, dejando solamente una pequeña ventana, a través de la cual recibía las cosas necesarias para la vida y hablaba con aquellos que lo visitaban. Durante cinco días de la semana conversaba solamente con Dios, pero los sábados y los domingos, los hombres -nunca las mujeres- tenían libre acceso a él para oír sus instrucciones y sus consejos espirituales. Nunca comió antes de la puesta del sol, y se alimentaba con frutos secos y legumbres. Al principio, mientras llegó a acostumbrarse, padeció terriblemente, ya que no comía pan ni nada que fuera cocinado al fuego, pero continuó con su dieta desde los cuarenta hasta las noventa años.
Él no fundó ninguna comunidad, y sin embargo se le consideraba como el padre de todos los ascetas de la comarca y, cuando sus visitantes llegaron a ser tan numerosos que se hizo necesario construir una hospedería para recibirlos, el lugar fue administrado por sus discípulos. San Juan fue especialmente famoso por sus profecías, sus milagros y su poder de leer los pensamientos y de descubrir los pecados secretos de aquellos que lo visitaban. Maravillosas curaciones se realizaron con sólo aplicarles a los enfermos y a los ciegos el aceite que el hombre de Dios había bendecido. De sus muchas profecías, las más célebres fueron las que hizo al emperador Teodosio I. Juan le dijo que saldría victorioso en su lucha contra Máximo, y el emperador, confiado en esto, atacó y derrotó a su enemigo. Nuevamente en 392, cuatro años después, cuando Eugenio se apoderó del imperio de occidente, Teodosio acudió en busca del auxilio del recluso. Envió al eunuco Eutropio a Egipto, con instrucciones de que le llevara a san Juan, si era posible, pero que en cualquier forma averiguara con él si era mejor marchar contra Eugenio o esperar su ataque. El santo se rehusó a abandonar su celda, pero mandó decir que Teodosio saldría victorioso, aunque a costa de mucha sangre y que no sobreviviría largo tiempo a su triunfo. La predicción se cumplió: Eugenio fue derrotado en las llanuras de Aquilea y Teodosio murió pocos meses después.
Poco antes de su muerte, san Juan fue visitado por Paladio, quien nos hace un interesante relato de su viaje y recibimiento. El venerable ermitaño le dijo que estaba destinado a ser un día consagrado obispo y reveló otras muchas cosas de las que normalmente no podía tener conocimiento. De igual manera, cuando unos monjes llegaron a verlo desde Jerusalén, Juan reconoció al momento que uno de ellos era diácono, aun cuando el hecho había sido ocultado. El ermitaño tenía entonces 90 años y murió poco después. Advertido por Dios de su próximo fin, cerró su ventana y ordenó que nadie se acercara a él durante tres días. Murió pacíficamente al fin de ese lapso, estando de rodillas en oración. En 1901, la celda que él había ocupado fue descubierta cerca de Asyut.




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