viernes, 31 de julio de 2020

FILOSOFÍA - ÍNDICE SISTEMÁTICO


Todo absoluto ilimitado / Todo absoluto limitado

La idea de todo absoluto puede declararse brevemente diciendo que, en ella, el todo se define por su oposición a la nada (y no a la parte, o a otras totalidades o entidades amorfas). La idea de un todo absoluto se nos ofrece en dos versiones opuestas, según que el todo absoluto se presente o bien como todo ilimitado, o bien como todo limitado. El todo absoluto ilimitado [44] es un todo en el que se han disuelto o soltado todas las relaciones a contextos externos; es un todo absoluto externo. Por el contrario, el todo absoluto limitado [45] es un todo en el que se han disuelto las relaciones a entidades no holóticas, no ya meramente externas, sino internas o circunscritas por la propia totalidad; cabría hablar, por ello, de “todo absoluto interno”.

http://www.filosofia.org/filomat/df043.htm







Todo absoluto ilimitado (o externo)

El todo absoluto ilimitado [43] es la omnitudo rerum como universo (en tanto es un todo atributivo omniabarcador, complexum omnium substantiarum) que no tiene otros límites sino la Nada [67], es decir, que no tiene límites externos. Es el todo único y universal. En la metafísica ontoteológica no es fácil admitir este “todo absoluto ilimitado”, puesto que él debiera envolver a Dios y al Mundo (tanto Dios como el Mundo habrían de asumir la condición de “partes del Ser”). El todo absoluto ilimitado es una Idea que acompaña, más que a la metafísica ontoteológica, a la metafísica pan-teísta. Aun podría decirse más: es la idea de todo absoluto ilimitado la que conduce, cuando se admite a Dios, al panteísmo (es el caso del Vedanta).

Como alternativa de este modelo de todo absoluto ilimitado, constituido por el Universo pleno (plerótico) que consiste en la integridad de sus partes concatenadas cabría citar el concepto de Espacio absoluto vacío newtoniano, si bien (según se desprende de la 4ª carta, §9, de Clarke a Leibniz) Espacio vacío no es “Espacio vacío de toda cosa, sino sólo vacío de materia” (en el Espacio vacío está presente Dios y acaso otras instancias no materiales, ni susceptibles de ser objeto de nuestros sentidos); también el vacuum formarum de Leibniz, en cuanto posibilidad de las mónadas creadas y no creadas.

http://www.filosofia.org/filomat/df044.htm







Todo absoluto limitado (o interno)

El todo absoluto limitado [43] es una totalidad dada, desde luego, en un entorno (constituido por otras totalidades o por realidades amorfas, desde un punto de vista holótico) que lo limita sin perjuicio de lo cual esta totalidad se constituye como la unidad de la integridad de las multiplicidades contenidas en sus límites (cabría hablar de una totatio in integrum), sin faltar ninguna. De este modo, también podría decirse que el todo absoluto limitado “limita con la nada [67] circunscrita en su recinto”, precisamente porque habrá que conceder que la operación de “extracción de un Todo k dado de su entorno” arrastra a la integridad de sus contenidos. Cabría expresar esta operación por la fórmula: k-k=0, siempre que en esta fórmula aritmética el “0” se interprete como “nada”, en el sentido ontológico, aunque esto es lo que se trata de demostrar. Recíprocamente, cuando procedemos, en casos concretos, suponiendo que al extraer todo lo que se contiene en un recinto no queda nada, es porque estamos utilizando la idea de todo absoluto. Las discusiones en torno a la posibilidad del vacío, que se reavivaron en el siglo XVII a propósito del vacío atmosférico (Torricelli, Descartes), no fueron, según esto, meras discusiones físicas: eran discusiones ontológicas, que giraban en torno a la tradición identificadora (la tradición de los atomistas) del vacío con el no ser.


http://www.filosofia.org/filomat/df045.htm






Todo efectivo

La Idea de todo efectivo puede definirse, muy brevemente, en función de la idea de todo absoluto, como la negación del todo absoluto, tanto del limitado [45] como del ilimitado [44]. Un todo efectivo es, según esto, una totalidad que está delimitada, no sólo, desde luego, sobre su fondo exterior (una totalidad delimitada por su lugar, como superficie envolvente) sino también sobre un fondo interno (si fuera posible hablar así). Ilustremos este concepto con dos ejemplos. En primer lugar, el de una totalidad política, como pueda serlo la constituida por un Estado actual, sea España: es un Estado que forma parte de los Estados que se sientan en la Asamblea General de la ONU y también es un Estado europeo; por tanto, un Estado limitado por otros Estados, con fronteras relativamente bien definidas. Prescindamos, por simplicidad, de los recintos exteriores –insulares, africanos, embajadas, buques– adscritos y consideremos la expresión “toda España”. Si tomamos esta expresión dando a “toda” el alcance de una totalidad absoluta (limitada) es porque suponemos que “extraída o aniquilada España” del concierto de los Estados de la Tierra, quedaría, en su lugar, un vacío total, un no ser. Conclusión evidentemente absurda, porque España, como totalidad, no está sólo limitada políticamente por sus fronteras exteriores (“horizontales”), sino también por sus límites internos (“verticales”): los límites de la columna atmosférica que se levanta sobre la piel del toro (si se prolongase indefinidamente invadiría los espacios estratosféricos comunes), y los límites de la columna de subsuelo (si se prolongase más de lo debido invadiría, no sólo áreas de antípodas, sino las zonas de intersección con los subsuelos de otros Estados colindantes). ¿Tenemos que retirar por ello el significado de la expresión “toda España”, o el de “España en su totalidad”? Sería una decisión injustificada, porque basta abstenernos de interpretar “totalidad” en sentido absoluto, para determinar el alcance de su totalidad efectiva (por difícil que sea llevar a cabo técnicamente este propósito). Pero, en segundo lugar, la situación más interesante que podemos citar es, sin embargo, la constituida por el concepto de “Universo físico” considerado como un todo finito (como un continuo de cuatro dimensiones, ocupadas por una materialidad física cuyo “diámetro principal” es del orden de los treinta mil millones de años luz). Aun partiendo del supuesto de que este Universo se ajustase mejor al concepto de una totalidad absoluta limitada (por un no ser vacío) que al concepto de una totalidad absoluta ilimitada, ¿podríamos afirmar que él constituye el prototipo de un todo absoluto limitado, al menos en el momento en el que mediante operaciones ad hoc lo “eliminamos” o “extraemos”? (la operación “extracción” es operación practicada regresivamente por las cosmologías del big bang). ¿No estamos obligados a aplicar también a este Universo finito el concepto de todo efectivo, mejor que el concepto de todo absoluto? Dicho de otro modo: la extracción (mediante la teoría del big bang o de cualquier otra teoría pertinente) del Universo finito existente no tendría por qué entenderse como una “extracción total absoluta” que nos pusiera “delante de la Nada”; esta “extracción” (que, desde luego, no podrá entenderse como una extracción del contenido de un espacio que, tras la extracción, quedase vacío, puesto que el espacio vacío mismo desaparece en la extracción que se produciría en el “punto de singularidad”) sería una extracción de materia corpórea totalizada; pero no tendría por qué ser interpretada como “extracción de toda realidad”. Lo que equivale a decir que el Universo físico no es un todo absoluto. Y esto tiene, como consecuencia gnoseológica decisiva, que la Física no es la ciencia absoluta (o fundamental). Y ello sin necesidad de la hipótesis de la pluralidad de los mundos; sería suficiente la hipótesis del mundo único de Mauthner (“y aún es una insolencia formar el plural de mundo como si hubiera más de uno”). En cualquier caso, la “extracción de materia” no nos conduce a la Nada, aunque nos conduzca, ya sea a una singularidad en la que el espacio-tiempo desaparece, ya sea a un “vacío cuántico”. La Nada es, en efecto, una idea teológica, “construida desde Dios” (“Nada” es término del romance castellano, procedente de la expresión latina res nata); pero ni la “singularidad cósmica inicial”, ni el “vacío cuántico”, están construidos desde (o en función de) Dios, sino desde (o en función de) el Mundo. En cierto modo, son ideas límite que excluyen la Idea de Nada teológica [67]: el Universo de Minkowski, de curvatura nula, es el límite de un Universo en el que cada vez hay menor cantidad de masa gravitatoria; el “vacío cuántico” se parece más al Ser potencial puro aristotélico que a la Nada teológica; Prigogine viene a reconocerlo así: “El vacío cuántico es el contrario a la nada; lejos de ser pasivo e inerte contiene en potencia todas las partículas posibles” (I. Prigogine & I. Stengers, Entre el tiempo y la eternidad, Alianza, Madrid 1990, pág. 179).

La idea de todo efectivo (frente al todo absoluto limitado) puede ser reobtenida partiendo del concepto de “partes formales” [28] (en cuanto contradistintas de las “partes materiales”). Un todo efectivo podría ser redefinido como un todo en tanto nos sea dado en función de sus partes formales. Un todo, en tanto se da en función de sus partes formales (de partes formales suyas: “el carro no son las cien piezas”), es un todo efectivo y no un todo absoluto. Pues el todo efectivo, además de sus partes formales, se asienta sobre partes materiales de orden genérico, que no pueden considerarse suprimidas a partir del proceso de destrucción de las partes formales. Esto no significa que el todo formal pueda existir jorísmicamente respecto de sus partes materiales; sólo significa que diversas capas suyas pueden ser sustituidas por otras.


http://www.filosofia.org/filomat/df046.htm







Postulado de recursividad holótica

Supuesta la multiplicidad de los todos a través de los cuales se nos muestran conformados los fenómenos, el hecho universal al que ahora nos referimos es el “hecho” de las relaciones de isología (semejanza, igualdad, homología…) [36] entre los “términos holotéticos” y los “términos merotéticos” y entre estos términos entre sí. Es obvio que, en cualquier caso, la universalidad de la relación de isología entre los todos diversos y sus partes ha de entenderse en un sentido no conexo. De no entenderla así, habría que concluir que todos los términos del Universo son isológicos entre sí, es decir, que no hay diferencias morfológicas entre ellos.

Este “hecho lógico” que constatamos tiene gran alcance. Los “términos del Universo”, totalizados en círculos de fenómenos, tienen diferentes morfologías; sólo que las diferencias no se circunscriben a un solo término (o totalidad) respecto de los demás sino al conjunto de totalidades (o partes) respecto de otras. Una gaviota es una totalidad diferente, por su morfología, de una roca o de un árbol; pero es isológica a otra gaviota de su especie y, en otro grado, a otra ave de su clase, o a otro vertebrado de su tipo, etc. En función de este “hecho lógico” establecemos el postulado de “recursividad limitada”, como regla que nos mueve a esperar que, dada cualquier totalidad fenoménica (con sus partes), podremos reaplicar, de modo isológico, su morfología, a otras totalidades fenoménicas, pero no a todas. El postulado de recursividad es un postulado que suponemos alternativo de otro que contemplase la posibilidad del “hecho lógico” de signo contrario, a saber, la heterología o heterogeneidad real de las formaciones holóticas de nuestro universo. La posición que, en nuestra tradición filosófica, se conoce como “nominalismo” –al menos en una de sus corrientes principales– se encuentra muy próxima a este alternativo postulado de heterología. Decimos “en una de sus corrientes” porque hay un “nominalismo atomista” o “agregacionista” que niega, desde luego, todo sentido no ya a los universales, sino también a las totalidades fenoménicas que tengan la pretensión de ser algo más que agregados efímeros o externos de fenómenos; pero hay también un nominalismo holista (asociado acaso políticamente al comunismo fraternalista, tipo Guillermo de Occam) que es más propenso a negar la realidad, no ya de las totalidades fenoménicas, pero sí la de sus partes, en beneficio de una continuidad (o unidad sinalógica) de las mismas. En beneficio de una realidad holótica cuyos momentos, sin embargo, se postularían heterogéneos entre sí. Como ejemplos, cabría citar el “continuo heterogéneo” de Rickert, y, antes aún, la regla estoica: “no hay dos cosas iguales, no hay dos yerbas iguales” que Leibniz hizo suya a propósito del “principio de los indiscernibles.

Lo que nos concierne de toda esta complejísima cuestión ontológica son sus implicaciones gnoseológicas. En vano trataríamos de desentendernos de la cuestión ontológica de la isología –o de la isología, en su perspectiva ontológica– como característica de la realidad. Por otra parte, el alcance gnoseológico de esta cuestión se ha advertido desde el principio (“académico”) de nuestra tradición. La Escuela de Platón, que fue la primera que atribuyó al mundo una estructuración isológica (las cosas reales se nos dan enclasadas, a través de clases distributivas, diversas entre sí, y agrupadas, a su vez, en clases genéricas de primer orden, de segundo, etc.) moldeó también a la idea de la ciencia al asignarle, como misión principal, precisamente el conocimiento de los universales, la clasificación; recordemos aquí a Espeusipo, y al propio Aristóteles (“la ciencia es de los universales”). El nominalismo, más que impugnar esta conexión entre la ciencia y los universales, puso en entredicho los posibles fundamentos jorísmicos del platonismo; pero el “hecho de la repetición” siguió considerándose como un proceso de significación central en la teoría de la ciencia. Kant distinguió entre el concepto de una “Naturaleza” (Natur) sometida a leyes causales, como un todo dinámico, pero que podía ser heterogénea e irrepetida en todas y cada una de sus partes, y el concepto de Mundo (Welt), como conjunto matemático de los fenómenos, en el que hay especies y géneros (que implican repetición) producto de los “juicios reflexionantes”. La repetición fue un tema central de la teoría de la ciencia de la época del positivismo (Comte, Stuart Mill, Windelband, Duhem). Gabriel Tarde ensayó un criterio interesante de clasificación de las ciencias fundado en una clasificación de los tipos de repetición (a partir de una supuesta “repetición universal”, como dato ontológico originario): la repetición mecánica (ondulatoria, por ejemplo) constituiría los campos de las ciencias físicas; la repetición reproductiva daría lugar a las ciencias biológicas, mientras que la repetición imitativa constituiría las series de los fenómenos característicos de los que se ocupan las ciencias sociales.

Renunciamos aquí a enfrentarnos con la cuestión ontológica de la repetición, en su génesis; comenzamos por considerar a la repetición como un hecho no casual o aleatorio, sino constitutivo de la estructura del mundo de los fenómenos sobre el que giran las ciencias (sin perjuicio de las llamadas “ciencias idiográficas” o “ciencias de lo irrepetible”). No diremos que sólo un azar dio origen a la repetición, puesto que pudiera haber ocurrido que las cosas del mundo fuesen todas ellas diferentes. Decimos también que este “hecho”, si se acepta, hay que aceptarlo partiendo in medias res de morfologías determinadas –estructuras cristalinas, moléculas de helio, células– para poder dar cuenta de morfologías isológicas entre sí; sería imposible, a partir de un migma amorfo primordial –como el de la materia del big bang antes de su “inflación”, o como, en Geometría, el partir del “espacio fibrado”– pretender construir estructuras isológicas ulteriores o bien “figuras” geométricas. Lo que haremos, al enfocar el “hecho trascendental” de la repetición universal desde la perspectiva holótica, es insertar este hecho (la repetición universal) en marcos holóticos, es decir, interpretar la repetición desde el punto de vista de la totatio (la aproximación operatoria cobra, en un marco holótico, la forma de totatio) y de la partitio (la separación es ahora partitio, re-parto). Dicho de otro modo: interpretaremos la totatio y la partitio sobre el fondo de la “repetición universal”.


http://www.filosofia.org/filomat/df047.htm

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