lunes, 5 de febrero de 2018

Publicaciones por año de fundación


en el año 1706

La Gazeta de Murcia es el primer periódico conocido en la Región de Murcia. Se editó durante 1706, en plena Guerra de Sucesión Española.
Se disponen de muy pocas referencias sobre esta gaceta de cuatro páginas. Se piensa que tendría carácter semanal y sólo se conocen tres ejemplares, impresos por Vicente Llofriú, y correspondientes a 10 y 24 de agosto y 23 de septiembre de 1706; que fueron encontrados en 1942 en Valenciay están depositados en la Hemeroteca Municipal de Madrid.
Se atribuye al cardenal Belluga la creación de la Gazeta con fines de propaganda a favor del bando borbónico en la Guerra de Sucesión.1​ Por tanto, su contenido se refiere a la guerra y entre las noticias que contiene se encuentra la proclamación de Felipe V como rey, el sitio de Alicante por las tropas del Archiduque Carlos y el combate del Albujón.
La utilización del término Gazeta en la prensa murciana se emplea posteriormente en dos publicaciones:
  • Gazeta Patriótica de Murcia, fundada por el sacerdote Luis Muñiz y redactada por él mismo, que se publicó durante poco tiempo.2
  • La Gaceta Médica de Murcia, con contenidos científicos, fundada en 1907 por el doctor José Pérez Mateos, se publicó hasta 1916.3
Fue el único periódico conocido de la Región de Murcia hasta la aparición del Semanario Literario y Curioso de Cartagena en 1786 y El Diario de Murcia en 1792.


Gazeta de Murcia 10 de agosto de 1706
Gazeta de Murcia 10 de agosto de 1706 
     Durante el verano del año 1942 aparecieron en un almacén de papel viejo de El Grao de Valencia tres ejemplares de un periódico, hasta entonces desconocido, llamado Gazeta de Murcia. Los números, que correspondían a los días 10 y 24 de agosto y 23 de septiembre de 1706, estaban sueltos y desencuadernados, por lo que resulta imposible saber si formaban parte de una colección más completa; si bien, la ausencia de información en el último ejemplar sobre un episodio histórico tan importante como la batalla del Huerto de las Bombas, que acaeció el 4 de septiembre de ese año, nos permite afirmar, casi con absoluta certeza, que se publicaron otros números de este periódico que no han podido ser rescatados. Además, algunas fuentes de la época afirman que la imprenta de Vicente Llofriú, la misma que sacó a la luz Gazeta de Murcia, estampó unos papeles con el relato de la batalla, sin que las propias fuentes  especifiquen si ese relato forma parte, como parece probable, de un ejemplar de Gazeta de Murcia.
     El hallazgo de los tres números de Gazeta de Murcia revolucionó la historia del periodismo murciano, ya que no se tenía conocimiento de la existencia de esta publicación. Hasta entonces, el origen del periodismo en la actual Región de Murcia se situaba en 1786, año en el que apareció el Semanario Literario y Curioso de Cartagena. Del mismo modo, también se creía que el primer periódico que había visto la luz en la ciudad de Murcia había sido El Diario de Murcia que se editó entre enero y julio de 1792. Este dato es recogido por Pedro Díaz Cassou en su obra Pasionaria murciana, a finales del siglo XIX, y confirmado por José María Ibáñez García en 1931 en su libro Serie cronológica de la prensa periódica de Murcia, considerado como la primera gran publicación sobre la historia del periodismo en Murcia y que ha servido como guía de referencia para investigaciones posteriores en esta materia.
Tres siglos de periodismo
     Por tanto, los datos de los que disponemos nos permiten fechar el nacimiento del periodismo murciano en el día de 10 de agosto de 1706, aunque comprobar la certeza absoluta de esta afirmación es imposible, ya que hasta finales del siglo XIX, época en la que el archivero municipal, José Martínez Tornel, comenzó a preocuparse por la conservación de los fondos hemerográficos, nadie había mostrado el más mínimo interés por recopilar los ejemplares que habían sido publicados.
     La aparición de Gazeta de Murcia es muy importante, no sólo por su incalculable valor histórico, sino porque, gracias a ella, Murcia se coloca entre las diez primeras ciudades de España que tuvieron publicaciones periódicas. Los tres ejemplares encontrados se conservan en la Hemeroteca Nacional de Madrid.



en el año 1711

The Spectator fue una publicación periódica fundada por Joseph Addison y Richard Steele en Inglaterra, y que duró desde 1711 a 1712. Cada número tenía aproximadamente 2.500 palabras, y la serie original tenía 555 números, iniciándose el 1º de marzo de 1711. Ocuparon siete volúmenes. La cabecera revivió al involucrarse Steele en 1714, apareciendo tres veces a la semana, durante seis meses; estos ejemplares formaron el octavo volumen. Eustace Budgell, primo de Addison, también contribuyó a la publicación.
The Spectator, estableció como su objetivo, dar vida a la moralidad con el ingenio, y moderar el ingenio con la moralidad...trayendo la filosofía fuera de cubículos y bibliotecas, escuelas y cátedras, para que morara en clubes y asambleas, en cafés y salones de té. Una de sus funciones fue proveer a los lectores de herramientas para que se manejaran de forma adecuada y educada en conversaciones e interacciones sociales, así como dotarlos de temas de conversación cultos. Alineado con los ideales de la Ilustración, los autores pretendían promover la familia, el matrimonio y la cortesía. Fue un importante documento en la divulgación de los conceptos del Siglo de las Luces, y ampliamente imitado en toda Europa.
Aunque su circulación diaria era relativamente modesta, en torno a 3.000 copias, The Spectator fue muy leído. Sus lectores procedían de muchas y diversas capas sociales, pero tuvo sus principales seguidores en la emergente mesocracia inglesa de comerciantes y mercaderes. El conocido filósofo Jürgen Habermas ve The Spectator como verdaderamente importante en la transformación estructural de la esfera pública que ocurrió en la Inglaterra dieciochesca. Sostiene que tal cambio sucedió y benefició fundamentalmente a la clase media. Si bien The Spectator siempre afirmó ser neutral políticamente, es ampliamente considerado un defensor y promotor de los valores asociados al partido Whig. En The Spectator apareció un personaje de ficción llamado a ser muy popular en el Reino Unido: sir Roger de Coverley, gentilhombre de la reina Ana Estuardo, "más digno de afecto que de aprecio" según sus creadores.1
Fue considerada por Mariano José de Larra como cuna británica del «essay or sketch of manners» (escenas de costumbres).

The Spectator, a periodical published in London by the essayists Sir Richard Steele and Joseph Addison from March 1, 1711, to Dec. 6, 1712 (appearing daily), and subsequently revived by Addison in 1714 (for 80 numbers). It succeeded The Tatler, which Steele had launched in 1709. In its aim to “enliven morality with wit, and to temper wit with morality,” The Spectator adopted a fictional method of presentation through a “Spectator Club,” whose imaginary members extolled the authors’ own ideas about society. These “members” included representatives of commerce, the army, the town (respectively, Sir Andrew Freeport, Captain Sentry, and Will Honeycomb), and of the country gentry (Sir Roger de Coverley). The papers were ostensibly written by Mr. Spectator, an “observer” of the London scene. The conversations that The Spectator reported were often imagined to take place in coffeehouses, which was also where many copies of the publication were distributed and read.
Though Whiggish in tone, The Spectator generally avoided party-political controversy. An important aspect of its success was its notion that urbanity and taste were values that transcended political differences. Almost immediately it was hugely admired; Mr. Spectator had, observed the poet and dramatist John Gay, “come on like a Torrent and swept all before him.”
Because of its fictional framework, The Spectator is sometimes said to have heralded the rise of the English novel in the 18th century. This is perhaps an overstatement, since the fictional framework, once adopted, ceased to be of primary importance and served instead as a social microcosm within which a tone at once grave, good-humoured, and flexible could be sounded. The real authors of the essays were free to consider whatever topics they pleased, with reference to the fictional framework (as in Steele’s account of Sir Roger’s views on marriage, which appeared in issue no. 113) or without it (as in Addison’s critical papers on Paradise Lost, John Milton’s epic poem, which appeared in issues no. 267, 273, and others).
Given the success of The Spectator in promoting an ideal of polite sociability, the correspondence of its supposed readers was an important feature of the publication. These letters may or may not, on occasion, have been composed by the editors.
In addition to Addison and Steele themselves, contributors included Alexander PopeThomas Tickell, and Ambrose Philips. Addison’s reputation as an essayist has surpassed that of Steele, but their individual contributions to the success of The Spectator are less to the point than their collaborative efforts: Steele’s friendly tone was a perfect balance and support for the more dispassionate style of Addison. Their joint achievement was to lift serious discussion from the realms of religious and political partisanship and to make it instead a normal pastime of the leisured class. Together they set the pattern and established the vogue for the periodical throughout the rest of the century and helped to create a receptive public for the novelists, ensuring that the new kind of prose writing—however entertaining—should be essentially serious.


en el año 1715

Gaceta de Lima fue el primer periódico de Lima, apareció en 1715 publicando mensualmente noticias de Europa y América. En 1790 aparece el primer diario: "Diario Curioso, Erudito, Económico y Comercial", publicado por Jaime Bausate y Mesa; y el 2 de enero de 1791, el Mercurio Peruano, órgano bisemanal de la Sociedad Amantes del País, que cumpliera un papel decisivo como expresión de la naciente conciencia nacional peruana.
A lo largo de la vida republicana muchos periódicos y revistas se han sucedido aportando su influencia en el desarrollo nacional. Entre los más importantes podemos mencionar a "El Comercio" (1839) y "La Prensa" (1903-1984). En el Perú actualmente existen 72 diarios, de los cuales hay 31 en Lima y Callao; seguidos de Cusco, Chiclayo, y Tacna, cada uno con 4 diarios; siguen Arequipa, Chimbote, Ica, Pucallpa y Trujillo con tres; Ayacucho, Huancayo y Puno con dos, y finalmente Cajamarca y Piura con un diario. De los diez diarios más leídos, "El Comercio", que cuenta con una importante sección cultural, ocupa el primer lugar de la lista. En cuanto a nivel de lectoría, el 90% de la población lee diarios al menos una vez por semana.

El Diario de Lima, que comenzó a imprimirse el 1 de octubre de 1790, fue el primero de su tipo en el Perú y Latinoamérica. | Fuente: clasesdeperiodismo.com
Este sábado se celebra en el Perú el Día del Periodista. La fecha, que valió un saludo del presidente Pedro Pablo Kuczynski, se festeja en honor a un acontecimiento que se remonta al virreinato: la publicación en 1790 del Diario de Lima, el primer periódico de publicación regular en el Perú y en Latinoamérica, por entonces al borde de conquistar su independencia política.
En 1743 se publicó la Gaceta de Lima, el primer periódico de Lima. Sin embargo, este se publicó de forma muy irregular como para ser considerado un “verdadero periódico”. ”Cambiaron los autores y hubo interrupciones (en especial una que se prolongó 25 años), pero se editó de 1743 a 1821 (1743-1767, 1792-1793, 1795, 1798-1804, 1805-1810 y 1810-1821) y fue prácticamente el único periódico peruano durante la mayor parte del siglo”, explica Jean-Pierre Clément en su ensayo “Aproximación al Diario de Lima (1790-1793) y a Jaime Bausate y Mesa, su autor”.
En 1790, el español Jaime Bausate y Mesa (seudónimo de Francisco Antonio Cavello y Mesa) llegó a Lima e influenciado por los ideales de la ilustración, se propuso crear un periódico regular tras haber trabajado en el Diario de Madrid. La primer aparición, el preludio, fue publicado el 1 de agosto es año como el Análisis del Diario, donde Bausate explicó el concepto del periódico, qué secciones tendría y cómo los lectores podrían suscribirse a él. Tras dos meses de trabajo adicional, el viernes 1 de octubre vio la luz la primera edición del Diario de Lima, con el permiso del virrey Francisco Gil de Taboada Lema y con el objetivo de “llevar la ilustración a los peruanos”.
La portada de la edición del 1 de octubre, la primera de su historia. | Fuente: Archivo
Pese a que solo duró hasta 1793, el proyecto fue exitoso. Su publicación era diaria. Solía tener 4 páginas, en algunos casos 8. Al inicio la tarifa para suscribirse era de 15 pesos, pero luego bajó a 12. El repartidor entregaba el periódico en la casa de sus lectores a las 9 am., pero también podía ser comprado en librerías de  Lima, Callao, Cusco, Ica, Ayacucho, Moquegua, Pasco, Tacna, Trujillo e incluso el Alto Perú (hoy Bolivia), donde llegaba con un día de retraso. Los contenidos eran variados: informaciones locales, anuncios, entradas y salidas de barcos, resultados de lotería, datos de interés y e historias sobre ciencia, arte, manufactura, cálculo e invento.
El legado. Ese mismo año también salió a la venta El Mercurio Peruano (1790-95), que pasó a ser su competencia directa y que sería un difusor de ideas independentistas de personajes como Hipólito Unanue y José Baquijano y Carrillo, agrupados en la Sociedad de Amantes del País. Al año siguiente comenzó a circular Semanaria Crítico, de solo un año de duración. En el resto de Latinoamérica, recién se publicaron diarios en el siglo XIX: el Diario de México(1805-14), el Diario Mercantil de Vera Cruz (1807-08), el Diario de La Habana(1811).
En noviembre del año pasado, la Universidad Bausate y Meza hizo una exposición sobre El Diario de Lima. | Fuente: bausate.edu.pe
Pese a que no fue el primero, el Mercurio Peruano es más recordado por difundir ideas que quienes hoy son considerados precursores de la independencia del Perú. 

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