Diario de Madrid fue un periódico fundado el 1 de febrero de 1758, considerado el primer diario publicado en España.1 Conocido inicialmente como el Diario Noticioso, Curioso, Erudito y Comercial, Político y Económico, tras cambiar su título por el de Diario de Madrid, continuó publicándose hasta mayo de 1808, cuando toma el control sobre la publicación el gobierno de José Bonaparte2 hasta el 17 de junio y del día 18 de junio hasta el 7 de agosto fue sustituido por la Gaceta de Madrid. El día 8 de agosto se vuelve a publicar durante unos años más, hasta su cierre definitivo, el 31 de diciembre de 1814.3
El 4 de mayo de 1808, el Diario de Madrid publicó una orden del día, referida a la sublevación de la población de Madrid, que manda arcabuceara las personas capturadas en los alborotos, a aquellas que vayan armadas o que conservaran armas sin permiso especial y también a los autores de libelos y que provocan la sedición. La misma orden anuncia que la congregación de más de ocho personas será deshecha por la fusilería y que todo lugar en que sea asesinado un francés será quemada.
Historia[editar]
El Diario Noticioso, Curioso, Erudito, Comercial y Político fue la primera publicación de periodicidad diaria de España. Constaba de dos secciones, una de divulgación con artículos de opinión, a menudo traducciones francesas, y otra de información económica donde se anunciaban ventas, alquileres, ofertas, demandas, etc. Por real privilegio el 17 de enero de 1758, se le concedió permiso para publicarlo en Madrid a Manuel Ruiz de Uribe (uno de los pseudónimos de Francisco Mariano Nipho) y Compañía. Su primer número lleva la fecha de 1 de febrero de 1758. Al principio lo redactaba Nipho, un activísimo polígrafo ilustrado de curiosidad enciclopédica al que se puede llamar el primer periodista profesional de la literatura española y que llegó a publicar casi un centenar de obras, veinte de ellas de carácter periódico. Luego lo sustituyó Santiago Thevin y, a su muerte, su hijo del mismo nombre hasta abril de 1824. Desde 1788 pasó a llamarse Diario de Madrid y de 1795 a 1798 empezó a colaborar en él como crítico literario el helenista Pedro Estala, un protegido de Manuel Godoy, bajo el pseudónimo de "El Censor Mensual", publicando una reseña crítica de todas las obras y artículos publicados cada mes desde un sesgo claramente ilustrado y neoclásico.4nota 15
Madrid galdosiano[editar]
Benito Pérez Galdós en las páginas del episodio nacional titulado El 19 de marzo y el 2 de mayo hace una interesante descripción del trabajo de un cajista de imprenta del Diario de Madrid en 1808. El referido cajista es además el joven Gabriel de Araceli, protagonista y héroe a lo largo de los episodios de la primera serie:6
En Marzo de 1808, y cuando habían transcurrido cuatro meses desde que empecé a trabajar en el oficio de cajista, ya componía con mediana destreza, y ganaba tres reales por ciento de líneas en la imprenta del Diario de Madrid. No me parecía muy bien aplicada mi laboriosidad, ni de gran porvenir la carrera tipográfica; pues aunque toda ella estriba en el manejo de las letras, más tiene de embrutecedora que de instructiva. Así es, que sin dejar el trabajo ni aflojar mi persistente aplicación, buscaba con el pensamiento horizontes más lejanos y esfera más honrosa que aquella de nuestra limitada, oscura y sofocante imprenta. (Cap I, pág. 1)...Siento un golpe en el hombro: es el cíclope o regente que me llama holgazán, y me pone delante un papelejo manuscrito que debo componer al instante. Es uno de aquellos interesantes y conmovedores anuncios del Diario de Madrid, que dicen: «Se necesita un joven de diecisiete a dieciocho años, que sepa de cuentas, afeitar, algo de peinar, aunque sólo sea de hombre, y guisar si se ofreciere. El que tenga estas partes, y además buenos informes, puede dirigirse a la calle de la Sal, número 5, frente a los peineros, lonja de lanería y pañolería de D. Mauro Requejo, donde se tratará del salario y demás. (Cap.I, pág.4)...En esto pensaba tristemente, cuando vino a mi memoria un anuncio que varias veces había compuesto en la imprenta del Diario, el cual decía: «Se necesita un mozo de diez y siete a diez y ocho años, que sepa de cuentas, afeitar, algo de peinar, aunque sólo sea de hombre, y guisar si se ofreciere. El que tenga estas partes y además buenos informes, diríjase a la calle de la Sal, esquina a la de Postas, frente a los peineros, lonja de lencería y pañolería de don Mauro Requexo, donde se tratará del salario y demás.Corrí a la imprenta del Diario a ver si aún se insertaba aquel anuncio, y tuve el gusto de saber que los Requejos no habían encontrado quien les sirviera. Abandoné mi profesión de cajista, y sin consultarlo con nadie, pues nadie me hubiera comprendido, presenteme en la casa de la calle de la Sal, declarándome poseedor de las cualidades consignadas en el anuncio. (Cap. XIV, pág. 56)Benito Pérez Galdós
El martes 17 de enero de 1758 firma el rey Fernando VI, en el madrileño palacio del Buen-Retiro, el “Privilegio” por el que “Don Manuel Ruiz de Uribe, y Compañía” podía imprimir y vender “un Diario con las noticias de cuanto ocurra”. La “Suma de la Licencia”, el viernes 20 de enero de 1758, confirma que “tiene Licencia del Real, y supremo Consejo de Castilla Don Manuel Ruiz de Uribe, y Compañía, para poder imprimir, y vender el diario nuevo, curioso-erudito, y comercial-económico, con las Noticias de cuanto ocurra importante al Comercio, tanto Literario, como Civil, y Económico”. Sus impulsores difunden ese mes de enero el prospecto correspondiente: en su “Introducción” explican las razones por las que han reducido a dos sus artículos, detallando en el “Plan del Diario” lo que será su “Artículo primero: Asuntos curiosos y eruditos” (en seis puntos) y su “Artículo segundo: Comercial y Económico” (en diez puntos, siete de ellos acompañados de interesantes reflexiones), y en una “Advertencia” defienden las razones por las que el nuevo “medio” se publicará todos los días “exceptuando los de precepto riguroso”.
El miércoles primero de febrero de 1758 recibe el público de Madrid la primera entrega, cuatro páginas tamaño cuarto, con el texto compuesto a dos columnas, del diario noticioso, curioso-erudito, y comercial público, y económico, con un artículo primero dirigido “A los Sabios, Doctos, y Erudiditos, bien intencionados de España”, y un artículo segundo de “Noticias de Comercio”. Dos días después el artículo primero del segundo número se dirige “Al Público, o a todos en común, y a ninguno en particular”.
Con la tercera entrega, el sábado 4 de febrero, el “público” se encuentra con la novedad de un nombre más escueto: diario noticioso, que se mantiene durante 1758. Desde la primera entrega de 1759 añaden los editores otro adjetivo al nombre del periódico: diario noticioso universal, rótulo que perdura hasta diciembre de 1781 (aunque el diario no se publica entre julio de 1776 y diciembre de 1777). La hemeroteca digital de la Biblioteca Nacional de España ofrece libremente 5.434 entregas de este diario (1758-1781).
Los criterios de numeración y paginación de las entregas fueron también variando: durante 1758 el diario noticioso renumera sus entregas cada mes, y en febrero no pagina el medio pliego de cada número; los de marzo –numerados del 1 al 24– van paginados 1 a 96, y así hasta la página 596 (última del nº 23, 30 de diciembre de 1758); en 1759 las entregas del diario noticioso universal se numeran correlativamente, pero en cada una de ellas se paginan por separado los dos artículos del diario: así, por ejemplo, la octava entrega del año (en 1759 han decidido numerar a la romana: “Num. VIII”) está formada por las páginas 15-16 del primer artículo y por las páginas 15-16 de las “Noticias del Comercio”. El número CXVII, del lunes 28 de mayo de 1759 (páginas 233-234 y 233-234) es seguido, al día siguiente, por un nuevo número I (páginas 1-2 y 1-2), con novedoso grabado en la cabecera, pues se ha producido un reajuste de socios en la empresa (Juan Antonio Lozano compra por 14.000 reales la parte que tenía Francisco Mariano Nifo, quien abandona el diario), &c.
El Diario Noticioso es el primer periódico que adopta en Madrid el ritmo diario: la Gaceta de Madrid, que ya había cumplido sesenta años (desde su aparición en 1697), salía en 1758 una vez a la semana, los martes, con entregas de 6 páginas; y el Mercurio histórico y político era mensual, ofreciendo más páginas al mes que el emergente diario (frente a las 96 páginas que, decíamos, suman las 24 entregas del Diario Noticioso durante marzo de 1758, el Mercurio histórico y político de ese mes, tomo CLIX, ofrecía 107 páginas). Con cierta confusión y anacronismo (había de pasar todavía un siglo para que se propagase en 1857 el famoso artículo de Concepción Arenal: “El periodista”), el gremio periodístico y quienes glosan sus historias y cuentos gustan situar sus orígenes en el Diario Noticioso, más que en la Gaceta…
Los apasionados de Francisco Mariano Nifo (1719-1803) gustan también reducir el Diario Noticioso al nervio inquieto de este aragonés precursor de periodistas (término que se incorpora a la lengua hacia 1787, un siglo antes de que se diesen por enterados los académicos del ramo), quien mantuvo su vínculo con el diario durante su primer año y medio de vida. En su ardor hasta niegan la existencia a don Manuel Ruiz de Uribe, a quien suponen mero alias del polifacético Nifo, aceptando sorprendentemente que la meticulosa maquinaria administrativa española del momento concediese autorizaciones a un pseudónimo. Otra cosa es que Nifo fuese en efecto el inductor de la sociedad promotora del diario, incluso su principal ideólogo y más entregado trabajador durante los primeros meses (el “Plan del Diario” va firmado con la sumisa protesta “O. S. C. S. R. C. A. E.” [Omnia Sub Correctione Sanctae Romanae Catholicae Apostolicae Ecclesiae] en variante no frecuente que Nifo ya había utilizado tres años antes, en 1755, al final de su Explicación physica y moral... de los terremotos, página 54).
Dos años y medio después de la salida de Nifo del Diario Noticioso, el “agente de negocios” don Pedro Angel de Tarazona difunde el prospecto de un Diario curioso, histórico, erudito, y comercial, público, y económico que anuncia para Barcelona, tras haber logrado un nuevo privilegio específico de Carlos III, dado en Madrid el 12 de diciembre de 1761, una vez que el Consejo hubo discutido si el “Privilegio” de 1758 afectaba a todas las partes del Reino privativamente, beneficiando “en fuerza de su Privilegio a D. Manuel de Uribe, y por él a D. Juan Antonio Lozano…”: el Consejo decidió por la negativa, el privilegio de Uribe y Lozano se circunscribía a Madrid. Por cierto, el prospecto de esta hijuela copia sin rubor del diario de Uribe-Lozano y del plan escrito por Nifo, como puede advertirse por esta muestra que sirve de ejemplo:
reflexión
Con el socorro de los Carteles, que se ponen a las esquinas, y puestos públicos acostumbrados, se hacen saber las pérdidas de algunas alhajas, papeles, u otras cosas; pero estos avisos sólo han sido para aquellas gentes desocupadas, que tienen hecho domicilio de las esquinas; pues es muy cierto, y evidente, que los sujetos de alguna distinción, y calidad, saben muy poco de estas novedades engrudadas; fuera de que, este modo de reclamar los Dueños por sus cosas perdidas, ni es barato, ni el más pronto, y oportuno: no es barato, porque, como quiera que sean los Carteles, han de ser, o impresos, o manuscritos, y para esto es necesario algún gasto, y tiempo: el fijarlos, además de no ser de balde, ha de ser bastante engorroso: no es lo más pronto, ni oportuno; porque el imprimirlos, o escribirlos, y fijarlos, ha de ocupar algún tiempo, y después de todas estas molestias, es una noticia tan escasa, que apenas se aleja dos varas afuera de la esquina. Aún hay más, y es, que algún muchacho por juguete los arranca; o por malicia, a horas silenciosas, quita los Carteles el mismo que se halló la alhaja, acaso para que se quede ahogada la noticia, y pueda facilitarse mejor su venta. No sucederá este tan posible contratiempo con el diario de Noticias de comercio, que se ha establecido, pues sin tantas molestias, ni el riesgo expresado, se dará aviso a todos; porque aún cuando no se repartieran más que cien ejemplares, bastaban estos no mas para hacer públicas las perdidas a la mayor parte del Pueblo. Considérese asimismo el beneficio que hallarán por este medio los que tuvieren necesidad de hacer saber algo que les importe.
(Madrid 1758: “Plan del Diario, artículo segundo, punto quinto”, págs. 16-17.)
reflexiones
Con el socorro de los Carteles, que se ponen a las esquinas, y puestos públicos acostumbrados, se hacen saber las pérdidas de algunas alhajas, papeles, u otras cosas; pero estos avisos sólo han sido, para aquellas gentes desocupadas que tienen hecho su domicilio de las esquinas; porque es muy cierto, y evidente, que los sujetos de alguna distinción, y calidad, saben muy poco de estas novedades engrudadas; fuera de que este modo de reclamar los dueños por sus cosas perdidas, ni es barato, ni el más pronto, y oportuno: no es barato porque como quiera que sean los Carteles, han de ser, o impresos, o manuscritos; y para esto es necesario algún gasto, y tiempo; el fijarlos no se hace de balde, y es bastante enfadoso: No es lo más pronto, y oportuno, porque el imprimirlos, o escribirlos, y fijarlos hace ocupar algún tiempo, y después de todas estas molestias, es una noticia, que apenas se aleja cincuenta pasos de la esquina. Y esto es cuando no sucede, que los muchachos por juguete los arranquen; lo que también suele hacer, en horas cautas, y silenciosas, el mismo que se halló la alhaja para que quedando ahogada la noticia se le facilite mejor la venta de ella. Y es muy regular, que esto quede enmendado con el diario que se va a establecer, pues sin tantas molestias, ni el riesgo expresado se dará aviso a todos. Y considérese de paso el beneficio que hallarán por este medio, los que tuvieren necesidad de hacer saber algo que les importe.
(“Plan del Diario, artículo segundo, punto quinto”, págs. 20-21 de: Diario curioso, histórico, erudito, y comercial, público, y económico, que, con Real Privilegio, ofrece al Público de esta Ciudad, y Principado de Cataluña, Don Pedro Ángel de Tarazona, Agente de Negocios. Con las licencias necesarias. Barcelona [1761]: En la Imprenta de Cristobal Escuder, administada por Francisco Felip y Copdina, en la calle de Condal.)
Dando por bueno lo que asegura Sempere en 1787, que Nifo vendió “la parte que tenía en él de la impresión por 14.000 reales a su compañero D. Juan Antonio Lozano”, cabe deducir que el Diario Noticioso había logrado consolidar, cuando llevaba publicándose poco más de un año, la venta de varios cientos de ejemplares diarios al precio de dos cuartos (“el medio, además de ser tan barato, como de balde”, no cobraba por publicar las “noticias comerciales y económicas”) –una libra de pan costaba entonces en Madrid siete cuartos–. 14.000 reales, es decir, 119.000 cuartos, equivalían al ingreso bruto de 59.500 ejemplares vendidos (de donde había que descontar la comisión de los libreros, el precio del papel y los gastos de imprenta, redacción y gestión). Dedicando un 10% de los ingresos brutos a recuperar lo que se había pagado por la parte de Nifo, la empresa debía vender medio millón de ejemplares para cubrir ese monto…
De cualquier modo, los inicios del Diario Noticioso no estuvieron exentos de recelos y dificultades: cuando cumplía una semana de existencia, tenía que responder “A todos los desocupados, y maliciosos antagonistas del Diario”. Antagonistas que podrían encontrarse tanto entre los sabios, doctos y eruditos, recelosos de la mezcla de tan exiguos contenidos, como entre los afectados por el novedoso medio de difusión de noticias comerciales tan variadas (la Gaceta y el Mercurio avisaban sólo, de tanto en tanto, de algún libro en venta), que ponía en peligro un sistema de cosas bien asentado, con sus equilibrios y sus comisiones, en relaciones que no eran sólo asunto de “chalanes”…en el año 1763
El Almanaque de Gotha (en alemán: Gothaischer Hofkalender, en francés: Almanach de Gotha) era una publicación anual de Europa, que compendiaba con todo detalle datos de las casas reales, la alta nobleza y la aristocracia europeas, así como datos del mundo diplomático.
Fue publicado por vez primera en el año 1763 por el editor alemán Justus Perthes, en la corte de Federico III, duque de Sajonia, y destacó desde sus inicios por su afán de listar minuciosamente datos de las dinastías reinantes, familias principescas, y de alta aristocracia, las cuales en dicha época sumaban varias docenas de individuos. El Almanaque se abstuvo de listar a la pequeña nobleza, dejando dicha tarea a las autoridades de cada país.
Publicación del Gotha, 1763–1944[editar]
Desde 1763 hasta 1944 se publicó sin interrupciones, alcanzando gran prestigio en la aristocracia europea como un verdadero directorio de la alta nobleza, permitiendo conocer con exactitud las identidades y parentesco de la misma; de hecho, para numerosas familias con título nobiliario, aparecer en el Almanaque de Gotha constituía una confirmación de su condición aristocrática, en tanto que otras familias nobles pugnaban para que sus nombres fueran incluidos debido al prestigio que ello aparejaba. En un principio, sus ediciones eran bilingües, en francés y alemán[cita requerida]. Recibió su nombre de la ciudad alemana de Gotha, en Turingia, en la que se publicaba.
En el siglo XIX, el Almanaque de Gotha sirvió como guía para los matrimonios concertados dentro de la nobleza europea, donde aristócratas de diverso linaje buscaban individuos de similar origen para emparentar a su descendencia. La «primera sección» abarcaba a todas las casas reales o principescas reinantes en Europa, la «segunda sección» a las familias reales o principescas que no tenían reinado efectivo, y la «tercera sección» conmprendía diversas ramas aristocráticas derivadas del Sacro Imperio Romano Germánico y la alta nobleza del resto de Europa. Tal división creaba la sensación de una efectiva diferencia de rango entre los nobles listados en cada sección.
No obstante, desde 1876 la sección segunda comenzó a incluir familias de origen alemán derivadas de la aristocracia del Sacro Imperio en calidad de condes, duques, o electores, que habían sido mediatizadas, alegando que pertenecían a dinastías de príncipes del Sacro Imperio. Estas familias fueron agregadas a la "segunda sección" equiparándose con familias reales o principescas que carecían de trono propio, dejando en la "tercera sección" a familias de alta nobleza de origen británico, español, portugués, italiano, o escandinavo, o de Europa Oriental. Una crítica a este ordenamiento fue que la aristocracia alemana del Sacro Imperio era igualada con familias de exmonarcas o príncipes, pese a no tener tal rango originalmente, colocándolas informamente en un rango superior a antiguas familias aristocráticas de Europa como los Alba, Chigi, Radziwiłł, o Norfolk.
Al final de la Segunda Guerra Mundial en 1945, la ciudad de Gotha fue tomada por el Ejército Rojo y desde entonces el Almanaque dejó de publicarse, en tanto que sus archivos fueron destruidos completamente por las tropas soviéticas.
Publicación de Londres, desde 1998[editar]
A finales del siglo XX, el Almanaque vuelve a reeditarse en Londres, siendo uno de sus impulsores el rey Juan Carlos I de España, junto con el exrey Miguel I de Rumania.
Con el paso del tiempo, las ediciones del Almanaque adquirieron gran importancia para los historiadores, pues permiten conocer con exactitud a los miembros de todas las casas reales europeas y aristócratas, particularmente después de la Primera Guerra Mundial, tras la extinción de las monarquías de los Habsburgo, los Hohenzollern y los Romanov; también permitió desestimar reclamos de impostores que reclamaban origen aristocrático.
A lo largo de su historia la publicación, que partió con tan sólo 20 páginas, ha llegado a tener 1225, repartidas en dos tomos. El Almanaque fue el libro de referencia más prestigioso para publicar datos de las realezas o para conocer informaciones muy detalladas sobre distintos países.
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