Trastornos por carencia de yodo
La carencia de yodo es responsable no sólo de la extensión del bocio y del cretinismo endémicos, sino también del retraso en el crecimiento físico y en el desarrollo intelectual, y de una variedad de otras condiciones. Estas condiciones que se denominan ahora en conjunto como trastornos por carencia de yodo (TCY), son muy importantes debido a que:
- alrededor de una cuarta parte de la población del mundo consume cantidades insuficientes de yodo;
- sus consecuencias tienen un importante impacto en la persona y en la sociedad;
- de las cuatro principales enfermedades por carencia nutricional, los TCY son los más fáciles de controlar.
En efecto, como escribió H. R. Labouisse en 1978, cuando era Director Ejecutivo del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), «la carencia de yodo es tan fácil de evitar que es un crimen permitir que un solo niño nazca con incapacidad mental por este motivo» (cita de Hetzel, 1989). Sin embargo, este crimen persiste.
El bocio endémico y el cretinismo grave son la parte expuesta del iceberg en los TCY. Son anormalidades visibles en las poblaciones donde están presentes y los profesionales de la salud las pueden diagnosticar en forma relativamente fácil sin el uso de laboratorio u otras pruebas. La parte más grande del iceberg que se encuentra sumergida, incluye agrandamientos pequeños y menos visibles de la glándula tiroides y una serie de otras anormalidades. En muchas áreas de América Latina, Asia y África, la carencia de yodo es una causa de retardo mental y de incapacidad en los niños para el desarrollo pleno de su potencial psicológico. También se asocia con mayores tasas de pérdidas fetales (incluso abortos espontáneos y mortinatos), sordomudez, ciertos defectos congénitos y anormalidades neurológicas.
Durante décadas, la medida principal para controlar los TCY ha sido yodar la sal, que cuando se ejecuta y vigila de modo correcto, ha demostrado ser muy efectiva en muchos países. También es relativamente económica. Varias reuniones internacionales (entre otras, la Conferencia Internacional de Nutrición realizada en Roma en 1992), han exigido la virtual eliminación de los TCY para el año 2000. Esta meta se puede alcanzar, siempre y cuando se reciba el apoyo internacional y exista un verdadero compromiso nacional por parte de cada uno de los diversos países donde predomina el trastorno.
CAUSAS
La causa más importante del bocio endémico y el cretinismo es la carencia dietética de yodo. Los niveles de yodo en el suelo varían de un lugar a otro y esto determina la cantidad de yodo presente en los alimentos que se cultivan en diferentes lugares y en el agua. El suelo filtra el yodo que fluye a las quebradas y ríos y terminan por lo general en el océano. Muchas áreas donde el bocio endémico es o ha sido predominante, son mesetas o áreas de montaña o tierras planas lejos del mar. Estas áreas incluyen zonas de los Alpes, los Himalayas y las Montañas Rocosas; pequeñas cordilleras o regiones altas en países como China, la República Unida de Tanzanía, Nueva Zelandia, Papua Nueva Guinea y países de África Central; y ciertas planicies en Estados Unidos, Asia Central y Australia (Figura 8).
FIGURA 8
Áreas del mundo donde predomina la carencia de yodo
Áreas del mundo donde predomina la carencia de yodo
Fuente: Dunn y van des Haar, 1990.
Una causa menos importante de TCY es el consumo de varios alimentos que se dice son bociogénicos o que contienen bociógenos. Los bociógenos son «antinutrientes» que afectan en forma adversa la absorción y utilización adecuada de yodo o tienen actividad antitiroidea. Los alimentos del género Brassica, como repollo, col rizada y colza, y semillas de mostaza contienen bociógenos, lo mismo que algunas raíces como yuca y nabos. A diferencia de los vegetales bociogénicos, la yuca es un alimento básico en ciertas áreas y en diversas partes de África, por ejemplo en el Zaire, el consumo de yuca se ha visto como una importante causa de bocio.
EPIDEMIOLOGÍA
Cualquier agrandamiento de la glándula tiroides se denomina bocio. La tiroides es una glándula endocrina, situada en el centro de la parte anterior e inferior del cuello. Consta de dos lóbulos unidos por un istmo. En el adulto, cada lóbulo de la glándula tiroides normal es más o menos del tamaño de un frijol grande. En áreas del mundo o comunidades donde el bocio se presenta en forma esporádica, o donde los trabajadores de la salud encuentran ocasionalmente pacientes con un aumento de tamaño de la tiroides, probablemente la causa no se relaciona con la dieta del individuo. El bocio esporádico puede, por ejemplo, deberse a un tumor o cáncer de la tiroides. Sin embargo, si el bocio es común o endémico en una comunidad o distrito, entonces la causa generalmente es nutricional. El bocio endémico casi siempre se debe a la falta de yodo, y donde el bocio es endémico, también se puede esperar el predominio de otros trastornos por carencia de yodo.
Donde el bocio es endémico, a menudo muchas personas presentan aumento de la glándula tiroides, y algunas tienen una enorme y desagradable deformidad del cuello. La enfermedad predomina más en mujeres, sobre todo en la pubertad y durante el embarazo. La glándula deforme puede ser lisa (bocio coloide) o irregular (bocio adenomatoso o nodular).
El contenido de yodo de diversos alimentos varía ampliamente, pero la cantidad de yodo en los alimentos básicos comunes, como cereales o raíces depende más del contenido de yodo del suelo donde se cultiva la siembra, que del alimento en sí. Debido a que la cantidad de yodo en alimentos como arroz, maíz, trigo o legumbres depende de dónde se cultivan, las tablas de composición de los alimentos quizá no suministran cifras confiables en cuanto a su contenido de yodo. Los alimentos del mar, incluso almejas, pescado y productos vegetales, como las algas marinas, son por lo general ricos en yodo.
En muchas poblaciones, sobre todo en los países industrializados del Norte y en los grupos pudientes de casi todas partes, la alimentación no depende principalmente de los alimentos que se cultivan en la localidad. Como consecuencia, muchos de los alimentos comprados y consumidos pueden contribuir sustancialmente al consumo de yodo. Por ejemplo, las personas que viven en las Montañas Rocosas de Norteamérica, donde el bocio era endémico, ahora no dependen de modo exclusivo de alimentos producidos localmente; pueden consumir pan que se prepara con trigo cultivado en las planicies centrales de Norteamérica, arroz de Tailandia, hortalizas de México o California, mariscos de la costa atlántica, etc. De manera semejante, los grupos pudientes en La Paz, Bolivia, consumen muchos alimentos que no se cultivan en el altiplano y estos alimentos importados tendrán cantidades adecuadas de yodo. En contraste, los pobres de las tierras altas bolivianas comen sobre todo alimentos pobres en yodo que se producen localmente y, por lo tanto, pueden desarrollar bocio.
Muchos países de Asia, África y América Latina tienen importantes problemas de carencia de yodo, aunque algunos han hecho grandes progresos en reducir la prevalencia de los TCY. India y China, con sus grandes poblaciones, todavía tienen alta prevalencia de los TCY. No se han estudiado todos los países africanos, pero se conoce que los TCY predominan en Etiopía, Nigeria, Tanzania, Zaire, Zimbabwe y en otras naciones más pequeñas. En el continente americano, el bocio endémico se ha controlado en gran parte de los Estados Unidos y Canadá, pero muchos países andinos, incluyendo Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú todavía tienen altos niveles relativos tanto al bocio endémico como a tasas de cretinismo. Los TCY también se encuentran en países de América Central y en ciertas partes de Brasil.
Durante un estudio realizado por el autor en la década de 1960, en las tierras altas de Ukinga en Tanzania, el 75 por ciento de las personas examinadas tenían bocio. Esta fue la prevalencia más alta informada en África. Se han comunicado tasas de prevalencia de más del 60 por ciento en comunidades de muchos países africanos, asiáticos y latinoamericanos.
En general, las tasas de prevalencia de bocio de 5 a 19,9 por ciento, se consideran leves; de 20 a 29,9 por ciento, moderadas; y de 30 por ciento, graves. Pero incluso con tasas de 10 a 15 por ciento, la necesidad de una intervención es importante. Donde hay tasas de prevalencia moderada, se requiere una acción urgente. Donde las tasas son graves, es básico e importante realizar una acción rápida (Cuadro 25).
CUADRO 25
Gravedad, características e importancia de los TCY en salud pública
Gravedad, características e importancia de los TCY en salud pública
Gravedad |
Características clínicas*
|
Prevalencia de bocio típico %
|
Yodo urinario promedio (µg/litro)
|
Necesidad de corrección
| ||
Bocio
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Hipotiroidismo
|
Cretinismo
| ||||
Leve (Fase I) |
+
|
0
|
0
|
5.0-19,9
|
> 50-99
|
Importante
|
Moderada (Fase II) |
++
|
+
|
0
|
20-29,9
|
20-49
|
Urgente
|
Grave (Fase III) |
+++
|
+++
|
++
|
>30
|
<20 i="">20>
|
Crítica
Fuente: Adaptado de OMS, 1994.
a O = ausente; + = leve/menos grave; ++ = moderada/grave; +++ = más grave.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
Bocio endémico
Bocio endémico
La hipertrofia de la glándula tiroides es la manifestación clínica de falta de yodo más obvia, y descrita con más frecuencia (Fotos 21 y 22). Se cree que cuando los consumos alimentarios de yodo están por debajo de 50 µg por día en adultos, la tiroides empieza a compensar el déficit con una hipertrofia lenta a través del tiempo. Donde existe una carencia alimentaria crónica de yodo, la tiroides casi siempre empieza a crecer durante la infancia, y de modo más notorio alrededor de la pubertad, sobre todo en las niñas. En muchas áreas donde el bocio es endémico, casi todas las personas presentan alguna evidencia de aumento de la tiroides.
La glándula tiroides secreta hormonas vitales para el metabolismo y el crecimiento. La glándula está constituida sobre todo por folículos llamados acinos, bolsas diminutas llenas de materia coloide. Cada acino produce hormonas tiroideas, las almacena y las deposita en el torrente circulatorio, de acuerdo con la necesidad. La hormona tiroidea principal es la tiroxina. La cantidad de tiroxina que se secreta la controla otra glándula endocrina, la pituitaria anterior y su hormona, denominada hormona de estimulación de la tiroides (HET) u hormona tirotrófica. La función de la tiroides es semejante a la del termostato en un sistema de calefacción en una casa. Controla el metabolismo e influye la tasa de metabolismo basal (TMB), hasta cierto punto el ritmo cardíaco y también el crecimiento en los niños.
La glándula tiroides de un adulto normal contiene aproximadamente 8 mg de yodo. En el bocio simple, el total de yodo podría ser sólo de 1 ó 2 mg, aunque la glándula sea más grande de lo normal. La tiroxina contiene un 64 por ciento de yodo.
La falta de yodo dietético hace cada vez más difícil que la tiroides pueda producir suficiente tiroxina. La glándula aumenta su tamaño para tratar de compensar y producir más tiroxina. Los patólogos describen este aumento como hiperplasia tiroidea, que se desencadena por una mayor producción de HET por parte de la pituitaria. El examen microscópico de la hiperplasia muestra crecimientos internos o invaginaciones del epitelio que recubren la arquitectura normal de los acinos que contienen coloide. Existe una intensa multiplicación de células, con exceso de coloide. Esta reacción compensatoria es un intento de captar más yodo, y tiene éxito parcial. Muchas personas con bocio coloide no muestran función tiroidea deficiente.
La investigación de prevalencia de bocio es uno de los más importantes medios de evaluar si existe un problema de TCY de importancia en salud pública. El examen de muestras bien seleccionadas de escolares casi siempre se ha recomendado como el primer paso; este estudio es relativamente fácil debido a que estos niños se reúnen en un solo lugar y en general son disciplinados, de manera que se puede examinar a gran número de ellos en un período corto. Sin embargo, para tener una imagen completa sobre la prevalencia en el área, es importante en algún momento examinar una muestra representativa de grupos de la comunidad, de todas las edades y ambos sexos.
La tiroides de cada persona se debe examinar visualmente y por medio de la palpación para juzgar su tamaño. El examen visual le informa al examinador si el bocio es visible con la cabeza en posición normal o con la cabeza extendida hacia atrás. Generalmente el examinador sentado o de pie, frente a la persona que está examinando hace la palpación; los ojos del examinador deben estar a nivel del cuello de la persona. Al colocar y deslizar los pulgares a cada lado de la tráquea, debajo de la manzana de Adán o caja de las cuerdas bucales, el examinador puede sentir la glándula y juzgar su tamaño. Una tiroides normal es mucho más pequeña que la última articulación del dedo pulgar (falange terminal). (En realidad una tiroides normal tiene un lóbulo que es quizá una quinta parte de ese tamaño.) Si cada lóbulo es más grande que esta articulación, entonces hay bocio. Algunos recomiendan la palpación desde atrás debido a que las yemas de los dedos se utilizan para determinar el tamaño de la glándula y son más sensibles que las yemas de los pulgares.
CUADRO 26
Clasificación simplificada de bocio OMS/UNICEF/ICCIDD
Clasificación simplificada de bocio OMS/UNICEF/ICCIDD
Grado |
Tamaño glándula tiroides
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0 | Bocio no visible o palpable. |
1 | Masa en el cuello que corresponde a una tiroides agrandada, palpable pero no visible con el cuello en posición normal. Se mueve hacia arriba cuando la persona deglute. Alteración nodular aun sin la tiroides visiblemente agrandada. |
2 | Hipertrofia visible del cuello cuando está en posición normal y que corresponde a una tiroides agrandada que se siente a la palpación. |
Fuente: OMS, 1994.
Conviene determinar el tamaño del bocio mediante un sistema de clasificación estándar. Este sistema, que recomendó la Organización Mundial de la Salud (OMS) hace más de 30 años, todavía se utiliza con los cambios acordados por la OMS, UNICEF y el Consejo internacional de lucha contra las enfermedades debidas a la carencia de yodo (ICCIDD) (Cuadro 26). El uso de este sistema permite comparaciones razonables entre distintos observadores y zonas. La utilidad principal de clasificar el bocio en grados es permitir la comparación de las tasas de prevalencia entre diversas regiones. No es posible ser completamente objetivos y rara vez habrá un acuerdo total entre dos examinadores, pero sí una medida razonable de acuerdo.
Las personas con bocio quizá tienen, más que otras, manifestaciones de función tiroidea insuficiente, en especial hipotiroidismo. Un bocio grande y sobre todo el que crece detrás de la parte superior del esternón, puede presionar la tráquea y el esófago, lo que puede interferir con la respiración, causar los irritativa o cambios en la voz, y ocasionalmente también afectar la deglución.
Los bocios moderados y grandes además crean una apariencia desagradable y hasta dificultad para usar cierta ropa. Se ha informado que en algunas áreas donde el bocio endémico predomina mucho, se ve como una condición normal o expresión de belleza, y las personas sin bocio se pueden considerar anormales. Sin embargo, en las tierras altas de Ukinga, en Tanzania, donde la prevalencia era más de 70 por ciento, el autor encontró que los enfermos no se sentían a gusto con un cuello grande e hinchado. Muchos presentaban pequeñas cicatrices simétricas en la piel que cubría el bocio, clara evidencia de buscar un tratamiento médico en la localidad; el manejo común en África oriental consiste en hacer cortes y escarificaciones del área enferma, que se frotan con hierbas medicinales (Foto 23). Obviamente estas personas esperaban que sus bocios pudiesen desaparecer.
Hipotiroidismo
Si por cualquier motivo se produce muy poca hormona tiroidea, la TMB se reduce y se presenta el estado de hipotiroidismo, que puede llevar a la condición clínica llamada mixedema. En el adulto esta enfermedad se caracteriza por aspecto de obeso, piel seca y algunas veces rostro en luna llena. Con frecuencia hay sobrepeso, pulso bajo y pereza. Las pruebas de laboratorio revelan una tasa de metabolismo basal (TMB) baja y niveles insuficientes de hormona tiroidea en la sangre.
Por el contrario, una tiroides muy activa, que produce más hormona tiroidea de la necesaria, produce un estado de hipertiroidismo o enfermedad de Graves. El adulto con esta enfermedad tiende a ser delgado y asténico, nervioso y con un pulso rápido, en particular durante el sueño. Las pruebas de laboratorio revelan niveles altos de hormona tiroidea y una TMB alta.
Como se mencionó anteriormente, los individuos con bocio endémico por lo general están bien compensados y no ofrecen evidencia de hipo o de hipertiroidismo. Se dice que son eutiroideos, lo que significa que tienen una función tiroidea normal a pesar de la hipertrofia de la tiroides. Sin embargo, en áreas endémicas, las tasas de hipotiroidismo son altas. En muchos casos el hipotiroidismo es moderado y no tan obvio como el mixedema clásico, pero los niveles de hormona tiroidea son bajos, y la TMB baja, una menor productividad y un funcionamiento mental más lento pueden ser crónicos.
Sin embargo, el hipotiroidismo infantil es motivo de preocupación para los países en desarrollo, debido a la evidencia de ser causa de retardo mental y bajo crecimiento físico. El retardo mental varía desde el grave que es fácil de reconocer, hasta el leve, difícil de diagnosticar. En áreas con alta prevalencia de los TCY gran número de niños no alcanzan a desarrollar su potencial intelectual debido a un rendimiento deficiente en el colegio y a un cociente intelectual (CI) bajo, en comparación con grupos similares en áreas sin carencia de yodo. Más adelante, cuando esos niños sean adultos, no podrán aportar a la sociedad y al desarrollo nacional como lo habrían hecho si sus madres hubiesen consumido cantidades adecuadas de yodo.
Cretinismo endémico
El cretinismo endémico, que incluye sordomudez y retardo mental, empieza en la infancia. La carencia de yodo en una mujer durante el embarazo puede llevar al nacimiento de un niño cretino. El bebé puede parecer normal al nacer pero luego crece y se desarrolla con lentitud, es de tamaño pequeño, débil mentalmente, lento en el aprendizaje, atrasado en lograr los hitos del desarrollo normal. Muchos de estos niños son sordomudos. A medida que el niño crece puede tener la apariencia típica de un cretino: piel gruesa, características burdas, nariz aplastada, lengua larga y saliente y estrabismo común (los ojos que miran en direcciones distintas, ojos cruzados o bizcos. Fotos 24 y 25). A los dos años de edad, el niño aún no puede caminar sin ayuda, y a los tres puede no estar capacitado para hablar o entender órdenes sencillas.
El cretinismo se manifiesta de dos formas: neurológica e hipotiroidea. Sin embargo, muchos cretinos tienen manifestaciones de ambas. Las características de la forma neurológica incluyen déficit mental; la apariencia característica; incapacidad para caminar o hacerlo arrastrando los pies; dificultades para controlar movimientos exactos de las manos y pies (espasticidad); y algunas veces, pero no siempre, tiroides agrandada. Los signos de hipotiroidismo pueden ser o no aparentes.
En contraste, el cretino hipotiroideo por definición tiene niveles bajos de hormona tiroidea. El niño, por lo general, tiene pulso lento, cara abotagada y piel gruesa; su crecimiento físico, edad ósea y desarrollo mental son muy retardados; y hay TMB baja. En gran parte de Asia y América Latina (y antes en Europa) predominaba el cretinismo neurológico, mientras que en Zaire oriental es más frecuente la forma mixedematosa. No es definitivo si esta enfermedad se asocia con el consumo de yuca.
En ambas formas de cretinismo, el daño neurológico, el retardo mental y el enanismo, son irreversibles aun con tratamiento. Se puede detener el empeoramiento de la situación, pero no el daño permanente que se ocasionó durante el embarazo. Por lo tanto, es un deber enfatizar la importancia de la prevención y por consiguiente evitar la carencia de yodo en las mujeres de edad fértil.
Retardo mental
En ciertos grupos de población una consecuencia de la falta de yodo, quizá más importante que el bocio endémico o el cretinismo franco, es la dificultad de muchos individuos en lograr un crecimiento óptimo, físico y mental, aun sin tener las características habituales del cretinismo. En algunas personas la función neurológica también puede ser anormal (Foto 26). Es también evidente que la carencia de yodo en los niños dificulta el desarrollo de la potencialidad intelectual, incluso en los que no son cretinos o con retardo mental grave. También se puede ver afectado el rendimiento escolar.
La carencia de yodo en una región puede ocasionar efectos adversos en los animales domésticos, así como en los seres humanos. El ganado, las cabras y las aves con carencia de yodo pueden presentar retraso en el crecimiento y baja fertilidad.
PRUEBAS DE LABORATORIO
La prueba de laboratorio más común para evaluar el estado nutricional de yodo, es determinar el yodo urinario. La medición de la excreción de yodo urinario se debe hacer en muestras de orina de 24 horas. En el terreno se dificulta obtener la orina de 24 horas de una persona, y por lo tanto se toman muestras casuales de orina y se mide la cantidad de yodo en relación con la cantidad de creatinina, expresada como microgramo de yodo por gramo de creatinina (µg/g). Sí la excreción media de yodo está por debajo de 20 µg/g de creatinina, se puede concluir en general que la carencia de yodo es un problema en la población. Los niveles por debajo de 20 µg/g de creatinina se consideran muy bajos. Cuando se toma la orina de un período de 24 horas, o en el caso en que las determinaciones de creatinina no se realicen, los niveles de yodo urinario por debajo de 5 µg/dl sugieren carencia de yodo. Son relativamente pocos los laboratorios de países en desarrollo que tienen un equipo o personal entrenado para hacer determinaciones de yodo urinario. No es una prueba común que puedan realizar hospitales de distrito o inclusive regionales.
Otras pruebas de laboratorio que se utilizan no son, en términos estrictos, la medición del estado de yodo sino las de función tiroidea. Se mide la tiroxina sérica (T4) y si es baja, hay una función tiroidea deficiente que se puede relacionar con el bocio. Un examen alternativo que se aconseja cada vez más, es medir los niveles de hormona tirotrófica (TSH) en la sangre. Las técnicas de radioinmunoensayo (RIE) se prefieren ahora para las determinaciones de T4 y TSH. En la mayoría de los países industrializados se toma sangre del cordón umbilical o del talón de los recién nacidos en hospitales o clínicas y se envía en papel de filtro a un laboratorio especial para hacer la determinación de tiroxina o TSH. Esta prueba se hace porque más o menos uno de cada 4 000 niños recién nacidos es hipotiroideo debido a que la glándula tiroides no se desarrolló adecuadamente. Si no se diagnostica la carencia y se trata inmediatamente después del nacimiento, tendrá graves consecuencias, que incluyen desarrollo cerebral insuficiente. El hipotiroidismo congénito, sin embargo, no se relaciona con los TCY. En general, los niveles de T4 inferiores a 4 µg por ciento se consideran bajos y requieren tratamiento. Como con el yodo urinario, pocos hospitales en la mayoría de los países en desarrollo están equipados para hacer determinación de T4 y TSH.
Otra prueba de función tiroidea consiste en medir los niveles de captación de yodo radiactivo, generalmente con I131 para evaluar la avidez o «hambre» de la tiroides en el individuo por el yodo. En las personas con hipotiroidismo causado por carencia de yodo, la mayor parte de la dosis de yodo la atrapa la glándula tiroides, y menos del 10 por ciento permanece en ella.
Anteriormente, el yodo ligado a la proteína (YLP) en el plasma sanguíneo era una prueba que se utilizaba mucho.
Algunos médicos recomiendan el uso de ultrasonografía para producir una imagen de la tiroides, lo que permite un juicio más exacto sobre el tamaño de la glándula de lo que es posible por examen visual y palpación. El ultrasonido se utiliza cada vez más en medicina para examinar diversos órganos del cuerpo. Es un método bueno debido a que no es invasivo y no implica exposición a rayos-X. Sin embargo, en los países en desarrollo, la ultrasonografía rara vez se practica para estudios o para evaluar problemas de los TCY. El equipo es costoso, y se requiere un personal bien entrenado para realizarlo e interpretar los resultados.
Para quienes se preocupan seriamente de la evaluación de los TCY y su control en Asia, África y América Latina, es importante hacer juicios correctos sobre cómo determinar mejor la extensión del problema y analizar la efectividad de las medidas de control. Con frecuencia no es factible optar por el uso de los métodos de laboratorio más difíciles y costosos para estudiar el problema o para la evaluación, e inclusive, si es factible, puede no ser un buen uso de los limitados recursos financieros y de personal. Si se dispone de estos métodos, en un hospital nacional o universitario en ciudades importantes, o en un laboratorio nacional de nutrición, por lo general se deberán utilizar para fines de diagnóstico en ciertos pacientes con enfermedades metabólicas, para proyectos de investigación bien diseñados y en submuestras de las poblaciones que se estudian intensamente para los TCY. Son completamente inapropiados para uso masivo en estudios de bocio conducidos ya sea para evaluar la extensión de los TCY o para juzgar la efectividad de las medidas de control.
TRATAMIENTO
El tratamiento del bocio por carencia de yodo es fácil y satisfactorio en el caso de un bocio simple o de un bocio coloide no muy grande. Generalmente, ya sea el yoduro de potasio (6 mg diarios) o lugol yodado (una gota diaria durante diez días, luego una gota semanal) llevará a una reducción bastante rápida del tamaño del bocio. Una gota de lugol yodado suministra alrededor de 6 mg de yodo. Alternativamente, el lugol yodado se puede diluir en el laboratorio de un hospital pequeño, de manera que una cucharadita de la solución diluida rinda 1 mg de yodo. La solución de lugol es muy económica y ampliamente disponible. En Tanzania los niños de escuela primaria tratados, más del 60 por ciento con bocio grado 1, no tuvieron bocio después de dos semanas de recibir lugol yodado, y la mayoría de los bocios más grandes había mejorado de modo notorio. Un tratamiento alterno que también es efectivo pero que necesita cuidadosa supervisión médica es el uso de extracto de tiroides o tiroxina medicinal.
Los bocios nodulares grandes y algunos otros que no responden al tratamiento con yodo o tiroxina, sólo se pueden tratar adecuadamente por medio de intervención quirúrgica. La cirugía es sobre todo necesaria si el bocio causa síntomas por ser retroesternal o presiona la tráquea. La tiroidectomía requiere un cirujano bien entrenado y buena atención médica después de realizada. Los pacientes que han tenido tiroidectomía total deben recibir tiroxina u hormonas tiroideas por el resto de su vida.
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