viernes, 22 de mayo de 2015

historia de civilizaciones antíguas - babilónicos


La astronomía babilónica designa las teorías y métodos astronómicosdesarrollados en la antigua Mesopotamia, región situada entre los ríos TigrisÉufrates (en el actual Irak) y donde se desarrollaron algunas de las civilizaciones precursoras de la astronomía occidental. Entre estas civilizaciones se destacan los sumerios, el Imperio acadio, la ciudad deBabilonia y los Caldeos. La astronomía babilónica cimentó las bases de la astronomía de civilizaciones posteriores como la griega, la hindú, la de lossasánidas, la del Imperio bizantino y la de los sirios así como la astronomía medieval musulmana y europea.1 Los autores clásicos griegos y latinoscitan frecuentemente astrónomos de Mesopotamia llamándolos Caldeos, los cuales eran en realidad sacerdotes y escribas especializados en laastrología y otras formas de adivinación.- ....................................:http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Especial:Libro&bookcmd=download&collection_id=5556d94df1d73a9db35acd2670973a03a5e1781f&writer=rdf2latex&return_to=Astronom%C3%ADa+babil%C3%B3nica

Los asirios, sumerios, acadios, babilonios y, en general, todas las civilizaciones que ocuparon Oriente Medio en la antiguedad, estudiaron los movimientos del Sol y de la Luna para perfeccionar su calendario. Solían designar como comienzo de cada mes el día siguiente a la luna nueva, cuando aparece el primer cuarto lunar. Al principio este día se determinaba mediante la observación, pero después los babilonios trataron de calcularlo anticipadamente.
Babilonia
Las primeras actividades astronómicas que se conocen de los pueblos que ocuparon Mesopotamia datan del siglo VIII a.C. Se conoce que midieron con precisión el mes y la revolución de los planetas.
La observación más antigua de un eclipse solar procede también de los Babilonios y se remonta al 15 de junio del 763 a.C. Los babilonios calcularon la periodicidad de los eclipses, describiendo el ciclo de Saros, el cual aun hoy se utiliza. Construyeron un calendario lunar y dividieron el día en 24 horas. Finalmente nos legaron muchas de las descripciones y nombres de las constelaciones.
Hacia el 400 a.C. comprobaron que los movimientos aparentes del Sol y la Luna de Oeste a Este alrededor del zodíaco no tienen una velocidad constante. Parece que estos cuerpos se mueven con velocidad creciente durante la primera mitad de cada revolución hasta un máximo absoluto y entonces su velocidad disminuye hasta el mínimo originario. Los babilonios intentaron representar este ciclo aritméticamente dando por ejemplo a la Luna una velocidad fija para su movimiento durante la mitad de su ciclo y una velocidad fija diferente para la otra mitad.
Astrología
Perfeccionaron además el método matemático representando la velocidad de la Luna como un factor que aumenta linealmente del mínimo al máximo durante la mitad de su revolución y entonces desciende al mínimo al final del ciclo. Con estos cálculos los astrónomos babilonios podían predecir la luna nueva y el día en que comenzaría el nuevo mes. Como consecuencia, conocían las posiciones de la Luna y del Sol todos los días del mes.
De forma parecida calculaban las posiciones planetarias, tanto en su movimiento hacia el Este como en su movimiento retrógrado. Los arqueólogos han desenterrado tablillas cuneiformes que muestran estos cálculos. Algunas de estas tablillas, que tienen su origen en las ciudades de Babilonia y Uruk, a las orillas del río Éufrates, llevan el nombre de Naburiannu (hacia 491 a.C.) o Kidinnu (hacia 379 a.C.), astrólogos que debieron ser los inventores de los sistemas de cálculo.

La astronomía en Mesopotamia
La astronomía tal como la conocemos nació en Mesopotamia, una región situada entre el Tigris y Éufrates, que corresponde más o menos a Iraq actual. El territorio a su vez dominado por diferentes civilizaciones, conoció una historia muy rica y ocupó un lugar fundamental en la historia de la ciencia occidental.

Historia

El primer gran período histórico de esta región es la civilización sumeria, que se establece alrededor de -5300 y que ve en particular el nacimiento de la escritura, bajo forma cuneiforme, entre -3.500 y -3.000.

Hacia -1.900 comienza un primer período cuando Mesopotamia va a ser dominada por la ciudad de Babilonia. Es el periodo paleobabilónico, que unifica la región durante 300 años hasta la caída de Babilonia en las manos de los hititas hacia -1.600. Estos no van a demorarse, sino rápidamente a dejar el sitio a los casitas justo hacia -1.155.

La región es dominada a continuación por la influencia creciente de los asirios, un pueblo del norte de Mesopotamia. El imperio neoasirio se establece en  -911 y dura hasta la caída de la capital Nínive en -612, a las manos de los babilonios y de sus aliados medos y escitas.

Babilonia reanuda entonces su influencia y es la era más rica en descubrimientos, el imperio neobabilónico (también conocido bajo el nombre de era caldeana), que comienza en -626 y durará hasta la conquista por los persas en -539.

Venus_Tablet_of_Ammisaduqa

Tablilla cuneiforme que contiene antiguas observaciones del planeta Venus (Nínive, siglo 7 antes de nuestra era, copia de un texto babilónico de 1000 años antes). Crédito: British Museum

Las matemáticas y el sistema sexagesimal

La civilización sumeria se distingue por un desarrollo muy avanzado de las matemáticas, tanto en aritmética como en álgebra y geometría. Los matemáticos sumerios crean, por ejemplo, tablas de multiplicación, división, raíces cuadradas y cúbicas y comienzan a resolver ecuaciones algebraicas.

Se tendrá en cuenta, en particular, que Sumeria desarrolla un sistema sexagesimal, basado en el número 60, en vez de nuestro sistema decimal basado en el número 10. Es a esta civilización que debemos la división del círculo y del cielo en 360 grados y la división de las horas en 60 minutos, luego en 60 segundos.

Probablemente no sabremos jamás porqué los sumerios escogieron el número 60 como base. Una ventaja posible de este sistema es que el número 60 es divisible por muchos factores, en particular 2, 3, 4, 5, 6 y 10. Es de hecho el número más pequeño divisible por todos los enteros de 1 a 6. Esta propiedad podía proporcionar más flexibilidad que la base 10 para subdividir medidas en fracciones iguales. Este sistema permite en todo caso expresar grandes números utilizando pocos símbolos, lo que habrá facilitado el desarrollo de las medidas y cálculos.

Las constelaciones y la astrología

Los astrónomos sumerios quieren orientarse más fácilmente en el cielo. Para hacerlo, asocian algunas estrellas que aparecen próximas en el cielo en grupos más fáciles de reconocer. Inventan así las constelaciones más antiguas como Leo (el león), Taurus (el toro), Escorpio (el escorpión) y Capricornio, (la cabra del mar).

Los primeros textos astrológicos todavía en existencia datan del período paleobabilónico. Las predicciones están basadas entonces en la posición de la Luna en el cielo, en particular en su posición durante la aparición de la primera media luna al principio de cada mes. Las predicciones de esta época no se aplican a los individuos, sino más generalmente al futuro del país, sus cosechas, sus guerras o sus epidemias.

Una serie famosa de tablillas de la era casita, Enuma Anu Enlil, muestra una evolución hacia predicciones basadas en la posición aparente de los planetas en el cielo, en particular Venus y Marte. Venus entonces es asociado con Ishtar, la diosa del amor, y sus peregrinaciones se suponen permitir predicciones sobre el amor y la fertilidad. En cambio, el planeta Marte es asociado con Nergal, el dios de la guerra y los infiernos, y las predicciones se relacionan a futuros conflictos y guerras.

Un enfoque más sistemático de la observación del cielo se describe en un conjunto de tablillas que datan de la época asiria, hacia el año -1.000, y han sobrevivido hasta nuestros días: las tablillas Mul Apin. Éstas clasifican las estrellas y constelaciones en tres grupos bien delimitados y asociados con tres dioses. En el Norte Enlil, el dios del viento, a lo largo del ecuador celeste Anu, dios del cielo, y en el Sur Ea, dios de los aguas dulces. La gran mayoría de las constelaciones en estas tablillas corresponden a las del mundo griego y son pues el origen de la organización del cielo que utilizamos hoy.

La organización del cielo será completada más tarde bajo el imperio neobabilónico que divide el zodíaco en 12 signos de 30 grados, nombrados según su constelación principal. Todos los elementos de la astrología están entonces colocados —anotamos esto por razones históricas, la astrología no tiene evidentemente ninguna credibilidad en la ciencia moderna.

La observación y las medidas del cielo

Visto su interés por la observación del cielo, en particular por razones astrológicas, las civilizaciones mesopotámicas proporcionaron contribuciones mayores en la observación del movimiento aparente de los cuerpos celestes y el establecimiento de un calendario.

Los astrónomos paleobabilónicos establecieron un calendario lunisolar, basado a la vez en el movimiento aparente de la Luna y del Sol. Básicamente, el año está formado de 12 meses lunares, teniendo el mes una longitud variable de 29 o 30 días. Evidentemente, como el año real basado en el movimiento del Sol es un poco más largo que 12 meses lunares, este sistema básico se habría movido lentamente con el tiempo. Para que el ciclo de las estaciones quede fijo con relación al calendario, los paleobabilónicos ajustan pues su calendario básico intercalando un decimotercer mes cuando lo consideran necesario, alrededor de cada tres años.

Durante este mismo período, los astrónomos comienzan a tomar nota de la fecha de la primera salida del planeta Venus como “estrella” de la noche y su última puesta como “estrella” de la mañana. La famosa tablilla Ammisaduqa, que sobrevivió, nos proporciona estos datos sobre un período de 21 años. Los babilonios se dan cuenta de que el movimiento de Venus es periódico, es decir, se reproduce de manera idéntica después de un determinado intervalo. También se dan cuenta por primera vez que la estrella de la mañana y la estrella de la tarde sólo son un único astro.

Bajo el imperio neobabilónico va a establecerse un registro más detallado, sistemático e ininterrumpido del movimiento de la luna, los eclipses, conjunciones con estrellas brillantes; pero también acontecimientos no astronómicos como terremotos, epidemias y nivel de las aguas. Los astrónomos babilónicos descubren en particular que el ciclo de los eclipses se repite cada 18 años (el ciclo metódico).

Estas observaciones precisas y continuas van a permitir a los astrónomos babilónicos predecir de antemano numerosos movimientos y fenómenos, por ejemplo, el desplazamiento diario de la luna con relación a las estrellas, el momento en que pueden producirse eclipses, o bien el intervalo del tiempo entre entre el amanecer y el atardecer.

El nacimiento de la ciencia occidental

Debemos a la astronomía mesopotámica la asociación del cielo en constelaciones, la división de las horas en sesenta minutos y los minutos en sesenta segundos, pero también medidas sistemáticas del cielo en siglos. El estudio de los cielos progresará aún bajo la dominación persa, pero es con la invasión de Alejandro Magno, en -331, que el saber babilónico será transmitido a los sabios griegos, en particular Aristóteles, que pasarán a la etapa siguiente.

En efecto, los babilónicos solo medían el movimiento de los astros para establecer tablas de posición y hacer predicciones astrológicas. Eran excelentes observadores y matemáticos, pero no se preguntaron sobre la naturaleza de los planetas y no trataron de comprender porqué estos seguían trayectorias particulares en el cielo. Habrá que esperar el milagro griego para que comience a interrogarse la naturaleza de estas estrellas vagabundas y que aparezcan los primeros modelos geométricos del mundo.

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