martes, 19 de mayo de 2015

historia de la filosofía


Terminología filosófica

En términos filosóficos, la conciencia es la facultad de decidir y hacerse sujeto, es decir, actor de sus actos y responsable de las consecuencias que de ellos se siguen, según la percepción del bien y del mal. Como fenómeno psíquico, la conciencia es objeto de estudio de la psicología y la ciencia cognitiva. Como concepto moral, de la ética, un campo de la filosofía.- ..........................:http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Especial:Libro&bookcmd=download&collection_id=5dd721616744dd2645060c108f7a912141ffab48&writer=rdf2latex&return_to=Conciencia+%28filosof%C3%ADa%29

Forma superior, propia tan sólo del hombre, del reflejo de la realidad objetiva. La conciencia constituye un conjunto de procesos psíquicos [77] que participan activamente en el que conduce al hombre a comprenaer el mundo objetivo y su ser personal. Surge en relación con el trabajo del hombre, con su actividad en la esfera de la producción social, y se halla indisolublemente vinculada a la aparición del lenguaje, que es tan antiguo como la conciencia. El lenguaje ha ejercido una influencia enorme sobre el desarrollo de la conciencia, sobre la formación del pensar lógico y abstracto. Únicamente en el proceso del trabajo, en las relaciones sociales que los hombres establecen entre sí, llegan éstos a hacerse cargo de las propiedades de los objetos, a descubrirlas, a darse cuenta de su propia relación con el medio circundante, a destacarse de este último, a organizar una acción orientada sobre la naturaleza con el fin de subordinarla a las propias necesidades. De ahí que la conciencia sea un producto del desarrollo social y no exista al margen de la sociedad. El pensamiento abstracto y lógico, vinculado al lenguaje, no sólo permite reflejar el perfil externo, sensorial, de los objetos y fenómenos, sino, además, comprender su alcance, sus funciones y su esencia. Sin la comprensión y sin el saber que están unidos a la actividad histórico-social y al lenguaje humano, no hay conciencia. Cualquier imagen sensorial del objeto, cualquier sensación o representación forman parte de la conciencia en la medida en que poseen un determinado sentido en el sistema de conocimientos adquiridos a través de la actividad social. Los conocimientos, las significaciones y los sentidos conservados en el lenguaje, orientan y diferencian los sentimientos del hombre, la voluntad, la atención y otros actos Psíquicos, uniéndolos en una conciencia única. Los conocimientos acumulados por la historia, las ideas políticas y jurídicas, las realizaciones del arte, la moral, la religión y la psicología social constituyen la conciencia de la sociedad en su conjunto (Ser social y conciencia social). Sin embargo, no cabe identificar la conciencia tan sólo con el pensamiento abstracto y lógico. El pensamiento no existe en lo más mínimo al margen de la actividad viva sensorial y volitiva de la esfera toda de lo psíquico. Si el hombre produjera sólo operaciones lógicas, una tras otra, sin percibir, sin sentir y sin experimentar en la práctica la correlación constante que existe entre el significado de sus conceptos las acciones activas y las percepciones de la realidad, no comprendería o no aprehendería la realidad ni se comprendería a sí mismo, es decir, no poseería conciencia de las cosas ni de sí mismo. Por otra parte, no es posible identificar los conceptos de «psique» y de «conciencia», o sea, no debe considerarse que todos los procesos psíquicos en cada momento dado se incluyen en la conciencia. Hay vivencias psíquicas que, durante cierto tiempo, pueden encontrarse como «más allá del umbral» de la conciencia (Subconsciente). La conciencia, incorporándose la experiencia histórica, los conocimientos y los métodos del pensar elaborados por la historia anterior, se asimila la realidad idealmente, a la vez que establece nuevos fines y objetivos, crea proyectos de instrumentos futuros, orientando toda la actividad práctica del hombre. La conciencia se forma en el hacer para influir, a su vez, sobre ese hacer determinándolo y regulándolo. Llevando a la práctica sus ideas creadoras, el hombre transforma la naturaleza, la sociedad, y con ello se transforma a si mismo. En este sentido, Lenin demostró que «la conciencia del hombre no sólo refleja el mundo objetivo, sino que, además, lo crea» (t. XXXVIII, pág. 204). En todo el transcurso de la lucha ideológica sostenida en torno a la concepción del mundo la cuestión más aguda y fundamental ha sido y sigue siendo la de la conciencia y su relación con la materia (Cuestión fundamental de la fílosofía). Gracias a la concepción materialista de la historia, Marx logró resolver científicamente, por primera vez, el problema indicado y crear con ello una filosofía realmente científica.
2. Complejo de vivencias emocionales basadas en la comprensión que el hombre tiene de la responsabilidad moral por su conducta en la sociedad, estimación que hace el individuo de sus propios actos y de su comportamiento. La conciencia no es una cualidad innata, está determinada por la posición del hombre en la sociedad, por sus condiciones de vida, su educación, &c. La conciencia se halla estrechamente vinculada al deber. El deber cumplido produce la impresión de conciencia «limpia»; la infracción del deber va acompañada de «remordimientos» de conciencia. La conciencia, como activa reacción del hombre en respuesta a las exigencias de la sociedad, constituye una poderosa fuerza interna de perfeccionamiento moral del ser humano.


Desde el punto de vista filosófico la conciencia es la función unificante y el carácter unificado del espíritu que tiene dos significados:
1) El reconocimiento interior del estado del yo y de sus modificaciones; y exterior, de un objeto, una cualidad, una situación, etc.
2) El conocimiento de los valores éticos, o sea del bien y del mal, que se expresa como conciencia moral y que se concibe como innata o adquirida según sea la cosmovisión.
El primer significado puede tener distintos sentidos:
1) Psicológico, que consiste en la percepción del yo por el sí mismo, que también se denomina apercepción.
2) Epistemológico o gnoseológico, que en primer lugar considera a la conciencia sujeto de conocimiento.
3) Metafísico, entendida como una realidad anterior a la conciencia psicológica y a la conciencia epistemológica, o como resultado del Ser de ambas conciencias.
Existen dos grandes tendencias: las que sostienen el carácter intencional de la conciencia y las que lo rechazan.
Los que lo rechazan la consideran como una cosa y la describen como una facultad con ciertas características fijas; y los que la aceptan la describen como una función o un conjunto de funciones dirigidas hacia aquello de lo que se es consciente.
Muchos filósofos griegos rechazan el carácter intencional de la conciencia; pero los cristianos lo aceptan.
Descartes sostiene la idea del carácter intencional e intimista de la conciencia y Kant distingue la conciencia empírica o psicológica de la conciencia trascendental (gnoseológica).
La conciencia psicológica o empírica, es la que pertenece al mundo de los fenómenos, que por medio de los conceptos del entendimiento puede llegar a la unidad mediante la síntesis de las intuiciones del espacio y el tiempo.
La conciencia pura o trascendental (gnoseológica), es la posibilidad de la unificación de toda conciencia empírica o de su identidad y la posibilidad de todo conocimiento, que pasa a ser principio de la realidad.
Lo mismo sucede con los idealistas Fichte y Hegel que pasan de la idea de conciencia trascendental (gnoseológica) a la idea de conciencia metafísica.
Para Fichte la conciencia es el fundamento de la experiencia total, y la identifica con el Yo.
Para Hegel, es un proceso dialéctico en el que la conciencia se identifica con la realidad.
Después del idealismo y con el ingreso del positivismo, la conciencia adopta un significado más psicológico, llevando la discusión hacia su carácter activo o pasivo, dependiente o independiente, actual o substancial, según el tipo de psicología.
Para Husserl, la conciencia es:
1) El fenómeno real del Yo empírico donde se entrelazan las vivencias psíquicas.
2) La percepción interna de las propias experiencias psíquicas
3) La forma de nombrar todos los actos psíquicos o vivencias intencionales.
Las posteriores posiciones fenomenológicas convierten la síntesis vivencial en un Yo puro constituido por la temporalidad y la historicidad.
Sartre también propone el carácter intencional de la conciencia, porque la considera un “dirigirse a”. Su relación con la realidad no es como la relación entre una naturaleza y otra, por eso se puede tener conciencia de lo inexistente.
Para Sartre, hay que descartar toda idea de la relación causal, para comprender la relación entre la conciencia y las cosas. Sin relación causal, la conciencia se puede presentar como libertad.
Para Dilthey, el ser de la conciencia es la historicidad y la totalidad.
Bergson también contrapone materia y conciencia, pero ambas con un origen común; caracterizando a la primera como necesidad y a la segunda como libertad (memoria y anticipación).
Sin embargo, algunos filósofos de orientación fenoménica y empirista radicales terminaron haciendo desaparecer la noción de conciencia.
Muchos naturalistas del siglo XIX subordinaron la conciencia a la realidad, o sea a la naturaleza.
Para Marx, es la realidad la que determina la conciencia y no a la inversa; la realidad es el factor dominante de la conciencia. Mientras Lenin la concibe como reflejo de la realidad.
W.James niega la existencia de la conciencia, porque para este filósofo existe una experiencia pura con dos funciones:
1) la conciencia como función y
2) las cosas

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