LOS ORÍGENES DE LA PINTURA EN LOS REINOS DE VALENCIA, DE ARAGÓN Y DE CATALUÑA
(DESDE EL SIGLO XIV HASTA EL PRINCIPIO DEL XVI)
Ocupada por completo desde el siglo VIII hasta el fin del XV en sus luchas incesantes contra los moros, España no tuvo ni gusto ni tiempo de cultivar mucho las artes y de adquirir, como las naciones vecinas, los refinamientos de la civilización. Sin embargo, en los archivos hay documentos que demuestran que tuvo pintores desde el siglo XIII. En una cuenta de gastos, que data del reinado de Sancho IV, RODRIGO ESTEBAN es ya calificado con el título depintor del rey; es verdad que ignoramos cuál era el género de pintura que podría ejercer este artista. En 1382, un catalán, JUAN CESILLES, se compromete, por contrato y mediante el precio de 320 florines de Aragón, a pintar, para el altar mayor de la iglesia de San Pedro en Reus, la representación de los doce apóstoles y varios otros motivos decorativos.
Capilla de San Blas
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En fin, sobre la tumba del obispo Tenorio, muerto en 1399, colocada en la capilla de San Blas, junto al claustro de la catedral de Toledo, se ve la firma de FERAN GONZÁLEZ, quien se califica de pintor y tallista de imágenes.Desde los primeros años del siglo XIV, Valencia tiene su mestre MARZAL,a quien el municipio concede un local para el ejercicio de su arte; luego es aGUILLERMO ARNALDO, nacido en Mallorca, pero establecido en Valencia, a quien una carta de Juan I de Aragón autoriza, en 1392, a usar armas; un poco después, se ve en diversos documentos los nombres de numerosos pintores valencianos: TRISTÁN BATALLER, JUAN ZARABOLLEDA, GUILLERMO STODA, PEDRO NICOLAU, ROGER ESPERANDEU, JUAN PALAXI, JAIME STOPINYA, ANTONIO PÉREZ, DOMINGO ADZUAVA Y JUAN REIXATS, artista de gran renombre, que trabajaba alrededor del año 1456.
En el siglo XIV encontramos en Aragón, que, del mismo modo que Cataluña y Valencia, tenía incesantes relaciones políticas y comerciales con Italia, y donde la pintura tomó desde entonces un gran desarrollo, Pintores indígenas, de 1300 a 1350, son RAIMUNDO TORRENTE, GUILLEN TORT Y PEDRO DE ZUERA; después, hacia 1473, el maese ALFARO, que decora con cuadros el altar mayor del convento de San Cucufate del Vallés, y en la misma época, JUAN DE LA ABADÍA, autor del retablo de Santa Orosia en la catedral de Jaca. En fin, hacia el final del siglo XIV, el pintor catalán Luis BORRASA, cuya reputación se había extendido fuera de Cataluña y Aragón, y que decora con sus obras los retablos de San Juan de Valls, de San Salvador de Guardiola, de San Antonio de Manresa y hasta de una de las iglesias de Burgos.
Catedral de Barcelona
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En el siglo XV, Cataluña está en posesión de toda una legión de artistas, entre los cuales se distinguen particularmente el monje SENIS, que era a la vez escultor; FONTANET, pintor en vidrio y autor de algunas vidrieras de la catedral de Barcelona; los ALEMANY, familia de artistas que contó, del siglo XIV al XV, escultores, pintores y orfebristas; CLEMENTE DOMENECH, titulado pintor del Consejo; GERARDO JANER, JAIME ALBERTO DEZPLA, LUIS CLAVER, FRANCISCO TRIES, DIEGO DE SEVILLA, PONCIO COLOMER, sobre los cuales no sabemos más sino que ejercían su arte O su oficio en Barcelona; JUAN SQUELLA, que pintaba las banderas de los reinos de Aragón de y Cataluña hacia 1440; DOMINGO MATALÍ, que se compromete, en 1435, a pintar diversos cuadros para el convento de los Agustinos. BENITO MARTORELL, autor del retablo, hace mucho tiempo destruido, de la capilla de San Marcos, en la catedral de Barcelona, por el cual recibió el artista la considerable suma de 520 florines, y que no le llevó menos de dos años de trabajo; y en fin, LUIS DALMAU, el más interesante para nosotros entre todos estos artistas, puesto que al menos, es posible darnos cuenta de su talento por el examen de su principal cuadro. Los Concelleres ante la Virgen, ejecutado para la iglesia de San Miguel, de Barcelona, y conservado hoy en el Ayuntamiento.
Esta notable pintura, concebida en el estilo flamenco, representa A la Virgen con el niño Jesús, sentada sobre un trono gótico, en una capilla del mismo estilo, riquísimamentc decorada con adornos arquitecturales y estatuitas. La Virgen está acompañada de San Cucufate y de Santa Eulalia, patrones de Barcelona; ante ella están arrodillados los cincoconcelleres del Municipio, pintados con su traje de ceromonia y seguramente tomados del natural. Grupos de ángeles y de doncellas, con papeles de música en las manos, ocupan los costados de la capilla formando coros. Al pie del trono se lee la inscripción siguiente, escrita en caracteres góticos: Sub auno 1445. per Ludovicum. Dalmau fuisse pictum. De un documento conservado en. los archivos del municipio, resulta que esta obra fue encargada a Dalmau en 1442, con ocasión de la elección de los concelleres Juan Lull, Ramón Saball, Francisco Lobet, Antonio Vilatorta y Jaime Destorrent.
Los Concelleres ante la Virgen, de Luis Dalmau
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retablo de San Agustín de la Seo
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Entre los artistas que llevaron por esta misma época el título de pintor de la Diputación del reino de Aragón, debemos mencionar a BONANT DE LA ORTIGA, que habitaba en Zaragoza, y que ejecutaba en 1420 el retablo de San Agustín de la Seo, y en 1457 el cuadro de altar del convento de San Francisco; murió en 1492 y le sucedió en su título y su empleo PEDRO DE APONTE, quien pintó para el rey Juan II un altar portátil. En 1479 el rey Fernando el Católico lo nombró pintor suyo y se lo llevó a Castilla. Acaso había aprendido en Italia; mas como quiera que sea, se le atribuye la importación, en las provincias del Norte de España, de la manera de pintar al óleo. Hizo los retratos de Isabel y de Fernando, y acompañó a los Reyes Católicos al sitio de Granada.
Según Jusepe Martínez, fue el inventor de aquellas famosas murallas de lienzo pintado con que se rodeó el campamento de Santa Fe, establecido por el ejército español enfrente de la ciudad sitiada, y que dieron a los moros la ilusión de verdaderas murallas, construidas por completo en una sola noche, Al decir del mismo autor, Pedro de Aponte hizo para la iglesia de San Lorenzo, de Huesca, dos cuadros que le fueron encargados por Fernando, y cuyo mérito ensalza. En 1517, el mismo artista ejecutaba para la iglesia de la Magdalena, de Zaragoza, una tabla de altar, que es una obra notable, y que ofrece alguna analogía con las obras de los primitivos italianos, anteriores en un siglo.
Huida a Egipto, de Pedro Aponte
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No nos ha sido siempre fácil citar al lado del nombre de uno de estos numerosos artistas aragoneses, catalanes o valencianos, una o muchas de sus obras auténticas. La secularización de los conventos, la incuria, la destrucción de antiguos retablos de las iglesias, y la dispersión de las pinturas que los adornaban han hecho difíciles, si no imposibles, útiles e indispensables relaciones entre el artista y sus producciones. Nos han sido conservadas felizmente algunas obras, anónimas en verdad, pero indígenas y pertenecientes a los siglos XIV y XV, que permiten darse aproximadamente cuenta, para este mismo periodo, de la naturaleza de las influencias exteriores a que obedecieron los artistas de las provincias del Nordeste de España
La Academia de la Historia, de Madrid, posee diversas, tablas, arrancadas de un retablo procedente de un convento de Aragón, y que llevan la fecha de 1390. Seis asuntos tomados de la vida de la Virgen y otras tantas escenas de la pasión de Cristo, decoran las dos hojas que formaban primitivamente los costados del retablo, adornado en otro tiempo de cstatuitas colocadas bajo arcos góticos. Estas pinturas, bastante débiles de dibujo y de colorido, están impregnadas de una gran candidez, pero su ejecución y su disposición son pesadas y torpes; no permitirían, si se pudieran sacar de ellas conclusiones generales, suponer que el arte de la pintura se elevaba entonces en Aragón a un grado comparable con lo que encontramos en Cataluña.
Fuente de San Jordi, Claustro de la Catedral de Barcelona
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El claustro de la catedral de Barcelona, hace poco todavía tan rico en obras de arte de las épocas primitivas, está, entre otras decoraciones murales, adornado con una pintura notable por más de un título: representa dos obispos sentados en un sitial riquísimamente ornamentado; uno de los obispos parece ser San Martín, y tiene en la mano el báculo episcopal; la acción figurada por el artista parece hacer alusión al encuentro de dos prelados amigos y reunidos por primera vez, después de una larga separación. Un sentimiento de intimidad y de nobleza se desprende de esta escena, tratada, en los detalles de los trajes y en la expresión de las fisonomías, con una conciencia y una corrección perfectas. El autor de esta pintura, ejecutada verosímilmente hacia el fin del siglo XIV o el principio del XV se inspiró evidentemente en el arte de Italia; pero el tono algo oscuro de los rostros y otras particularidades apenas permiten desconocer su verdadero origen; asuntos sacados de la vida de San Martín encuadran la figura central, ejecutada al temple sobre un fondo de oro, y de un colorido armonioso y franco.
Otra composición, representando la Transfiguración, pintada igualmente sobre fondo de oro estampado de ornamentos, pero de un estilo más rudo y de un dibujo más seco que la precedente, existe en la capilla de las fuentes bautismales del mismo claustro. En ella está figurado Jesús vestido de blanco, rodeado de Moisés y del profeta Elías; tiene las manos alzadas y parece bendecir o adjurar a tres apóstoles en actitud de interrogarle. Como el precedente, este cuadro está rodeado de diversos asuntos tomados de la vida de Cristo, y coronado con el escudo de armas del donante. Se desconoce al autor, que debió estudiar en Italia; la fecha de ejecución puede ser fijada alredededor de 1450.
Una tabla de altar, en este mismo claustro, donde están representados San Bartolomé y Santa Rosalía sobre fondo de oro, recuerda bastante las obras florentinas del principio del siglo XV, mientras que otras pinturas que figuran a Santa Lucía y a San Sebastián pertenecen más bien, como afinidades de carácter, a la escuela de los primitivos genoveses.
Es de notar que el empleo de los fondos de oro ricamente estampados, que señalamos en estas diversas obras, se prolongó bastante en el Nordeste de España; también se comprueba su uso en los cuadros de autor desconocido que adornan el retablo de San Cosme y de San Damián, y cuya ejecución es posterior a 1520.
Paralelamente a la influencia italiana, que se ve claramente afirmarse en las obras indígenas de que acabamos de hablar, se puede comprobar, en el mismo claustro, que estaba lejos de ser única, y que los métodos venidos de Flandes contaban igualmente en Cataluña hábiles practicantes. Encontramos un testimonio de ello en una pintura ejecutada en el fondo del nicho sepulcral de Alfonso V; representa cuatro ángeles vestidos de blanco y volando sobre nubes. El estilo de la escuela de los Van-Eyck es evidente en esta obra, que parece haber sido ejecutada de 1440 a 1445, precisamente cuando Luis Dalmau terminaba, con los mismos procedimientos de escuela, su interesante cuadro de Los Concelleres ante la Virgen.
Estas influencias exteriores, ejercidas casi simultáneamente, pueden ser comprobadas lo mismo en Valencia que en Barcelona. Muchas pinturas de origen franco-flamenco o borgoñón, que datan del siglo XV y conservadas en la catedral de Valencia y en el Museo provincial, atestiguan que aquí también los artistas indígenas pudieron pedir sus inspiraciones lo mismo a la escuela italiana que a las escuelas del Norte, y a veces hasta a sus vecinos provenzales.
Jam Van Eyck. Detalle de la Virgen del Canciller Rolin |
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