Avellaneda
Melchor María de Avellaneda y Ceballos fue el X Marqués de Cropani, IV Marqués de Valdecañas, V Marqués de Torremayor y el IX Conde de Peñón de la Vega hasta 1801.
Biografía
Melchor María de Avellaneda y Ceballos nació en la localidad pacense de Llerena el 26 de agosto de 1744. Era hijo de Lope Gregorio de Avellaneda y Lucena y por lo tanto nieto de la Princesa de Santo Mauro de Nápoles Leonor Petronila de Lucena y Veintimiglia. Su madre era María del Rosario de Ceballos y Fernández de Castro. Sus padres no ostentaron ningún título nobiliario.
Se desposó con Ana Fernández de Velasco y Ribera y fueron tres los hijos nacidos del matrimonio.
El 19 de noviembre de 1772, Melchor María ingresó como caballero en la Orden de Santiago, en la que llegaría a ser comendador de Dosbarrios.
Fue Coronel de los Reales Ejércitos, Sargento del Regimiento Militar de la villa de Montesa, Alcaide Perpetuo del castillo y fortaleza de Nerja y Regidor Perpetuo de Málaga.
En 1765 falleció su prima-hermana María de las Mercedes de Avellaneda y del Castillo, propietaria de los marquesados de Valdecañas y de Torremayor, títulos que recaían sobre Melchor María debido a que la descendencia de María de las Mercedes no alcanzó la edad adulta y quedó sin sucesión.
A partir de ese momento se tituló IV Marqués de Valdecañas y V Marqués de Torremayor. Como miembro de la Orden de Santiago pudo acceder en 1777 al cargo de Gobernador del partido del Campo de Montiel hasta 1787.
Su primo-hermano Francisco del Castillo y Horcasitas realizó testamento a su favor y cuando falleció en 1798, Melchor María se convirtió en el X Marqués de Cropani y IX Conde de Peñón de la Vega.
Pero tan solo pudo ostentar durante tres años estos últimos títulos heredados, ya que falleció en 1801.
Los dos hijos varones de Melchor María fallecieron en la infancia, por lo que quedó como sucesora su hija Valentina de Avellaneda y Fernández de Velasco.
Matrimonio y descendencia
Del matrionio de Melchor María con Ana Fernández de Velasco y Ribera nacieron tres hijos:
- Pedro de Avellaneda y Fernández de Velasco heredero fallecido
- Simón de Avellaneda y Fernández de Velasco heredero fallecido
- Valentina de Avellaneda y Fernández de Velasco XI Marquesa de Cropani, V Marquesa de Valdecañas, VI Marquesa de Torremayor y X Condesa de Peñón de la Vega
Francisco Javier de Avellaneda y Lucena (Madrid, 9 de julio de 1701 - Barcelona, 6 de mayo de 1747) fue el IV Príncipe de Santo Mauro de Nápoles, II Marqués de Valdecañas y III Marqués de Torremayor.
Nacido en Madrid el 9 de julio de 1701, Francisco Javier era hijo de Leonor Petronila de Lucena y Veintimiglia, III Princesa de Santo Mauro de Nápoles y de Melchor de Avellaneda y Romero, I Marqués de Valdecañas y II Marqués de Torremayor.
Francisco Javier era el mayor de los dos hijos que tuvo el matrimonio y como tal, heredó de ambos. Al morir su padre en 1719 heredó de la Casa de Avellaneda, siendo desde ese momento el II Marqués de Valdecañas y III Marqués de Torremayor. Cuando falleció su madre en 1740 pasó a ser el IV Príncipe de Santo Mauro de Nápoles.
Se desposó con su tía Águeda Rosalía del Castillo y Veintimiglia, con quien tuvo una sola hija.
Francisco Javier fue Gran Cruz de la Orden de Carlos III, Teniente General de los Reales Ejércitos, Alcaide Perpetuo del castillo y de la fortaleza de Nerja y Comendador militar de Víboras.
Fue hecho prisionero por los turcos 1732 cuando se encontraba en Orán con su compañía, siendo liberado en 1737 tras cinco años de cautiverio. Tras su liberación fue nombrado Inspector General de la Infantería italo-española que se encontraba en tierras italianas pertenecientes a la Corona Española.
Falleció en Barcelona el 6 de mayo de 1747 a la edad de 45 años.
Debido a una disposición testamentaria con respecto a la sucesión del principado de Santo Mauro de Nápoles, a su muerte el título pasó a su tío Juan Bautista del Castillo y Veintimiglia por tener solo descendencia femenina mientras que el marquesado de Valdecañas y el de Torremayor pasaron a su única hija, María de las Mercedes de Avellaneda y del Castillo.
Lope Gregorio de Avellaneda y Lucena (1710 - 1744) gobernador y militar español, nació en Madrid el 3 de diciembre de 1710.
Era el segundo hijo de Melchor de Avellaneda y Romero y de Leonor Petronila de Lucena y Veintimiglia. Su padre ostentaba los títulos nobiliarios de Marqués de Valdecañas y de Torremayor y su madre el de Princesa de Santo Mauro de Nápoles. Pero su hermano Francisco Javier de Avellaneda y Lucena heredó como primogénito todo el patrimonio de la familia.
Lope Gregorio ingresó en el Ejército Español y fue ascendiendo hasta llegar a ocupar el cargo de Coronel del Regimiento de Caballería destinado en Milán.
Se desposó en Llerena el 9 de noviembre de 1743 con María del Rosario de Ceballos y Fernández de Castro, natural de Cádiz. Solo nació un hijo de este matrimonio, Melchor María de Avellaneda y Ceballos, debido a que Lope Gregorio falleció en 1744 poco después del nacimiento de su único hijo.
Su primo-hermano Francisco del Castillo y Horcasitas era el titular del principado de Santo Mauro de Nápoles, de los marquesados de Cropani y Villadarias y de los condados de Peñón de la Vega y de Moriana de Río. Francisco del Castillo había quedado sin sucesión por la muerte de su heredero, y dejó en su testamento el marquesado de Cropani y el condado de Peñón de la Vega a Melchor María de Avellaneda y Ceballos, hijo de Lope Gregorio.
El motivo de que no tengan ningún apellido en común Lope Gregorio con su primo-hermano es porque la madre de Lope Gregorio y el padre de Francisco eran hermanos sólo de madre.
Juan Nicolás de Avellaneda y Tula (San Fernando del Valle de Catamarca, 9 de noviembre de 1786 - Tucumán, 11 de febrero de 1855), fue el primer gobernador de la Provincia de Catamarca, cargo que ocupó en el año 1821.
Biografía
Nicolás Avellaneda y Tula fue bautizado poco después de nacer, en Catamarca. Era uno de los hijos del maestre de campo Ignacio de Avellaneda y de la Vega y su segunda esposa, Petrona de Tula Bazán y Herrera, que habían contraído matrimonio el 22 de abril de 1772, un año después del fallecimiento de la primera esposa de Ignacio de Avellaneda y de la Vega, Águeda Dorotea Espeche, en 1771. Ambos padres pertenecían a las más destacadas familias aristocráticas del norte argentino.
Fueron hermanos y medio hermanos de Nicolás Avellaneda y Tula:
- María Josefa de Avellaneda y Espeche
- Pedro Pablo de Avellaneda y Espeche
- María Juana Avellaneda y Espeche
- María Luisa Avellaneda y Espeche
- Tomás Félix Avellaneda y Espeche
- María Petrona Avellaneda y Espeche
- Manuel Antonio de Avellaneda y Espeche
- María del Espíritu Santo Avellaneda y Espeche
- María Petrona de Avellaneda y Tula
- Manuel Ignacio de Avellaneda y Tula
- María Francisca Avellaneda y Tula
- María Ignacia Avellaneda y Tula.
La familia Avellaneda tiene vasta descendencia en las provincias de Catamarca, Tucumán y también en Buenos Aires.
Nicolás realizó sus estudios en el Convento de San Francisco; siempre estuvo interesado en la política activa patricia. Contrajo matrimonio el 30 de noviembre de 1812 en Catamarca, con María Salomé González, su prima segunda e hija de Antonio Manuel González, comerciante gallego, y de Ana Rosa Espeche. Solamente tuvo un hijo, Marco Manuel Avellaneda y González, el «mártir de Metán», padre a su vez del presidente argentino Nicolás Avellaneda.
Fue uno de los hombres más destacados en la Revolución de mayo de 1810 en su provincia y uno de los más emblemáticos miembros de las asambleas.
El cabildo abierto reunido el 25 de agosto de 1821 declaró la autonomía de Catamarca y lo nombró primer gobernador de la provincia. De carácter dubitativo, permaneció poco tiempo en el cargo, siendo derrocado por una sublevación encabezada por Juan Manuel Soria. Sin embargo, esto no representó para Avellaneda y Tula una verdadera derrota política, pues lo sucedió en el cargo quién era su principal sostén, Eusebio Gregorio Ruzo, dirigente principal en los acontecimientos que habían llevado a la declaración de autonomía de Catamarca y al nombramiento de su primer gobernador.
Autonomía de la provincia de Catamarca
El acta de la autonomía de Catamarca —que dio origen a la existencia institucional de la provincia con la asunción de su primer gobernador— fue suscripta por los siguientes vecinos principales:
- Nicolás de Avellaneda y Tula
- Bruno de Oro
- Pedro Ignacio Recalde
- Gregorio Segura
- Francisco Antonio Medina
- Patricio Sosa y Valles
- Gregorio de Sosa
- Juan Martín Molina
- Dr. Tadeo Acuña
- Eusebio Gregorio Ruzo
- Agustín de la Rosa Sánchez
- Francisco Daniel Páez
- Marcos González
- Juan Andrés Cordova (cura y vicario)
- Presbítero Inocencio Sosa
- Presbítero Josef Ramón de Latuz
- Fray Hilario Diaz (firmó por él y por la comunidad franciscana)
- Fray Juan Miguel Enrique Marcó (guardián)
- Pedro Joaquín Silva
- Lic. Pío Isaac Acuña
- Antonio Omill
- Francisco Antonio Romay
- José María de Burgo
- Francisco Xavier Astorga
- Andrés de Herrera
- Juan Asensio Salas
- Dr. Francisco Rexis Matos
- José Antonio Barros
- José Lorenzo Ahumada y Avellaneda
- Xavier del Corro
- Manuel de la Mota
- Francisco del Corro
- Juan Antonio Barros
- Marcelino Ayllone
- Pedro Segura
- Francisco Antonio Astorga
- Juan Antonio López
- José Lucas de Olmedo
- Francisco Rafael Augier
- Vicente Bascoy
- Pedro Antonio Bazán
- Fernando Segundo Soria
- José Andrés Ferreyra
- Santiago Dulce
- Patricio Robles
- Juan Esteban Muro
- Mariano Ponferrada
- Juan Martínez Rosa Fernández
- Manuel Toro
- Cesáreo Ahumada
- José Manuel Ruiz
- Ángel M. Toro (como Escribano Público y de Cámara).
«Digno de notarse —dice el historiador Manuel Soria— y altamente encomioso para la cordura de nuestros antepasados, fue el hecho de que para la autonomía de Catamarca sus dirigentes federales y unitarios se unieron en fraternal abrazo, con la visión lejana de un porvenir venturoso». En la gestación de la autonomía de la provincia tuvieron una decidida gravitación José Pío Zisneros, Nicolás Avellaneda y Tula, el coronel José Manuel Figueroa Cáceres y, sobre todo, Eusebio Gregorio Ruzo. Como anota el padre Ramón Rosa Olmos en su Historia de Catamarca, los debates en la Asamblea de la Independencia en Tucumán —que adelantaron la división entre unitarios y federales— habían tenido honda repercusión en Catamarca, inclinándose por el partido unitario los Augier, Avellaneda, de la Mota Botello, Gutiérrez, Díaz de la Peña, Araujo, entre otros; y por el partido federal, en cambio, los Herrera, Acuña, Figueroa, Navarro, Soria, Olmos, Molina, Ruzo, Segura, entre otros.
Exilio, regreso y fallecimiento
En años posteriores, debido a las disensiones internas en su provincia, Avellaneda y Tula se instaló en la Provincia de Tucumán, donde su hijo organizó la Coalición del Norte y llegó a ser gobernador. Luego de que Lavalle y La Madrid fueran derrotados, Nicolás de Avellaneda y Tula debió emigrar a Bolivia junto con su familia. Su único hijo fue ejecutado, lo que le significaría un duro golpe.
Regresó después de la Batalla de Caseros a Tucumán, donde vivió el resto de sus días.
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