la acequia real de la alhambra
La acequia Real es una canalización de agua, de época nazarí, de 6 km de longitud, que se construyó, dentro de un complejo sistema hidráulico, para abastecer a la Alhambra y el Generalife, en Granada. Junto con Los Albercones y los Pozos Altos, forma una de las estructuras hidráulicas más importantes de la España medieval.
Descripción
La Acequia Real toma sus aguas del río Darro, mediante una presa situada en el paraje de Jesús del Valle, a 6.100 metros de la Alhambra. La presa se sitúa a 838 m.s.m.. Actualmente no quedan restos de la presa original, siendo la que está en uso de obra de época moderna.
El trazado de la acequia se desarrolla, en los primeros 625 metros, por la margen derecha del río, hasta el Molino del Rey, donde cruza el cauce mediante un acueducto, continuando otros 2,8 kilómetros ya por la margen izquierda. En ese punto, se divide en dos ramales:
- La "Acequia del Tercio", el más elevado de ambos ramales, que regaba las zonas agrícolas de más alta cota, llegando hasta el punto más alto del Generalife, y surtiendo a los sistemas hidráulicos de la Alberca Rota y Los Albercones. Abastecía a las almunias de Dar al-Arusa y Alijares, además de al Castillo de Santa Elena. Desde allí continuaba hasta el llamado Partidor del Fraile.
- La "Acequia del Generalife", que discurre por cota inferior hasta llegar al Palacio del Generalife, integrándose en el mismo como eje central del Patio de la Acequia, continuando después hasta el mismo Partidor del Fraile, donde se une con la del Tercio.
Una vez unificados ambos ramales, la acequia continúa hacia la Alhambra, salvando el Barranco de la Aikibía o Cuesta de los Chinos mediante un nuevo acueducto que penetra en el recinto amurallado de la Alhambra, protegida por una torre llamada, precisamente, del agua.
Uso de la acequia
Actualmente sólo una parte de este trazado está en uso, estando los dos primeros kilómetros desde la presa desviados mediante un túnel moderno. A partir del punto en que el túnel entronca con el antiguo trazado, todo el caudal se deriva por el ramal inferior, estando en desuso, aunque visible, el del Tercio. La canalización ha sido objeto de innumerables reparaciones y obras de mejora a lo largo de los siglos, especialmente durante el siglo XIX en que se construyeron varios acueductos, hoy ya perdidos. Parte del trazado, incluyendo tramos con lecho empedrado y muretes de tapial, así como túneles, es original.
Palacio de Carlos V
El palacio de Carlos V de Granada, comunidad autónoma de Andalucía, España, es una construcción renacentista situada en la colina de la Alhambra. Desde 1958, es sede del Museo de Bellas Artes de Granada y, desde 1994, también es sede del Museo de la Alhambra.
Fue mandado construir por el rey Carlos I (emperador del Sacro Imperio Romano Germánico con el nombre de Carlos V) a partir de su boda con Isabel de Portugal, celebrada en Sevilla, en 1526. Tras el enlace, la pareja estuvo viviendo varios meses en la Alhambra, quedando profundamente impresionado por el palacio, dejando encargada la construcción del nuevo palacio con la intención de establecer su residencia en la Alhambra granadina.1
Ya los Reyes Católicos habían habilitado salas después de 1492, pero la intención de Carlos era la de dotarse de una residencia estable a la medida de un emperador. El proyecto fue asignado a Pedro Machuca. En una España en la que el estilo imperante era el plateresco, y que no se había despegado totalmente del gótico, Machuca construyó un palacio que corresponde estilísticamente al manierismo, estilo que estaba dando sus primeros pasos en Italia. Aún aceptando las versiones que sitúan a Machuca en los talleres de Miguel Ángel, cuando comienzan las obras del Palacio en 1527 éste no había realizado todavía lo más representativo de su producción arquitectónica.
Descripción y características
La planta del palacio la conforma un cuadrado de 63 metros de lado con un patio circular inscrito en su interior. Esta disposición, principal rasgo manierista del palacio, no tiene precedentes en la arquitectura del Renacimiento, y sitúa la construcción en lo que se considera la vanguardia artística del momento. El edificio consta de dos niveles: el bajo es de orden toscano completamente almohadillado, en cuyas pilastras se insertan grandes anillas de bronce decoradas. El piso superior es de orden jónico y sus pilastras alternadas con vanos adintelados provistos de frontón. Las dos fachadas principales ostentan sendas portadas de piedra de Sierra Elvira. El patio circular también muestra dos pisos. El inferior está presidido por una columnata dórica de piedra pudinga con un entablamento muy ortodoxo, formado por triglifos y metopas con motivos de guirnaldas y bucráneos. El piso superior lo forma una columnata jónica, más ligera, con entablamento liso. Esta estructura general del patio muestra un claro conocimiento de la arquitectura imperial romana, y se encuadraría en el más puro Renacimiento de no ser por su disposición curva, que provoca en el espectador desconcierto cuando se penetra por sus fachadas principales, y supedita los espacios interiores y escaleras a la idea generatriz. Más tarde, Miguel Ángel y Palladio construirán edificios con soluciones análogas, bajo la etiqueta de manierismo.
Contexto histórico e influencia
El edificio se implantó en el corazón de la Alhambra musulmana, en un extremo del Patio de los Arrayanes y para su construcción fue preciso derribar un pabellón opuesto a la torre de Comares. Este hecho, que ha sido objeto de crítica y polémica, hay que entenderlo en el contexto de su época: el Palacio de Carlos I no significó tanto la destrucción de parte de la Alhambra como la garantía de supervivencia del resto. En unos tiempos en que lo más habitual era la destrucción total de palacios y templos de los pueblos sometidos, la sensibilidad de los reyes cristianos ante la belleza incontestable de la Alhambra supuso la necesidad de disfrutarla desde dentro y, por ende, de conservarla.
El dominio del lenguaje clásico que demuestra Machuca llega a subvertirlo conscientemente: esto nada tiene que ver con otras obras españolas de la época, en su mayoría fundamentadas en concepciones locales. Su influencia fue muy limitada, por incomprendida: quedarían muchos años hasta que Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera llegaran a las altas cotas de clasicismo del monasterio de El Escorial.
De Palacio vacío a Museo de Bellas Artes
Desde 1958, el palacio es sede del Museo de Bellas Artes de Granada, que cuenta con piezas singulares como un famoso bodegón de Juan Sánchez Cotán y varios ejemplos de Alonso Cano. La decisión de trasladar aquí el viejo museo, fundado en 1839, se adoptó en 1941 aunque ya se había acordado en 1914.
Tras unas obras de reforma, en enero de 2008 se reabrió el museo.
El Generalife (en árabe: جَنَّة الْعَرِيف) es la villa con jardines habitada por los reyes musulmanes de Granada como lugar de descanso, situado en la ciudad de Granada, Andalucía, España. Fue concebida como villa rural, donde jardines ornamentales, huertos y arquitectura se integraban, en las cercanías de la Alhambra. El origen del nombre está discutido. Algunos abogan por Yannat al-Arif como Huerta del Arquitecto, o "Jardín del arquitecto" aunque pudo significar El más excelso jardín. Ese huerto real era común en las cortes hispano-árabes y es fruto de las reformas y añadidos que le aportaron los diferentes sultanes. Por sus elementos decorativos más antiguos, el palacio debió de construirse a finales del siglo XIII por el segundo sultán de la dinastía nazarí, Muhammad II (1273-1302). Fue declarado, junto con la Alhambra, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1984.2
El Generalife está situado fuera de las murallas de la Alhambra, al este, en la ladera del Cerro del Sol. Fue finca de recreo de los sultanes nazaríes pero también utilizada para su explotación agrícola. En el período medieval tenía al menos cuatro huertas y la residencia es un palacio al que el visir Ibn al-Yayyab llamó la Casa Real de la Felicidad.
Es de estilo árabe nazarí y está situado en el lado septentrional de la Alhambra. En la época de su construcción, estaba situado fuera del perímetro de la Granada musulmana, y carecía de comunicación directa con la Alhambra, siendo su acceso principal el camino del Barranco Aikabia, la actual Cuesta de los Chinos, que ascendía desde el río Darro.3
Está formado por un conjunto de edificaciones, patios y jardines, que lo convierten en uno de los mayores atractivos de la ciudad de Granada, y, junto con la Alhambra, en uno de los conjuntos arquitectónicos más destacables de la arquitectura civil musulmana. Desde el exterior se contemplan dos pabellones situados a norte y sur, y comunicados por un patio recorrido por el curso del agua, los dos pabellones se encuentran muy reformados.
Acceso
El Generalife tuvo en su momento tres vías de acceso, una proveniente de la Alhambra, destinada al sultán y su séquito, otra se situaba hacia el extremo sureste, próxima al pabellón de entrada, y una tercera en el norte, por el llamado Postigo de los carneros.
El acceso se efectúa hoy día por los denominados Jardines Nuevos y el Paseo de los Cipreses, fruto del saber hacer de Francisco Prieto Moreno, que fueron iniciados en 1931, y en los que creó una concatenación de espacios abiertos formados por cipreses que, por medio del arte topiario, figuran arquitecturas. Los espacios confinados reproducen modelos de patios de la Granada nazarí. La sabia combinación de los referentes históricos y la tradición granadina (suelos empedrados, el uso del agua, los exuberantes macizos florales...) hace de los Jardines Nuevos un lugar destacado, que muchos consideran ya inseparable de los palacios a los que anteceden. En 1954 se inauguró un auditorio al aire libre, fundamentalmente utilizado para las funciones de danza de los Festivales de música y danza de Granada.
A continuación de los jardines mencionados, se accede al Generalife a través de dos patios de entrada al conjunto arquitectónico nazarí, que, al estar edificado en una ladera, y siguiendo una composición (paratas) que será la base de muchos cármenes granadinos, se escalona en estrechas franjas separadas por muros de contención. Así, los alarifes crearon una serie de espacios recoletos e íntimos, características comunes en la arquitectura musulmana, pero también volcados a las excepcionales vistas de la ciudad y la Alhambra.
El primer patio al que se accede es el llamado del Apeadero, por tener un banco junto al muro del fondo preparado para la descabalgadura. El segundo, situado más alto sirve de comunicación por una empinada escalera al Patio de la Acequia.
Patio de la Acequia
El primero –y más emblemático– de los patios es el llamado de la Acequia. Responde al esquema árabe de patio cuatripartito (Char-Bagh) de origen persa y de gran tradición en Andalucía, pero condicionado por la disposición eminentemente longitudinal obligada por el terreno y potenciada por la presencia de la Acequia Real, que llevaba el agua al resto de los huertos y posteriormente a la Alhambra. De esta manera, el otro brazo de la cruz queda tan sólo insinuado por una interrupción en la vegetación, y una fuente baja en el cruce de ambos. La acequia está flanqueada por dos filas de surtidores añadidos en el siglo XIX que cruzan sus chorros de agua de forma espectacular. No hay que olvidar, que aunque el Generalife es, al igual que la Alhambra, una construcción eminentemente musulmana, la influencia cultural cristiana de sus concepciones arquitectónicas siempre fue de gran importancia: con anterioridad a 1492, por el constante trato con los reinos vecinos y el aislamiento respecto al resto del islam, y posteriormente, por el uso y adaptación de los espacios a las concepciones occidentales llevados a cabo por sus distintos dueños y habitantes. Otro ejemplo de lo anteriormente dicho es la apertura a lo largo del patio de un amplio mirador ya en época cristiana.
Sala Regia
Al fondo del patio de la Acequia, y tras un pórtico de cinco arcos, se accede a la Sala Regia, decorada con yeserías, y que conduce a una mirador del siglo XIV. La decoración tanto de esta sala como del resto del conjunto es comparativamente más sobria que la de las salas de la Alhambra. Como villa rural de descanso, la ausencia de fasto debía de ser preponderante. En palabras de Leopoldo Torres Balbás:
En el Generalife todo es sencillo e íntimo. No hay nada –arquitectura o naturaleza condicionada por la mano del hombre– que trate de asombrarnos con pretensiones de magnificencia o de monumentalidad.
Patio del Ciprés de la Sultana
De la Sala Regia se accede, a través de unas escaleras, a un cuerpo con doble galerías renacentistas, al que se abre el Patio del Ciprés de la Sultana, protagonista de misterios en la tradición granadina, y en el que la leyenda narrada por Ginés Pérez de Hita, sitúa los encuentros de la esposa de Boabdil con un caballero, miembro del clan de los Abencerrajes, pariente del sultán. El patio, muy modificado en época cristiana, conserva, sin embargo la influencia de sus antiguos habitantes, en lo que Chueca Goitia dio en llamar invariantes castizos, y el encanto romántico de sus surtidores y su frondosa vegetación. La construcción del patio se remonta a la época comprendida entre finales del siglo XIII y el primer cuarto del siglo XIV4
Jardines Altos y la Escalera del Agua
A continuación, y prosiguiendo el ascenso, a través de la escalera de los leones, se llega a los denominados Jardines Altos del Palacio. Para ello pasaremos por la Escalera del Agua, ingenioso artificio al servicio del disfrute de los sentidos. El objetivo principal de dicha escalera era comunicar el palacio del Generalife con una pequeña capilla situada en lo alto de la colina. El acceso, en pendiente, representaba un problema que el alarife nazarí supo salvar con singular maestría: la escalera, interrumpida por varios descansillos de planta circular presididos por fuentes bajas, tiene como pasamanos dos canales hechos con humildes tejas y ladrillos y encalados. Por ellos discurre el agua de la Acequia Real, abrupta e irregularmente produciendo una sinfonía de tranquilidad y reposo, y humedeciendo el ambiente, todo bajo una cerrada bóveda de laureles. El espacio resultante, umbrío y fresco, servía a la vez para efectuar las abluciones previas a la oración, y de esa manera, se convertía en el sahn que toda mezquita requiere. La escalera es toda una lección arquitectónica de respuesta a un condicionante sabiendo hacer de necesidad virtud y con los materiales más pobres.
Entorno
El Generalife está situado en una de las laderas del llamado Cerro del Sol, separado de la Alhambra por el barranco de la cuesta de los Chinos, acceso de origen medieval a ambos recintos, desde la ciudad musulmana. Cerca del Generalife, y relacionadas con él, se encuentran diversas construcciones de época nazarí, como Los Albercones, los restos del palacio de Dar al-Arusa y la Silla del Moro. Un poco más alejados, pero formando parte del mismo sistema hidráulico de la Acequia Real-Dehesa del Generalife, existen restos de la llamada Alberca Rota, del Albercón del Negro y otras construcciones, como el Aljibe de la Lluvia.
Miscelánea
- El primer movimiento de la obra impresionista Noches en los jardines de España (1909-1915) de Manuel de Falla está ambientado en el Generalife.
- Paco de Lucía tiene una obra inspirada en el Generalife llamada "Generalife bajo la luna".
- Joaquín Rodrigo escribió la obra "Junto al Generalife" para guitarra sola.
- En Granada hay un instituto de Educación Secundaria y Bachillerato llamado Generalife.
- El primer alcaide del Generalife fue Gil Vázquez Rengifo.
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