Aparato digestivo
El espasmo esofágico difuso es una condición médica en la cual se producencontracciones descoordinadas en el esófago. Se cree que es el resultado de diferentes trastornos en la motilidad esofágica. Estos espasmos no propulsan eficientemente elbolo alimenticio al estómago, causando disfagia, regurgitación y dolor en el pecho.
Radiografía en la que se muestra un espasmo esofágico difuso, con su característico aspecto de sacacorchos.
El espasmo esofágico difuso (EED).
Conceptos prácticos sobre diagnóstico y tratamiento†
Cristina Almansa, MD,* Sami René Achem, MD,*
* Mayo Clinic, Jacksonville, Florida.
Correspondencia: Dr. Sami René Achem, Professor of Medicine, Mayo College of Medicine, Mayo Clinic, Jacksonville, Florida. Correo electrónico:
achem.sami@mayo.edu
Recibido para publicación: 11 de mayo de 2007.
Aceptado para publicación: 11 de mayo de 2007.
SUMMARY. Diffuse esophageal spasm (DES) is a motility
disorder of undetermined etiology, typically presenting
with chest pain, dysphagia or both. The aim of
this paper is to provide a critical review of the prevalence,
pathogenesis, diagnosis and therapy of DES. Data
from referral centers indicates that this is a rare disorder
with a prevalence of 4-7%. The diagnosis is based
on the combination of typical symptoms, radiological
findings and manometry (simultaneous contractions (SC)
in the distal esophagus in ≥ 20% of wet swallows mixed
with normal peristalsis). The pathogenesis remains poorly
understood. Recent evidence suggests that nitric
oxide deficiency may explain the SC that characterizes
this condition at manometry. Gastroesophageal reflux
(GER) can coexist in DES and GER has also been implied
in the pathogenesis of DES. Whether patients with
DES and GER represent a subtype of DES with a different
prognosis or outcome is unknown. We present a critical
appraisal regarding different therapeutic approaches
available for DES and conclude suggesting a
management algorithm based on current available literature.
Key words: Esophageal motility disorders, esophageal
spasm, non cardiac chest pain, dysphagia.
DEFINICIÓN
El espasmo esofágico difuso (EED) es un trastorno de la
motilidad esofágica de causa no establecida, el cual clí-
nicamente se manifiesta con episodios de dolor torácico
recurrente que semejan a la angina coronaria y/o disfagia
a sólidos y líquidos.
RESUMEN. El espasmo esofágico difuso (EED) es un
trastorno de la motilidad esofágica de causa desconocida.
Típicamente se manifiesta con episodios de dolor
torácico recurrente y/o disfagia a sólidos y líquidos. Este
trabajo sintetiza la evidencia científica disponible en
relación a la prevalencia, patogenia, diagnóstico y tratamiento
del EED. Su prevalencia varía de un 4-7% en
centros de referencia. El diagnóstico se basa en la combinación
de la información clínica, el esofagograma y
la manometría esofágica (contracciones simultáneas en
≥ 20% de degluciones líquidas en el esófago distal
alternando con peristalsis normal). La fisiopatología
permanece incierta, pero un defecto del óxido nítrico
podría explicar las contracciones simultáneas anormales.
El reflujo gastroesofágico (RGE) también ha
sido relacionado con el EED, sugiriéndose que los
pacientes que presentan RGE podrían constituir un
grupo con un comportamiento diferente. Presentamos
una revisión crítica de la literatura existente en relación
a las modalidades terapéuticas existentes y sugerimos
un algoritmo de manejo clínico basado en la
evidencia publicada a la actualidad.
Palabras clave: Trastornos de la motilidad, espasmo esofágico,
dolor torácico no cardiaco, disfagia.
INTRODUCCIÓN HISTÓRICA
La primera descripción es atribuida a Osgood, a finales
del siglo XIX, quien describió seis pacientes con un
cuadro caracterizado por súbitos y recurrentes episodios
de dolor epigástrico de tipo constrictivo, acompa-
ñados de disfagia para sólidos y líquidos y ocasional
† Este trabajo ha sido posible gracias a una beca cofinanciada por la Asociación Americana de Gastroenterología (AGA) y la Sociedad
Española de Patología Digestiva (SEPD). Jon Isenberg International Scholarship Award.
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137
regurgitación alimentaria, la cual denominó “una peculiar
forma de esofagismo”.1
La descripción radiológica
original fue realizada en 1934 por Moersch y Camp,2
y
más tarde amplificada por Van Exter and Keet.3
Los primeros
estudios de motilidad en EED fueron realizados
en 1958 por Creamer y cols.4
y en 1964 por Roth y Fleshler.5
En 1987, con el perfeccionamiento de la manometría
esofágica y apoyándose en estudios en un grupo de 95
controles sanos,6
fue posible la elaboración de criterios
homogéneos para el diagnóstico manométrico del EED.7
A pesar de que esta entidad nosológica ha sido reconocida
por más de una centuria, su causa, patogenia y tratamiento
permanecen imprecisos.
OBJETIVO
El propósito de este trabajo es hacer una síntesis para el
gastroenterólogo clínico sobre la prevalencia, patogenia,
así como de la evidencia científica disponible en el
diagnóstico y tratamiento del EED.
PREVALENCIA
El EED es un trastorno poco frecuente.8
En nuestro laboratorio
de motilidad la prevalencia de esta enfermedad
representa 5% de los estudios manométricos realizados
de enero del 2000 a diciembre del 2005, en 2,323 pacientes
referidos para manometría esofágica. Estas cifras están
en consonancia con las comunicadas por otros grupos,
los cuales oscilan entre 4 y 7%, según diversas
series.9,10 A pesar de lo poco común, este trastorno representa
frecuentemente un reto clínico por su dramática presentación,
así como por las dificultades de su manejo.
DIAGNÓSTICO
Desafortunadamente, no existe una prueba diagnóstica
que podamos considerar como paradigma. Por consiguiente,
el diagnóstico de este padecimiento se basa en
un conjunto de datos: la información clínica (dolor torácico
semejante al de la angina y/o disfagia) en combinación
con los hallazgos típicos al esofagograma y la
manometría esofágica.
Esofagograma
La radiología baritada puede ser una herramienta útil
ante la sospecha clínica de EED. Característicamente,
los hallazgos típicos son la interrupción de la peristalsis
esofágica primaria y su sustitución por ondas terciarias.
Sin embargo, la imagen radiográfica puede ser inconsistente,
dado la naturaleza intermitente del padecimiento.
Por ello, el estudio puede ser normal o
manifestar signos radiológicos variables (Cuadro 1)
cambiando incluso en un mismo paciente a lo largo
de una misma exploración, tal y como fue descrito
en los primeros estudios radiológicos hace más de
50 años3
(Cuadro 1).
Aunque útil como prueba auxiliar del diagnóstico, diferentes
autores han demostrado que en EED la sensibilidad
de la radiología aisladamente es insuficiente para
realizar el diagnóstico.11-13
La figura 1 muestra un ejemplo de los hallazgos radiológicos
consistentes con EED.
Manometría
La naturaleza intermitente del EED explica la ausencia
de una técnica diagnóstica definitiva; sin embargo,
actualmente la manometría esofágica se propone como
técnica diagnóstica de elección.8
Consideramos el diagnóstico de EED cuando encontramos
un porcentaje de contracciones simultáneas mayor
o igual al 20%, pero menor del 100% del total de las
contracciones registradas tras realizar 10 degluciones
líquidas en la manometría estacionaria en el esófago distal
(músculo liso)14 (Figura 2).
No obstante, el hallazgo de ondas simultáneas en
el registro manométrico no es siempre sinónimo de
EED y éstas pueden estar presentes en otros trastornos
como son diabetes mellitus, alcoholismo, amiloidosis
y escleroderma.15 Por lo que antes de realizar el
diagnóstico de EED basados únicamente en un trazado
manométrico debemos interpretarlo de acuerdo al contexto
clínico (Cuadro 2).
CUADRO 1
POSIBLES APARIENCIAS RADIOLÓGICAS EN EED DE
ACUERDO CON VAN EXTER AND KEET3
Normal
Pequeñas ondulaciones del borde esofágico o “Rippling”
Espasmos segmentarios o apariencia de rosario
Pseudodiverticulosis
Esófago en sacacorchos o “Corkscrew”
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El espasmo esofágico difuso (EED)
138
Otras técnicas diagnósticas
Existen otras técnicas que pueden ser útiles para el
diagnóstico del EED, como es el caso de la pHmetría
de 24 horas para descartar la existencia de reflujo gastroesofágico
(RGE); la endoscopia para la evaluación
de la mucosa y la luz esofágica, como complemento en
el estudio del RGE y en el diagnóstico diferencial de
otras causas de disfagia. También la tomografía computarizada
de tórax, útil en el diagnóstico diferencial
para descartar patología extrínseca esofágica en los
casos que sea relevante. Indirectamente, puede también
contribuir al diagnóstico si muestra un hallazgo común
aunque no específico del EED (el engrosamiento de la
pared esofágica).16 Aunque ciertamente esta valoración
no es indispensable al diagnóstico (y ciertamente es
costosa).
Patogenia
Los estudios de anatomía patológica en este padecimiento
han demostrado un engrosamiento de la capa
muscular del esófago distal en la mayoría de estos pacientes,17-20
que según estudios de microscopia electró-
nica realizados a principios de la década de los 80s se
deberían a hiperplasia de las fibras musculares y no a
hipertrofia como tradicionalmente se pensaba.20,21 Estos
estudios de microscopia electrónica han demostrado también
que a diferencia de la acalasia, donde se observa
característicamente la ausencia de células ganglionares
en el plexo mientérico, en el EED no se observan cambios
ultraestructurales significativos,20-22 con la excepción
de algunos cambios degenerativos descritos a nivel
de las fibras aferentes vagales.23
Aunque la fisiopatología del EED permanece poco
clara, las contracciones simultáneas del esófago distal
son el elemento patogénico central que se observa a la
manometría y corresponde con los hallazgos de ondas
no propulsivas al esofagograma.5
Inicialmente se implicó en este proceso un posible
defecto en la inervación intrínseca esofágica mediado
por acetilcolina; sin embargo, se observó que la administración
de atropina a pacientes con EED disminuía la
amplitud y duración de las contracciones esofágicas, pero
no conseguía transformar las contracciones simultáneas
en peristálticas.24 Murray y cols., basándose en estudios
previos realizados con óxido nítrico (NO) en animales
de experimentación, demostraron mediante la administración
de hemoglobina humana recombinante (un
potente secuestrador de óxido nítrico) a sujetos sanos,
que esta sustancia producía la generación de contracciones
simultáneas, sugiriendo que una posible alteración
en la regulación del óxido nítrico es el defecto etiológico
en el EED.25 Konturek y cols., en un estudio controlado
con placebo (n = 5), demostraron que la administración
de nitroglicerina (NTG) intravenosa a altas dosis
(100-200 µg/kg-h) mejoraba los síntomas y prolongaba
el periodo de latencia de las contracciones esofágicas
Figura 1. Radiología en EED: Esófago en sacacorchos.
Figura 2. Manometría esofágica en el EED
100
80
60
40
20
0
mm Hg Proximal
23.0
100
80
60
40
20
0
mm Hg Media
33.0
100
80
60
40
20
0
mm Hg Distal
33.0
WS(8) WS(9) WS(10)
Swallow Sequence Swallow Sequence Swallow Sequence
13 cm above LES
3 cm above LES
8 cm above LES
Contracción
peristáltica
Contracción
simultánea
00:04:00 00:04:30 00:05:00
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sin producir efectos colaterales en pacientes con EED.
Estas observaciones podrían explicar que la inducción
del NO a través de la NTG corrige el defecto central del
padecimiento (ondas simultáneas) y mejora los síntomas.26
Desconocemos si otros neurotransmisores adicionales
pueden estar alterados en este padecimiento.
Subgrupos de pacientes con EED: Papel del RGE
Aunque se desconoce el mecanismo causal del EED,
el RGE ha sido relacionado desde hace tiempo con las
alteraciones de la motilidad esofágica en general27 y con
el EED en particular.28 Sugiriéndose con base en diferentes
estudios que los pacientes que presentan RGE y
EED asociado (EED-R) podrían constituir un grupo con
un comportamiento clínico, manométrico e incluso pronóstico
y/o respuesta claramente diferente.29-32
Estas apreciaciones nos pueden hacer pensar que el
concepto EED no representa un grupo homogéneo de
enfermos, sino que probablemente nos encontramos ante
diferentes entidades que se manifiestan de forma similar,
porque el esófago es un órgano que posee formas muy
limitadas de respuesta ante diferentes estímulos.33-35
En la actualidad y con base en la evidencia disponible,
podemos distinguir dos grupos de pacientes con
EED: aquellos con espasmo primario o idiopático (EEDI)
donde englobaríamos todos los pacientes en los que
desconocemos el origen de la alteración y, por otra parte,
aquellos con EED-R, donde podemos identificar el
reflujo ácido al menos como factor coadyuvante de los
síntomas. Asimismo, podemos sugerir la existencia de
un tercer grupo de enfermos: aquellos que tienen criterio
manométrico consistente con EED pero cuyo cuadro
clínico es explicable con base en otros padecimientos
sistémicos como la diabetes36,37 o la amiloidosis.38,39 Estos
enfermos han sido insuficientemente caracterizados
en la literatura médica.
TRATAMIENTO
El tratamiento de elección en el paciente con EED deberá
ser individualizado en función de los síntomas (Figura
3).
Farmacológico
Inhibidores de la bomba de protones (IBP). Dado
que el reflujo gastroesofágico está implicado en la patogenia
de EED y que en algunas series 31-33% de pacientes
tienen reflujo coexistente,29,31,40 sería lógico pensar
que al menos en los pacientes en los que se ha
confirmado la asociación de EED y RGE se instaure tratamiento
empírico con inhibidores de la bomba de protones
(IBP).
Además de estar sustentadas en la lógica, estas recomendaciones
estarían basadas en la evidencia científica
al haberse comprobado la eficacia de estos fármacos
(omeprazol, lansoprazol y rabeprazol) en el tratamiento
del dolor torácico de origen no cardiaco en diferentes
estudios doble ciego controlados con placebo.41-43 Sin
embargo, actualmente no existe un estudio doble-ciego,
placebo, controlado con IBP en EED que proporcione
certeza directa basada en evidencia.
Nitritos. Estos fármacos son potentes relajantes de la
musculatura lisa gastrointestinal que se han usado desde
hace décadas en el tratamiento de los trastornos de la
motilidad esofágica.44
Orlando y Bozymsky, en 1973, fueron los primeros
en comunicar los efectos de estos compuestos en un paciente
con EED. Si bien el paciente mejoró clínicamente,
no parece que la administración de NTG produjera la
desaparición o al menos la disminución de las contracciones
simultáneas, restringiéndose su efecto a la desaparición
de las contracciones repetitivas de gran amplitud
que entonces se consideraban características de
CUADRO 2
CRITERIOS DIAGNÓSTICOS EN EED14
Requeridos
1. ≥ 20% de contracciones simultáneas en esófago distal (músculo liso)
2. Amplitud media de las contracciones simultáneas > 30 mm Hg
Adicionales no indispensables
1. Contracciones espontáneas
2. Contracciones repetitivas
3. Contracciones multipico
4. Peristalsis normal intermitente
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El espasmo esofágico difuso (EED)
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esta entidad.45 Sin embargo, en 1995, Konturek y cols.,
tras administrar NTG a altas dosis a cinco pacientes con
EED, demostraron no sólo la mejoría de lo síntomas,
sino también la desaparición de las contracciones simultáneas.26
Este efecto reitera la implicación del óxido ní-
trico en la patogenia del EED.
Si bien ninguno de estos trabajos ha sido diseñado de
forma prospectiva, aleatoria, doble ciego y controlado
con placebo, otros autores han comunicado el efecto
beneficioso de los nitritos en el EED.30,45-47
Por otra parte y pese a la ausencia de efectos secundarios,
en los pacientes tratados con NTG a dosis
altas por el grupo de Konturek,26 generalmente
estos fármacos dentro las dosis recomendadas para
el tratamiento del EED son pobremente tolerados y
promotores de cefalalgias o hipotensión arterial, por
lo que la mayoría de los pacientes acaban abandonando
el tratamiento y limitan su uso en situaciones
agudas.
Inhibidores de la fosfodiesterasa-5. Los inhibidores
de la fosfodiesterasa-5 producen relajación del músculo
liso a través del aumento y prolongación de la actividad
inhibitoria del GMPc, al bloquear la enzima que cataliza
su degradación a GMP.48
Bortolotti y cols., en un estudio doble ciego controlado
con placebo, fueron los primeros en demostrar los
efectos de sildenafil sobre la motilidad esofágica en sujetos
sanos. Usando sildenafil indujeron un descenso en
la presión del EEI, la amplitud y velocidad de las contracciones
peristálticas, así como un aumento en el tiempo
de latencia de las ondas, estadísticamente significativo
respecto a la manometría basal y a los resultados obtenidos
en el grupo tratado con placebo.49
Eherer y cols., en un estudio doble ciego controlado
con placebo publicado en el 2002, presentaron resultados
algo discrepantes. Tras la administración de
50 mg de sildenafil en seis controles y 11 pacientes
con diferentes trastornos de la motilidad esofágica
(esófago en cascanueces [n = 4], EED [n = 2], EEI
hipertensivo [n = 2], acalasia [n = 3]) demostraron
una disminución significativa de la presión del EEI y
de la amplitud de las contracciones del cuerpo esofá-
Figura 3. Algoritmo propuesto para el manejo del EED.
EED: espasmo esofágico difuso, RGE: reflujo gastroesofágico, IBP: inhibidores de la bomba de protones, ISRS: inhibidores selectivos de la
recaptación de serotonina, PD-5: fosfodiesterasa 5.
IBP (8-12 semanas?)
Respuesta No Respuesta
Sí No
IBP (indefinido?)
Sospecha de EED
EED confirmado
Manometría
Esofagograma
RGE
Dilatación (Bujías?)
Disfagia
Dilatación neumática?
Antagonistas
del calcio?
Inhibidores PD-5?
Dolor torácico
Tricíclicos o ISRS
Botox
c/6-12 meses
Dilatación
c/6-12 meses?
Respuesta
Botox
Efectiva Inefectiva
No respuesta
Tricíclicos
Nitritos
No respuesta
Nitritos
No respuesta
Cirugía? No respuesta
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141
gico tanto en pacientes como en controles. Sin embargo,
no confirmaron el efecto sobre la velocidad de
propagación peristáltica.
Por otro lado, de los 11 pacientes tratados con sildenafil,
nueve presentaron mejoría manométrica, cuatro de
los cuales respondieron también clínicamente (un paciente
con EED, un paciente con EEI hipertensivo y
dos con esófago en cascanueces). Los efectos secundarios
limitaron la continuidad del tratamiento en 50% de
los que respondieron. Por consiguiente, parece concluirse
que sildenafil puede ser una alternativa en los pacientes
con EEI hipertensivo y esófago en cascanueces, pero no
parece claro que sea de utilidad en pacientes con EED.50
En EED sólo hemos encontrado un caso clínico de un
paciente con dolor torácico severo que había sido diagnosticado
de EED y esófago en cascanueces, en el que
el tratamiento se había mostrado ineficaz con IBP, antagonistas
del calcio, nitritos, anticolinérgicos, antidepresivos
tricíclicos y ansiolíticos. Este paciente fue tratado
consecutivamente con los tres inhibidores de la fosfodiesterasa
actualmente disponibles: sildenafil, vardenafil
y tadalafil, obteniendo con todos ellos, especialmente
con tadalafil, una mejoría clínica y manométrica
(disminución de la amplitud de las contracciones distales
y descenso de la presión del EEI).51
No obstante, dada la escasez de evidencia científica
en este tema parece razonable cierta cautela antes de
preconizar las virtudes de estos fármacos en el tratamiento
del EED.
Anticolinérgicos. La atropina y su forma activa (lhiosciamina)
se han mostrado eficaces para reducir la
amplitud de las contracciones esofágicas en sujetos sanos.52,53
Además de este efecto, la pirencepina a altas
dosis reduce la presión del EEI y aumenta la velocidad
de propagación de las contracciones peristálticas.54
Sin embargo, ni estos compuestos corrigen el defecto
fundamental (las contracciones simultáneas) que caracteriza
al EED, ni hay estudios que apoyen su uso en EED.
Tras revisar la literatura sólo hemos encontrado un caso
en que la administración de bromuro de ipratropio fue
eficaz en un paciente con EED desencadenado por estí-
mulos olfatorios.55 Por otro lado, los efectos indeseables
de estos compuestos (visión borrosa, sequedad de mucosas,
retención urinaria o estreñimiento) son limitaciones
considerables de su uso.
Antagonistas del calcio. Los antagonistas del calcio
ejercen también un efecto inhibidor sobre la contractilidad
del músculo liso esofágico.56
La nifedipina disminuye la presión del EEI y la amplitud
de las contracciones esofágicas en sujetos sanos
de forma significativa comparada con placebo57 y también
significativamente respecto a otros calcioantagonistas,58
pero no ha demostrado ejercer ningún efecto
sobre el tiempo de latencia y la velocidad de propagación
de las contracciones peristálticas.
Aunque hay diversos trabajos publicados sobre la eficacia
de nifedipina en el tratamiento del EED, la mayoría
son estudios no controlados que incluyen un escaso
número de pacientes, con resultados contradictorios.59-64
Con el resto de calcioantagonistas la evidencia es aún
más limitada. En pacientes con esófago en cascanueces
diltiazem disminuye la amplitud y duración de las contracciones
esofágicas, pero no en sujetos sanos.65 Por
otro lado, en pacientes con EED no ha demostrado ser
más eficaz que placebo en el control de los síntomas de
disfagia y dolor torácico.66 A la fecha no hay ninguna
experiencia en pacientes con EED y verapamil ni con
ningún otro de los nuevos antagonistas del calcio de segunda
o tercera generación.
Analgésicos viscerales: Antidepresivos tricíclicos
(ADT) e inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina
(ISRS). En pacientes con dolor torácico de origen
no cardiaco, se ha demostrado por diferentes mecanismos
la existencia de un aumento en la percepción del
estímulo doloroso o hiperalgesia visceral.67,68 En un estudio
doble ciego, controlado con placebo, la imipramina
mejoró significativamente los síntomas en un grupo
de pacientes con dolor torácico y coronarias
normales de forma independiente a otros factores
(psicológicos, cardiacos o esofágicos), sugiriendo un posible
efecto como analgésico visceral.69
Además de su cualidad como analgésicos viscerales,
los tricíclicos podrían ser también útiles en el tratamiento
del EED como antidepresivos, ya que se ha sugerido
que factores psicológicos podrían estar implicados en
los trastornos de la motilidad esofágica y sus síntomas.70,71
Clouse y cols. compararon los efectos de trazodona
frente a placebo en 29 pacientes con trastornos inespecí-
ficos de la motilidad esofágica. Advirtieron al finalizar
el periodo de tratamiento una significativa mejoría sintomática
en el grupo tratado con trazodona, así como
una disminución en los niveles de estrés asociados a la
enfermedad, sin cambios en la manometría esofágica.72
En EED hay un pequeño estudio cruzado donde se compara
el tratamiento con nitrato de isosorbide con el tratamiento
con antidepresivos (trazodona 50 mg oral o
imipramina 25 mg intravenosa en casos severos) en nueve
pacientes que en una evaluación psicológica previa habían
mostrado elevados niveles de ansiedad y depresión.
En estos pacientes el tratamiento con antidepresivos fue
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El espasmo esofágico difuso (EED)
142
significativamente más eficaz que el tratamiento con nitratos
para el control de los síntomas.73
Aunque no hay estudios concretamente dirigidos a
valorar el efecto de los ISRS en EED la evidencia procedente
de otros estudios en pacientes con dolor torácico
de origen no cardiaco sugiere que su uso puede ser beneficioso.
Estos fármacos han demostrado disminuir la
hipersensibilidad visceral esofágica74 y el dolor, pese a
que sus efectos secundarios podrían ser una limitación.75
Tratamiento endoscópico
Toxina botulínica. La toxina botulínica A (Botox,
Allergan Pharmaceuticals, Irvine, California) ha sido
usada en una amplia variedad de trastornos musculares
debido a que se une irreversiblemente a la fibra nerviosa
y bloquea la liberación de acetilcolina en la hendidura
sináptica. Dos a seis meses después de esta unión los
axones nerviosos se regeneran y la función muscular
retorna de forma gradual.76
En 1994 Botox comenzó a usarse en el tratamiento de
acalasia con resultados prometedores,77 por lo que no es
de extrañar que se diseñara un estudio para valorar su eficacia
en otros trastornos de la motilidad esofágica de características
similares. En uno de los estudios pioneros
realizado en 1996, Miller y cols., usando 80 UI de Botox
en el EEI de cinco pacientes con EED, indujeron una respuesta
sintomática “buena” o “excelente” en 80% de ellos
a un mes de la inyección y de 60% a los seis meses, si
bien durante el tiempo de seguimiento (5.5-17 meses) algunos
requirieron tratamiento adicional.78
A partir de esta experiencia se han publicado cinco series
más, algunas sólo como comunicación en resumen o
preliminar, empleando diferente metodología (unidades
inyectadas, sitio de inyección, tiempo de seguimiento).
No obstante, si las consideramos todas juntas, en estas
seis series se han tratado 54 pacientes con EED con un
rango de seguimiento muy variable de 5.5-84 meses y
una respuesta en torno a 75% al mes de la administración
de la toxina y de 73% a los seis meses, según los
datos disponibles.78-83
Aunque ninguno de estos autores ha comunicado efectos
colaterales del tratamiento con Botox, éstos incluyen
ERGE, hemorragia84 y perforación, así como casos
descritos de erupción cutánea y dolor torácico transitorio
tras el tratamiento con Botox en pacientes con acalasia.85
En algunos individuos la inyección de Botox puede
originar una reacción fibrótica en el EEI que
dificultaría la técnica y resultados de una miotomía posterior.
Esta reacción curiosamente ha sido descrita más
frecuentemente en aquellos pacientes que presentaron
una buena respuesta al tratamiento con Botox.86,87
Dilatación esofágica. En pacientes con EED y disfagia,
algunos autores han considerado la dilatación esofágica
terapéutica como una posible alternativa.
Ebert y cols. comunicaron, en 1983, el significativo
descenso de la presión del EEI y la mejoría en los síntomas
(disfagia y regurgitación) en ocho de nueve pacientes
con EED y disfunción del EEI, tratados con dilatación
neumática tras fallo previo del tratamiento
médico. A pesar del tratamiento no se observaron cambios
manométricos respecto al estudio basal en el porcentaje
de relajación del EEI o la contractilidad del cuerpo
esofágico.88 Diez años después, Irving y cols. presentaron
los resultados de la dilatación con balón de 20 pacientes
con EED resistentes al tratamiento médico, los cuales en
su mayoría presentaban un EEI normal. Durante el procedimiento
evitaron dilatar directamente el EEI, situando
el balón desde el borde superior del EEI al arco
aórtico. Clasificaron sus resultados como buenos en
14 pacientes y malos en seis, incluyendo una perforación
y la aparición de RGE en cuatro pacientes.89
De estas experiencias podría deducirse que la dilatación
neumática del esófago podría ser una opción en
aquellos pacientes con disfagia refractaria al tratamiento
médico, los cuales estén dispuestos a asumir los riesgos
de una potencial perforación. En los pacientes con
RGE este procedimiento no debe realizarse aisladamente
debiendo asociar un tratamiento antirreflujo.
Actualmente no existe ninguna serie publicada que
valore el papel de otros tipos de dilatadores (bujías de
mercurio o dilatadores de Maloney y/o sondas de polivinilo
o dilatadores de Savary) en el tratamiento del
EED.
Tratamiento quirúrgico
El tratamiento quirúrgico en el EED suele reservarse
para aquellos pacientes con síntomas graves refractarios
a cualquier otro tipo de tratamiento.
La técnica quirúrgica utilizada es la misma que se
emplea habitualmente en la acalasia, la esofagomiotomía
distal, a la que se suele añadir una técnica antirreflujo
cuando es necesario incluir el EEI.90 La tendencia
actual es realizar esta técnica mediante laparoscopia,
aunque el abordaje por toracoscopia también es posible.91,92
Según datos de diferentes series publicadas, la cirugía
resultaría eficaz en el control de los síntomas en 80%
de los casos.1
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