lunes, 11 de mayo de 2015

edafología



Utilización de los mapas edáficos.

A lo largo del capítulo hemos venido mostrando la utilidad de la elaboración de mapas de suelos. Hemos analizado las deducciones que pueden hacerse del examen de las diferentes unidades que en ellos se establecen y de la memoria explicativa que les acompaña, pero existen algunas otras observaciones que no deben pasar desapercibidas y que se desprenden de su conjunto y no de sus partes.
La más importante de estas observaciones de conjunto es la relación que existe entre las unidades adyacentes en el mapa, sobre todo lo referente a su concordancia o discordancia.
Cuando las unidades presentes en el mapa, sobre un material original definido, presentan una secuencia evolutiva lógica y adaptada al relieve y clima de la zona, podemos hablar de que existe una concordancia entre ellas y que la evolución del paisaje ha sido natural.
De este modo en el fragmento de mapa representado se observa como las zonas mas escarpadas, en un área pizarrosa, están cubiertas por Leptosoles úmbricos, dado que los procesos erosivos son intensos por la pendiente y no permiten la evolución del suelo, a la par que se profundiza se va perdiendo la parte superior. Cuando la pendiente se atenua se incrementa el espesor del suelo aunque no se alcance la formación de un horizonte B, por lo que pasan a Umbrisoles epilépticos, hasta que se alcanza una mayor estabilidad y puede formarse un horizonte B cámbico que, con su incremento de profundidad los lleva a Umbrisoles endolépticos o a Cambisoles si se pierde la condición de Úmbrico del epipedón.
Ya en las zonas llanas, con menor pluviometría y mayor temperatura estival, que propicia una estación seca, se produce la movilización de arcilla y la formación de un horizonte B árgico, apareciendo en la zona un Acrisol por las condiciones del material original más que por las climáticas.
El único cambio brusco se debe a una modificación sustantiva del material original del fondo del valle, de origen aluvial y que genera un Fluvisol que, en algunas zonas, ha sufrido tal grado de transformación por el cultivo que hay que considerarle como Antrosol.
Todo ha seguido una secuencia evolutiva consecuente con las condiciones del medio y no parece que haya existido ninguna intervención humana importante más que el uso del suelo, que por las transformaciones producidas en el mismo denotan una gran antigüedad en su uso y una corrección en el mismo que no ha producido degradaciones del medio.

Este otro fragmento de mapa corresponde a una zona de pizarra sobre la que predomina el Acrisol, que fué cubierta por una raña sobre la que se desarrolla un Alisol. La presencia de estos suelos indica una gran antigüedad de la superficie. En estas condiciones resulta de gran impacto la presencia de una extensa área de Leptosol. Este suelo tan joven en una superficie antigüa solo puede deberse a un gran fenomeno erosivo reciente que ha eliminado la totalidad del suelo preexistente. Como quiera que no existen grandes pendientes que justifiquen ese grado de erosión, pues incluso la franja de Leptosol esta atravesada perpendicularmente por un curso de agua, que de tratarse de un proceso natural seguiría la dirección de la zona erosionada, como se aprecia en otro punto del mapa, es de suponer que esa fuerte erosión ha sido ocasionada por una acción humana inadecuada como puede haber sido una rápida y violenta deforestación de la zona.
De modo que de la observación de la discordancia, pueden inferirse hipótesis del proceso desencadenante de la misma, que lógicamente deben siempre comprobarse en el terreno para confirmar su veracidad.

Ejercicio.

En este caso las propuestas son tan sencillas como en el Ejercicio anterior para seguir despertando las mentes adormecidas.
Caso 1. En la imagen aparece una zona desconocida tomada desde satélite. Se nos pide realizar un mapa a escala 1:50.000 de esa zona.
Para elaborar el presupuesto que hemos de entregar al Ayuntamiento, a ver si sus "arcas" permiten tal dispendio, queremos saber el número de observaciones que habrá que realizar.
Para empezar necesitamos establecer aquellas áreas que presenten una eficacia edafológica igual, para ello puede trabajar con la imagen ampliada que aparecerá al pulsar sobre la que aparece; en ella puede dibujarlas con un programa adecuado o simplemente imprimiéndola y haciéndolo con un lápiz. Una vez separadas las áreas debe determinar el número de observaciones por hectárea a realizar en cada una de ellas.
Para no tener que repetirle la pregunta en otras ocasiones, les ruego que me indiquen los criterios que han seguido para su respuesta, lo más detallados posible porque mis neuronas están ya un poco duras, aunque sin pasarse porque el premio Planeta ya se lo ha llevado la balear.

Caso 2. En el caso anterior se ha asignado una eficiencia edafológica determinada pero no estaría de más comprobar si ello es cierto. Para ello les ofrezco esta otra imagen que representa un mapa ya terminado y en el que se han realizado las observaciones necesarias; sabemos que se han realizado las observaciones de nivel C suficientes para caracterizar las unidades del mapa, pero ha sido necesario separarlas lo mejor posible.
Para conseguir realizar esa separación solo dispone, en el campo, de una barrena y una cinta métrica, además de su vista, ¿como lo haría en cada caso?. Podría necesitar algo más, pero solo una cosa más, ¿cual sería esa?

Las respuestas debe entregarlas o enviarlas antes de la fecha límite de resolución.

Respuesta al Ejercicio.
Caso 1.
Observando la figura, podemos dividirla en seis zonas con un tratamiento semejante. Esas zonas serían las siguientes:
Zona 1 coloreada de rojo. Bosque denso.
Se le asigna un valor de K =1 pues la visibilidad del suelo es nula.
Zona 2 coloreada de azul. Bosque aclarado o matorral muy denso.
En ella la visibilidad es escasa por lo que asignamos un valor de K = 2
Zona 3 coloreada de violeta. Matorral aclarado.
En este caso la visibilidad es limitada aunque superior a la anterior, por lo que aplicamos un valor de K = 5.
Zona 4 coloreada de verde. Cultivos no muy densos con áreas de suelo desnudo.
La visibilidad es relativamente buena, por lo que le aplicamos el mejor valor utilizado para los cultivos K = 10.
Zona 5 coloreada de naranja. Suelo desnudo con alguna vegetación aislada, incluyendo vías de comunicación en las cuales no se realizarán observaciones.
La presencia de alguna vegetación aislada hace que no se le aplique la máxima eficacia y por ello se le asigna una K=16.
Con estas premisas el número de observaciones a realizar en cada zona es como sigue:
d = 4 n² / K observaciones/ha
n = 10000/50000 = 1/5
4 n² = 4/25 = 1/6.25
Esto significa que habrá que hacer una observación por cada 6.25 has en el peor de los casos, aumentando dicho número en función del valor de K de cada zona, así tenemos:
Zona 1: Una observación por cada 6.25 has.
Zona 2: Una observación por cada 12.5 has.
Zona 3: Una observación por cada 31.25 has.
Zona 4: Una observación por cada 62.5 has.
Zona 5: Una observación por cada 100 has.

Caso 2.


En este caso encontramos 18 situaciones posibles que vamos a ir enumerando y solucionando.
1. Arenosol éutrico - Luvisol cromi-epiléptico. Bastará comparar las muestras obtenidas del horizonte B, así la presencia de "clay-skins" nos indicarán la existencia del horizonte árgico propio del Luvisol.
2. Umbrisol epiléptico y Cambisol distri-epiléptico. Solo se puede intuir la diferencia de color del horizonte A. Habría que disponer de una tabla de colores...que hemos olvidado.
3. Umbrisol epiléptico y Umbrisol endoléptico. En este cado solo habrá que poder hundir la barrena a más de 25 cm para encontrarnos con el segundo suelo.
4. Umbrisol endoléptico y Cambisol distri-epiléptico. Si se puede pasar de los 25 cm estamos en el Umbrisol.
5. Umbrisol endoléptico y Cambisol cromi-endoléptico. Solo se puede intuir la diferencia de color del horizonte A. Habría que disponer de la tabla de colores...que hemos olvidado.
6. Fluvisol éutrico y Cambisol cromi-endoléptico. Basta poder pasar de los 50 cm para asegurar que estamos en la zona del Fluvisol.
7. Fluvisol éutrico y Luvisol cromi-epiléptico. Basta poder pasar de los 25 cm para asegurar que estamos en la zona del Fluvisol.
8. Fluvisol éutrico y Luvisol cromi-endoléptico. Basta poder pasar de los 50 cm para asegurar que estamos en la zona del Fluvisol.
9. Fluvisol éutrico y Cambisol calcáreo. La estructura propia de un horizonte cámbico y la ausencia de estratificaciones, son suficientes para identificar al Cambisol.
10. Cambisol cromi-endoléptico y Luvisol cromi-endoléptico. La presencia de "clay-skins" denotan la presencia del Luvisol.
11. Cambisol cromi-endoléptico y Cambisol distri-epiléptico. Espesores superiores a 25 cm denotarán al primer suelo.
12. Cambisol cromi-endoléptico y Luvisol cromi-epiléptico. Espesores superiores a 25 cm denotarán al primer suelo.
13. Cambisol distri-epiléptico y Luvisol cromi-endoléptico. Espesores superiores a 25 cm denotarán al Luvisol.
14. Cambisol distri-epiléptico y Cambisol calcáreo. Espesores superiores a 25 cm denotarán al segundo suelo
15. Cambisol distri-epiléptico y Luvisol cromi-epiléptico. La presencia de "clay-skins" denotan la presencia del Luvisol.
16. Cambisol calcáreo y Luvisol cromi-endoléptico. Espesores superiores a 50 cm marcarán al Cambisol.
17. Cambisol calcáreo y Luvisol cromi-epiléptico. Los espesores superiores a 25 cm nos señalan la presencia del primer suelo.
18. Luvisol cromi-endoléptico y Luvisol cromi-epiléptico. Los espesores superiores a 25 cm nos señalan la presencia del primer suelo.
Como ven, 16 de los 18 posibles límites entre suelos se establecen con total precisión con tan pequeño bagaje instrumental.

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