jueves, 15 de diciembre de 2016

Evangelios - los canónicos

Evangelio de Lucas

La parábola del juez inicuo y la viuda importuna,1 2 3 4 llamada también parábola del juez injusto,5 6 parábola del juez inicuo,7 8 o parábola del juez y la viuda9 es una comparación o semejanza propia del Evangelio de Lucas (18,1-8), que antecede inmediatamente a la parábola del fariseo y el publicano (18, 9-14).
El evangelista Lucas antepone a la parábola su propia introducción,8 para señalar que el objetivo de esa narración breve es enseñar que es necesario orar con insistencia y sin desanimarse.10 Para eso utiliza expresiones típicamente paulinas: «orar siempre» y «sin desfallecer».8 Sin embargo, el sentido más profundo de la parábola parece apuntar a uno de los ejes principales de la predicación de Jesús de Nazaret tal como se presenta en el Evangelio de Lucas: la importancia de depositar la confianza en Dios, aún ante la injusticia y el infortunio.11 El evangelista pone la parábola en labios de Jesús, quien utiliza como método didáctico un argumento a fortiori:6 si una petición presentada de forma sostenida llega a persuadir a un juez injusto, cuánto más la plegaria persistente y confiada de los discípulos será escuchada por Dios, quien defiende a sus elegidos.

La parábola y su fuente

Codex Vaticanus 354 (año 949). El folio presenta la sección del Evangelio de Lucas 17,34-18,8, que incluye la parábola del juez inicuo y la viuda importuna.
La parábola de la viuda y el juez se encuentra únicamente en el Evangelio de Lucas, y contiene una serie de elementos característicos de las narraciones lucanas: la necesidad de la oración insistente y sin desmayo, la predilección por los personajes femeninos, el tema de los pobres y los ricos, y la confianza extrema en Dios que escucha a quien clama por justicia.
[Jesús] 1Les decía una parábola para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer. 2«Había un juez en una ciudad, que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. 3Había en aquella ciudad una viuda que, acudiendo a él, le dijo: “¡Hazme justicia contra mi adversario!” 4Durante mucho tiempo no quiso, pero después se dijo a sí mismo: “Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, 5como esta viuda me causa molestias, le voy a hacer justicia para que no venga continuamente a importunarme.”» 6Dijo, pues, el Señor: «Oíd lo que dice el juez injusto; 7y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche, y les hace esperar? 8Os digo que les hará justicia pronto. Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?»1
Lucas 18, 1-8
Traducción de la Biblia de Jerusalén
La mayoría de los especialistas actuales acepta que la parábola de la viuda y el juez tendría por origen la fuente L, una fuente hipotética propia del Evangelio de Lucas.12 13

Personajes de la parábola

La viuda
Estatua que representa a la viuda de Sarepta, personaje bíblico (I Reyes 17, 8-24), tipo del desamparo y de la indefensión.
La viuda de la parábola no es obligadamente una anciana.14 En la sociedad judía del siglo I, el casamiento tenía lugar a edad temprana: las muchachas contraían matrimonio generalmente entre los 13 y 14 años, lo que conllevaba la existencia de viudas muy jóvenes.15 La viuda presenta su demanda ante un solo juez y no ante un tribunal, lo que significa que la parábola se relaciona con una cuestión de dinero.16 Probablemente se trataba de una deuda, una hipoteca, o una parte de la herencia de la viuda que le era retenida.17 La viudas en general pertenecían a la clase pobre y representaban el caso típico de la desgracia y la indefensión.18 En el Antiguo Testamento ellas aparecen con frecuencia como objeto de explotación por parte de los prepotentes.19 Las viudas y los huérfanos eran el tipo del desamparo: un ejemplo de ello lo constituye el pasaje del Primer libro de los reyes 17, 8-24, en el que el profeta Elías socorre dos veces a una viuda de Sarepta: primero, evita que muera de hambre, y luego devuelve la vida a su hijo.18 El Evangelio de Lucas reitera este tipo de personaje en distintos pasajes (Lucas 2:37Lucas 4:25-26Lucas 7:12Lucas 20:47Lucas 21:2-3la ofrenda de la viuda).20 17
El juez
La calificación del juez como «inicuo» o injusto sugiere que se trata de una persona que se deja comprar o sobornar, lo que calza a la perfección con el comentario de la parábola: que no le importaba lo que pudieran decir de él. Josef Schmid apunta que no era un caso de excepción sino, por el contrario, era el tipo normal del juez oriental.21 La literatura antigua muestra muchos ejemplos con descripciones similares aplicadas de preferencia a personajes públicos conocidos.22
La viuda configuraba el prototipo del personaje pobre, y no estaba en situación de hacer ningún regalo para congraciarse con el juez o con sus asistentes.8 Según Joachim Jeremias, el adversario de la viuda en el proceso podría ser un hombre acaudalado e influyente.8 23

Significado de la parábola

«¡Hazme justicia contra mi adversario!»

La viuda no hacía otra cosa que presentarse al juez. En el mundo antiguo la mujer estaba prácticamente indefensa. Más aún una viuda, sin marido que la apoyase y sin influencia social ante el poderoso, dependía exclusivamente de su entereza y tenacidad inquebrantable. Solo podía combatir con aquel grito insistente y perseverante con el que reclamaba justicia.24
El Evangelio de Lucas se caracteriza por las numerosas mujeres que aparecen como personajes, en línea con el papel calificado que tuvieron las mujeres en las comunidades fundadas por Pablo de Tarso. En el marco de la sociedad del siglo i en que la mujer era marginada de todo derecho,25 la elección de una mujer —la viuda— como sujeto de la parábola y como comparación positiva frente a un juez corrupto, la convierte en personaje de identificación para todos los seres humanos. Es decir, es una mujer la que representa para el evangelista la conducta que ha de tener cualquier ser humano ante Dios —una protesta implícita contra la predominancia de las categorías masculinas—.26

«Le voy a hacer justicia para que no venga continuamente a importunarme»

Sin explicitar los motivos, el juez hacía caso omiso de las demandas de la viuda; literalmente «no quería». Finalmente cedió, pero no por sentirse motivado a administrar justicia, sino por temer que la cantinela de la viuda se prolongara indefinidamente. La displicencia del juez que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres quedó minada por la tenacidad de una pobre viuda.27 Así, el carácter de la viuda, que aparenta ser el más débil en la narración, es finalmente el que prevalece: llega a controlar incluso los pensamientos del juez.28
La parábola del juez que no teme a Dios ni a los hombres pero que termina por atender a una pobre viuda refiere en particular a la oración de quienes piden justicia sin obtener al principio una respuesta aparente.10 La instauración del Reino de Dios, tal como la predica Jesús de Nazaret, siempre involucra la justicia para los oprimidos.28 La viuda termina por coadyuvar a la instauración de la justicia, no denunciando al juez, sino demandando que cumpla con su obligación.29

Conclusión: «Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche...?»

Recommandation aux apôtres [Recomendación a los apóstoles] (1886-1894), obra de James TissotMuseo Brooklyn.
En el Evangelio de LucasJesús de Nazaret utiliza repetidamente el recurso comparativo (más precisamente, argumentos a minori ad maius)30 31 para señalar que no se puede esperar de Dios Padre una reacción más baja que la de un ser humano con malas entrañas.32
¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra; o, si pide un huevo, le da un escorpión? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!»
Evangelio de Lucas 11, 11-13
En la parábola del juez y la viuda, Jesús señala que Dios Padre escuchará los ruegos de quienes pidan justicia si perseveran en su pedido con fe y confianza, y dejan de lado respuestas alternativas como pueden ser la violencia y la venganza.10 Más allá de la perseverancia en la súplica, la parábola de Jesús de Nazaret remarca la seguridad de que la plegaria siempre es atendida por Dios.








La parábola del rico epulón y el pobre Lázaro o del hombre rico y del mendigo Lázaro, es una parábola propia y exclusiva del Evangelio de Lucas (capítulo 16, versículos 19 al 31) que la pone en labios de Jesús de Nazaret. Relata la historia de dos hombres y el destino de cada uno de ellos: el pobre Lázaro, lleno de llagas y sin socorro, es llevado luego de su muerte al seno de Abraham, en tanto que el rico, que viste de púrpura y lino fino y banquetea cada día, sufre tormentos en el Hades luego de ser sepultado. La cuestión de los pobres y los ricos es uno de los grandes temas que caracteriza al Evangelio de Lucas, y sus significados y alcances se trataron largamente en la historia del cristianismo.
La razón de denominar epulón al rico no es muy evidente, pero es tradicional, aunque no se le nombra así en el texto evangélico.1 Epulón es el nombre de uno de los rangos dentro de los cuatro colegios sacerdotales romanos; pero como adjetivo el DRAE lo define como hombre que come y se regala mucho.2 Épulos eran los convites sagrados a cuyo cargo estaban los epulones romanos. Posiblemente, la adición del nombre epulón se debe a Pedro Crisólogo, arzobispo de Rávena del siglo V.3
Es la única de las parábolas que contiene un nombre propio: el del pobre Lázaro. Aunque en el texto bíblico no se explicita directamente, se asoció al «pobre Lázaro» con un enfermo de lepra en razón de la presencia de llagas en su cuerpo, de donde derivó la palabra «lazareto» como aquel hospital o casa donde eran recluidos los enfermos de enfermedades infecciosas en general y de lepra en particular.4 Así, por derivación de la parábola del Evangelio de Lucas, Lázaro es considerado patrón de los mendigos, de los leprosos, y de todos aquellos que padecen úlceras o enfermedades de la piel.5 En la iconografía, se lo representa acompañado por perros que le lamen las llagas.

Texto

El relato del episodio de la parábola del rico epulón y el pobre Lázaro aparece así en el texto evangélico:
El pobre Lázaro a la puerta del rico (entre 1886 y 1894), obra de James Tissot que se conserva en el Museo Brooklyn.
Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquel, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas.
Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. En el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno.
Entonces, gritando, dijo: "Padre Abraham, ten misericordia de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama".
Pero Abraham le dijo: "Hijo, acuérdate de que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro, males; pero ahora este es consolado aquí, y tú atormentado.
Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quieran pasar de aquí a vosotros no pueden, ni de allá pasar acá".
Entonces le dijo: "Te ruego, pues, padre, que lo envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento".
Abraham le dijo: "A Moisés y a los Profetas tienen; ¡que los oigan a ellos!"
Él entonces dijo: "No, padre Abraham; pero si alguno de los muertos va a ellos, se arrepentirán".
Pero Abraham le dijo: "Si no oyen a Moisés y a los Profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levante de entre los muertos".
Lucas 16, 19-31.

Género literario

La naturaleza parabólica de este ejemplo de la enseñanza de Jesús ha sido cuestionada (C.H. Dodd, R. Bultmann, Günter Bornkamm). Primero, se afirma que Lucas 16:19-31 refleja eventos en la vida de gente conocida. Segundo, no es normal que en una parábola se empleen nombres particulares. Otros teólogos neotestamentarios la tienen como tal (Joachim Jeremias, A.M. Hunter, Alan Richardson).6
Algunos identifican la parábola como una parodia contra Caifás.7 Los cinco hermanos serán los cinco hijos de Anás.8 9

Interpretaciones de la parábola

El tema de los pobres y los ricos

Parábola de Lázaro (1886), por el pintor ruso Fyodor Andreyevich Bronnikov.
Lázaro esperando en la puerta del rico, fresco románico de la iglesia de San Clemente de Tahull, ahora en el Museo Nacional de Arte de CataluñaBarcelona. El tema de la parábola fue objeto de numerosas interpretaciones artísticas.
La parábola muestra el comportamiento antitético del rico y del pobre Lázaro, al que hizo referencia uno de los escritores más destacados del Siglo de Oro español en los siguientes términos:
A las puertas del rico avariento y gloton siempre es desprecio de sus umbrales el pobre, á quien no solo niega su mesa lo que tiene, sino lo que se le cae. No hubiera pobre sin socorro, si no hubiera avariento sin caridad.
«Empero venían los perros, y lamíanle las llagas.» Veis aquí los perros curando las llagas del pobre, y al rico acrecentándoselas. Veis aquí á Lázaro que convida á sus llagas a los perros, y al rico que niega de su mesa las migajas que da á sus perros. ¡Considerad cuánto peor y más rabiosa es la hambre avarienta que la hambre canina!10

El Evangelio de Lucas destina palabras muy duras para los ricos, muchas de las cuales no se encuentran en los otros evangelios.
«(El Señor) derribó a los poderosos del trono
y enalteció a los humildes,
colmó de bienes a los hambrientos
y despidió a los ricos con las manos vacías.»
Evangelio de Lucas 1:52-53
  • Reaparecen en boca de Jesús, en el sermón de las bienaventuranzas, que en este evangelio se encuentran acompañadas por cuatro maldiciones. Una de esas maldiciones es contra los ricos:
«¡Ay de ustedes los ricos!, porque ya tienen su consuelo.»
Evangelio de Lucas 6:24
  • Jesús se presenta llamando a dinero «injusto» (Lucas 16:9),Nota 1 y pronunciando sentencias duras para con los ricos:
«¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el Reino de Dios.»
Evangelio de Lucas 18:24-25
En cambio, los pobres son mirados con predilección: baste notar los matices existentes en la bienaventuranza del Evangelio de Lucas («Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios»; Lucas 6:20) y en la correspondiente del Evangelio de Mateo («Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los Cielos»; Mateo 5:3).
Por lo anterior no es de extrañar que en la parábola del rico y de Lázaro el pobre, en ningún momento se insinúe siquiera que Lázaro fuera bueno o piadoso. Simplemente se dice que Lázaro va al cielo porque durante su vida recibió males (Lucas 16:25).
Bienaventurados los pobres, pues de ellos es el reino de los cielos. ¿Y por qué? ¿Acaso su virtud los ha hecho acreedores a semejante premio? ¿Acaso son ellos mejores que los ricos? No necesariamente. Bienaventurados los pobres, no por ser virtuosos, sino por ser pobres.11 Nota 2

Israel y los pueblos paganos

Codex aureus Epternacensisca. 1035-1040. En el folio 78 (recto) de este manuscrito ilustrado, se observa esta imagen de la parábola del hombre rico y Lázaro. Se conserva en el Museo Nacional Germano en Núremberg.
Pero en la parábola del rico y del pobre Lázaro aparecen además una serie de detalles que permiten entrever que el evangelista apunta también a otra enseñanza, según detalla el biblista Luis H. Rivas.12
  1. El rico se dirige a Abraham llamándolo «padre» (Lucas 16:24.27.30).
  2. Abraham le responde al rico llamándolo «hijo» (Lucas 16:25).
  3. El rico tiene hermanos, de los cuales se dice que «tienen a Moisés y a los Profetas» (Lucas 16:29).
  4. Por último se dice que estos hermanos «no se persuadirán aunque alguno se levante de entre los muertos» o, en otras palabras, «no se convencerán aunque resucite un muerto» (Lucas 16:31).
Tomados en conjunto, estos detalles hacen pensar que la parábola tiene elementos alegóricos:12
  1. El rico sería el pueblo judío, que tiene por padre a Abraham, que tiene a Moisés (quien representa a la Torá) y a los Profetas (es decir, a los Libros proféticos o Nevi'im), y que no aceptó el mensaje de la resurrección de Jesús.
  2. Ese pueblo es rico porque recibió una cantidad de bienes de parte de Dios: la elección, la alianza, los mandamientos, el culto, la predilección de Dios, etc.
  3. Los pobres serían los paganos, que no recibieron nada de eso.12

Iconografía y convergencias

En iconografía, la representación de perros lamiéndole las llagas le hacen similar a San Roque, santo patrón de los afectados por peste, aunque no existe relación entre ambos. El pobre Lázaro comparte nombre y cierta convergencia de temas teológicos (en su parábola se plantea el tema de la resurrección) con Lázaro de Betania, otro personaje evangélico, hermano de Marta y María, amigo de Jesús de Nazaret a quien éste resucita (Juan 11:1-44). Debido a que el personaje de la parábola lleva el mismo nombre que Lázaro de Betania, se confundió a ambos, lo que tornó a Lázaro de Betania en protector de hospitales, leprosos, enfermeros y sepultureros.13
Vinculado con Lázaro de Betania aparece también en los evangelios Simón el Leproso, otro personaje al que no se ha de confundir con el pobre Lázaro, a quien también se llama Lázaro el leproso.

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