El laísmo es el uso de los pronombres personales de objeto directo femenino "la" y "las" como objeto indirecto para referentes femeninos, en lugar de las formas estándar "le" y "les". La Real Academia Española afirma que el laísmo es impropio y no corresponde a norma culta del español estándar.1
En ciertos dialectos del español como el dialecto madrileño y el de zonas del centro de la península Ibérica el laísmo es un fenómeno frecuente.
Origen
La lengua castellana mantiene en su gramática la antigua declinación latina y el uso de los casos latinos en los pronombres personales. En la evolución temprana del castellano producida durante la Edad Media, apareció una cierta tendencia que promovía la eliminación total de los casos latinos.3 Las variantes laístas derivan de aquella tendencia, neutralizando la diferencia entre acusativo (complemento directo) y dativo(complemento indirecto) en favor de la distinción de género.4
El laísmo, de forma similar a otros fenómenos relacionados con el uso no etimológico de los pronombres átonos de tercera persona, como el leísmo y el loísmo, surge en Castilla durante la Edad Media.5 En el siglo XIII, se produce la reconquista de casi toda Andalucía, pero este fenómeno lingüístico no logró extenderse en la variedad del castellano andaluz y, por ello, tampoco pudo calar en el español atlántico de Canarias e Hispanoamérica durante la colonización del Nuevo Mundo.6
Uso normativo
El laísmo se define como el uso de la y las en función de complemento (objeto) indirecto; cuando el referente es femenino, en vez del le y les usado en las variedades no laístas. Así en áreas laístas son comunes formas como:
- la dolía la cabeza (variedad laísta) ('[a ella] le dolía la cabeza') -> En este caso [a ella] es complemento indirecto y la cabeza es complemento directo.
- las dolía la cabeza (variedad laísta) ('[a ellas] les dolía la cabeza')
Un caso más interesante es la diferente interpretación que puede hacerse de ciertas oraciones en variedades laístas y no laístas, así en un área laísta, una oración como:
- La pegué
al ser oído por un hablante de una variedad no laísta el pronombre es interpretado como 'una cosa' referida fue pegada (con un adhesivo) y no "golpeada", que es lo que el "laísta" quería decir.7
El le indirecto es ambiguo; para quitar la ambigüedad se puede utilizar un segundo pronombre con preposición:
- Dale un beso, a ella (a él).
Variedades laístas
- El área propiamente laísta se circunscribe básicamente a la zona central y noroccidental de Castilla, Salamanca y este de Cáceres y de León.8 Asimismo es utilizado en Cantabria.[cita requerida]
- El laísmo es frecuente en el dialecto madrileño y otras zonas del centro peninsular. Los verbos con los que aparece más el laísmo son: decir, dar, gustar, poner, contar, quitar, ver, escribir, preguntar.
Uso de los pronombres lo(s), la(s), le(s). Leísmo, laísmo, loísmo
Para usar adecuadamente los pronombres átonos de 3.ª persona lo(s), la(s), le(s) según la norma culta del español general, debe tenerse en cuenta, en primer lugar, la función sintáctica que desempeña el pronombre y, en segundo lugar, el género y el número gramatical de la palabra a la que se refiere. En el siguiente cuadro se muestra la distribución de formas y funciones de estos pronombres:
singular
|
plural
| |||
3.ª pers.
|
compl. directo
|
masc.
|
lo
(también le, cuando el referente es un hombre)1
|
los
|
fem.
|
la
|
las
| ||
neutro
|
lo
|
-
| ||
compl. indirecto
|
le
(o se ante otro pron. átono)
|
les
(o se ante otro pron. átono)
|
1En el Esbozo de una nueva gramática de la lengua española (RAE, 1973) se condena el leísmo referido a cosa, pero se permite el referido a persona masculina singular; el leísmo plural siempre ha sido censurado por la Academia, ya que su baja incidencia desde los textos castellanos más antiguos atestigua que tampoco lo ha sancionado nunca mayoritariamente el uso de los hablantes cultos.
A continuación se expone de forma sucinta la norma que rige el empleo de estos pronombres:
- Cuando el pronombre desempeña la función de complemento directo, deben usarse las formas lo, los para el masculino (singular y plural, respectivamente) y la, laspara el femenino (singular y plural, respectivamente):
¿Has visto a Juan? Sí, lo vi ayer.
¿Has visto a Juan y a los niños? Sí, los he visto en el parque.
Compré la medicina y se la di sin que nadie me viera.
¿Has recogido a las niñas? Sí, las recogí antes de ir al taller.
[Dada la gran extensión en el uso de los hablantes cultos de ciertas zonas de España de la forma le cuando el referente es un hombre, se admite, únicamente para el masculino singular, el uso de le en función de complemento directo de persona: ¿Has visto a Jorge? Sí, le vi ayer en el parque].
- Cuando el pronombre desempeña la función de complemento indirecto, deben usarse las formas le, les (singular y plural, respectivamente), con independencia del género de la palabra a la que se refiera el pronombre:
Le pedí disculpas a mi madre.
Le dije a su hermana que viniera.
Les di un regalo a los niños.
A pesar de la aparente simplicidad del sistema, existen casos excepcionales o aparentemente excepcionales dentro de la norma, así como una enorme variedad en cuanto a los usos efectivos en las distintas zonas hispanohablantes. Si se desea información pormenorizada, pueden consultarse los artículos leísmo, laísmo y loísmo del Diccionario panhispánico de dudas, así como las entradas dedicadas a verbos que plantean problemas a los hablantes en cuanto a la selección de los pronombres átonos de tercera persona (avisar, ayudar, curar, disparar, escribir, llamar, molestar, obedecer, pegar, saludar, etc.).
El leísmo es la sustitución de los pronombres personales lo y la por le en la posición de complemento directo y en los verbos que tradicionalmente rigen el caso acusativo (también llamados verbos transitivos) en español:
- (Forma leísta) Juan le ha visto.
- (Forma estándar) Juan lo ha visto.
Tipos de leísmo
Leísmo y normativa lingüística
El leísmo es un rasgo característico de los dialectos del centro de la península Ibérica, a los que la Real Academia Española considera actualmente vulgares. El dictamen académico se ha moderado recientemente, y se considera aceptable la forma leísta exclusivamente cuando el complemento directo de la acción es una persona de sexo masculino. Por tanto, así le vi [a Juan] se tolera, mientras que *le vi [a Inés] o *le vi [al buque] no. En el caso de ser el complemento directo masculino y plural, referido a personas, la Academia hace notar que aunque el uso de les "no carece de ejemplos literarios", es "desaconsejable en el habla culta"; por tanto, decir *les vi llegar (a ellos) es desaconsejable y, por supuesto, *les vi llegar (a los buques) ya es incorrecto sin paliativos.1La posición oficial de la Academia ha variado con las épocas; durante el siglo XVIII la tendencia a la unificación de los casos era dominante, y de hecho en 1796 la Real Academia dictaminó que el pronombre átono debería usarse para el acusativo masculino con exclusión de lo. No sería hasta 1854 cuando la doctrina se revertiría; atendiendo a una propuesta de Vicente Salvá, se reintrodujo la distinción entre el lo usado para el acusativo y el le dativo. En una primera instancia se reconoció simplemente la legitimidad de la distinción entre pronombres y luego prescribiéndola explícitamente. Para fines de siglo, el dictamen de 1796 se había invertido por completo, y el uso de le se consideró incorrecto, aunque con la salvedad de aceptar el leísmo para el pronombre masculino singular, diciendo que...nunca o rarísima vez convendría el «le» acusativo a pronombre de cosa.El criterio para las rarísimas veces se explicitó poco y mal. Posiblemente a causa de ello, la decisión académica alteró paulatinamente el uso escrito en las regiones no distinguidoras, que por fuerza fueron adecuándose a las normas de la RAE (Real Academia Española).Leísmo aparente
Superficialmente similar al leísmo, la variación en el uso pronominal puede deberse también a variaciones dialectales en el régimen de algunos verbos.La atenuación de la oposición entre dativo y acusativo en el sistema de casos del español ha llevado a tendencias divergentes en cuanto a la utilización de verbos en los que el complemento tradicionalmente considerado directo es raramente explícito. Es el caso de verbos como pegar o enseñar, que se complementan tanto con una referencia personal, en forma de dativo, como una inanimada o abstracta, en forma de acusativo; sin embargo, la segunda es tácita muchas veces, por lo que a la forma estándar el policía le pegó al obrero [un cachiporrazo] la sustituye muchas veces en algunos dialectos *el policía lo pegó al obrero. [cita requerida]Con verbos como tocar, con la estructura de doble objeto típica del español, se admiten tanto las formas él le tocó [a él] como él la tocó [a ella], en que la y le actúan como complemento directo; pero si se añade qué parte de él o ella fue tocada, dicha parte ocupa el papel de complemento directo y la persona tocada pasa a ser complemento indirecto, exigiendo el uso de le en ambos casos masculino y femenino: él le tocó las manos, tanto a él como a ella. Si por el contexto no se decide si se trata de él o de ella, es preciso desambiguarlo añadiendo a él o a ella respectivamente, que junto con le constituyen el complemento indirecto de la frase cuyo complemento directo es las manos.También se deja al arbitrio del hablante y a consideraciones contextuales la elección del dativo o el acusativo para los verba sentiendi —aquellos que expresan una afección sensitiva, perceptiva o intelectual. En los verba influendi la opción se codifica en la gramática académica según el verbo lleve o no normalmente la preposición a antes de la proposición sustantiva que cumple la función de objeto; así, prohibir se complementa con el pronombre de dativo, mientras que obligar lleva el de acusativo, aunque la estructura funcional es idéntica.Leísmo deferente o de cortesía
Una de las formas más extendidas de leísmo, que se emplea aún en variantes que normalmente siguen el modelo distinguidor, es el uso del pronombre de dativo para concordar con la forma de respeto usted. Se ha interpretado de diverso modo como forma de desambiguar con la tercera persona, de separarse de la forma familiar o como extensión del patrón leísta general. En el leísmo de respeto, la forma estándar Ayer lo llamé por teléfono [a usted] se convierte en ayer le llamé por teléfono [a usted]. La Academia la admite, en especial en las fórmulas convencionales de tratamiento y protocolo.Leísmo de contacto
Otras formas de leísmo aparecen, también, en dialectos del español que se caracterizan por la situación prolongada de bilingüismo o diglosia en contacto con lenguas en las que el régimen pronominal es distinto. La influencia del guaraní en el español paraguayo, del quechua en el español andino 2 o del euskera en País Vasco y Navarra llevan en algunos casos a la supresión completa de la diferenciación entre pronombres de dativo y de acusativo, sustituyendo todos los casos por le 3 . Acompañada de una tangible modificación en el empleo de los pronombres, que se utilizan sistemáticamente de manera redundante en todas las funciones —a diferencia de la forma estándar del español, que prescribe la redundancia sólo en el dativo: yo le di la carta a mi hermana—, es efecto de la asimilación a un sistema gramatical desprovisto de la distinción de casos. En ocasión se considera estigmatizado, sobre todo en las zonas de transición entre dialectos afectados por esta forma de leísmo y dialectos no leístas, pero forma parte de la norma culta en las regiones en que el dialecto leísta es exclusivo o mayoritario, y tiene expresión en la lengua formal y escrita. No cuenta, sin embargo, con la sanción de la RAE.Dialectos leístas
Leísmo castellano septentrional
En la región septentrional y occidental de Castilla y León, el sistema distinguidor del caso está reemplazado casi totalmente en el habla por un sistema paralelo, basado en las características semánticas del antecedente referencial antes que en la función gramatical. La hipótesis más extendida es que los criterios de construcción atienden a la naturaleza numerable o contable del antecedente, y secundariamente a su género y número; esta distribución se denomina sistema confundidor del caso o referencial, y se expresa en los tres fenómenos paralelos del leísmo, el laísmo y el loísmo. De acuerdo a esta teoría, en el sistema confundidor, la elección de pronombre depende de:- la naturaleza numerable o no del complemento; los sustantivos innumerables o continuos (agua, trigo, tierra) se representan por lo;
- el género del complemento, si es discontinuo o numerable; los sustantivos femeninos se representan por la/las, mientras que los masculinos lo hacen por le/les.
Otros autores disienten con esta hipótesis, sosteniendo que el factor crucial en la selección pronominal es el valor de animacidad concedido al objeto mencionado; así, el lo se limitaría a los objetos inanimados, contables o no, mientras que el le se emplearía para seres vivos, con mayor frecuencia cuanto más similares al humano sean (véase González 1997, passim). Es probable que la diferente evaluación se deba a que aspectos superficialmente similares enmascaren variaciones profundas en el desarrollo del sistema pronominal en distintos dialectos del español.El área afectada por esta forma de leísmo comprende la mayor parte de Castilla y León. La forma más pronunciada se manifiesta en Valladolid, el este de León, Palencia y el noroeste burgalés, donde le sustituye a lo y les a los para todos los antecedentes animados de género masculino. El resto de la provincia de Burgos, las zonas aledañas a Valladolid y las regiones leístas de Segovia y Soria oscilan entre les y los para el plural, usando le invariablemente para el singular. En la provincia de Salamanca, Ávila y las zonas de transición entre éstas, Madrid y Cáceres el plural no es leísta salvo en raros casos. También es utilizada fuera de España, en Misiones provincia de Argentina. Menos estudiada es la distribución del leísmo para el pronombre femenino, que la mayoría de los autores juzgan limitada al habla popular, aunque no se dispone de investigación sociolingüísticas en profundidad.Evolución histórica
En muchas lenguas, se ha producido un cambio de régimen del uso del dativo por el acusativo o viceversa para estructurar de una manera más clara varias funciones. Así, el uso del dativo para el verbo ayudar en latín, se ha sustituido por el acusativo en francés (Je l'aide) o en catalán (l'ajudo), algo que también se produjo en algunas regiones de lengua castellana.Pero el fenómeno de alteración de todo el sistema de pronombres es una innovación del español respecto al latín que no halla correlación en otras lenguas romances o variantes del español; refleja la tendencia a eliminar la diferencia funcional entre los antiguos casos acusativo y dativo —que en español sobreviven sólo en la declinación pronominal— por medio del género. En efecto, la distinción entre casos gramaticales ha desaparecido en gran medida de la lengua castellana, que emplea preposiciones para suplirla. El sistema pronominal no leísta es una de las únicas instancias de conservación del complejo sistema de pronombres del latín en español; lingüísticamente se lo estudia como sistema distinguidor del caso.El leísmo en las Américas
Aunque el leísmo se ha documentado como un fenómeno que se ha propogado en España, también se ha documentado y estudiado en las Américas aparte de casos de contacto con otras lenguas. La Academia mexicana de la lengua identifica que ocurre en México y otros dialectos del español de América 4 . Un factor que influye en la inclusión del dativo o acusativo es el tipo de verbo. Con verbos de percepción como "oír" y "ver," el dativo se usa como objeto directo en América central, Perú, Chile y Argentina 5 . Otros verbos que tienen una alternancia entre el dativo y el acusativo son: consejar, avisar, enseñar, obedecer, picar, and temer. La alternancia con estos verbos ocurre especialmente en Perú, Chile, Argentina y Uruguay 6 . El tipo y la frecuencia del verbo pueden influir en el tipo de pronombre que se usa. Aunque muchos estudios sobre el leísmo se centran en varias regiones de España, se ha identificado como un fenómeno en las Américas con factores que influyen en su frecuencia y uso.Leísmo
WikilenguaEl leísmo es el fenómeno gramatical que se produce cuando se utilizan los pronombres personales átonos de complemento indirecto (le y les) en función de complemento directo, donde deberían haberse escrito los pronombres personales átonos de complemento directo (la, las, lo o los, según la oración).Los leísmos pueden ser, por orden de mayor a menor frecuencia:- de persona, singular y masculino (muy frecuente y admitido): Le vio en la calle;
- de cosa, singular y masculino: ×Perdió el anillo y no le encontró;
- de persona, plural y masculino: ×Les vio en la calle;
- femenino, ya sea de persona o de cosa, plural o singular: ×A mi hija le premiaron con una copa.
La dificultad en la aplicación a las personas surge de que tanto lo/la como le equivalen a a él/ella.Índice
[ocultar][Modificar solo esta sección]Determinación del tipo de complemento
Determinar si un complemento que refiere a persona es directo o indirecto no siempre es fácil, por lo que en este apartado se dan algunas orientaciones.Una regla expuesta en tratados elementales de gramática consiste en preguntar ¿a quién(es)?, pero en realidad con ello solo se determina si hay un complemento de persona, no si este es indirecto (le) o directo (lo/la):Tampoco la pregunta ¿para quién(es)? funciona en muchos casos para el complemento indirecto:Por tanto, la regla de la pregunta no determina el tipo de complemento y puede conducir a conclusiones erróneas.[Modificar solo esta sección]Diccionarios que señalan en tipo de complemento
La guía más segura es consultar un diccionario que proporcione, de modo explícito, cuál es el complemento directo. El DRAE no lo hace, pero sí otros como el DEA, el DUE, el Diccionario del estudiante y el Salamanca.[Modificar solo esta sección]Paso a femenino
Los hablantes no laístas pueden pasar a femenino el pronombre. Si el resultado es la o las, entonces es complemento directo. Sin embargo, en los hablantes laístas puede darse esta conversión en los complementos indirectos (×la dije una cosa).[Modificar solo esta sección]Paso a construcción pasiva
Al hacer este cambio en la construcción el complemento directo pasa a sujeto:La construcciones pasivas, sin embargo, no se pueden crear libremente en español y puede haber casos en que resulte forzado o incluso imposible. Ejemplo de esto último es tener:[Modificar solo esta sección]Persona frente a parte de persona
Una fórmula que sirve para diferenciar entre complemento directo o indirecto es la siguiente: si nos referimos a la persona, se emplea lo o la, pero si nos referimos a una parte de su cuerpo o algo que posee, se emplea le:Verbos en los que es aplicable esta fórmula son:ver tocar limpiar coger agarrar fotografiar dar morder [Modificar solo esta sección]Acción sobre una persona o de la que se beneficia
Ciertas acciones se pueden hacer bien sobre una persona, bien sobre algo de modo que afecta o beneficia a una persona. La persona es el complemento directo (la, lo) en el primer caso, y el indirecto (le) en el segundo. Entre esos verbos están:dejar dar traer comprar aplaudir enviar colocar esperar curar alabar pintar preparar desear alcanzar consultar conocer citar entender perdonar contagiar [Modificar solo esta sección]Verbos intransitivos
Los verbos intransitivos no tienen complemento directo y por tanto no pueden tener lo/la, sino solo le. La transitividad de los verbos está indicada en casi todos los diccionarios.[Modificar solo esta sección]Con otro complemento
Si la construcción ya tiene un complemento directo, un pronombre que se refiera a otro complemento no puede ser la/lo:[Modificar solo esta sección]Leísmo aparente
Ciertos verbos pueden tener un complemento de persona cuya interpretación como objeto directo o indirecto depende de la zona y de la evolución histórica, dando lugar a vacilaciones a la hora de emplear lo/la o le. Entre ellos, destacan los siguientes:Originariamente, estos verbos se construían con dativo (complemento indirecto) en latín, y en español se conservó esta función. En algunas zonas, la construcción con le original pasó a lo/la con el tiempo, por lo que ahora conviven las dos formas. La construcción con le suele darse en el norte de la Península; y con lo/la, en el sur de España y en América.Según algunos gramáticos, no se trata de un caso de leísmo y, por ello, hablan de un leísmo aparente[4].[Modificar solo esta sección]Leísmo de cortesía
También está aceptado el llamado «leísmo de cortesía», esto es, la utilización de le/les en sustitución de lo/la y los/las cuando se refiere a usted/ustedes.He aquí algunos usos correctos (de uso frecuente en Hispanoamérica) que suelen sustituirse en España por el «leísmo de cortesía»:[Modificar solo esta sección]Usos leístas y usos correctos
La norma académica solo permite el uso de le (en lugar de lo) como complemento directo cuando nos referimos a una persona de sexo masculino [referente singular]. Sin embargo, si el referente es plural, no está permitido el empleo de les por los.
No hay comentarios:
Publicar un comentario