Mi cumpleaños este año
'Si tienes tristeza, alégrate!
La Navidad es GOZO
Si tienes enemigos, reconcíliate!
La Navidad es PAZ
Si tienes amigos, búscalos!
La Navidad es ENCUENTRO
Si tienes pobres a tu lado, ayúdalos!
La Navidad es DAR
Si tienes orgullosa soberbia, sepúltala!
La Navidad es HUMILDAD
Si tienes deudas, págalas!
La Navidad es JUSTICIA
Si tienes maldad y pecado, Arrepiéntete y cambia!
La Navidad es CONVERSIÓN Y GRACIA
Si tienes tinieblas, ¡Enciende tu farol!
La Navidad es LUZ
La Navidad es GOZO
Si tienes enemigos, reconcíliate!
La Navidad es PAZ
Si tienes amigos, búscalos!
La Navidad es ENCUENTRO
Si tienes pobres a tu lado, ayúdalos!
La Navidad es DAR
Si tienes orgullosa soberbia, sepúltala!
La Navidad es HUMILDAD
Si tienes deudas, págalas!
La Navidad es JUSTICIA
Si tienes maldad y pecado, Arrepiéntete y cambia!
La Navidad es CONVERSIÓN Y GRACIA
Si tienes tinieblas, ¡Enciende tu farol!
La Navidad es LUZ
Si tienes resentimientos, Olvídalos!
La Navidad es PERDÓN
FELIZ NAVIDAD !!
La Navidad es PERDÓN
FELIZ NAVIDAD !!
El sentido oculto de Navidad
La Navidad o Natividad visto desde el ángulo estrictamente esotérico, es un acontecimiento cósmico: aunque no hubiese nacido Jesús el Cristo la Navidad del Señor no hubiese dejado de existir ya que en ultima instancia el nacimiento de Cristo no es otra cosa que la expresión gramatical para definir una frecuencia vibratoria de la mente cósmica denominada (por la sutileza de su onda) vibración cristica o espíritu Crístico. Este tipo de vibración que por su alta frecuencia lo denominamos ESPIRITU, se encuentra en forma potencial en el núcleo o corazón de los Soles que pueblan el Universo infinito.
Este potencial espiritual, trasfondo de la energía solar es el que tiene el control de la evolución del sistema planetario.
Se manifiesta en forma de "diástole" y "sístole" obedeciendo a la ley universal de expansión y contracción por la cual nuestra Galaxia se encuentra en su período de expansión. Obedeciendo a esta ley la energía espiritual solar entra en un periodo de "diástole" el 21 de diciembre que se supone simbólicamente hablando debe ser el día mas frío y más corto del año en el hemisferio norte. Esta diástole se extiende hasta el 21 de junio día más corto y que se supone el mas frío del hemisferio sur.
Esotéricamente hablando el hemisferio norte vibra con el sol y el hemisferio sur con la luna. Por esto en la evolución del planeta, el hemisferio norte va a la cabeza. Es así como la pascua que es la celebración del nacimiento del niño dios lo es para todo el planeta. En esta forma el 21 de diciembre comienza la diástole espiritual en el núcleo solar y se expande a la periferia del sistema planetario, imantando a todos los planetas. Siendo la Tierra un planeta habitado por seres humanos, con una psiquis de evolución espiritual cristica, que puede traducirse como concepción mística, de donde surge el nacimiento del Niño Dios el 24 de diciembre para todo el planeta.
La palabra pascua significa paso, es decir que el nacimiento del Cristo es el símbolo del paso en la humanidad del estado de conciencia humano al Crístico, el brote de la luz en la oscuridad: astrológicamente hablando el 21 de diciembre el sol entra en la mansión de saturno (capricornio), luego de haber transitado por la mansión de la luna (21 de junio, cáncer) y así como dos cables eléctricos, se juntan para producir la chispa productora de luz, así el positivo sol (luz física) con el negativo (luz negra) Saturno se juntan para producir en el útero del sistema solar (la tierra) el niño Dios que es el símbolo del nuevo estado de conciencia que le espera a la humanidad en los actuales tiempos y que se le ha llamado "Hijo del Hombre".
Desde el comienzo de nuestro sistema solar, como en otros sistemas solares el fenómeno de Navidad con el niño Dios se ha venido efectuando, pero sin manifestarse en el plano físico dirían los espiritistas.
Fue al comienzo del fin del KALY YUGA, hace dos mil años, que se hizo presente entre los hombres en forma individual con el nacimiento en Belén del Divino Nazareno. Fue así que la Madre Naturaleza dio a luz al hijo del Hombre, inaugurando la segunda gran etapa de la evolución de la tierra denominada SATYA YUGA (tiempo de luz). Veremos pues que en una fiesta de tradición religiosa esta escondido un acontecimiento cósmico.
Jesús es el Hombre Símbolo de la ERA DE PISCIS, su nacimiento simboliza el nacimiento del Cristo en cada ser humano y el símbolo del Sendero que hay que recorrer antes de lograr el 7mo grado de conciencia , el Crístico.
Dr. José Manuel Estrada
Los reyes magos
Soy tu rey Mago, me llamo Melchor: Un anciano blanco con barbas blancas, vengo de los países del norte. Mi regalo para Jesús es oro, representando su naturaleza real.
El oro para las antiguas tradiciones ha sido el símbolo de las cualidades superiores que los seres humanos vamos a lograr, es el anhelo que todos perseguimos. Nos recuerda la ciencia de la alquimia, es decir la transmutación del plomo en oro.
Entrego al Cristo que nace dentro de todos ustedes, este mensaje:
No hay situación que no puedas cambiar, transforma el odio en amor, el resentimiento en perdón, la envidia en colaboración, el pesimismo en optimismo, el dolor en oportunidad para ser mejor, la duda en confianza, la tristeza en alegría. Ten mucha confianza porque este regalo que te ofrezco ha funcionado siempre.
Soy tu Rey Mago, me llamo Gaspar: soy joven trigueño, vengo de la región donde nace el sol. Te regalo mi don mas preciado para alagar tu olfato, es el incienso que representa el cultivo de la mente, a través de la ciencia que estudia el cosmos. Es la Astrología que te permitirá conocer tus habilidades y debilidades para que mejores las destrezas que ya posees. Con este regalo podrás entender mejor a las demás personas y así mejorar tu relación con los demás.
Mira que este regalo ha sido muy apreciado por milenios, ha permitido levantar civilizaciones, igualmente han perecido movidas por los grandes ciclos universales, si estudias este libro encontraras muchas respuestas sobre tu propia existencia.
Soy tu Rey Mago, me llamo Baltasar: vengo del continente donde brilla el sol con mucha intensidad, por ello el color de mi piel es negra. Te he traído como regalo Mirra, muchas generaciones la han utilizado como un símbolo del mas allá, cubriendo a los difuntos con ella para preservarlos. Pero quiero que entiendas su real significado: Esta Mirra representa el Renacer, no hay magia mas poderosa que esta, mira a tu alrededor y te darás cuenta que cada día, cada hora, cada minuto es diferente, todo el universo renace cada instante. Bienaventurados los que han podido dejar sus viejas costumbres, viejos hábitos para renacer cada día.
Utiliza esta magia con sabiduría, que te sirva para entender mejor las cosas no para esclavizar tu mente con falsas creencias, mantén tu pensamiento libre, piensa por ti mismo, no dejes que otros impongan sus ideas sobre ti.
La navidad y la ética
Una norma ética de gran importancia es la VERACIDAD , ya que la información veraz promueve la libertad del otro en todos sus aspectos.
EN NAVIDAD, LA OBLIGACIÓN DE DECIR LA VERDAD IMPLICA -entre otras cosas- EL DEBER DE INFORMAR A LOS NIÑOS DE LOS SIGUIENTES DATOS:
1º. Que la Navidad se origina en recuerdo del nacimiento de Jesucristo, el fundador del cristianismo, y no es la fiesta de un señor llamado papá Noél.
2º. Que el verdadero nombre del señor "papá Noél", es Nicolás de Bari, (St.Claus) un obispo católico que, ayudaba a los niños pobres, debido a su fe en Jesucristo. Que el señor gordo roji-blanco diseñado por Coca Cola en su publicidad de principios del siglo pasado ha sustituido la imagen de san Nicolás de Bari de tal manera que -ahora- nadie lo asocia con el verdadero -de carne y hueso- obispo misericordioso con los niños pobres y hambrientos.
3º. Que en Belén de Judá nunca nieva ni nevó el día que nació Jesucristo. Que los renos no existen en Belén.
4º Que el árbol fue considerado un ídolo en los pueblos nórdicos pero que para los cristianos significó siempre, y significa ahora, el Arbol de la Vida , el más alto "de todos los árboles del bosque" (Isaías) es decir, Cristo, que hace que los creyentes puedan dar frutos (guirnaldas) de fe, esperanza y amor, si permanecen unidos a El.
6º. Que los cristianos empezaron a prender luces en Navidad para recordar lo que le dijo el viejo Simeón (Lc. 2,32) a María, José y el niño: "este es la LUZ que ha de iluminar a los gentiles". Esa es también la razón por la cual los cristianos eligieran el día del sol (25 diciembre, que es cuando las horas de luz solar empiezan a crecer después del invierno del hemisferio norte) para celebrar el nacimiento de Jesucristo, cuya fecha histórica precisa, no se conoce.
7º. Que para los cristianos, el supremo regalo es, que Jesucristo nació en nuestra historia humana. Y que es a El que los cristianos consideran que hay que hacerle regalos, (como los magos de oriente) no a la inversa.
La navidad en el asilo
Esta historia es real, y sucedió en una capital centroamericana, donde mi esposo trabajaba como diplomático. Faltaba una semana para la Navidad y la Asociación de esposas de los diplomáticos había proyectado una fiesta de Navidad en el asilo de ancianos. En mi calidad de secretaria, tuve que telefonear a todas las asociadas para pedirles que prepararan algún plato y fueran a atender personalmente a los ancianos. La mayoría contestaba que encantada prepararía un pastel, pero que no tenían tiempo para asistir a la fiesta.
Me molestó constatar que tan solo ocho de treinta y cinco asociadas dijeron que vendrían a ayudar ¡y tenemos que servir a casi doscientos ancianos!
Me molestó constatar que tan solo ocho de treinta y cinco asociadas dijeron que vendrían a ayudar ¡y tenemos que servir a casi doscientos ancianos!
El día de la fiesta llegué al asilo a tiempo y Gladys la presidenta de la asociación ya se encontraba tras la larga mesa en la que cada una iba dejando su torta. La esposa del embajador americano estaba preparando el ponche y cortando pasteles. Las pocas señoras que se habían comprometido a ayudar colocaban los adornos de Navidad, organizaban las sillas y realizaban los diversos trabajitos necesarios para poner en marcha la fiesta.
Qué lástima. Habría deseado que más señoras hubieran querido ayudar. ¿Por dónde quieres que empiece?
La cálida sonrisa de Gladys casi borró mi resentimiento. Me pidió que les llevara la merienda a los ancianos que no podían salir de su cuarto.
Cómo no dije, agarrando una bandeja. ¡Será mejor que comience pronto, pues voy a tardar un siglo en servirles a todos!
Empezó la música y no sé quién se puso a cantar villancicos con los ancianos, que estaban todos reunidos en el inmenso patio del establecimiento. Yo no tenía tiempo de escuchar ni disfrutar las canciones.
Me pasé la tarde corriendo de un lado a otro, llevando pasteles y ponche, sin mirar casi ni de reojo a los pacientes que servía. A cada uno le daba además una bolsa de caramelos y un regalo. Recorrí todas las alas del edificio, me dolían las piernas de subir las escaleras. Una de las tantas veces que subí, una viejita que llevaba un vestido estampado, rasgado y desteñido me tocó el brazo y me dijo tímidamente:
Perdone, señorita. ¿Tendría la bondad de cambiarme el regalo?
Me volví hacia ella irritada y repliqué:
¿Cambiarle el regalo? ¿Por qué? ¿Es que le tocó uno de hombre?
No, no... dijo vacilante. Es que me tocaron perlas. Las perlas representan lágrimas y yo ya no quiero más lágrimas.
Pensé: ¡Qué superstición más tonta! ¡Hay que ver cómo está el mundo! ¡Deberían agradecer cualquier cosa que les dieran!
Lo siento. Ahora estoy muy atareada. A lo mejor después se lo puedo cambiar.
Me fui corriendo para llenar otra vez la bandeja y me olvidé al instante de la señora.
Con la bandeja llena de tortas llegué corriendo a la sección de mujeres, en la planta baja. Abrí la puerta del cuarto A-14 apoyándome de espaldas y una vez dentro, di la vuelta; cuando vi lo que había allí, me estremecí de tal modo que la bandeja me empezó a temblar en mis manos.
¡En aquel cuarto feo y deslucido, acostada en un camastro de sábanas grises y con un camisón raído, estaba mi madre! ¿Mamá? ¡No puede ser! ¡Mamá está muerta! y de estar viva, no se encontraría en un lugar así. Se trataba de un asilo para ancianos sin familia, gente pobre y enferma que no tenía donde estar ni quien la cuidara.
No podía ser; los ojos me estaban haciendo una jugarreta. Cuando volví a abrirlos pude ver mejor a la mujer demacrada que ocupaba el cuarto. No era mi madre, sino una viejita de cabello gris y ojos azules, que ni se parecía mucho a ella. ¿Qué me habría pasado que pensé que esa pobre mujer era mi madre? Sería la madre de otro, no la mía. Entonces, ¿por qué no me sentí aliviada? Todo lo contrario, me embargó un dolor inmenso y se me hizo un nudo en la garganta.
Sin pronunciar palabra, volví a salir justo a tiempo para que no me viera llorar. Por el oscuro pasillo retorné a la mesa en la que se encontraba Gladys trabajando, muy animada.
Se me debía de notar lo mal que me sentía, porque su expresión cambió en cuanto me vio y me dijo:
¿Qué te pasa, Betty? me preguntó, rodeándome con el brazo.
Es que vi a mi madre... dije sollozando. ¡Acabo de ver a mi madre allí en un cuarto! No puedo seguir.
¿Qué te pasa, Betty? me preguntó, rodeándome con el brazo.
Es que vi a mi madre... dije sollozando. ¡Acabo de ver a mi madre allí en un cuarto! No puedo seguir.
Lo que te pasa es que estás agotada. Tómate un descanso.
Varias personas que se encontraban por allí cerca empezaron a mirarme. Agarré una servilleta y me fui corriendo para que no me vieran llorar.
Me dirigí a un descansillo de la escalera del ala masculina, donde no había luz y me senté en el rincón, sollozando. Señor recé, ¿qué me pasa? ¿Me estoy volviendo loca?, y casi al instante oí Su respuesta, que no me llegó con palabras audibles sino en mis pensamientos: «Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres... y no tengo amor, de nada me sirve.» (1Cor.13:3)
Caí en la cuenta de que esas palabras iban sin duda alguna dirigidas a mí. Ese día yo había preparado tortas, caminado kilómetros, llevado comida a muchas personas, pero, ¿para qué? ¿A quién había estado sirviendo? ¿A quién había tratado con cariño? ¡Ni siquiera me había molestado en mirar a nadie! Los ancianos no significaban nada para mí, ni veía sus rostros... hasta que vi en alguien que sufría el rostro amado de mi madre. Entonces cobraron vida para mí los ancianos.
Perdóname, Señor dije en voz baja. Lo he hecho todo al revés. Tengo que volver a empezar.
Respiré profundamente, me enjugué las lágrimas y volví a la mesa de los pasteles. Gladys me miró desde donde estaba ocupada y me dijo:
Ya has hecho bastante por hoy, Betty. ¿Por qué no te vas a casa a descansar? A partir de ahora nos las podremos arreglar con las que estamos.
No me pidas que me vaya le respondí. En realidad recién voy a empezar como debe ser.
Cuando estaba a punto de irme cargando otra bandeja, de pronto me acordé:
Gladys, ¿tienes otro regalo para señoras? Tengo que cambiar uno.
Ella me pasó una cajita que contenía un broche de piedras rojas con forma de corazón.
Gracias, es ideal le dije, agarrándola y alejándome deprisa hacia el patio.
Haz que encuentre a esa mujer, oré para mis adentros. Ni me había molestado en mirarle la cara. Había estado demasiado ocupada para prestarle alguna atención y pasé de largo, como hicieron el levita y el sacerdote en la historia del buen samaritano. Busqué entre todos los ancianos, de fila en fila. A todos se les veía contentos, cantando villancicos mientras resonaba la música. Por primera vez en todo el día me empecé a sentir feliz.
Entonces vi el andrajoso vestido estampado. La señora estaba sentada contra la pared, sola, teniendo en su regazo los caramelos sin desenvolver y las perlas. Se veía muy triste y desdichada. Me acerqué corriendo.
La busqué por todas partes. Tome, le traje un regalo diferente.
Alzó la vista sorprendida y luego, casi como quien pide perdón, agarró la caja y la abrió. Los ojos se le iluminaron como un árbol de Navidad y sonrió de oreja a oreja encantada.
Muchas gracias, señorita exclamó es muy bonito.
De nuevo se me hizo un nudo en la garganta, pero esta vez no me importó.
Deje que se lo coloque le dije. Y deme esas perlas, que ninguna falta nos hacen las lágrimas en Navidad.
Cuando me fui, la dejé cantando en el patio con los demás y me dio la impresión de que se me quitaba un peso tremendo de encima.
Sólo me quedaba una cosa por hacer antes del fin de la fiesta: volver al cuarto A-14. De alguna forma tenía que darle las gracias a aquella paciente, pero no sabía cómo. Cuando empujé la puerta, me encontré a la señora sentada en la cama, comiéndose la torta y cuando entré sonrió.
Feliz Navidad, mamita le dije.
Qué bueno que haya vuelto me contestó. Quería darles las gracias a todas las señoras por venir y hacernos la fiesta. Me gustaría hacerle un regalo, pero no tengo nada que le pueda dar. ¿Le puedo cantar una canción?
Ya no me podía contener más y asentí con la cabeza. Me senté en la cama mientras ella me interpretó, con voz chillona, tres estrofas de una canción de lo más triste y de lo menos navideña que he oído en la vida. Pero el resplandor de sus ojos pudo más que la letra y dejó bien claro el mensaje de Navidad: ¡dichosa tierra!
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